2. Las Siete Maravillas del Mundo eran construcciones consideradas en la antigüedad grecorromana como monumentos a la creación y el ingenio humano. La lista clásica se basa en un breve poema de Antípatro de Sidón (hacia 125 adC) o Antípatro de Tesalónica (entre 20 adC y 20 dC) donde el poeta Alaba las Siete Maravillas del Mundo. Esta lista originalmente mencionaba las murallas de Babilonia en vez del faro de Alejandría. Modificaciones posteriores efectúan dicho reemplazo. EL COLOSO DE RODAS
3. LA GRAN PIRAMIDE DE NIZA Construcción terminada alrededor del año 2860 adC como tumba para el faraón Keops. Ubicada en Giza, Egipto. Es la única de las siete maravillas que aún sigue en pie.
4. JARDINES DE BABILONIA Los jardines colgantes de Babilonia (o jardines colgantes de Sémiramis), en el Iraq actual, eran la segunda de las siete maravillas del mundo. Son celebrados por Diodore de la Sicilia, FlaviusJosèphe y Strabon, que todos se inspiran en fuentes más antiguas. Así FlaviusJosèphe se inspira en los textos de un sacerdote del dios Mardouk, Bérose que vivía en Babilonia una treintena de años después de la conquista de la ciudad por Alexandre le Grand (a finales del siglo IV a. C.). Es al sacerdote a quien se debe la leyenda probable de la construcción de estos jardines por Nabuchodonosor II con el fin de recordarle a su esposa Amytis de Mèdes las montañas arboladas de su país natal
5. El Templo de Artemisa El Templo de Artemisa fue un templo ubicado en la ciudad de Éfeso, Turquía, dedicado a la diosa Artemisa, denominada Diana por los romanos. Su construcción fue comenzada por el rey Creso de Lidia y duró unos 120 años. De grandes dimensiones y hermosa arquitectura, era considerada una de las siete maravillas del mundo, tal como lo describió Antípatro de Sidón, quien elaboró la famosa lista: He posado mis ojos sobre la muralla de la dulce Babilonia, que es una calzada para carruajes, y la estatua de Zeus de los alfeos, y los jardines colgantes, y el Coloso del Sol, y la enorme obra de las altas Pirámides, y la vasta tumba de Mausolo; pero cuando vi la casa de Artemisa, allí encaramada en las nubes, esos otros mármoles perdieron su brillo, y dije: aparte de desde el Olimpo, el Sol nunca pareció jamás tan grande