Este documento presenta un pasaje del Evangelio de Mateo en el que Jesús dice que no ha venido a abolir la ley sino a darle cumplimiento. Explica que la ley de Dios es santa y perfecta porque nos guía a la santidad y viene de un Dios perfecto y santo. Jesús no deroga la ley de Moisés sino que la lleva a su plenitud, declarando la ineficacia de la ley del talión.