1. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Arecibo
Departamento de Ciencias Sociales
Análisis de Ritual Religioso
ANTR-3006: Antropología Sociocultural
Prof. Iván Francisco Medina
Taysha Bruno Ortiz
2. Tomando la fe cristiana como punto de partida, el hombre y la mujer desde el
momento de su creación aceptaron sin cuestionamientos su existencia y propósito en la
Tierra; no fue hasta que comieron del fruto que les había sido prohibido que comenzaron a
razonar y reflexionar por cuenta propia. Desde entonces, el ser humano en algún punto de su
vida (o tal vez a través de gran parte de ella) ha intentando buscar explicaciones
emocionalmente satisfactorias, y hasta cierto punto “razonables”, para las grandes
interrogantes de la vida. En esta búsqueda del ser humano, la religión ejerce su papel de
cumplir con estas teodiceas. Por esto es de suma relevancia el estudio de la religión ya que
permite evaluar las verdaderas funciones de ésta en la sociedad, y las repercusiones que ha
tenido y sigue teniendo en la humanidad. Con estos conocimientos presentes en todo
momento, me tomé la aventura de estudiar la religión teísta que enfoca su adoración y
reconoce solo a Dios: la Primera Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en Vega Alta. Al
visitar el establecimiento, lo primero que llamó mi atención fue su estructura similar a la de
un coliseo con capacidad para alrededor de 1,000 personas. Tan pronto entré, noté al fondo
del lugar un gran altar de mármol como el que se le levantaría a un dios presente, pero en él
se hallaba una simple mortal con micrófono. Detrás de ella había un mosaico que formaba
unos brazos extendidos con una cruz entre medio de ellos. En contraste a sus aspectos
religiosos, la decoración navideña del lugar era totalmente secular: ornamentos en forma de
esferas, espirales y estrellas, pascuas rojas y doradas, cintas que cubrían todas las columnas,
en fin, todo tipo de decoración digna de un centro comercial.
Tan pronto me adentré en el templo y antes que comenzara el servicio, me fue
imposible no percatarme de las divisiones en vestimenta que saltaban a la vista: había un
pequeño grupo de mujeres adultas vestidas de camisa azul y falda negra; se paseaban por
todo el lugar una y otra vez sin tomar asiento, y recibían en la entrada a todo el que llegaba.
En un punto determinado del servicio, al recoger una ofrenda monetaria, se les llamó a este
3. grupo de mujeres por el nombre de diaconizas. Aparte de estas mujeres, otro grupo
sobresaliente en términos de vestimenta era uno compuesto de hombres y mujeres vestidos de
camisa blanca y pantalón o falda negra; asumo que estos dos grupos eran la élite de la
congregación. Casi finalizándose el culto, a este grupo le llamaron ancianos, aunque muchos
de ellos aun no lo eran cronológicamente. Ellos fueron los encargados en dirigir un evento
que ellos llaman la santa cena; mientras los ancianos distribuían los elementos que ingeriría
la congregación, uno de ellos permaneció en el altar con su libro sagrado, la Biblia, y explicó
que aquel era un acto simbólico en conmemoración de su dios; dijo que al comer el pan
ingerirían el cuerpo de Dios y al beber el vino, su sangre. Cuando quise probar aquello tan
sagrado para ellos, no se me fue permitido porque para hacerlo debo ser miembro de la
congregación y debo estar bautizada, aunque a decir verdad, no creo que haya sido una
experiencia extraordinaria porque aunque todos lo ingirieron, no hubo ninguna diferencia en
ellos.
Además, en diferentes momentos del culto hubo momentos de adoración: un grupo de
músicos cantaban de la misericordia, amor y grandeza de su dios, y de la necesidad que
tenían de él. Esto lo hacían con los ojos cerrados y las manos extendidas hacia delante o hacia
arriba como en una especie de transe; muchas veces sus rostros reflejaban tristeza y hasta
dolor, pero el resto de la congregación les imitaba. Mientras este grupo les incitaba a la
adoración, muchas de las personas gemían esporádicamente y gritaban para el resto: “¡Gloria
a Dios!” y “¡Aleluya!”, e inevitablemente mi corazón se sobresaltaba ante cada grito porque
el acomodo de las sillas dejaba apenas un diminuto espacio entre cada persona, lo que
obligaba a una distancia íntima.
Por otra parte, durante la clase de damas y caballeros y durante el sermón se dieron
dinámicas completamente diferentes: en la clase había mucha participación por parte de la
congregación hasta el punto que los temas que se discutían eran tan seculares que tornaron la
4. clase en una plática social. En cambio el sermón fue un monólogo que tocó de manera muy
clara el fenómeno de la misericordia de Dios y de cómo cada uno de sus seguidores debe
estar conforme y agradecido con lo que tiene y lo que carece; la mujer que llevó el mensaje lo
concluyó exhortando a todo aquel que se sintió aludido a pasar frente al altar para que oraran
por ellos. Al momento que la primera persona se postró frente al altar, docenas de personas se
llegaron de carrera allí. Cada una de aquellas personas lloraba, gemía, gritaba y hasta
temblaba de forma inexplicable mientras otra persona (ancianos o diaconizas) le ponían una
mano sobre la frente y le hablaban con los ojos cerrados a cada uno; algunos pocos mientras
experimentaba todo esto también comenzaban a hablar en lenguas ajenas a mi conocimiento.
Luego de todo lo experimentado, cada cual regresaba a su asiento de manera muy casual,
como si no hubiese sido testigo de lo que acababa de suceder allí.
Un detalle que no pudo escapar mi atención fue el hecho del hincapié que se hizo
durante el sermón de lo agradecido que debían estar todos los siervos de su dios y de cómo
debían comportarse y proceder en su vida para demostrar este agradecimiento, apoyando la
teoría de Emile Durkheim quien planteó que la religión es la adoración de la sociedad con el
fin de reafirmar y darle perpetuidad a lo existente llevando sus creencias, valores y moral al
plano de lo sagrado. Esta afirmación, aunque un va en contra del concepto de sí misma que la
religión quiere llevar, es fácilmente respaldada por la actitud que siempre ha tenido la
religión de dictar el modo de vida que han de llevar sus practicantes.
Otra teoría de las funciones de la religión que fue apoyada en este culto eclesiástico
fue la económica. Durante la recolecta de la ofrenda pidieron que pasaran a dar la ofrenda del
arca: esto es la aportación monetaria que hacen los miembros para modificaciones y
adiciones a la estructura. Para cualquiera que entre al templo no va a ser ninguna sorpresa que
la idea del lucro ha impulsado el crecimiento en término de miembros y de estructura de esta
iglesia.
5. Por lo anteriormente planteado se puede señalar con gran facilidad que este ritual
religioso pertenece, entre las organizaciones religiosas, a la denominación pues a diferencia
de la iglesia, solo reclama la membresía de una parte sustancial de la población; por mi
experiencia, esta membresía es una camisa de fuerza para cualquiera que visite el templo,
siendo factor de cohibición a la experiencia religiosa completa. También es oportuno
mencionar que por el hecho de que durante todo el servicio estuvo presente la pastora y líder
de la congregación, éste se considera un culto eclesiástico.
En conclusión, a pesar del hecho que hace años he estado expuesta a éste culto
eclesiástico en particular, nunca he sido miembro oficial de la denominación, y en
consecuencia no he tenido la experiencia completa de los eventos que toman lugar en el
ritual, aunque generalmente he aceptado las normas impuestas. Por esta razón, la oportunidad
de observación y análisis me permitió captar ciertos detalles, conductas y posturas que estoy
segura han pasado desapercibidas para muchos de los miembros de la congregación, y pude
captar cómo la misma denominación durante el sermón hace campaña en contra de otras
instituciones no religiosas en un intento de contrarrestar la secularización que estas han
propiciado en la sociedad actual respecto a la religión, y que cada vez le resta influencia a la
sociedad. Cabe aclarar que esto no representa la futura extinción de la religión, porque
aunque en siglos pasados se había predicho que los avances tecnológicos desaparecerían o
sustituirían la religión convirtiéndola en una pieza de museo, aun vemos como el ritual
religioso sigue vigente en toda sociedad del mundo y cómo continúan surgiendo nuevos
rituales, prolongando la existencia, vigencia e importancia de la religión en la sociedad.
6. Por lo anteriormente planteado se puede señalar con gran facilidad que este ritual
religioso pertenece, entre las organizaciones religiosas, a la denominación pues a diferencia
de la iglesia, solo reclama la membresía de una parte sustancial de la población; por mi
experiencia, esta membresía es una camisa de fuerza para cualquiera que visite el templo,
siendo factor de cohibición a la experiencia religiosa completa. También es oportuno
mencionar que por el hecho de que durante todo el servicio estuvo presente la pastora y líder
de la congregación, éste se considera un culto eclesiástico.
En conclusión, a pesar del hecho que hace años he estado expuesta a éste culto
eclesiástico en particular, nunca he sido miembro oficial de la denominación, y en
consecuencia no he tenido la experiencia completa de los eventos que toman lugar en el
ritual, aunque generalmente he aceptado las normas impuestas. Por esta razón, la oportunidad
de observación y análisis me permitió captar ciertos detalles, conductas y posturas que estoy
segura han pasado desapercibidas para muchos de los miembros de la congregación, y pude
captar cómo la misma denominación durante el sermón hace campaña en contra de otras
instituciones no religiosas en un intento de contrarrestar la secularización que estas han
propiciado en la sociedad actual respecto a la religión, y que cada vez le resta influencia a la
sociedad. Cabe aclarar que esto no representa la futura extinción de la religión, porque
aunque en siglos pasados se había predicho que los avances tecnológicos desaparecerían o
sustituirían la religión convirtiéndola en una pieza de museo, aun vemos como el ritual
religioso sigue vigente en toda sociedad del mundo y cómo continúan surgiendo nuevos
rituales, prolongando la existencia, vigencia e importancia de la religión en la sociedad.