Las raíces de los árboles ayudan a estabilizar el suelo y reducir la erosión, mientras que el follaje regula el agua de lluvia. La deforestación aumenta el riesgo de erosión y desertificación del suelo, así como las inundaciones, ya que los árboles ya no pueden retener el agua en sus raíces y hojas. La deforestación se debe a factores como el conocimiento insuficiente, la escasez de recursos económicos, y la planificación deficiente de la tala de árboles.