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Dentro del género Trypanosoma
Gruby 1843 se encuentran
distintas especies que son patógenas
para el hombre. Entre ellas destaca-
mos Trypanosoma gambiense Dutton
1902, agente etiológico de la enfer-
medad del sueño del África Central
y Occidental, Trypanosoma rhodesiense
Stephens y Fantham 1910 agente
causal de la tripanosomosis de Rho-
desia o enfermedad del sueño del
África Oriental y Trypanosoma cruzi
Chagas 1909 que es el agente etio-
lógico de la enfermedad de Chagas
o tripanosomosis sudamericana.
Enfermedad de Chagas
La enfermedad de Chagas o tripa-
nosomosis americana es una antro-
pozoonosis característica de Amé-
rica del Sur (mapa) producida por
Trypanosoma cruzi, protozoo flage-
lado hemotisular que presenta
como hospedador al hombre. Esta
parasitosis fue descubierta en el
año 1909 por un médico brasileño,
Carlos Ribeiro Justiniano das Cha-
gas, a quien le debe su nombre, en
el estado brasileño de Minas
Gerais. En el descubrimiento de
esta parasitosis cabe destacar que
se conoció el parásito antes que la
enfermedad, al que llamó Trypano-
soma cruzi como homenaje a su
maestro Oswaldo Cruz. Al princi-
pio se creía que esta parasitosis
estaba limitada a Brasil, pero se ha
demostrado que afecta a muchos
más países como Bolivia, Perú,
Ecuador, Guatemala, México y a
algún estado estadounidense como
Texas.
Etiología
Trypanosoma cruzi es un parásito
intracelular que presenta dos fases
diferenciadas dentro de su ciclo
biológico (fig. 1), una en los hos-
pedadores vertebrados y otra en los
insectos transmisores.
Desde el punto de vista morfológi-
co, el hospedador vertebrado T. cruzi
se encuentra en la sangre bajo la
forma parasitaria de tripomastigo-
te, en el sistema reticuloendotelial
y en los tejidos se adapta a la
forma amastigote y en el insecto
transmisor presenta la morfología
de epimastigote y tripomastigote
metacíclico.
En el hombre la localización más
frecuente del parásito está en las
células reticuloendoteliales del
bazo, hígado, ganglios linfáticos y
miocardio.
PARASITOLOGÍA
Tripanosomosis. Enfermedad de Chagas
y enfermedad del sueño
ÁUREA PEREIRAa
y MÓNICA PÉREZb
a
Profesora titular de Parasitología. Facultad de Farmacia. Universidad de Santiago.
b
Farmacéutica. Laboratorio de Parasitología. Universidad de Santiago.
La enfermedad de Chagas y la enfermedad del sueño son dos
de las principales tripanosomosis por su incidencia epidemiológica y su
área de influencia geográfica. En el presente trabajo se analiza la etiología,
sintomatología, epidemiología, diagnóstico, tratamiento y profilaxis
de estas parasitosis, muy extendidas en amplias zonas de África
y América Central y del Sur.
104 OFFARM VOL 22 NÚM 2 FEBRERO 2003
Mosca tse-tse, vector
de la enfermedad
del sueño.
ÁMBITO FARMACÉUTICO
Los insectos transmisores o vec-
tores de la parasitosis son chinches
y, entre ellos, las especies más
comunes son Triatoma infestans,
Rhodnius prolixus y Panstrongylus
megistus, si bien existen más de
122 especies potencialmente pató-
genas. Las dos primeras especies
son los principales vectores en
Centroamérica y Venezuela, y la
última es el transmisor más fre-
cuente en el sur de América. El
insecto, vector transmisor de esta
parasitosis, vive como término
medio 15 meses, mide aproxima-
damente 2-3 cm de largo y presen-
ta el cuerpo dividido en tres regio-
nes: cabeza, tórax y abdomen. La
chinche se infecta al picar a un
reservorio infectado previamente.
El ciclo de vida del parásito en el
vector tiene lugar en el intestino,
donde evoluciona desde tripo-
mastigote hasta tripomastigote
metacíclico que es la forma que
surge con sus heces y que ya es
infectiva para el hombre y los
animales (ciclo biológico). El
método ordinario de transmisión
de la tripanosomiosis es por conta-
minación de la herida causada por
el insecto transmisor con sus
heces, que contienen los tripomas-
tigotes metacíclicos. Esto sucede
con mucha facilidad, ya que el
artrópodo transmisor cuando pica
a su huésped defeca en las proxi-
midades de la picadura que provo-
ca, siendo fácil que éstas pasen al
interior del cuerpo previo rascado
de la herida. El insecto pica prefe-
rentemente en las uniones muco-
cutáneas como, por ejemplo, el
ángulo palpebral externo y las
comisuras de la boca, de aquí que
el nombre vulgar de este artrópodo
sea el de chinche besucona.
Dentro de los animales mamífe-
ros domésticos los hospedadores de
mayor importancia son el perro y
las cobayas. Entre los mamíferos sil-
vestres hay mayor prevalencia en las
comadrejas, armadillos y roedores.
Las aves y los animales de sangre
fría son refractarios a esta patología.
La infección se puede adquirir de
diferentes formas:
– Transmisión vectorial. Constitu-
ye la forma mayoritaria de trans-
misión de la enfermedad y sucede
por medio de la picadura del tria-
tómido.
– Transmisión transplacentaria.
Fue ya documentada por Chagas
en 1911 y sigue presentando un
impacto sanitario importante, ya
que en Chile el 50% de los niños
menores de 10 años infectados por
el mal de Chagas adquirió la para-
sitosis por esta vía. La infección
transplacentaria es posible, pero no
es obligada, si la madre presenta la
parasitosis en fase aguda y presenta
algún tipo de alteración en la pla-
centa. Generalmente, la infección
intrauterina durante el embarazo
conduce al aborto espontáneo, si
éste no se produce, el feto nacido
vivo puede presentar una intensa
parasitemia y generalmente se pro-
duce la muerte a los días o meses
de haber nacido. Además se pre-
senta la posibilidad de transmisión
de la parasitosis al hijo por medio
de la leche materna, aunque su
ocurrencia es excepcional y el ries-
go es remoto. En la actualidad se
ha determinado la reducción de
muj eres seropositivas lo que
implica un descenso del número
de casos.
– Transfusiones sanguíneas y tras-
plantes. Los trasplantes renales y los
bancos de sangre, en donde Trypa-
nosoma cruzi puede llegar a vivir
hasta 2 meses, son dos importantes
focos de transmisión de la parasi-
tosis. La sangre infectada que se
transfunde a un individuo contie-
ne una carga infectiva muy impor-
tante y el riesgo que presenta es
mayor que el de las formas vecto-
riales.
– Contaminación oral. Se produce
cuando el huésped ingiere de
manera accidental al vector o bien
por medio de la ingestión de
comida contaminada con deyeccio-
nes de las chinches. La contamina-
ción oral también se produce en
las poblaciones nativas cazadoras
que se alimentan con carne cruda
de animales parasitados como los
armadillos, monos o cobayas sil-
vestres.
– Transmisión accidental. En cen-
tros de investigación donde se tra-
baja con esta parasitosis también
existe y se ha presentado multitud de
casos documentados.
– Trasplante de órganos. La trans-
misión también se puede producir
como consecuencia del trasplante
de órganos como el riñón, el cora-
PARASITOLOGÍA
Fig. 1. Ciclo biológico de Tripanosoma cruzi.
El hospedador vertebrado T. cruzi se
encuentra en la sangre bajo la forma
parasitaria de tripomastigote.
Tripomastigotes metacíclicos
Se multiplican
por fisión binaria
En el intestino
se convierten en
epimastigotes
Los tripomastigote metacíclicos
son fagocitados por células presentes en
el lugar de la picadcura y se transforman
en amastigote
El triatómido se alimenta de sangre y elimina con sus
heces los tripomastigotes metacíclicos, que penetran
por el orificio de la picadura
Los amastigotes se dividen por fisión
binaria en las células parasitadas
Los amastigotes se convierten en
tripomastigotes cuando abandonan la célula
y entran en la circulación sanguínea
El triatómido ingiere los tripomastigotes con la sangre
Desarrollo en vector Desarrollo en hospedadores vertebrados
VOL 22 NÚM 2 FEBRERO 2003 OFFARM 105
zón o el páncreas procedentes de
donantes infectados. Generalmente
todos los receptores son susceptibles
de presentar la parasitosis al tras-
plantarle órganos infectados, ya que
se le instauran tratamientos inmu-
nosupresores destinados a disminuir
el rechazo de los órganos.
– Formas poco frecuentes de transmi-
sión. También existen otras formas
de transmisión raras y poco frecuen-
tes como por ejemplo la sexual, el
canibalismo y la coprofagia.
Epidemiología
La enfermedad de Chagas es una
zoonosis típica de zonas cálidas y
húmedas del hemisferio occidental
(fig. 2), tanto en zonas de campo
como en zonas urbanas donde las
chinches se han adaptado a vivir
en las paredes de barro y techos de
paja. Chagas ya había determinado
que la parasitosis se encontraba
presente en lugares tan alejados
como México o la Patagonia, con-
tando cada vez con un mayor
número de reservorios. Hoy día se
admite que la tripanosomosis
humana es más grave en el hemis-
ferio sur que en el norte. Diversos
mamíferos son reservorios de esta
parasitosis y en Sudamérica se han
encontrado, entre otros, parasita-
dos los siguientes animales: perros,
gatos, murciélagos, ardillas o
monos.
Las condiciones sociales tienen
mucha importancia en la enferme-
dad de Chagas, que afecta princi-
palmente a las clases más pobres
de las zonas endémicas, ya que las
chinches viven fundamentalmente
en las grietas de las casas de adobe
y en los techos de paja de las locali-
dades suburbanas y rurales, tam-
bién en depósitos donde las cosas
se mueven con poca frecuencia,
pero no pueden vivir en las paredes
encaladas y tampoco pueden exca-
var en el cemento o en el ladrillo.
En las viviendas, la presencia de la
chinche se descubre con facilidad
previa observación de sus heces
características, de color amarillento
o negro, que manchan las paredes
como si fuesen gotas de tinta. La
incidencia de esta parasitosis pre-
senta una fuerte tendencia a la baja
en zonas donde ocurren mejoras
generales en la calidad de vida, en
especial de la vivienda, y donde los
programas de desinsectación se lle-
van a cabo de forma regular.
Los niños con edades comprendi-
das entre 2 meses y 2 años adquieren
con más frecuencia la parasitosis.
La distribución de los casos no es
uniforme en una determinada
región, pero se presentan en zonas
de intensidad variable, clusters.
Como consecuencia del importan-
te fenómeno migratorio ocurrido
desde los años cincuenta, teniendo
como punto de origen países Suda-
mericanos y como puntos de desti-
no, generalmente, Estados Unidos o
Canadá, se ha producido un aumen-
to importante del número de casos
siendo el mecanismo principal de
transmisión la forma transfusional.
Sintomatología
La sintomatología de la enferme-
dad de Chagas es tan variada como
las lesiones que produce el vector
en el huésped. El período de incu-
bación de la parasitosis varía según
las fuentes consultadas entre los 5 y
los 15 días, si bien en las infeccio-
nes producidas por transfusiones
sanguíneas es de 30-40 días.
Se describen dos formas de la
enfermedad: la fase aguda y la cró-
nica. La forma aguda de la parasi-
tosis generalmente se presenta en
niños menores de 10 años y se
caracteriza por fiebre elevada, esca-
lofríos, dolor de cabeza, dolor
muscular, inapetencia y por la apa-
rición de edema palpebral intenso
uni o binocular no supurativo,
signo de Romaña, que indica la
vía de entrada del parásito al orga-
nismo. Este edema de los párpados
es el signo más temprano de la
enfermedad y casi patognomónico,
pero sólo se observa en un 4% de
los individuos parasitados. La ins-
tauración de este signo es brusco y
se produce una hinchazón elástica,
dura e indolora generalmente en
un solo párpado, que acaba por
tornar morado y provoca hincha-
zón en toda la cara. El habón de
inoculación tiende a desaparecer al
cabo de 2 o 3 meses, pero en la
zona donde se ha producido queda
una pigmentación característica de
por vida.
Además, las glándulas tiroideas,
submaxilar, los ganglios linfáticos,
el hígado y el bazo se encuentran
aumentados de tamaño y la afec-
ción del sistema nervioso central
produce ansiedad, irritabilidad y
embotamiento mental. La mortali-
dad por miocarditis en la etapa
aguda es del 5-10% y la insufi-
ciencia cardíaca responde mal al
tratamiento con digitálicos.
Si Trypanosoma invade las células
adiposas aparecen los lipochago-
mas que son nódulos subcutáneos
hipersensibles. En el recién nacido
suele afectar a las almohadillas
grasas de las mejillas y el dolor
que provocan impide la alimenta-
ción.
La fase aguda dura semanas o
meses y puede ir seguida de una
recuperación completa o de la ins-
tauración de la fase crónica de la
enfermedad. En un 35% de los
PARASITOLOGÍA
Fig. 2. Distribución geográfica
de la enfermedad de Chagas.
En el sistema reticuloendotelial
y en los tejidos, T. cruzi se adapta
a la forma amastigote.
106 OFFARM VOL 22 NÚM 2 FEBRERO 2003
casos la enfermedad adquiere un
curso activo, fundamentalmente
en adultos que presentaban mega-
vísceras. En el 65% de los casos
restantes la patología persiste ino-
fensiva el resto de la vida.
La enfermedad de Chagas cróni-
ca se diagnostica con más frecuen-
cia que la aguda, afecta mayorita-
riamente a los individuos adultos y
se manifiesta después de un perío-
do latente y asintomático prolon-
gado tras la recuperación de la fase
aguda. Esta manifestación tardía
de la infección se encuentra casi en
un 15% de quienes han presentado
el contagio. Los síntomas de la
forma crónica probablemente
guardan relación con la lesión pro-
ducida durante la fase aguda y
entre ellos destacan las palpitacio-
nes, la disnea, dolores referidos al
área cardíaca y dolor en la zona
hepática.
La enfermedad de Chagas en su
fase crónica produce dilatación
esofágica (megaesófago) y del
colon (megacolon). La disfagia es
el síntoma principal y característi-
co del megaesófago y puede dar
lugar a la regurgitación de alimen-
tos no digeridos mucho después de
la ingestión y se exacerba tras la
ingestión de líquidos fríos. El
megaesófago cursa también con
dolor precordial, plenitud pospan-
drial y adelgazamiento. El síntoma
principal del megacolon es el estre-
ñimiento, que a veces es intenso y
provoca una acumulación excesiva
de heces en el colon predisponien-
do a la formación de perforaciones
y de fecalomas.
La enfermedad cardíaca crónica
de Chagas puede producir muerte
súbita por paro cardíaco o rotura
ventricular.
También se debe destacar que
existen factores de riesgo como
la desnutrición, reinfecciones
exógenas, esfuerzos físicos y coe-
xistencia con enfermedades agu-
das y degenerativas que hacen
que la parasitosis evolucione de
manera más rápida y más letal.
Actualmente existe un alto por-
centaje de asociación entre el HIV
y la enfermedad de Chagas lo que
provoca un aumento de la morta-
lidad como consecuencia de cua-
dros neurológicos centrales muy
graves.
Diagnóstico
El diagnóstico de la enfermedad
de Chagas se fundamenta princi-
palmente en el hallazgo de Trypa-
nosoma cruzi en la sangre o en los
tejidos del individuo parasitado
con el procedimiento de la gota
gruesa o el de Strout, o también
con reacciones inmunológicas
positivas. Si bien, debe tenerse en
cuenta que la aparición del parásito
en sangre coincide con el período
agudo febril o durante las exacer-
baciones febriles de la fase crónica.
Otro método que puede resultar
eficaz es el análisis del líquido
obtenido de los ganglios linfáticos
cuando están aumentados de
tamaño.
También se emplea el xenodiag-
nóstico utilizando tripanosomas
libres de infección y criados en
laboratorio. Éstos entran en con-
tacto con individuos parasitados y
si existe infección en la sangre o en
el líquido cefalorraquídeo los pará-
sitos se multiplican rápidamente
en el intestino de la chinche y se
demuestra la existencia del parási-
to en las heces de los triatómidos
que 30 días antes han picado o se
le ha inoculado líquido cefalorra-
quídeo del individuo sospechoso
de presentar la parasitosis.
Debe sospecharse enfermedad de
Chagas aguda en cualquier indivi-
duo, especialmente niños, que
hayan estado en un área endémica
y desarrolle una enfermedad febril
aguda con linfoadenopatía y mio-
carditis. La aparición de lesiones
típicas como el signo de Romaña
refuerza el diagnóstico ya que afec-
ta a un 30% de los parasitados,
aunque no es un factor diagnóstico
por sí mismo.
Debe sospecharse enfermedad de
Chagas crónica en aquel individuo
que haya estado en una región
endémica y presente defectos en la
conducción cardíaca, disfagia,
estreñimiento intenso o parálisis
espástica.
Tratamiento
Para la enfermedad de Chagas no
existe ningún tratamiento total-
mente eficaz. En el caso de la
enfermedad de Chagas aguda se
administra benznidazol durante 60 o
90 días. Se debe llevar a cabo el
tratamiento con dosis graduales e
iniciarlo con dosis más bajas para
disminuir el riesgo de intolerancia.
Los efectos secundarios más fre-
cuentes son náuseas, vómitos, dolor
abdominal, mareos, fiebre, cefalea y
anorexia. Está contraindicado en
embarazadas y en lactantes. Ade-
más también se puede administrar
el nifurtimox que está mejor tole-
PARASITOLOGÍA
El insecto transmisor de la enfermedad de
Chagas vive como término medio 15 meses.
El diagnóstico de la enfermedad de Chagas
se fundamenta principalmente en el
hallazgo de T. cruzi en la sangre
o en los tejidos del individuo parasitado.
T. gambiense en sangre.
VOL 22 NÚM 2 FEBRERO 2003 OFFARM 107
rado por los niños y en Norteamé-
rica se utiliza como medicamento
de primera elección. Debe admi-
nistrarse durante 120 días y los
efectos secundarios que con más
frecuencia ocasiona son náuseas,
vómitos, mialgias y debilidad. No
tiene contraindicaciones absolutas.
El tratamiento de la enfermedad
de Chagas crónica es sintomático y
se utilizan antiarrítmicos, relajan-
tes musculares y laxantes. Las
megavísceras una vez que se han
producido son irreversibles y gene-
ralmente progresan hasta producir
la muerte. La cirugía está indicada
y aporta resultados satisfactorios
en el caso del megacolon, si bien
es peligrosa en la cardiopatía.
Profilaxis
Para conseguir la desaparición de
la parasitosis se debería conseguir
la eliminación total de los vecto-
res, pero esto no es posible, por
tanto, se centra en la eliminación
de las chinches que viven en los
habitáculos humanos.
Las viviendas de construcción
precaria son uno de los factores
que más contribuyen a la adapta-
ción del vector triatómido a la
vivienda, por lo que se debe luchar
contra la construcción de viviendas
con techo de paja, se deben encalar
las paredes y reducir las irregulari-
dades y las grietas.
Deben alejarse los corrales y los
gallineros de las viviendas, por la
función de mantenimiento de la
colonia de triatómidos que desem-
peñan los animales.
El método de control inmediato
del vector se basa en la utilización
de insecticidas como el BHC y las
campañas masivas de fumigación
con deltametrina.
La educación sanitaria de los
individuos, las familias y las
comunidades respecto a qué es y
cómo se disemina la enfermedad
de Chagas es también un paso
muy importante.
Evitar la infección por transfu-
siones de sangre incontroladas, que
provoquen la parasitación de una
persona sana a partir de un donan-
te parasitado; por tanto, el control
de los bancos de sangre debe ser
exhaustivos.
En viviendas donde el riesgo de
existencia de chinches es elevado
dormir con la luz encendida prote-
ge de las picaduras, ya que las
chinches besuconas sólo pican en
la oscuridad.
En zonas donde existe riesgo de
presentar la parasitosis se debe
dormir protegido por un mosqui-
tero siendo conveniente introducir
sus extremos debajo del colchón, y
además se debe poner especial pre-
caución de no poner el cuerpo en
contacto con él, ya que las chin-
ches podrían picar a través del tul.
Chagas selvático es muy difícil de
controlar y su prevención se reduce a
la instauración de tratamiento de los
casos que se presenten.
Enfermedad del sueño
Trypanosoma gambiense es el agente
causal de la tripanosomosis de
Gambia o enfermedad del sueño
de África Central y Occidental,
mientras que Trypanosoma rhode-
siense es el agente etiológico de la
tripanosomosis de Rhodesia o
enfermedad del sueño del África
Oriental, que presenta una distri-
bución geográfica más limitada a
zonas de Kenia, Ruanda y los alre-
dedores del lago Victoria (fig. 3).
Etiología
En el ciclo de vida de estas dos
especies de Trypanosoma nos encon-
tramos, al igual que en el caso
anterior, con reservorios vertebra-
dos y con vectores invertebrados
(fig. 4).
Al igual que en la enfermedad
de Chagas, los hospedadores ver-
tebrados fundamentalmente para
T. rhodesiense son el hombre y los
animales salvajes, y para T. gam-
biense solamente el hombre. En
ellos, Trypanosoma vive en la san-
gre, nódulos linfáticos, líquido
cefalorraquídeo y bazo.
El vector de la enfermedad es
una mosca del género Glossina,
mosca tse-tse, que transmite la
enfermedad después de picar al
hospedador vertebrado e inocularle
los tripanosomas metacíclicos con-
PARASITOLOGÍA
108 OFFARM VOL 22 NÚM 2 FEBRERO 2003
Fig. 4. Ciclo biológico de T. gambiense y T. rhodesiense.
El tratamiento
de la enfermedad
de Chagas crónica
es sintomático
y se utilizan
antiarrítmicos,
relajantes musculares
y laxantes
Los tripomastigotes se
multiplican en diferentes fluidos
corporales: sangre, linfa,
líquido cefalorraquídeo
Los epimastigotes se multiplican
en las glándulas salivares y se
convierten en tripomastigote
metacíclicos
Los tripomastigotes
metacíclicos inyectados
son transportados por
la sangre a otras partes
Los tripomastigotes
se transforman en epimastigotes
La mosca tse-tse, al alimentarse,
ingiere los tripomastigotes
presentes en sangre periférica
Tripomastigote en sangre
Los tripomastigotes llegan
al intestino y se dividen
por fisión binaria
La mosca, al tomar la sangre, inyecta
los tripomastigotes metacíclicos
Hombre
Mosaca tse-tse
tenidos en su saliva (ciclo biológi-
co). Dentro de ellos, los tripanoso-
mas se multiplican en la sangre y
linfa. En la fase crónica de la enfer-
medad, los tripomastigotes inva-
den el sistema nervioso central,
donde se multiplican pasando a los
espacios intercelulares del cerebro.
Epidemiología
En el caso de la enfermedad del
sueño producida por Trypanosoma
gambiense la transmisión de hombre
a hombre se efectúa por la picadura
de moscas, del género Glossina,
especialmente Glossina palpalis y en
el caso de la parasitosis producida
por Trypanosoma rhodesiense la espe-
cie Glossina morsitans es el principal
vector de la parasitosis.
Durante las epidemias la trans-
misión mecánica directa es un
modo muy importante de la dise-
minación de la enfermedad. Este
tipo de contagio se produce cuan-
do una mosca se ha alimentado de
un individuo parasitado y aun con
la probóscide sucia pica, en un
plazo de 2-3 horas, a un individuo
o a varios individuos sanos. Se
debe tener en cuenta que la infec-
ción no se transmite de manera
congénita en la mosca, si bien en
el hombre sí que es posible esta
transmisión.
La frecuencia de la infección por
Trypanosoma rhodesiense es muy
inferior a la causada por Trypanoso-
ma gambiense, quizá porque la pri-
mera de las especies es de reciente
adaptación al hombre y se desarro-
lla preferentemente en animales
salvajes.
Los hospedadores reservorios
para T. rhodesiense son los animales
de caza.
Sintomatología
Trypanosoma gambiense produce fun-
damentalmente una parasitosis
crónica en la que se distinguen
tres etapas sucesivas y diferencia-
das, en la primera los tripomasti-
gotes están localizados fundamen-
talmente en el torrente sanguíneo,
en la segunda se localizan funda-
mentalmente en los ganglios linfá-
ticos y en la tercera en el sistema
nervioso central. No se produce
invasión de las células, pero sí
afección de todos los tejidos y
órganos del ser humano. La tripa-
nosomosis producida es de curso
prolongado y tarda varios años en
acabar con la vida del individuo
parasitado, produciéndole daño en
el sistema nervioso central. La tri-
panosomiosis producida por Trypa-
nosoma rhodesiense es de evolución
rápida y termina con la vida del
individuo parasitado en menos de
un año. La sintomatología de cual-
quiera de la dos tripanosomiosis es
similar y se distinguen diversas
fases. La primera es el período de
incubación en el que la picadura
de la mosca produce reacción infla-
matoria local y en los no nativos
también puede provocar cefalea,
fiebre, escalofríos y anorexia. A
continuación aparece el período
febril agudo que en los nativos
también pasa casi inadvertido, a
continuación aparece un período
afebril, al que siguen exacerbacio-
nes febriles que alcanzan su máxi-
ma intensidad al comienzo de la
noche. En los períodos febriles los
tripomastigote entran en el torren-
te circulatorio. La fiebre suele ir
acompañada de hepato y espleno-
megalia y linfoadenitis especial-
mente en los ganglios del triángu-
lo cervical posterior (signo de
Winterbottom). Con el paso del
tiempo la cefalea se va haciendo
intensa, aparecen espasmos muscu-
lares, temblor en las piernas y bra-
zos, apatía, torpeza mental, dolor y
rigidez del cuello, además de dolo-
res neurálgicos, especialmente en
las articulaciones, siendo frecuente
el retardo de la sensibilidad al
dolor y un edema localizado en
caderas, manos y piernas. A conti-
nuación, en el caso de Trypanosoma
gambiense, aparece la somnolencia
que a medida que avanza el curso
de la enfermedad se va haciendo
más prolongada y profunda, lle-
gando a ser imposible despertar al
individuo, falleciendo éste por
consunción. A menudo, complica-
ciones de la parasitosis como la
neumonía y la disentería pueden
ser la causa de la muerte. En el
caso de Trypanosoma rhodesiense no
se presenta la somnolencia ni otros
síntomas de afección del sistema
nervioso, ya que éste produce una
infección aguda de curso más rápi-
do y virulento y que alcanza su clí-
max antes de que la infección haya
producido lesiones graves del sis-
tema nervioso.
Diagnóstico
El diagnóstico temprano de estas
dos parasitosis es fundamental y
para llevarlo a cabo hay que obser-
var síntomas característicos de la
enfermedad, como haber estado en
zonas endémicas y posteriormente
llevar a cabo el hallazgo del parási-
to en la sangre, líquido cefalorra-
quídeo o líquido extraído por pun-
ción de los ganglios linfáticos o de
la médula espinal. Además, el aná-
lisis del líquido cefalorraquídeo y
del aspirado de los ganglios linfá-
ticos sirve para determinar el avan-
ce de la enfermedad.
Tratamiento
La instauración de un tratamiento
temprano puede salvar la vida de
muchos individuos parasitados, si
PARASITOLOGÍA
Linfoadenitis en los ganglios del triángulo
cervical posterior (signo de Winterbottom)
producida por la enfermedad del sueño.
T. rhodesiense en sangre.
110 OFFARM VOL 22 NÚM 2 FEBRERO 2003
bien todos los fármacos utilizados en el tratamiento
de estas parasitosis presentan muchos efectos secun-
darios. Para comenzar el tratamiento debe utilizarse
el fármaco menos tóxico, salvo si existe invasión del
sistema nervioso central. Destacamos la pentamidina
para la primera fase, la suramina (más eficaz en la
infección por T. Rhodesiense) y el melarsoprol, que
aunque es el más tóxico ofrece mejores resultados en
los estadios avanzados. En la actualidad, el DFMO
(difluormetil omitina) es el medicamento de elección
para la tripanosomosis africana.
Profilaxis
El sacrificio de animales huéspedes de la mosca tse-
tse ha contribuido de manera fundamental a la reduc-
ción de la frecuencia de la parasitosis.
El rociado con dieldrin o isobenceno desde aviones
sobre las zonas boscosas ha contribuido también a
reducir las poblaciones de Glossina, pero este rociado
selectivo es muy costoso, contamina el ambiente y
afecta a otros insectos, aves, peces y animales salvajes
y domésticos.
Además la migración incontrolada de habitantes de
estos países ha contribuido en gran manera a la dise-
minación de la parasitosis. ■
■
Bibliografía general
Atias A, Neghme A. Parasitología Clínica. Santiago: Publicacio-
nes técnicas Mediterráneo, 1984.
Markell E, Voge M, David T. Parasitología médica. Madrid:
McGraw-Hill, 1990.
Pinto JC. Evolución del conocimiento epidemiológico y situación
epidemiológica actual. Fundación Oswaldo Cruz, Brasil.
Sabel J. Parasitología. Barcelona: Laboratorios Semar, 1980.
PARASITOLOGÍA
VOL 22 NÚM 2 FEBRERO 2003
Fig. 3. Distribución geográfica de la enfermedad del sueño.
T. rodesiense
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  • 1. Dentro del género Trypanosoma Gruby 1843 se encuentran distintas especies que son patógenas para el hombre. Entre ellas destaca- mos Trypanosoma gambiense Dutton 1902, agente etiológico de la enfer- medad del sueño del África Central y Occidental, Trypanosoma rhodesiense Stephens y Fantham 1910 agente causal de la tripanosomosis de Rho- desia o enfermedad del sueño del África Oriental y Trypanosoma cruzi Chagas 1909 que es el agente etio- lógico de la enfermedad de Chagas o tripanosomosis sudamericana. Enfermedad de Chagas La enfermedad de Chagas o tripa- nosomosis americana es una antro- pozoonosis característica de Amé- rica del Sur (mapa) producida por Trypanosoma cruzi, protozoo flage- lado hemotisular que presenta como hospedador al hombre. Esta parasitosis fue descubierta en el año 1909 por un médico brasileño, Carlos Ribeiro Justiniano das Cha- gas, a quien le debe su nombre, en el estado brasileño de Minas Gerais. En el descubrimiento de esta parasitosis cabe destacar que se conoció el parásito antes que la enfermedad, al que llamó Trypano- soma cruzi como homenaje a su maestro Oswaldo Cruz. Al princi- pio se creía que esta parasitosis estaba limitada a Brasil, pero se ha demostrado que afecta a muchos más países como Bolivia, Perú, Ecuador, Guatemala, México y a algún estado estadounidense como Texas. Etiología Trypanosoma cruzi es un parásito intracelular que presenta dos fases diferenciadas dentro de su ciclo biológico (fig. 1), una en los hos- pedadores vertebrados y otra en los insectos transmisores. Desde el punto de vista morfológi- co, el hospedador vertebrado T. cruzi se encuentra en la sangre bajo la forma parasitaria de tripomastigo- te, en el sistema reticuloendotelial y en los tejidos se adapta a la forma amastigote y en el insecto transmisor presenta la morfología de epimastigote y tripomastigote metacíclico. En el hombre la localización más frecuente del parásito está en las células reticuloendoteliales del bazo, hígado, ganglios linfáticos y miocardio. PARASITOLOGÍA Tripanosomosis. Enfermedad de Chagas y enfermedad del sueño ÁUREA PEREIRAa y MÓNICA PÉREZb a Profesora titular de Parasitología. Facultad de Farmacia. Universidad de Santiago. b Farmacéutica. Laboratorio de Parasitología. Universidad de Santiago. La enfermedad de Chagas y la enfermedad del sueño son dos de las principales tripanosomosis por su incidencia epidemiológica y su área de influencia geográfica. En el presente trabajo se analiza la etiología, sintomatología, epidemiología, diagnóstico, tratamiento y profilaxis de estas parasitosis, muy extendidas en amplias zonas de África y América Central y del Sur. 104 OFFARM VOL 22 NÚM 2 FEBRERO 2003 Mosca tse-tse, vector de la enfermedad del sueño. ÁMBITO FARMACÉUTICO
  • 2. Los insectos transmisores o vec- tores de la parasitosis son chinches y, entre ellos, las especies más comunes son Triatoma infestans, Rhodnius prolixus y Panstrongylus megistus, si bien existen más de 122 especies potencialmente pató- genas. Las dos primeras especies son los principales vectores en Centroamérica y Venezuela, y la última es el transmisor más fre- cuente en el sur de América. El insecto, vector transmisor de esta parasitosis, vive como término medio 15 meses, mide aproxima- damente 2-3 cm de largo y presen- ta el cuerpo dividido en tres regio- nes: cabeza, tórax y abdomen. La chinche se infecta al picar a un reservorio infectado previamente. El ciclo de vida del parásito en el vector tiene lugar en el intestino, donde evoluciona desde tripo- mastigote hasta tripomastigote metacíclico que es la forma que surge con sus heces y que ya es infectiva para el hombre y los animales (ciclo biológico). El método ordinario de transmisión de la tripanosomiosis es por conta- minación de la herida causada por el insecto transmisor con sus heces, que contienen los tripomas- tigotes metacíclicos. Esto sucede con mucha facilidad, ya que el artrópodo transmisor cuando pica a su huésped defeca en las proxi- midades de la picadura que provo- ca, siendo fácil que éstas pasen al interior del cuerpo previo rascado de la herida. El insecto pica prefe- rentemente en las uniones muco- cutáneas como, por ejemplo, el ángulo palpebral externo y las comisuras de la boca, de aquí que el nombre vulgar de este artrópodo sea el de chinche besucona. Dentro de los animales mamífe- ros domésticos los hospedadores de mayor importancia son el perro y las cobayas. Entre los mamíferos sil- vestres hay mayor prevalencia en las comadrejas, armadillos y roedores. Las aves y los animales de sangre fría son refractarios a esta patología. La infección se puede adquirir de diferentes formas: – Transmisión vectorial. Constitu- ye la forma mayoritaria de trans- misión de la enfermedad y sucede por medio de la picadura del tria- tómido. – Transmisión transplacentaria. Fue ya documentada por Chagas en 1911 y sigue presentando un impacto sanitario importante, ya que en Chile el 50% de los niños menores de 10 años infectados por el mal de Chagas adquirió la para- sitosis por esta vía. La infección transplacentaria es posible, pero no es obligada, si la madre presenta la parasitosis en fase aguda y presenta algún tipo de alteración en la pla- centa. Generalmente, la infección intrauterina durante el embarazo conduce al aborto espontáneo, si éste no se produce, el feto nacido vivo puede presentar una intensa parasitemia y generalmente se pro- duce la muerte a los días o meses de haber nacido. Además se pre- senta la posibilidad de transmisión de la parasitosis al hijo por medio de la leche materna, aunque su ocurrencia es excepcional y el ries- go es remoto. En la actualidad se ha determinado la reducción de muj eres seropositivas lo que implica un descenso del número de casos. – Transfusiones sanguíneas y tras- plantes. Los trasplantes renales y los bancos de sangre, en donde Trypa- nosoma cruzi puede llegar a vivir hasta 2 meses, son dos importantes focos de transmisión de la parasi- tosis. La sangre infectada que se transfunde a un individuo contie- ne una carga infectiva muy impor- tante y el riesgo que presenta es mayor que el de las formas vecto- riales. – Contaminación oral. Se produce cuando el huésped ingiere de manera accidental al vector o bien por medio de la ingestión de comida contaminada con deyeccio- nes de las chinches. La contamina- ción oral también se produce en las poblaciones nativas cazadoras que se alimentan con carne cruda de animales parasitados como los armadillos, monos o cobayas sil- vestres. – Transmisión accidental. En cen- tros de investigación donde se tra- baja con esta parasitosis también existe y se ha presentado multitud de casos documentados. – Trasplante de órganos. La trans- misión también se puede producir como consecuencia del trasplante de órganos como el riñón, el cora- PARASITOLOGÍA Fig. 1. Ciclo biológico de Tripanosoma cruzi. El hospedador vertebrado T. cruzi se encuentra en la sangre bajo la forma parasitaria de tripomastigote. Tripomastigotes metacíclicos Se multiplican por fisión binaria En el intestino se convierten en epimastigotes Los tripomastigote metacíclicos son fagocitados por células presentes en el lugar de la picadcura y se transforman en amastigote El triatómido se alimenta de sangre y elimina con sus heces los tripomastigotes metacíclicos, que penetran por el orificio de la picadura Los amastigotes se dividen por fisión binaria en las células parasitadas Los amastigotes se convierten en tripomastigotes cuando abandonan la célula y entran en la circulación sanguínea El triatómido ingiere los tripomastigotes con la sangre Desarrollo en vector Desarrollo en hospedadores vertebrados VOL 22 NÚM 2 FEBRERO 2003 OFFARM 105
  • 3. zón o el páncreas procedentes de donantes infectados. Generalmente todos los receptores son susceptibles de presentar la parasitosis al tras- plantarle órganos infectados, ya que se le instauran tratamientos inmu- nosupresores destinados a disminuir el rechazo de los órganos. – Formas poco frecuentes de transmi- sión. También existen otras formas de transmisión raras y poco frecuen- tes como por ejemplo la sexual, el canibalismo y la coprofagia. Epidemiología La enfermedad de Chagas es una zoonosis típica de zonas cálidas y húmedas del hemisferio occidental (fig. 2), tanto en zonas de campo como en zonas urbanas donde las chinches se han adaptado a vivir en las paredes de barro y techos de paja. Chagas ya había determinado que la parasitosis se encontraba presente en lugares tan alejados como México o la Patagonia, con- tando cada vez con un mayor número de reservorios. Hoy día se admite que la tripanosomosis humana es más grave en el hemis- ferio sur que en el norte. Diversos mamíferos son reservorios de esta parasitosis y en Sudamérica se han encontrado, entre otros, parasita- dos los siguientes animales: perros, gatos, murciélagos, ardillas o monos. Las condiciones sociales tienen mucha importancia en la enferme- dad de Chagas, que afecta princi- palmente a las clases más pobres de las zonas endémicas, ya que las chinches viven fundamentalmente en las grietas de las casas de adobe y en los techos de paja de las locali- dades suburbanas y rurales, tam- bién en depósitos donde las cosas se mueven con poca frecuencia, pero no pueden vivir en las paredes encaladas y tampoco pueden exca- var en el cemento o en el ladrillo. En las viviendas, la presencia de la chinche se descubre con facilidad previa observación de sus heces características, de color amarillento o negro, que manchan las paredes como si fuesen gotas de tinta. La incidencia de esta parasitosis pre- senta una fuerte tendencia a la baja en zonas donde ocurren mejoras generales en la calidad de vida, en especial de la vivienda, y donde los programas de desinsectación se lle- van a cabo de forma regular. Los niños con edades comprendi- das entre 2 meses y 2 años adquieren con más frecuencia la parasitosis. La distribución de los casos no es uniforme en una determinada región, pero se presentan en zonas de intensidad variable, clusters. Como consecuencia del importan- te fenómeno migratorio ocurrido desde los años cincuenta, teniendo como punto de origen países Suda- mericanos y como puntos de desti- no, generalmente, Estados Unidos o Canadá, se ha producido un aumen- to importante del número de casos siendo el mecanismo principal de transmisión la forma transfusional. Sintomatología La sintomatología de la enferme- dad de Chagas es tan variada como las lesiones que produce el vector en el huésped. El período de incu- bación de la parasitosis varía según las fuentes consultadas entre los 5 y los 15 días, si bien en las infeccio- nes producidas por transfusiones sanguíneas es de 30-40 días. Se describen dos formas de la enfermedad: la fase aguda y la cró- nica. La forma aguda de la parasi- tosis generalmente se presenta en niños menores de 10 años y se caracteriza por fiebre elevada, esca- lofríos, dolor de cabeza, dolor muscular, inapetencia y por la apa- rición de edema palpebral intenso uni o binocular no supurativo, signo de Romaña, que indica la vía de entrada del parásito al orga- nismo. Este edema de los párpados es el signo más temprano de la enfermedad y casi patognomónico, pero sólo se observa en un 4% de los individuos parasitados. La ins- tauración de este signo es brusco y se produce una hinchazón elástica, dura e indolora generalmente en un solo párpado, que acaba por tornar morado y provoca hincha- zón en toda la cara. El habón de inoculación tiende a desaparecer al cabo de 2 o 3 meses, pero en la zona donde se ha producido queda una pigmentación característica de por vida. Además, las glándulas tiroideas, submaxilar, los ganglios linfáticos, el hígado y el bazo se encuentran aumentados de tamaño y la afec- ción del sistema nervioso central produce ansiedad, irritabilidad y embotamiento mental. La mortali- dad por miocarditis en la etapa aguda es del 5-10% y la insufi- ciencia cardíaca responde mal al tratamiento con digitálicos. Si Trypanosoma invade las células adiposas aparecen los lipochago- mas que son nódulos subcutáneos hipersensibles. En el recién nacido suele afectar a las almohadillas grasas de las mejillas y el dolor que provocan impide la alimenta- ción. La fase aguda dura semanas o meses y puede ir seguida de una recuperación completa o de la ins- tauración de la fase crónica de la enfermedad. En un 35% de los PARASITOLOGÍA Fig. 2. Distribución geográfica de la enfermedad de Chagas. En el sistema reticuloendotelial y en los tejidos, T. cruzi se adapta a la forma amastigote. 106 OFFARM VOL 22 NÚM 2 FEBRERO 2003
  • 4. casos la enfermedad adquiere un curso activo, fundamentalmente en adultos que presentaban mega- vísceras. En el 65% de los casos restantes la patología persiste ino- fensiva el resto de la vida. La enfermedad de Chagas cróni- ca se diagnostica con más frecuen- cia que la aguda, afecta mayorita- riamente a los individuos adultos y se manifiesta después de un perío- do latente y asintomático prolon- gado tras la recuperación de la fase aguda. Esta manifestación tardía de la infección se encuentra casi en un 15% de quienes han presentado el contagio. Los síntomas de la forma crónica probablemente guardan relación con la lesión pro- ducida durante la fase aguda y entre ellos destacan las palpitacio- nes, la disnea, dolores referidos al área cardíaca y dolor en la zona hepática. La enfermedad de Chagas en su fase crónica produce dilatación esofágica (megaesófago) y del colon (megacolon). La disfagia es el síntoma principal y característi- co del megaesófago y puede dar lugar a la regurgitación de alimen- tos no digeridos mucho después de la ingestión y se exacerba tras la ingestión de líquidos fríos. El megaesófago cursa también con dolor precordial, plenitud pospan- drial y adelgazamiento. El síntoma principal del megacolon es el estre- ñimiento, que a veces es intenso y provoca una acumulación excesiva de heces en el colon predisponien- do a la formación de perforaciones y de fecalomas. La enfermedad cardíaca crónica de Chagas puede producir muerte súbita por paro cardíaco o rotura ventricular. También se debe destacar que existen factores de riesgo como la desnutrición, reinfecciones exógenas, esfuerzos físicos y coe- xistencia con enfermedades agu- das y degenerativas que hacen que la parasitosis evolucione de manera más rápida y más letal. Actualmente existe un alto por- centaje de asociación entre el HIV y la enfermedad de Chagas lo que provoca un aumento de la morta- lidad como consecuencia de cua- dros neurológicos centrales muy graves. Diagnóstico El diagnóstico de la enfermedad de Chagas se fundamenta princi- palmente en el hallazgo de Trypa- nosoma cruzi en la sangre o en los tejidos del individuo parasitado con el procedimiento de la gota gruesa o el de Strout, o también con reacciones inmunológicas positivas. Si bien, debe tenerse en cuenta que la aparición del parásito en sangre coincide con el período agudo febril o durante las exacer- baciones febriles de la fase crónica. Otro método que puede resultar eficaz es el análisis del líquido obtenido de los ganglios linfáticos cuando están aumentados de tamaño. También se emplea el xenodiag- nóstico utilizando tripanosomas libres de infección y criados en laboratorio. Éstos entran en con- tacto con individuos parasitados y si existe infección en la sangre o en el líquido cefalorraquídeo los pará- sitos se multiplican rápidamente en el intestino de la chinche y se demuestra la existencia del parási- to en las heces de los triatómidos que 30 días antes han picado o se le ha inoculado líquido cefalorra- quídeo del individuo sospechoso de presentar la parasitosis. Debe sospecharse enfermedad de Chagas aguda en cualquier indivi- duo, especialmente niños, que hayan estado en un área endémica y desarrolle una enfermedad febril aguda con linfoadenopatía y mio- carditis. La aparición de lesiones típicas como el signo de Romaña refuerza el diagnóstico ya que afec- ta a un 30% de los parasitados, aunque no es un factor diagnóstico por sí mismo. Debe sospecharse enfermedad de Chagas crónica en aquel individuo que haya estado en una región endémica y presente defectos en la conducción cardíaca, disfagia, estreñimiento intenso o parálisis espástica. Tratamiento Para la enfermedad de Chagas no existe ningún tratamiento total- mente eficaz. En el caso de la enfermedad de Chagas aguda se administra benznidazol durante 60 o 90 días. Se debe llevar a cabo el tratamiento con dosis graduales e iniciarlo con dosis más bajas para disminuir el riesgo de intolerancia. Los efectos secundarios más fre- cuentes son náuseas, vómitos, dolor abdominal, mareos, fiebre, cefalea y anorexia. Está contraindicado en embarazadas y en lactantes. Ade- más también se puede administrar el nifurtimox que está mejor tole- PARASITOLOGÍA El insecto transmisor de la enfermedad de Chagas vive como término medio 15 meses. El diagnóstico de la enfermedad de Chagas se fundamenta principalmente en el hallazgo de T. cruzi en la sangre o en los tejidos del individuo parasitado. T. gambiense en sangre. VOL 22 NÚM 2 FEBRERO 2003 OFFARM 107
  • 5. rado por los niños y en Norteamé- rica se utiliza como medicamento de primera elección. Debe admi- nistrarse durante 120 días y los efectos secundarios que con más frecuencia ocasiona son náuseas, vómitos, mialgias y debilidad. No tiene contraindicaciones absolutas. El tratamiento de la enfermedad de Chagas crónica es sintomático y se utilizan antiarrítmicos, relajan- tes musculares y laxantes. Las megavísceras una vez que se han producido son irreversibles y gene- ralmente progresan hasta producir la muerte. La cirugía está indicada y aporta resultados satisfactorios en el caso del megacolon, si bien es peligrosa en la cardiopatía. Profilaxis Para conseguir la desaparición de la parasitosis se debería conseguir la eliminación total de los vecto- res, pero esto no es posible, por tanto, se centra en la eliminación de las chinches que viven en los habitáculos humanos. Las viviendas de construcción precaria son uno de los factores que más contribuyen a la adapta- ción del vector triatómido a la vivienda, por lo que se debe luchar contra la construcción de viviendas con techo de paja, se deben encalar las paredes y reducir las irregulari- dades y las grietas. Deben alejarse los corrales y los gallineros de las viviendas, por la función de mantenimiento de la colonia de triatómidos que desem- peñan los animales. El método de control inmediato del vector se basa en la utilización de insecticidas como el BHC y las campañas masivas de fumigación con deltametrina. La educación sanitaria de los individuos, las familias y las comunidades respecto a qué es y cómo se disemina la enfermedad de Chagas es también un paso muy importante. Evitar la infección por transfu- siones de sangre incontroladas, que provoquen la parasitación de una persona sana a partir de un donan- te parasitado; por tanto, el control de los bancos de sangre debe ser exhaustivos. En viviendas donde el riesgo de existencia de chinches es elevado dormir con la luz encendida prote- ge de las picaduras, ya que las chinches besuconas sólo pican en la oscuridad. En zonas donde existe riesgo de presentar la parasitosis se debe dormir protegido por un mosqui- tero siendo conveniente introducir sus extremos debajo del colchón, y además se debe poner especial pre- caución de no poner el cuerpo en contacto con él, ya que las chin- ches podrían picar a través del tul. Chagas selvático es muy difícil de controlar y su prevención se reduce a la instauración de tratamiento de los casos que se presenten. Enfermedad del sueño Trypanosoma gambiense es el agente causal de la tripanosomosis de Gambia o enfermedad del sueño de África Central y Occidental, mientras que Trypanosoma rhode- siense es el agente etiológico de la tripanosomosis de Rhodesia o enfermedad del sueño del África Oriental, que presenta una distri- bución geográfica más limitada a zonas de Kenia, Ruanda y los alre- dedores del lago Victoria (fig. 3). Etiología En el ciclo de vida de estas dos especies de Trypanosoma nos encon- tramos, al igual que en el caso anterior, con reservorios vertebra- dos y con vectores invertebrados (fig. 4). Al igual que en la enfermedad de Chagas, los hospedadores ver- tebrados fundamentalmente para T. rhodesiense son el hombre y los animales salvajes, y para T. gam- biense solamente el hombre. En ellos, Trypanosoma vive en la san- gre, nódulos linfáticos, líquido cefalorraquídeo y bazo. El vector de la enfermedad es una mosca del género Glossina, mosca tse-tse, que transmite la enfermedad después de picar al hospedador vertebrado e inocularle los tripanosomas metacíclicos con- PARASITOLOGÍA 108 OFFARM VOL 22 NÚM 2 FEBRERO 2003 Fig. 4. Ciclo biológico de T. gambiense y T. rhodesiense. El tratamiento de la enfermedad de Chagas crónica es sintomático y se utilizan antiarrítmicos, relajantes musculares y laxantes Los tripomastigotes se multiplican en diferentes fluidos corporales: sangre, linfa, líquido cefalorraquídeo Los epimastigotes se multiplican en las glándulas salivares y se convierten en tripomastigote metacíclicos Los tripomastigotes metacíclicos inyectados son transportados por la sangre a otras partes Los tripomastigotes se transforman en epimastigotes La mosca tse-tse, al alimentarse, ingiere los tripomastigotes presentes en sangre periférica Tripomastigote en sangre Los tripomastigotes llegan al intestino y se dividen por fisión binaria La mosca, al tomar la sangre, inyecta los tripomastigotes metacíclicos Hombre Mosaca tse-tse
  • 6. tenidos en su saliva (ciclo biológi- co). Dentro de ellos, los tripanoso- mas se multiplican en la sangre y linfa. En la fase crónica de la enfer- medad, los tripomastigotes inva- den el sistema nervioso central, donde se multiplican pasando a los espacios intercelulares del cerebro. Epidemiología En el caso de la enfermedad del sueño producida por Trypanosoma gambiense la transmisión de hombre a hombre se efectúa por la picadura de moscas, del género Glossina, especialmente Glossina palpalis y en el caso de la parasitosis producida por Trypanosoma rhodesiense la espe- cie Glossina morsitans es el principal vector de la parasitosis. Durante las epidemias la trans- misión mecánica directa es un modo muy importante de la dise- minación de la enfermedad. Este tipo de contagio se produce cuan- do una mosca se ha alimentado de un individuo parasitado y aun con la probóscide sucia pica, en un plazo de 2-3 horas, a un individuo o a varios individuos sanos. Se debe tener en cuenta que la infec- ción no se transmite de manera congénita en la mosca, si bien en el hombre sí que es posible esta transmisión. La frecuencia de la infección por Trypanosoma rhodesiense es muy inferior a la causada por Trypanoso- ma gambiense, quizá porque la pri- mera de las especies es de reciente adaptación al hombre y se desarro- lla preferentemente en animales salvajes. Los hospedadores reservorios para T. rhodesiense son los animales de caza. Sintomatología Trypanosoma gambiense produce fun- damentalmente una parasitosis crónica en la que se distinguen tres etapas sucesivas y diferencia- das, en la primera los tripomasti- gotes están localizados fundamen- talmente en el torrente sanguíneo, en la segunda se localizan funda- mentalmente en los ganglios linfá- ticos y en la tercera en el sistema nervioso central. No se produce invasión de las células, pero sí afección de todos los tejidos y órganos del ser humano. La tripa- nosomosis producida es de curso prolongado y tarda varios años en acabar con la vida del individuo parasitado, produciéndole daño en el sistema nervioso central. La tri- panosomiosis producida por Trypa- nosoma rhodesiense es de evolución rápida y termina con la vida del individuo parasitado en menos de un año. La sintomatología de cual- quiera de la dos tripanosomiosis es similar y se distinguen diversas fases. La primera es el período de incubación en el que la picadura de la mosca produce reacción infla- matoria local y en los no nativos también puede provocar cefalea, fiebre, escalofríos y anorexia. A continuación aparece el período febril agudo que en los nativos también pasa casi inadvertido, a continuación aparece un período afebril, al que siguen exacerbacio- nes febriles que alcanzan su máxi- ma intensidad al comienzo de la noche. En los períodos febriles los tripomastigote entran en el torren- te circulatorio. La fiebre suele ir acompañada de hepato y espleno- megalia y linfoadenitis especial- mente en los ganglios del triángu- lo cervical posterior (signo de Winterbottom). Con el paso del tiempo la cefalea se va haciendo intensa, aparecen espasmos muscu- lares, temblor en las piernas y bra- zos, apatía, torpeza mental, dolor y rigidez del cuello, además de dolo- res neurálgicos, especialmente en las articulaciones, siendo frecuente el retardo de la sensibilidad al dolor y un edema localizado en caderas, manos y piernas. A conti- nuación, en el caso de Trypanosoma gambiense, aparece la somnolencia que a medida que avanza el curso de la enfermedad se va haciendo más prolongada y profunda, lle- gando a ser imposible despertar al individuo, falleciendo éste por consunción. A menudo, complica- ciones de la parasitosis como la neumonía y la disentería pueden ser la causa de la muerte. En el caso de Trypanosoma rhodesiense no se presenta la somnolencia ni otros síntomas de afección del sistema nervioso, ya que éste produce una infección aguda de curso más rápi- do y virulento y que alcanza su clí- max antes de que la infección haya producido lesiones graves del sis- tema nervioso. Diagnóstico El diagnóstico temprano de estas dos parasitosis es fundamental y para llevarlo a cabo hay que obser- var síntomas característicos de la enfermedad, como haber estado en zonas endémicas y posteriormente llevar a cabo el hallazgo del parási- to en la sangre, líquido cefalorra- quídeo o líquido extraído por pun- ción de los ganglios linfáticos o de la médula espinal. Además, el aná- lisis del líquido cefalorraquídeo y del aspirado de los ganglios linfá- ticos sirve para determinar el avan- ce de la enfermedad. Tratamiento La instauración de un tratamiento temprano puede salvar la vida de muchos individuos parasitados, si PARASITOLOGÍA Linfoadenitis en los ganglios del triángulo cervical posterior (signo de Winterbottom) producida por la enfermedad del sueño. T. rhodesiense en sangre. 110 OFFARM VOL 22 NÚM 2 FEBRERO 2003
  • 7. bien todos los fármacos utilizados en el tratamiento de estas parasitosis presentan muchos efectos secun- darios. Para comenzar el tratamiento debe utilizarse el fármaco menos tóxico, salvo si existe invasión del sistema nervioso central. Destacamos la pentamidina para la primera fase, la suramina (más eficaz en la infección por T. Rhodesiense) y el melarsoprol, que aunque es el más tóxico ofrece mejores resultados en los estadios avanzados. En la actualidad, el DFMO (difluormetil omitina) es el medicamento de elección para la tripanosomosis africana. Profilaxis El sacrificio de animales huéspedes de la mosca tse- tse ha contribuido de manera fundamental a la reduc- ción de la frecuencia de la parasitosis. El rociado con dieldrin o isobenceno desde aviones sobre las zonas boscosas ha contribuido también a reducir las poblaciones de Glossina, pero este rociado selectivo es muy costoso, contamina el ambiente y afecta a otros insectos, aves, peces y animales salvajes y domésticos. Además la migración incontrolada de habitantes de estos países ha contribuido en gran manera a la dise- minación de la parasitosis. ■ ■ Bibliografía general Atias A, Neghme A. Parasitología Clínica. Santiago: Publicacio- nes técnicas Mediterráneo, 1984. Markell E, Voge M, David T. Parasitología médica. Madrid: McGraw-Hill, 1990. Pinto JC. Evolución del conocimiento epidemiológico y situación epidemiológica actual. Fundación Oswaldo Cruz, Brasil. Sabel J. Parasitología. Barcelona: Laboratorios Semar, 1980. PARASITOLOGÍA VOL 22 NÚM 2 FEBRERO 2003 Fig. 3. Distribución geográfica de la enfermedad del sueño. T. rodesiense T. gambiense