Enigmas que plantea el relato de la Resurrección de Jesucristo. Lo que realmente debió ocurrir tras la crucifixión.
1. Nota: Este artículo es el resumen
del capítulo 10 del libro (en
preparación) de Alfonso Baeza
Parra titulado: LOS MILAGROS DE
JESUCRISTO: CLAVES BÍBLICAS
Y EXTRA-BÍBLÍCAS QUE NOS
ACERCAN A LA VERDADERA
DIMENSIÓN QUE DEBIERON
TENER LOS MILAGROS DEL
NUEVO TESTAMENTO.
Para recibir una copia gratuita del
citado capítulo 10 en su versión
completa, solicítalo a
abaezaparra@hotmail.com.
Cualquier comentario, crítica u
observación a este estudio,
puedes dirigirla a esa misma
dirección de correo electrónico.
ENIGMAS EN TORNO A LA
RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO:
Claves bíblicas que nos permiten resolver algunos de los misterios que
2. La resurrección de Jesucristo es la
PIEDRA ANGULAR sobre la que
descansa el edificio de la fe cristiana.
3. La resurrección de Jesucristo es el hecho fundamental sobre el que
Sin embargo, la información que
descansa el edificio de la fe cristiana. Sin embargo, los datos que
tenemos de ella y, en general, de
tenemos de ella y, en general, de lo que aconteció en los días
lo que aconteció en los días
siguientes a la crucifixión (procedentes de la única fuente existente, el
Nuevo Tstamento) nos plantean siguientes
muchas incógnitas la
a para crucifixión
las que no
encontramos respuestas convincentes en el marco de laúnica fuente
(procedente de la interpretación
existente, el Nuevo Testamento)
bíblica tradicional - fundamentalista.
nos deja con muchas incógnitas
para las que no encontramos
respuestas convincentes en el
marco de la interpretación bíblica
tradicional - fundamentalista.
4. Este artículo propone una
perspectiva interpretativa
DISTINTA desde la que sí
es posible dar respuesta a
muchos de esos ENIGMAS,
como los que se citan a
continuación:
5. 1) ¿Qué sentido tiene que la resurrección
de Jesús, destinada iba a convertirse en el
fundamento principal de la fe cristiana,
tuviera lugar sin testigos?[i]
Para Marcos, Lucas y Juan, la resurrección se produjo sin testigos. Mateo, en cambio, afirma
[i]
que el sepulcro de Jesús estuvo vigilado por soldados romanos que presenciaron el
acontecimiento, pero ese relato de Mateo no es auténtico. Para la explicación correspondiente
remitimos al lector al trabajo mencionado en la cabecera de este artículo.
6. 2) Tras la resurrección, ¿por qué
Jesús resucitado no fue visto por
nadie, a excepción de Sus propios
nadie
seguidores?
7. 3) ¿Por qué los discípulos no
empezaron a predicar sobre la
resurrección hasta después de la
ascensión, cuando ya nadie podía
ver a Jesús resucitado?
8. 4) ¿Cómo interpretar el cambio de
aspecto físico, debido al cual los
propios apóstoles “dudaban” ante
Jesús resucitado o incluso llegaban a
no reconocerlo? (Mt 28: 17, Lc 24: 13 –
32, Jn 21: 12)
9. 5.1. Puesto que Jesús había
predicho su resurrección en
repetidas ocasiones (Mt 16: 21; 20
19, etc.), entonces …
10. 5.2. … ¿cómo explicar que los apóstoles
trataran de “locas” (Lc 24: 11) a las
mujeres que les trajeron la noticia de la
resurrección (Mt 28: 9), y se negaran a
creerlas? (Mc 16: 11)
11. 6) ¿Por qué los dirigentes judíos, que
consideraban a Jesús un impostor, sí creyeron la
noticia de la resurrección, que los mismos
apóstoles consideraban una “locura?” (Lc 24: 11)
¿Cómo explicar que sin realizar la más mínima
comprobación, gastaran una fuerte cantidad de
dinero en sobornar a los guardias, para que no
contaran a nadie lo que acababan de contarles a
ellos (Mt 27: 62 – 67; 28: 12 – 13).
12. 7) ¿Por qué la ascensión es registrada
únicamente por Lucas, un cristiano de
segunda generación que no había
conocido personalmente a Jesús (Lc 1:
2), mientras que Mateo y Juan,
considerados por la tradición como
testigos privilegiados de esa solemne y
emotiva despedida, ni siquiera la
mencionan?
13. 8) Durante los 40 días que JESÚS
RESUCITADO permaneció en la tierra,
según el Nuevo Testamento (Hch 1: 3) se
mostró a los discípulos en muy breves y
contadas ocasiones. ¿Por qué no
permaneció con ellos hasta el momento de
Su partida al cielo?
14. 9) Jesús se apareció a las mujeres y les
encargó que transmitieran cierto mensaje
de Su parte a los apóstoles (Mt 28: 10; Jn
20: 17). ¿Por qué no las acompañó Él
mismo hasta donde estaban ellos?
15. 10) Según Marcos y Mateo, los primeros
evangelistas, el reencuentro de los apóstoles con
JESÚS RESUCITADO debía producirse en Galilea.
Así les encargaron los ángeles a las mujeres que lo
transmitieran a los discípulos (Mt 28: 10; Mc 16: 7)
…
… y Mateo confirma que los apóstoles realizaron
ese largo viaje (unos 150 km.) hasta Galilea donde
días más tarde se produjo el emotivo reencuentro
con el Maestro (Mt 28: 16 – 20). Pero Lucas y Juan,
los últimos evangelistas, afirman que Jesús estuvo
con los apóstoles el mismo día de la resurrección
en la propia Jerusalén donde ya se encontraban
(Lc 24: 36; Jn 20: 19), dejando sin sentido el
mensaje de ir a Galilea, que por supuesto Lucas y
Juan omiten ¿Cómo interpretar este dato
16. 11) Tratándose del evento
más importante para la fe
cristiana, ¿cómo explicar las
divergencias tan notables[i]
que existen entre los distintos
evangelistas con relación a lo
que ocurrió el día de la
resurrección?
«Si en el relato de la pasión los tres sinópticos siguen carriles paralelos, en los relatos de la resurrección
[i]
presentan divergencias impresionantes» (Luis Alonso Schökel, Biblia del Peregrino, Ediciones Mensajero, Bilbao
1996, tomo III, p. 148. Comentario a pie de página de Mateo 28)
17. 12.1. ¿Cómo armonizar los pasajes de los
evangelios que presentan a Jesús
resucitado como un ser completamente
espiritual que atravesaba paredes, que
aparecía y desaparecía a voluntad, que
tenía “apariencia de espíritu” (Lc 24: 31, 37;
Jn 20: 19, 26; etc.) …
18. 12.2. … con aquellos otros que aseguran que
se trataba de un hombre de carne y hueso,
que comía y bebía (Lc 24: 43; Hch 10: 41),
que conservaba las heridas de la crucifixión
(Jn 20: 27), etc.?
19.
20. Si desde posiciones fundamentalistas
es difícil dar respuestas convincentes
a preguntas como las anteriores, no
lo es tanto desde una perspectiva
interpretativa más abierta y realista,
una perspectiva que nos puede
acercar a lo que realmente ocurrió en
los días siguientes a la crucifixión.
21. Según la hipótesis defendida por
este autor, las contradicciones y
dificultades que encontramos en
los relatos de la resurrección se
deben a que los evangelistas
recogen, junto con
informaciones procedentes de
los auténticos relatos primitivos,
algunos datos espurios que la
tradición ya había incorporado
para el tiempo en que ellos
escribieron.
22. Desgraciadamente, el
registro de la vida y
enseñanzas de Jesús
no se produjo como lo
muestra esta
ilustración de ficción.
El único soporte de
los hechos y dichos
del Maestro era el
frágil recuerdo que
conservaban sus
seguidores, que fue
transmitiéndose de
forma oral. Con el
paso del tiempo y la
progresiva
desaparición de los
testigos directos,
esas tradiciones
fueron incorporando
algunos datos
espurios
23. Tradicionalmente se ha afirmado que los evangelios
fueron escritos muy tempranamente, durante el
tiempo llamado “de los testigos oculares” (30 – 70
d.C.). Sin embargo la evidencia creciente de los
últimos tiempos apunta a una composición más
tardía, en concreto, al último tercio o cuarto del
siglo, después de la gran catástrofe nacional que para
los judíos supuso la guerra judeo-romana (66 – 73 d.C.)
24. Esa guerra supuso la desaparición de los
pocos testigos que aún pudieran quedar de
las actividades del Maestro Galileo…
25. La conflagración eliminó
prácticamente todo vestigio
del paso de Jesús de Nazaret
por la tierra.
26. Los evangelistas fueron, con toda seguridad,
cristianos anónimos de segunda o tercera
generación, que no habían conocido
personalmente a Jesús (*).
(*) Véase Antonio Piñero, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, Ed. Trotta, Madrid 2008, p. 37. El profesor
Piñero es catedrático de Filología Griega de la Universidad Complutense de Madrid y especialista en lengua y
literatura del cristianismo primitivo.
27. Para llevar a cabo su tarea,
se sirvieron de escritos
fragmentarios ya existentes,
así como de tradiciones
orales que, para entonces,
seguramente ya contenían
datos espurios, algunos de
los cuales ellos dieron por
buenos e incluyeron en sus
relatos.
28. Pero, ¿cómo identificar los datos espurios,
si es que los hay, para poder aislar un
núcleo de verdad que refleje lo que
realmente ocurrió, lo que contaban los
auténticos relatos primitivos? Dos
estrategias simples que podemos usar
son:
29. 1ª) Por un lado, la comparación
cuidadosa de las narraciones de los
diferentes evangelistas nos permite
detectar algunas informaciones que
no encajan bien en el cuadro general.
30. 2ª) Por otro, contrastando lo que nos
cuentan los evangelios sobre la
resurrección, con las creencias de los
cristianos de la primera generación,
podremos igualmente identificar posibles
elementos que, siendo ajenos a lo que
creyeron los que habían conocido a Jesús,
debemos interpretarlos como
reelaboraciones espurias de los relatos
31. La primera estrategia citada nos permite ya dar
respuesta a una de las incógnitas planteadas al
principio de este trabajo, la relativa a la
sorprendente CREDULIDAD con la que los
dirigentes judíos reaccionaron a la noticia de la
resurrección de Jesús. En realidad NO hubo tal
credulidad porque nadie vino a los sacerdotes a
decirles que Jesús hubiera resucitado.
32. La historia de los soldados, que únicamente Mateo
dio por buena y recogió en su evangelio, es en
realidad espuria. En este resumen no hay espacio
para la explicación correspondiente y por ello
remitimos al lector al capítulo original.
Baste con citar aquí que el discurso de Gamaliel,
recogido en Hechos 5: 34 – 42 refleja claramente que
los dirigentes judíos nunca tuvieron constancia
fehaciente de que Jesús hubiera resucitado.
33. En cuanto a la segunda estrategia, el
lector puede estar preguntándose: ¿cómo
saber lo que creían los cristianos que
34. Podemos encontrar
pistas de esas creencias
sin siquiera salir de la
Biblia, puesto que el
Nuevo Testamento
incluye escritos
anteriores a los
evangelios, documentos
que datan de los años
50’s, cuando todavía
debían vivir muchos de
los que habían conocido
a Jesús: las epístolas de
San Pablo. Esas cartas
nos dan pistas muy
valiosas sobre muchas
de las creencias de los
primeros cristianos.
35. Pablo no nos aporta detalles de la resurrección
de Jesucristo, pero habla de ella como modelo
de la resurrección final de los justos (1ª Cor 15:
16 – 23) , y de esta última afirma:
36. “Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los
muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?
Necio, […] lo que siembras NO ES el
cuerpo que ha de salir, […] Se siembra
cuerpo animal, resucitará cuerpo
espiritual. […]” (1ª Cor 15: 35 – 44)
37. Aquí tenemos un dato fundamental: Pablo
afirma que los salvos resucitarán con un
CUERPO ESPIRITUAL. Y puesto que la
resurrección de Jesús es modelo de la de los
salvos, Él mismo también debió resucitar en
forma espiritual.
Las palabras de Pablo nos sugieren que la
resurrección se produce en una dimensión
diferente a la que conocemos, no accesible
al ojo humano, salvo por revelación.
38. Lo mismo dice el autor de 1ª Pedro:
“Porque también Cristo padeció […] siendo a la verdad
muerto en la carne, PERO VIVIFICADO EN ESPÍRITU, en el cual
también fue y predicó a los ESPÍRITUS ENCARCELADOS, los que
en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la
paciencia de Dios en los días de Noé, […]” (1ª Ped 3: 18 - 20).
Parece evidente que Jesús no fue a predicar “a los
espíritus” con un cuerpo de carne y hueso, sino
también “en espíritu”
39. Pero si Jesús resucitó en forma espiritual, y
no física, tenemos motivos para cuestionar
aquellos pasajes de los evangelios que
hablan de un Jesús resucitado de carne y
hueso.
40. 70 d.C. 75 d.C. 80 d.C. 85 d.C. 90 d.C. 95 d.C. 100 d.C.
Evangelio de Marcos, 70 Evangelio de Mateo, Evangelio de Lucas, Evangelio de Juan,
d.C. aprox. 80 – 90 d.C. 80 – 90 d.C. 90 – 110 d.C.
Sin salirnos del Nuevo Testamento, podemos comparar los relatos de la resurrección que
hacen los distintos evangelistas, teniendo en cuenta sus fechas aproximadas de
composición (Marcos,[i] 70 d.C. aprox Mateo, 70-80 d.C. Lucas, 70 – 80 d.C. Juan 90 –
100 d.C.) y podremos comprobar la evolución de ideas que se estaba produciendo
entre los cristianos, merced a unas tradiciones lógicamente vivas.
Se debe tener en cuenta que el final de Marcos (Mc 16: 9 – 20) es un fragmento añadido por un autor
[i]
posterior que ya conocía los evangelios de Mateo y Lucas, como puede constatarse en cualquier Biblia que
41. Por ejemplo, Lucas y Juan, los evangelios más
tardíos, hablan EXPLÍCITAMENTE de un Cristo
resucitado de carne y hueso, cosa que no
sucede en los dos primeros, Marcos y Mateo.
42. Lucas, que escribe en los años 80’s,
afirma también que Jesús permaneció
40 días en la tierra, antes de ascender
al cielo ante los apóstoles (Hch 1: 1-11)
…
43. Pero Pablo, que escribe tres décadas antes
que Lucas, parece no saber nada sobre esa
“estancia física” del Jesús resucitado en la
tierra.
44. Para Pablo, resurrección y
ascensión fueron una
misma cosa. Jesús fue
simultáneamente
resucitado y entronizado
en el cielo, desde donde
se manifestó a Sus
seguidores por medio de
revelaciones o visiones,
tal y como se le
manifestaría a él mismo
45. Pablo hace una relación de las personas a las que se
había aparecido Cristo resucitado, incluyéndose a sí
mismo (1ª Cor 15: 3–8)…
… Y NO ESTABLECE NINGUNA DIFERENCIA ENTRE
SU PROPIA EXPERIENCIA Y LAS DE LOS QUE LO
VIERON EN LOS DÍAS SIGUIENTES A LA
CRUCIFIXIÓN.
46. Recordemos que la
aparición de Jesús a
Pablo en el camino
a Damasco, no tuvo
lugar en el plano
físico: los que le
acompañaban no
vieron lo que él vio,
ni oyeron lo que él
oyó.
47. La experiencia fue totalmente real para
Pablo (y de hecho el resplandor de la
aparición lo dejó transitoriamente ciego),
pero a los demás no les afectó lo más
mínimo (Hch 9: 1 – 8; 22: 6 – 11).
48. Una experiencia similar
es la que había tenido
Esteban durante su juicio
ante el sanedrín: alzó
sus ojos al cielo y vio a
Jesús a la diestra de
Dios.
Pero por mucho que los presentes hubieran
mirado hacia donde parecía mirar Esteban, nunca
hubieran visto lo que él estaba viendo por
49. Y de esa misma naturaleza
debieron ser también las
apariciones de Jesús a sus
seguidores tras la crucifixión.
50. En los años 50’s, Pablo predicaba a un
Cristo “vivo”, pero nunca mencionó la
tumba vacía.
51. Cómo explica el profesor A. Piñero (*):
“Pablo hace hincapié en que el Jesús
Resucitado sólo es visible […] a los
que tienen fe en Él”,
A lo que debemos añadir: o a los que, a pesar de
no tenerla (como fue su propio caso) iban a
responder favorablemente a una revelación tal.
(*) Antonio Piñero, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, Ed. Trotta, Madrid 2008, p. 222.
52. La naturaleza espiritual de la
resurrección de Jesús debió propiciar
las críticas de los enemigos de la
nueva religión.
53. En su obra El Discurso Verdadero
Contra los Cristianos, el filósofo
neoplatónico del siglo II d.C. Celso,
acusaba a los cristianos de basar su fe
en la resurrección de Jesús en lo que
habían manifestado algunos que lo
habían visto en sueños o en visiones.
54. Es evidente que Celso no inventó
esa “acusación”, sino que se
limitó a citar lo que los enemigos
del cristianismo ya venían
diciendo desde los tiempos de los
apóstoles.
55. Los ataques de quienes,
desde el principio habían
rechazado la
resurrección por la
ausencia de pruebas
tangibles, debió propiciar
el surgimiento, entre los
cristianos de la segunda
generación y posteriores,
de historias que
transformaban los
primitivos relatos de
visiones en encuentros
físicos entre los
apóstoles y un Jesús
resucitado de carne y
hueso.
56. Pero la realidad es que la
resurrección de Jesús tuvo
naturaleza espiritual, y las
manifestaciones a los discípulos
se produjeron mediante visiones.
Esta hipótesis nos permite
resolver satisfactoriamente la
mayoría de los interrogantes que
se desprenden de los relatos
evangélicos de la resurrección, y
hasta intuir el origen de algunos de
los datos espurios que
57. 1. Explica, por ejemplo, la ausencia de
testigos del evento (no podía haberlos), así
también como el hecho de que nadie viera a
JESÚS RESUCITADO. No es que Jesús
Resucitado anduviera durante 40 días
“escondiéndose” de la gente, sino que,
siendo Su resurrección de naturaleza
espiritual, sólo pudieron verlo aquellos a los
espiritual
que Él quiso manifestarse por medio de
visiones.
58. 2. Esta hipótesis nos permite entender
también detalles como el de que Jesús no
acompañara a las mujeres a las que
se apareció, para dar a los apóstoles la
noticia de Su resurrección:
las mujeres lo vieron en visión, y no
físicamente.
59. 3. La aparición a través de visiones explica que
Jesús Resucitado no permaneciera con los
apóstoles, sino que sólo lo vieran en muy contadas
y breves ocasiones.
60. Aunque con el tiempo la tradición sustituyera las
visiones por encuentros físicos con un Jesús de
carne y hueso, este dato espurio “chirría” en el
cuadro general de otras informaciones veraces
procedentes de las auténticas tradiciones primitivas,
que también encontramos en los evangelios.
61. 4. EXPLICA TAMBIÉN LA RAZÓN POR LA
QUE LOS APÓSTOLES REACCIONARON
CON INCREDULIDAD ANTE LA NOTICIA DE
LA RESURRECCIÓN QUE LES TRAJERON
LAS MUJERES.
62. ESA REACCIÓN, APARENTEMENTE
INCOMPRENSIBLE, ESTÁ AVALADA
POR LOS 4 EVANGELIOS, QUE AL
REFLEJARLA NO HACEN MÁS QUE
RECOGER LOS ECOS DE ALGO QUE
REALMENTE ASÍ DEBIÓ SUCEDER.
AUNQUE PARA UNA EXPLICACIÓN
COMPLETA SE REMITE AL LECTOR
AL CAPÍTULO CITADO EN LA
CABECERA, VALGA CON DECIR
AQUÍ QUE LOS APÓSTOLES
PROBABLEMENTE NO HABRÍAN
RECHAZADO EL TESTIMONIO DE
LAS MUJERES SI ÉSTAS LES
HUBIERAN HABLADO DE UN
ENCUENTRO FÍSICO Y OBJETIVO
CON JESÚS. PERO ELLAS LES
HABLARON DE VISIONES (LC 24:
22, 23), LO QUE SUSCITÓ EN ELLOS
LAS LÓGICAS SUSPICACIAS
63. 5.1. EN EL MARCO DE ESTA HIPÓTESIS SE
ENTIENDE IGUALEMENTE BIEN LA RAZÓN DE LA
DEMORA DE LOS DISCÍPULOS EN EMPEZAR A
PROCLAMAR LA RESURRECCIÓN, DEMORA QUE
DEBIÓ SER REAL, POR CUANTO ESTÁ IMPLÍCITA EN
TODOS LOS EVANGELIOS, Y LUCAS LA FIJA
EXPLÍCITAMENTE EN 50 DÍAS (Hch 2)
64. • .
5.2. ¿A qué pudo obedecer esa demora? Parece lógico suponer que una
resurrección física (objetiva y tangible) de Jesús habría provocado un entusiasmo
tal en Sus seguidores que les hubiera llevado a una espontánea proclamación de la
noticia a los cuatro vientos. Así había sucedido, por ejemplo, con muchos de los
enfermos sanados por Jesús, que llevados por una euforia incontenible habían
divulgado el milagro, incluso contra la orden expresa de Jesús de que no lo
hicieran (Mt 9: 31). ¿Por qué no ocurrió ahora algo parecido con la noticia de la
65. 5.3. Resulta muy significativo que, en
ninguno de los evangelios, encontremos un dato
que TODOS ESPERARÍAMOS ENCONTRAR (si no
conociéramos ya lo que sigue en esos relatos):
LA PETICIÓN DE LOS APÓSTOLES A JESÚS DE
QUE SE REIVINDICARA A SÍ MISMO, Y A ELLOS,
DEJÁNDOSE VER POR LA GENTE.
66. 5.4. Resulta muy revelador que en ninguno de
los evangelios aparezca algo que se parezca
a una petición tal…
… las apariciones de Jesús Resucitado
debieron ser de una naturaleza que no tenía
sentido para los apóstoles pedirle que los
acompañara adonde la gente pudiera verlo.
67. 5.4. Son muchos, pues, los datos que avalan la
hipótesis de una resurrección espiritual y de la
manifestación a sus discípulos por medio de
visiones:
• La incredulidad inicial de los apóstoles ante la noticia
de la resurrección.
• La llamativa ausencia de interés por su parte en que
Jesús se mostrara a la gente.
• La demora de los discípulos en la proclamación de la
resurrección.
• El hecho de que nadie salvo ellos mismos viera a JESÚS
RESUCITADO… etc. Todo nos lleva a un escenario más
que probable
68. 5 .5. Tras la humillación que supuso para los
discípulos la crucifixión de Su Maestro, un rayo de
esperanza se abrió paso entre el sentimiento general de
vergüenza y derrota: algunos vinieron al grupo con la
noticia de que Jesús se les había aparecido en visión.
Ello causó la consiguiente controversia interna,
porque mientras unos aceptaban el testimonio de los
visionarios, otros dudaban, y otros, en fin, tachaban
dudaban
todo aquello de “locura” (Lc 24: 11).
69. 6.1. LA ASCENSIÓN.- PUESTO QUE NO HUBO JESÚS
RESUCITADO FÍSICO, ES OBVIO QUE TAMPOCO
PUDO HABER ASCENSIÓN.
Pero una vez que la tradición convirtió las visiones en encuentros físicos con un
Jesús de carne y hueso, debieron surgir historias sobre lo que había pasado con
ese cuerpo físico, y una de ellas fue la que Lucas dio por buena e incluyó en sus
escritos (Hch 1: 1 – 11). Sin embargo, la significativa ausencia de esa historia en
los restantes evangelios delata su origen espurio.
70. 6.2. Si realmente Jesús
hubiera resucitado
físicamente y hubiese
puesto fin a su estancia
en la tierra ascendiendo
solemnemente al cielo
en presencia de sus
discípulos, resultaría
impensable que tres de
los cuatro evangelistas
omitieran ese
importante dato, que
además constituiría la
“conclusión natural” de
sus respectivos relatos.
71. 7.1 La hipótesis de la resurrección espiritual y la
manifestación a los discípulos por medio de
visiones nos permite explicar también aquellos
pasajes que presentan a algunos discípulos
“dudando” de la identidad de Jesús cuando
estaban ante Él, o incluso siendo incapaces de
reconocerlo (Mt 28: 17; Lc 24: 13 – 32; Jn 21: 12,
etc.).
72. 7.2. Si los encuentros hubieran sido físicos (como
solemos imaginarlos, y como se muestra en esta
ilustración) no hay razón para que no le
reconocieran. ¿Por qué no iban a reconocer al
mismo Jesús con el que habían pasado los tres
últimos años?
El marco de la resurrección espiritual nos permite
reconstruir lo que realmente sucedió tras la
73. 7.3. En los días siguientes a la crucifixión, algunos
discípulos afirmaron
“que habían visto de ángeles, quienes dijeron
que Él vive” (Lc 24: 22, 23).
Otros aseguraban haber recibido alguna revelación
del propio Jesús (Jn 20: 18)…
74. … Al comentar unos y otros sus respectivas
experiencias y comprobar que los mensajes
recibidos eran muy similares, algunos de los que
inicialmente creyeron haber visto a un ángel
concluyeron que el ser celestial que se les había
revelado no era otro que el propio Jesús, al que
no habían sabido reconocer.
75. 7.4. Ese dato se
conservó, es decir, se
mantuvo el recuerdo de
que algunos habían
recibido una revelación
del propio Jesús, al que
no habían sabido
reconocer. Pero con el
paso del tiempo y la
transformación del Jesús
Resucitado en un ser de
carne y hueso, los
antiguos relatos se
adaptaron al nuevo
escenario, aunque
generando las lógicas
inconsistencias
76. 8.1. Los evangelios de Marcos y Mateo hacen hincapié en que el
reencuentro de los apóstoles con Jesús Resucitado debía
producirse en Galilea (Mc 14: 28; 16: 20; Mt 26: 32; 28: 7, 10), Y
ASÍ DEBIÓ SUCEDER REALMENTE, aunque Lucas y Juan omitan
este dato y de hecho lo contradigan en sus respectivos relatos.
77. 8.2. Tras la muerte de Su Maestro, y con ella las
esperanzas de Sus discípulos de un reino terrenal
(Lc 22: 24), los discípulos debieron regresar a su
tierra (Galilea) de forma inmediata. Muerto Jesús,
permanecer en Jerusalén no tenía ya sentido,
además de que con ello ponían en peligro sus
propias vidas.
78. 8.3. Una vez en Galilea algunos vieron a Jesús en
visión y compartieron su experiencia con el grupo,
produciéndose la controversia interna y las dudas
cuyos ecos dan forma a algunos pasajes muy
significativos:
“Pero los once discípulos se fueron a
Galilea, al monte que Jesús les había
ordenado. Y cuando le vieron, le adoraron;
pero algunos dudaban” (Mt 28: 16, 17)
79. Los pasajes de Lucas y Juan que hablan de
encuentros físicos de Jesús Resucitado con
los apóstoles, el mismo día de la
resurrección, y en la propia Jerusalén, deben
ser pues, producto de una reelaboración del
verdadero relato primitivo de los
acontecimientos de la postcrucifixión, que
hablaban de las apariciones, exclusivamente
en forma de visiones.
80. Las notables divergencias que
encontramos en los evangelios en
cuanto a los sucesos del día de la
resurrección evidencian la
existencia de tradiciones espurias
que estaban intentando transformar
la naturaleza espiritual de la
resurrección en un hecho físico, en
la historia de la tumba vacía. Era
difícil que esas tradiciones, no
basadas en datos reales,
armonizaran entre sí.
81. Pero entre tantas discrepancias hay un dato en el
que coinciden los cuatro evangelios: fueron LAS
MUJERES, María Magdalena y otras, las que
inicialmente propagaron la noticia de que Jesús
había resucitado. Así debió suceder realmente, y
este dato nos ayuda a entender también la reacción
inicial de incredulidad de los apóstoles
82. Recordemos que Jesús había expulsado de María
Magdalena siete demonios (Mc 16: 9), y también
había librado de “espíritus malos” a las otras
mujeres (Lc 8: 1 – 3). La posesión diabólica se
manifestaba, según los evangelios, de formas muy
distintas: ataques de tipo epiléptico (Lc 9: 39),
desórdenes psíquicos diversos (Mt 8: 28), e incluso
otros problemas como ceguera (Mt 12: 22),
sordomudez (Mc 9: 25), etc. etc.
83. En el caso de María Magdalena y las otras
mujeres es muy probable que la
manifestación visible de la posesión que
habían sufrido hubieran sido ciertos
desórdenes mentales.
84. No es extraño pues que, conociendo su
historia pasada, y oyéndolas ahora hablar de
visiones, los apóstoles pensaran que su
visiones
antiguo mal estaba volviendo a
reproducirse…
85. … probablemente a causa del dolor
desgarrador producido por la
contemplación de la humillación pública de
Su Maestro, Su crucifixión, Su agonía y Su
muerte.
86. Pero después ellos mismos, los apóstoles,
o algunos de ellos, pasaron por
experiencias similares, o participaron en
ellas, reconociendo finalmente lo que las
mujeres ya les habían transmitido: que
Jesús realmente VÍVÍA …
87. Y que, además, vivía sin las limitaciones
que impone un cuerpo físico, en una
dimensión diferente, desde la que podía
asegurarles Su dirección para la obra a la
que los enviaba. Aunque en un marco
alterado, los ecos de esa creencia primitiva
resuenan en el evangelio de Mateo:
88. «Y Jesús […] les habló diciendo: “toda
potestad me es dada en el cielo y en la
tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a
todas las naciones […]; y he aquí yo estoy
con vosotros todos los días, hasta el fin del
mundo. Amén». (Mt 28: 18 – 20)
89. La confianza en esa promesa era la que
sostenía a los cristianos cuando debían
enfrentarse a las dificultades, a la
persecución e incluso al martirio.
90. «Los valores promovidos por el cristianismo
atraían cada vez a más y más gente, de modo que
lo que había empezado siendo una insignificante
secta del judaísmo, tres siglos después constituía
ya la religión más importante del Imperio Romano.
91. El Imperio cayó, y después de él unas
potencias han ido sustituyendo a otras, pero
el cristianismo ha permanecido. Hoy en día,
aunque fragmentado en cientos de
denominaciones distintas, constituye la
religión con mayor número de fieles de todo
el mundo.