1. PREHISTORIA Tema XXXVII Carlos Basté López
2º Cuatrimestre
Tema XXXVII. La Segunda Edad del Hierro en Europa
1. INTRODUCCIÓN
1.1 Europa Central
La civilización hallstática se había caracterizado por la siderurgia, el nacimiento de un
arte decorativo esencialmente geométrico, la coexistencia de la inhumación y la
incineración y la progresiva consolidación de una sociedad jerarquizada con unos jefes
militares.
Desde mediados del siglo VII a.C. y, sobre todo en el VI, la Europa “bárbara” tiene
contactos con la mediterránea. Los griegos y los etruscos importan materias primas
como el estaño británico, cobre de los Alpes o de Renania y Bohemia, y ámbar del
Báltico. Exportan el coral y productos manufacturados muy variados. Sin embargo, el
producto fundamental que proporciona el Mediterráneo es el vino, producto de lujo que
llegó a adquirir una función social y a ser parte del rito funerario.
El siglo V a.C. estará marcado por la quiebra del mundo hallstático. La desaparición de
Heuneburg pone de manifiesto el derrumbamiento de la organización estatal y del
sistema económico y social de los príncipes hallstáticos. Entre las posibles causas de
esta decadencia quizás estarían el agotamiento del flujo de los bienes de lujo necesarios
para sus circuitos de intercambio, la emergencia de nuevas élites en el norte y el rápido
crecimiento demográfico que inestabiliza el equilibrio social, produciéndose
migraciones masivas hacia Italia y Grecia. Arqueológicamente se pueden rastrear estas
rutas a través de la distribución de necrópolis de finales del siglo V a.C. y comienzos del
IV a.C.
A mediados del siglo V a.C., aparecen enterramientos en túmulos con ajuares muy ricos
y distintos a los hallstáticos, con vasos etruscos y otros objetos llegados por vía
transalpina y que geográficamente están ubicados en la región media del Rhin, área que
pasará a ser el nuevo centro de comercio con el mundo clásico. Todos estos factores
señalan el inicio de la Segunda Edad del Hierro y de la civilización de La Tène.
Sincrónicamente, en Grecia se desarrolla el llamado período clásico.
1.2 Europa Oriental
En Europa oriental y en las estepas euroasiáticas aparecen una serie de pueblos,
conocidos por Heródoto, cuya población no es uniforme ni comparten una lengua
común. Los grupos más representativos son los escitas, al norte del Mar Negro, los
sármatas, situados al oeste de las estepas, sobre el Caspio, y los saces, al suroeste de
éstos. Los tagaros, el grupo tuva, y los ordos se ubican en Asia Central.
En el Sudeste de Europa las culturas posteriores al año 500 a.C. se convierten
progresivamente en los “pueblos bárbaros” ágrafos. Probablemente estos pueblos
pastores comenzaron su existencia como grupos tribales de tipo clan, que se abastecían
de metales y maderas, a cambio de caballos y productos lácteos y ganaderos. Los
caballos escitas se introdujeron en Europa.
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Escitia
Este nombre recibe la vasta estepa de pastos que se extiende desde Valaquia al sur de
Siberia. Entre los escitas, se distingue a los “nobles”, que poseían caballos, y a los
demás. Las ricas tumbas de guerreros muestran estas diferencias y el armamento (arcos
de madera con armazón metálico, puntas de flecha trilobuladas de bronce, lanzas y
espadas de hierro macizas, etc) que se encuentra en ellas revelan el gran desarrollo de su
capacidad militar.
La presencia de élites montadas y armadas dio lugar a gentes que prestaron “servicios” a
éstas: metalúrgicos ambulantes, intérpretes, etc.
Ni las fuentes clásicas ni la arqueología permiten conocer la compleja etnicidad de
escitas y tracios. Por lo enterramientos sabemos que fueron propietarios de caballos y
que existía una jerarquía social. En los siglos V y IV a.C. los estilos metalúrgicos
aqueménidas1
estimularon el desarrollo de una orfebrería tracia de bienes de prestigio en
plata. Ante los asaltos de macedonios y celtas, los tracios enterraron sus objetos de
valor, encontrándose en toda Bulgaria depósitos de tales objetos del siglo IV a.C.
En la cuenca baja del Dniéper aparece la mayor concentración de túmulos o Kurganes
del siglo VI a.C., con ajuares funerarios de pieles de la taiga ártica, a veces con oro y
elementos foráneos.
2. LOS CELTAS
Los autores griegos del siglo V a.C: conocen a los pueblos de la Segunda Edad del
Hierro como Keltoi. Se puede hablar de celtas para referirse a los pueblos
centroeuropeos – de lengua céltica y Cultura Lateniense – que se desarrollan desde el
siglo V a.C. hasta la entrada de Roma en las diferentes regiones.
Los pueblos célticos pertenecían a la rama occidental de la familia indoeuropea, uno de
los principales factores étnicos de Europa ya desde finales del III milenio a.C.
El mundo céltico surge, sin cambio étnico, como evolución de las poblaciones indígenas
de los “campos de Urnas” del Bronce Final, con una línea de continuidad en la Cultura
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Dinastía que rigió el Primer Imperio Persa de la antigüedad desde mediados del siglo VI a.C.
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de Hallstatt, constituyéndose en los posibles antepasados de los latenienses. Sin
embargo, no es posible considerar La Tène como un a simple consecuencia lineal de
Hallstatt, pues hay otros factores en su formación, como el colapso que, desde
comienzos del siglo V a.C., sufre la ruta comercial del Ródano, como consecuencia de
la cual los celtas quedan alejados del Mediterráneo y buscan ralaciones comerciales con
los pueblos escitas de la Europa oriental.
Para denominar a las poblaciones celtas orientales (Asia Menor) se ha usado el término
de gálatas.
Los celtas, a lo largo de cuatro siglos, fueron una etnia coherente, distinta a otros
grupos, con una organización socio-cultural y, sobre todo, una lenguas propia.
3. CIVILIZACIÓN DE LA TÈNE
3.1 Localización geográfica
El territorio original de La Tène se extiende desde la región del Marne al alto Danubio;
pero en la fase de apogeo el territorio celta ocupa un área que limita por el oeste con el
océano Atlántico, desde la Península Ibérica hasta las Islas Británicas; al norte con el
reborde interior de la llanura septentrional alemana y polaca; al este, con el marco de los
Cárpatos y al sur con el litoral mediterráneo. El núcleo celta es el norte de los Alpes, en
la zona conocida como “Bosque herciniano”, con dos ejes fluviales que son vías de
comunicación: el Main y el Danubio.
3.2 Periodización
Desde finales del siglo pasado se han relaizado numerosos intentos de clasificación de
este período. El primero, de Otto Tischler (1885), se basaba en la tipología de fíbulas y
espadas:
- La Tène I o Antiguo: 400-300 a.C.
- La Tène II o Medio: 300-100 a.C:
- La Tène III o Tardío: desde el 100 a.C. a la conquista romana.
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En la actualidad se usa para Europa Occidental un sistema cronológico basado en varios
estudios anteriores. En 1956, Jan Filip estableció para Europa Central una cronología de
carácter histórico con 5 períodos:
1ª Aproximadamente hasta el 400 a.C., habría una etapa previa a la expansión
histórica de los celtas
2ª Expansión histórica de estos pueblos (400-250 a.C.)
3ª Consolidación y transformación de la economía celta (250-125 a.C.)
4ª Época de apogeo de los oppida y de expansión económica (125-50 a.C.)
5ª Decadencia y fin de los oppida, como consecuencia de la presión germana
Jacobsthal establece una clasificación basada en la evolución artística y J. Collis (1989)
propone las siguientes etapas:
- La Tène A: Fase Clásica (500-400 a.C.)
- La Tène B-C: Época de expansión (siglos IV y III a.C.)
- La Tène D: fase de los oppida (150-50 a.C.)
3.3 Asentamientos
El asentamiento céltico del siglo V a.C. es fortificado o un hábitat rural. Los
asentamientos fortificados, en altura, tienen un baluarte de piedras secas dispuestas
formando aparejo con un armazón de vigas, y con un ancho foso que rodea el exterior.
Son de pequeño tamaño, y en el interior hay casas de madera de planta rectangular.
En este primer momento perduran los tipos anteriores con la novedad de un
ordenamiento de los edificios, debido quizás al influjo del urbanismo hipodámico
griego. Un ejemplo de esto es Heunebrug (Baviera).
El hábitat rural estaba constituido por pequeñas aglomeraciones de viviendas (de 3 a 5
generalmente), en madera, de planta rectangular o cuadrangular.
Lo más común son los asentamientos abiertos, en valles, siendo pocos los poblados
fortificados.
Posteriormente, especialmente a finales de La Tène, el hábitat característico de esta
civilización será el oppidum, descrito por César como una verdadera ciudad-fortaleza.
Los oppida aparecen en Checoslovaquia y en la Alemania central, en primer lugar, y
algo después en el sur de Alemania y Francia. Con ellos se define el proceso de
formación estatal. Son amplios asentamientos en altura, a veces en llano, defendidos por
una fortificación, con una extensión normal de entre 20 y 30 hectáreas, aunque alguno
alcance las 1.500 hectáreas (oppidum de Heidengraben).
Este tipo de asentamiento se ha considerado la respuesta de las tribus celtas frente a la
invasión de otros pueblos, para proteger su población y su riqueza, además de aquellos
puntos estratégicos de su sistema económico, pues estos asentamientos están
relacionados con la fundición del hierro. Estos oppida estaban situados en vías
comerciales o cerca de yacimientos de materias primas, mineral de hierro, arenas
auríferas, sal, etc. y eran el centro económico de un territorio determinado.
Hay dos tipos constructivos para las fortificaciones:
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- “Muro gálico”: constituido por un entramado interior d epostes horizontales
asegurados por espigones de hierro. El muro es de tierra y puede ser revestido
con piedra al exterior y reforzado con un talud de tierra interior. Típico del área
gala.
- Tipo Kelheim: formado por un apared de postes verticales revestida de piedra al
exterior y reforzada al interior, con un talud de tierra. Típico de Centroeuropa.
Los oppida concentran la mayoría de la población. Generalmente se sitúan en colinas
inaccesibles y se abandonan los poblados situados en llanos.
Los más usual es un trazado irregular, aunque en algunos asentamientos como el oppida
de Manching existiese una planificación previa con calles bordeadas por edificios. Hay
áreas especializadas, como grandes graneros, edificios para los artesanos, metalúrgicos,
etc. Hay áreas de pastos para el ganado e incluso espacios para la acuñación de moneda.
Las casas son de madera. César también menciona senados y mercados, aunque no han
sido localizados.
Otros oppida conocidos son Alesia y Gergovia en las
Galias, y Maiden Castle (en la imagen) y Eildon Fort,
en las Islas Británicas. En esta última zona también
aparecen pequeños fuertes llamados “Crannogs” y
torres escocesas conocidas como “Brochs”.
En la llanura indoeuropea apenas se conocen poblados fortificados y éstos son muy
pequeños. En el sur de Polonia, oeste de Eslovaquia y norte de Hungría, la urbanización
es distinta, se trata de una pequeña fortificación en altura, que es un núcleo en torno al
que se articulan asentamientos industriales abiertos y lugares rituales.
3.4 Necrópolis
No hay una forma específica de enterramiento céltico, pudiendo detectarse una cierta
continuidad de lo hallstático en las primeras etapas: inhumación en posición extendida
bajo túmulo de piedra.
La diferencia con respecto a Hallstatt de estas primeras tumbas latenienses radica
esencialmente en los ajuares, compuestos de objetos decorados con el estilo lateniense
antiguo. Son comunes los enterramientos con carros de dos ruedas y con vasos
cerámicos griegos o etruscos.
En los ajuares masculinos predominan las armas (espadas de hierro cortas con lengüeta,
puntas de lanza y de jabalina, escudos, yelmos de bronce y arneses), mientras que en
los femeninos lo más común son los adornos y aderezos para el vestido.
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Algunos enterramientos presentan ajuares muy ricos. Son,
generalmente, tumbas femeninas, como las de Reinheim (Sarre,
en la imagen un brazalete) y Waldalgesheim (Renania)
En las necrópolis de este momento se pueden encontrar hasta
200 enterramientos, lo que pone de manifiesto la gran
explosión demográfica acaecida desde el inicio del siglo V a.C.
En regiones periféricas perduró la incineración de los “Campos de Urnas” tardíos,
como ocurrió en el norte de Alemania y el sur del Báltico.
Durante los siglos IV y III a.C. o período de La Tène B-C, las necrópolis son de
inhumación sin túmulo y excepcionalmente de incineración. Los hombres eran
enterrados con sus armas y las mujeres con sus joyas. Se desconocen enterramientos
con carros, así como importaciones exóticas o grande sobjetos de oro. Las necrópolis de
La Tène B-C son más pequeñas que las de La Tène A, pues cuentan con unas 30 ó 40
tumbas. En las necrópolis del siglo II a.C. o período de La Tène D se observa un
creciente progreso del rito de incineración (Karaburma, Belgrado).
No conocemos las que corresponderían a las gentes de los grandes oppida,
posiblemente porque carecían de ajuares y eran enterrados directamente en la tierra.
En este período final aparecen las primeras
representaciones figuradas, asociadas al mundo
religioso celta, como el caldero de Gundestrup
(Jutlandia, Dinamarca), de la primera mitad del siglo II
a.C., hecho con técnicas de fabricación tracia.
Probablemente este caldero llegó al norte como botín de
grupos saqueadores germánicos.
3.5 Economía y sociedad
La economía celta muestra una agricultura muy evolucionada y de gran productividad.
Los agricultores celtas desarrollan una estrategia agrícola extensiva, con la ocupación de
nuevas tierras y una especialización en la selección de especies animales y vegetales.
Cereales y leguminosas son la base alimenticia. Con la cebada elaboran “cervesia”.
Cultivan lino y cáñamo para utilizar sus fibras.
Desde el siglo IV a.C. se usaban arados con rejas de hierro, azadas y grandes hoces,
posteriormente se incorpora la guadaña. La harina se molía a mano, desde el siglo III
a.C. con molinos redondos, y en el II a.C. aparecen los molinos giratorios.
La ganadería desempeña un importante papel, con parte de los terrenos en barbecho
ocupados en la alimentación de animales. Hay un aumento de la importación de ganado
bovino, que proporciona carne y leche. También el cerdo era apreciado por su carne. El
ganado ovino igualmente era proveedor de carne, pero se criaba especialmente para la
producción de lana, con la que se fabricaban tejidos variados.
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La importancia del ganado en la sociedad celta se refleja en las luchas por su posesión y
en la determinación que ésta ejercía en el status social.
La base de la riqueza de estas gentes debió estar en el control de la producción de
hierro. También el cobre y el oro fueron intercambiados por importaciones, en especial
del norte de Italia.
El hierro se usaba para forjar, no solamente armas ofensivas (espadas y lanzas
decoradas) o defensivas (cascos, cotas de malla, etc), sino también numerosos utensilios
(navajas, tijeras, aros para toneles, aros para ruedas, travesaños, etc.)
La sal y el lignito también fueron explotados. Cerrada la mina de Hallstatt tras un
desprendimiento, surge un nuevo centro al sur de Salzburgo: Dürnberg bei Hallein,
convirtiéndose en el yacimiento más rico de este período.
Se constata un comercio interno en torno a un área nuclear (Hunsrück en el caos de
Mosela) y otro interregional entre áreas nucleares (Tesino con Etruria, Hunsrück con el
Tesino, etc). En muchos poblados hay indicios de una creciente especialización
artesanal.
Continuó el comercio con el mundo clásico, aunque el movimiento de bienes está
probablemente en manos celtas más que griegas, y la dirección del comercio cambia. El
estímulo comercial tiene ahora su centro en Europa Central.
A finales del período hay una tendencia a cubrir con productos indígenas las demandas
locales. Lo que decae en este momento es el intercambio de productos por el tradicional
ámbar, creciendo el interés por el vino.
El coral se importaba y suaba para realizar incrustaciones en adornos metálicos y en
fíbulas.
Continuó la gran calidad de la producción metalúrgica y cerámica. El hierro se
comerciaba en barras-lingote. A finales del siglo IV a.C. se constatan las primeras
emisiones de moneda (statera de oro del Alejandro III de Macedonia) en el continente,
hecho que significó la sustitución del sistema de trueque por el intercambio monetario,
además de demostrar la madurez político-social alcanzada por los celtas.
Hacia principios del siglo IV a.C. consiguen obtener una especie de esmalte que se
conoce como champlevé. Desde el siglo II a.C. los objetos de vidrio son de fabricación
celta.
También el trabajo de la madera, de larga tradición entre los celtas, se perfecciona,
siendo la tonelería una invención celta y alcanzando gran fama sus carruajes.
3.6 Arte y cultura material
Ésta es una de las más destacadas aportaciones del mundo celta, que se suele aplicar a
pequeños objetos como joyas, armas, vajillas, monedas, etc. En piedra hay algunas
esculturas.
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En los primeros momentos, entre el 500 y el
400 a.C., los artesanos adoptaron el
repertorio de motivos artísticos procedentes
de Oriente Próximo (palmetas, flores de loto,
motivos en lira, etc), pero confiriéndoles un
estilo propio, así como el empleo del compás
para la realización de composiciones
artísticas. Este período es el denominado
orientalizante y a él pertenece el cuenco de
oro de Schwarzembach (en la imagen).
La región de Hunsrück-Eifel fue el centro innovador de la creación artística, siendo el
trabajo del metal el principal soporte de este nuevo estilo. Las fíbulas con formas de
pájaro o humanas, aparecen como una especialidad en Baviera y Bohemia, y aquí el arte
es más geométrico y aparece con decoración estampada sobre cuencos cerámicos.
Se toman modelos mediterráneos, especialmente etruscos, aunque se modifican y hay
una tendencia a jugar con las líneas y los volúmenes. El arte del siglo V a.C. va ligado a
los príncipes, cuyo prestigio está destinado a destacar.
Durante La Tène B predominó y se generalizó un nuevo arte, el estilo Waldalgesheim,
apareciendo, no sólo en torques, brazaletes (en la imagen) y adornos, sino también en
guarniciones de carro, lanzas y vainas.
La repercusión de la invasión celta de Italia, en el mundo del arte, se hace evidente en la
adopción de motivos vegetales de origen italiota. Los destinatarios o compradores de los
objetos artísticos son ahora los guerreros. Los artistas también se inspiraron en la
fijación del asa del caldero, de origen italiano.
El final de La Tène B y el comienzo de La Tène C supone la mayor expansión de la
cultura de La Tène. Los tipos de espadas, fíbulas y los diferentes estilos son similares
desde Turquía hasta Irlanda y desde el norte de Italia hasta el sur de Polonia.
3.7 Religión
La religión celta no era un conjunto monolítico, sino un panteón que incluía una serie de
divinidades tribales, dioses locales y cultos propios, con un fondo mitológico común.
Los datos más antiguos son representaciones de personajes con atributos que nos hacen
pensar en su naturaleza divina. Generalmente van asociadas al árbol de la vida
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(muérdago, en este caso), el señor de los animales y otros temas de origen oriental. Otro
tema iconográfico es el caballo de cabeza humana.
Los druidas eran la casta considerada la élite intelectual y a ellos correspondía conservar
y perpetuar la doctrina.
La civilización de La Tène finaliza con la incorporación de sus territorios al Imperio
Romano y la imposición en ellos de la cultura latina, sin embargo, incluso en las
regiones ocupadas por los germanos, la tradición céltica se conservará en muchos
aspectos, aunque sí se derrumbe el sistema social y económico de los oppida.
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(muérdago, en este caso), el señor de los animales y otros temas de origen oriental. Otro
tema iconográfico es el caballo de cabeza humana.
Los druidas eran la casta considerada la élite intelectual y a ellos correspondía conservar
y perpetuar la doctrina.
La civilización de La Tène finaliza con la incorporación de sus territorios al Imperio
Romano y la imposición en ellos de la cultura latina, sin embargo, incluso en las
regiones ocupadas por los germanos, la tradición céltica se conservará en muchos
aspectos, aunque sí se derrumbe el sistema social y económico de los oppida.
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