LANZAMIENTO DEL MOVIMIENTO POLITICO COLOMBIA PAIS DE REGIONES. MOVIMIENTO QUE PROMUEVE LA REGIONALIZACION Y LA AUTONOMIA REGIONAL Y DICE NO MAS, BASTA YA AL CENTRALISMO ASFIXIANTE DE HACE 200 AÑOS.
DISCURSO. LANZAMIENTO DEL MOVIMIENTO COLOMBIA PAÍS DE REGIONES.DR EDUARDO VERANO .10 DE OCTUBRE DE 2014
1. DISCURSO
LANZAMIENTO DEL MOVIMIENTO AUTONOMICO
“COLOMBIA, PAIS DE REGIONES”
POR: EDUARDO VERANO DE LA ROSA
BARRANQUILLA, OCTUBRE 10 DE 2012
www.colombiapaisderegiones.com
1
2. INTRODUCCION
2
Barranquilla nos congrega hoy, 10 de Octubre, para celebrar lo
que se ha definido como el Día de La Región Caribe. El 10 de
Octubre de 1821 salieron los últimos soldados españoles que
siguieron merodeando el país después de la batalla de Boyacá el
7 de agosto de 1819. El General Montilla Comandante de los
ejércitos patriotas del norte del país y el Riohachero Almirante
José Prudencio Padilla Jefe de la flotilla Republicana, se tomaron
la plaza fuerte de Cartagena donde estaba refugiado el Virrey, la
Real Audiencia y los restos del ejercito realista derrotados en la
Batalla de Boyacá.
El Almirante Padilla, se tomó por abordaje la flota española
fondeada en la Bahía de Cartagena, y después de hechos
prisioneros los marineros de la Real Armada se consolidó la toma
de la Plaza Fuerte.
El General Montillo y el Almirante Padilla pactaron con las
fuerzas españolas vencidas su verdadera rendición, y a cambio
de retirarse y jurar no volver jamás les perdonaron la vida y los
embarcaron rumbo a La Habana. Al abandonar la plaza fuerte de
Cartagena las fuerzas realistas, se consolidó verdaderamente la
Independencia Nacional.
Hemos escogido esta simbólica fecha para proponerle a
Colombia el surgimiento del Movimiento Social y Político por la
Autonomía Regional, “COLOMBIA: PAÍS DE REGIONES”.
Es la evolución natural de un camino histórico de muchos años
que recientemente pasó por el Voto Caribe y llega hoy al
Movimiento Colombia País de Regiones.
3. 3
Nace en el Caribe colombiano, pero su genética, la savia de su
sangre, proviene de todas las regiones del país. Es el Caribe
haciendo Voz de la Esperanza, de progreso de todos los rincones
que hemos recorrido de nuestra patria. Es una co-invitación para
pensarnos, para re-crearnos, para evolucionar, para construir
una, repito, una, Colombia, más justa y solidaria, más equitativa
y sostenible, más digna y más próxima a la capacidad de decidir
de los ciudadanos de toda la nación.
ESPAÑA FEDERAL
Recién hemos visitado España. Allí pudimos observar un país en
plena ebullición, comprometido desde todos los rincones en la
discusión de sus asuntos públicos y políticos. Todos participan y
opinan de un tema que es de interés de todos: la Eficacia y la
Estructura Territorial del Estado para manejar los asuntos
públicos, para bajar la pobreza, para salir del atolladero fiscal,
para superar la crisis del desempleo, para retomar la senda del
desarrollo en libertad y en democracia. Hay pasión por la política
y la política es pasión ciudadana y pasión académica muy
profunda –porque es sacrificio, porque sus efectos duelen o se
gozan. Hay crítica a los políticos y los políticos critican de vuelta,
con ánimo de hacer lo mejor, de encontrar lo mejor, para esa
España pujante que concierne a todos. ¿El denominador común?
Hay participación de la ciudadanía y hay ciudadanía con
conciencia, por tanto, con responsabilidad compartida, en
procura de superar las adversidades del presente, en procura de
decidir un mejor futuro hoy.
Creen los españoles que han construido un país sólido, que fue
un imperio líder en la historia del mundo –“en mis dominios no
se pone el sol”, declaraba Carlos V. A pesar de sus crisis, han
construido un modelo autonómico que están dispuestos a
4. 4
revisar, no para retroceder a centralismos dictatoriales
superados, sino para enriquecer el modelo de estado que los
rige. No pueden, ni quieren, dilapidar la herencia que han
recibido. Piensan no en el Estado que padecen, sino en el Estado
que podrán gozar sus hijos. A tal efecto, tienen claro que, si es
menester, transformar la Estructura del Estado para adecuarla a
las necesidades de los tiempos, de la modernidad y de la post-modernidad,
de la nueva Europa unitaria y plural, a las exigencias
del desarrollo económico y social nacional en un marco de
integración supranacional, pero con la fuerza convergente de las
Comunidades Autónomas españolas. Saben que se requiere
Voluntad Política, transacciones, negociaciones, entendimiento.
Se usan marchas permanentes y hasta partidos de fútbol para
expresiones políticos adecuados con el tema del Ordenamiento
Territorial.
Permítanme compartir una reflexión tomada del libro “La
Arquitectura del Gobierno- Repensando la Descentralización”
(Daniel Treisman, 2007):
“El novelista Carlos Fuentes cree que el federalismo puede ser la
única vía para preservar las culturas locales. Cuando el Primer
Ministro británico Tony Blair propuso modernizar su país, el hizo
de sacar el poder fuera de Westminster un elemento clave de su
campaña. Esto era necesario, dijo, para proteger “los derechos
fundamentales y las libertades” de los ingleses y “desarrollar su
sentido de ciudadanía”. En los 90’s, el diplomático e historiador
George Kennnan confesó su sueño de un Estados Unidos de
América reconstituido como una confederación de doce
repúblicas regionales, cada una de las cuales sería lo
suficientemente pequeña para proveer de “intimidad la relación
entre gobernantes y gobernados”.
5. 5
De eso se trata esto. El tema de la descentralización efectiva del
Estado está en la agenda política del día. De la mano de la
promoción y profundización de la democracia, de la eficacia de
los mercados y los imperativos de su regulación social, de la
libertad individual y de la autonomía de las comunidades que
congregan a los individuos, del imperio de la ley y del respeto a
los derechos humanos fundamentales, el gobierno
descentralizado genuinamente se erige como entorno
institucional para superar viejas enfermedades de la sociedad.
Nuestra propuesta no es un embeleco de costeños paranoicos.
Es la interpretación de una etapa de la historia que reclama
nuevos imaginarios institucionales para resolver viejos
problemas pendientes de solución.
Sea lo primero decir que, persuadidos de la existencia de
regiones como realidades sociológicas de nuestro país,
presentamos a la Asamblea Nacional Constituyente de 1991 una
propuesta para institucionalizar un modelo de regiones,
entendidas éstas como entidades territoriales supra-departamentales
autónomas, que diesen cabida a un
ordenamiento territorial del Estado colombiano y desde el cual,
se dispusiese de un marco genuinamente propicio para impulsar
el desarrollo económico y social de las provincias colombianas,
hacer de la equidad social e inter-regional, más que un principio,
una tarea en permanente ejecución, e implementar, de manera
proactiva y previsiva, un patrón de crecimiento ambientalmente
sostenible, que apunte a la consolidación y el acrecentamiento
del Capital Natural de Colombia –cuya fragilidad, vulnerabilidad y
atropellos se sufren en la piel de cada uno de los habitantes de
las regiones colombianas, que no en la madera fría de los
escritorios de los funcionarios públicos del nivel intermedio del
gobierno central, egocéntrico y apático. Que se niegan a conocer
el país.
6. Entre debate y debate, mi propuesta de Regiones Autónomas
quedó desdibujada, disminuida y tímida. Lo que mal sobrevivió
en el texto constitucional, fue condicionado a que el Legislador
expidiese la Ley de Ordenamiento Territorial, normatividad que
sólo fue emitida 20 años más tarde, en al año 2011, contenida
en la Ley 1454/2011. Esta ley es una caricatura burlona, una
salida a la carrera, una improvisación fragmentada e incompleta,
casi inútil, que daba sólo lugar a proclamar un “haber cumplido”
sin haber cumplido. Ella dejó por fuera la reglamentación de lo
concerniente a la AUTONOMÍA DE LA REGIÓN Y DE LOS
TERRITORIOS INDÍGENAS. Se frustró, así, en el plano legal, una
oportunidad inestimable, que canalizara la aspiración de
millones de colombianos que viven y sobreviven fuera del
espacio central de la Nación. Se jugó, así, una vez más, con la
esperanza noble y combatiente de las regiones colombianas
diferentes al Estado centralista, que veían y ven en la autonomía
un camino para el desarrollo, la justicia, la equidad y la libertad
responsable. Se frustró, así, una vez más el clamor de la mayoría
de con-nacionales que reclama sentido, esto es, significado y
dirección, para la dinámica impostergable del desarrollo regional
-deuda impagada de los Gobiernos Nacionales de todos los
colores desde finales del Siglo XIX- y que hoy, como nunca antes,
encara la necesidad de contar con estructuras territoriales
autonómicas, como instrumentos políticos organizacionales,
verdaderamente capaces de responder, con eficacia, a las
exigencias para superar el atraso y la desigualdad, a las
demandas históricas de redención de los desequilibrios, tanto
reales como de oportunidades, que agobian a la región, a la
periferia, al espacio no-central de nuestro país.
Colombia, País de Regiones, se erige básicamente sobre el
concepto de autonomía territorial, y si hemos de tratar de ella,
no hay fuente más autorizada que nuestra propia historia.
LA HISTORIA:
6
7. 7
Nuestros antecedentes más originarios de organización
autonómica los encontramos en las instituciones de los
aborígenes que para la llegada de los conquistadores poblaban el
territorio de lo que hoy es Colombia. Para aquella época, los
indígenas poseían una estructura organizacional confederada, en
la cual cada tribu decidía, con un alto grado de autarquía la
gestión de sus asuntos. En efecto, dichas etnias, entre las que se
destacan los muiscas y caribes, tenían esa estructura.
Ante los actos de agresión, explotación y expoliación de los
conquistadores, la mayoría de las comunidades indígenas se
resistieron al sometimiento, pues éste significaba la pérdida de
su identidad, de los valores y de su autodeterminación. Por ello,
en un acto de dignidad, unos optaron por confrontar al invasor,
en lucha desigual y prefirieron la muerte y su aniquilación, como
los Calamaríes que poblaron esta tierra caribeña. Otros, que
tampoco aceptaron ser alienados y sometidos, luego de ser
diezmados, fueron víctima del desplazamiento forzado,
debiéndose refugiar en las entrañas de la selva o de las
montañas para evitar el exterminio, como es el caso de los
Arhuacos y los Koguis.
Los criollos patriotas, por su parte, no solo lucharon por
emanciparse del colonialismo español, sino que desde el
principio gran parte de ellos marcaron una tendencia
autonomista. Así lo reflejan, aunque con alguna ingenuidad,
entre otras, el Acta de la Constitución del Estado Libre e
Independiente del Socorro de 1810, las Constituciones de 1811 y
1812 del Estado de Cundinamarca, la Constitución de 1812 del
Estado de Antioquia, la del Estado de Tunja de 1811, así como el
Acta de Federación de las Provincias Unidas de la Nueva Granada
de 1811, según dan cuenta historiadores del derecho
constitucional colombiano, como José María Samper, Diego
Uribe Vargas y Carlos Restrepo Piedrahita.
Luego, con la instauración de la República se pusieron de
manifiesto expresiones autonómicas, como la tendencia anti
centralista de la Convención de Ocaña de 1826, la cual tuvo una
8. 8
primigenia concreción transaccional en el texto constitucional de
1832. Posteriormente, esa aspiración autonómica se reflejó,
aunque tímida y nominalmente, en la Constitución de la
Confederación Granadina de 1858.
Todas las aspiraciones autonómicas de entonces, acumuladas
luego de tres siglos de pérdidas y frustraciones sistemáticas,
desembocaron en el federalismo radical de la Constitución de
los Estados unidos de Colombia o Constitución de Rionegro de
1863, que, con ribetes extremistas, anuló las posibilidades de un
Estado fuerte, capaz de liderar el proceso de consolidación de la
economía nacional, el monopolio de las armas por parte del
Estado y la implementación de un sistema monetario nacional
único.
Veintitrés años después, esto es, con la Constitución de 1886, no
obstante haberse introducido la descentralización administrativa
territorial como fórmula compensatoria paliativa, no
consensuada, se inauguró un nuevo extremismo, en este caso,
con la restauración del Estado centralista cuasi absoluto, como
imposición de los vencedores de la confrontación. A los antiguos
Estados federados se les privó del manejo de sus bienes y se les
limitó en el manejo de la hacienda pública, incluido, claro está,
el régimen tributario. Ni siquiera la llamada Guerra de los Mil
Días, que cerró y abrió respectivamente los siglos XIX y XX en
nuestro país, logró conquistar una auténtica autonomía de los
territorios, entendida ésta como la que permite la autogestión y
autodeterminación del quehacer administrativo y político, en
función de redimir con criterio de equidad y justicia, el gran
cúmulo de necesidades sociales históricamente acumuladas.
No hemos tenido avances significativos en materia de
autonomía territorial, pese a que en 1968 se institucionalizó la
descentralización por servicios en la estructura del Estado -mero
instrumento de organización técnica, que dejó intacto el
centralismo. La Asamblea Constitucional del año 1977, que se
proyectaba como el cuerpo constituyente que habría de abordar
9. 9
una profunda transformación de la estructura del Estado, en
materia de administración de justicia y del régimen
administrativo territorial, quedó frustrada por la declaratoria de
inexequibilidad de la Corte Suprema de Justicia, con el peregrino
argumento sofista de que el Congreso, en el acto plebiscitario de
1957, había sido designado por el Constituyente primario para
ejercer la función constituyente y por tanto, no podía delegar lo
que se le había delegado. La necedad conceptual era tanto como
decir que el constituyente derivado no podía devolver la función
constituyente a los ciudadanos, para que éstos decidieran, a
través de delegados, aspectos puntuales de la administración de
justicia y de la organización administrativa territorial. Gracejos
poco graciosos de la democracia colombiana: 13 años después,
la misma Corte legitimaría una votación, la de la famosa
“séptima papeleta”, con la que se abrió espacio a la
convocatoria de la Asamblea nacional Constituyente de 1991.
Tuvo mas votos el Voto Caribe que la Séptima Papeleta. El uno
tuvo trámite jurídico y el otro no. Pero, no tuvieron la misma
suerte.
¿QUÉ OCURRIÓ CON NUESTRA PROPUESTA DE AUTONOMÍA
REGIONAL EN LA CONSTITUYENTE DEL 91?
Quiero recordar ahora a los Constituyentes de la Región Caribe y
su posición con respecto al Ordenamiento Territorial
especialmente a Juan B. Fernández y Fals Borda.
Más de siglo y medio de frustraciones, luego del inicio de la
República, en la consecución de mayores grados de autonomía
amenazaron con desaparecer cuando, esta última, en
reconocimiento de la existencia de regiones sociológicas reales,
acogió precariamente mi propuesta de crear regiones
autónomas, como entidades territoriales jurídicamente
organizadas (Artículo 306 de la Constitución Nacional).
10. 10
Si bien es cierto, el debate en torno al Territorio, elemento
constitutivo del Estado, se ha querido plantear como superado
desde 1886, el proceso constituyente de 1991 cuestiona
nuevamente la distribución horizontal del poder político en el
territorio. Entonces se plantearon alternativas diferentes al
modelo centralista de Estado, unitario, rígido y asfixiante
impuesto en el siglo XIX, dibujando la posibilidad de un modelo
de Estado Regional Autonómico, que pretendía, antes que
federalizar el país, reconocer la autonomía política que
necesitan las entidades territoriales subnacionales, para dar
respuestas eficaces a las demandas y problemáticas locales y
regionales. Para replantear la distribución territorial del poder en
el pacto constitucional de 1991, se expusieron razones de
carácter democrático, histórico-políticas y administrativas. El
objetivo apuntaba a acercar las decisiones políticas a la
ciudadanía, otorgarles personalidad política a las entidades
territoriales en el marco del Estado-nación y por último,
establecer el marco de competencias entre los diferentes niveles
de gobierno. En resumen, se trataba, desde la distribución
horizontal del poder en el territorio, de procurar una respuesta
novedosa, probada en otras latitudes, a la complejidad de la
administración del Estado contemporáneo.
Entre las reservas manifiestas o implícitas de algunos
constituyentes y los temores infundados de otros ante un
modelo político territorial sin antecedentes prácticos en nuestra
historia patria -unas y otros derivados especialmente del poco o
ningún conocimiento que tenían de las bondades de esa
institución- primó el miedo y el statu quo: no se pudo progresar
en la dirección de alcanzar grados de autonomía realmente
significativos. Ello se tradujo en que se condicionara su creación
y funcionamiento institucional efectivo a la Ley de
Ordenamiento Territorial, a la Comisión de Ordenamiento
Territorial y a la aprobación de los ciudadanos de los
11. 11
departamentos interesados mediante referendo (Artículo 307
de la Constitución).
Como ya dije al comienzo de mi intervención, pasaron, sin gloria
y con pena, 20 largos años, luego de haber sido expedida la
Constitución de 1991, para que el Congreso expidiera, sin
mesura, ni reflexión, la ley de ordenamiento territorial (Ley 1454
del 28 de junio de 2011), la cual, en un grave, deliberado e
inexcusable lapsus, omitió reglamentar lo atinente a la
autonomía de las regiones y de los territorios indígenas, sin que
la Corte Constitucional -de la que se esperaba un drástico
pronunciamiento al respecto- adoptara medidas encaminadas
aplicar u ordenar que se aplicara la Constitución. Y aquí estamos.
La esperanza atropellada, pero no vencida. El sueño mellado,
pero no derrotado.
EL VOTO CARIBE NO PUEDEN SER SOLAMENTE 2,5 MILLONES DE
GRITOS EN EL DESIERTO
Hablar del significado del Voto Caribe no sólo no está de más,
sino que estaría de menos no hacerlo. El Voto Caribe ha sido,
fundamentalmente, un grito de libertad de la Región Caribe y
una manifestación de mayoría de edad, de una ciudadanía que
reclama el derecho político a decidir los asuntos que le son
propios a sus intereses, sin la interferencia de un paternalismo
limosnero o de un paternalismo indiferente que la mano de un
centro de poder político extiende desde las mesetas lejanas del
altiplano.
El Voto Caribe es una decisión política democrática vinculante a
los poderes públicos. Lo es, porque es una manifestación
democrática de la nación colombiana mediante el instrumento
calificado para realizarlo que es el Voto de los ciudadanos. Es
vinculante porque la fuente de la soberanía reside única y
exclusivamente en la nación, como bien lo expresa nuestra Carta
12. 12
Política y el Voto Caribe es una expresión clara de lo que es una
decisión soberana.
El Voto Caribe tiene ese significado adicional incuestionable, que
auspicia la participación ciudadana en la conformación del poder
político y de todas sus instituciones en su territorio, promueve
que exista cercanía entre las autoridades y la ciudadanía, facilita
la lucha en contra de la corrupción en todas sus manifestaciones
que crece entre más invisible es el poder político y las
autoridades fruto de la distancia entre los centros de poder y de
las autoridades y de los ciudadanos.
El Voto Caribe es un reclamo de libertad política. La autonomía
regional es principalmente libertad -libertad de las regiones para
autogobernarse, libertad para dictar sus propias reglas, libertad
para tener sus propias autoridades, libertad para decidir sobre
los asuntos propios. La nueva institucionalidad que reclama el
Voto Caribe no tiene fin distinto al de fortalecer la unidad
nacional: si las Regiones se autogobiernan, se legitima mejor el
Estado Social y Democrático de Derecho.
Sin embargo, la respuesta de los poderes públicos encargados de
resolver la petición encarnada en el Voto Caribe ha sido
desobligante, por no decir insultante. La voluntad de la Región
Caribe expresada mayoritariamente en votos -la esencia de la
soberanía en las democracias- no ha sido atendida. Lo que es
peor, ni siquiera ha sido escuchada. No se han reglamentado los
artículos 306 y 307 de la Constitución Nacional. Menos aún se ha
emprendido la necesaria reforma al Estado que
constitucionalmente permita y autorice instituir la Región Caribe
y el modelo autonómico para todo el país.
El Voto Caribe, ordenó la creación de un país de regiones. Ante la
no respuesta positiva de los poderes públicos, la única
alternativa posible para hacer respetar la decisión contendida en
13. 13
el Voto Caribe, es continuar la marcha hasta lograr la concreción
de los mandatos Constitucionales que nos darán territorios más
justos, más productivos. No habrá descanso hasta lograrlo.
La democracia moderna es ante todo representativa. La
complejidad de la vida moderna exige que el estado se diseñe
bajo el principio de la representatividad política, dado a la
dificultad real de que la democracia pueda funcionar en forma
directa, como lo era la clásica sociedad griega de la antigüedad, o
en los cantones suizos en el tránsito a la modernidad. Hoy la
democracia es representativa, en incluso las formas de
democracia directa pasan por la representatividad política.
Al identificar que la democracia moderna es ante todo
representativa, la autonomía regional requiere de instituciones
representativas, y la institución optima para la representación
política de la ciudadanía regional, es el Parlamento, que a juicio
de Pepe Tudela: “(…). El Parlamento contemporáneo nace con la
misión suprema de expresar la voluntad general a través de la ley
(…).”. El Parlamento necesario. Parlamento y democracia en el
siglo XXI.
La incuestionable necesidad de democratizar el poder y dividirlo
conduce necesariamente que uno de los mas claros objetivos de
Colombia, un país de Regiones, sea el de modificar el modelo de
Estado y diseñar uno que permita el surgimiento de los
Parlamentos Regionales con competencias legislativas propias,
autónomas y excluyentes del Parlamento Nacional, institución
encargada de definir legalmente todo lo concerniente a lo
regional.
Un Parlamento Regional con competencias legislativas plenas no
derivadas, que le permita a la ciudadanía de las regiones que
dicten sus propias reglas legislativas, independientes del poder
central, con autonomía y con la finalidad de que los asuntos
14. 14
regionales se reglamenten y decidan exclusivamente desde lo
regional y mediante la democrática representación nacional, sin
la dañina interferencia de los poderes centralistas de un país.
Un Parlamento Regional que se nos convertirá en el instrumento
idóneo para autogobernarnos en forma libre. Al lado de este
Parlamento Regional se necesitará un Gobernador Regional y
una Hacienda Pública Regional, todos autonómicos, sin sujeción
al poder central y a sus órganos e instituciones. Una Justicia y
una Administración de Justicia que tome en consideración las
singularidades regionales y las diferencias es indispensable. Todo
este propósito para construir un territorio más equitativo, más
ágil, más dinámico y cercano al pueblo.
Una forma de autogobierno regional es el objetivo de Colombia,
un País de Regiones. La misión es construir un modelo de estado
mejor que el actual, que es lejano, paquidérmico, costoso,
irracional, desordenado, que no escucha a la ciudadanía regional
ni respeta sus derechos y sus libertades, que propicia y estimula
la desigualdad, que no ha logrado aclimatar un ambiente de paz
y de cese a la violencia, y que no ha conseguido construir una
sociedad igualitaria y justa. El Estado Central debe reducirse,
empequeñecerse para que permita la aparición del nivel
Regional. Es lo conveniente.
Pero, lo mas importante es el trípode Instituciones, recursos y
competencias, Responsabilidades o competencias sin recursos
no funciona. Recursos sin competencias no tiene sentido.
Recursos y competencias sin Instituciones es un fracaso.
No podemos seguir gastando nuestro esfuerzo y nuestros
recursos en desplazarnos semanalmente a conseguir las dadivas
del Gobierno Central y de las Empresas y Bancos privados que
han adoptado el mismo sistema centralista. El modelo se
15. 15
multiplica, se replica, se ha copiado por el sector privado
trasladando sus centros de decisión a la capital.
No podemos seguir creyendo que la organización adoptada para
el manejo de las regalías cumple con nuestras expectativas de
Autonomías.
¿QUO VADIS: A DÓNDE VAMOS?
Asidos de nuestra dignidad, precisamos caminos de expresión
políticas de nuevo cuño, transversales en su inspiración como
transversales son las necesidades y las angustias de nuestros
compatriotas. Necesitamos entender y practicar la Esperanza
como la entendía el pensador francés Roger Garaudy, como
“anticipación militante del Porvenir”.
Desde este rincón entrañable de la patria en el Caribe
colombiano, asumiendo la voz y el ánimo de la Provincia
colombiana, de las regiones marginadas de Colombia, queremos
notificarle al país que, a partir de hoy, empieza su andadura
serena, clara, firme e irrevocable un nuevo Movimiento Social y
Político: “COLOMBIA PAÍS DE REGIONES”.
“COLOMBIA, UN PAÍS DE REGIONES”, es plural e incluyente. Por
tanto, invita a todos los colombianos, sin excepción, a que
impulsemos la creación de una sociedad y un estado organizado
más democráticamente. En esta corriente de opinión
democrática, tienen puesto por derecho propio, las tendencias
que, ancladas en valores y principios democráticos, consideren
que lo mejor para la libertad y los derechos en nuestro país, es
democratizar en forma horizontal el poder político, permitiendo
que los asuntos regionales sean decididos en forma autónoma y
para esto se necesita reformas políticas que adecuen el modelo
de estado a esta necesidad.
El Ideario de “COLOMBIA, UN PAÍS DE REGIONES”, pasa por los
meridianos de los grandes temas nacionales. Entre otros, la Paz,
pero de la mano Justicia Social; la Seguridad, pero más allá de la
16. 16
represión del delito, con su equipaje de certidumbre para la vida
y para la convivencia –salud, empleo digno, posibilidad de retiro
laboral con una pensión decente; la Educación, para la vida y
para el trabajo ciertamente, pero principalmente para construir
un mejor ser humano desde la ética, los valores y el respeto al
Otro; la inviolabilidad de los Derechos Humanos fundamentales,
que pasan por la dignidad y el respeto a lo diverso, por la
dignidad y el respeto a la mujer y al niño; la Institucionalidad de
la Libertad, raíz y base de la Democracia genuina, que pasa por la
autonomía de sus manifestaciones geográficas regionales; y el
Derecho inalienable al Desarrollo Económico y Social sostenible
y equitativo, del cual se deriva el respeto a la capacidad de auto-direccionar
su destino y su camino desde las Regiones mismas de
Colombia.
Porque soñamos una Colombia de todos para todos, edificada y
edificable por todos y con el esfuerzo y el emprendimiento de
todos, rechazamos esa poquedad de alma que se agazapa detrás
de un centralismo de pocos para bien de pocos, pero que se
soporta en la espalda de todos los colombianos.
Porque soñamos una Colombia donde no tengamos que sufrir
nuestro destino, sino por el contrario, donde podamos
propiciarlo, construirlo y gobernarlo con nuestras propias
manos, desde la piel que lo sufre o que lo goza, desde la
imaginación que no se agota.
Porque soñamos una Colombia de Regiones, donde la Paz sea
parida en el vientre mismo de una justicia justa, desinteresada,
ágil y oportuna.
Porque soñamos con una patria indivisible y soberana,
construida desde los ejes de la Libertad – que es principio,
medio y fin de la existencia humana.
Porque es nuestro sentimiento mas profundo, construir nuestro
territorio para las generaciones que nos sucederán.
17. 17
Porque soñamos con un país con mas responsabilidad y
autonomía. Porque sin ellas, no nos desarrollaremos como
personas creceremos como profesionales, técnicos o
funcionarios, no tendremos empleos de calidad bien pagos, solo
seremos subalternos con mentes bloqueadas, sin capacidad de
decisión, acostumbradas a no pensar. Es la revolución de
nuestras mentes.
Porque soñamos con cambiar el amor al poder, que es egoísta y
egocéntrico por el poder del amor que inspira un proceso de
transformación desde cada uno de nosotros la transformación de
todas y cada una de las regiones de mi querida Colombia.
Y aquí estamos. Pero aquí no nos quedamos. Proponemos una
Esperanza nueva, que es militancia democrática para escribir el
TERRITORIO –y no simplemente padecerlo. Iniciamos con
ustedes y todas las regiones de Colombia un difícil camino hacia
un nuevo País. Colombia País de Regiones. Que comience la
jornada, la Libertad espera.