Esta es la historia de mi viaje, del que por unos días fue mi país y el que a partir
de ahora pasará a formar parte de mí, para toda la vida. La India. Un país....
2. Diario de India
Nota del autor: El autor de este diario, un servidor, no es escritor ni licenciado en periodismo, ni en
ciencias de la información ni nada similar. Por lo tanto, pido comprensión en los cambios de los tiempos
verbales, los cambios en la narrativa y todos los defectos que este texto pueda contener.
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 2 de 32
3. Diario de India
Llegada a Delhi – 8 de agosto de 2009 -
Esta es la historia de mi viaje, del que por unos días fue mi país y el que a partir
de ahora pasará a formar parte de mí, para toda la vida. La India. Un país con
120 millones de habitantes capaz de tomar como normal todo lo que a nosotros
nos parece simplemente una locura. El segundo país más poblado del mundo
después de China, tiene más de 400 lenguas y dialectos siendo 22 los
reconocidos como oficiales por la constitución. Con 3.287.590 km² es el séptimo
país más extenso del planeta.
Este es un viaje de más de 15000 kilómetros, aviones, trenes, autobuses, coches,
rickshaw.
Delhi, Benarés, Khajuraho, Orccha, Ajmer, Pushkar, Udaipur, Jodhpur y un
largo etc. de pequeños pueblos, Templos, Fuertes, calles y gentes… Es un viaje
en el que es imposible no quedarte con la boca abierta en cada paso que das, en
cada esquina que doblas.
Todo es nuevo, nada es igual a lo que ya conocemos. Entramos por Delhi, una
de las mayores urbes de la India, el mayor caos circulatorio, polución, suciedad,
ruido, olores, sensaciones, sabores nuevos, Gente, mucha gente.
Salimos de la Terminal del aeropuerto, con nuestro ticket pre-paid para el taxi y
nuestro primer café indio en la mano, dispuestos a comenzar la aventura. Ahí
empezó todo, dos sopapos en la cara, te informaban que el calor que hacía no
era broma, que íbamos a sudar de lo lindo. Calor, humedad y olor.
Olores, cuando después de comprobar que el tráfico en Delhi es una de las
mayores anarquías del mundo, la mayor en la que yo he estado, después de
treinta minutos y trescientos sustos, te das cuenta que por lo menos estás más
seguro en un coche que andando por la calle, son unos artistas al volante.
Probad a dar un paseo por las calles de Delhi, enseguida os daréis cuenta…
Olores decía, es normal ver vacas en la calle (más cómodas que algunas
personas), es normal ver cómo, en medio de la calle, reparan sus coches, sus
rickshaws. Es normal ver como cocinan, normal ver como se lavan en algo
parecido a unos baños públicos, todo es normal… todo.
Entonces calor, anarquía y olores muy fuertes y diversos, esas sensaciones nos
acompañarían durante todo el viaje. Las primeras horas las pasé en shock, no
acertaba a decir una frase entera, demasiada información para digerir en tan
poco tiempo, demasiados estímulos y demasiados contrastes.
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 3 de 32
4. Diario de India
Llegamos al hotel y después de acomodarnos y darnos la primera ducha, por
supuesto de agua lo más fría que podías, nos fuimos a “dar una vuelta” por la
nueva ciudad. Para esto alquilamos un rickshaw por dos horas y 200 rupias
(unos 3 euros). Nos llevaron a ver la puerta de la India, el parlamento, el templo
Sijs, y parte de la nueva Delhi.
Intentaron colarnos todas las tiendas en las que tenían comisión, fracasando en
todos los intentos menos en el primero, que nos la metieron. Salimos cabreados
y le decimos al conductor, “solo monumentos y ciudad, una tienda mas y no cobras”.
Eso y amenazarles con la policía suele causar muy buen efecto y a partir de esas
palabras empiezas a ser tu el dueño de la situación. Hasta entonces, su
cabezonería, gana a tu determinación.
Ya a pie, nos vamos dando una vuelta por las calles cercanas al templo de Sijs,
hace un calor terrible, necesitamos agua. Por 2 rupias compramos una botella
que nos dura un suspiro pero ya tenemos fuerza para pasear, con mucho
cuidado de, no pisar mierda de vaca, no pisar charcos, no tropezar y caerte, que
no te atropelle un coche o cualquier otro vehículo de dos tres o cuatro ruedas
que se agolpan en las calles. Hay más de cincuenta pequeños desguaces con
todo tipo de focos, ruedas, llantas y todo el material para reparar un coche…
creo que es el negocio en la india. Los golpes y los toques están a la orden del
día. Ahí confirmamos que es mucho más seguro viajar en rickshaw o taxi que
con tus propias piernas, menudo estrés. Nos acercamos andando hasta el fuerte
rojo que por estar en fechas de la independencia de la India (15 de agosto) se
encuentra cerrado y con mucha seguridad y presencia policial. Desde fuera se
ve bonito y apetecible pero no puede ser esta vez.
Ahora negociamos con otro rickshaw, esta vez sin motor, las piernas del
conductor hacen el resto, para que nos lleve al museo y la tumba de Ghandi.
Vemos parte de los exteriores del museo, ya que por el mismo motivo está
cerrado, pero podemos ver una gran estatua con su figura y la verdad que
impresiona verle aquí. Visitamos entonces su tumba, donde se encuentran sus
cenizas y de vuelta al rickshaw. Nos cruzamos con elefantes, vemos ardillas en
los parques, mas vacas campando a sus anchas. Los animales en este país están
por todos lados, todos conviven entre ellos normalmente, ya me voy haciendo
un poco a todo esto…
Llegamos al hotel después de haber andado más de 15 minutos (nuestro
conductor y sus piernas dijeron que hasta aquí llegaban), dejamos tras nosotros
un poco de pobreza, mucho desorden y suciedad. Esto es un poco triste.
Algunos hoteles, tienen restaurantes en las azoteas y cerca del nuestro
encontramos uno donde poder salir un poco de toda esta locura y olvidar por
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 4 de 32
5. Diario de India
un rato el ruido y la suciedad. Se cena muy rico. Ya muertos nos vamos a
dormir. Por hoy es suficiente…
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 5 de 32
6. Diario de India
Delhi – Varanasi (Benarés) – 9 a 10 de agosto de 2009 –
Nos levantamos pronto para dar una última vuelta por Delhi para irnos de
nuevo al aeropuerto. Hoy volamos a Benarés.
Es domingo y la circulación ha bajado bastante aunque sigue siendo intensa. El
calor también aprieta, así en rickshaw nos damos otra vuelta y nos lleva al
aeropuerto.
10 de agosto, desayunando en Benarés.
Mark Twain dijo de Benarés; “Varanasi es más antigua que la historia, que la
tradición, incluso que la leyenda, y tiene aspecto de ser el doble antigua que todo ello
junto” creo que tiene algo de razón en su afirmación. Yo desde luego, me
enamoro de Benarés, tiene fuerza, tiene algo que engancha…
Ayer, de camino desde el aeropuerto conocimos a Carlos y Rafa, dos Riojanos
de pura cepa y pronto nos hicimos compañeros de viaje. También conocemos a
Mr. Kan, un lugareño y conductor de su pequeño rickshaw, después también
conductor de su pequeño coche. Hizo las veces de guía, conductor y amigo…
Alguien que por primera vez en India nos hizo ver que el dinero no es lo más
importante en la vida. Nos llevó a una zona de hoteles que finalmente
desestimamos por precio y zona (desestimamos habitaciones dobles de 14
euros, ¡eran caras!).
Nos llevó a una zona cerca de la main street de Benarés y nos alojamos en el
Hotel Sun Rise. Ahí negociamos dos habitaciones dobles por 350 rupias (unos 5
euros).
Nos llevó a cenar, después de bajarse a comprobar los precios en otros dos
restaurantes, a uno donde, no solo cenamos cantidad de comida si no una
calidad excelente. ¿Precio? En España no compras una cajetilla de tabaco.
Salimos un poco tocados por las cervezas cuando le proponemos a Mr. Kan que
nos lleve a ver un ghat de noche. Ahí empezó la noche, el día, el viaje… No creo
que nunca en la vida viva algo como lo vivido en ese ghat, no creo que haya
nada en el mundo que impresione tanto como el ghat Harishchandra.
Cada ghat tiene su propio nombre y por la noche, resultan bastante peligrosos
acercarte a ellos pero estábamos con un lugareño y eso nos daba seguridad.
Eran las doce de la noche, el calor todavía apretaba aunque no estrujaba.
Salíamos de cenar riéndonos, haciendo chistes, conociéndonos.
Ahí estábamos Carlos, Rafa, Marta, Mr. Kan y yo viendo nuestro primer ghat,
viendo nuestro primer crematorio.
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 6 de 32
7. Diario de India
Ni que decir tiene que, se nos quitaron las ganas de reír por ese día. Los
crematorios impresionan mucho, pero de noche y sin esperártelo, muchísimo
más. El ghat Harishchandra, nos explicaba Mr. Kan con voz muy bajita, es uno
de los más antiguos crematorios de Varanasi. También uno de los más baratos
para incinerar a tus seres queridos. Nos contó como los quemaban, porque,
cuanto costaba.
Durante esta, se coloca el cuerpo del muerto sobre una estructura de 360 kilos
de madera y se le prende fuego. La familia previamente se ha afeitado la cabeza
y durante los próximos diez días no pasara por el trabajo o por el templo. El
muerto que se quema en el Ganges se libera del ciclo de las reencarnaciones y
entra en el Nirvana. El Ganges es considerado como un dios viviente y morir
allí supone la liberación. Por ello mucha gente viene aquí a morir.
Estábamos viendo “barras” de madera colocadas entrelazadas hasta llegar a
una altura de medio metro aproximadamente, y viendo como, ayudado por
otras dos personas, un señor calvo, encorvado, delgaducho, mayor, se acercaba
a su esposa fallecida ya preparada para ser incinerada. Los cuerpos se preparan
con una “sábana” blanca que envuelve el cuerpo y telas de color, normalmente
naranja, mojándose previamente con el agua del río para purificarlo, después se
sitúa el cuerpo encima de la “cama” de madera y se prenden fuego a los
rastrojos que meten entre las maderas. En este caso, el propio marido, con un
rastrojo ardiendo en sus manos fue el encargado de prender el fuego. Es
indescriptible la sensación, los pelos de punta, los cinco sentidos unidos en uno,
los ojos abiertos como platos, la boca cerrada solamente acertaba a decir en voz
muy bajita, casi inaudible “joder” pero es cierto y evidente que ellos lo viven de
otra manera. Veíamos tres o cuatro cuerpos ardiendo simultáneamente, unos ya
muy avanzados y otros comenzando. Estábamos rodeados de mucha gente que
observaba, negociaba con la madera, hablaba con otra gente… Nos contaba, que
normalmente están incinerando las 24 horas del día y que se negocia con la
cantidad y calidad de la madera. A más dinero más madera y mas ceniza eres, a
menos menos, y todos son tirados al río Ganges (Ganga para ellos) una vez
termina de quemar toda la madera. Así es fácil encontrarte con miembros
flotando por el río. El olor, el sentimiento, la forma de vivirlo nosotros y la de
ellos. Nuestras caras todo un poema, no hablábamos, solamente escuchábamos
como Mr. Kan nos iba contando todo lo relacionado con lo que estábamos
viendo.
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 7 de 32
8. Diario de India
Como os decía antes, pensaba que era lo más fuerte pero no. A unos 25 metros a
la derecha, vemos como acercan otro cuerpo a la orilla. Allí no había madera ni
otros cuerpos incinerando. Ella no iba a ser incinerada.
Hay cinco tipos de personas que no incineran; Los niños menores de doce años,
los Shadu (hombres santos), las mujeres embarazadas, los leprosos (porque el
humo de la cremación contagiaría a más gente) y la gente muerta por
mordedura de cobra (la cobra es considerada como un dios).
Se trataba de una mujer embaraza. Estaba en el suelo flanqueada por dos
familiares. Su marido estaba preparándose. Bajaron varias personas a la orilla
del río para negociar a cuantos metros de la orilla, simplemente hundirían el
cuerpo. Está claro que el Ganges, por esto y por todo lo que hacen en el (se
bañan, se lavan, lavan la ropa, se bañan las vacas, las aguas residuales, los
esqueletos animales y humanos y los desperdicios de las fábricas) es uno de los
ríos más contaminados del mundo. Solamente logra vivir una especie de delfín
ciego y en peligro de extinción en estas aguas, aunque precisamente por todo
esto, se hace un río único en el mundo. Cuando lo ves tienes una extraña
sensación de amor – odio que hacen que no quites nunca la vista de él mientras
estas cerca de él. Para los indios, el Ganga es un río santo y es por eso que
muchos van hasta Varanasi a morir o tras la muerte muchos son llevados hasta
allí. Para ellos es uno de los mayores centros de peregrinación de India y
aunque en estos tiempos, nos contaban, las mafias se están apoderando de
Benarés, no por ello deja de ser especial, deja de tener fuerza. Mucha fuerza.
No se ofenden por nuestra presencia, somos los únicos turistas esta noche. Lo
único que te exigen es que no saques fotos, ¡como para sacar la cámara de la
mochila! Es imposible. A dormir, que por hoy hemos tenido suficiente…
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 8 de 32
9. Diario de India
Varanasi (Benarés) – 11 de agosto de 2009 –
Amabilidad, simpatía…
Dos adjetivos con los que se puede definir perfectamente a las personas que
aquí habitan. Te enseñan muchas cosas mientras paseas por los ghats a plena
luz del día. Muchos son vendedores, pero lo único que intentan es venderte al
mayor precio lo que tengan, postales, masajes, pinturas. El regateo es su juego,
has de hacerlo.
Hay montones de niños que les llama mucho la atención la cámara y lo único
que te piden a cambio de una foto, es que luego se la enseñes. Les encanta, con
eso son felices. Como mucho te piden que se la des, el problema es, ¿Cómo?
Son extremadamente amigables. Te enseñan sus costumbres, sus palabras, se
ríen contigo, se hacen fotos y lo único que te piden, los más atrevidos, otros ni
eso, es una simple galleta.
Hay muchísima suciedad en el suelo, los olores aquí también son muy fuertes.
El olor a putrefacción en algunos ghats es lo más habitual.
No se les ve que pasen hambre. Están delgados si, y no les sobra nada, es más,
les faltan bastantes cosas, pero les sobra, a la mayoría felicidad y sonrisas para
regalarte. Paseamos por los ghats donde están haciendo la colada y lejos de
molestarse u ofenderse por pasear entre sus ropas, entre sus hijos, saludan
amablemente y dedican unas palabras. No les falta nunca el “buenos días, ¿que
tal estás?”
Como decía, amigables, sin ninguna sensación de peligrosidad, loables…
Lo mismo que ayer vimos como tiraban las cenizas de los cuerpos al Ganges,
hoy vemos como lavan la ropa, como se lavan ellos y como disfrutan de un
placentero baño en el río, ¡Es increíble!
Pasamos el resto del día, paseando por los ghats y por el laberíntico y estrecho
casco antiguo de Varanasi, sin duda una visita obligada. Hay mucha vida,
muchos comercios y comerciantes. Es divertido y agradable ver como
comercian, como te ofrecen de todo en todo momento. “Hello friend, How’re
you?” Preguntan ellos y sin darles tiempo a más, nuestras palabras, que salen
casi sin pensarlo… “No, no, thank you”…
Toda la vida se hace en la calle. Es normal ver gente casi a cualquier hora del
día y casi en cualquier rincón de la India. Lo normal es ver siempre gente,
siempre.
Después de estar todo el día paseando por Benarés y con los pies hechos polvo,
nos acercamos hasta el restaurante donde estuvimos desayunando por la
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 9 de 32
10. Diario de India
mañana para tomar también la cena. Allí hay mucha gente, bastantes españoles
y es un buen sitio para charlar con gente nueva. De hecho, conocemos a Ramón
(de Santander también) y su chica que es de Valladolid. Ambos viven en
Madrid. Nos liamos a hablar y hablar y cuando nos queremos dar cuenta son
las 23:30 de la noche. Tenemos un problema. Los Ghats están apagados y son
muy peligrosos. El restaurante está dentro del casco antiguo, laberíntico,
estrecho y oscuro, casi sin luz. Anochece sobre las 19:00 o 19:30 de la tarde. A
las once de la noche está todo muy oscuro y es bastante tarde para ellos.
Entonces, cerrados en un hotel a las once de la noche con una de las dos salidas
descartada por completo por peligrosidad y la otra salida descartada por
desconocimiento… ¿Cómo salimos?...
Después de pensar varias opciones, decidimos hablar con los camareros del
restaurante, para que alguien de ellos nos acompañe por el laberinto y nos
acerque a la main street. Desde ahí, ya sabremos llegar a nuestro hotel. Después
de 5 minutos andando, no sin algún que otro susto, llegamos a nuestro destino
y le damos mil gracias al camarero que nos ha acercado y una muy buena
propina por haberle levantado de la cama para que nos sacase. Ya para asegurar
del todo, que aún quedan otros 10 minutos andando al hotel, cogemos un
rickshaw y nos lleva hasta la misma puerta. Hemos llegado sanos y salvos. A
dormir que mañana a las 5:00 hemos quedado con Mr. Kan, Carlos y Rafa para
ver el amanecer desde un barco en el Ganges.
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 10 de 32
11. Diario de India
Varanasi (Benarés) – 12 de agosto de 2009 –
Aeropuerto de Varanasi…
Nos vamos ya de Benarés, una pena, una pasada.
Hemos intimado mas con Rafa y Carlos y conocido a muchos españoles por
aquí, lo hemos pasado bien.
Ayer, finalmente nos levantamos a las 4:40 de la madrugada. Habíamos
contratado el bote para ver el amanecer desde el Ganges. La pena que había
nubes, por lo menos, la lluvia respetó. Lo bueno de las nubes, que el sol respeta
y no te quema cual salchichas en una barbacoa. Estuvimos todo el día con Mr.
Kan, todo el día con una de cal y una de arena. Los guías, a pesar que tú eres
quién paga, y les dices que quieres ver, que quieres hacer, luego ellos hacen lo
que les da la gana. Nos llevó a desayunar donde a él le dio la gana, ya no nos
gustaba tanto, pero luego nos llevó a un templo Budista realmente bonito (una
de cal y otra de arena). Luego nos llevó a otro templo y nos metió al guía casi a
la fuerza. Estuvimos viendo también, todo un barrio Musulmán, que se
dedicaban a la seda. Vimos todo el proceso de la seda desde el comienzo hasta
que lo tejen. Pudimos tejer a mano, pudimos hacer fotos, fue muy interesante.
Como nota cómica, en la sala de al lado donde estaban tejiendo a mano, cerrada
a cal y canto y que no nos enseñaron, se oían como un montón de máquinas
trabajaban a toda velocidad. ¿Cuánto hay de verdad en los tejidos hechos a
mano?... Al salir de la “casa – fabrica” nos dimos un baño de niños y fotos, de
risas y buen rollo como no lo habíamos hecho en todo el viaje. Entramos en el
coche dirección a Benarés con una sonrisa que no nos cabía en la boca.
Empezaron unos pocos a pedirnos una foto, luego otra y otra. Se fue llenando
de mas y mas niños y cada uno quería la suya, pero solo… ¡uf!, imposible, una
locura. Luego por supuesto cada uno quería ver la suya. Lo mejor del día sin
duda alguna y uno de los momentos del viaje. Un momento inolvidable ver
como todos, ya en grupo, gritaban al unísono, “Pa-ta-ta, pa-ta-ta” para hacerles
una foto juntos…una maravilla ver como con decirles una sola vez “choca las
cinco”, lo repetían en un perfecto castellano, como todos querían chocarte la
mano… Impresionante. Todo por nada, ¡todo por nada!, solo por diversión.
Por el contrario y ahí otra vez la de arena, Mr. Kan, nos metió en una tienda de
sedas, que por supuesto, ninguno de los cuatro queríamos comprar.
Terminamos discutiendo un poco, pero al final nos fuimos sin ver el muestrario,
como anécdota, divertido, pero no era lo que queríamos.
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 11 de 32
12. Diario de India
No quedó demasiado contento Mr. Kan cuando al llegar a Varanasi, le dimos el
dinero por todo el día con nosotros. Nos enseño, decía al principio, que el
dinero no era lo más importante en la vida, pero como todo Indio, como a todo
el mundo, le gusta el dinero y es verdad que aun pagándole más de lo que
creíamos justo, el debió pensar que iba a percibir mas. Cosas que pasan.
Al llegar, volvimos a cenar al mismo restaurante que el día anterior. Esta vez
salimos a una hora prudencial y no tuvimos ningún problema. Volvimos
andando por los ghats donde nos encontramos con Moni (como ella decía que
se llamaba).
Moni es una niña que habían conocido Rafa y Carlos el día anterior. Estuvimos
charlando y jugando un ratito con ella. También habíamos coincidido con ella
esa misma mañana cuando paseábamos por las calles en un “descanso” del
paseo en bote… Nos acompaño un trozo ya dentro del bote y luego
desapareció, cuando el remero la acerco de nuevo a la orilla, corriendo por los
ghats con su bolso lleno de postales para vender a los turistas ¿Que había de
verdad en sus ojos y que de mentira? El caso es que tenía una sensibilidad
especial, de eso no tengo duda, y es verdad que a mí me marco.
Carlos había oído hablar de un Baba-ji, un sabio, que hablaba Español.
Suponemos que, para quitarse a la gente de encima y hasta que no le entres por
el ojo, yendo varios días seguidos a hablar con él, lo único que hace es decir,
directamente tonterías. Tonterías tales como, “Hola, hola caracola” y se descojona
de risa. Así durante media hora. Estuvimos hablando con él y con otros dos
españoles que se dedicaban a hacer ayuda humanitaria entre Mumbai y
Benarés. Ellos si le conocían bien y afirmaban que era la única persona en la que
confían en la India. Vienen todos los años desde hace unos cuantos. Una
maravilla hablar con ellos.
Ya de vuelta al hotel, decidimos sentarnos en unas sillas en la puerta del hotel
para echar los últimos minutos con Rafa y Carlos ya que al día siguiente, unos
íbamos para un lado y ellos para el otro. En india, no te puedes despistar ni un
solo minuto. No puedes cerrar los ojos ni un segundo. Ahí sentados vimos una
de las cosas más surrealistas que habíamos visto hasta entonces. Vemos como
dos personas empiezan, ayudados de algunos útiles a abrir una alcantarilla a
menos de dos metros de nosotros. Consiguen abrir la tapa de la alcantarilla y
meten una varilla para medir el espesor de pura mierda que tenían que limpiar.
Es cuando, de repente vemos como un tercero, un tipo delgado y fibroso en
calzoncillos se empieza a preparar para algo. Nosotros diciendo, “no, no se va a
meter ahí, ¿verdad?” Pues sí, vemos como de repente, ayudado por los otros dos
“compañeros” se introduce completamente dentro de la alcantarilla. Nosotros
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 12 de 32
13. Diario de India
con los ojos más abiertos que podíamos y sin poder creerlo, vemos como bajan
un cubo y una paleta con una cuerda. Tres minutos después, sale de nuevo el
cubo lleno de porquería que por supuesto depositan al otro lado de la calle.
Vamos, a tres metros de donde nosotros estábamos. Todo un espectáculo digno
de ver. Toda esta operación multiplicada por cuatro alcantarillas y tres cubos de
mierda cada una, que nosotros viésemos. A la mañana siguiente, ahí seguía. Ya
se veían algunas marcas de rueda de bicicleta y pisadas de ciudadanos. ¡Una
pasada!
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 13 de 32
14. Diario de India
Khajuraho – 13 de agosto de 2009 –
Ahora en el tren…
Llegamos ayer de Varanasi y hemos estado menos de veinticuatro horas en
Khajuraho. Llegamos motivados por los templos dedicados al Kamasutra, muy
famosos y muy recomendados por todo el mundo. Lo único que ver.
Estamos en un pueblo con una sola calle, llena de hoteles e indios intentando
venderte cada uno su historia. Por si fuese poco, aquí, muchos de ellos, hablan
mejor español que nosotros. Aparte de los templos, también bajamos andando
al viejo Khajuraho acompañados por un chico Indio que nos convence con el
pretexto que quiere practicar nuestro idioma. (a posteriori, nos enteramos que
todos utilizan ese recurso, que cabrones mas majos, ja-ja). Es verdad que no nos
pide dinero ni nada a cambio, solamente que le contratemos a él para que nos
lleve con su nuevo tuc-tuc (otra forma de llamar a los rickshaw) a la estación de
trenes. El precio nos parece correcto y nos vamos con él. No hay problema.
No hay muchas anécdotas, porque no hemos estado mucho tiempo, pero sí que
nos hemos levantado a las 6:30 de la mañana porque a las 7:00 habíamos
quedado con otro grupo de catalanes y valencianos para dar una clase de Yoga
en su hotel. Si, 7:00 de la mañana y Jorge haciendo Yoga con otros tantos
turistas españoles que habíamos conocido la noche anterior cenando. Fue
divertido, lo pasamos bien. Pero el desayuno de después con la excusa del
ejercicio hecho, uno de los mejores que he tomado en India. Que pancakes de
chocolate más ricos hacen aquí.
Ahora estamos en el tren con dos argentinos, un colombiano y dos catalanas
que hemos conocido en la estación de tren.
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 14 de 32
15. Diario de India
14 de agosto de 2009 – En alguna parte de la India… -
En tren hacia Agra…
Salimos de Orccha despidiéndonos de nuestros compañeros de viaje por un día
(argentinos, colombiano y catalanas).
Otra vez surrealista India. Todo comenzó en el tren desde Khajuraho a Orccha,
acabábamos de conocer a nuestros compañeros por un día y la verdad que todo
muy bien. El viaje se estimaba en cinco horas y finalmente tardamos más de
siete con un monzón de aupa. Llegamos ya de noche, sin luz en el pueblo
porque había subido tanto el río por la lluvia que habían caído las líneas de luz.
Tras tres intentos fallidos (cucarachas incluidas), finalmente nos alojamos en un
hotel el cual tuvimos que ver y decidir con la única luz de las linternas. 150
rupias era buen precio. Lo más barato donde nos alojamos, daba igual alojarse
en el más caro, no había luz y no había visos que viniese pronto, las
predicciones eran pesimistas. No había por lo tanto, ni aires acondicionados ni
ventiladores. Nada. Solo la luz de las velas y las linternas. No, no era nada
romántico. El calor y los mosquitos hicieron el agosto en nuestros cuerpos, ¡uf!
que noche. Bueno, la luz vino a las tres de la mañana y nos dio 30 minutos de
ventilador, luego volvió a caerse. Así se paso toda la noche. Ahora hay luz,
ahora no…
Nos fuimos a cenar a un garito, menos mal que tenía generador y ahí si había
luz, de los pocos.
Cuando volvimos al hotel, le pedimos unas cervezas al boss para tomar en la
terraza del hotel. No teníamos mucho que hacer, no era muy tarde, no había
luz, hacía mucho calor.
Subimos las sillas que encontramos por ahí y nos suben las cervezas y con ellas
el boss, que más que el jefe, parecía nuestro animador particular. Era una
especie de Homer Simpson a lo indio con una gran barriga y un horrible inglés.
Todavía no sabemos si lo que tenía era una tremenda borrachera o una fumada
rara. Nos contó, nos cantó, nos bailo. Nos reímos todo lo que quisimos y más.
Fue alucinante escucharle contar las historias de los dioses indios, en tono
humorístico y con su fumada particular. Todo esto con la única luz de una vela
y con un ligero lloviznar sobre nuestras cabezas. Surrealista, como decía. Todo
un showman, ¡un crack!
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 15 de 32
16. Diario de India
Después de las risas, ahora sí, al infierno a dormir… ¡que noche! Creo que
dormí tres horas en toda la noche. Esta mañana ya hemos podido ver, y
sorprendernos de lo bonito que es el pueblo. Hemos visitado los palacios de los
maharajás. Son muy bonitos pero es una pena lo mal conservados que los
tienen. El pueblo, el más tranquilo de cuantos hemos estado hasta ahora, nos
permite dar un paseo disfrutando de las vistas y la compañía de nuestros
nuevos colegas. Es un pueblo menos turístico pero igual de caótico que el resto.
Muy interesante.
Hemos cogido un rickshaw para que nos lleve a la estación de trenes. 17
kilómetros y 100 rupias. Nos hemos subido en una clase superior a la que
teníamos comprada y estamos echándole un poco de cara. Otras cuatro horas
de viaje, ahora son las tres de la tarde…
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 16 de 32
17. Diario de India
15 de agosto de 2009 – Independence day of India.
Son las diez de la noche. Llevamos cuatro horas en el tren y todavía nos quedan
más de dos horas y media para llegar hasta Pushkar, nuestro destino para esta
noche y mañana.
Nuestra primera idea fue comprar billete para viajar en literas, pero no había
plazas ni en tercera, ni en segunda, ni en primera. Teníamos que viajar si no
queríamos perder un día, así que decidimos viajar en la clase más baja del tren,
donde viajan todos los indios, con y sin billete, un overbooking en toda regla,
los de Iberia no sabrían hacerlo mejor. Estamos viajando con sus mochilas y
maletas, con sus comidas (y sus vendedores ambulantes con más comida), con
sus bichitos (incluidas las cucarachas), etc, etc, etc…
Lo bueno es que los asientos son acolchados y numerados “y no tendremos
problemas” decíamos antes de subirnos. Subimos a nuestro vagón, no sin una
carrera por la estación a lo “Carl Lewis” (los trenes aquí son kilométricos con
muchos vagones y cada uno, o dos o tres de una clase diferente). Bien, llegamos
a nuestro vagón, subimos y nos empezamos a acomodar en nuestros asientos,
cuando dos indios se acercan y nos dicen que esos son sus asientos. “de eso nada,
les decimos, son nuestros asientos”. Tras unos segundos de incertidumbre y una
pequeña discusión, “son nuestros, no son nuestros, no nuestros” nos invitan a que
les enseñemos el billete “con mucho gusto” les contestamos y es cuando nos
dicen, “veis, son nuestros asientos”. Hijo de la gran puta el vendedor de billetes
de la estación, nos ha vendido los mismos asientos, del mismo tren a la misma
hora del mismo día… ¡DEL PRÓXIMO MES! Me cago en sus muelas y las de su
abuela, que coño hacemos ahora. “no podemos perder el viaje”, nos decimos
“tenemos que viajar como sea” pero claro, el tren sale en diez minutos de la
estación y no tenemos tiempo de cambiar el billete ni avisar a nadie. Como hay
overbooking y la gente, hace lo que se le pone del mismísimo, decidimos hacer
exactamente lo mismo. Al lado de las puertas (abiertas todo el camino, por
supuesto) vemos que hay un sitio en el suelo con una lámina de hierro de
medio metro cuadrado y decidimos que ese será nuestro fuerte, que ese será
nuestro sitio para las próximas seis horas. Tenemos el mejor sitio del tren, al
lado de la puerta, nadie nos puede entrar aquí porque nos hemos hecho
fuertes,… ¡Ingenuos! Nosotros pensábamos que en menos de un metro
cuadrado, dos es un número adecuado para que viajen dos personas pero no,
ellos piensan que es sitio suficiente para toda una familia con abuela incluida.
Joder, no habían pasado ni dos minutos y salta el primer indio sobre nuestras
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 17 de 32
18. Diario de India
cabezas para, con los pies por fuera del vagón, sentarse dándonos la espalda
“bueno, hemos perdido la puerta, pero todavía nos queda todo este espacio, esto no puede
ser tan malo”, quince segundos después otro que hace la misma jugada, dos
piernas que intentan sobrevolarnos las cabezas. “este no se cuela, nos decimos” –
“ey, este es nuestro sitio, no queremos que pases” ja-ja y ja debió pensar el tio para
sus adentros, porque nos miró con cara de póker (pero estos tíos que se
pensarán) para acto seguido seguir con su cometido; ponerse al lado de su
amigo con las piernas para fuera también. El caso es que hemos llegado a estar
sentados en diez centímetros cada uno (ahora entiendo porque ellos son tan
delgados y con el culo tan pequeño; Darwin se cebó con ellos) y hasta he tenido
espacio suficiente para hacer dos bocadillos de jamón serrano, del nuestro eh…
Lo mejor de este viaje en tren con diferencia. Eso y las amables australianas que
nos cedieron su asiento después de cuatro horas de viaje. Ellas se bajaban en
Jaipur... Antes de toda esta historia, y ya en nuestro asiento hispano
australianos, donde me encuentro escribiendo, dejé las cosas en el tren que nos
llevaría a Agra…
Llegamos a Agra sin ningún contratiempo. Bajamos del tren, un señor se nos
acerca ofreciéndonos un rickshaw, negociamos el precio, llegamos a un acuerdo
y para el hotel que nos vamos. Todo perfecto. Eso pensamos hasta que,
dirección al hotel, por las calles de Agra, nos dimos cuenta que el conductor, no
era muy dicho en eso de la conducción. Nos dimos cuenta cuando sentimos que
teníamos una moto debajo de nuestro tuc-tuc. Si, acabábamos de atropellar a
dos motoristas en su moto. A la moto no le paso nada de nada y a los
conductores tampoco, de eso estoy seguro yo, y el conductor de nuestro
vehículo cuando vio como se levantaba uno de los de la moto, se acercaba y con
la palma de la mano, lo más abierta que he visto yo en mi vida, le suelta un
sopapo que ni las madres más profesionales son capaces de propinar. “joder, que
ostia” pienso, y antes de terminar de pensar, el otro ocupante de la moto que
venía por el otro lado, le pega otro sopapo más fuerte que el primero. Allí
estábamos, Marta y yo, en la parte de atrás de un tuc-tuc viendo como, primero
atropellamos a una moto con dos ocupantes (de lo malo malo, solo eran dos.
Hemos llegado a ver hasta ovejas en las motos) y luego le pegan dos santos
guantazos al conductor que hasta el se quedó sin palabras. Lo mejor es que
venía un tercer espontáneo de la otra parte de la carretera que le debía gustar
eso del arte de guantazo y empieza a zarandearle para sacarle de su taxi. Menos
mal que otro conductor de otro rickshaw y la voz de Marta (a sabiendas que
nuestras caras pueden ser susceptibles de ser acariciadas) al grito de “POLICE!
POLICE!” consiguen espantar a los tres energúmenos que querían ponerle la
cara como un cromo de Zipi y Zape. Salimos todos ilesos del incidente pero con
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 18 de 32
19. Diario de India
un susto de cojones. Todavía dudo si ahora mismo el conductor tendrá todo en
su sitio. Espero que los indios no sean muy rencorosos y no le esperasen para
seguir acariciándole en otro momento. Después de unos minutos, con la voz
bajita le pregunto al conductor “are you ok?” a lo que me responde “yes, yes, dont
worry”.
Finalmente llegamos a la calle que le habíamos pedido, llegamos al hotel que
teníamos pensado y nos dicen “COMPLETO”. No me jodas, ahora no,… bueno,
tenemos otro en la guía bastante cerca pero nos costará un poquito más (450
rupias). El hotel está perfecto, muy limpio, con mucha luz y hasta un poco
bonito. Ya hemos tenido suficiente por hoy, así que, tras ir a dar un paseo
pequeño y una coca-cola nos vamos al hotel a dormir que nos levantaremos a
las cinco de la mañana para poder visitar el Taj-Mahal.
Nos hemos levantado a las cinco y tras despertar a todo el personal de
recepción de nuestro hotel (Duermen en camas improvisadas en la propia
recepción del hotel) y al personal del restaurante de otro hotel cercano (lo
mismo, durmiendo en el propio restaurante juntando dos mesas y poniendo un
colchón) nos hemos ido al Taj-Mahal.
La foto, un poco nublada, el día no es el más espectacular y la primera
impresión, a mi me desanima un poco… “Esto lo he visto un millón de veces,
pienso”, pero al acercarme cada vez más, la majestuosidad del monumento nos
deja con la boca abierta. Primero por lo grande que se va haciendo a medida
que te vas acercando, segundo por la perfección del edificio dentro de la
imperfección del país y tercero, porque aunque sabes que es entero de mármol,
no te das cuenta “que todo es de mármol” hasta que no lo ves. El mármol tallado
haciendo formas, las piedras preciosas incrustadas en el mármol, las ventanas y
puertas de mármol. Todo es de mármol. Es una auténtica maravilla (y eso creo
que lo dice más gente)… aun con el día “feo” merece la pena y mucho visitarlo.
Un par de horas de visita y nos vamos a ver otros monumentos de Agra, el
fuerte rojo, muy bonito de visitar, el baby Taj, una pasada, pero nos vuelve a
impresionar ver el Taj desde el otro lado del río, por la parte de atrás. Es
totalmente simétrico e idéntico por los cuatro costados. Desde cualquier sitio
que lo veas, impresiona.
Cómo anécdota, en este caso para negociar un precio más bajo en el rickshaw
que nos llevó a ver lo que queríamos, tuvimos que negociar con tiendas
incluidas, es decir, te pago 100 rupias y me llevas a ver cuatro monumentos y
una tienda, pero si te pago 80, me llevas a ver los cuatro monumentos y dos
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 19 de 32
20. Diario de India
tiendas. Ellos tienen comisión en cada tienda a las que lleven un turista, así que
negocian el precio en base al número de tiendas que te lleven. Es curioso,
porque el único requisito es que estés un tiempo prudencial en la tienda y te
hagas el interesado, aunque luego no compres nada, como así ocurrió. Pero en
este caso, teníamos tiempo y ganas de pagar poco dinero al conductor.
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 20 de 32
21. Diario de India
16 de agosto de 2009 – Phuskar.
De Agra, nos fuimos en el famoso tren del overbooking a Ajmer, que está a
unos 15 kilómetros de Pushkar, nuestro destino ese día. A Pushkar, le llaman
“la pequeña varanasi” y en cierto modo, en su forma de celebrar, sus ghats,
tienen cierta similitud. La diferencia es que no hay río Ganges (solo un lago, y
ahora por desgracia seco) y es mucho más pequeño y menos bullicioso cuando
sales a las calles principales. No por eso nos deja de gustar. Es un sitio bastante
tranquilo y agradable para pasear y comprar, para tomarte algo y charlar. Está
entre montañas y el calor aquí ha descendido, así que se está a gusto. Aquí
conocimos a dos elementos de diez y once años que, más que espabilados,
parecían tener la licenciatura más máster del rey de la calle. El más pequeño, el
de diez años, el más hablador de los dos, todo un genio de la psicología…
“Señora, yo no quiero dinero” – Le decía a Marta, “el dinero entra por una mano y se
va por la otra”. “Nosotros lo que queremos es comida”. Todo esto en un perfecto
inglés, hasta se permitió el lujo de reírse de “my bad english”. Como decía, con
diez años ya tira de recursos filosóficos y psicológicos que te quedabas de
piedra. Nos enseñaron los ghats, nos hablaron y nos explicaron de que casta
eran y el porqué de estas. Nos hicimos fotos y fueron los únicos niños, las
únicas personas de India, que nos llevamos a una terraza y les invitamos a una
Coca-Cola. Si bien es cierto, como muchas historias con algunas personas de la
India, esta acabó mal porque se pusieron un poco pesados con que les
comprásemos harina. El problema, nos habían caído bien la verdad, no era
comprarles la harina, el problema era que querían cien kilos. Vamos que
querían alimentar a la familia durante los próximos tres años por lo menos. Les
propusimos comprarles unas galletas y cuando fuimos a la tienda, el vendedor,
al vernos con los niños, nos pidió una cantidad totalmente desorbitada.
Suponemos que, lo que hacen es irse con las galletas la mar de felices y en
cuanto nos damos la vuelta, vuelven y se reparten el dinero a medias. Así que,
decidimos que no íbamos a entrar en ese juego.
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 21 de 32
22. Diario de India
17 y 18 de agosto de 2009 – Udaipur
Después de varios días de a dos aventuras por día, por fin ayer, cogimos el
primer tren nocturno, con cama. Solamente llegó casi una hora tarde a la
estación (en la que vimos entre otras cosas un par de cucarachas por el andén) y
que el aire acondicionado de la “habitación” del tren era tan insoportable que
con dos mantas (de las de los años treinta) y la almohada tapándolo, todavía lo
seguía notando. Este era la tercera clase A/C, que son tres literas por dos filas en
cada “habitación”. No sé muy bien que ocurrió, porque a la una de la
madrugada, después de habernos levantado prontito, caí rendido y solamente
me desperté al grito de “nos hemos dormido, ya hemos llegado”. Nunca había
salido tan rápido de la cama, y llegado a la calle. No sabíamos si era la última
parada del tren, o solamente paraba diez minutos, ni cuantos llevábamos ya en
la estación, así que, salimos del tren a tal velocidad que me costó saber hasta
como me llamaba. Son las siete de la mañana, y ya estamos en Udaipur.
Lo primero que nos sorprende, ya con un café en la mano y un poco más
despiertos, es lo limpias que están las calles (todo lo limpio que puede estar
algo en India), pero aquí no ves “caca de vaca” y hasta ves como barren y
limpian la calle. Nos alojamos en el mejor hotel calidad/precio de cuantos
estuvimos, (300 rupias, unos cinco euros). El hotel está muy limpio, bastante
moderno y hasta tiene colores en las paredes y el baño alicatado y con azulejos
bonitos, todo un lujo teniendo en cuenta en que sitios hemos dormido.
Con sus lagos, con bastante agua, aunque no la que tienen normalmente (nos
explican, que llevan tres años sin lluvias de verdad y está todo muy seco) y los
palacios dentro del lago (solamente se puede acceder a ellos en barco), con las
terrazas relajantes de las azoteas de los edificios y hoteles, con unas vistas del
pueblo preciosas, se nos antoja un lugar tranquilo y bonito para pasar aquí dos
noches. Las calles del “casco antiguo” son igual de caóticas que siempre, pero
con un problema añadido, aquí las calles son mucho más estrechas que en otros
lugares que visitamos. Por supuesto, exceptuando Delhi (que nosotros
viésemos) y Varanasi, aquí el uso de semáforos o policías para controlar el
tráfico “brillan por su ausencia”, y lo de “tonto el último” debe ser la primera
lección que aprenden en la escuela. Es por todo esto, que en algunos puntos a
determinadas horas, los atascos que se crean son de más de media hora para
que el primero se desatasque y empiece a “correr” un poco el atasco. Siempre,
algún conductor espontáneo, se apea de su coche, o moto, o vehículo
“autorizado”, es decir, todo lo que ruede, y como buen “policía que lleva
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 22 de 32
23. Diario de India
dentro” se pone a dirigir el tráfico. Lo malo es cuando esta operación se
multiplica por tres y cada uno utiliza un criterio diferente. Es uno de los
atractivos turísticos de la ciudad, seguro.
Como curiosidad, en este pueblo se rodó Octopussy, una de esas pelis en las
que James Bond, salva el mundo de malvados y se liga a la rubia
despampanante acabando todo en un final súper-feliz. Muchas de estas terrazas
y hoteles, la proyectan todos los días a las siete de la tarde (espero que no desde
1983 que es cuando se rodó). Por supuesto, la vimos y vimos como no ha
cambiado absolutamente nada del pueblo desde el año en el que la estrenaron.
En la película, se ve en la parte de la india, exactamente lo mismo que vimos
nosotros. Los mismos rickshaws, las mismas calles, las mismas ropas, las
mismas tiendas. Todo está igual. Parte de esta, se desarrolla en Alemania y ahí
ves perfectamente que la evolución ha existido. Por supuesto el hotel en el que
se alojaba James Bond (Roger Moore) no tiene nada que ver con el que
estuvimos nosotros.
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 23 de 32
24. Diario de India
20 de agosto de 2009 – Jodhpur
Después de dos días de Relax en Udaipur, ayer contratamos un coche con
chofer para que nos trajese a Jodhpur. Lo hicimos así, porque es el único modo
de poder visitar Ranakpur y Kumbalgarh. Salimos a las 8:30 de Udaipur y
llegamos a las 18:30 a Jodhpur. Una reventada pero merece mucho la pena
hacerlo. Ranakpur, solamente se visita un templo, pero que templo más
espectacular. Por fuera, una especie de caliza blanca hacen de él, una visita muy
interesante y por dentro, el mármol hace el resto. Es bastante grande y los
detalles, columnas y arquitectura son impresionantes.
Kumbalgarh, es un fuerte situado a 1100 metros de altitud, y sus murallas, con
36 kilómetros de extensión, las segundas más largas del mundo después de las
de China, también impresionan mucho. En el interior de estas, pudo haber
hasta 350 templos. Nosotros subimos a uno de los más altos (no veo otro más
alto, pero mi vista no alcanza 35 kilómetros), y podemos ver parte de las
murallas y muchos pequeños templos. Una situación encantadora, una
conservación perfecta, unas vistas alucinantes, una visita obligada y totalmente
recomendada. Se respira aire y tranquilidad, mucha tranquilidad.
El viaje en coche, muy interesante, encontrándonos muchos pueblos, poblados y
casas sueltas a medida que avanzábamos nuestro camino.
Ya en Jodhpur, con los estómagos, un poco “de aquella manera”, fuimos directos,
después de “patear” durante más de diez minutos por el peor infierno que he
andado en India, a un hotel que nos habían recomendado Irene y María en
Orccha. “Está lleno” nos dice el recepcionista. A buscar otro hotel que nos toca…
Aquí no teníamos ninguna otra referencia, así que tirando de guía, de ingenio y
de rickshaw, pasando por uno de lujo, “a ver si sonaba la flauta y era asequible”
encontramos uno, con la habitación más hortera que he visto nunca. Cosa más
fea, no he visto y no creo que vuelva a ver en mi vida, pero por lo menos, el
precio es perfecto y el restaurante en la terraza impresionante.
Desde la terraza, en las faldas de la montaña, podemos ver todo el majestuoso
Fuerte de Jodhpur, que es, entre otras cosas, uno de los monumentos que
caracteriza a la ciudad. Está en una montaña a 125 metros de altura y ya desde
abajo se perfila como uno de los fuertes más bonitos de cuantos hemos visto.
(Verlo desde dentro, confirma la teoría).
Aquí nos quedaremos dos noches, y aunque, el lugar más visitado aquí, se
encuentra dentro de la habitación, en el baño, eso no nos impide disfrutar “la
torre del reloj” y el casco antiguo entre otros monumentos y calles. Aquí es
famoso un puesto de huevos en la calle. Te los preparan cocidos o en tortilla.
Los preparan en un minuto y presumen de hacer más de mil al día. Te sientas
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 24 de 32
25. Diario de India
en una silla muy cutre de plástico, con una coca-cola y cuantos huevos quieras y
a comer. Huevos y coca-cola. ¡Que ricos!
21 de agosto de 2009 – Jodhpur
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 25 de 32
26. Diario de India
En el aeropuerto de Jodhpur… ¡Esto se acaba!
Esta mañana nos hemos levantado pronto para dar una última vuelta por
Jodhpur y ver su fuerte por dentro. Hemos comido los últimos huevos y para el
aeropuerto.
En un ratito, cogeremos el avión para ir a Delhi. Es nuestra última noche en
India. Todavía nos quedan unas horas hasta que cojamos mañana el vuelo a
Londres y queremos aprovechar las últimas horas a tope.
Eso nos decíamos en el aeropuerto hace más de ocho horas. Pensábamos haber
llegado sobre las cuatro de la tarde a Delhi y hemos llegado algo más tarde de
las diez. El vuelo salió a su hora normal y todo iba bien hasta que intentamos
aterrizar. Ya con las ruedas casi en el suelo, de repente el avión vuelve a coger
vuelo, no sin dar el mayor salto que he dado en un avión nunca. Los gritos de la
gente y las caras desencajadas, hicieron que me acojonase bastante. Las azafatas
sacando bolsas para los pasajeros. Damos una vuelta y tras un segundo intento
de aterrizaje, volvemos a coger vuelo, ahora por lo menos sin más sustos. La
tormenta que hay en Delhi, hace que el aeropuerto cierre y nos desvíen a Jaipur.
Sin bajarnos del avión, y diciéndolos por la megafonía del avión cada quince
minutos que en los próximos quince despegaremos para volver a Delhi,
estamos más de tres horas volviendo de nuevo a despegar para, ahora sí, tomar
tierra en Delhi.
Aquí todo ahora es más caótico que de costumbre, la tromba de agua ha sido
monumental. Han tenido que cerrar el aeropuerto varias horas, las
comunicaciones con Internet se han caído nos dicen y tras buscarnos la vida
para coger un rickshaw (la fila para comprar el pre-paid de taxis casi da la
vuelta al aeropuerto), como a los conductores no les dejan coger gente si no es
con el ticket en la mano, tuvimos que salir andando de todo el perímetro del
aeropuerto (sorteando coches, entre otras cosas) y ya fuera de todos los
controles policiales nos recoge para llevarnos al hotel en un tiempo record de
dos horas y media (lo normal es hacerlo en una hora), no sin un susto, cuando
al llegar a la zona de la vieja Delhi, después de haber ido por todas las calles
iluminadas, nos mete por una sin luz, ni circulación, ni gente, ni vacas!!!.
Llegamos de noche, cansados y con un mal humor por haber perdido la tarde
terribles. Nos vamos hasta el hotel que habíamos estado la primera noche y nos
vuelven a decir las palabras mágicas. ¡Completo!. En este caso no hay mucho
problema, porque a dos calles de este, hay otro por el mismo precio y nos dan
alojamiento por esa noche.
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 26 de 32
27. Diario de India
Once de la noche y con hambre, nos vamos a un restaurante que está puerta con
puerta con nuestro hotel. Michael Jackson en la pantalla, los altavoces dándolo
todo y, entre indios y “guiris”, se están montando una fiesta perfecta para
animarnos un poco y ver como se divierten entre cubata y cubata. Nosotros con
nuestra cervecita cual Paco Martínez Soria en Madrid viendo el jaleo que están
montando, decidimos terminar el día porque queremos madrugar para
disfrutar las últimas horas del viaje en India.
23 de agosto de 2009 – Londres
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 27 de 32
28. Diario de India
Disfrutamos las últimas horas en Delhi, dándonos un desayuno de lujo,
haciendo las últimas compras y abriendo bien los ojos dirección al aeropuerto
para grabar en la retina las últimas imágenes.
El último susto en el aeropuerto. Hemos llegado muy tarde, y cuando vamos a
facturar, la cara de la azafata, nos da un vuelco al corazón. “No hay sitio en el
avión, nos dice” “joder, no puede ser, decimos. ¿Un overbooking?...” Le volvemos a
preguntar, y después de mirar varios minutos en el ordenador, nos dice que
hay sitio pero separados. “Como si es en el ala me digo para mis adentros”. “Ya
dentro del avión nos buscaremos la vida a ver si nos cambian el sitio y podemos volar
juntos” Pues NO. Nos tocan indios bastante desagradables y mal educados y
nos dicen que ellos no cambian el sitio. Bueno, por lo menos podemos volar y
llegar a Londres.
Ya en nuestro hostel (habitación compartida de 16 camas mixta), más caro que
varias noches de India, pero ya estamos en Europa. Es lo que toca.
Ayer, después del vuelo, la temperatura habitual de finales de agosto para
nosotros, una ducha que nos dejó más que nuevos y la tranquilidad
Londinense, caímos rendidos y hoy nos hemos levantado a las siete de la
mañana, producto, entre otras cosas del jet lag que arrastramos.
Ahí nos ves, a las ocho y media de la mañana de un clareado domingo de
agosto paseando por Londres. Solamente estábamos nosotros y alguna farola
que ya habían puesto. Hasta las diez de la mañana no empezamos a ver a gente.
El recorrido que nos hemos montado (parte antigua y típica de Londres por la
mañana y Candem Market al mediodía) se nos hacen suficiente para hacernos
una pequeña idea de cómo es esto. Lo cierto es que me gusta mucho Londres
pero hoy no da tiempo para mucho mas. Tenemos que coger el último avión
para llegar a Bilbao y a casa.
Vamos hacia el hostel para coger las mochilas y con un tren llegar al aeropuerto.
El plan es bueno, tenemos todo bajo control. Vamos bien de hora.
Cogemos el tren a la hora prevista pero lo que no teníamos previsto es que se
haya parado a medio camino (en medio de ningún sitio) entre Londres y el
aeropuerto porque un árbol incendiado en medio de las vías (versión de los
responsables, mas tarde nos enteramos que es una vía donde se producen
muchos suicidios y esto suele ocurrir, da igual lo que fuese) detiene por tiempo
indefinido el tren. “¿que hacemos?, ¡perdemos el avión!” Los primeros minutos,
entre la confusión, la desinformación y que todavía vamos muy bien de tiempo,
nos hace estar quietos en el tren con la esperanza que vuelva a arrancar y
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 28 de 32
29. Diario de India
lleguemos a tiempo. Estamos parados el tren que salió antes que el nuestro y va
a llegar también el que salió después de nosotros.
Salimos del tren y de la estación. Más de 200 personas esperan los siete taxis
que hay en ese pueblito y unos autobuses que ha prometido la compañía de
trenes. “esto va a ser la guerra, nos decimos”. Es imposible que nos alojen a todos y
ahora el tiempo si empezamos a tenerlo pegado. Decidimos echar a andar
carretera hacía el aeropuerto. Seguro que encontramos un taxi o alguien para y
nos lleva. No tenemos ni una sola libra, barba de quince días, unas pintas entre
indio y europeo que no puedo con ellas. Me pongo a hacer dedo a un lado de la
carretera y Marta al otro lado (no sabemos en qué dirección está el aeropuerto
claro) y empiezan a pasar coches, mas coches, mas coches pero nadie para y no
pasa ni un solo taxi. Los nervios empiezan a apoderarse de nosotros, vamos a
perder el avión empiezo a pensar. No me desanimo y entre caritas y gestos con
las manos intento que algún alma caritativa pare para acercarnos.
Después de diez minutos sin que nadie parase, un Renault Laguna con un
INDIO como conductor para y me pregunta “¿a dónde vais?”… Cruzan la
carretera a todo correr Marta y otros tres chicos que estaban cerca. “Vamos al
aeropuerto, pero solamente puedo llevar a cuatro personas y me tenéis que pagar la
gasolina” – “y el coche si quieres vuelvo a pensar yo”… Suben atrás un chico negro
que ha tenido el mismo problema del tren y vuela a Barcelona y Marta. En la
parte delantera me subo yo. Cogemos carretera hacia el aeropuerto y es cuando
el conductor nos comenta que él no tenía que haber pasado por allí, que se
acababa de equivocar de salida en la autopista y estaba dando la vuelta. (Su
error nos viene que ni pintado). Entre redbull y redbull nos cuenta que ha
salido a las tres de la madrugada de trabajar y todavía no ha dormido. El coche
con todos los lujos y el vestido con traje y corbata. “para que preguntar, nos va a
llevar y eso es lo que importa”. Menos mal que la policía estaba de domingo
también, porque si nos llegan a coger a 180-190 kilómetros por la autopista, no
salimos de Londres en un año. ¡Que tio! Ha cogido a tres desconocidos en un
pueblo en medio de ningún sitio, ha desviado su dirección, porque él no iba al
aeropuerto y nos ha lleva a una velocidad y con una complicidad
impresionantes a mas de ¡¡50 kilómetros!! (Eso es lo que no sabíamos nosotros
cuando nos apeamos del tren, que distancia había hasta el aeropuerto).
Nunca he dormido en el suelo de un aeropuerto y eso debió pensar el que
escribe mis días, porque después de todo, después de lo que se curro el indio el
viaje, (le dimos 10 euros + 10 libras a la par de besos, abrazos y mil gracias)
salimos corriendo hacia la facturación y la “simpática” señorita nos dice
“CLOSED”!!! Nooooooooooooooooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!. Intentamos discutir y otra
“simpática” señorita nos dice “vosotros sois los del avión de Bilbao” – “sii,
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 29 de 32
30. Diario de India
respondemos” Bien, saben de nuestro problema con el tren y nos van a permitir
subir. “esa es la taquilla para comprar el nuevo billete para mañana. El vuelo de hoy
está cerrado”. Creo que repitió solamente tres veces esa frase. No nos dio opción
a discutir, a explicarnos. “Ya sabemos que el tren ha tenido problemas” “ahí está la
taquilla para comprar el nuevo billete para mañana” No atendían a explicaciones,
habíamos perdido el vuelo y la única salida era comprar el nuevo billete para el
día siguiente. Resignados, entre mal humor y un bajón grandísimo, nos vamos a
la taquilla y compramos nuestro nuevo billete para el lunes a las siete y veinte
de la mañana.
Hemos adoptado a una chica jovencita de San Sebastián y hemos ido a poner la
reclamación. Hemos conocido a mucha gente con el mismo problema, y nos
hemos sentido “afortunados” porque nos ha costado bastante más barato que a
otros y podemos volar en el primer avión de la mañana. Hay gente que tendrá
que esperar hasta las seis de la tarde del lunes. Hay gente que iba a Barcelona
que tiene que volar a otros puntos de España porque no hay avión hasta el
martes.
Ya nos conocemos el aeropuerto entero, es pequeño y casi no tiene tiendas.
Nosotros no tenemos una sola libra en metálico y solamente nos quedan dos
cigarrillos. Menos mal que encontramos un sitio en el aeropuerto venden
tabaco.
La noche se hace de lo más interesante, un saco sabana en el suelo y la mochila
de almohada. Creo que dormí cuatro horas.
FIN!
Jorge de Celis – brujulaviajes.com Página 30 de 32