El documento narra la historia de un haragán que vive en un pueblo trabajador. Aunque no trabaja, entretiene a los aldeanos con cuentos e historias. Escucha a los animales decir que debajo de una piedra hay agua y una anciana rica fue hechizada. Fingiendo su muerte, escucha a un zorro y cóndor hablar de esto. Usa esta información para mover la piedra y encontrar agua, luego cura a la anciana y gana oro. Con el oro arregla la iglesia y se
3. Nadie se explicaba cómo podía sobrevivir. En un pueblo
de gente tan trabajadora y buena como es Ticlacayán
tenía su residencia este vago empedernido. Hablarle de
trabajo era como mentarle al demonio. Sin embargo –es
justo decirlo- su holgazanería la reemplazaba con su
perspicacia viva y chispeante que le permitía seguir
tirando adelante. Era tan ingenioso que, mediante su
conversación amena, punzante y variada, encandilaba al
cura, a los gobernantes, a las mujeres más guapas y a
los hombres más sencillos del predio. Durante las faenas
pueblerinas, a la vera de las chacras, narraba graciosos
cuentos, hacía capciosas adivinanzas, entonaba lindas
canciones y el más grande “trabajo” que hacía, era llevar
su mate de chicha a los sudorosos obreros.
4. Era tan ocurrente y simpático que, llegada la
hora del condumio, le separaban un lugar en
la mesa familiar. Era ocioso, pero también un
intuitivo poeta popular. Era el orador de fondo
en los festejos pueblerinos, en los entierros y
en las bodas. Sin que nadie supiera cómo,
porqué, se convirtió en un acertado adivino y
atinado curandero. Así –por aquellos remotos
años – aprendió el lenguaje de los animales.
Si bien es cierto que no podía hablarles, él
alcanzaba a entender lo que éstos decían.
5. En una de sus correrías, este insigne holgazán, escuchó a
los comuneros afirmar que, quien dotara de agua potable
al pueblo y remozara la iglesia que estaba deteriorada,
sería elegido alcalde sin ningún miramiento. A partir de
entonces se le metió entre ceja y ceja ser el alcalde del
pueblo. Durante sus vigilias pensó mucho en solucionar
los problemas de Ticlacayán, ya muchos habían fracasado
en el intento porque no encontraban un arreglo posible a
la vista. Tanto se devanó los sesos, que llegó a la
conclusión de que los únicos que podían conocer la
solución al problema, eran los animales. Pero, claro,
como él no podía hacerse entender, recurriría a su
ingenio para escuchar lo que conversaban. Para ello trazó
un plan y luego de meditarlo bien, decidió llevarlo a
6. Un día completamente soleado, subió a
un cerro elevadísimo y luego de
desnudarse completamente, se tiró
sobre las hierbas, fingiéndose muerto.
No había pasado mucho tiempo, cuando
en el azul del cielo se recorta la
imponente imagen de un cóndor que
durante considerable tiempo estuvo
dando vueltas contemplando el desnudo
cuerpo del gandul.
7. El viejo zorro de la comarca, viendo al cóndor trazar círculos
en el cielo, convergió con prontitud asombrosa donde
estaba tirado el haragán. En ese mismo instante, el cóndor
descendió de los aires.
¡Qué tal compadre zorro! –Saludó con voz estentórea,
el cóndor.
¡Aquí compadre cóndor! –Respondió con su timbre
aflautado el astuto- le vi dando vueltas por allá arriba, que
me dije: “¡Cáspita, zorrito lindo!…¡El compadre cóndor tiene
banquete a la vista, y estoy seguro que no se negará a
compartir presa contigo!. ¿No es así compadre?.
¡Ya lo creo compadrito !, para eso somos hermanos
espirituales. Para los dos alcanza con creces.
8. Tiene razón compadre; la presa es enorme. Pero… ¿Qué le
habrá pasado a este hombre?. Ayer nomás estaba muy vivo y fuerte.
¡Seguramente se ha suicidado!. Estos humanos son unos
bobos, en cuanto se topan con una dificultad y no la pueden resolver,
se vuelan la tapa de los sesos.
¡Qué tontos!… ¿pero cuál habrá sido la dificultad de este
hombre?.
La de todos, compadre zorro. No tienen agua, y para
conseguirlo tienen que caminar grandes distancias. Tampoco cuentan
con el dinero suficiente para reparar la iglesia.
¡Pero, qué tontería!. Si debajo de la gran losa de Ticlahuanca
que está en la plaza hay un ojo de agua de un gran fontanar. Sólo
necesitan mover esa piedra y el puquial les dará el agua más rica de
todo el valle. ¡Lo dicho!. Estos humanos son tan inútiles y presumen
de sabios. Yo, con una simple olida, me he dado cuenta de ese
hallazgo.
9. ¡Así es, compadre zorro!. Por otro lado, no tienen ni un centavo, cuando
muy cerca de aquí hay un montón de plata.
¿Cómo es eso compadre cóndor?. ¡Explíquese!.
A cinco leguas de aquí vive una vieja potentada que está tullida y a
punto de morirse. Ha sido víctima de la brujería de sus nueras. Las canallas han
amarrado con cordones muerte las ropas de la vieja y, aprovechando su
ausencia, las han enterrado debajo de su propia cama.
¡Qué barbaridad!…¿Y?.
Bueno, el que desentierre la hechicería y la queme, logrará salvar a la
vieja, volviéndola a la normalidad. ¡En pago de este servicio, la baldada le dará
toda su riqueza que es muy cuantiosa!.
¡¿Sí compadre?!.
¡Ay caray!…¿Cree usted compadre que por las puras estoy en los aires?…
¡Claro, claro compadre cóndor! ; ¡ya caigo!, bueno compadre; tengo
hambre la merienda está servida comencemos el banquete!…usted primero…
¡No, compadrito… usted merece el primer mordisco…
Ya pues compadre, si usted lo descubrió, apure el primer picotazo…
¡Insisto compadre, usted es mi invitado!, así que le corresponde la
primera dentellada…
10. Al escuchar esta gentil controversia y con peligro latente, el
haragán pegó un grito tan estentóreo, mientras agitaba piernas
y brazos como un loco, que el zorro desapareció aterrorizado
entre la maleza y el cóndor asustado por los aires.
Contento por los valiosos informes que había obtenido con
astucia, el holgazán se vistió y con un animado silbido entre los
labios, bajo muy campante al poblado.
11. Lo primero que hizo en cumplimiento de su
plan, fue reunir al pueblo en una gran fiesta
dominical. Cuando el gentío se hubo
reunido, él les habló con mucho entusiasmo:
-¡Queridos paisanos!, quiero decirles que yo
no he nacido para el rudo trabajo manual.
Yo he nacido para brindar mi talento e
inteligencia; como prueba de ello les pido
que todos movamos esta roca gigantesca
que por eternidades ha estado en este lugar.
12. Unos con desconfianza y otros con entusiasmo, iniciaron el trabajo que el
haragán les había propuesto. Después de unas horas de gran esfuerzo
lograron hacer rodar tremendo monolito, y lo que aconteció después, los
dejó con la boca abierta. Del centro de la huella dejada por la piedra,
expulsada como por una fuerza colosal comenzó a brotar un incontenible
chorro de agua cristalina.
Este acontecimiento hizo crecer desmesuradamente la imagen del poeta
ocioso, al que los hombres y mujeres pasaron a saludar y tratar más
comedidamente. Muchísimos se disputaban el honor de sentarme a su mesa.
13. A la semana siguiente, visitó a la vieja
lisiada y luego de hacerle prometer la
entrega de sus riquezas a cambio de
su salvación, sacó las enterradas
ropas hechizadas y las incinera.
Misteriosamente, la baldada comenzó
a utilizar sus piernas y sus manos, con
las cuales entregó cuatro bolsas de
oro a su salvador.
14. Con este dinero hizo reparar la iglesia
dejándola como nueva, y el día que se
inauguró el acabado se casó con una
chica muy guapa y luego de misa
ceremoniosa con procesión, se sirvió un
gran almuerzo en el que se escuchó el
más grande discurso pronunciado en el
pueblo de labios del flamante alcalde
ticlacaino: el haragán.