2. La serenidad es una virtud que se va obteniendo con- forme se lleva a cabo nuestro crecimiento espiritual y a través del conocimiento y la experiencia. Adquirir serenidad, es señal de haber alcanzado cier- to grado de madurez. SEGUIR CON EL MOUSE
3. La serenidad está reñida con la ira, los rencores, los miedos y las angustias. Estas pasiones, desestabilizan la mente y el corazón y nos producen resentimientos que si no los eliminamos a tiempo, pueden transformarse en odio que tanto daña al ser humano.
4. La serenidad es necesaria para aprender, para ense- ñar, para trabajar y para tomar decisiones de todo tipo. La serenidad nos ayuda frente a las injusticias, en los los momentos difíciles y en los sucesos que a veces a- tentan contra nuestra integridad.
5. Con la serenidad, podemos controlar los sentimientos, lo cual supone dirigirlos y expresarlos en forma correcta. Cuando esto no pasa, perdemos el dominio de las pala- bras y de las acciones.
6. Quien posee serenidad, conserva su espíritu calmo sin desesperarse ni desanimarse. Enfrenta los problemas y después, con la debida prontitud, procede con las re- soluciones adoptadas.
7. La serenidad cuenta con la colaboración de la com- prensión y la objetividad sobre los acontecimientos. No los agrava ni los dramatiza. Los observa y los a- naliza con realismo y a la vez con optimismo.
8. La serenidad impide el afán inútil de querer hacer mu- cho o abarcar demasiados asuntos sin sentido. Ade- más, no se deja llevar por los impulsos o por las intui- ciones. Siempre actúa después de todo pensamiento, dicho o hecho.
9. La serenidad, aunque lo aparente, no es apatía, no es dejadez ni es pusilanimidad. En definitiva, la serenidad es la calma interior, el equi- librio emocional, la estabilidad de ánimo y el autocontrol de toda persona espiritualmente sana. ERA Producciones