El "yo" como dependiente de la información; análisis conductual del fenómeno
1. UNIVERSIDAD DE COSTA RICA
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
ESCUELA DE HISTORIA
HA-2071 PRINCIPIOS DE LA CIENCIA DE LA INFORMACIÓN
ENSAYO 2, “EL YO COMO DEPENDIENTE DE LA INFORMACIÓN;
ANÁLISIS CONDUCTUAL DEL FENÓMENO”
ALUMNO: ANGELO JOSUE SOTO QUESADA B16499
CIUDAD UNIVERSITARIA ROGRIGO FACIO
I SEMESTRE DE 2012
2. El yo como dependiente de la información; análisis conductual del fenómeno
Conforme se desarrolla el día, el tiempo, a pesar de seguir una rutina diaria y no detenerse
-como ha sido durante siglos-, no resulta raro para nosotros sentir cómo este no rinde y a medida
que transcurren las horas, se nos hacen cortos los espacios de tiempo en el que perpetramos
nuestras actividades cotidianas. Esta apresuración implacable, nos encapsula en una burbuja
individual y minúscula que ciertamente tiene dos interpretaciones pero solo una causa. En
consecuencia, brota una cuestión principal y desencadenante; ¿porqué podemos afirmar al hecho
de que la información en la actualidad nos tiene inmersos en una dependencia a esta misma?, por
lo que ¿es acaso esta dependencia parte del problema de la cual nos sentimos asfixiados y tan
apresurados?, y de ser así ¿cómo nuestra conducta ha llegado al punto de moldearse o
deformarse tanto? A la luz de estas preguntas, nos enfocaremos en analizar la conducta del yo en
torno al fenómeno de la dependencia hacía la información en sus diferentes manifestaciones.
Cuando en este ensayo me refiero a la “información”, quiero aclarar que con esto me
refiero a los tipos comunes en los que podemos encontrar a la información y que además,
estamos expuestos todo el tiempo, ya sea en los cambios de moda en las personas, los signos que
nos rodean, es decir, la interpretación comunicativa de las personas en nosotros, y más
importante aún el basto mundo del internet. Este último punto, “el internet” -como herramienta-,
a cambio nos exige de una audiencia continua, siempre y cuando nos dejemos llevar por el uso
seguido de esta. Pero, al mismo tiempo; nos instruye, nos informa del acontecer diario, nos
entretiene y más aún nos separa muchas veces de la realidad en la que vivimos. Malo o bueno, no
dejamos de lado el hecho de que mediante redes sociales por ejemplo, nos identificamos y nos
expresamos libremente, al mismo tiempo interactuamos y convivimos en un mundo idílico que
se rige en función de las expectativas y deseos de cada persona. E aquí precisamente el punto del
problema al que quiero enfocar, esta, es la realidad del yo en la que nos vemos inmersos y en la
que a grandes rasgos nos vamos estancando en una dependencia. A modo de ejemplo y para
aclarar esta interrelación, existen estudios elaborados hace muchísimo tiempo que han
descubierto cómo, en un aproximado de 24 horas, desde el momento en el que nos despertamos y
3. levantamos, hasta concluir el día al acostarnos. Nuestro cerebro procesa millones de millones de
datos capturados al día, guarda y desecha información y seguidamente trata de “restaurarse” y
“rehabilitarse” para seguir su rutina al día siguiente. Este proceso natural descrito anteriormente
y que además es conocido por científicos y médicos de todo el mundo, nos lleva a una pista de lo
que sucede con el yo cuando necesita de información para subsistir y seguir la rutina diaria. Si
bien, así como el cerebro -chofer de nuestro cuerpo-, se auto repara y encuentra meticulosamente
la manera de desechar información y buscar lo importante, ¡ojo!, importante para cada persona
como individuo. Así, de igual manera el yo en cada persona, busca la forma de desechar la
información perjudicial y asimila otras maneras de información en las que nos sintamos cómodos
(es este el caso de las nuevas tecnologías de la información, como las redes sociales, chats,
bolgs, fotologs, etc.). De manera que cuando vamos dentro de un taxi, en bus e incluso hasta
caminando por las calles transitadas de San José, el yo interno nos pide a gritos desconectarnos
de esta realidad molesta y transportarnos a otra donde nos sintamos más a gusto, ya sea
escuchando música en nuestro celular o como hace la mayoría; conectarse al Facebook, Twitter
o a algún chat.
Este fenómeno, no solo se manifiesta en Costa Rica, sino también a nivel mundial. Las
tecnologías de la información van actualizándose cada vez más rápido y a nivel global. Lo que
ocurre en China se sabe en Argentina y así sucesivamente en todos los países que cuentan con
acceso a alguna TIC. Por esto, las personas viven una sed de información e interacción “virtual”
entre grupos, mediante la web y esto se debe al gran estimulo o mejor dicho bombardeo de
información que se da en todas las direcciones y con personas como blanco.
Pero, ¿es acaso solo cuestiones como la comodidad del yo o el bombardeo de
información lo que hace que estemos tan dependientes de la información en la actualidad?
Bueno, la respuesta es NO. Ahora más que nunca el individuo siente una necesidad de destacar,
de ser actual a mediad que el mundo se actualiza, de querer adaptarse y estar al tanto de todo
para sentirse “algo”, de manera que el yo se identifica como un ser significante en esta sociedad.
4. Al inicio mencioné, que la rapidez en la que vivimos “[…] nos encapsula en una burbuja
individual y minúscula […]”. Para explicar esto, primero, debemos de ver la burbuja como una
capsula en representación de las redes sociales, blogs de fotos, páginas de videos online, chats,
etc., que nos medica para estar al tanto de todo y de actualizarnos de cierta forma con el fin de
afrontar la sociedad, al igual que una vacuna en un animal funciona contra un virus -en este caso,
una virulenta sociedad-, pero que también debido a su efecto cada vez más rápido, nos asfixia,
enloquece y mata, al no estar preparados para tanto cambio en un determinado tiempo. Esto es el
lado positivo casi obligatorio y lastimosamente también el lado perjudicial que recae en el yo
colectivo de la sociedad.
Por el momento, hemos ido ahondando en las dos primeras preguntas ya mencionadas,
con el fin de sentar bases en las cuales se pretende dar respuesta al análisis conductual del yo
colectivo como producto de la dependencia hacia la información. Sin embargo, nos hace falta
una pregunta más y tal vez la que es destacante; ¿cómo nuestra conducta ha llegado al punto de
moldearse o deformarse tanto? Por un lado, las personas, llanamente muestran conductas
características de las distintas regiones en el planeta, lo que formaría parte propiamente de la
cultura. Por otro lado, se tiene distintos niveles de vida en cada país –unos más desarrollados que
otros-. No obstante, las distintas tecnologías de la comunicación han desarrollado más
apresuradamente el fenómeno de la globalización que viene a calar bastante en moldear la
conducta colectiva. Por consiguiente, para explicar mejor el significado de globalización, yo en
lo personal, me quedo con la noticia de la muerte de la princesa Diana, ilustrada por don Rolando
Araya y que define claramente este fenómeno; “Una princesa Inglesa con un comerciante
egipcio, mueren en un puente en parís, en un auto alemán manejado por un chofer turco,
emborrachado con un wiski escoses, mientras eran perseguidos por unos paparazis italianos que
llevaban motocicletas japonesas y unas cámaras coreanas, vestidos con unas jaquets hechas en
Tailandia con cuero argentino”. Así como el ejemplo describe globalización tan particularmente,
menciona cómo todos estos rasgos comúnmente característicos de cada lugar, pasen a ser algo en
estrecha relación con todo, es decir, lo que hay acá, hay allá y lo que paso allá, se conoció acá y
así todo en general se consume en una mezcla diversa de culturas.
5. Así la globalidad de los acontecimientos, el acceso rápido y eficiente a cualquier noticia,
y volvemos a lo mismo, el acceso a internet -principalmente a las redes sociales-, nos han ido
moldeando poco a poco, nos susurran al oído qué esta a la vanguardia y qué no, de qué se hace
burla y de qué ya no y por último nos permite enterarnos de lo actual que a sucedido a nivel
mundial y manifestarnos sobre aquello –un actuar diferente y más implacable-. A diferencia de
hace ya algún tiempo, donde no teníamos estos alcances y donde la forma de actuar y de vivir era
más duradera, en el sentido de que pertenecía a cierta época –el sentido de “cambio” en el tiempo
se va perdiendo-. Por otro lado, el estar tan apartados y cansados del ambiente que nos rodea, nos
encamina a tratar de socializar más tranquilamente mediante internet, a buscar algún tipo de
información y hacer casi todo por este medio. Resultando de esta forma, una notable reducción
del tiempo utilizado en la vivencia diaria, en socialización cara a cara y también en las
actividades físicas. En suma, la manifestación de la globalización en las sociedades y la
dependencia del yo colectivo hacia la información, han sido reactivo en esta mezcla de
compuestos tan delicados, dando así como producto una problemática global y en la que muchas
personas están inmersas.
Si bien, la información es útil y parte de lo que encontramos en internet para nuestro
propio beneficio puede que sea bueno, pero, bien es cierto que podamos vernos tentados a caer
en este oasis por así decirlo, donde nos identificamos y nos damos algún valor “virtual”, dejando
la realidad abandonada, ya que no es escusa para el yo individual que nos veamos excluidos de
todo sin nada más. Al igual, en el transcurso del día, las personas que nos rodean, puedan
interpretar los signos comunicativos muy diferentemente de lo que nosotros en realidad
queríamos comunicar y al revés, nosotros podríamos interpretar mal o sobre interpretar algo que
pareciera ofensivo y exageramos sobre eso, ya sea si no estábamos de humor o hasta esta persona
tubo de igual forma su mal día.
A modo de conclusión, esta dependencia hacia la información, cómo representan en la
actualidad las redes sociales para las personas, no son escape de las sociedad en que vivimos, ya
que de cierta forma es una rama de la misma, pero que a diferencia nos va envolviendo poco a
6. poco y nos va asfixiando y matando si nos sometemos a ellas y nos volvemos dependientes. Por
otro lado al igual que el cerebro, el yo individual va a tratar de seguir lo que cree que le conviene,
pero es ahí precisamente donde tenemos que tener cuidado. Por lo que se recomienda, ser
considerados con la cantidad de tiempo que empleamos en usar el internet y más ahora que
estamos en un mundo tan globalizado -como el ejemplo de la princesa Diana-, y nos resulte
tentativo estas tecnologías de la información. Así, el tiempo no nos será tan fugaz y viviremos un
día más plausible y no tan cargado de cosas que a la larga nos sentiremos que ya no podemos
controlarlos en distintos ámbitos de nuestra vida y para colmo, que la capsula antiviral en la que
nos cerramos, no nos haga más efecto.