2. El conocimiento de los cuerpos externos en realidad no lo
hacen los sentidos, si no el alma a través del cuerpo.
El conocimiento racional posee dos niveles: el inferior y el
superior.
La corriente escéptica no le ofreció respuesta convincente ,
sin embargo lo llevo a considerar una primera verdad: La
duda, y por tanto su propia existencia, el que duda existe.
3. Para el existen dos modos de
conocimiento, de un lado el
conocimiento sensible, que le
permite el conocimiento del
mundo, y del otra la razón y la fe
que le permiten llegar al
conocimiento de la verdad divina, y
para llegar a ella se inicia en el
interior de cada uno donde se
encuentra la verdad y máxima
realidad: Dios. Y solo puede
alcanzarse a través de iluminación
divina la cual se denomina como
sabiduría.
4. El conocimiento comienza con
los sentidos; el alma, al nacer el
hombre, es una "tabula rasa" en
la que no hay contenidos
impresos. Los objetos del
conocimiento suscitan la
actividad de los órganos de los
sentidos, sobre los que actúan,
produciendo la sensación, que
es un acto del compuesto
humano, del alma y del cuerpo,
para que haya conocimiento es
necesario la acción conjunta de
ambos.
5. Al igual que para Aristóteles, el objeto del verdadero
conocimiento es la forma, lo universal, y no lo particular; de
la sustancia concreta conocemos la forma, no la materia, que
en cuanto materia prima resulta también incognoscible. La
sustancia es captada por los sentidos produciendo una
imagen sensible, a la cual actúa el entendimiento para extraer
la forma o lo universal. Aunque el punto de partida del
conocimiento sea lo sensible, lo corpóreo, su objeto propio es
la forma, lo inmaterial. Para él está claro que no es posible
tener en esta vida un conocimiento directo de ellas (Dios y los
ángeles). El conocimiento de estas sustancias sólo se puede
obtener por analogía, en la medida en que podamos tener un
conocimiento de los principios y de las causas del ser.