Más de 1,200 niños y jóvenes de 35 colegios en Madrid y Salamanca aprenden conceptos de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas a través de la construcción y programación de robots de manera práctica y creativa. La empresa Rockbotic ofrece cursos extraescolares y talleres donde los alumnos diseñan y programan sus propios robots utilizando plataformas como Arduino y Scratch, reforzando sus habilidades en áreas como mecánica, algoritmos y trabajo en equipo. Esta iniciativa
1. APRENDER JUGANDO: ROBÓTICA EDUCATIVA
Más de 1.200 niños y jóvenes de 35 colegios de Madrid y Salamanca
aprenden matemáticas, física, mecánica, tecnología o programación
construyendo sus propios robots conlos cursos de Rockbotic
¿Es posible que un niño que apenas sabe leer y escribir programe un
prototipo de robot que realice funciones básicas? ¿O que adelante trabajo
de una materia sin que se lo hayan pedido? ¿Puede un adolescente contar
las horas que faltan para seguir ampliando sus conocimientos de
matemáticas, física, mecánica o tecnología? La respuesta a todas estas
preguntas es un sí rotundo gracias al desarrollo de la robótica educativa
infantil y juvenil y las iniciativas de empresas como Rockbotic.
«La idea se empezó a fraguar cuando yo fui padre por primera vez. Mi hija
mayor ahora tiene seis años y entonces yo empecé a pensar qué podía
aportarle para que entendiera el mundo que la rodeaba. La oferta
tecnológica para niños era escasa y empecé a investigar», explica a EL
MUNDO David Moreno, ingeniero de telecomunicaciones y fundador de
Rockbotic. «Cuando Sara entró en el colegio yo entré en la asociación de
padres con el ánimo de cambiar las actividades tecnológicas para niños.
Busqué alguna empresa que hiciera robótica educativa y no la encontré»,
continúa Moreno. Y ante la falta de opciones, en el curso 2012-2013
decidió lanzar su propio proyecto piloto en el Colegio Público Tomás
2. Bretón junto al también ingeniero y actual profesorde informática y
robótica de colegio Patricio Tisalema.
«Compramos unos kits de robótica de LEGO y fue un éxito increíble. Nos
llamó al poco tiempo otro colegio y decidí montar una empresa», cuenta
Moreno. Y en apenas tres años dan clases extraescolares de robóticay
diseño de videojuegos a más de 1.200 alumnos en 35 colegios e institutos
de Madrid y Salamanca;además de talleres de fin de semana en sus
propias instalaciones dondelos padres también pueden participar.
Los ingenieros de telecomunicaciones de Rockbotic en colaboración con
catedráticos y profesores de la Universidad Politécnica de Madrid y la
UNED han desarrollado una metodología propia dondeel centro es el
alumno: los profesores sonmeros facilitadores que se encargan de
introducir los conceptosbásicos y plantear los desafíos en forma de
proyecto de forma que los alumnos ponganen práctica los conceptos
aprendidos sin apenas darse cuenta.
«No queremos que los niños aprendan robótica sino que los niños aprendan
y se desarrollen con la robótica. Los niños están interesados en saber cómo
funcionan las cosas y en ellos la creatividad es innata: nosotros somoslos
que vamos poniendo reglas y matando un poquito esa creatividad», añade
Moreno. De ahí que como Tisalema comenta en medio de una clase
impartida a niños de entre 7 y 10 años, tras la explicación de los conceptos
del día -en este caso cómo crear un robota partir de un sensor de distancia
y qué utilidades prácticas podrían tener- sean los niños los que elaboren sus
proyectos, programen sus robots, compruebenque funcionan y, de no ser
así, aprendan de sus errores y vuelvan a intentarlo. En sus palabras, no
tiene sentido que todos los niños sigan sus instrucciones para construir una
serie de robots idénticos: la única forma de que aprendan y apliquen los
conocimientos adquiridos es dejar que su imaginación erija en su mente los
ventiladores, vehículos y demás artefactos que acto seguido trasladarán al
mundo real. Pero las ventajas de este sistema no quedan ahí.
«Lateralmente están aprendiendo a programar con un lenguaje creado para
ellos, Scratch, pero que tiene la misma funcionalidad que el de los adultos.
Aprenden también fundamentos de mecánica como el funcionamiento de
poleas, palancas, engranajes o correas de distribución. Y están reforzando
las matemáticas. No les enseñamos la teoría, pero a través de la práctica
asimilan conceptos abstractoscomo los algoritmos o los ejes de
coordenadas»,explica Moreno. «Además trabajan en equipo asumiendo
diferentes roles a lo largo del curso (constructor, programador y jefe del
3. equipo o director del proyecto)y mejoran sus dotes de comunicación
primero entre sí y finalmente y de forma voluntaria, cuando documentan y
presentan sus proyectos finales ante sus compañeros».
De hecho lo que más les ha sorprendido es el entusiasmo y la autonomía de
los niños, que realizan en casa sus propios proyectos, utilizan materiales
reciclados e incluso crearon una revista de robótica.
Recapitulando, este tipo de robótica educativa es una iniciativa enfocada al
desarrollo intelectual de niños y jóvenes por medio de la enseñanza práctica
de conceptos básicos dela ciencia, la tecnología, la ingeniería y las
matemáticas fomentando su creatividad y espíritu emprendedor.
Una realidad posible gracias a la reducción de los costes de producción, el
aumento de la oferta y la creación de plataformas de hardware libre como
Arduino. «Un kit de robótica de LEGO de iniciación cuesta entre 130 y 140
euros. Desde que salió Arduino tienes una placa basede potencialidad
infinita porunos 20 euros», explica Moreno.
Comentariopersonal:
Me parece muy bueno que desdecorta edad les inciten a “programar
robots”pordecirlo de alguna manera sin que se tengan que preocuparpor
nada y todo esto mientras juegan y se divierten
Lo bueno de este proyecto es que cuando estos jóvenes estén en
bachillerato ya podrán comprendereste tipo de temas muy fácilmente