Diagnóstico participativo elaborado por la Coalición de Mujeres por un Parto Humanizado y Sin Violencia. México, 2013.
En este documento se presentan los tipos de Violencia Obstétrica que se viven en instituciones públicas y privadas en México.
www.maternidadempoderada.org
Estudio de opinión a nivel nacional (16.04.24) Publicación.pdf
Diagnostico participativo. Autor: Coalición de Mujeres por un Parto Humanizado y Sin Violencia
1. Coalición de
Mujeres por
un Parto
Humanizado y
sin Violencia.
DIAGNÓSTICO PARTICIPATIVO QUE PRESENTA
LA COALICIÓN DE MUJERES POR UN PARTO HUMANIZADO Y SIN VIOLENCIA
AGOSTO, 2013
2. Diagnóstico
Participativo
Este
documento tiene por objeto
presentar a la Secretaría de Salud
las propuestas desarrolladas por
mujeres derivadas de nuestra
vivencia como usuarias de los
servicios de atención en el
embarazo, parto, puerperio; el
común denominador de nuestras
experiencias es la violación de
nuestros derechos humanos,
siendo objeto de diversos tipos de
violencia obstétrica, maltrato,
negligencia, discriminación y
abusos, que se han vuelto
cotidianos y considerados como
“normales”.
Nuestra propuesta es colaborar
con
las
autoridades
correspondientes a fin de
construir, de manera conjunta,
un nuevo modelo de atención
en el embarazo, parto y
puerperio que respete los
derechos humanos y tome en
cuenta tanto la opinión de las
usuarias, como la mejor
evidencia científica disponible.
En el Documento A/HRC/21/ de
ONU
de julio
al respecto. técnicaslo sobre del 2aplicacióndede2012
titulado: “Orientaciones
la
un
enfoque basado en los derechos humanos a la ejecución de las
políticas y los programas destinados a reducir la mortalidad y
morbilidad prevenibles asociadas a la maternidad” se señala:
“12. Un enfoque basado en los derechos humanos se ocupa de la
salud en general y no de enfermedades aisladas; la premisa es
que es necesario empoderar a la mujer para que reivindique sus
derechos, y no simplemente evitar las defunciones o la
morbilidad maternas. En este enfoque es esencial el
reconocimiento expreso del derecho a la salud, con ua
comprensión completa de la salud sexual y reproductiva, en las
constituciones y/o la legislación, junto con el establecimiento de
mecanismos de rendición de cuentas para la reivindicación de
1
esos derechos.”
3. Constatamos por ello que en
México las mujeres somos víctimas
de un modelo de atención
obstétrica, tanto en el ámbito
público como en el privado, donde
el parto es entendido como un
evento patológico y no como un
proceso natural y trascendental en
la vida de las mujeres.
Este modelo, menoscaba nuestra
calidad de sujetos de derechos y
nos reduce a la categoría de
“pacientes”, negándonos toda
participación en la toma de
decisiones sobre nuestros partos.
Existe pues una medicalización
excesiva y un escenario en donde a
las mujeres se nos ha expropiado
nuestra autonomía y el derecho a
decidir de manera libre e
informada sobre nuestro cuerpo,
nuestros procesos reproductivos y
sobre
las
circunstancias
relacionadas al nacimiento de
nuestras hijas e hijos.
Aunado a lo anterior, el modelo de
atención al parto que prevalece no
toma en cuenta las actualizaciones
de la medicina basada en
evidencias, 1, 2 ni los derechos
humanos garantizados en el
artículo primero constitucional, ni
los incluidos en los acuerdos
internacionales
de
carácter
vinculante suscritos por México, y
que a partir de la reforma
constitucional de junio del año
2011, han pasado a ser ley
suprema en nuestro país.
1 BSR: Biblioteca de Salud Reproductiva de la
Organización Mundial de la Salud (OMS), proyecto
conjunto entre la OMS y la Colaboración Cochrane :
http://apps.who.int/rhl/pregnancy_childbirth/es/ .
2 Secretaría de Salud. Sistema Nacional de Salud. Guías
de Práctica Clínica de:
• Vigilancia y manejo del parto. Evidencias y
recomendaciones. México; 2009.
• Inducción del trabajo de parto en el segundo nivel de
atención. Resumen de evidencias y recomendaciones.
México; 2009.
• Uso racional de la episiotomía. Resumen de evidencias
y recomendaciones. México; 2009.
• Realización de la operación cesárea. Evidencias y
recomendaciones. México; 2008.
4. Por lo anteriormente expuesto,
queremos contribuir y aportar a
una mejor comprensión de lo que
para nosotras ha significado parir
en condiciones de discriminación y
de violencia, afectándose y
dañándose nuestros derechos
humanos
fundamentales:
el
derecho a una atención de calidad,
a la salud, a la integridad personal,
a la autonomía, a la libertad, a la
dignidad, a la privacidad, a la nodiscriminación, a la información y
al consentimiento informado,
principios fundamentales que
deben ser garantizados en nuestro
país.
Art. Primero constitucional.
En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozaran de los
derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los
tratados internacionales de los que el estado mexicano sea parte,
así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no
podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las
condiciones que esta constitución establece.
Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o
nacionalidad, el género, la edad, las discapacidades, la condición
social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las
preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente
contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar
los derechos y libertades de las personas.
5. Es por ello que hemos realizado talleres con mujeres donde recuperamos
las experiencias en el parto, cuyas anécdotas han sido compiladas y
publicadas 3 y hemos aplicado una encuesta con la participación de más de
cien mujeres, en donde ellas relatan las experiencias vividas en sus partos.
En este documento presentamos una sistematización de los resultados
de este proceso participativo, que incluye lo que muchas mujeres hemos
identificado y denunciado como las características principales
de una atención deshumanizada, violenta
y transgresora de los derechos humanos.
3 Todas las citas y ejemplos han sido tomados de los talleres y testimonios recogidos en las siguientes publicaciones:
• Maternidades por un parto humanizado, Compiladora Karina Falcón, Caliope, Ciudad de México 2012
• Nacer en el ombligo de la luna, Compiladora Karina Falcón, Caliope, Ciudad de México 2013
6. Esta
atención
obstétrica
convencional se caracteriza por:
Concebir el parto como una
enfermedad
El modelo de atención al parto
actual se basa en procedimientos
médicos de rutina que no
reconocen las particularidades de
cada
mujer,
tratándolas
indiferenciadamente, manejando
todos los embarazos y partos
como si fueran de alto riesgo.
Se aplica una cascada de
intervenciones
innecesarias:
rasurado del vello púbico, uso de
enemas, uso de sonda, inductoconducción del parto, tactos
excesivos y no consentidos,
monitoreo fetal electrónico
continuo, ruptura de las
membranas,
episiotomía
rutinaria, posición de litotomía
(horizontal), cesárea; prácticas
que no tienen sustento científico,
y que más bien son ejercidas
desde el hábito médico.
Asimismo, no se siguen las
recomendaciones de las Guías de
Práctica Clínica (Convenio
Interinstitucional)
ni
las
recomendaciones
de
la
Organización Mundial de la
Salud (OMS) en la atención del
parto normal.
EstoNegativa a ser acompañadas:
se caracteriza por:
“Su esposo se queda afuera”
“No puede llamar a nadie”
Negativa a beber agua
o consumir alimentos.
Restricción del libre
movimiento y la
deambulación, indispensables
en la labor de parto.
7. Negar la atención de un
parto de bajo riesgo en
hospitales de primer nivel,
argumentando que no hay
médicos
o
personal
adecuado, que no hay
quirófano y no hay
medicamentos.
Negativa a una vestimenta
adecuada, digna y cómoda,
obligándonos a usar una bata
hospitalaria inadecuada para la
gravidez y que muchas veces
expone nuestro cuerpo a la
mirada de extraños, es decir, no
toma en cuenta nuestra intimidad
y pudor.
Apresurar el parto, sin tomar en
cuenta que es un proceso
fisiológico sujeto a un ritmo (esto
se hace debido a cambio de
turnos, falta de personal, falta de
infraestructura, o porque el
personal médico no quiere
esperar la evolución natural del
parto).
Negar la posibilidad a las
mujeres de cargar y
amamantar a su bebé,
inmediatamente después de
nacer, transgrediendo el
vínculo e interrumpiendo la
lactancia.
Chalmers B, Mangiaterra V, Porter R. WHO
principles of perinatal care: the essential
antenatal, perinatal, and postpartum care
course. Principios de la Organización
Mundial de la Salud en el cuidado
perinatal: lineamientos esenciales en el
cuidado de la salud antenatal, perinatal y
del postparto. Birth 2001; 28: 202-207.
8. Violencia física y psicoemocional
Las mujeres somos concebidas
como objetos de la atención al
parto, negándonos nuestra
individualización y singularidad,
por tanto, nuestras necesidades
físicas y psicológicas no son
tomadas en cuenta.
Es más bien, el equipo médico
quien adquiere el protagonismo
en cuanto a la decisión y
conducción sobre nuestros
partos, violándose así nuestros
derechos y nuestra autonomía.
Esto se caracteriza por:
Autoritarismo:
“Yo soy el médico, usted no sabe,
¿o estudió medicina?”, “Usted
cállese que no sabe de esto”.
Manipulación:
“¿Quiere que su bebé se muera o
acepta la cesárea?”
Despersonalización:
“La panzona de la cama 7”,
“Tú interno, hazle episiotomía
a la de la cama 6”.
Infantilización:
“Mamita”,
“Gordita”, “Pacientita”,
“Usted no ande preguntando,
sólo haga lo que le digo”.
Violencia física :
“Me amarraron”,
“Me abofetearon”,
“Me dieron nalgadas”
“Me hicieron tactos ocho
internos de manera pública
como si fuera una violación”.
“Me realizaron revisión de
cavidad uterina con la mano,
sin anestesia y sin requerirla,
que así hacen con todas”.
9. Negligencia y
actitudes médicas negativas
Frases ofensivas
y humillantes:
“No gritaba así hace nueve
meses, aguántese”, “Usted se
cree muy universitaria y mire
está ahí como todas”, “Miren
ya va a llorar de nuevo la
señora”, “Está llorando como
loca”.
Violencia sexual:
“A todas las que entran aquí,
les hacemos tacto. -¡Pero si
yo ingresé por salmonella!”,
“No continuó con su atención
prenatal después de haber sido
acosada sexualmente y murió
de preeclampsia”.
El
protagonismo médico ha
anulado nuestra subjetividad en
cuanto a las decisiones sobre
nuestros
procesos
reproductivos,
violando
nuestros derechos de accesar a
una salud de calidad y a un trato
digno en la atención de nuestros
partos.
Por otro lado, el personal
médico se ve afectado por un
sistema administrativo federal
que no toma en cuenta sus
necesidades
psicológicas,
produciendo
en
ellos
insensibilidad,
agotamiento,
falta de energía, mal humor,
baja en la productividad y hasta
cinismo, lo que se traduce en un
mal desempeño en la atención a
nosotras las usuarias.
10.
Iatrogenia:
“Me dejaron gasas adentro”,
“Cortaron la cabecita de mi bebé
al realizar el corte de la cesárea”,
“Cortaron más profundo en la
episiotomía y llegaron hasta mi
ano”.
Dar información sin sustento,
que no se comprueba o que no
se refiere en la historia clínica,
para manipular la decisión de
las mujeres:
“Su bebé tiene sufrimiento fetal y
la placenta está calcificada:
vámonos al quirófano”,
“La historia clínica decía –cesárea
por producto transverso-, sentí que
el estómago y el corazón se
contrajeron y con ello muchas
ganas de vomitar, tristeza y más
enojo… ¡Pero si me dijeron que
había
sido por placenta
calcificada!”.
Se da prioridad al sistema
antes que a la usuaria por
falta de personal y de una
organización dirigida a la
atención al parto:
“Cada vez menos niños nacen en
domingo”,
“Cada vez más cesáreas son
programadas para no interferir en
las vacaciones del personal”,
“Le programamos su cesárea
porque en diciembre hace mucho
frío, y además el 24 casi no hay
personal que atienda”.
El personal médico se
deslinda
de
responsabilidades
concernientes a la atención
brindada en la atención al
parto, haciendo responsable
y culpable al acompañante
por medio de un formato o
solicitud como si éste fuera
el que está proporcionando la
atención, y también se nos
responsabiliza y culpabiliza a
las mujeres si algo no salió
bien.
Piden firmar un formato sin
brindar información completa,
precisa y verídica del proceso
médico a realizarse.
9
11. “Ya cállese por que a usted ya se
le murió el producto ahí adentro
y las demás no lo han tenido”.
Instalaciones inadecuadas
Las mujeres
somos más de la
mitad de la población en México
y la atención hospitalaria
relacionada con el embarazo,
parto y puerperio representa más
del 43 %.*
Sin embargo, los espacios donde
tenemos que parir presentan
serias limitaciones y no cuentan
con una infraestructura adecuada
para facilitar una atención
humanizada. Esto se caracteriza
por:
Espacios sin privacidad:
mujeres con cesáreas, óbitos
y en trabajo de parto
conviviendo.
Espacios pequeños que no
permiten a la mujer estar
acompañada:
“Yo estaba aterrorizada en ese
lugar… no me gustaba la idea de
estar separada de mi esposo, de
mi madre, me sentía aislada”
Espacios que interrumpen
la producción de oxitocina
natural, indispensable para
el trabajo de parto: salas de
labor y de expulsión donde
conviven varias mujeres,
temperatura no adecuada,
ruido, gente, falta de
intimidad, traslado de una
habitación a otra, luz
excesiva, la falta de un
escenario personalizado y
seguro para parir.
*Datos del Sistema Automatizado de
Egreso Hospitalario (SAEH).
12. “Llegó el médico de guardia…
llegó la enfermera… Cada vez
que veía una persona ajena a mi
entorno, mis contracciones
disminuían”.
Falta de elementos de
confort que contribuyan a
facilitar el parto y estén
sustentados en evidencia
científica: baños suficientes
con agua caliente, pelotas
kinésicas,
cojines,
colchonetas,
barandales,
camas y bancos obstétricos.
Falta de espacios para la
atención exclusiva al parto
de bajo riesgo, tomando en
cuenta que el parto no es una
enfermedad y que los partos
normales
podrían
ser
atendidos por enfermeras
obstétricas o parteras.
Prácticas médicas realizadas
sin el consentimiento libre e
informado de las mujeres
El
consentimiento libre e
informado es un derecho
fundamental que se viola
sistemáticamente ya que no se
nos
brinda
información
suficiente, clara, óptima y
veraz durante el embarazo,
parto y puerperio.
Más grave aún es que se nos
manipule con información
falsa, inexacta o negándola
para realizarnos operaciones
cesáreas
y
otros
procedimientos
médicos
innecesarios.
Derecho a la información
(Art. 19 Declaración Universal
de Derechos Humanos)
13. Las mujeres NO hemos sido
sujetos de nuestros partos,
no hemos sido tomadas en
cuenta para las decisiones
relativas a éste:
“Todos estaban menos yo, a
todos se les había informado
menos a mí, no estuve en mi
parto”,
“No supe nada hasta que
desperté, no pude abrazar a mi
bebé en cuanto nació”,
“Conocí a mi hijo a los tres días
de haber nacido”.
Falta de información y
educación oportuna para
que las mujeres tomemos
decisiones
conscientes,
informadas y libres (existen
muy pocos hospitales o
centros de salud donde se
imparten clases de educación
perinatal (Psicoprofilaxis) y
de asesoría para la lactancia.
“El médico me dijo que tendría
que hacer cesárea. Yo lloraba y
a él sólo se le ocurrió decir:
- Esto es lo que pasa cuando
asisten a estos cursos
psicoprofilácticos… ¡Tienen
demasiada información…!-.
Negativa de la información
sobre la evolución del
parto:
“Si me hubieran explicado el
avance de mi parto, que tenía
5cm de dilatación, no hubiera
pedido la epidural”
14. “El médico encargado, quien
parecía molesto, me hizo un tacto
muy doloroso, posteriormente
escuchó a mi bebé y exclamó
“¡toco…!” Pronto llegaron las
enfermeras y me pidieron abrir
las piernas y derramaron un
líquido en mi vagina que me
ardió mucho. Me rasuraron, me
canalizaron…
Nadie
me
informaba nada...”.
Ausencia de un plan de
parto o nacimiento: No se ha
implementado el plan de
parto como un instrumento
de consentimiento o rechazo
informado,
respetando
nuestras decisiones con
respecto a nuestro cuerpo y
nuestro parto.
“No se tomó en cuenta mi plan
de parto, ni siquiera sabían qué
era eso…”.
No ser provistas de
facilidades institucionales
para contar con una
segunda opinión médica,
que es uno de nuestros
derechos como usuarias.
Manipulación de datos para
obtener el ´consentimiento
informado´
para
una
intervención innecesaria
“Su bebé tiene sufrimiento fetal y
la placenta está calcificada:
vámonos al quirófano”
“Su cadera es muy estrecha,
tendrá que ser cesárea”.
15. Violación a la confidencialidad
y a la privacidad
Las
mujeres nos vemos
expuestas a cuestionamientos
innecesarios y sistemáticos que
ponen en evidencia nuestra
intimidad, asimismo en la
atención hospitalaria actual, el
parto no se ve como un evento
dentro de nuestra vida privada,
por tanto, se nos niega la
compañía psicoafectiva de
nuestra elección. En cambio, se
permite el acceso a personal
médico innecesario o de otro tipo
cuya presencia no está
justificada,
por
ejemplo,
estudiantes, pasantes, residentes,
practicantes, enfermeras haciendo
servicio social, personal de
limpieza, de cocina y de
mantenimiento.
Hacer del parto un evento
público: Por ejemplo, tener a
3 y hasta 25 o más
integrantes del personal
hospitalario observando el
parto como si fuera un
espectáculo y de manera
innecesaria.
16. Cosificación del cuerpo de la
mujer: Grupos de internos y
residentes practicando con
fines educativos y de manera
innecesaria en las mujeres,
procedimientos como tactos,
episiotomías, maniobra de
Kristeller, uso de fórceps,
aplicaciones de epidural y
realización de cesáreas, todos
estos realizados sin un
consentimiento informado.
Divulgación del historial
médico personal
“Esta señora ha tenido tres
abortos”,
“Es la tercera vez que viene por
infección vaginal… ¿no la estará
engañando su esposo?”,
“Ésta no se bañó”.
Falta de respeto a la
intimidad
“Quítese la ropa, ¿a poco le da
pena desnudarse frente a los
médicos y enfermeras?”.
Alta rotación de personal
que
afecta
considerablemente la labor
de parto: un médico atiende
la primera fase del parto y
otro atiende la última según
sus turnos.
Negar el acceso a una red de
apoyo en la atención de
nuestro parto, impidiendo el
acompañamiento de una
doula o la persona de nuestra
elección.
“Haber negado el paso a mi
mamá me dejó una cicatriz
profunda, me hubiera gustado
compartir ese momento con ella
también”.
17. Falta de opciones y modelos de
atención al parto diferenciados
Actualmente, por protocolo y de
manera institucionalizada, los
partos
son
atendidos
exclusivamente en hospitales y
por médicos, sin tomar en cuenta
los aportes de las parteras
tradicionales, así como los
beneficios de separar a las mujeres
embarazadas de los enfermos.
De igual forma, no se han
valorado, las contribuciones que
otros modelos alternativos de
atención al parto podrían aportar.
Esta falta de
caracteriza por:
opciones
se
Imposición de un único
modelo,
excesivamente
medicalizado
y
despersonalizado, es decir,
que no toma en cuenta las
circunstancias únicas que
rodean a cada mujer durante
su parto y que lo hacen
diferente a otro.
Tampoco existe la posibilidad
de espacios desmedicalizados,
apoyados por el Estado,
donde las mujeres seamos
atendidas en condiciones de
seguridad, sin convivir con
enfermos, por ejemplo: un
anexo hospitalario, con
infraestructura adecuada a la
fisiología del parto, como las
Posadas de Nacimiento.
Poca o nula sensibilidad
cultural de las necesidades de
mujeres indígenas y grupos
socioculturales del país, por
ejemplo, la inclusión de
traductores para mujeres
indígenas, señaléticas en la
lengua de la región, y otras
necesidades particulares.
18. No se toman en cuenta métodos alternativos para la atención
del embarazo, parto y puerperio, como el método
psicoprofiláctico, técnicas para el manejo del dolor, la
acupuntura, la homeopatía, entre otros.
No se valora a la partera tradicional como personal capacitado
para la atención del parto de bajo riesgo y adecuado a nuestro
contexto cultural.
Inexistencia de personal especializado en la atención al parto de bajo riesgo, como
las parteras tradicionales o técnicas y enfermeras obstétricas.
19. Discriminación
Durante la atención en el parto a las mujeres se nos impide y anula la
posibilidad de ejercer nuestros derechos humanos, así como el acceso a
una atención de salud en condición de equidad. Las mujeres vivimos una
restricción y segregación basada en nuestro origen étnico, edad, talla,
religión, orientación sexual, clase social, nivel de estudios y por otras
condiciones específicas.
De género, al considerar a las
mujeres como menores de edad
y no como titulares de
derechos, menoscabar su
dignidad como mujeres, anular
el derecho a la libre
determinación, imposición de
procedimientos quirúrgicos,
imposición
de
métodos
anticonceptivos al término del
parto sin consentimiento
informado.
Violación
equiparada al realizar tactos de
manera indiscriminada y sin el
consentimiento de las mujeres.
Por condiciones específicas:
edad,
origen
étnico,
discapacidad,
preferencia
sexual, clase social, grado de
estudios, situación conyugal.
“Regrésese, vaya a bañarse y
luego vuelve”, “Mire nada más
cómo viene, ¿así quiere que se
le reciba?”. “A esta le vamos a
enseñar lo que es ser mujer”,
“me dejaron hasta el final para
ser revisada, por ser morena y
de rasgos indígenas”).
20. Por edad en el caso de las
mujeres adolescentes es mayor
la
falta
de
respeto,
discriminación y maltrato; así
como en el caso de las mujeres
mayores de 35 años de edad,
consideradas “añosas” y
negándoles la posibilidad de
un parto vaginal.
En el caso de mujeres en
proceso de reproducción
asistida y que comparten la
maternidad, existe resistencia
y maltratos tanto a la madre
portadora como a la donadora
del óvulo, que se manifiestan
en negativas a acompañar el
parto, en visitas al cunero y
maltratos verbales.
“No me dejaron ver a mi bebé,
porqué sólo permitían entrar al
padre”.
Impedir el ejercicio de las
prácticas culturales de las
mujeres con relación al parto,
como llevarse su placenta, la
elección de la posición, entre
otras.
21. Nuestra Propuesta
Proponemos la construcción de un nuevo modelo nacional de atención al
embarazo, parto y puerperio, respaldado por una política pública con
perspectiva de género, y de manera conjunta entre las autoridades
responsables y en coordinación con la sociedad civil (Coalición de Mujeres
por un Parto Humanizado y sin Violencia).
Este modelo, debe de caracterizarse por: concebir al embarazo, parto y
puerperio como parte de un mismo proceso fisiológico, natural y saludable;
por tanto, la atención debe ser humanizada, segura y sin violencia, basada en
la mejor evidencia científica disponible, debe reconocer y valorar nuestra
autonomía y protagonismo en el parto y garantizar los derechos humanos de
todas las mujeres que requieran atención obstétrica en el país, y cuanto y
más las mujeres de nacionalidad mexicana.
Es necesario que esta atención se brinde en espacios cuya infraestructura
responda a las necesidades del modelo y sea acompañada por personal de
salud sensibilizado y en capacitación continua.
Para que esta propuesta pueda convertirse en una realidad y logre
institucionalizarse, proponemos que se construya un Programa Especializado
que proporcione atención y seguimiento, que se nombre un equipo asesor,
coordinador y ejecutor; este Programa tendría que contar con un presupuesto
para investigación y operación propio y estar sujeto permanentemente a la
evaluación de las metas y objetivos que se planteen para su permanencia y
crecimiento.
22. Por parte de esta coalición nuestro compromiso es continuar en la
construcción de estrategias y proyectos encaminados a la difusión, educación
y empoderamiento de las mujeres y madres a fin de impulsar la participación
ciudadana, para lograr una atención humanizada, intercultural y respetada en
el embarazo, parto y puerperio en México.
Este modelo para la atención de partos de bajo riesgo, se caracteriza por:
• Tomar en cuenta nuestras opiniones y propuestas, ya que somos
nosotras, las mujeres, el sujeto central del parto.
• Basarse en las recomendaciones de la OMS (Organización Mundial de
la Salud) y las últimas evidencias científicas disponibles.
• Definir estrategias y diseñar nuevos protocolos de atención que
consideren al parto como un proceso fisiológico, saludable, natural y
único porque varía de mujer a mujer, a fin de evitar las conductas e
intervenciones innecesarias, así como la medicalización excesiva.
• Contar con “Casas de Parto”, diseñadas con suficiente espacio, de
manera desmedicalizada (evitando el hacinamiento y sobreocupación) y
tomando en cuenta las necesidades fisiológicas y psicoafectivas de la
mujer en labor de parto. De igual forma, es necesario que esta
infraestructura se encuentre cercana a un espacio resolutivo en donde
pueda brindarse la atención necesaria en caso de emergencias.
23. • Evitar las múltiples formas de violencia obstétrica, que atenten contra
nuestros derechos humanos.
• Implementar la elaboración de un Plan de Parto, a través del cual se
tome en cuenta, sin excepción, nuestro consentimiento o rechazo libres e
informados en las decisiones relativas a nuestro parto, nuestra salud y la
salud de nuestras hija(s) o hijo(s).
• Un trato digno, personalizado, democrático, que respete nuestra
autonomía y garanticen nuestros derechos humanos.
• Contar con personal capacitado y sensibilizado en esta manera
humanizada de concebir al parto en todos los hospitales públicos y en
todos los turnos.
• Ser equitativa e incluyente, libre de coerción, restricción o negativa de la
misma.
• Proveer la información y educación suficiente, oportuna y actualizada
que nos permita ser sujetos y protagonistas de nuestros partos, que
incluya las causas del dolor del parto y las estrategias desmedicalizadas
para enfrentarlo. Así mismo, evitar la manipulación y/o desinformación
intencionada para inducirnos a aceptar la operación cesárea.
• Incluir figuras como la de la partera y la doula, a fin de ampliar nuestras
opciones de parto (parto en casa, casas de nacimiento, etc.)
24. • Respetar nuestra confidencialidad, privacidad e intimidad, evitando
cosificarnos y tomando en cuenta nuestras prácticas culturales.
• Respetar la posición de nuestra preferencia durante el trabajo de parto,
brindándonos condiciones e infraestructura adecuada y suficiente para
ello.
• Respetar nuestra decisión de ser o no acompañadas durante el parto y
por quién.
• Establecer el apego inmediato piel con piel y la lactancia materna
exclusiva, temprana y sin interferencias, es decir, que no se nos separe
de nuestro bebé al momento de nacimiento (particularmente la primera
hora de vida) de no existir una razón médica de peso.
• Respetar el tiempo natural del parto, sin prisas.
• Tomar en cuenta los aportes de otros modelos médicos como la partería
tradicional, el masaje, el método psicoprofiláctico, la acupuntura, la
homeopatía, el yoga, el Qi Gong (chi cum) y la aromaterapia.
25. • Asimismo, consideramos que esta atención a las mujeres y sus hijos en
el modelo de atención humanizada al embarazo, parto y puerperio debe
considerar los casos especiales, tales como los nacimientos prematuros y
la estancia del bebé en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales
(UCIN), mismos que actualmente se caracterizan por largos tiempos de
separación entre la madre y el o la bebé, lo que irrumpe el proceso de
vinculación afectiva, así como en la posibilidad de la madre de lograr
una lactancia materna exitosa. Las UCIN comúnmente se encuentran
excesivamente iluminadas y son ruidosas, esto no permite descansar al
recién nacido; existe poca información para los padres, así como
constantes intervenciones de rutina dolorosas para un recién nacido
frágil. Hay una falta de consideración a medidas simples propuestas por
la OMS como la del método canguro, y en general un ambiente que
antepone la comodidad del personal por encima de la de los pacientes.
26. Consideramos que con dichas medidas se contribuye a erradicar una de las
formas de violencia más graves en nuestro país: la violencia obstétrica, que
miles de mujeres vivimos cada día en México.
Ya que es una obligación del Estado y una co-responsabilidad de la sociedad
civil, proponemos trabajar de manera conjunta, para construir con las
autoridades correspondientes de salud, derechos humanos y otras
competentes, una estrategia nacional para cambiar la forma de parir a la que
aspiramos todas las mujeres, de tal manera que tengamos libre acceso,
incluyendo a nuestros hijos, a un modelo de atención humanizada en el
embarazo, parto y puerperio.