Estrategias utilizadas por la onpe y el voto consciente
Organización del estudio
1. Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo Oscar López Regalado
Sesión 2: ORGANIZACIÓN DEL ESTUDIO
2.1. Necesidad de organizar el estudio
Según Bernardo (1995) expresa si en algo te pareces a la mayoría de los estudiantes,
seguro que te habrá ocurrido alguna de las siguientes cosas:
Sentir simplemente que no consigues nada.
Agotar toda tu energía en los preparativos del comienzo al dedicarles demasiado
esfuerzo.
Perder excesivo tiempo en prepararte y
disponerte para; estudiar.
Perder, igualmente, demasiado tiempo en
revolotear de una materia a otra sin fijarte en
ninguna.
Pues bien, sólo hay un medio de solucionar, o mejor
aún, evitar estos problemas que causan el
desánimo, y no es otro que la organización. El
estudio, tu formación personal, es algo muy serio que
no puede improvisarse a cada momento. Es preciso
organizarse y planificar el tiempo. ¿Por qué?
1. En primer lugar, por una razón de eficacia.
Seguramente necesitas bastante esfuerzo para estar al día en tus estudios. Debes
dosificar tu tiempo y tu esfuerzo de forma gradual, poco a poco, que es la única forma
de obtener buenos resultados. Cuando no se tiene un plan de estudio y el horario
personal de trabajo esta descontrolado, se termina cayendo en alguno de los siguientes
estilos de trabajo, propios de los estudiantes que obtienen malos resultados:
Estudiar sólo al final del curso, o del ciclo académico, o para una evaluación final,
entregar algún trabajo, ocupando entonces horas de la noche que deben dedicarse
a descansar.
Presentar solo trabajos por cumplir, sin otra preocupación.
Pasar semanas enteras sin tocar un libro fuera de clase.
Emplear para el estudio todo el tiempo disponible, incluso los sábados y domingos.
Estos modos de trabajar no son en absoluto eficaces, aunque en alguna ocasión pueda
parecer que con ellos se ha conseguido algún buen resultado.
2. Pero no sólo hay que organizarse por razón de la eficacia; hay que hacerlo también por
una razón formativa. Efectivamente, todo estudiante tiene que realizar tres tipos de
actividades a lo largo del día:
Actividades personales: comer, descansar, etc.
Actividades recreativas: jugar, leer, pasear, hacer deporte, aficiones, etc.
Actividades universitarias: asistir a clase, estudiar, investigar…
Pues bien, todas estas actividades son necesarias para tu formación, y es preciso, por
tanto, tener tiempo para todo.
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2.2. Planificación del estudio personal
2.2.1. Planificación del estudio.
Según Cisneros (s/a) sostiene que planificar el tiempo de estudio es una necesidad en la
universidad, porque la gran cantidad de información que debemos relacionar, sintetizar y estar
preparados para criticar y aplicar. Lograr un aprendizaje
innovador requiere del hábito de estudio. De nada sirve
estudiar sólo en los días previos a los exámenes ya que
aunque dejemos de comer y dormir en esos días, el
tiempo no nos alcanzaría para releer y asimilar la
totalidad de lo que cada examen abarca. Cuando mucho
lograríamos un aprendizaje superficial, memorístico y
repetitivo de lo que leemos. Pero ese aprendizaje no nos
sirve para formarnos como profesionales competentes.
En general, los estudiantes universitarios suelen
administrar mal su tiempo en los siguientes aspectos
(Brown, 1994)
Se les dificulta ponerse efectivamente a estudiar. Constantemente están preparándose
para estudiar y por una u otra razón, no se dedican a ello.
Desperdician el tiempo saltando de una materia a otra, sin dedicarse a estudiar en
profundidad una de ellas.
No estudian lo que debieran, sólo se limitan al mínimo indispensable y no recurren a
lecturas complementarias que les producirían un aprendizaje de mejor calidad.
2.2.2. Ventajas de una buena planificación
Para Palomino (s/a), sostiene que se debe de:
1. Ahorrar tiempo.
2. Crea hábitos y estrategias de orden y organización.
3. El tiempo queda organizado de manera racional para todas las actividades de día.
4. Todas las áreas de conocimiento o materias a estudiar están presentes en el horario y
adquieren una distribución adecuada.
5. Ayuda a prepararse a su debido tiempo, evitando el "a última hora" con todas las
consecuencias negativas que conlleva.
6. Obliga a un trabajo diario.
7. Evita vacilaciones ("no sé ni por dónde empezar") sobre lo que se debe hacer.
8. Ayuda a dar importancia al traba o bien hecho, evitando las improvisaciones.
9. Economiza esfuerzo, optimizando tiempo y recursos.
10. Da seguridad y eleva el autoconcepto en la medida en que los pequeños éxitos (deber
cumplido) actúan de reforzadores de la conducta en las actividades posteriores.
"Para evitar los problemas más comunes en la administración del tiempo, el objetivo es
fijarse un programa de estudio" (Brown, 1985: 7).
El primer paso consiste en analizar la realidad como punto de partida para llegar a una
planificación que responda a las necesidades y se ajuste a las características de cada
alumno.
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Se debe hacer un recuento de las actividades a desarrollar a lo largo del día, valorando el
tiempo a dedicar a cada una de ellas, pues hay tiempo para todo. ¿Qué tiempo dedicar al
estudio? Hay autores que recomiendan tres horas diarias para este nivel educativo. Esta
cifra no ha de ser matemáticamente exacta, la cantidad de tiempo dependerá de las tareas
que hay que realizar esa semana, pero nunca olvidar el hábito de estudio. Como mínimo se
deben estudiar todos los días dos horas, empleándolas en revisar apuntes, llevar al día la
materia, hacer las actividades, repasar, ojear los temas a explicar en días sucesivos, etc.
Aunque la programación diaria debe ser flexible, la programación semanal debe corregir los
desajustes y conseguir entre catorce y veintiuna horas semanales de estudio.
2.2.3. Características y condiciones de la planificación del estudio
La planificación del estudio trata de compaginar equilibradamente el tiempo y la
actividad que pretendemos realizar: distribuir el tiempo entre las distintas actividades, a la
vez que asignamos el momento más adecuado a las características de cada actividad. En
consecuencia, el estudiante debe tener en cuenta los siguientes aspectos:
¿Cuándo estudiar?
Hay quien rinde mejor por la mañana, otros lo consiguen por la tarde o la noche. En
general, podemos decir que el momento adecuado debe estar alejado de las comidas
para evitar la somnolencia que produce la digestión con el siguiente bajón en el
rendimiento. También se suele decir que por las mañanas se aprende con más rapidez,
pero también se olvida antes; por la noche cuesta más trabajo, pero se retiene mejor.
De todas formas, cada persona tiene determinados momentos en los que su
rendimiento suele ser más alto; esos momentos son los de cada cuál debe emplear
preferentemente para estudiar.
Cada estudiante debe dedicar al estudio aquellos momentos en los que se
encuentra en mejores condiciones mentales y ambientales.
¿Cuánto tiempo?
Vendrá determinado por la conjunción de dos factores el número de materias y las
exigencias de éstas. Y el tiempo de que el alumno dispone para el estudio. Hay que
tener en cuenta el tiempo que el estudiante debe dedicar a otras actividades como
desplazamientos, vida familiar, ocio…. Lo ideal es que disponga de tiempo suficiente
para abordar todo el trabajo-estudio cotidiano. Una vez establecido el tiempo éste
quedará fijado con carácter habitual: siempre la misma cantidad de tiempo a la misma
hora y en mismo lugar. Ésta es la clave del éxito de un horario personal de estudio.
2.3. Características de un buen horario
"No se puede estudiar en un momento u otro arbitrariamente, sino que se precisa una
distribución estratégica y constante del tiempo para que el estudio sea eficaz"
(Rodríguez, 1975: 4).
Realista. No debe ser un plan utópico elaborado en un momento de euforia, sino un
plan realista, que tenga en cuenta todas tus características y necesidades. Es preferible
comenzar con un plan poco ambicioso y después aumentar el nivel de exigencias si
fuera necesario.
Flexible. No debe dificultar la capacidad de movimiento e iniciativa, hay que admitir las
circunstancias que pueden alterar los planes, dejando un tiempo para imprevistos, si
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por ejemplo, no puedes estudiar el viernes, puedes recuperar ese tiempo el fin de
semana.
Controlable. Se debe hacer un seguimiento del nivel de cumplimiento del plan de
estudio, al objeto de evaluar el trabajo y revisar el plan para adaptarlo a las
circunstancias cambiantes.
Personalizado. El horario se concibe como un instrumento, debe adaptarse a las
característica psicológicas del alumno, a su personalidad, al grado de dificultad de las
materias, a los ritmos de trabajo, a las horas preferidas para estudiar, por ello pueden
ser distintos para cada persona.
Equilibrado. Existen alumnos que trabajan poco en semanas, quincenas, o a lo largo
de una evaluación, y ante la proximidad de los controles de evaluación, "se dejan la
piel" en prolongadas sesiones sin descanso, que de poco sirven. En un horario
equilibrado hay que tener presente, seis días de estudio semanales, dos horas como
mínimo por día, reparto de horas según dificultad de las distintas áreas de conocimiento
y tiempo de descansos.
Escrito. Hay que plasmar sobre el papel el horario de estudio, colocarlo en un lugar
visible, controlar por escrito el grado de cumplimiento, es decir, el número de minutos
dedicados a cada una de las áreas de conocimiento contempladas diariamente en el
horario. De esta forma podremos revisarlo, saber el grado de dificultad de las materias,
responsabilizamos de su cumplimiento y disfrutar con la "misión cumplida" y con el
"trabajo bien hecho".
En cuanto a los tipos de planes en función del tiempo, nos vamos a ocupar, por su
importancia y el nivel de los alumnos que nos ocupan, del plan diario o sesión, del plan
semanal y del plan quincenal/mensual.
2.4. Elaboración del horario personal
El horario de estudio personal le ahorrará al estudiante gran cantidad de tiempo, ya que
sabrá previamente lo que ha de hacer; le permitirá seleccionar el tiempo de estudio entre
las horas libres y organizar su vida de acuerdo a sus propias necesidades.
Para elaborar adecuadamente un horario, el estudiante debe tener en cuenta los siguientes
criterios:
Determinar, en un principio, el tiempo total del que dispone.
Tener presente todas sus actividades y compromisos diarios.
Valorar sus capacidades, conocimientos y habilidades respecto a lo que va a estudiar y
a las actividades que tiene que realizar.
Elegir los mejores momentos del día para dedicarlos al estudio.
Distribuir el tiempo entre las diversas materias. Conviene que las horas de estudio las
distribuya separadamente unas de otras, según las exigencias de cada materia, y con
una duración no muy prolongada ya que es más efectivo el trabajo que dura pequeños
períodos de tiempo, según la edad del alumno.
Comenzar programando pequeños tiempos de estudio e ir aumentando poco a poco,
intercalando los descansos y los cambios de materia.
Cumplir siempre las previsiones realizadas: la constancia es fundamental.
Revisar y modificar el horario según los resultados obtenidos o ante el planteamiento de
nuevas circunstancias.
Utilizar el horario hasta que le haya creado un hábito de trabajo, con tenacidad
responsable.
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2.4.1. Planificación a largo plazo
La planificación a largo plazo va a permitir al alumno tener una visión global, en
conjunto y en detalle, de aquellos aspectos que le puedan afectar a lo largo de todo el
ciclo: fechas, trabajos, fiestas, etc. Planificar estos compromisos con antelación le
ayuda a organizarse mejor, a dosificar el esfuerzo y, en definitiva, a ser más
responsable en el cumplimiento de sus obligaciones.
2.4.2. Planificación a corto plazo - plan semanal
Para olvidar el propio tiempo es necesario partir de un cuidadoso análisis de las
actividades diarias. Resulta oportuno tomar en consideración detalladamente una
semana entera, después de lo cual se podrá reconstruir una jornada tipo y hacer el
promedio diario de las diversas actividades.
Antes de comenzar a enumerar los diversos tipos de actividad (escuela, deporte, relax,
etc.); a continuación se propone una lista inicial de tipos de actividad a la que es posible
agregar otras o quitar algunas según la edad y la ocupación. (Serafini, 2000).
SC escuela, universidad o trabajo
ST estudio
SP deporte y actividades al aire libre
AM ver a los amigos y al novio/la novia
TV mirar la televisión
DI diversión fuera de casa (cine, teatro, partidos)
LE lectura
TR transporte y desplazamientos
CO comidas
LV lavarse y vestirse
AC ayudar en la casa
RX relax (hablar por el teléfono, escuchar música)
SU sueño
El análisis del uso del propio tiempo debe hacerse de modo sistemático, durante una
semana entera (que puede incluir sólo los días laborales, o bien también el fin de semana).
Debe referirse a una semana típica, sin fiestas ocasionales y, además, no debe influir en
nuestro comportamiento (en otras palabras, para que nuestra investigación sea válida no
hay que cambiar de costumbres). Por último, el análisis debe realizarse con rigor: no es
correcto hacer pasar por “estudio” una hora transcurrida con la mente en las nubes.
Para recoger datos se construye una tabla que lleve los días de la semana y las horas del
día; cada casilla así obtenida corresponde a una hora de tiempo y debe posteriormente ser
subdividida en cuatro espacios que significan los cuartos de hora. Partamos entonces de
que un cuarto de hora es la unidad más pequeña en la que subdividimos nuestra jornada.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Bernardo, J. (1995). Cómo Aprender Mejor. Madrid: Ediciones Rialp S.A.,
Palomino (s/a). Planificación del estudio. Recuperado el 23 de Marzo del 2008, de
http://perso.wanadoo.es/angel.saez/pagina_nueva_145.htm
Serafini, M. T. (2000). Cómo se estudia. Barcelona: Editorial Paidós, SAICF.
Cisneros, T. (s/a). Metodología y estrategia del trabajo universitario. Ediciones Massey And
Vanier.
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