Alejandro siempre se burlaba de los otros niños en el bosque. Un día, todos los niños decidieron ignorar a Alejandro para darle una lección. Alejandro se dio cuenta de que nadie le hablaba o le saludaba, y se sintió solo. Más tarde, los niños invitaron a Alejandro a su fiesta siempre que prometiera no burlarse de ellos de nuevo. Alejandro estuvo de acuerdo y todos se divirtieron juntos en la fiesta.
1. Alejandro y sus amigos.
Vivía en el bosque verde un pequeño niño de nombre Alejandro. Siempre que veía algún otro niño
por el bosque se burlaba de él. Un día, estaba sentado a la sombra de un árbol, cuando se le
acercó una Juanita: Hola Alejandro. Alejandro no respondió.
Le miró, le sacó la lengua y salió corriendo. ¡Qué maleducado!, pensó la Juanita. De camino
a su casa, se encontró con un Gustavo, que también quiso saludarle: Buenos días Alejandro. De
nuevo Alejandro sacó su lengua al Gustavo y se fue corriendo.
Así una y otra vez a todos los niños que se iba encontrando en su camino.
Un día todos los niños decidieron darle un buena lección y se pusieron de acuerdo para que
cuando alguno de ellos viera a Alejandro nadie le saludara. Harían cómo si no le vieran.
Y así ocurrió. En los días siguientes todo el mundo ignoró al Alejandro. Nadie hablaba con él ni le
saludaba. Un día, organizando una fiesta todos los niños del bosque, Alejandro pudo escuchar el
lugar donde se iba a celebrar y pensó en ir, aunque no le hubiesen invitado.
Aquella tarde cuando todos los animales se divertían, apareció el conejo en medio de la
fiesta. Todos hicieron como si no lo vieran. Alejandro, espantado ante la falta de atención de sus
compañeros, decidió marcharse.
Los niños, sintiendo pena por Alejandro, decidieron irle a buscar a su casa e invitarlo a la
fiesta. No sin antes hacerle prometer que nunca más haría burla a ninguno de los niños.
Alejandro, muy contento, prometió no burlarse nunca más de sus amigos del bosque, y
todos se divirtieron mucho en la fiesta y vivieron muy felices para siempre.