1. Discurso ANA BOTÍN
Presentación Informe CyD 2016 - 12 sept 2017
Sr. Presidente de la CRUE,
Sr Presidente, Rector de la Universidad, George Mason,
Presidente de la Comisión Ejecutiva de la Fundación,
Señores Rectores,
Autoridades,
Señoras y Señores,
Antes de comenzar estas palabras me gustaría recordar a las víctimas del atentado
de Barcelona y mostrar la solidaridad de la Fundación y la mía particular a todos los
familiares y demás afectados.
Volviendo a la Fundación CyD, éste es un proyecto en el que he estado involucrada
de forma muy personal desde el principio y en el que siempre me ha gustado compartir
mis ideas sobre la educación. Así quiero hacerlo hoy también.
Vivimos momentos de cambios profundos.
Como dice Klaus Schwab en su libro La cuarta revolución industrial: “estamos al borde
de una revolución tecnológica que modificará fundamentalmente la forma en que
vivimos, trabajamos y nos relacionamos. En su escala, alcance y complejidad, la
transformación será distinta a cualquier situación que el género humano haya
experimentado antes”.
Las nuevas tecnologías están dominando este cambio gigantesco, pero como en todo
cambio social, la acción humana será determinante para gestionar su evolución y sus
implicaciones.
2. No sé si en un futuro cercano tendremos también a robots matriculados en las
universidades (en cuyo caso espero que os dejen aplicar libertad de tasas) pero confío
en que sigamos formando personas que puedan liderar el futuro, con capacidad de
asumir riesgos y gestionar el cambio, con visión global y sensibilidad social.
Estamos en un momento crítico para la sociedad.
Y las universidades tendrán de nuevo, un papel clave como depósito y motor del
conocimiento.
En el mundo actual, donde hay tantas incertidumbres y desafíos, las universidades
son decisivas para lograr construir sociedades más sostenibles, que sepan integrar
culturas diversas y tengan una visión de futuro abierta e inclusiva.
En España, la consolidación de la recuperación económica es un hecho. El 2017 será
el tercer año consecutivo de crecimiento del PIB por encima del 3%.
Un país que quiera ser dueño de su destino requiere un sistema universitario de
calidad, accesible y comprometido.
Debemos invertir de manera decidida en las universidades para que puedan
conseguir los recursos necesarios, económicos y humanos, para dar respuesta a las
demandas de la sociedad actual.
Y ésta, es tarea de todos, de las universidades, de las instituciones públicas, de las
empresas y de la sociedad.
El Informe CyD que hoy presentamos aporta datos y análisis de utilidad para pensar
y proyectar este futuro.
3. Nos muestra que la inflexión positiva que se apreciaba en los dos años precedentes
se consolida ya como un cambio de tendencia en buena parte de los indicadores de
actividad.
Son especialmente positivas las tres áreas en las que, según el informe, se han
producido las mejoras más destacadas en 2016: el fomento de la cultura
emprendedora en la universidad, la formación de capital humano y la colaboración
creciente entre la universidad y la empresa.
No obstante en algunos otros, aunque hay progreso, también hay espacios de mejora,
por ejemplo:
El número de alumnos extranjeros y de profesores va en aumento pero sigue
siendo muy bajo;
mejoramos algo el ritmo de renovación y crecimiento del profesorado, pero la
movilidad es aún reducida;
mantenemos una amplia y sólida base investigadora, pero la calidad y la
excelencia es mejorable;
aumenta el gasto en I+D y la colaboración con las empresas, pero los ingresos por
transferencia, patentes y licencias son todavía reducidos.
El Informe incluye igualmente este año un capítulo específico dedicado a la situación
de las universidades españolas en los rankings internacionales, que logran en
conjunto una razonable representación en los niveles medios.
Quiero destacar que nuestro sistema universitario ha mostrado, durante la crisis, una
notable capacidad de resiliencia, un término que nace en la ingeniería [y que durante
la última crisis fue también adoptado por la banca, de ahí que algunos lo conozcamos
muy bien.
4. El término muestra la capacidad de adaptarse y recuperarse de una situación adversa
o de shocks externos.
En este sentido, es de admirar la capacidad de la universidad pública española para
capear esta última crisis con ingenio, esfuerzo y responsabilidad. La resiliencia nos
legitima y nos da fuerza para mirar hacia adelante.
Ahora es el momento de conseguir más recursos, sin tomar el pasado como
referencia sino con la vista puesta en un futuro exigente, de cambio acelerado y
profundo, que nos obligará a hacer cosas nuevas, muy distintas a las que estamos
acostumbrados.
Ahora es el momento, para lograr un proyecto ambicioso de una universidad
ilusionante e inclusiva.
Hacía referencia al comienzo a uno de los mayores logros de la humanidad: la
revolución científica, que ha hecho posible lo que hoy somos y ese horizonte de futuro
apasionante e incierto, de consecuencias imprevisibles.
Su punto de partida, su motor, fue la disposición a admitir que hay mucho que no
sabemos pero que podemos llegar a conocer.
Decía Einstein que lo importante es no dejar de hacerse preguntas.
¿Seremos capaces de formar a toda la población en edad de trabajar para los
empleos del futuro?
¿Qué cambios requiere nuestro sistema educativo para dar respuesta a las demandas
de la sociedad actual?
5. ¿Será cierto, como sostienen reconocidos expertos, que, sin innovaciones
fundamentales en educación, las economías avanzadas estamos alcanzando nuestro
techo de nivel educativo?
¿Cómo podemos compatibilizar la accesibilidad con la excelencia?
Fue la adecuada respuesta del sistema educativo lo que permitió aprovechar en
beneficio de una mayoría y de forma inclusiva la potencialidad de la segunda
revolución industrial, a mediados del siglo XIX.
¿Cuáles son los factores del éxito de los entornos más diversos y abiertos, con nuevos
enfoques educativos distribuidos, más colaborativos y flexibles?
¿Tendría sentido incorporar una cuarta misión, centrada en el fomento del espíritu
emprendedor, en el desarrollo de las capacidades para emprender y en la creación
de más y mejores espacios en nuestros campus para que se materialicen en ellos las
primeras iniciativas empresariales de nuestros estudiantes? ¿E incluso para que la
capacidad para emprender sea un eje básico de la educación del futuro?
¿Cómo desarrollan un ecosistema más amplio y diverso, en el que unos elementos
complementan a otros y refuerzan el conjunto?
Podríamos seguir enumerando preguntas, pero la magnitud de los retos que tenemos
por delante nos exige tomar decisiones. Y tomarlas ahora. Sabemos lo que funciona.
En pocos ámbitos se habrán hecho en los últimos veinte años más informes, análisis,
diagnósticos y recomendaciones que en el universitario. Ahora nos toca evitar llegar
a la conocida situación de “a la parálisis por el análisis”.
Hoy, los emprendedores, empiezan a actuar con un entendimiento suficiente de los
objetivos a alcanzar y de la situación de partida, aunque no sea completo; saben que
6. en la fase de ejecución también se aprende y se mejora; que una cierta dosis de error
es preferible a llegar tarde.
Tenemos [y no solo me refiero a las start-ups] que superar el miedo al fracaso, una
barrera inherente a nuestra cultura que menciona casi la mitad de los estudiantes.
La experiencia de países de nuestro entorno cercano, que han promovido acciones
de cambio en sus sistemas universitarios -como pone de manifiesto el reciente estudio
impulsado por la Conferencia de Consejos Sociales, la Cámara de España y nuestra
Fundación- es que el resultado neto es beneficioso y que, dados los plazos necesarios
para impulsar las acciones de mejora, cuanto antes se pongan en marcha mejor.
Las conclusiones de los distintos análisis e informes de la Fundación se ven
ratificadas por nuestro último Barómetro, el realizado para el año 2016, donde la
opinión de un amplio número de expertos representativos de la percepción social
coincide en la necesidad de impulsar el cambio.
Cambiar cuando las cosas van mejor porque:
Contamos con un sistema universitario diverso, donde existen elementos específicos
de excelencia con vocaciones y entornos diversos, distintas trayectorias y situaciones
de partida.
Tenemos muchas universidades, muchos rectores, decanos y directores de
departamento, muchos profesores y también alumnos que han puesto ya en marcha
iniciativas valiosas, que llevan a cabo análisis y valoraciones igualmente dignas de
ser tenidas en cuenta y que tienen ideas y propuestas que merece la pena
materializar.
Ahora es el momento de pasar a la acción.
7. Promover un proceso generalizado y común de acciones de mejora seguramente
sería lento y costoso en términos de recursos y esfuerzos de gestión; y perderíamos
por el camino una parte de esa diversidad de nuestro sistema universitario, que es
una de sus grandes riquezas.
Desde la Fundación apoyamos un enfoque pragmático, basado en una mayor
autonomía de nuestras universidades, en un marco más abierto y flexible, que permita
mayores capacidades de gestión, para que cada una pueda avanzar según su
vocación y prioridades.
Con modificaciones normativas de reducido coste de implementación, es posible
lograr este objetivo.
Es a la universidad la que corresponde liderar este cambio; para ello, tiene que poder
adoptar las iniciativas que entienda más adecuadas. Muchas ya lo están haciendo
con las capacidades a su alcance. Un marco más favorable aceleraría esta tendencia.
Las Administraciones Públicas hacen mucho a favor del interés general. En ocasiones
como ésta, buena parte de ese mucho consiste básicamente en remover obstáculos,
en eliminar restricciones, en establecer incentivos.
En la Fundación hemos promovido también un trabajo con esta finalidad.
Todos los demás agentes económicos y sociales tenemos la obligación de contribuir,
las empresas de forma muy especial y las que tenemos una presencia geográfica
amplia y unas conexiones sectoriales múltiples aún más.
Las empresas no sólo tenemos el interés de los accionistas en nuestras prioridades,
sino también el de los demás grupos de interés a los que servimos: clientes,
profesionales, instituciones con las que nos relacionamos y las sociedades en las que
actuamos.
8. Lo que llamamos de Responsabilidad Social Corporativa, no es sino la respuesta a
una necesidad social que tenemos la obligación de satisfacer.
El ámbito de la educación y de la universidad es para todos los que confirmamos CYD
una prioridad. En una sociedad donde los vectores determinantes son el
conocimiento, la innovación y el talento, las empresas compartimos espacios
comunes cada vez más amplios con las instituciones educativas.
Quiero terminar agradeciendo en nombre de todo el Patronato, el trabajo del equipo
responsable de la realización de este Informe Anual 2016 y a Ángel Cabrera por estar
hoy aquí con nosotros.
Ángel es el único rector (presidente le llaman allí) español de una universidad
estadounidense, la George Mason, que es una universidad pública, joven, entre las
mejores universidades de investigación de su país y que cuenta con dos premios
Nobel y un premio Pulitzer.
Ángel seguramente conoce las palabras escritas en 1832 por uno de los grandes
presidentes americanos, Abraham Lincoln, que en la Fundación CyD compartimos
plenamente: “Sobre la educación sólo puedo decir que es el tema más importante en
el que nosotros, como pueblo, debemos involucrarnos”.
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FUNDACIÓN CYD
Presidenta:
Dña. Ana Botín
Presidente del Comité Ejecutivo:
D. Javier Monzón
Vicepresidente:
D. Francesc Solé Parellada
Patronos
9. D. Manuel Cermerón AQUA DEVELOPMENT NETWORK
D. José Luis Bonet CÁMARA DE COMERCIO DE ESPAÑA
D. Ignacio Eyries CASER
D. Joaquim Molins CIMENTS MOLINS
D. Elías Atienza, CORPORACIÓN TECNOLÓGICA DE ANDALUCÍA
D. Rafael Fontana CUATRECASAS
D. José Luis Bonet FREIXENET
D. Manuel Villa-Cellino FUNDACIÓN ANTONIO DE NEBRIJA
D. José Luis Perelli FUNDACIÓN EY
D. Juan Casado FUNDACIÓN UNIVERSIDADES Y ENSEÑANZAS SUPERIORES
DE CASTILLA Y LEÓN
D. Olaf Díaz-Pintado GOLDMAN SACHS INTERNATIONAL
D. Fernando Tejerina GRUPO SANTANDER
D. Alfonso Rodés HAVAS MEDIA
D. José Ignacio Sánchez Galán, IBERDROLA
Dña. Marta Martínez IBM
D. Antonio Abril INDITEX
D. Fernando Abril-Martorell, INDRA
D. Juan Antonio Germán MERCADONA
D. Juan Luis Cebrián PRISA
D. José María Álvarez-Pallete TELEFÓNICA, S.A
D. Ramón Baeza, THE BOSTON CONSULTING GROUP
Secretario no patrono:
D. Carles Manubens
Misión de la Fundación
La Fundación CYD se constituyó a finales del año 2002 con el objetivo de dar
respuesta a una serie de necesidades concretas de la universidad española. Su
misión es analizar y promover la contribución de las universidades al desarrollo
económico y social de España.