1. FRECUENCIA:
O.J.D.:
E.G.M.:
PAÍS:
España
PÁGINAS:
TARIFA:
85000
Diario
15
3760 €
GARA 2014 8 26 asteartea Euskal Herria 15
UN POCO DE DEPORTE PARA
TENER UN CEREBRO SANO
Y JOVEN EN LA VEJEZ
También se sabe que ciertos programas de
ejercicios físicos son capaces de estimular on-ce
zonas cerebrales en pacientes con un dete-rioro
cerebral leve, además de mejorar su es-tado
cardiovascular, lo que significa que
mover nuestro cuerpo no solo favorece a la
fuerza y al corazón, sino también al cerebro.
Eso tiene sentido si tenemos en cuenta que el
sedentarismo, con la edad, produce atero-trombosis,
es decir, la obstrucción de los va-sos
sanguíneos. «Si se obstruyen los del dedo
pequeño del pie, se corta y no pasa nada. Si la
obstrucción es el en el corazón o el cerebro las
consecuencias son más graves», recordó el
médico.
Así, el experto afirma que realizar ejercicio
físico aeróbico moderado regularmente solo
puede traer beneficios. Incluso la gente joven
debería tomarse en serio esta afirmación,
porque los hábitos que se toman desde niños
pueden influir en el futuro, a partir de los 65
años, así que si se quiere tener una vejez salu-dable
es importante cuidarse desde el princi-pio.
«Si un niño de cinco años sabe que hacer
deporte es bueno, ya tenemos mucho ganado.
El sedentarismo es el mayor gasto en sanidad.
Hay niños con sobrepeso, desnutridos por-que
se ponen ‘finos’ a paquetes de esos que
están muy buenos pero no aportan nada.
Cuando ese niño tenga 50 años dirán ‘era más
majo, qué bien cocinaba en el txoko, pero de
repente le ha dado un infarto y se ha muerto’.
Pues claro, su historia comenzó con 10 años y
su arteria carótida ya no podía más».
Sin embargo, el ser humano tiende a la co-modidad.
«Cuando a un paciente con hiper-tensión
leve le dices si prefiere hacer un poco
de ejercicio o tomarse una pastilla, elige la
pastilla. Reducir la presión arterial un poco
con deporte sería suficiente para el 70% de
ellos», declaró el experto.
Además de ayudar a reducir la hiperten-sión
y el colesterol, el deporte mantiene el ce-rebro
activo de manera que se puede evitar
que los deterioros leves se transformen en
demencia senil o Alzheimer. También ayuda
con problemas de ansiedad, depresión, estrés
e incluso autoestima.
Aunque este coloquio se centró en el ejerci-cio,
hay otros factores importantes a tener en
cuenta en nuestro camino hacia una vida sa-ludable
y una vejez mejor: el entrenamiento
cognitivo para mejorar la memoria y la aten-ción,
programas de nutrición para controlar
el peso y el tabaquismo (el riesgo cardiovas-cular
más importante, por delante del coles-terol)...
«Los fumadores me dicen que el alco-hol
también es malo y nunca decimos nada
de eso. Es malo en exceso, pero según qué be-bida
alcohólica, con moderación tiene benefi-cios.
El tabaco no tiene nada bueno. ¿Que te
relaja? ¡Pues mira por la ventana lo bonita
que es La Concha!», sentenció el doctor.
Ejercicio al alcance de todos
Todos deberían realizar ejercicio aeróbico
pensando en su bienestar actual y del futu-ro,
no importa la edad. Para ello es impor-tante
que su intensidad sea moderada –no
hace falta que sea deporte de competición–,
con una frecuencia de todos o casi todos los
días de la semana una media hora, y que eli-jamos
una actividad que no sea complicada,
con cosas que tengamos a mano (podemos
poner un torno a nuestra bici y convertirla
en estática, pasear a un ritmo rápido, subir y
bajar cuestas y escaleras, o, si podemos y
queremos, siempre queda el gimnasio).
Una intensidad moderada de ejercicio es
cuando la frecuencia cardiaca alcanza el 75-
80% de su máximo, es decir, si paseamos a
un ritmo en el que nos cueste hablar. Un cál-culo
para saber cuál es nuestra frecuencia
máxima sería restar a las 220 pulsaciones
por minuto nuestra edad. Sin embargo, con
los deportistas habituados este sistema no
funciona y si quisieran saber su ratio ade-cuado
deberían realizarse una prueba con
controles profesionales.
Cada uno a su nivel, es hora de empezar a
cuidarse. Gondra del Río, remero y ciclista
además de médico, lo tiene claro: «Es mejor
alguien gordito y entrenado que estar como
una sílfide y ser sedentario».
«Mens sana in corpore sano»,
dice una de las sátiras de Juve-nal.
Ya en la Grecia clásica cui-daban
su cuerpo y su mente
para vivir mejor. Hoy en día
existe un culto al cuerpo, pero
sin duda, una de las mayores
preocupaciones de la sociedad
son las enfermedades cogniti-vas,
que afectan sobre todo a
las personas mayores. Se pue-de
reducir el riesgo de pade-cerlas
moviendo los músculos.
Actualmente la esperan-za
de vida media de los
estados francés y espa-ñol
se sitúa por encima
de los 81 años, una ci-fra
ligeramente mayor
que la europea. Estos
niveles cada vez son
mayores, por lo que se estima que los niños
nacidos en en año 2000 podrían llegar a te-ner
una esperanza de vida media de 100
años. Sin embargo, igual que se alarga el
tiempo de vida a partir de los 65 años au-menta
también el riesgo de padecer alguna
de las enfermedades habituales de los mayo-res,
según explicó ayer el profesor de medici-na
Juan Gondra del Río en su intervención en
el curso de la UPV “Cerebro activo y bien ali-mentado”,
impartido en el palacio Miramar
de Donostia.
«Eso de llevar una vida saludable está muy
de moda ahora, pero esto que os voy a contar
lo dijo Lester Breslow hace mucho tiempo»,
dijo haciendo referencia al físico norteameri-cano
que falleció en 2012 a los 97 años de
edad. «Para llevar una buena vida él aconseja-ba
hacer ejercicio, mejorar la dieta, dejar de
fumar, dormir 7-8 horas, tomar desayuno, te-ner
un peso moderado y beber moderada-mente
».
Estudios afirman que el 77% de las perso-nas
mayores de 65 años que son sedentarias
tienen una o más enfermedades crónicas,
que no causan la muerte inmediatamente,
pero que dificultan la vida. «El aumento de la
esperanza de vida es algo que preocupa. To-dos
queremos vivir, pero, ¿cómo?», subrayó
el doctor Gondra haciendo referencia a di-chas
enfermedades crónicas, como el coleste-rol,
la diabetes o la hipertensión.
Todas ellas pueden prevenirse llevando
unas pautas sencillas, aunque no parecen tan
sencillas en nuestro ritmo de vida habitual
en el que el sedentarismo y la mala alimenta-ción
son la regla. Según otro estudio realiza-do
con adultos de mediana edad no sedenta-rios,
las posibilidades de sufrir un infarto se
reducían en un 50%. Del mismo modo, en
otra investigación realizada con 1.400 perso-nas
no fumadoras y no sedentarias solo 12 su-frieron
infartos, lo que se traduce en un 80%
menos de riesgo.
REPORTAJE
•••
Nagore
BELASTEGI
El 40% de deterioro
cerebral leve puede ser
Alzheimer en tan solo
cuatro años. El ejercicio
físico moderado
regular combinado con
la rehabilitación
cognitiva puede frenar
el daño ya causado y
evitar que vaya a más.
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EUSKAL HERRIA
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26 Agosto, 2014