El documento habla sobre el tiempo de Adviento, el cual dura cuatro semanas y sirve para prepararse para celebrar la Navidad y recibir a Jesús como Salvador. El Adviento se divide en dos partes, la primera nos recuerda la segunda venida de Jesús y nos invita a examinar nuestra vida, mientras que la segunda parte nos abre al deseo de que Jesús venga a salvarnos de nuestros pecados. Vivir bien el Adviento nos dispone a celebrar que Dios se hizo hombre en Navidad para salvarnos y darnos su Espíritu S
1. Arzobispado de Arequipa
Domingo
27 de
noviembre
de 2016
TIEMPO DE ESPERA
Comenzamos un nuevo tiempo de Adviento,
que nos prepara para celebrar la Navidad. Si
bien cada año celebramos el Adviento, no se
trata de una mera repetición cíclica o rutinaria
de algo ya vivido en el pasado, sino que cada
vez es un tiempo nuevo, porque nuestra propia
situación, las circunstancias en las que nos
encontramos y el mismo acontecer de Dios son
nuevos,esdecirdistintosalosañosanteriores.
El Adviento dura alrededor de cuatro semanas.
Es un tiempo de espera, en el que la Iglesia se
prepara para celebrar el nacimiento de Jesús y
para acogerlo como nuestro Salvador. El
Adviento está dividido en dos partes. La
primera nos recuerda la parusía del Señor, o sea
su segunda venida, y nos invita a levantar los
ojos hacia Jesús que vuelve. Es el mismo Hijo
de Dios que hace más de dos mil años se
encarnó y se hizo hombre en el seno de la
Virgen María, resucitó de la muerte, subió al
Cielo y ahora regresa para juzgar a vivos y
muertos y llevar a plenitud su Reino. La
primera etapa del tiempo de Adviento,
entonces, tiene por finalidad recordarnos que
Jesús volverá en su gloria para llevar al Cielo a
aquellos que desean ir con Él y que lo ponen de
manifiesto tratando de ajustar su vida cotidiana
alEvangelioquenos dejócomolegado.
Vivir de esta manera la primera parte del
Adviento nos dispone a examinar cómo
estamos llevando nuestra vida. Y si somos
sinceros llegaremos a la conclusión de que
nuestros buenos propósitos y nuestras solas
fuerzas no son suficientes para que Jesús nos
lleve al Cielo. Si, sin defendernos ni tratar de
autojustificarnos, nos dejamos iluminar por la
Palabra de Dios, veremos que todavía tenemos
muchos pecados. Reconocer esto nos abre a
celebrar bien la segunda parte del Adviento,
porque brota en nosotros el deseo, o hasta la
necesidad, de que Jesús venga a salvarnos. De
esta manera, el Adviento nos prepara para la
Navidad, porque en ella celebramos que Dios se
hace hombre para cargar con nuestros pecados
y, a través de su propia carne, clavarlos en la
Cruz y darnos a cambio su Espíritu Santo que
hace posible que vivamos conforme al
Evangelio, capacitándonos para pasar de una
vida egoísta, de pecado, a una vida de gracia y
buenasobras.
El pecado nos impide ser felices, porque nos
quita la vida divina, nos carcome por dentro,
nos cierra al amor y nos deja en la cárcel de
nuestro yo. En este contexto, si vivimos bien el
tiempo deAdviento, brota en nuestro corazón el
deseo de que Jesús venga en esta Navidad a
salvarnos para que, cuando regrese en su
segunda venida, nos encuentre santos e
inmaculados ante Él por el amor, nos encuentre
con los brazos abiertos de par en par para
dejarlo que nos abrace y que, como Buen
Pastor, nos ponga sobre sus hombros y nos lleve
al Reino de los Cielos para el cual nos creó y
donde quiere que vivamos con Dios por toda la
eternidad.
¡Buen Adviento para todos!
+ Javier Del Río Alba
Arzobispo de Arequipa
LA COLUMNA
De Mons. Javier Del Río Alba