1. Por tanto, profetiza, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor:
He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré
subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel.
Ezequiel 37:12
3. II.- AUTOR
Este libro es obra de Ezequiel,
quien pertenecía a una familia sacerdotal y era hijo
de Buzi.
llevado cautivo a Babilonia con Joaquín en 597 a. C,
una decada antes de la destrucción de Jerusalén.
En la cautividad vivió en Tel-abib, junto al río
Quebar.
Era casado y tenía su propio hogar.
EL llamado de Ezequiel al oficio profético ocurió el
cuarto mes del quinto año de la cautividad (593 a.
C.)
Profetizó por 22 años e indudablemente conoció a
Daniel y a Jeremías.
4. III.- FORMA LITERARIA
Poesía, Discurso Profético.
Precursor de la literatura apocalíptica al hacer uso de:
Visiones,
ángeles,
parábolas,
un lenguaje fuerte que descubre la ira de Dios contra el pecado,
una vivida imaginación que en ocasiones se expresa con
acciones simbólicas.
Si bien al inicio presenta un juicio sobre Jerusalén en la parte final
habla con esperanza y seguridad de la restauración del pueblo.
5. IV.- FECHA
Inicia su ministerio por el 593 a. C. Y lo finaliza
por el 570 a. C. ( Ez. 29:17).
6. V.- CONTEXTO HISTÓRICO
Ezequiel pertenece a los primeros años de la cautividad
en Babilonia.
En las primeras profecía, Ezequiel habla como un cautivo en
Babilonia que espera que Jerusalén sea destruida.
El capítulo 24 describe el comienzo del sitio final de la ciudad.
Esta fecha era tan importante que el Señor quiso que el profeta la
escribiera para que se recordara el horrible acontecimiento
(24.2).
A esto siguió el mensaje de la olla que hierve y borbotea con
piezas de carne, en alusión al castigo de Judá.
También en aquel día la amada esposa de Ezequiel murió. A
Ezequiel se le prohibió expresar su dolor en señal de la ira de
Dios que se abate contra la indócil nación (24.15–24).
Unas partes del libro se escribieron durante el largo sitio de
Jerusalén.
Un día les llegó la noticia de la caída de Jerusalén, y Ezequiel
aprovechó para predicar un inolvidable mensaje (33.21–29).
7. VI.- PROPÓSITO
Denunciar toda la amargura del
pecado y gritar la indignación de Dios
para dar paso a la Esperanza del Nuevo
Reino de Dios (33-39) 37:11-14
8. VII.- BOSQUEJO
I.- La comisión de Ezequiel (1.1—3.27)
A.- Ezequiel ve la gloria de Dios 1.1–28
B.- Se señala a Ezequiel para que proclame la Palabra de Dios 2.1—3.27
II.- Juicio sobre Judá (4.1—24.27)
A.- Cuatro señales del juicio venidero 4.1—5.17
B.- Dos mensajes sobre el juicio venidero 6.1—7.27
C.- Visión, en cuatro partes, del juicio venidero 8.1—11.25
D.- Señales, parábolas, y mensajes de juicio 12.1—24.27
III.- Juicio sobre las naciones (25.1—32.32)
A.- Juicio sobre Amón 25.1–7
B.- Juicio sobre Moab 25.8–11
C.- Juicio sobre Edom 25.12–14
D.- Juicio sobre Filistea 25.15–17
E.- Juicio sobre Tiro 26.1—28.19
F.- Juicio sobre Sidón 28.20–26
G.- Juicio sobre Egipto 29.1—32.32
IV.- Restauración de Israel (33.1—48.35)
A.- El retorno de Israel a la tierra 33.1—39.29
B.- La restauración de Israel en el reino 40.1—48.35
9. VIII.- ENSEÑANZA
En su visión inaugural (cap. 1), Ezequiel hace énfasis en la
trascendencia, movilidad y omnipresencia de Dios.
Sin embargo, termina el libro con la afirmación de que la
nueva Jerusalén se llamará “Jehová allí”, recalcando otra
vez la presencia local de Dios en el templo reconstruido
(48.35).
Insiste en que Dios es infinito, misterioso e incomprensible
(1.28). Pero, como ningún otro autor bíblico, proclama
determinantemente que el hombre sí puede conocer
verdaderamente a Dios. Ochenta y seis veces aparecen en el
libro frases como «sabréis que yo soy Jehová» (por ejemplo,
6.7, 10, 13, 14; cf. Jn 17.3).
Todo el libro muestra que Dios es el omnipotente
soberano, que actúa en toda la historia humana (5; 7; etc.).
10. VIII.- ENSEÑANZA
Ezequiel pone de relieve la realidad del pecado que
domina aun al pueblo escogido en muchos momentos
de su historia (16; 20; 23).
A la vez que reconoce la soberanía divina, recalca que
el hombre tiene la responsabilidad de su pecado y
tiene el llamado al arrepentimiento (18.31, 32). Los
tonos oscuros y repulsivos con que Ezequiel pinta el
pecado destacan su concepto de la gracia divina (por
ejemplo, 36.25–27).
Ezequiel acentúa la realidad del juicio y la ira de Dios
(caps. 5; 7; 20; etc.). Pero también habla con pasión del
tierno amor de Jehová, quien busca a sus ovejas
perdidas (cap. 34), no quiere «la muerte del que
muere» y ruega: «convertíos, pues, y viviréis» (18.32).
11. VIII.- ENSEÑANZA
Ezequiel no fue el primero que instó a la responsabilidad
individual (cf Dt 24.16),
Pero en el capítulo 18 desarrolla esta doctrina.
Sin embargo, el libro termina con la visión de una sociedad (40–
48) que no deja campo para el individualismo egoísta, tan
común en épocas posteriores.
Con aun más precisión que Jeremías (31.31–34), Ezequiel
presentó la solución de la problemática de la persona en la
regeneración interna,
la obra del Espíritu de Dios
y el sello del PACTO renovado (11.19; 18.31; 36.25–27).
Pero como sacerdote (1.3), siempre buscaba la renovación
(jamás el rechazo) del templo, culto, sacrificios y otras
expresiones externas de la religión (40–48).
12. VIII.- ENSEÑANZA
Asignó al cuidado pastoral un papel profético.
Su hondo sentido de responsabilidad como «atalaya» (3.16–21;
33.1–9), que debía velar por la salvación del prójimo, no tuvo
paralelo humano en la historia bíblica hasta San Pablo (cf. Ro 9.1–
3; 10.1).
El Dios de Ezequiel es ejecutor de juicio y muerte, pero
también autor de resurrección y nueva vida (cap. 37; 47.1–12).
Aunque Ezequiel no alcanza a discernir el sufrimiento con la
claridad de Isaías 53, es notable que las aguas de vida brotan
desde debajo del altar, el lugar del SACRIFICIO, en su nuevo
templo (47.1).
Aunque muchos de los elementos individuales de su teología
tienen abundantes antecedentes, Ezequiel mostró una
capacidad única en el Antiguo Testamento para mantener
verdades doctrinales en tensión paradójica. Por eso es
considerado por muchos como el teólogo más grande del
Antiguo Testamento.