1. El docente y los programas escolares: 2013
Lo institucional y lo didáctico Ángel Díaz Barriga
Los planes y programas de estudios funcionan como un ordenador institucional,
aspecto que dificulta la incorporación de la dimensión didáctica a la tarea educativa.
La didáctica es la ciencia del maestro; es obvio que esto no guarda ninguna relación con
el carácter normativo que algunos atribuyen a esta disciplina. Para Herbart es una
ciencia a partir de la cual el maestro orienta teóricamente sus procedimientos de
intervención. Mientras que el currículo, por lo menos en su origen, aparece claramente
como la disciplina que defiende los intereses de la institución escolar.
Un elemento clave, en la elaboración de los programas es que son construidos a la luz de
todos los contenidos que se pretende desarrollar en un plan de estudios. Quienes
participan en su elaboración deben tener claridad sobre el conjunto de referentes
conceptuales que permiten la selección y organización de diferentes contenidos. Estos
referentes son, entre otros, los estudios realizados para determinar el plan, la
orientación global que se imprime al mismo, la traducción de estos elementos en los
planteamientos centrales o ejes, como por ejemplo el perfil del egresado, la
determinación de la práctica profesional, la precisión de los objetivos, la función que el
plan de estudios le asigna al contenido(información como desarrollo del pensamiento,
elaboración y síntesis) y a los supuestos que existen en relación con el aprendizaje.
Pero al mismo tiempo, debe invitar al maestro a experimentar y resolver problemas
concretos. Algo muy interesante de lo que podemos denominar el “espíritu Freinet” es
ese estimulo al docente para que considere su aula como un espacio de experimentación
bajo su responsabilidad. (Libertad de cátedra)
El programa escolar cumple otra función básica: orientar el trabajo del conjunto de
docentes de una institución, sobre todo cuando varios docentes imparten un mismo
curso, o cuando el sistema educativo busca establecer para sí mecanismos de formación
homogéneos.
La presentación de propósitos expone el sentido del curso, su ubicación en el plan de
estudios, los criterios que subyacen en la selección y organización de contenidos.
La instauración de las formas de acreditación es otro de los elementos fundamentales de
este tipo de programas. Constituyen un aspecto del contrato pedagógico, sirve para
orientar las actividades a lo largo del curso y tiene gran utilidad también en el desarrollo
de las actividades de recuperación o de acreditación no regular.
Para la selección de las formas de acreditación es necesario tener en cuenta:
a) La legislación nacional e institucional que se aplique al respecto.
b) Las características del contenido que se trabaja en una asignatura.
c) El grado de madurez personal y académica que pueden mostrar los estudiantes.
d) Una noción de aprendizaje que reconozca la importancia del pensamiento analítico,
sintético, reflexivo y la vinculación del conocimiento con problemas de la realidad.
2. El docente y los programas escolares: 2013
Para elaborar su programa es conveniente es conveniente que cada profesor
tenga a la vista la totalidad del plan de estudios, así como el conjunto de
contenidos que lo integran. Por ello, es necesario que pueda acceder a los
programas del plan de estudios, así como a los diversos análisis que se realizaron
para fundamentarlo. De igual manera, es necesario mediante el programa
institucional o el programa de los grupos académicos docentes cuente con la
interpretación de dicho plan.
En el ámbito de la didáctica hay una serie de tensiones vinculadas con las
propuestas metodológicas. La búsqueda del método, esto es, del orden que
pueden seguir determinadas actividades para promover el aprendizaje, se
convirtió por mucho tiempo en un eje fundamental para la investigación y
experimentación didácticas.
Existen diversas propuestas que enfatizan la necesidad de innovar los métodos
de enseñanza. El origen de tales señalamientos es muy diverso; surgen como una
expresión sobre las deficiencias del sistema educativo, acerca de las cuales se
realizan las más variadas argumentaciones.
En muchas ocasiones, solo se limita a señalar las deficiencias de los actores (en
particular de los docentes), sin valorar la responsabilidad que los procesos
sociales, la reducción del presupuesto educativo y la burocratización
i8nstitucional, tienen en este deterioro. Y, por otro lado, la urgencia de la
renovación metodológica surge a partir de las propuestas emanadas de la propia
política educativa. Uno de los principales promotores de la innovación
educativa es el discurso político. Todos los proyectos de reforma pretenden
lograr una renovación metodológica, aun cuando muchos ignoren, en forma
puntual, las deficiencias técnicas en el actuar metodológico de los maestros y no
logren una formulación clara de las bases conceptuales que orientan las nuevas
propuestas, con su necesaria traducción en el ambiente técnico.
No se trata de suplir la función recreativa que tienen los instrumentos y recursos
tecnológicos , sino mas bien orientarla con cierta coherencia para que
constituyan un apoyo a la tarea de formación del ser humano. En estos aspectos
estaría centrada parte de las modificaciones externas al ámbito escolar.
Necesitamos coadyuvar en la conformación de una conciencia colectiva sobre lo
que significa esta profesión, que permita promover un salario digno para quienes
la ejercen. No importa el porcentaje en el que se incremente el salario, sino el
poder adquisitivo de si mismo, de acuerdo a un valor de cambio. Este se
constituye tasando el servicio que ofrece el profesional en función del costo que
otros profesionales establecen para el desempeño de su tarea.
Formalmente se plantea modernizar la educación y, sin embargo, esta
modernización no se apoya, en la mayoría de los casos, en los avances
tecnológicos que favorecen su desarrollo. Así, encontramos proyectos que se
confrontan con la pobreza de un medio escolar en el que pizarrón, cuaderno y
lápiz siguen siendo los instrumentos educativos básicos.