1. 13/04/2012
Silvio en el Rosedal – guion
Podríamos poner una acotación describiendo el lugar y el personaje que ahí participa.
-Música característica de Italia –
-Música andina-
Silvio: (preocupado) porque tengo tanta responsabilidad sobre mi? (leyendo el
testamento)
Narrador: El Rosedal era una de las haciendas más codiciadas valle de Tarma, no por su
extensión, sino por su cercanía al pueblo, su feracidad y hermosura. A Silvio, único
heredero de Don Salavatore, recibió esta propiedad cual baldazo de agua fría.
Silvio: , (simulando escribir, luego, deja de leer la carta) Yo no sé administrar una
propiedad (exclama), mi sueño es ser violinista, no quiero vivir atado a esto. Yo quiero
ser como esos virtuosos y elegantes limeños que se pasean por el jirón de la Unión con
sombrero y chaleco a cuadros.
Lo primero que haré, será vender la hacienda, vivir de su producto hasta que se acabe.
Eso haré. (Sale de escena y vuelve a entrar)
Pero para qué las vendo. Mejor que alguien las administre, pero que sea alguien de
confianza: la familia Pumari ( Con satisfacción).
Felícito Pumari: (intrigado) ¿Está seguro de darnos esta responsabilidad papito?
Silvio: (sonriente) Qué, ¿Acaso es mucha responsabilidad para los Pumari?
Eleodoro: (preocupado) ¡No patroncito! Nosotros los Pumari somos bien cumplidores.
¡Pierda cuidado Don Silvio!
-cambio de escena-
Narrador: los Tarmeños lo acogieron con desconfianza. Pero al poco tiempo se dieron
cuenta que era un hombre sencillo, sano, serio, y por añadidura…
Chicas feas: (entusiasmadas) ¡soltero! Jijiji (risas).
Narrador: El clan lo formaban una decena de familias, a su cabeza estaba, el hacendado
más rico y poderoso, don Armando Santa Lucía, alcalde de Tarma y presidente del Club
Social.
Armando (arisco): don Silvio, quiero darle la bienvenida , en nombre de todos los
tarmeños a nuestro hermoso valle. Aprovechando esta oportunidad quiero invitarlo a
una pequeña reunión en mi casa, solo asistirán mis amigos más allegados. Servirá para
presentarlo en sociedad.
Silvio: Claro, cuente con mi asistencia. Cambio de locación.
Narrador: así pasaron algunos años. Silvio está ya instalado en la vida campestre. Había
engordado un poco y tenía la tendencia a quitarse rara vez el saco de piyama.
Silvio: (afeitándose) Vaya, ya estoy envejeciendo (entre desconcertado y triste) en una
casa baldía, solitario, sin haber hecho realmente nada, aparte de vivir (con un tono
resignado). (Sale de escena mirando todo a su alrededor con melancolía)
(Ingrasa con otra vestimenta) Hoy haré algo diferente, iré a mirar desde ese cerro…Un