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Ezequiel 16-9
1. Por tanto, profetiza, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí
yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de
vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel.
Ezequiel 37:12
3. II.- AUTOR
Este libro es obra de Ezequiel,
quien pertenecía a una familia sacerdotal y era hijo de
Buzi.
llevado cautivo a Babilonia con Joaquín en 597 a. C,
una decada antes de la destrucción de Jerusalén.
En la cautividad vivió en Tel-abib, junto al río Quebar.
Era casado y tenía su propio hogar.
EL llamado de Ezequiel al oficio profético ocurió el
cuarto mes del quinto año de la cautividad (593 a. C.)
Profetizó por 22 años e indudablemente conoció a
Daniel y a Jeremías.
4. III.- FORMA LITERARIA
Poesía, Discurso Profético.
Precursor de la literatura apocalíptica al hacer uso de:
Visiones,
ángeles,
parábolas,
un lenguaje fuerte que descubre la ira de Dios contra el pecado,
una vivida imaginación que en ocasiones se expresa con
acciones simbólicas.
Si bien al inicio presenta un juicio sobre Jerusalén en la parte final
habla con esperanza y seguridad de la restauración del pueblo.
5. IV.- FECHA
Inicia su ministerio por el 593 a. C. Y lo finaliza
por el 570 a. C. ( Ez. 29:17).
6. V.- CONTEXTO HISTÓRICO
Ezequiel pertenece a los primeros años de la cautividad en Babilonia.
En las primeras profecía, Ezequiel habla como un cautivo en Babilonia que
espera que Jerusalén sea destruida.
El capítulo 24 describe el comienzo del sitio final de la ciudad. Esta fecha era tan
importante que el Señor quiso que el profeta la escribiera para que se recordara
el horrible acontecimiento (24.2).
A esto siguió el mensaje de la olla que hierve y borbotea con piezas de carne, en
alusión al castigo de Judá.
También en aquel día la amada esposa de Ezequiel murió. A Ezequiel se le
prohibió expresar su dolor en señal de la ira de Dios que se abate contra la
indócil nación (24.15–24).
Unas partes del libro se escribieron durante el largo sitio de Jerusalén.
Un día les llegó la noticia de la caída de Jerusalén, y Ezequiel aprovechó para
predicar un inolvidable mensaje (33.21–29).
7. VI.- PROPÓSITO
Denunciar toda la amargura del
pecado y gritar la indignación de Dios
para dar paso a la Esperanza del Nuevo
Reino de Dios (33-39) 37:11-14
8.
VII.- BOSQUEJO
I.- La comisión de Ezequiel (1.1—3.27)
A.- Ezequiel ve la gloria de Dios 1.1–28
B.- Se señala a Ezequiel para que proclame la Palabra de Dios 2.1—3.27
II.- Juicio sobre Judá (4.1—24.27)
A.- Cuatro señales del juicio venidero 4.1—5.17
B.- Dos mensajes sobre el juicio venidero 6.1—7.27
C.- Visión, en cuatro partes, del juicio venidero 8.1—11.25
D.- Señales, parábolas, y mensajes de juicio 12.1—24.27
III.- Juicio sobre las naciones (25.1—32.32)
A.- Juicio sobre Amón 25.1–7
B.- Juicio sobre Moab 25.8–11
C.- Juicio sobre Edom 25.12–14
D.- Juicio sobre Filistea 25.15–17
E.- Juicio sobre Tiro 26.1—28.19
F.- Juicio sobre Sidón 28.20–26
G.- Juicio sobre Egipto 29.1—32.32
IV.- Restauración de Israel (33.1—48.35)
A.- El retorno de Israel a la tierra 33.1—39.29
B.- La restauración de Israel en el reino 40.1—48.35
9. VIII.- ENSEÑANZA
En su visión inaugural (cap. 1), Ezequiel hace énfasis en la
trascendencia, movilidad y omnipresencia de Dios. Sin
embargo, termina el libro con la afirmación de que la nueva
Jerusalén se llamará “Jehová allí”, recalcando otra vez la
presencia local de Dios en el templo reconstruido (48.35).
Insiste en que Dios es infinito, misterioso e incomprensible (1.28).
Pero, como ningún otro autor bíblico, proclama
determinantemente que el hombre sí puede conocer
verdaderamente a Dios. Ochenta y seis veces aparecen en el libro
frases como «sabréis que yo soy Jehová» (por
ejemplo, 6.7, 10, 13, 14; cf. Jn 17.3).
Todo el libro muestra que Dios es el omnipotente soberano, que
actúa en toda la historia humana (5; 7; etc.).
10. VIII.- ENSEÑANZA
Ezequiel pone de relieve la realidad del pecado que domina aun
al pueblo escogido en muchos momentos de su historia (16; 20;
23).
A la vez que reconoce la soberanía divina, recalca que el hombre
tiene la responsabilidad de su pecado y tiene el llamado al
arrepentimiento (18.31, 32). Los tonos oscuros y repulsivos con
que Ezequiel pinta el pecado destacan su concepto de la gracia
divina (por ejemplo, 36.25–27).
Ezequiel acentúa la realidad del juicio y la ira de Dios (caps. 5; 7;
20; etc.). Pero también habla con pasión del tierno amor de
Jehová, quien busca a sus ovejas perdidas (cap. 34), no quiere «la
muerte del que muere» y ruega: «convertíos, pues, y viviréis»
(18.32).
11. VIII.- ENSEÑANZA
Ezequiel no fue el primero que instó a la responsabilidad individual (cf Dt
24.16),
Pero en el capítulo 18 desarrolla esta doctrina.
Sin embargo, el libro termina con la visión de una sociedad (40–48) que
no deja campo para el individualismo egoísta, tan común en épocas
posteriores.
Con aun más precisión que Jeremías (31.31–34), Ezequiel presentó la
solución de la problemática de la persona en la regeneración interna,
la obra del Espíritu de Dios
y el sello del PACTO renovado (11.19; 18.31; 36.25–27).
Pero como sacerdote (1.3), siempre buscaba la renovación (jamás el
rechazo) del templo, culto, sacrificios y otras expresiones externas de la
religión (40–48).
12. VIII.- ENSEÑANZA
Asignó al cuidado pastoral un papel profético.
Su hondo sentido de responsabilidad como «atalaya» (3.16–21; 33.1–
9), que debía velar por la salvación del prójimo, no tuvo paralelo
humano en la historia bíblica hasta San Pablo (cf. Ro 9.1–3; 10.1).
El Dios de Ezequiel es ejecutor de juicio y muerte, pero también
autor de resurrección y nueva vida (cap. 37; 47.1–12). Aunque
Ezequiel no alcanza a discernir el sufrimiento con la claridad de
Isaías 53, es notable que las aguas de vida brotan desde debajo del
altar, el lugar del SACRIFICIO, en su nuevo templo (47.1).
Aunque muchos de los elementos individuales de su teología tienen
abundantes antecedentes, Ezequiel mostró una capacidad única en
el Antiguo Testamento para mantener verdades doctrinales en
tensión paradójica. Por eso es considerado por muchos como el
teólogo más grande del Antiguo Testamento.