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HOMBRE Y MUJER LOS CREÓ 
Nº 21  Año 2014  Noviembre 
El perdón en la familia como llamada a la vida nueva 
Rosa María González Mayoral 
LA FAMILIA COMO LUGAR DE HUMANIZACIÓN DEL HOMBRE 
EL DON DE LA VIDA: EXPERIENCIA DE FILIACIÓN. 
REMISIÓN AL PRINCIPIO 
LA REVELACIÓN: IMPRESCINDIBLE PARA UNA PSICOLOGÍA ADECUADA 
¿QUÉ SIGNIFICA PERDONAR? 
EL PERDÓN EN LA FAMILIA 
AYUDAR A PERDONAR 
Introducción 
Quiero compartir a través de este resumen mi 
camino de reflexión del tema tratado en mi 
tesina. Ha sido fruto de un descubrimiento 
personal donde he tratado de integrar la propia 
experiencia y algunas preguntas existenciales 
que podemos plantearnos, con las respuestas 
encontradas en diferentes estudios. 
Se trata de un tema que me parece apasionante, 
si bien necesitaría de un posterior desarrollo 
pedagógico más exhaustivo para su puesta en 
práctica en distintos contextos. Así que… ¡este 
es el reto que os ofrezco!. Mientras os llevo de 
la mano por el recorrido que he planteado. 
Espero que su lectura sea motivo para la 
reflexión y puesta en práctica del perdón.
HOMBRE Y MUJER LOS CREÓ  Nº 21  Año 2014  Noviembre El perdón en la familia como llamada a la vida nueva 
LA FAMILIA COMO LUGAR DE HUMANIZACIÓN DEL HOMBRE 
Cada uno de nosotros podemos descubrir en nuestra historia personal la importancia de la familia y el deseo 
de felicidad. Ambos aspectos están relacionados, descubriendo en nosotros una identidad filial (somos hijos) 
y encontrando una llamada a vivir en comunión con los demás (vocación al amor). 
Las ciencias sociales nos ofrecen explicaciones plausibles sobre aspectos concernientes al ser humano, pero 
éstas nos parecen insuficientes para dar respuesta a nuestro drama1 personal y poder cumplir nuestro anhelo 
de felicidad. Para ello, necesitamos centrar nuestra mirada en el sujeto, tocar su corazón y descubrir su 
misterio. En este sentido, pensamos que nuestra mirada a la persona, debe ser interior y por eso nos 
remitimos a su origen: la familia, entendiendo que la promesa de felicidad parte de descubrir quiénes somos. 
Puesto que aprendemos a reconocernos por la relación con los demás, es la familia el lugar adecuado para descubrir el 
sentido de nuestra vida. Por ello, nuestra identidad siempre será filial, siendo más adelante cuando descubriremos una 
llamada a ser esposo/esposa y, posteriormente, padre/madre. Por ello, podemos afirmar que “sólo en un ámbito de 
relaciones humanas la pregunta existencial encuentra una primera respuesta de sentido”2. 
La historia ha demostrado que humanamente no es posible alcanzar la paz, quedándose en utopías los 
pensamientos basados únicamente en la voluntad humana, por lo que es necesario descubrir una respuesta de 
salvación que nos ofrezca una ayuda universal y duradera3. Pensamos que sólo el perdón es la respuesta, 
tanto en los conflictos mundiales como en los personales. 
El Santo Padre Benedicto XVI en la Jornada Mundial de la Paz del año 2008, afirma nuestra pertenencia a 
una única familia humana, defendiendo la institución familiar nuclear y los derechos de la familia como el 
camino para la paz mundial. 
[…] la familia natural, en cuanto comunión íntima de vida y amor, fundada en el matrimonio entre un hombre y una 
mujer, es el «lugar primario de ‘‘humanización'' de la persona y de la sociedad», la «cuna de la vida y del amor». Con 
razón, pues, se ha calificado a la familia como la primera sociedad natural, «una institución divina, fundamento de la vida 
de las personas y prototipo de toda organización social»4. 
Desarrollar estos aspectos constitutivos de la familia excede la pretensión de este resumen, pero nos parece 
clave subrayar que nuestro estudio se basa en la naturaleza del hombre como fundamento de la normalidad 5. 
1.1. EL DON DE LA VIDA: EXPERIENCIA DE FILIACIÓN 
Nadie puede discutir de un modo sensato que una de las características de nuestra identidad más claras es que 
somos hijos. Se trata de una verdad universal, aún si no conocemos a nuestros progenitores. Nuestra vida es 
siempre fruto de la colaboración de un hombre y una mujer, siendo ellos procreadores de nuestra existencia. 
El nacimiento de un hombre es extraordinario e irrepetible y, a la vez y de nuevo, personal y comunitario. Pero más allá de 
esta dimensión, más allá de los confines de la familia, este hecho pierde ese carácter y se convierte en un dato estadístico, 
tema de observaciones de distinto género, hasta llegar al mero registro, que utiliza la estadística. La familia es el lugar en 
el que todo hombre se revela en su unicidad e irrepetibilidad6. 
Lo constitutivo de nuestro ser en el mundo es su naturaleza de don -no elegimos nacer-. Antes de tener 
conciencia de que existimos, ya somos, somos hijos. Somos concebidos como fruto de un amor esponsal, 
expresado en la entrega total en el acto conyugal, viviéndose la fecundidad como una sobreabundancia de su 
amor. La paternidad y la maternidad no es voluntaria aunque requiera una colaboración humana –implica la 
voluntad-, por lo que el hijo es un don también para los padres. Siendo así, no podemos reducir nuestra 
existencia a la fertilidad, pues podemos reconocer en la vida biológica una huella de algo más. 
1 “Hacer el mal que no queremos y no hacer el bien que deseamos” (San Pablo). 
2 L. MELINA, J.NORIEGA, J-J. PÉREZ SOBA, Caminar a la luz del amor. Fundamentos de la moral cristiana, Ed. Palabra, Madrid 2007, 243. 
3 BENEDICTO XVI, Caritas in veritate, Ed. Palabra, Madrid, 2009. 
4 Mensaje de su santidad BENEDICTO XVI para la celebración de la XLI Jornada Mundial de la Paz, 1 de Enero de 2008. 
5 M.F. ECHAVARRÍA, La praxis de la psicología y sus niveles epistemológicos según Santo Tomás de Aquino, Documenta Universitaria, Girona 
2005, 295-306. 
6 K.WOJTYLA, La familia como «communio personarum», en El don del amor. Escritos sobre la familia, Palabra, Madrid 2000, 228, en 
J.M.BURGOS, Antropología: una guía para la existencia, Palabra, 2008, 319. 
Pág. 2 Asociación Persona y Familia
El perdón en la familia como llamada a la vida nueva HOMBRE Y MUJER LOS CREÓ  Nº 21  Año 2014  Noviembre 
Lo radical en cada persona es la filiación, es ser fruto del amor de comunión, y, por lo mismo, lo natural de cada persona 
es el ser un ser familiar, un ser personal que es dado a otros seres personales que lo reciben para formar parte en una 
comunión y comunicación de amor y de vida7. 
Las relaciones humanas básicas nos permiten tener una primera respuesta de sentido sobre nuestra existencia. 
Pero ser hijo, para ser esposo y llegar a ser padre, no responde completamente a la llamada originaria, pues 
queda otra llamada a la que el hombre debe dar respuesta. “Es la llamada de Dios que se dirige al hombre 
diciendo: «¿Dónde estás?» (Gn 3,9)” (…). “La respuesta última está en Aquel que se presenta al hombre 
como fuente de toda identidad: «Yo soy el que soy» (Ex 3, 14)” 8. 
La búsqueda de nuestra identidad nos remite a un creador y sólo encontramos respuestas al sentido de 
nuestra existencia cuando descubrimos a Dios como Padre. 
La vida humana es, en cierto modo, un constante volver hacia la casa de nuestro Padre (…). Volver hacia la casa del 
Padre, por medio de ese sacramento del perdón en el que, al confesar nuestros pecados, nos revestimos de Cristo y nos 
hacemos así hermanos suyos, miembros de la familia de Dios (San José María Escrivá, Es Cristo que pasa, 64)9. 
Sólo en el amor descubrimos la imagen de Dios y Su huella está en el corazón humano. Las situaciones difíciles 
nos muestran la necesidad de no fundamentar la dignidad humana en la propia persona pues no se ha dado la 
vida, sino en el ser “creados a imagen y semejanza de Dios”. De este modo, la persona no queda reducida a un 
inmanentismo reduccionista en sus relaciones, ni a una dignidad consensuada que está al arbitrio del hombre. 
2. REMISIÓN AL PRINCIPIO 
Teniendo presente esta identidad filial, podemos comprender mejor la importancia de mirar a Cristo, pues nos 
descubre la grandeza del hombre y el camino para llegar a ella. Todos los hombres estamos llamados a vivir 
esta perfección en el amor10. En la Constitución Pastoral Gaudium et Spes se nos recuerda que la gracia de 
Dios actúa de modo invisible en el corazón de todos los hombres de buena voluntad; el Espíritu ofrece a 
todos la posibilidad de que, de un modo conocido sólo por Dios, lleguemos también a ser hijos en el Hijo. 
En el Sermón de la Montaña Cristo nos remite al principio (Mt, 19), mostrándonos el plan Creador donde el hombre es un proyecto 
amoroso de Dios. Así nos muestra la unidad existente entre la Revelación y la experiencia humana11. Podemos encontrar algunos 
elementos de este proyecto divino originario en las catequesis de Juan Pablo II sobre el amor humano12. 
El hombre, única criatura terrestre a la que Dios ha amado por sí mismo, no puede encontrar su propia plenitud si no es en 
la entrega sincera de sí mismo a los demás13. 
2.1. LA REVELACIÓN: IMPRESCINDIBLE PARA UNA PSICOLOGÍA ADECUADA 
En el “I Congreso Internacional de Ideología de Género”, la psicóloga Mercedes Palet afirma que “en la 
cultura contemporánea y muy particularmente en la psicología de nuestros días, se tiende a dejar de lado la 
realidad y el concepto mismo de naturaleza humana”14. Muestra también cómo la psicología actual está 
fundamentada en una filosofía que niega la finalidad de la acción humana, necesitando encontrar un 
fundamento que respete nuestra libertad. 
Queremos subrayar la importancia que las verdades de fe deben tener en el desempeño profesional del 
psicólogo, pues la noción de persona es muy importante y el ser hechos a imagen y semejanza de Dios 
(Génesis 1:26-27) es una verdad que traspasa toda la vida afectiva del ser humano, no pudiendo mantenerse 
al margen de la misma. 
7 M. PALET, La familia, educadora del ser humano, Temas Perennes, Barcelona 2000, 50. 
8 L. MELINA, J.NORIEGA, J-J. PÉREZ SOBA, op. cit., 165. 
9 F. FERNÁNDEZ CARVAJAL, Hablar con Dios, Tomo II, Ediciones Palabra, Madrid 1986, 149-150. 
10 A. MARTÍNEZ SIERRA, Antropología teológica fundamental, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 2002, 99-105. 
11 J. J. PÉREZ SOBA, El corazón de la familia, Publicaciones de la Facultad de Teología San Dámaso, Madrid 2006, 173-194. 
12 JUAN PABLO II, Hombre y mujer los creó, Cristiandad, Madrid 2000. 
13 CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual Gaudium et spes, n. 24. 
14 M. PALET, Aproximación psicológica: el sexo, el género y sus derivados, conferencia del I Congreso Internacional de Ideología de Género 
(http://www.unav.es/congreso/ideologiadegenero/programa1), Navarra 2011, 20. 
www.jp2madrid.org Pág. 3
HOMBRE Y MUJER LOS CREÓ  Nº 21  Año 2014  Noviembre El perdón en la familia como llamada a la vida nueva 
El psicólogo necesita la Revelación. Ahora bien, en la medida en que lo que intentamos es entender la dinámica del 
carácter de las personas concretas, el recurso a la fe y a la teología es obligado porque: Como dice S.S. Pío XII en un 
discurso dirigido a los psicólogos, la personalidad concreta —especialmente la cristiana—, se hace incomprensible si se 
ignoran determinados hechos conocidos por la Revelación. Cuando se considera al hombre como obra de Dios se 
descubren en él dos características importantes para el desarrollo y valor de la personalidad cristiana: su semejanza con 
Dios, que procede del acto creador, y su filiación divina en Cristo, manifestada por la Revelación. En efecto, la 
personalidad cristiana se hace incomprensible si se olvidan estos datos, y la psicología, sobre todo la aplicada, se expone 
también a incomprensiones y errores si los ignora. Porque se trata de hechos reales y no imaginarios o supuestos. Que 
estos hechos sean conocidos por la Revelación no quita nada a su autenticidad, porque la Revelación pone al hombre o le 
sitúa en trance de sobrepasar los límites de una inteligencia limitada para abandonarse a la inteligencia infinita de Dios. 15. 
3. ¿QUÉ SIGNIFICA PERDONAR? 
En nuestra experiencia nos encontramos ante la vulnerabilidad humana, descubriendo en las relaciones 
cotidianas cierta fractura que busca ser reparada, pero ¿cómo?. De manera misteriosa el ser humano puede 
perdonar siendo reflejo de su “ser a imagen y semejanza de Dios”. El perdón nos abre la puerta a un amor 
renovado, restableciendo la dignidad de la persona que fruto de una ofensa se había “perdido”. Pero perdonar 
no es actuar como si nada hubiera pasado, ni simplemente el cese de un sentimiento negativo16. Veamos 
entonces qué significa, basándonos en la Dra. Jutta Burggraf 17. 
Reconocer la ofensa. Quien perdona afirma que ha habido una injusticia. Para que esto sea posible, la familia 
debe cuidarse de educar la conciencia moral. 
Voluntad de perdonar. La experiencia de la ofensa produce sentimientos negativos, pudiendo sufrir 
indignación e incluso ira. Es precisamente en esta conciencia de sufrimiento donde el que perdona no 
reacciona de un modo automático, sino que responde de un modo voluntario queriendo ofrecer una respuesta 
de amor que no puede reducirse a un estado psíquico18. 
El perdón no está destinado en primer lugar a liberarnos de un rencor tenaz, sino a revelar a quien está prisionero del 
propio acto su naturaleza de don19. 
Actuar con libertad. El perdón es un acto moral, un acto libre específicamente humano que se concede 
gratuitamente. Esta “gratuidad no se expresa sólo por la remisión de una deuda, sino por el don de una 
libertad devuelta al otro. El acto no sustituye la deuda de la ofensa por la deuda de un perdón que haría al 
ofensor deudor por segunda vez. El perdón le restablece en su dignidad, y un don tal no puede hacerse sin 
amor”20. 
La posibilidad de imponer a alguien que perdone contradeciría la raíz de esta respuesta libre ante la ofensa. 
La noción de imperativo categórico que plantea Kant a través de la ley universal “hay que perdonar”, 
convertiría el perdón en una obligación21. 
La familia debe educar en la bondad de perdonar y la persona tiene que descubrir dicha bondad. Este aspecto 
nos plantea el interrogante de cómo alguien puede ser capaz de perdonar ante el sufrimiento de la ofensa y 
cómo podemos enseñar a perdonar sin violentar la voluntad del otro. 
Integrar el pasado. El perdón manifiesta la reconciliación de la víctima con su historia. 
La afectividad puede bloquear cada movimiento de reconciliación con el otro, pues la memoria retiene imágenes y 
recuerdos profundos de heridas no cicatrizadas y siempre sangrantes. La libertad necesaria para perdonar realmente de 
15 M.F. ECHAVARRÍA, El problema de la psicología contemporánea en su relación con la fe cristiana, Catholic.net, Artículos y noticias de 
interés: consultado 17 de Octubre, 2011. 
16 M. CRESPO, El perdón. Una investigación filosófica, Ediciones Encuentro, Madrid 2004, 43-74. 
17 J. BURGGRAF, Convivir en el matrimonio. El arte de perdonar, Conferencia pronunciada el sábado 22 de abril de 2007 en el Instituto de 
Estudios Superiores de la Familia de la Universitat Internacional de Catalunya. 
18 D. VON HILDEBRAND, Moralia, Werke IX, Regensburg 1980, p. 338, en J. BURGGRAF, op. cit. 
19 J. LAFFITTE, Vida humana: don, vida y perdón, p. 256, en A. SCOLA, ¿Qué es la vida?, Ed. Encuentro, Madrid, 1999. , 251-274. 
20 J. LAFFITTE, El perdón transfigurado, EIUNSA, Madrid 1999, 72. 
21 J. LAFFITTE, op. cit., 89. 
Pág. 4 Asociación Persona y Familia
El perdón en la familia como llamada a la vida nueva HOMBRE Y MUJER LOS CREÓ  Nº 21  Año 2014  Noviembre 
todo corazón, con toda la persona y las facultades exigiría una curación y ésta, a su vez, necesitaría tiempo y un paciente 
trabajo interior22. 
Mirar al ofensor en su dignidad personal. El perdón mira el bien del otro, no se trata de una estrategia 
psicológica que lícitamente puede buscar la persona para liberarse del mal sufrido. 
El perdón no separa en abstracto la identidad del otro de su específico modo de ser fáctico. El verdadero perdón afirma, 
por el contrario, la naturaleza del otro y restaura su humana teleología. El perdón descubre incluso en la acción negativa 
aquella posibilidad positiva cuyo envilecimiento dio lugar a la acción. El perdón no exige al otro que se desprecie a sí 
mismo ni su específica condición natural, sino que la descubre23. 
Restablecer la justicia y la comunión. El que perdona no se conforma con restablecer la justicia con la 
venganza, sino que realiza una justicia objetiva al restaurar la dignidad de la persona. Así, el perdón 
“introduce al ofensor en un camino de justicia al destruir el vínculo con la ofensa”24. Dado que la ofensa hace 
injusto al ofensor e introduce al ofendido en la vivencia de una injusticia personal, el perdón es un acto de 
justicia en la medida que les devuelve el derecho a la dignidad. 
Capacidad de regenerar. El perdón nos hace experimentar una vida nueva en nosotros, abriéndonos un 
camino iluminado por la esperanza, pues el verdadero perdón: 
Tiene un carácter de reparación. Su singular significación moral reside en que es una especie de creación. A diferencia de 
la aceptación originaria de la subjetividad ajena, el perdón contribuye a permitir que se haga real aquello que se acepta. De 
ahí que la emancipación del ser idéntico de la pasividad que encierra la afirmación así soy yo, sólo sea posible con la 
ayuda de otro, que en el acto del perdón dice: no, tú no eres así25. 
Si bien el ser humano es capaz de ofrecer el perdón por medio de su voluntad, restituir la huella que ha 
dejado la ofensa es algo que le excede: 
A diferencia de todo perdón superficial humano, el perdón que proviene de Dios nos regenera. Y puede hacerlo porque 
pasa a través del juicio de la Cruz de Cristo (…). La gracia que puede renovarnos y renovar las relaciones entre las 
personas es la que mana de la Cruz. Esta implica una real y concreta asunción de la gravedad del pecado y la necesaria 
conversión26. 
4. EL PERDÓN EN LA FAMILIA 
El amor humano nos permite tener experiencia del Amor Trinitario a través del perdón, siendo la expresión 
máxima del amor en la entrega de Cristo en la Cruz. Si bien, esta realidad espiritual nunca deberá vivirse de 
un modo desencarnado, pues debemos tener presente la unidad sustancial cuerpo-alma de la persona, por lo 
que no podemos olvidar el proceso psicológico natural que puede experimentar ante la ofensa. 
Las relaciones familiares tienen unas características propias, influyendo en el modo de perdonar. 
Recomendamos tener presente esta cuestión, para diferenciar el perdón conyugal, parental y fraternal. En la 
tesina hacemos un esbozo de dichas relaciones, pues es importante tenerlas presentes dado el carácter 
asimétrico del perdón. 
4.1. AYUDAR A PERDONAR 
En las fuentes consultadas27 se ha podido constatar la eficacia del perdón para la curación de las personas. La 
Asociación Americana de Psicología nos ofrece distintas líneas de investigación28, destacando Robert Enright 
22 L. MELINA, Por una cultura de la familia. El lenguaje del amor, Ed. Edicep, Valencia 2009, 35. 
23 R. SPAEMANN, Felicidad y benevolencia, Ed. Rialp, Madrid, 1991, 280. 
24 J. LAFFITTE, op. cit., 76. 
25 R. SPAEMANN, op.cit. , 279. 
26 L. MELINA, op.cit., 42. 
27 ASOCIACIÓN AMERICANA DE PSICOLOGÍA (APA –en inglés-), COLEGIO OFICIAL DE PSICÓLOGOS DE MADRID, webs: instituto 
internacional del perdón: http://www.internationalforgiveness.com; artículos, investigación y recursos de psicología: 
http://kspope.com/index.php; I Congreso Internacional de “aconsejamiento” cristiano: cómo curar los traumas de la violencia, la terapia del 
perdón: buscar dicho título en la página: http://www.mpereyra.com/ ; la experiencia de distintos psicólogos como puede ser su trabajo a través de 
terapia focalizada en la emoción, etc. 
28 AMERICAN PSYCHOLOGICAL ASSOCIATION, Forgiveness: A Sampling of Research Result, Washington, Dc: Office of International 
Affairs. Reprinted, 2008. 
www.jp2madrid.org Pág. 5
HOMBRE Y MUJER LOS CREÓ  Nº 21  Año 2014  Noviembre El perdón en la familia como llamada a la vida nueva 
como precursor de dichos estudios, creando el “Instituto Internacional del Perdón” en 1994 y dedicando años 
de investigación para su aplicación. Junto con Fitzgibbons realiza un modelo sobre el proceso que hay que 
seguir para realizar la terapia del perdón29. 
Podemos encontrar un estudio de las diferentes perspectivas teóricas sobre Psicología del Perdón en la 
Revista “Clínica Contemporánea” del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid. En su artículo30, se resalta la 
importancia del perdón en el bienestar psicológico y físico. Destacan que una de las propuestas con mayor 
apoyo empírico es el modelo del ya citado R. Enright (1996)31. Tras hacer un breve recorrido histórico, en el 
artículo concluyen que el estudio del perdón debe desvincularse de enfoques morales o religiosos, para poder 
aprovechar su potencial terapéutico y sus beneficios para la salud, lo cual consideramos una conclusión 
apresurada pues no está basada en ningún fundamento, pero acogemos esta conclusión, dado que no es válida 
toda religiosidad32, pero cuando el saber teológico se basa en la verdad no es contradictorio con el saber 
científico sino complementario33. 
El papel de la persona concreta que ayuda a perdonar es clave, siendo la relación personal que se establece el 
cauce que permitirá un adecuado ejercicio de la prudencia para poder discernir el momento y el camino más 
apropiado para ayudar a perdonar. 
Considero que no podemos hablar de “efectividad” de tal o cual técnica psicoterapéutica, si no nos preguntamos primero 
por la salud psíquica de tal psicoterapeuta, sea psiquiatra o psicólogo, que la aplica. En última instancia, no son las 
técnicas las que curan, sino las personas34. 
El buen terapeuta debería intentar identificar el plan de Dios para el paciente y ayudarle a reconducirse hacia Él. Para esto, 
lo primero es ayudar al paciente a ver la verdad y ayudarle a obrar prudentemente mediante una reeducación de sus 
facultades cognitivas, para luego sanar las carencias afectivas por medio del descubrimiento del amor de Dios35. 
Para ayudar a perdonar proponemos el modelo de R. Enright36, adaptado por J. Cooper y M. Gilbert37 en su 
trabajo con parejas: 
Fase 1: conciencia/exploración de sentimientos: favorecer un ambiente donde la persona pueda expresarse 
libremente, evitando realizar juicios sobre sus vivencias, para que pueda reconocer que “ha sido tratada 
injustamente”. Se tendrán presentes las estrategias ineficaces que se han seguido para combatir las 
consecuencias de la ofensa y se podrán utilizar estrategias para afrontar el resentimiento38 -diario sobre las 
emociones negativas, diario de las emociones positivas al final del día, etc.- 
Fase 2: disposición para el perdón/remordimiento: una vez que son conscientes de las emociones que 
experimentan, pueden apartarse de la búsqueda de venganza y experimentar un cambio de sentimientos. Esto 
implica tener voluntad de perdonar, pues luchamos contra el resentimiento ofreciendo una respuesta de amor 
ante la ofensa sufrida. 
Se puede incluir una parte de resolución de conflictos donde se asuma el control de lo sucedido y se 
propongan estrategias para afrontar la situación de un modo distinto en el futuro. Si el ofensor está presente 
29 R. D. ENRIGHT; R.P. RITZGIBBONS, HELPING CLIENTS FORGIVE: AN EMPIRICAL GUIDE FOR RESOLVING ANGER AND RESTORING HOPE, 
AMERICAN PSYCHOLOGICAL ASSOCIATION,WASHINGTON 2000. 
30 “El perdón como Herramienta Clínica en Terapia Individual y de Pareja”, Clínica Contemporánea. Revista de Diagnóstico Psicológico, 
Psicoterapia y Salud, Vol. 3, nº 2 (2012), 121-134. 
31 Referencia del artículo: R.D. ENRIGHT, “Counseling within the forgiveness triad: On forgiving, reciving, forgiveness, and self-forgiveness. 
Counseling and Values”, 40 (2), 1996, 107-126. 
32 La gran diferencia entre el cristianismo y otras religiones, es que no se basa en una moral sino en el seguimiento de una persona: Cristo. 
33 Respecto al drama de la separación entre fe y razón: “En el ámbito de la investigación científica se ha ido imponiendo una mentalidad 
positivista que, no sólo se ha alejado de cualquier referencia a la visión cristiana del mundo, sino que, y principalmente, ha olvidado toda relación 
con la visión metafísica y moral”, en JUAN PABLO II, “Carta Encíclica Fides et Ratio”, 14 de septiembre 1998, n. 46. 
34 I. ANDEREGGEN, Z. SELIGMANN, La Psicología ante la Gracia, Ed. EDUCA, Buenos Aires 1999, 29. 
35 D. CAZZOLA BOIX, Personalidad y virtud. De la psicología de la personalidad moderna a la concepción cristiana de la virtud, trabajo de 
investigación dirigido por el Dr. M. Echavarría, Programa de doctorado persona y despersonalización, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad 
Abat Oliva, Barcelona 2011, 124. 
36 R. ENRIGNT, Forgiveness is a choise, APA Books, Washington, D. C. 
37 J. COOPER; M. GILBERT, El papel del perdón en el trabajo con parejas, en C. RANSLEY; T. SPY, “El perdón y el proceso de curación. 
Una cuestión central en la terapéutica”, Madrid 2009, 109-131. 
38 Conclusiones extraídas a partir del libro: M. SCHELER, El resentimiento en la moral, CAPARRÓS EDITORES S.L, Colección Esprit, Madrid 
1998. 
Pág. 6 Asociación Persona y Familia
El perdón en la familia como llamada a la vida nueva HOMBRE Y MUJER LOS CREÓ  Nº 21  Año 2014  Noviembre 
durante la terapia, podrá encontrar en ella un espacio donde pueda reconocer su culpa, dando lugar al 
remordimiento sobre lo sucedido. 
En este momento se clarificará qué es perdonar, viendo las diferencias que existen entre excusar, olvidar o 
reconciliarse sin perdón. 
Si bien es cierto que tratar la afectividad de la persona en el proceso terapéutico será un paso imprescindible 
para el perdón39, esto no implica una sanación inmediata o completa de las heridas, siendo en tantas 
ocasiones obstáculos para el perdón, por lo tanto, la decisión de pedir a Dios una curación interior se 
convierte entonces en la elección de los medios para llegar con el tiempo a un perdón efectivamente 
realizado40. 
Fase 3: reformulación/reparación: se trata de asumir la responsabilidad en la relación. Hay un trabajo 
hacia la comprensión de lo sucedido, pudiendo empatizar la parte ofendida con el otro. Se trata de “ponerse 
en su piel”, sin realizar un juicio moral sobre lo sucedido. 
Reconocer la propia fragilidad, la propia vulnerabilidad es un paso indispensable para reconocer y acoger la 
fragilidad del otro que me ha ofendido. Puesto que amar implica “querer el bien para la otra persona”, desde 
el reconocimiento de la propia herida, el ofensor puede mirar al otro reconociendo que “él no es así”, no se 
puede identificar con su ofensa sino que su dignidad se fundamenta en el ser digno de amor. 
Además, perdonar implica sufrir nuevamente: “¿estás dispuesto a soportar el dolor de lo que pasó?, ¿estás 
dispuesto a decir esta persona tenía heridas por lo que ahora me ha herido?”41. La respuesta a esta paradoja 
nos introduce en el misterio del amor en la Cruz. En la experiencia se descubre que si nos negamos a soportar 
el dolor por las injusticias de los demás, la tendencia natural es a “desplazar” esa ira contenida en otros 
contextos de la vida42. En cambio, aceptar ese sufrimiento implica tomar conciencia de un amor más 
profundo, donde el ofendido se reconoce como alguien que puede hacer bien a los demás. 
La ofensa presenta al ofensor ante una pregunta moral: “¿quién soy yo que he hecho esto?”. En las relaciones 
familiares a este remordimiento propio de la acción se le une el darse cuenta del destinatario de su ofensa y 
de cómo afecta su acción a la promesa de felicidad a través de la comunión. 
Fase 4: descubrimiento y liberación: la experiencia de la ofensa introduce a los protagonistas en una nueva 
historia, donde ambos pueden reconocerse en su fragilidad personal y ser fortalecidos en el amor. 
Con humanidad y humildad la pareja entra en un proceso de transformación afectiva43. 
Se descubre el significado del sufrimiento44, la necesidad de perdón como un deseo de amar, el significado de 
que no estás solo -la soledad nos cierra en nuestro dolor-, un propósito de vida donde la persona busca ser 
fuente de vida para los demás y, la libertad del perdón. 
El ofensor no siempre aceptará el perdón inmediatamente. Tendrá que superar una serie de dificultades que 
pueden surgirle, como la vivencia de la falsa actualidad de la ofensa viviéndola como un elemento presente. 
Es lo que J. Laffitte denomina “la experiencia del fecisse”. Pero también la dificultad para aceptar el perdón 
podrá deberse a la intuición del carácter irreversible de la ofensa cometida puesto que es imposible volver 
atrás. 
39 “Emotion-focused couples therapy and the facilitation of forgivenes, Journal of Marital and Family Therapy, Jan 2010, 36, 1, ProQuest, 28. 
40 J. LAFFITTE, op. cit., 264. 
41 R. ENRIGHT, Aprender a perdonar: un camino para prosperar, conferencia desarrollada en el Congreso Eucarístico Internacional de Dublín, 
Irlanda 14 de junio 2012. 
42 “Se puede producir una sustitución afectiva: se traslada un afecto de un objeto a otro mediante una relación en general simbólica. Es lo que está 
detrás del chivo expiatorio sobre el que recaen las iras del pueblo como elemento sustitutivo de lo que podría comprenderse como una culpa 
común. Está vinculado directamente con la función proyectiva del afecto y manifiesta aquí una especial necesidad de producir una descarga 
afectiva para evitar la ansiedad de un afecto intenso no cumplido”, basado en L. CIAN, “La relación de ayuda”, CCS, Madrid 1995, 109-121. 
En psicología tiene relación con la “proyección afectiva”, trasladando sobre los demás los propios sentimientos. 
43 C. RANSLEY; T. SPY, op.cit., 129. 
44 JUAN PABLO II, Carta apostólica Salvifici doloris, 11 de febrero de 1984, 29. 
www.jp2madrid.org Pág. 7
HOMBRE Y MUJER LOS CREÓ  Nº 21  Año 2014  Noviembre El perdón en la familia como llamada a la vida nueva 
Esta impotencia es la del perdón humano que no tiene poder de penetrar en el núcleo metafísico de la acción cometida, en 
el hecho mismo de que haya sido cometida (…), el perdón del ofendido no es la Palabra todopoderosa de Dios y, por tanto, 
no realiza aquello que significa. El ofensor perdonado sigue enfrentado con su vulnerabilidad: las consecuencias de la falta 
no pueden ser disueltas en el estricto cuadro de la ética. Hay que volverse hacia lo religioso: sólo una intervención divina 
puede permitir la conversión del ofensor aislado y pecador45. 
El perdón divino puede que no haga desaparecer la ilusión del fecisse, puesto que la persona no logra 
perdonarse a sí misma aún cuando ha podido obtenerlo válidamente en el Sacramento de la Reconciliación, 
teniendo que enfrentarse a ciertas barreras psíquicas. Aún así: 
La penitencia cristiana tiene una dimensión terapéutica que se ejerce hasta la comprensión que el culpable tiene de sí 
mismo. Si no es humanamente posible cambiar la materialidad irreparable de un acto cometido, el proceso de penitencia se 
inscribe en un acto de fe en la eficacia del perdón recibido. […] La justa medida de la penitencia permite al culpable 
integrar psíquicamente el alcance absoluto de la reparación que se le pide46. 
El perdón no exime de la reparación del mal cometido, sino más bien permite ser consciente de la necesidad 
de hacerlo -la justicia lo exige-, siendo necesario propiciar una ocasión donde ese mal cometido pueda ser 
reparado. 
Conclusiones 
Siendo la familia una realidad natural, es imagen de Dios en el mundo, por eso desde ella y en ella podemos 
descubrir el sentido de la vida, en definitiva, ser felices. 
La experiencia del perdón hace posible la comunión entre personas, abriéndonos a la Vida Nueva que nos 
ofrece Jesucristo. 
Comunión de personas, familia, felicidad, perdón, psicología, Revelación. 
¿Qué papel ha desempeñado tu familia en tu vida?. 
¿Guardas resentimiento hacia algún miembro de tu familia que no puedes superar?. 
¿Qué dificultades tienes para perdonar a quienes te hieren?. 
¿Cómo eres capaz de perdonar?. 
¿Asumes tus faltas acercándote a quien has herido a pedir perdón?. 
¿Te acercas al Sacramento de la Confesión con frecuencia?. 
¿Cuál es tu experiencia al saberte perdonado?. 
45 J. LAFFITTE, op. cit., 106-110. 
46 J. LAFFITTE, op. cit., 274 
Pág. 8 Asociación Persona y Familia
El perdón en la familia como llamada a la vida nueva HOMBRE Y MUJER LOS CREÓ  Nº 21  Año 2014  Noviembre 
Magisterio de la Iglesia 
 BENEDICTO XVI, Mensaje para la celebración de la XLI Jornada Mundial de la Paz (1 de Enero de 2008). 
 BENEDICTO XVI, “Fundamento antropológico de la familia”, apertura del Congreso Eclesial de la Diócesis de Roma 
sobre «Familia y comunidad cristiana: formación de la persona y transmisión de la fe» (6/6/2005). 
 JUAN PABLO II, Exhortación apostólica Familiaris consortio, 22 de noviembre de 1981. 
 JUAN PABLO II, Exhortación apostólica Reconciliatio et paenitencia, n.18. 
General 
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of International Affairs. Reprinted, 2008. 
 ANDEREGGEN, I.; SELIGMANN, Z., La Psicología ante la Gracia, Ed. EDUCA, Buenos Aires 1999. 
 BURGGRAF, J., Convivir en el matrimonio. El arte de perdonar, conferencia pronunciada en el Instituto de Estudios 
Superiores de la Familia (IESF) de la Universitat Internacional de Catalunya, 22. IV. 2007. 
 CASULLO, M.M., La Capacidad para perdonar, en M.M. CASULLO, Prácticas en Psicología Positiva, Lugar Editorial, 
Buenos Aires 2008, 39-60. 
 COOPER, J.; GILBERT, M., El papel del perdón en el trabajo con parejas, en RANSLEY, C.; SPY, T., El perdón y el 
proceso de curación. Una cuestión central en la terapéutica, Madrid 2009, 109-131. 
 CORCUERA, F. U., Del Resentimiento al Perdón. Una puerta a la felicidad, Rialp, Madrid 2004. 
 CRESPO, M., El perdón. Una investigación filosófica, Ediciones Encuentro, Madrid 2004. 
 DELAGE, M., La resiliencia familiar. El nicho familiar y la superación de las heridas, Ed. Gedisa, Barcelona 2010. 
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psicológica: el sexo, el género y sus derivados, conferencia del I Congreso Internacional de Ideología de Género, Navarra 
2011, 20. 
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 ECHAVARRÍA, M.F., Corrientes de la Psicología Contemporánea, Scire Universitaria, Barcelona 2010. 
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 ENRIGHT, R., Aprender a perdonar: un camino para prosperar, conferencia desarrollada en el Congreso Eucarístico 
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 LAFFITTE, J., El perdón transfigurado, EIUNSA, Madrid 1999. 
 LAFFITTE, J., Vida humana: don, vida y perdón, en SCOLA, A., ¿Qué es la vida?, Ed. Encuentro, Madrid, 1999. 
 LARRÚ, J., El don del perdón como renovación de la caridad conyugal, pro manuscrito, Curso de Formación de Agentes 
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 MELINA, L., NORIEGA, J., PÉREZ SOBA, J-J., Caminar a la luz del amor. Fundamentos de la moral cristiana, Ed. 
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 MELINA, L., Por una cultura de la familia. El lenguaje del amor, Ed. Edicep, 35-51, Valencia 2009. 
 NAVARRO GÓNGORA, J., Técnicas y programas en terapia familiar, Paidós Terapia Familiar, Barcelona 1992. 
 PALET, M., “Aproximación psicológica: el sexo, el género y sus derivados”, conferencia del I Congreso Internacional de 
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 PALET, M., La educación de las virtudes en la familia, Ediciones Scire, Barcelona, 2007. 
 PALET, M., La familia, educadora del ser humano, Temas Perennes, Barcelona 2000. 
 PALET, M., Matrimonio y familia: entorno de vida que ofrece la identidad personal, 22º Congreso de la Federación de 
Asociaciones Médicas Católicas, Barcelona 2006, 11. 
 PÉREZ SOBA, J. J., El corazón de la familia, Publicaciones de la Facultad de Teología San Dámaso, Madrid 2006, 173- 
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 RANSLEY, C.; SKY, T., El perdón y el proceso de curación. Una cuestión central de la terapéutica, Neo Person 
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 RICOEUR, P., La memoria, la historia, el olvido, Ed. Trotta, Madrid 2003, epílogo “el perdón difícil”. 
 RIVERA, J.; IRABURU, J.M., Síntesis de espiritualidad católica, Fundación GRATIS DATE, Pamplona 2003, capítulo 6. 
www.jp2madrid.org Pág. 9
HOMBRE Y MUJER LOS CREÓ  Nº 21  Año 2014  Noviembre El perdón en la familia como llamada a la vida nueva 
Artículos 
 “El perdón tiene un poder liberador que la psicología está redescubriendo”, ZENIT.org, 20 septiembre 2005. 
 “Jóvenes a la interperie”, Revista del Teléfono de la esperanza, A vivir familia, nº 228, (Marzo-Abril 2009), 23-24. 
 “La familia, santuario de la Misericordia y de la vida”, Iglesia y Familia, Junio 2010, nº 20. 
 “La familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad (parte I)”, Instrucción Pastoral de la Conferencia Episcopal 
Española, Madrid, 27 de Abril de 2001. 
 “¿Es posible hablar científicamente de género sin presuponer una generología?”, Papeles del Psicólogo (Febrero 2000), nº 
75, 3-12. 
 “Emotion-focused couples therapy and the facilitation of forgivenes, Journal of Marital and Family Therapy, Jan 2010, 36, 
1, ProQuest, 28. 
 “Familias para todos los gustos”, Revista del Teléfono de la esperanza, A vivir familia, nº 228, (Marzo-Abril 2009), 10. 
 El perdón como Herramienta Clínica en Terapia Individual y de Pareja”, Clínica Contemporánea. Revista de Diagnóstico 
Psicológico, Psicoterapia y Salud, Vol. 3, nº 2 (2012), 121-134. 
 LORDA, J.L., “La gracia de Dios, protagonista del ecumenismo”, Zenit.org, Febrero 2006, 
http://www.zenit.org/article-18180?l=spanish (enlace revisado a 3 de Septiembre de 2012). 
Páginas Web 
 AMERICAN PSYCHOLOGICAL ASSOCIATION, http://www.apa.org/ 
 ARTÍCULOS Y RECURSOS DE PSICOLOGÍA, http://kspope.com/index.php 
 CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html 
 CLÍNICA CONTEMPORANEA, http://www.revistaclinicacontemporanea.org/ 
 CONFERENCIA DE OBISPOS CATÓLICOS DE ESTADOS UNIDOS, portal web “Por Tu Matrimonio” dirigido a las 
parejas hispanoparlantes: http://www.portumatrimonio.org/ 
 CONGRESO MUNDIAL DE LAS FAMILIAS (WCF -por sus siglas en inglés-), http://congresomundial.es/el-wcf/ 
 I CONGRESO INTERNACINOAL DE ACONSEJAMIENTO CRISTIANO, http://www.mpereyra.com/ 
 I CONGRESO INTERNACIONAL DE IDEOLOGÍA DE GÉNERO, 
http://www.unav.edu/congreso/ideologiadegenero/programa1 
 INSTITUTO INTERNACIONAL DEL PERDÓN, http://www.internationalforgiveness.com 
Oh Padre misericordioso, 
tu Hijo Jesucristo, juez de vivos y muertos, 
en la humildad de su primera venida ha rescatado a la humanidad del pecado 
y, en su retorno glorioso, pedirá cuentas de todas las culpas: 
concede tu misericordia y el perdón de los pecados a nuestros padres, 
a nuestros hermanos y a nosotros tus siervos, 
que impulsados por el Espíritu Santo 
volvemos a ti arrepentidos de todo corazón. 
Por Cristo nuestro Señor. 
ROSA MARÍA GONZÁLEZ MAYORAL 
Licenciada en Psicología. 
Máster en Psicología de la Familia por el Pontificio Instituto Juan Pablo II 
Oración de Perdón del Beato Juan Pablo II 
Año Jubilar 2000 
Pág. 10 Asociación Persona y Familia

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El perdón en la familia

  • 1. HOMBRE Y MUJER LOS CREÓ Nº 21 Año 2014 Noviembre El perdón en la familia como llamada a la vida nueva Rosa María González Mayoral LA FAMILIA COMO LUGAR DE HUMANIZACIÓN DEL HOMBRE EL DON DE LA VIDA: EXPERIENCIA DE FILIACIÓN. REMISIÓN AL PRINCIPIO LA REVELACIÓN: IMPRESCINDIBLE PARA UNA PSICOLOGÍA ADECUADA ¿QUÉ SIGNIFICA PERDONAR? EL PERDÓN EN LA FAMILIA AYUDAR A PERDONAR Introducción Quiero compartir a través de este resumen mi camino de reflexión del tema tratado en mi tesina. Ha sido fruto de un descubrimiento personal donde he tratado de integrar la propia experiencia y algunas preguntas existenciales que podemos plantearnos, con las respuestas encontradas en diferentes estudios. Se trata de un tema que me parece apasionante, si bien necesitaría de un posterior desarrollo pedagógico más exhaustivo para su puesta en práctica en distintos contextos. Así que… ¡este es el reto que os ofrezco!. Mientras os llevo de la mano por el recorrido que he planteado. Espero que su lectura sea motivo para la reflexión y puesta en práctica del perdón.
  • 2. HOMBRE Y MUJER LOS CREÓ Nº 21 Año 2014 Noviembre El perdón en la familia como llamada a la vida nueva LA FAMILIA COMO LUGAR DE HUMANIZACIÓN DEL HOMBRE Cada uno de nosotros podemos descubrir en nuestra historia personal la importancia de la familia y el deseo de felicidad. Ambos aspectos están relacionados, descubriendo en nosotros una identidad filial (somos hijos) y encontrando una llamada a vivir en comunión con los demás (vocación al amor). Las ciencias sociales nos ofrecen explicaciones plausibles sobre aspectos concernientes al ser humano, pero éstas nos parecen insuficientes para dar respuesta a nuestro drama1 personal y poder cumplir nuestro anhelo de felicidad. Para ello, necesitamos centrar nuestra mirada en el sujeto, tocar su corazón y descubrir su misterio. En este sentido, pensamos que nuestra mirada a la persona, debe ser interior y por eso nos remitimos a su origen: la familia, entendiendo que la promesa de felicidad parte de descubrir quiénes somos. Puesto que aprendemos a reconocernos por la relación con los demás, es la familia el lugar adecuado para descubrir el sentido de nuestra vida. Por ello, nuestra identidad siempre será filial, siendo más adelante cuando descubriremos una llamada a ser esposo/esposa y, posteriormente, padre/madre. Por ello, podemos afirmar que “sólo en un ámbito de relaciones humanas la pregunta existencial encuentra una primera respuesta de sentido”2. La historia ha demostrado que humanamente no es posible alcanzar la paz, quedándose en utopías los pensamientos basados únicamente en la voluntad humana, por lo que es necesario descubrir una respuesta de salvación que nos ofrezca una ayuda universal y duradera3. Pensamos que sólo el perdón es la respuesta, tanto en los conflictos mundiales como en los personales. El Santo Padre Benedicto XVI en la Jornada Mundial de la Paz del año 2008, afirma nuestra pertenencia a una única familia humana, defendiendo la institución familiar nuclear y los derechos de la familia como el camino para la paz mundial. […] la familia natural, en cuanto comunión íntima de vida y amor, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, es el «lugar primario de ‘‘humanización'' de la persona y de la sociedad», la «cuna de la vida y del amor». Con razón, pues, se ha calificado a la familia como la primera sociedad natural, «una institución divina, fundamento de la vida de las personas y prototipo de toda organización social»4. Desarrollar estos aspectos constitutivos de la familia excede la pretensión de este resumen, pero nos parece clave subrayar que nuestro estudio se basa en la naturaleza del hombre como fundamento de la normalidad 5. 1.1. EL DON DE LA VIDA: EXPERIENCIA DE FILIACIÓN Nadie puede discutir de un modo sensato que una de las características de nuestra identidad más claras es que somos hijos. Se trata de una verdad universal, aún si no conocemos a nuestros progenitores. Nuestra vida es siempre fruto de la colaboración de un hombre y una mujer, siendo ellos procreadores de nuestra existencia. El nacimiento de un hombre es extraordinario e irrepetible y, a la vez y de nuevo, personal y comunitario. Pero más allá de esta dimensión, más allá de los confines de la familia, este hecho pierde ese carácter y se convierte en un dato estadístico, tema de observaciones de distinto género, hasta llegar al mero registro, que utiliza la estadística. La familia es el lugar en el que todo hombre se revela en su unicidad e irrepetibilidad6. Lo constitutivo de nuestro ser en el mundo es su naturaleza de don -no elegimos nacer-. Antes de tener conciencia de que existimos, ya somos, somos hijos. Somos concebidos como fruto de un amor esponsal, expresado en la entrega total en el acto conyugal, viviéndose la fecundidad como una sobreabundancia de su amor. La paternidad y la maternidad no es voluntaria aunque requiera una colaboración humana –implica la voluntad-, por lo que el hijo es un don también para los padres. Siendo así, no podemos reducir nuestra existencia a la fertilidad, pues podemos reconocer en la vida biológica una huella de algo más. 1 “Hacer el mal que no queremos y no hacer el bien que deseamos” (San Pablo). 2 L. MELINA, J.NORIEGA, J-J. PÉREZ SOBA, Caminar a la luz del amor. Fundamentos de la moral cristiana, Ed. Palabra, Madrid 2007, 243. 3 BENEDICTO XVI, Caritas in veritate, Ed. Palabra, Madrid, 2009. 4 Mensaje de su santidad BENEDICTO XVI para la celebración de la XLI Jornada Mundial de la Paz, 1 de Enero de 2008. 5 M.F. ECHAVARRÍA, La praxis de la psicología y sus niveles epistemológicos según Santo Tomás de Aquino, Documenta Universitaria, Girona 2005, 295-306. 6 K.WOJTYLA, La familia como «communio personarum», en El don del amor. Escritos sobre la familia, Palabra, Madrid 2000, 228, en J.M.BURGOS, Antropología: una guía para la existencia, Palabra, 2008, 319. Pág. 2 Asociación Persona y Familia
  • 3. El perdón en la familia como llamada a la vida nueva HOMBRE Y MUJER LOS CREÓ Nº 21 Año 2014 Noviembre Lo radical en cada persona es la filiación, es ser fruto del amor de comunión, y, por lo mismo, lo natural de cada persona es el ser un ser familiar, un ser personal que es dado a otros seres personales que lo reciben para formar parte en una comunión y comunicación de amor y de vida7. Las relaciones humanas básicas nos permiten tener una primera respuesta de sentido sobre nuestra existencia. Pero ser hijo, para ser esposo y llegar a ser padre, no responde completamente a la llamada originaria, pues queda otra llamada a la que el hombre debe dar respuesta. “Es la llamada de Dios que se dirige al hombre diciendo: «¿Dónde estás?» (Gn 3,9)” (…). “La respuesta última está en Aquel que se presenta al hombre como fuente de toda identidad: «Yo soy el que soy» (Ex 3, 14)” 8. La búsqueda de nuestra identidad nos remite a un creador y sólo encontramos respuestas al sentido de nuestra existencia cuando descubrimos a Dios como Padre. La vida humana es, en cierto modo, un constante volver hacia la casa de nuestro Padre (…). Volver hacia la casa del Padre, por medio de ese sacramento del perdón en el que, al confesar nuestros pecados, nos revestimos de Cristo y nos hacemos así hermanos suyos, miembros de la familia de Dios (San José María Escrivá, Es Cristo que pasa, 64)9. Sólo en el amor descubrimos la imagen de Dios y Su huella está en el corazón humano. Las situaciones difíciles nos muestran la necesidad de no fundamentar la dignidad humana en la propia persona pues no se ha dado la vida, sino en el ser “creados a imagen y semejanza de Dios”. De este modo, la persona no queda reducida a un inmanentismo reduccionista en sus relaciones, ni a una dignidad consensuada que está al arbitrio del hombre. 2. REMISIÓN AL PRINCIPIO Teniendo presente esta identidad filial, podemos comprender mejor la importancia de mirar a Cristo, pues nos descubre la grandeza del hombre y el camino para llegar a ella. Todos los hombres estamos llamados a vivir esta perfección en el amor10. En la Constitución Pastoral Gaudium et Spes se nos recuerda que la gracia de Dios actúa de modo invisible en el corazón de todos los hombres de buena voluntad; el Espíritu ofrece a todos la posibilidad de que, de un modo conocido sólo por Dios, lleguemos también a ser hijos en el Hijo. En el Sermón de la Montaña Cristo nos remite al principio (Mt, 19), mostrándonos el plan Creador donde el hombre es un proyecto amoroso de Dios. Así nos muestra la unidad existente entre la Revelación y la experiencia humana11. Podemos encontrar algunos elementos de este proyecto divino originario en las catequesis de Juan Pablo II sobre el amor humano12. El hombre, única criatura terrestre a la que Dios ha amado por sí mismo, no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás13. 2.1. LA REVELACIÓN: IMPRESCINDIBLE PARA UNA PSICOLOGÍA ADECUADA En el “I Congreso Internacional de Ideología de Género”, la psicóloga Mercedes Palet afirma que “en la cultura contemporánea y muy particularmente en la psicología de nuestros días, se tiende a dejar de lado la realidad y el concepto mismo de naturaleza humana”14. Muestra también cómo la psicología actual está fundamentada en una filosofía que niega la finalidad de la acción humana, necesitando encontrar un fundamento que respete nuestra libertad. Queremos subrayar la importancia que las verdades de fe deben tener en el desempeño profesional del psicólogo, pues la noción de persona es muy importante y el ser hechos a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:26-27) es una verdad que traspasa toda la vida afectiva del ser humano, no pudiendo mantenerse al margen de la misma. 7 M. PALET, La familia, educadora del ser humano, Temas Perennes, Barcelona 2000, 50. 8 L. MELINA, J.NORIEGA, J-J. PÉREZ SOBA, op. cit., 165. 9 F. FERNÁNDEZ CARVAJAL, Hablar con Dios, Tomo II, Ediciones Palabra, Madrid 1986, 149-150. 10 A. MARTÍNEZ SIERRA, Antropología teológica fundamental, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 2002, 99-105. 11 J. J. PÉREZ SOBA, El corazón de la familia, Publicaciones de la Facultad de Teología San Dámaso, Madrid 2006, 173-194. 12 JUAN PABLO II, Hombre y mujer los creó, Cristiandad, Madrid 2000. 13 CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual Gaudium et spes, n. 24. 14 M. PALET, Aproximación psicológica: el sexo, el género y sus derivados, conferencia del I Congreso Internacional de Ideología de Género (http://www.unav.es/congreso/ideologiadegenero/programa1), Navarra 2011, 20. www.jp2madrid.org Pág. 3
  • 4. HOMBRE Y MUJER LOS CREÓ Nº 21 Año 2014 Noviembre El perdón en la familia como llamada a la vida nueva El psicólogo necesita la Revelación. Ahora bien, en la medida en que lo que intentamos es entender la dinámica del carácter de las personas concretas, el recurso a la fe y a la teología es obligado porque: Como dice S.S. Pío XII en un discurso dirigido a los psicólogos, la personalidad concreta —especialmente la cristiana—, se hace incomprensible si se ignoran determinados hechos conocidos por la Revelación. Cuando se considera al hombre como obra de Dios se descubren en él dos características importantes para el desarrollo y valor de la personalidad cristiana: su semejanza con Dios, que procede del acto creador, y su filiación divina en Cristo, manifestada por la Revelación. En efecto, la personalidad cristiana se hace incomprensible si se olvidan estos datos, y la psicología, sobre todo la aplicada, se expone también a incomprensiones y errores si los ignora. Porque se trata de hechos reales y no imaginarios o supuestos. Que estos hechos sean conocidos por la Revelación no quita nada a su autenticidad, porque la Revelación pone al hombre o le sitúa en trance de sobrepasar los límites de una inteligencia limitada para abandonarse a la inteligencia infinita de Dios. 15. 3. ¿QUÉ SIGNIFICA PERDONAR? En nuestra experiencia nos encontramos ante la vulnerabilidad humana, descubriendo en las relaciones cotidianas cierta fractura que busca ser reparada, pero ¿cómo?. De manera misteriosa el ser humano puede perdonar siendo reflejo de su “ser a imagen y semejanza de Dios”. El perdón nos abre la puerta a un amor renovado, restableciendo la dignidad de la persona que fruto de una ofensa se había “perdido”. Pero perdonar no es actuar como si nada hubiera pasado, ni simplemente el cese de un sentimiento negativo16. Veamos entonces qué significa, basándonos en la Dra. Jutta Burggraf 17. Reconocer la ofensa. Quien perdona afirma que ha habido una injusticia. Para que esto sea posible, la familia debe cuidarse de educar la conciencia moral. Voluntad de perdonar. La experiencia de la ofensa produce sentimientos negativos, pudiendo sufrir indignación e incluso ira. Es precisamente en esta conciencia de sufrimiento donde el que perdona no reacciona de un modo automático, sino que responde de un modo voluntario queriendo ofrecer una respuesta de amor que no puede reducirse a un estado psíquico18. El perdón no está destinado en primer lugar a liberarnos de un rencor tenaz, sino a revelar a quien está prisionero del propio acto su naturaleza de don19. Actuar con libertad. El perdón es un acto moral, un acto libre específicamente humano que se concede gratuitamente. Esta “gratuidad no se expresa sólo por la remisión de una deuda, sino por el don de una libertad devuelta al otro. El acto no sustituye la deuda de la ofensa por la deuda de un perdón que haría al ofensor deudor por segunda vez. El perdón le restablece en su dignidad, y un don tal no puede hacerse sin amor”20. La posibilidad de imponer a alguien que perdone contradeciría la raíz de esta respuesta libre ante la ofensa. La noción de imperativo categórico que plantea Kant a través de la ley universal “hay que perdonar”, convertiría el perdón en una obligación21. La familia debe educar en la bondad de perdonar y la persona tiene que descubrir dicha bondad. Este aspecto nos plantea el interrogante de cómo alguien puede ser capaz de perdonar ante el sufrimiento de la ofensa y cómo podemos enseñar a perdonar sin violentar la voluntad del otro. Integrar el pasado. El perdón manifiesta la reconciliación de la víctima con su historia. La afectividad puede bloquear cada movimiento de reconciliación con el otro, pues la memoria retiene imágenes y recuerdos profundos de heridas no cicatrizadas y siempre sangrantes. La libertad necesaria para perdonar realmente de 15 M.F. ECHAVARRÍA, El problema de la psicología contemporánea en su relación con la fe cristiana, Catholic.net, Artículos y noticias de interés: consultado 17 de Octubre, 2011. 16 M. CRESPO, El perdón. Una investigación filosófica, Ediciones Encuentro, Madrid 2004, 43-74. 17 J. BURGGRAF, Convivir en el matrimonio. El arte de perdonar, Conferencia pronunciada el sábado 22 de abril de 2007 en el Instituto de Estudios Superiores de la Familia de la Universitat Internacional de Catalunya. 18 D. VON HILDEBRAND, Moralia, Werke IX, Regensburg 1980, p. 338, en J. BURGGRAF, op. cit. 19 J. LAFFITTE, Vida humana: don, vida y perdón, p. 256, en A. SCOLA, ¿Qué es la vida?, Ed. Encuentro, Madrid, 1999. , 251-274. 20 J. LAFFITTE, El perdón transfigurado, EIUNSA, Madrid 1999, 72. 21 J. LAFFITTE, op. cit., 89. Pág. 4 Asociación Persona y Familia
  • 5. El perdón en la familia como llamada a la vida nueva HOMBRE Y MUJER LOS CREÓ Nº 21 Año 2014 Noviembre todo corazón, con toda la persona y las facultades exigiría una curación y ésta, a su vez, necesitaría tiempo y un paciente trabajo interior22. Mirar al ofensor en su dignidad personal. El perdón mira el bien del otro, no se trata de una estrategia psicológica que lícitamente puede buscar la persona para liberarse del mal sufrido. El perdón no separa en abstracto la identidad del otro de su específico modo de ser fáctico. El verdadero perdón afirma, por el contrario, la naturaleza del otro y restaura su humana teleología. El perdón descubre incluso en la acción negativa aquella posibilidad positiva cuyo envilecimiento dio lugar a la acción. El perdón no exige al otro que se desprecie a sí mismo ni su específica condición natural, sino que la descubre23. Restablecer la justicia y la comunión. El que perdona no se conforma con restablecer la justicia con la venganza, sino que realiza una justicia objetiva al restaurar la dignidad de la persona. Así, el perdón “introduce al ofensor en un camino de justicia al destruir el vínculo con la ofensa”24. Dado que la ofensa hace injusto al ofensor e introduce al ofendido en la vivencia de una injusticia personal, el perdón es un acto de justicia en la medida que les devuelve el derecho a la dignidad. Capacidad de regenerar. El perdón nos hace experimentar una vida nueva en nosotros, abriéndonos un camino iluminado por la esperanza, pues el verdadero perdón: Tiene un carácter de reparación. Su singular significación moral reside en que es una especie de creación. A diferencia de la aceptación originaria de la subjetividad ajena, el perdón contribuye a permitir que se haga real aquello que se acepta. De ahí que la emancipación del ser idéntico de la pasividad que encierra la afirmación así soy yo, sólo sea posible con la ayuda de otro, que en el acto del perdón dice: no, tú no eres así25. Si bien el ser humano es capaz de ofrecer el perdón por medio de su voluntad, restituir la huella que ha dejado la ofensa es algo que le excede: A diferencia de todo perdón superficial humano, el perdón que proviene de Dios nos regenera. Y puede hacerlo porque pasa a través del juicio de la Cruz de Cristo (…). La gracia que puede renovarnos y renovar las relaciones entre las personas es la que mana de la Cruz. Esta implica una real y concreta asunción de la gravedad del pecado y la necesaria conversión26. 4. EL PERDÓN EN LA FAMILIA El amor humano nos permite tener experiencia del Amor Trinitario a través del perdón, siendo la expresión máxima del amor en la entrega de Cristo en la Cruz. Si bien, esta realidad espiritual nunca deberá vivirse de un modo desencarnado, pues debemos tener presente la unidad sustancial cuerpo-alma de la persona, por lo que no podemos olvidar el proceso psicológico natural que puede experimentar ante la ofensa. Las relaciones familiares tienen unas características propias, influyendo en el modo de perdonar. Recomendamos tener presente esta cuestión, para diferenciar el perdón conyugal, parental y fraternal. En la tesina hacemos un esbozo de dichas relaciones, pues es importante tenerlas presentes dado el carácter asimétrico del perdón. 4.1. AYUDAR A PERDONAR En las fuentes consultadas27 se ha podido constatar la eficacia del perdón para la curación de las personas. La Asociación Americana de Psicología nos ofrece distintas líneas de investigación28, destacando Robert Enright 22 L. MELINA, Por una cultura de la familia. El lenguaje del amor, Ed. Edicep, Valencia 2009, 35. 23 R. SPAEMANN, Felicidad y benevolencia, Ed. Rialp, Madrid, 1991, 280. 24 J. LAFFITTE, op. cit., 76. 25 R. SPAEMANN, op.cit. , 279. 26 L. MELINA, op.cit., 42. 27 ASOCIACIÓN AMERICANA DE PSICOLOGÍA (APA –en inglés-), COLEGIO OFICIAL DE PSICÓLOGOS DE MADRID, webs: instituto internacional del perdón: http://www.internationalforgiveness.com; artículos, investigación y recursos de psicología: http://kspope.com/index.php; I Congreso Internacional de “aconsejamiento” cristiano: cómo curar los traumas de la violencia, la terapia del perdón: buscar dicho título en la página: http://www.mpereyra.com/ ; la experiencia de distintos psicólogos como puede ser su trabajo a través de terapia focalizada en la emoción, etc. 28 AMERICAN PSYCHOLOGICAL ASSOCIATION, Forgiveness: A Sampling of Research Result, Washington, Dc: Office of International Affairs. Reprinted, 2008. www.jp2madrid.org Pág. 5
  • 6. HOMBRE Y MUJER LOS CREÓ Nº 21 Año 2014 Noviembre El perdón en la familia como llamada a la vida nueva como precursor de dichos estudios, creando el “Instituto Internacional del Perdón” en 1994 y dedicando años de investigación para su aplicación. Junto con Fitzgibbons realiza un modelo sobre el proceso que hay que seguir para realizar la terapia del perdón29. Podemos encontrar un estudio de las diferentes perspectivas teóricas sobre Psicología del Perdón en la Revista “Clínica Contemporánea” del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid. En su artículo30, se resalta la importancia del perdón en el bienestar psicológico y físico. Destacan que una de las propuestas con mayor apoyo empírico es el modelo del ya citado R. Enright (1996)31. Tras hacer un breve recorrido histórico, en el artículo concluyen que el estudio del perdón debe desvincularse de enfoques morales o religiosos, para poder aprovechar su potencial terapéutico y sus beneficios para la salud, lo cual consideramos una conclusión apresurada pues no está basada en ningún fundamento, pero acogemos esta conclusión, dado que no es válida toda religiosidad32, pero cuando el saber teológico se basa en la verdad no es contradictorio con el saber científico sino complementario33. El papel de la persona concreta que ayuda a perdonar es clave, siendo la relación personal que se establece el cauce que permitirá un adecuado ejercicio de la prudencia para poder discernir el momento y el camino más apropiado para ayudar a perdonar. Considero que no podemos hablar de “efectividad” de tal o cual técnica psicoterapéutica, si no nos preguntamos primero por la salud psíquica de tal psicoterapeuta, sea psiquiatra o psicólogo, que la aplica. En última instancia, no son las técnicas las que curan, sino las personas34. El buen terapeuta debería intentar identificar el plan de Dios para el paciente y ayudarle a reconducirse hacia Él. Para esto, lo primero es ayudar al paciente a ver la verdad y ayudarle a obrar prudentemente mediante una reeducación de sus facultades cognitivas, para luego sanar las carencias afectivas por medio del descubrimiento del amor de Dios35. Para ayudar a perdonar proponemos el modelo de R. Enright36, adaptado por J. Cooper y M. Gilbert37 en su trabajo con parejas: Fase 1: conciencia/exploración de sentimientos: favorecer un ambiente donde la persona pueda expresarse libremente, evitando realizar juicios sobre sus vivencias, para que pueda reconocer que “ha sido tratada injustamente”. Se tendrán presentes las estrategias ineficaces que se han seguido para combatir las consecuencias de la ofensa y se podrán utilizar estrategias para afrontar el resentimiento38 -diario sobre las emociones negativas, diario de las emociones positivas al final del día, etc.- Fase 2: disposición para el perdón/remordimiento: una vez que son conscientes de las emociones que experimentan, pueden apartarse de la búsqueda de venganza y experimentar un cambio de sentimientos. Esto implica tener voluntad de perdonar, pues luchamos contra el resentimiento ofreciendo una respuesta de amor ante la ofensa sufrida. Se puede incluir una parte de resolución de conflictos donde se asuma el control de lo sucedido y se propongan estrategias para afrontar la situación de un modo distinto en el futuro. Si el ofensor está presente 29 R. D. ENRIGHT; R.P. RITZGIBBONS, HELPING CLIENTS FORGIVE: AN EMPIRICAL GUIDE FOR RESOLVING ANGER AND RESTORING HOPE, AMERICAN PSYCHOLOGICAL ASSOCIATION,WASHINGTON 2000. 30 “El perdón como Herramienta Clínica en Terapia Individual y de Pareja”, Clínica Contemporánea. Revista de Diagnóstico Psicológico, Psicoterapia y Salud, Vol. 3, nº 2 (2012), 121-134. 31 Referencia del artículo: R.D. ENRIGHT, “Counseling within the forgiveness triad: On forgiving, reciving, forgiveness, and self-forgiveness. Counseling and Values”, 40 (2), 1996, 107-126. 32 La gran diferencia entre el cristianismo y otras religiones, es que no se basa en una moral sino en el seguimiento de una persona: Cristo. 33 Respecto al drama de la separación entre fe y razón: “En el ámbito de la investigación científica se ha ido imponiendo una mentalidad positivista que, no sólo se ha alejado de cualquier referencia a la visión cristiana del mundo, sino que, y principalmente, ha olvidado toda relación con la visión metafísica y moral”, en JUAN PABLO II, “Carta Encíclica Fides et Ratio”, 14 de septiembre 1998, n. 46. 34 I. ANDEREGGEN, Z. SELIGMANN, La Psicología ante la Gracia, Ed. EDUCA, Buenos Aires 1999, 29. 35 D. CAZZOLA BOIX, Personalidad y virtud. De la psicología de la personalidad moderna a la concepción cristiana de la virtud, trabajo de investigación dirigido por el Dr. M. Echavarría, Programa de doctorado persona y despersonalización, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Abat Oliva, Barcelona 2011, 124. 36 R. ENRIGNT, Forgiveness is a choise, APA Books, Washington, D. C. 37 J. COOPER; M. GILBERT, El papel del perdón en el trabajo con parejas, en C. RANSLEY; T. SPY, “El perdón y el proceso de curación. Una cuestión central en la terapéutica”, Madrid 2009, 109-131. 38 Conclusiones extraídas a partir del libro: M. SCHELER, El resentimiento en la moral, CAPARRÓS EDITORES S.L, Colección Esprit, Madrid 1998. Pág. 6 Asociación Persona y Familia
  • 7. El perdón en la familia como llamada a la vida nueva HOMBRE Y MUJER LOS CREÓ Nº 21 Año 2014 Noviembre durante la terapia, podrá encontrar en ella un espacio donde pueda reconocer su culpa, dando lugar al remordimiento sobre lo sucedido. En este momento se clarificará qué es perdonar, viendo las diferencias que existen entre excusar, olvidar o reconciliarse sin perdón. Si bien es cierto que tratar la afectividad de la persona en el proceso terapéutico será un paso imprescindible para el perdón39, esto no implica una sanación inmediata o completa de las heridas, siendo en tantas ocasiones obstáculos para el perdón, por lo tanto, la decisión de pedir a Dios una curación interior se convierte entonces en la elección de los medios para llegar con el tiempo a un perdón efectivamente realizado40. Fase 3: reformulación/reparación: se trata de asumir la responsabilidad en la relación. Hay un trabajo hacia la comprensión de lo sucedido, pudiendo empatizar la parte ofendida con el otro. Se trata de “ponerse en su piel”, sin realizar un juicio moral sobre lo sucedido. Reconocer la propia fragilidad, la propia vulnerabilidad es un paso indispensable para reconocer y acoger la fragilidad del otro que me ha ofendido. Puesto que amar implica “querer el bien para la otra persona”, desde el reconocimiento de la propia herida, el ofensor puede mirar al otro reconociendo que “él no es así”, no se puede identificar con su ofensa sino que su dignidad se fundamenta en el ser digno de amor. Además, perdonar implica sufrir nuevamente: “¿estás dispuesto a soportar el dolor de lo que pasó?, ¿estás dispuesto a decir esta persona tenía heridas por lo que ahora me ha herido?”41. La respuesta a esta paradoja nos introduce en el misterio del amor en la Cruz. En la experiencia se descubre que si nos negamos a soportar el dolor por las injusticias de los demás, la tendencia natural es a “desplazar” esa ira contenida en otros contextos de la vida42. En cambio, aceptar ese sufrimiento implica tomar conciencia de un amor más profundo, donde el ofendido se reconoce como alguien que puede hacer bien a los demás. La ofensa presenta al ofensor ante una pregunta moral: “¿quién soy yo que he hecho esto?”. En las relaciones familiares a este remordimiento propio de la acción se le une el darse cuenta del destinatario de su ofensa y de cómo afecta su acción a la promesa de felicidad a través de la comunión. Fase 4: descubrimiento y liberación: la experiencia de la ofensa introduce a los protagonistas en una nueva historia, donde ambos pueden reconocerse en su fragilidad personal y ser fortalecidos en el amor. Con humanidad y humildad la pareja entra en un proceso de transformación afectiva43. Se descubre el significado del sufrimiento44, la necesidad de perdón como un deseo de amar, el significado de que no estás solo -la soledad nos cierra en nuestro dolor-, un propósito de vida donde la persona busca ser fuente de vida para los demás y, la libertad del perdón. El ofensor no siempre aceptará el perdón inmediatamente. Tendrá que superar una serie de dificultades que pueden surgirle, como la vivencia de la falsa actualidad de la ofensa viviéndola como un elemento presente. Es lo que J. Laffitte denomina “la experiencia del fecisse”. Pero también la dificultad para aceptar el perdón podrá deberse a la intuición del carácter irreversible de la ofensa cometida puesto que es imposible volver atrás. 39 “Emotion-focused couples therapy and the facilitation of forgivenes, Journal of Marital and Family Therapy, Jan 2010, 36, 1, ProQuest, 28. 40 J. LAFFITTE, op. cit., 264. 41 R. ENRIGHT, Aprender a perdonar: un camino para prosperar, conferencia desarrollada en el Congreso Eucarístico Internacional de Dublín, Irlanda 14 de junio 2012. 42 “Se puede producir una sustitución afectiva: se traslada un afecto de un objeto a otro mediante una relación en general simbólica. Es lo que está detrás del chivo expiatorio sobre el que recaen las iras del pueblo como elemento sustitutivo de lo que podría comprenderse como una culpa común. Está vinculado directamente con la función proyectiva del afecto y manifiesta aquí una especial necesidad de producir una descarga afectiva para evitar la ansiedad de un afecto intenso no cumplido”, basado en L. CIAN, “La relación de ayuda”, CCS, Madrid 1995, 109-121. En psicología tiene relación con la “proyección afectiva”, trasladando sobre los demás los propios sentimientos. 43 C. RANSLEY; T. SPY, op.cit., 129. 44 JUAN PABLO II, Carta apostólica Salvifici doloris, 11 de febrero de 1984, 29. www.jp2madrid.org Pág. 7
  • 8. HOMBRE Y MUJER LOS CREÓ Nº 21 Año 2014 Noviembre El perdón en la familia como llamada a la vida nueva Esta impotencia es la del perdón humano que no tiene poder de penetrar en el núcleo metafísico de la acción cometida, en el hecho mismo de que haya sido cometida (…), el perdón del ofendido no es la Palabra todopoderosa de Dios y, por tanto, no realiza aquello que significa. El ofensor perdonado sigue enfrentado con su vulnerabilidad: las consecuencias de la falta no pueden ser disueltas en el estricto cuadro de la ética. Hay que volverse hacia lo religioso: sólo una intervención divina puede permitir la conversión del ofensor aislado y pecador45. El perdón divino puede que no haga desaparecer la ilusión del fecisse, puesto que la persona no logra perdonarse a sí misma aún cuando ha podido obtenerlo válidamente en el Sacramento de la Reconciliación, teniendo que enfrentarse a ciertas barreras psíquicas. Aún así: La penitencia cristiana tiene una dimensión terapéutica que se ejerce hasta la comprensión que el culpable tiene de sí mismo. Si no es humanamente posible cambiar la materialidad irreparable de un acto cometido, el proceso de penitencia se inscribe en un acto de fe en la eficacia del perdón recibido. […] La justa medida de la penitencia permite al culpable integrar psíquicamente el alcance absoluto de la reparación que se le pide46. El perdón no exime de la reparación del mal cometido, sino más bien permite ser consciente de la necesidad de hacerlo -la justicia lo exige-, siendo necesario propiciar una ocasión donde ese mal cometido pueda ser reparado. Conclusiones Siendo la familia una realidad natural, es imagen de Dios en el mundo, por eso desde ella y en ella podemos descubrir el sentido de la vida, en definitiva, ser felices. La experiencia del perdón hace posible la comunión entre personas, abriéndonos a la Vida Nueva que nos ofrece Jesucristo. Comunión de personas, familia, felicidad, perdón, psicología, Revelación. ¿Qué papel ha desempeñado tu familia en tu vida?. ¿Guardas resentimiento hacia algún miembro de tu familia que no puedes superar?. ¿Qué dificultades tienes para perdonar a quienes te hieren?. ¿Cómo eres capaz de perdonar?. ¿Asumes tus faltas acercándote a quien has herido a pedir perdón?. ¿Te acercas al Sacramento de la Confesión con frecuencia?. ¿Cuál es tu experiencia al saberte perdonado?. 45 J. LAFFITTE, op. cit., 106-110. 46 J. LAFFITTE, op. cit., 274 Pág. 8 Asociación Persona y Familia
  • 9. El perdón en la familia como llamada a la vida nueva HOMBRE Y MUJER LOS CREÓ Nº 21 Año 2014 Noviembre Magisterio de la Iglesia BENEDICTO XVI, Mensaje para la celebración de la XLI Jornada Mundial de la Paz (1 de Enero de 2008). BENEDICTO XVI, “Fundamento antropológico de la familia”, apertura del Congreso Eclesial de la Diócesis de Roma sobre «Familia y comunidad cristiana: formación de la persona y transmisión de la fe» (6/6/2005). JUAN PABLO II, Exhortación apostólica Familiaris consortio, 22 de noviembre de 1981. JUAN PABLO II, Exhortación apostólica Reconciliatio et paenitencia, n.18. General AMERICAN PSYCHOLOGICAL ASSOCIATION, Forgiveness: A Sampling of Research Result, Washington, Dc: Office of International Affairs. Reprinted, 2008. ANDEREGGEN, I.; SELIGMANN, Z., La Psicología ante la Gracia, Ed. EDUCA, Buenos Aires 1999. BURGGRAF, J., Convivir en el matrimonio. El arte de perdonar, conferencia pronunciada en el Instituto de Estudios Superiores de la Familia (IESF) de la Universitat Internacional de Catalunya, 22. IV. 2007. CASULLO, M.M., La Capacidad para perdonar, en M.M. CASULLO, Prácticas en Psicología Positiva, Lugar Editorial, Buenos Aires 2008, 39-60. COOPER, J.; GILBERT, M., El papel del perdón en el trabajo con parejas, en RANSLEY, C.; SPY, T., El perdón y el proceso de curación. Una cuestión central en la terapéutica, Madrid 2009, 109-131. CORCUERA, F. U., Del Resentimiento al Perdón. Una puerta a la felicidad, Rialp, Madrid 2004. CRESPO, M., El perdón. Una investigación filosófica, Ediciones Encuentro, Madrid 2004. DELAGE, M., La resiliencia familiar. El nicho familiar y la superación de las heridas, Ed. Gedisa, Barcelona 2010. DROSTE, K., La palabra paterna en el orden de la vida personal, tesis doctoral inédita, 73, en PALET, M., Aproximación psicológica: el sexo, el género y sus derivados, conferencia del I Congreso Internacional de Ideología de Género, Navarra 2011, 20. ECHAVARRÍA, M.F., La praxis de la psicología y sus niveles epistemológicos según Santo Tomás de Aquino, op.cit, 296. ECHAVARRÍA, M.F., Corrientes de la Psicología Contemporánea, Scire Universitaria, Barcelona 2010. ENRIGHT, R. D.; RITZGIBBONS, R.P., Helping Clients Forgive: An Empirical Guide for Resolving Anger and Restoring Hope, American Psychological Association, Washington 2000. ENRIGHT, R., Counseling within the forgiveness triad: On forgiving, reciving, forgiveness, and self-forgiveness. Counseling and Values, 40 (2), 1996, 107-126. ENRIGHT, R., Aprender a perdonar: un camino para prosperar, conferencia desarrollada en el Congreso Eucarístico Internacional de Dublín, Irlanda 14 de junio 2012. ENRIGNT, R., Forgiveness is a choise, APA Books, Washington, D. C. GONZÁLEZ, M.R., Tesis doctoral “Relaciones familiares y desarrollo personal. Cuidado y plenitud. Perspectivas básicas para la intervención en escuelas de padres”, Universidad Complutense de Madrid 2004. LAFFITTE, J., El perdón transfigurado, EIUNSA, Madrid 1999. LAFFITTE, J., Vida humana: don, vida y perdón, en SCOLA, A., ¿Qué es la vida?, Ed. Encuentro, Madrid, 1999. LARRÚ, J., El don del perdón como renovación de la caridad conyugal, pro manuscrito, Curso de Formación de Agentes de Pastoral Familiar y Vida, 17.07.2010, El Escorial. MELINA, L., NORIEGA, J., PÉREZ SOBA, J-J., Caminar a la luz del amor. Fundamentos de la moral cristiana, Ed. Palabra, Madrid 2007. MELINA, L., Por una cultura de la familia. El lenguaje del amor, Ed. Edicep, 35-51, Valencia 2009. NAVARRO GÓNGORA, J., Técnicas y programas en terapia familiar, Paidós Terapia Familiar, Barcelona 1992. PALET, M., “Aproximación psicológica: el sexo, el género y sus derivados”, conferencia del I Congreso Internacional de Ideología de Género, Navarra 2011, 20. PALET, M., La educación de las virtudes en la familia, Ediciones Scire, Barcelona, 2007. PALET, M., La familia, educadora del ser humano, Temas Perennes, Barcelona 2000. PALET, M., Matrimonio y familia: entorno de vida que ofrece la identidad personal, 22º Congreso de la Federación de Asociaciones Médicas Católicas, Barcelona 2006, 11. PÉREZ SOBA, J. J., El corazón de la familia, Publicaciones de la Facultad de Teología San Dámaso, Madrid 2006, 173- 194. RANSLEY, C.; SKY, T., El perdón y el proceso de curación. Una cuestión central de la terapéutica, Neo Person Ediciones, Madrid 2007, 109-131. RICOEUR, P., La memoria, la historia, el olvido, Ed. Trotta, Madrid 2003, epílogo “el perdón difícil”. RIVERA, J.; IRABURU, J.M., Síntesis de espiritualidad católica, Fundación GRATIS DATE, Pamplona 2003, capítulo 6. www.jp2madrid.org Pág. 9
  • 10. HOMBRE Y MUJER LOS CREÓ Nº 21 Año 2014 Noviembre El perdón en la familia como llamada a la vida nueva Artículos “El perdón tiene un poder liberador que la psicología está redescubriendo”, ZENIT.org, 20 septiembre 2005. “Jóvenes a la interperie”, Revista del Teléfono de la esperanza, A vivir familia, nº 228, (Marzo-Abril 2009), 23-24. “La familia, santuario de la Misericordia y de la vida”, Iglesia y Familia, Junio 2010, nº 20. “La familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad (parte I)”, Instrucción Pastoral de la Conferencia Episcopal Española, Madrid, 27 de Abril de 2001. “¿Es posible hablar científicamente de género sin presuponer una generología?”, Papeles del Psicólogo (Febrero 2000), nº 75, 3-12. “Emotion-focused couples therapy and the facilitation of forgivenes, Journal of Marital and Family Therapy, Jan 2010, 36, 1, ProQuest, 28. “Familias para todos los gustos”, Revista del Teléfono de la esperanza, A vivir familia, nº 228, (Marzo-Abril 2009), 10. El perdón como Herramienta Clínica en Terapia Individual y de Pareja”, Clínica Contemporánea. Revista de Diagnóstico Psicológico, Psicoterapia y Salud, Vol. 3, nº 2 (2012), 121-134. LORDA, J.L., “La gracia de Dios, protagonista del ecumenismo”, Zenit.org, Febrero 2006, http://www.zenit.org/article-18180?l=spanish (enlace revisado a 3 de Septiembre de 2012). Páginas Web AMERICAN PSYCHOLOGICAL ASSOCIATION, http://www.apa.org/ ARTÍCULOS Y RECURSOS DE PSICOLOGÍA, http://kspope.com/index.php CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html CLÍNICA CONTEMPORANEA, http://www.revistaclinicacontemporanea.org/ CONFERENCIA DE OBISPOS CATÓLICOS DE ESTADOS UNIDOS, portal web “Por Tu Matrimonio” dirigido a las parejas hispanoparlantes: http://www.portumatrimonio.org/ CONGRESO MUNDIAL DE LAS FAMILIAS (WCF -por sus siglas en inglés-), http://congresomundial.es/el-wcf/ I CONGRESO INTERNACINOAL DE ACONSEJAMIENTO CRISTIANO, http://www.mpereyra.com/ I CONGRESO INTERNACIONAL DE IDEOLOGÍA DE GÉNERO, http://www.unav.edu/congreso/ideologiadegenero/programa1 INSTITUTO INTERNACIONAL DEL PERDÓN, http://www.internationalforgiveness.com Oh Padre misericordioso, tu Hijo Jesucristo, juez de vivos y muertos, en la humildad de su primera venida ha rescatado a la humanidad del pecado y, en su retorno glorioso, pedirá cuentas de todas las culpas: concede tu misericordia y el perdón de los pecados a nuestros padres, a nuestros hermanos y a nosotros tus siervos, que impulsados por el Espíritu Santo volvemos a ti arrepentidos de todo corazón. Por Cristo nuestro Señor. ROSA MARÍA GONZÁLEZ MAYORAL Licenciada en Psicología. Máster en Psicología de la Familia por el Pontificio Instituto Juan Pablo II Oración de Perdón del Beato Juan Pablo II Año Jubilar 2000 Pág. 10 Asociación Persona y Familia