El arte de ser

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EL ARTE DE SER
Sentido y significado de tu existencia

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“Y yo ya sólo puedo dedicarme a intentar respirar, abrirle el máximo
de espacios posibles a los días que me quedan, tratar de ir en busca de
un arte de mi propio ser, de un arte que tal vez pueda perfeccionar
algún día haciendo un inventario de los que fueron mis principales
errores como editor. Porque tengo la impresión –un último proyecto,
tan sólo imaginario- de que sería grande que muchos quisieran hacer
lo mismo y un libro recogiera las confesiones de editores que dijeran
qué creen que anduvo trastabillado (…); editores que contaran cuáles
fueron sus mayores esperanzas y cómo fue que éstas no se
materializaron (…) Un mapa así nos permitiría avanzar dentro de las
movedizas arenas de la verdad (…) Me gustaría tener la honestidad de
desvelar las grandes sombras que se esconden detrás de las luces de
mi trabajo tan absurdamente elogiado…”
VILA-MATAS, Enrique: “Dublinesca”, 179
“A menos que uno encare esto con mucha seriedad, con real
inquietud, con profundo interés, con pasión, me temo que no podrá
llegar muy lejos; lejos no es el sentido de espacio o tiempo, sino muy
profundamente dentro de uno mismo. Se necesita una gran pasión,
muchísima energía, pero la mayoría de nosotros desperdicia sus
energías en el conflicto. Y cuando cambiamos toda esta cuestión de la
existencia, necesitamos energía. La energía viene con la posibilidad
del cambio; si no hay posibilidad de cambio, la energía decae, se
disipa”
KRISHNAMURTI, Jiddu: “El despertar de la inteligencia”

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INDICE
Introducción
Pág.
1. Vivir, una conquista. Ser, un arte
2. La aventura hacia dentro: conocimiento de uno mismo.
2.1. Qué, quién soy
2.2. Identidad, personalidad
2.3. Frenos y debilidades:
2.3.1. La soledad
2.3.2. El miedo
2.3.3. El mal, el dolor y la muerte.
2.3.4. El tedio, el hastío. La alegría de vivir
2.3.5. Un infierno personal
2.4. Liberación. La percepción consciente.
2.5. Personalidad elegida, proyecto de vida.
2.6. Producir significados
3. Estilo y carácter del artista:
3.1. Compasión: por uno mismo, por el otro.
3.2. Serenidad:
3.2.1. Elogio (el placer) de la lentitud.
3.2.2. Quietud, calma imperturbable
3.2.3. El poder de la inacción: la renuncia creativa
3.2.4. El término medio. La humildad.
3.2.5. El descanso.
3.2.6. Serenidad para trascender
3.3. Afirmación esencial y auténtica.
3.4. Pasión y método para la acción.
3.4.1. ¿Un arte frustrado?
3.5. Autodistanciamiento: el humor, la risa y la ironía.
3.6. Atributos, cualidades:
3.6.1. El ser humano sin atributos: común o mediocre.
3.6.2. Paz interior y convencimiento
3.6.3. Ser auténtico, verdadero
3.6.4. Equilibrio automáticamente renovado , confianza inexpugnable
3.6.5. Coherencia exterior e interior
3.6.6. Carácter, energía, visión,
3.6.7. Profundidad
3.6.8. Nobleza pero con humanidad
3.6.9. Respeto, tolerancia
3.6.10. Patriotismo
3.6.11. Inténtalo… pero no pidas demasiado.

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4. Sentido y significado de nuestra existencia:
4.1. Preguntas… y algunas respuestas
4.2. Imágenes, sueños y espejos en el camino
4.2.1. Paraísos artificiales
4.2.2. El sexo, una felicidad sólo anatómica.
4.2.3. El dinero, la riqueza
4.2.4. La belleza y el arte:
° ¿Salvación en lo formal?
° Consuelo y ternura del arte.
° Una senda hacia el Espíritu, un mero destello del absoluto
° Ilusión de eternidad
4.2.5. El conocimiento y la comprensión de la existencia
° No es posible obtener claridad: un conocimiento sólo aproximado.
° Un mero simbolismo poético. Mitos.
4.2.6. Trascendencia histórica o la salvación en lo colectivo.
4.2.7. Trascendencia en la descendencia
4.3. Nada explica ¿Una felicidad sin esperanza?
4.4. Voluntad de sentido.
5. Auto trascendencia:
5.1. El gozo creador, la apertura a una inmensa elección de posibilidades
5.2. A la muerte hay que contestarla con la vida: la globalidad de nuestra existencia
5.3. Compromiso con la totalidad del ser humano: conocimiento, cuerpo y alma.
5.4. Ser en el otro: la superación de los límites de cuerpo y alma.
5.4.1. La ternura.
5.4.2. El amor
5.4.3. El amor del padre, de la madre
5.4.4. Amiga, compañera, amante
5.4.5. El arte de amar
5.4.6. Una belleza espiritual
5.4.7. El amor de Dios y el amor al prójimo
6. La verdad que surge del silencio, las razones del corazón.
6.1. Lo innombrable: la dimensión misteriosa, divina de la realidad
6.2. Yo profundo, Ser esencial: su conexión con esa dimensión misteriosa de la realidad.
6.3. Integración de cuerpo y espíritu., de lo eterno e infinito con lo temporal y espacial
6.3.1. La abolición del tiempo: eternidad en el ahora.
6.3.2. Lo visible y lo invisible.
6.4. Introspección y acción del ser
6.4.1. Sentido del Ejercicio y la Técnica
6.4.2. ¡Vive la vida¡
6.5. Meta trascendencia: más allá de la propia existencia personal en el mundo de las formas.
6.5.1. No busques más allá: la vuelta al ser.
6.5.2. Más allá de las dimensiones conocidas por el ser humano
6.5.3. Lo último, radical y verdaderamente valioso para el ser humano.
6.5.4. Confianza radical, razonada y razonable; fe últimamente fundada.

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7. Epílogo
8. Bibliografía

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INTRODUCCIÓN
Invitación a la lectura y algo más
Esta obra puede resultar simplemente una invitación a la lectura de un puñado de magníficos
libros, lo cual no es poco valor. El atrevimiento valdrá la pena si obtiene como único fruto el
contagio del placer por la lectura. Pero quizás ese encuentro personal y solitario con los libros
ofrezca también oportunidades y sorpresas para desafíos de una mayor profundidad y
trascendencia.
El propósito que anima esta recopilación de fragmentos de distintas obras y autores ha sido el
invitar a una reflexión sobre el “ser” íntimo de cada unos de nosotros, en la compañía de distintos
hombres y mujeres que también se han interrogado sobre el sentido y significado de su existencia.
Acudiremos para ello a las fuentes de la literatura, muy especialmente de la novela. ¿Propósito
descabellado? Como nos va la vida en ello asumimos cualquier riesgo: el valor mismo del
intento superará los efectos de cualquier eventual fracaso. Vamos a seguir muy humildemente la
estela de quienes han intentado “contribuir a la identificación por los hombres y las mujeres –
religiosos o no- de nuestros días de lo que sucede en su propio interior, en su propia vida,
cuando ésta no se reduce a lo que conocen, a lo que hacen, a lo que representan, sino que quieren
llegar al nivel en el que se juega su ser o no ser, su realizarse o perderse”1
.
Más allá de lo cotidiano y de nuestras experiencias más gozosas y gratificantes, en determinados
momentos de nuestra vida nos enfrentamos a una interrogante, la referida al conjunto de nuestra
existencia, que a veces se nos muestra especialmente dramática: ¿Por qué en algún momento mi
vida se acabará inevitablemente? No existe barrera psicológica eficaz ante pregunta tan insistente.
No lo es desde luego el olvido. Si miramos de frente y con valentía deseamos descubrir si una vida
plena puede asentarse en un referente que la ilumine radical y verdaderamente.
Bien está el recurso socorrido a la sabiduría de terceros que encontraron determinadas respuestas.
O de otros que simplemente intuyeron un cierto eco. También resultarán útiles las vivencias de
aquellos que viven dignamente desde el convencimiento, más o menos sereno, de que la realidad
última es fría y sin esperanza. En cualquier caso, cada uno de nosotros nos vemos violentados a
descubrir y recrear personalmente nuestras propias preguntas y buscar “las respuestas”. Es esta
una tarea personalísima, insustituible por nada ni por nadie, que debe ser abordada y construida
como una auténtica obra de arte. Porque debemos ser artistas, sí: ante todo de nuestra propia vida.
Ese es el reto artístico decisivo: con la búsqueda de la imprescindible inspiración, la fortaleza del
genio necesario, el impulso constantemente renovado y la apertura personal para descubrir,
recrear y disfrutar de esas mil y una posibilidades que pueden abrirse en una existencia
temporalmente finita. ¿Aprendices, fracasados intérpretes o maestros en el arte de ser referido a
tu principal obra en vida: tu propia existencia personal?
Todo ser humano necesita superar, trascender los límites de espacio y tiempo que acogotan: ir
más allá de sus limitaciones físicas y emocionales, superar la debilidad e indefensión que se
manifiesta inexorablemente muy especialmente con el deterioro físico y mental al que arrastra
el paso del tiempo, y cuya expresión más dolorosa es ese enfrentarse a la muerte. Por ello la
búsqueda de un punto o principio de perspectiva que pueda explicar y dar sentido a nuestra
existencia. Ese algo que es realmente difícil de expresar con palabras: quizás sólo nos podemos
referir a ello de un modo indirecto porque carecemos del lenguaje necesario para explicarlo;
porque sólo podemos utilizar recursos e instrumentos de naturaleza humana y pretendemos
aplicarlos ingenuamente a otras dimensiones desconocidas, siempre inalcanzables para un ser
1
Martín Velasco, J.: “La experiencia cristiana de Dios”, Pág. 19

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humano. En muchas tradiciones religiosas y culturales se acude, de un modo entre temeroso y
necesariamente humilde, a conceptos o expresiones que pueden resultar inicialmente
insatisfactorias o inocentemente alusivas: intuimos que existe un centro o punto focal que todo lo
explica y al que todo se refiere, pero es misterioso, inalcanzable en una escala humana. Se alude
al “misterio”, “la divinidad”, o la “presencia” de ese no sé qué decisivo, apenas intuido.
Reconociendo precisamente de esta manera la incapacidad para entender, expresar o describir en
términos humanos, de un modo satisfactoriamente inteligible.
Al tiempo, en todas estas tradiciones, más allá de atender a las limitadas pero imprescindibles
potencialidades de la razón humana, se comparte la convicción de que son las razones del
corazón las que pueden permitir a un ser humano conectar y alinearse con lo trascendental,
desbordar aquellas reducidas dimensiones de la realidad que apenas somos capaces de
comprender. Seguramente para disponer apenas de una aproximación indirecta, analógica o
poética–si se quiere-, el único acercamiento humano posible de ese “misterio” en el que quizás
se encuentran encerradas todas las explicaciones. ¿Respuestas? Parece más bien que la verdad
“surge del silencio”. Y que en él podemos sumergimos, con una confianza razonada y razonable,
desde la fe en un más allá fuera de todas las dimensiones conocidas o intuidas por las limitadas
capacidades de un ser humano.
Y tanto esfuerzo para, al final y quizás de un modo sorprendente, llegar a la profunda convicción
de que aquello que buscábamos y anhelábamos se encuentra muy cerca de nosotros; es más,
habita en nosotros, en ‘nuestro’ Ser.
La creación literaria como fuente
Estas lecturas son en su mayor parte piezas entresacadas de magníficas novelas que sólo
alcanzan su pleno sentido creativo y literario en la lectura sosegada de la obra en su conjunto, e
incluso de varias obras de un mismo autor. Pero, ¿por qué acudir precisamente a estas fuentes y
no insistir en las obras fundamentales de la filosofía o quizás de la religión comparada? El
novelista moravo Milan Kundera ha afirmado que algunos autores lograron “movilizar sobre la
base del relato todos los medios racionales e irracionales, narrativos y meditativos, que pudieran
iluminar el ser del hombre” añadiendo que, de este modo, han logrado “hacer de la novela la
suprema síntesis intelectual”2
. Así lo vivió también D. H. Lawrence: “Soy un hombre y estoy
vivo. Es por eso que soy novelista. Y, en tanto que novelista, me considero superior al santo, al
científico, al filósofo, y al poeta, todos grandes maestros de distintos aspectos del hombre vivo,
que nunca abarcan todo… Solo en la novela todas las cosas entran en juego”3
. A través de la
literatura, singularmente a través de la novela, se nos facilita acercarnos a nuestro centro vital de
un modo especialmente humano. Se suma al coro Thomas Mann: “La literatura considerada
como camino hacia la comprensión, hacia el perdón y hacia el amor, el poder liberador del
lenguaje, el espíritu literario como el fenómeno más noble del espíritu humano en general, el
poeta como hombre perfecto, como santo”4
Así mismo el argentino Ernesto Sábato: “los seres
humanos no pueden representar nunca las angustias metafísicas al estado de puras ideas, sino
que lo hacen encarnándolas, oscureciéndolas con sus sentimientos y se mueven a impulsos
imprevisibles (…) Las ideas metafísicas se convierten así en problemas psicológicos (…)
Refiriéndose a sí mismo, insistía: “No puedo sino escribir sobre las grandes crisis que
atravesamos en nuestra existencia, esas encrucijadas en que nuestro ser parece hacer un balance
total, en que reajustamos nuestra visión del mundo, el sentido de la existencia en general” E
insiste:5
“Pero cuando se comprendió que no toda la realidad era la del mundo físico, ni siquiera
la de las especulaciones sobre la historia o las categorías; cuando se advirtió que también
formaban parte de la realidad (y en lo atinente al hombre, de manera capital) los sentimientos y
las emociones, entonces se concluyó que las letras eran también un instrumento de conocimiento,
y acaso el único capaz de penetrar en el misterioso territorio del hombre con minúscula. Hasta el
2
Kundera, Milan: “El Arte de la Novela”, Pág. 26
3
Citado en Huxley, Aldous: “Prefacio a los Ensayos Completos” en “Si mi biblioteca ardiera esta noche”, Pág. 33
4
Mann, Thomas: “La montaña mágica”, Pág. 678
5
Sábato, Ernesto: “El escritor y sus fantasmas”,14 y 16.

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punto que cuando los nuevos filósofos quieren cumplir con las exigencias rigurosas del
existencialismo, deben renunciar a sus tratados abstractos para humildemente escribir ficciones
(…) ¿Cómo con semejantes descubrimientos, con dominios tan vastos y misteriosos por recorrer,
con el consiguiente enriquecimiento técnico, con su trascendencia metafísica y con lo que
representa para el angustiado hombre de hoy, que ve en la novela no sólo su drama sino que
busca su orientación, cómo puede suponerse que es un género en decadencia). Por el contrario,
pienso que es la actividad más compleja del espíritu de hoy, la más integral y la más promisoria
en ese intento de indagar y expresar el tremendo drama que nos ha tocado en suerte vivir” 6
En busca de esa iluminación, me he permitido entresacar algunas virutas espirituales de creaciones
diversas. Con una cirugía seguramente inexperta y cruel, espero que sin destrozos imperdonables,
han sido extraídos algunos de sus fragmentos para que dialoguen con otros de distintos autores
que vivieron y crearon en espacios y tiempos distintos. Fueron colocados dentro de una estructura
creada para provocar y favorecer la reflexión, la búsqueda personal. En su momento me han
acompañado a mí mismo como una especie de breviario personal, nunca cerrado sino en constante
crecimiento y corrección. Todo ello se fue modificando día a día, al mismo tiempo que su
relectura y la reflexión particular alimentaban dudas y consolidaban señales. Por supuesto, nunca
ha pretendido ser un listado pasmoso y completo de obras de inexcusable referencia. Son el fruto
de lecturas no siempre planificadas, surgidas a veces por una extraña casualidad y con cierta
sorpresa gratificante. Resultado de lo leído y, en parte, de lo vivido. De la duda y la confusión. De
la búsqueda. También de la alegría que surge del encuentro con la belleza y la tensión o el gozo de
vivir; mejor dicho, de ser.
Contiene este libro también referencias a algunos ensayos o a retazos de pensamientos clásicos
extraídos de las obras de sus propios autores, así como de esas misceláneas de aforismos y citas
que, pese a su diseño más o menos humilde, pretencioso o simplemente divulgador, han solicitado
su incorporación a este documento. Por qué no, se encuentran igualmente algunas reflexiones
recogidas en formatos aparentemente más modestos como revistas o periódicos, o robados en la
escucha de una emisión de cine, radio o televisión; e incluso anónimos bien conocidos, o no tanto.
Porque la escucha sensible y atenta recibe, a veces, sorpresas de alto nivel entre los balbuceos o
las expresiones rotundas del que vive, sufre, busca y –por qué no- encuentra.
El arte del explorador: unas recomendaciones finales.
No es imprescindible seguir el orden marcado. Cada cual hace su camino y bucea como puede en
su propia vida. Por ello, seguramente es mejor volcar la atención sobre los textos desnudos que se
ofrecen aquí. Recomiendo, por tanto, la lectura silenciosa y solitaria de los mismos. Porque
“sólo se puede leer para iluminarse a uno mismo: no es posible encender la vela que ilumine a los
demás” 7
Lecturas que, por cierto, son siempre distintas según los momentos de la vida en que se
realizan: hemos comprobado, en muchas ocasiones, que las lecturas de un mismo texto cambia
con los años y no produce igual significado en distintas situaciones personales: “El escribir, como
la vida misma, es un viaje de descubrimiento. La aventura es de carácter metafísico: es una
manera de aproximación indirecta a la vida. ¡Y sin embargo es una revelación sobre esa misma
realidad que nos rodea!” 8
Desde luego somos exploradores de nuestra propia vida, casi siempre -si no siempre- en soledad.
Y si el explorador quiere, interpretadas las señales y las condiciones del entorno, medidas las
propias fuerzas, y desde el cálculo sobre la mejor de las decisiones… hacer camino, marcando en
6
Sábato, E.: “El escritor y sus fantasmas”, 88-89
7
Bloom, Harold: “Qué leer y por qué”, Pág. 27.
8
Henry Miller. Citado en “Sabato, Ernesto: El escritor y sus fantasmas”, p. 242.

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cuerpo y alma la dirección a seguir. Para uno mismo. O para otros. Quizás simplemente
ofreciéndoles entrenamiento para su propio arte en la exploración de su existencia.
En algún momento he pensado incorporar, al finalizar esta obra, una especie de lectura personal
de los textos que he ido recogiendo y que aquí se abren a la interpretación libre del lector o lectora.
Quizás ello sería traicionar en sí mismo al proyecto que fue diseñado como una invitación o
desafío al lector, que debe responder personalmente, buceando con esfuerzo y seguramente en
más de una ocasión con dolor, entre sus vivencias y las referencias de otros seres humanos.
Pero no desechemos que sea posible una síntesis personal, desde la humildad del que apenas
vislumbra a conocerse y, con todo el humor posible, avanza en su propio camino. Sabiendo que no
resulta posible recolectar certidumbres fáciles de entender y asumir, sino que la vida es seguir
buscando, con una confianza razonada y razonable.

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1.
VIVIR, UNA CONQUISTA. SER, UN ARTE
“Uno mantiene en silencio, durante toda su vida, las cosas más importantes. A veces, incluso
hasta que se muere así. Sin embargo, hay casos en que se presenta la ocasión de decir esas cosas…
y entonces uno ya no puede ni debe mantenerse callado”.
MÁRAI, Sándor: “La herencia de Eszter”, 131
“Uno comienza precisamente cuando comienza, aclaró Dubin.
-El comienzo efectivo, el momento en que empiezas a dominar la vida, la captas, ves las
cohesiones y decides, no tiene por qué coincidir con la estricta cronología. Puedes buscarlo o
establecer un punto y dejar que lo que venga detrás lo confirme. No estoy seguro de haber llegado
a eso”.
MALAMUD, Bernard: “Las vidas de Dubin”, 56
” ‘Creo que ha llegado la hora de vivir un poco más atentamente’, decía Achaga en su carta. Y
citaba a Nazim Himker, que en un breve e intenso texto comentaba que hay que tomar en serio el
vivir, pues el vivir no admite bromas. Hay que saber –decía Himket- que la cosa más real y bella
es vivir. Y no olvidar que vivir es nuestra tarea. Estemos donde estemos, hemos de vivir como si
nunca hubiésemos de morir (…) Creo que debemos tener en cuenta esto y amar al mundo en todo
momento, amarlo tan conscientemente que podamos al final cada uno de nosotros decir: he
vivido”
VILA-MATAS, Enrique: “Dietario voluble”, 40-1
“El que no quiere dar su sí a la vida debería, por lo menos, pronunciar el no de los santos”
MUSIL, R.: “El hombre sin atributos”, T. 1, 158
“En las comunidades arcaicas, mientras el padre iba en busca de alimentos y las mujeres se
dedicaban a la alfarería o al cuidado de los cultivos, los chiquitos, sentados sobre las rodillas de
sus abuelos, eran educados en su sabiduría; no en el sentido que le otorga a esta palabra la
civilización cientifista, sino aquellas que nos ayuda a vivir y a morir (…) En aquellas tribus, la
vida poseía un valor sagrado y profundo; y sus ritos, no sólo hermosos sino misteriosamente
significativos, consagraban los hechos fundamentales de la existencia: el nacimiento, el amor, el
dolor y la muerte”
SABATO, Ernesto: “Antes del fin”, 18-9

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“Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente, enfrentarme sólo a los hechos esenciales
de la vida y ver si podía aprender lo que la vida tenía que enseñar, y para no descubrir, cuando
tuviera que morir, que no había vivido. No quería vivir lo que no fuera la vida, pues vivir es caro,
ni quería practicar la resignación a menos que fuera completamente necesario. Quería vivir con
profundidad y absorber toda la médula de la vida, vivir de manera tan severa y espartana como
para eliminar cuando no fuera la vida.”
THOREAU, Henry David: “Walden”, 138
“Sólo a través de los detalles podemos comprender lo esencial, así lo he experimentado yo, en los
libros y en la vida”
MÁRAI, Sándor: “El último encuentro”, 147
“Escúcheme lo que voy a decirle, historiador (…) La civilización nos ha apartado del origen de
nuestras pulsiones. Ha fragmentado nuestra experiencia, ha pulido nuestros modales y segregado
de nuestra vista las cuestiones centrales: el amor, la violencia, la muerte. Hemos construido cuartos
privados para los amantes, lugares secretos para morir y hemos echado un velo institucional contra
los que la ponen en peligro: los locos, los criminales, los disidentes.”
AGUILAR CAMIN, Héctor: “La guerra de Galio”, 78
"Sí, por entero me entrego a ese designio, que esa es la última palabra de la sabiduría; solo merece
la libertad y vida quien diariamente sabe conquistarla. Transcurridos aquí de ese modo sus activos
años, cerrados de peligros, el niño, el hombre, el adulto y el anciano. Un gentío así querría yo ver y
hallarme en terreno libre con un libre pueblo. Decirle habría al momento: ¡Detente, eres tan bello!
No es posible que la huella de mis días terrenales vaya a perderse en los clones... En el
presentimiento de tan alta dicha goza ya ahora del supremo momento"
GOETHE, Johann Wolfgang: "Fausto", p. 1491
"Pero se puede seguir viviendo, medio muerto, y hasta tener placeres en la vida".
MURDOCH, I.: "El mar, el mar", 406
“En la ciudad una persona puede vivir cien años y no darse cuenta de que hace mucho que está
muerto y enterrado. No hay tiempo de aclararte contigo mismo, siempre andas ocupado (...)
Bueno, así es como vivíamos, sin notar el dolor de la vida en común.
TOLSTOI, Lev: “Sonata a Kreutzer”, 95

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”Avancé a tientas y lo que llegó fue la irrupción de cierto sentido de la calma aplicado a la vida.
Llevaba demasiado tiempo con la impresión de que la organización del mundo me estaba
arrojando cada día más a un futuro de creciente velocidad que me arrebataba el presente y me
obligaba a vivir en el futuro, en la vida que no existe. Era como si viviera no para vivir, sino para
ya estar muerto. Ahora todo tiene otro ritmo, vivo fuera ya de la vida que no existe. A veces me
detengo a mirar el curso de las nubes, miro todo con curiosidad flemática de diarista voluble y
paseante casual: sé que hago reír, pero ando yo caliente”
VILA-MATAS, Enrique: “Dietario voluble”, 44-5
“El padre lo desterró a sus haciendas con un mandato de dueño y señor que él no se dignó utilizar.
Fue una muerte en vida…El lo había dicho: ‘Vivo espantado de estar vivo’. En el destierro
adquirió el talante lúgubre, la catadura sigilosa, la índole contemplativa, las maneras lánguidas, el
habla despaciosa, y una vocación mística que parecía condenarlo a una celda de clausura”
GARCIA MARQUEZ, Gabriel: “Del amor y otros demonios”, XXX
“Yo creía vivir mi propia vida, pero en realidad era ella la que me estaba viviendo a mí todo el
tiempo, sin la menor ayuda ajena. ¡He tardado medio siglo en darme cuenta! ¡Qué golpe para mi
amor propio!”
DURRELL, Lawrence: "Sebastian", 14
“Como lo oye. Iba por ahí tan muerto que ni me acordaba de vivir”
McCARTHY, Cormac: “El Sunset Limited”, 14
“Pero tal vez (…) el mayor problema de todos no sea tanto estar a las puertas de la muerte, o estar
muerto sin saberlo (…) sino la perturbadora sensación de no haber todavía realmente nacido (…)
Y ayer, en la vida real, volvió a sentir algo parecido. Dentro de la desgracia, había una emoción
enigmática en la escena del abrazo. Una emoción que surgía de nacer en la muerte o de sentirse
vivo por primera vez en la vida. Porque fue aquél, a pesar de la tragedia brutal, un gran momento.
Un momento, por fin, en el centro del mundo (…) Como si a las ciudades de Dublín y Nueva
York las uniera una misma corriente, y ésta no fuera otra que la corriente misma de la vida,
circulando por un corredor imaginario, cuyas distintas estaciones o paradas habrían sido decoradas
siempre con la misma réplica de una estatua que sería el homenaje a un gesto, a un tipo de salto
secreto, a un movimiento casi clandestino pero existente, perfectamente real y cierto: el salto
inglés”.
VILA-MATAS, Enrique: “Dublinesca”, 280-1
“Para el que solo está atado con hilos livianos y casi inexistentes a eso que se llama, o que él
mismo llama, vida, levantarse por las mañanas constituye siempre una tarea muy difícil. Incluso

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una pequeña violencia (…) Era una vida que, entre el levantarse por la mañana y el acostarse por
la noche, pendía como un flácido hilo de seda, flácido y oscilante por falta de tensión. La vida, con
la multiplicidad de sus dimensiones, perdía, en este caso especial, una dimensión tras otra; en
efecto, apenas llenaba ya las tres dimensiones de su cuarto (…) nadie en el mundo conoce la
microscópica estructura de su alma, y es muy probable que tampoco deba conocerla. En el caso de
Hanna, por debajo de su visible manera de vivir, totalmente flácida, existía en cada elemento una
tensión constante (…) Lo que de ello se percibía desde el exterior podría definirse del modo más
normal con la palabra nerviosismo, entendiendo este concepto como la guerra de guerrillas que el
Yo ha de sostener a cada instante –incluso en los más breves- contra cada una de las partículas de
lo empírico con las que su superficie entra en contacto. Pero aunque este fuera –en su sentido más
amplio- el caso de Hanna, la peculiar tensión de su ser no radicaba en la nerviosa intransigencia
que manifestaba frente a las contingencias de la vida (…) No, su tensión no radicaba en estas
cosas, pues todo eso venía a ser como una pequeña y rutilante agitación (…) no, sin duda, no
radicaba ahí su tensión, sino en la disconformidad existente entre una superficie de tan variados
matices y el fondo inamovible e inconmovible del mar de su alma, fondo que, como una sima, se
extendía a tanta profundidad por debajo de todo lo demás que resultaría imposible distinguirlo; era
disconformidad entre la superficie visible y la invisible, la que no delimita nada; era aquella
disconformidad en cuya infinitud se desarrolla el más inquietante juego del alma; era la distancia
inconmensurable entre el anverso y el reverso de la penumbra; una tensión sin equilibrio, una
tensión fluctuante, podría decirse, puesto que, de una parte, se encuentra la vida y, de la otra, en
cambio, la eternidad, que es el fondo del mar del alma y de la vida misma”.
BROCH, Hermann: “Huguenau o el realismo”, 47 y 55-6
“Todas las personas tienen un núcleo de bondad que el yo desmesurado ahoga (...) Yo lo observé
en mi propio padre. Dignificarte frente a ti mismo es una de las cosas hermosas de hacerte mayor.
Vivir consiste en hacerte persona”
GOMEZ, José Luis en “Vivir consiste en hacerte persona”
“En cambio, lo que me acontece en mis poco frecuentes horas de alegría, lo que para mí es delicia,
experiencia vivida, éxtasis y elevación, el mundo lo busca y lo ama como máximo en las poesías,
considerándolo locura cuando ocurre en la vida”
HESSE, Herman: “El lobo estepario”, 716
“Vivir, en eso no hay felicidad alguna. Vivir: llevar por el mundo a su doloroso yo. Pero ser, ser es
felicidad. Ser: convertirse en fuente, en recipiente de piedra sobre el que cae el universo como una
lluvia fina”.
KUNDERA, Milan: “La inmortalidad”, 308
“El problema más hondo de nuestra novela, de la tuya, Felipe, de la mía, de la de don Sandalio, es
un problema de personalidad, de ser o no ser, y no de comer o no comer, de amar o de ser amado;
nuestra novela, la de cada uno de nosotros, es si somos más que ajedrecistas, o tresillistas, o
tutistas, o camineros, o… la profesión, oficio, religión o deporte que quieras, y esta novela se la
dejo a cada cual que se la sueñe como mejor le aproveche, le distraiga o consuele. Puede ser que
haya esfinges sin enigma –y estas son las novelas que gustan los camineros-, pero también

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enigmas sin esfinge”.
UNAMUNO, Miguel de: “La novela de Don Sandalio, Jugador de Ajedrez. Un pobre hombre rico”, 62-3
“¿Qué le queda por hacer? Ser
¿A quién detesta? A mi testa. Y a los tramposos del ajedrez (…)
¿Quién le hubiera gustado ser? ¿Cómo decirle modestamente: ‘Fernando Arrabal’? Soy una
‘instalación’ que representa como ninguna (pero únicamente para mí) el ser aquí y hoy”
BENITEZ MONTAÑES, Jorge: “Arrabal: Jaque y mito sin Jaimitos” 16-7
(Entrevista a Fernando Arrabal, Dramaturgo)
“Pero es que todos somos aficionados en y sobre el tema de nuestras vidas”
BARNES, Julian: “Nada que temer”, 36
“Cuando veía a Marcel Duchamp jugando al ajedrez en el Café Melitón de Cadaqués, no sabía que
aquel hombre se había retirado de la pintura y había convertido su vida en una obra de arte (…)
Fue unos años después cuando me enteré de que había estado viendo a un hombre sabiamente
liberado de todas las ataduras estúpidas del arte”.
VILA-MATAS, Enrique: “Dietario voluble”, 12
“Cada cual tiene una habilidad, un arte, que, sean cuales sean sus resultados y sus logros, es el
suyo (…) Cada cual es también el autor de su biografía, el biógrafo de sí mismo. Es él quien
escribe su propia novela y es consciente de que le está encomendada esa tarea (…) El problema
está, antes al contrario, en el modo como la persona singular ha administrado sus talentos (…)
tarea del autor es atinar con esa cualidad del ser humano, con su sino, que puede ser trágico,
heroico, cómico, repelente; la materia del autor es simplemente el mundo”
JÚNGER, Ernst: “La tijera”,11-13
“Vivir es ser otro. Ni sentir es posible hoy si se siente como ayer se sintió: sentir hoy lo mismo que
ayer no es sentir; es recordar lo que se sintió ayer, ser hoy el cadáver vivo de lo que ayer fue la
vida perdida”
PESSOA, Fernando: “Libro del desasosiego”, 95

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“No es como yo vivo. Ni siquiera cómo trabajo. Es cómo soy. Yo vivo y trabajo como soy. ¿Por
qué soy así? Eso ya no lo sé. Alguien, Dios, me hizo así. Y cómo trabajo y cómo vivo es lo
mismo”
ZUMTHOR, P. en
ZABALBEASCOA, A.: “El arquitecto asceta. Vida y obra de Peter Zumthor, premio Pritzker 2009”,
“Irradiar bondad es maravilloso, porque es tónico, vigorizante, vivificador. Pero ser simplemente
es más maravilloso, porque es infinito y no requiere demostración. Ser es música, que es una
profanación del silencio y, por tanto, está por encima del bien y del mal. La música es la
manifestación de la acción sin actividad. Es el puro acto de creación flotando en su propio seno. La
música no incita ni defiende, no busca ni explica. La música es el sonido silencioso que produce el
nadador en el océano de la conciencia”.
MILLER, H.: “Trópico de capricornio”, 477
“Creer significa liberar en sí mismo lo indestructible, o mejor: ser indestructible, o mejor aun: ser”
KAFKA, F.: “Cuadernos en octava” en “Obras completas”, t. 4, 1.426
“…sólo me interesa lo que imagino ser, lo que había asfixiado día a día para vivir. Morir hoy o
mañana carece de importancia para mí, nunca la ha tenido, pero no poder siquiera hoy, tras años
de esfuerzo, decir lo que pienso y siento…eso sí que me preocupa, me irrita. Desde la infancia me
veo tras ese espectro, sin disfrutar de nada, sin desear otra cosa que ese poder, esa capacidad. Todo
lo demás –todo lo que hiciera o dijese al respecto- es mentira. Y, es con mucho, la mayor parte de
mi vida”
MILLER, Henry: “Trópico de Capricornio”, 17-8
“Ser en plenitud es vivir como cuerpo-alma. Un nombre para la experiencia de ser en plenitud
‘goce’. Estar vivo es ser un ser un alma con vida. Un animal, y todos somos animales, es un alma
encarnada (….) la sensación, una sensación fuertemente afectiva, de ser un cuerpo con miembros
que se extienden en el espacio, que están vivos para el mundo (…) no hay lugar para el flujo de
goce que deriva de vivir no en un cuerpo ni como un cuerpo, sino del mero hecho de vivir como se
encarnado (…)
COETZEE, J.M.: “Elizabeth Costelo”, 85-6
“(…) la gran obra del siglo veinte no es una acuarela, ni un tratado de lingüística, ni un ideograma,
son la construcción de un mundo que sea él mismo una obra de arte. El arte ya no tiene sentido en
domicilios privados y en yertos museos. El arte ya sólo se legitima si trabaja directamente sobre la
carne humana. Así se cierra el ciclo del arte que comenzó en sus tatuajes. En su comienzo, las
señales artísticas se inscribían sobre la carne del cuerpo privilegiado”

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AZUA, Félix: “Diario de un hombre humillado”, 102
“¿Qué tendrá que hacer para salirse de sí mismo (…) Quiere hacer más cosas, ser algo más. Y
quiere sentirse mejor. Quiere ser heroico, desbordar la realidad. (…) ¿Cómo se convierte en otra
persona un tío maduro, y no digamos ya en un superhéroe?”
HOMES, A.M.; “Este libro te salvará la vida”, 70
“El superarse. El gusto de vivir por encima de uno mismo, es decir, en el sentido literal, por
encima de los propios medios. La idea, si prefiere, de que existe la vida y la gran vida, y de que,
aun cuando parezca vano, aun cuando al final no quede nada de ti ni de tus empresas, sólo la
segunda, la gran vida, hace que la vida de un hombre o una mujer sea digna de vivirse (…) Me
gusta la idea de que pueda haber para cada uno una vida más o menos grande. Me gusta –y qué le
vamos a hacer si parece anticuada, inútil, incomprensible para algunos- esa posibilidad de ser un
poco más grande que uno mismo (…) Me gusta que podamos alzarnos, por tanto, más arriba de
nosotros, de nuestra altura y del destino que nos ha sido dado. Y quiero que esto se haga, si hace
falta, encaramándose en acontecimientos considerables o, si es preciso, minúsculos (…)”
LÉVY, Bernard-Henry en HOULLEBECQ, Michel y LÉVY, Bernard-Henry: “Enemigos públicos”, 79
“…convertirse en otro, alguien que le agradara, y modificar su destino al someterse a otra clase de
incertidumbre… Tanto anhelo, tanta intriga, pasión, sutileza y disimulo, todo ello alimentando el
deseo de abandonar la casa y transformarse. Convertirse en un nuevo ser, bifurcarse”
ROTH, P.: “La mancha humana”, 417
“La vida no es un ensayo, aunque trataremos muchas cosas; no es un cuento, aunque inventemos
muchas cosas; no es un poema, aunque soñemos muchas cosas. El ensayo del cuento del poema de
la vida es un movimiento perpetuo; esto es, un movimiento perpetuo”
MONTERROSO, Augusto:”Literatura y vida”, 108
“Vivir para ser, podrían ser muy bien la cifra y la clave, el lema de mi existencia”.
MONTERO, Luis García: “F.A.”, 42
“¿Qué era, pues, la vida?... Era el ser de lo que en realidad no puede ser, de lo que únicamente se
balancea, en precario equilibrio –con placer y dolor a un mismo tiempo- sobre el vértice dentro de
ese complejísimo y febril proceso de descomposición y renovación. No era materia y tampoco era

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espíritu. Era algo entre las dos cosas, un fenómeno que se hace visible en la materia, como el arco
iris sobre un salto de agua, o como la llama del fuego. Sin embargo, a pesar de no ser material, era
sensual hasta la voluptuosidad y el asco, el impudor de la materia que se vuelve sensible a sí
misma y a sus propios estímulos, era la impúdica del ser. Era un secreto y sensual movimiento en
la casta frialdad del universo, un mínimo foco de impureza secretamente voluptuosa, de nutrición
y excreción, un soplo exterior de anhídrido carbónico y sustancias nocivas de procedencia y
naturaleza oscuras. Era el resultado de un proceso de compensación de su naturaleza inconsistente
que obedecía a unas leyes intrínsecas, es decir: era la proliferación, el desarrollo, la formación de
esa especie de materia esponjosa hecha de agua, proteínas, sales y grasas que llamamos carne y
que luego se convierte en forma, en imagen elevada, en belleza, sin dejar de ser, con todo, la mas
pura esencia de la sensualidad y el deseo.”.
MANN, Thomas: “La montaña mágica”, 354-5
“La vida es demanda y oferta…sólo se limita a eso, pero así no se puede vivir. Es necesaria una
tercera para que la mesa no se desplome en los basurales de la historia, que a su vez se está
desplomando permanentemente en los basurales del vacío. Así que toma nota. Esta es la ecuación:
oferta + demanda + magia. ¿Y qué es magia? Magia es épica y también es sexo y bruma
dionisíaca y juego”
BOLAÑOS, R.:”2666”, 291
“…el juego es la única realidad de esta vida, por eso el arte es siempre más hermoso que el
paisaje…”
BROCH, Hermann: “Pasenov o el romanticismo”,
“¿En qué momento decide un hombre que la vida debe ser vivida sin vacilaciones?
Presumiblemente, después de haber agotado todos los campos.
DURRELL, Lawrence: “Tunc”, 23
“Entrégate tu tiempo a ti mismo, si no quieres vivir una mínima parte de la vida… Aplícate a ser
sabio en el arte de vivir”.
SÉNECA: “Invitación a la serenidad; lecciones para el hombre ocupado”; 6 y 16
“El fútbol es una expresión del alma, como cualquier otro arte”
Emilio BUTRAGUEÑO, futbolista

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En PEREDA, Ángel: “El fútbol es una expresión del alma, como cualquier otro arte”
“Bailo para evadir lo físico, para conseguir, como aspiran en La sílfide, un ballet que interpreté
hace unos días, estar hecha de aire, flotar, no tocar el suelo (…) Cuando bailo soy más yo, la fama
o no es secundaria, yo bailo para trascender”
Tarama ROJO (Bailarina)
En RUIZ MANTILLA, Jesús: “No bailo para ser famosa, bailo para trascender”
“Una significativa observación acerca de Ussher Arkin, y que dio mucho que pensar después de su
muerte, era que había aprendido a practicar el bien como si de un vicio se tratara”
BELLOV, Saul: “El planeta de Mr. Sammler”, 24
“La historia de Guillermo Porfirio Benham es la historia de un hombre al que una idea condujo a
la aventura. Era ésta una idea que se apoderó de su imaginación en los primeros años de su vida,
creció con él y con él cambió y acabó por entrelazarse por completo con su ser (…) Le llevó a
situaciones que confinaban en lo fantástico, le hizo parecer ridículo y estuvo a punto de hacerle
sublime. Benham tenía la persuasión incurable, casi innata, de que tenía que vivir noble y
profundamente. La expresión más común que empleaba para designar a esa vida profunda era ‘la
vida aristocrática’; pero por aristocracia entendía algo muy distinto de la cualidad inherente a un
príncipe ruso, por ejemplo, o a un par inglés. Entendía una intensidad, una claridad… La nobleza
consistía para él en arrancar algo de su existencia individual: una llama, una joya, un resplandor,
algo más fácil de comprender que de expresar (…) Encontró sus limitaciones harto pronto; nunca
cesó de descubrirlas y de cada una de estas inhumaciones de su espíritu volvió a elevarse él cada
vez más alto (…) esa manera de ser gloriosa e imposible (…) Cometió desatinos, tuvo –como
veréis- algunos retrocesos asombrosos; pero nunca le desviaron por mucho tiempo de su camino
(…) Pasó la mayor parte de su vida estudiando y experimentando las posibilidades nobles del
hombre. Nunca perdió su absurda fe en ese esplendor concebible.”
WELLS, H. G.: “La investigación sublime”, 5-8
“Pero cuando escribía, sentía algo sobresaliente, exclusivo; como una isla llena de sol y de colores
prodigiosos, se elevaba en él algo desde el océano de grises sensaciones que día a día lo rodeaba,
frío e impasible. Y cuando, durante el día, en los juegos o en las clases, pensaba que por la noche
escribiría su carta, sentía como si llevara consigo escondida una cadena invisible de la que
pendiera una llave dorada, con la que, cuando nadie lo viera, podría abrir la puerta de maravillosos
jardines”
MUSIL, Robert: “Las tribulaciones del estudiante Törless”, 13
“Luego volvía a llevar la cabeza más alta que nunca; porque era inútil, tenía un ansia inapagable
de pensar bien de sí. Abrigaba la teoría de que sólo con esa condición merecía la pena vivirse; que
había que ser de los mejores, ser consciente de una perfecta organización (ella no podía menos de
saber que su organización era espléndida), moverse en un ámbito de luz, de sabiduría natural, de
impulsos felices, de inspiración airosamente crónica. Era casi tan innecesario cultivar la duda

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sobre uno mismo como cultivarla sobre el mejor amigo: había que procurar ser el mejor amigo de
uno mismo, y darse, de ese modo, selecta compañía. Poseía esta joven una cierta nobleza de la
imaginación que le prestaba muchos servicios y le jugaba malas pasadas. Se le iba la mitad del
tiempo pensando en la belleza, en la valentía, en la grandeza de ánimo; tenía el propósito
inamovible de ver el mundo como lugar de claridad, de expansión libre, de acción irresistible: por
fuerza había de ser abominable sentir miedo o vergüenza (…) Claro que el riesgo de la alteza de
ánimo era el riesgo de la incongruencia, el riesgo de seguir teniendo izada la bandera después de
rendida la plaza (…) Su vida estaría siempre en armonía con la impresión más agradable que
produjera su persona: sería lo que pareciera, parecería lo que era (…) Isabel estaba sólidamente
resuelta a no ser vacía”
“¿No recuerda haberme oído decir que cada uno debe hacer de su vida una obra de arte? Al
principio se quedó usted un poco escandalizada; pero entonces le dije que era exactamente lo que
me parecía que intentaba usted hacer de la suya”
“La noción que tenía Isabel de la vida aristocrática era simplemente la unión de un gran saber con
una gran libertad; el saber le daría a uno el sentimiento del deber, y la libertad un sentido del
goce”.
JAMES, Henry: “El retrato de una dama”, 69-71, 290 y 395
“Una mañana me despertaba por ejemplo con la decisión de que todo aquel día sería un príncipe
(….) y entonces me pasaba la jornada entera, es más aún, a veces muchos días imaginándome en
ese papel (…) En primer lugar me di a la extravagancia de estudiar y ejercer en mí mismo la fuerza
de la voluntad humana, esa misteriosa potencia que a menudo logra efectos casi sobrenaturales
(…) quien ve en todas las cosas y en todos los hombres algo pleno e importante, no sólo los
halagará, con lo cual se asegurará gran estimación, sino que animará todos sus pensamientos y
todas sus actitudes con una seriedad, una pasión y una responsabilidad tales que al conferirle
amabilidad y prestigio pueden al propio tiempo llevarlo a los mayores éxitos y realizaciones (…)
todo cuanto hice en mi vida puede considerarse como un producto de superación de mi mismo, es
más aún, de una función moral superior (…) ¿Sería verdad que mi propia intervención nada había
tenido que ver con la formación de esos rasgos superiores? ¿O sería en cambio verdadero el
inequívoco sentimiento de que tales cosas eran, y en un grado significativo, mi propia obra, y que
mi voz podía haber sido completamente vulgar, mis ojos apagados y mis piernas torcidas, si mi
alma hubiera estado menos vigilante? Quien ama verdaderamente el mundo, se modela a sí mismo
para gustarle”
MANN, Thomas: “Confesiones del estafador Félix Krull”; 18-9, 21, 48 y 83
“En efecto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en
el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para
el servicio de su república, hacerse caballero andante y irse por todo el mundo con sus armas y
caballo a buscar las aventuras y ejercitarse en todo aquello que él había leído que los caballeros
andantes se ejercitaban (…) y así, con estos tan agradables pensamientos, llevado del extraño
gusto que en ellos sentía, se dio priesa a poner en efecto lo que deseaba (…)
“‘(…) pues todo esto que yo te pinto son incentivos y despertadores de mi ánimo, que hace que el
corazón me reviente en el pecho con el deseo que tiene de acometer esta aventura, por más
dificultosa que se muestra (…) yo nací por querer del cielo en esta nuestra edad de hierro para
resucitar en ella la dorada, o de oro. Yo soy aquel para quien están guardados los peligros, las
hazañas grandes, los valerosos fechos…’ ”
CERVANTES, Miguel de: “Don Quijote de la Mancha”, 30-1, 175, 184

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“Hoy, 7 de enero, aniversario de mi nacimiento, tomo la resolución de transformar totalmente mi
vida (…) Quien comienza hoy este diario es, en opinión de todos, un hombre ya gastado. Es
posible, sin embargo, que un hombre gastado sea capaz de una resolución como la que acabo de
tomar. ¡No¡ Siento que para mí se acerca la hora de los grandes acontecimientos. He esperado
largamente esta hora. ¡Cuarenta años! Y nada he hecho, es decir, nada he acabado, nada he
consumado. (…) Nada soy, pues nunca he dado mi medida. (…) ¡Revelarme! Ante todo a mis
propios ojos y sin duda únicamente a mis propios ojos, hacer que nazca en mí el hombre que
oculto (…) Este examen severo y que me ha atormentado día y noche desde el último otoño, no me
deja entrever más que una salida. Si no la alcanzo, sólo me quedaría renunciar, decaer, no poder
escaparme de mí mismo, lo que es peor que el suicidio (…) Estoy dispuesto. Me espero a mí
mismo. Parto en mi busca”
DUHAMEL, Georges: “Diario de un aspirante a santo”, 7-14
“La conquista del ser… La existencia no es lo que ya ha ocurrido, la existencia es el campo de las
posibilidades humanas, todo lo que el hombre puede llegar a ser, todo aquello de que es capaz”
KUNDERA, Milan: “El arte de la novela”; 24 y 54
“Ser en plenitud es vivir como cuerpo-alma. Un nombre para la experiencia de ser en plenitud es
‘goce’. Estar vivo es ser un alma con vida. Un animal, y todos somos animales, es un alma
encarnada (…) la sensación, una sensación fuertemente afectiva, de ser un cuerpo con miembros
que se extienden en el espacio, que están vivos para el mundo (…) el flujo del goce que deriva de
vivir no en un cuerpo ni como un cuerpo, sino el mero hecho de vivir como ser encarnado”
COETZEE, J.M.: “Elizabeth Costelo”, 85-6
“Con cierta parte de nuestro ser vivimos todos fuera del tiempo… el sentido de la poesía no
consiste en deslumbrarnos con una idea sorprendente, sino en hacer que un instante del ser sea
inolvidable y digno de una nostalgia insoportable”
KUNDERA, Milan:”la inmortalidad”, 12 y 38
“Recuerda que aunque la embriaguez inicial desaparece, sin embargo esas cosas, en ese momento,
te conmovieron hasta hacerte llorar, y convirtieron una simple mirada por la ventanilla del vagón
restaurante en una plenitud insoportable”.
SMART, Elisabeth: “En Gran Central Station me senté y lloré”, 65
“El mundo se abrió de pronto ante ella como uno de sus tulipanes imperiales, revelando sus
malignos pistilos amarillos. Había estado alimentando su propia miseria, dándole forma,
transformándola en un arte y en un modo de vida, en una forma de salvación. Ahora, fuera de su
mundo, veía otro mayor, más perverso”

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MORRISON, Toni: “La canción de Salomón”, 149.
“El pensador subjetivo no es científico, es artista. Existir es un arte”
KIERKEGAARD
Citado en MARINA, J. A.: “Por qué soy cristiano. Notas del autor al capítulo 3”.
“Contemplo mi existencia como una obra de arte”
KERTÉSZ, Imre; entrevista de Jesús Ruiz Mantillas en El País,
num. 1.120, 17 febrero 2005, Pág. 41
“Componer nuestra conducta es nuestro oficio, no componer libros, y ganar, no batallas ni
provincias, sino el orden y la tranquilidad de nuestro proceder. Nuestra obra de arte más grande y
gloriosa es vivir convenientemente. Todas las demás cosas, reinar, atesorar, no son sino apéndices
y adminículos, como mucho (…) Es absoluta perfección y como divina el saber gozar lealmente
del propio ser. Buscamos otra condición por no saber usar de la nuestra, y nos salimos fuera de
nosotros por no saber estar dentro”.
MONTAIGNE, Michel de : “Ensayos completos”, 1.050 y 1.057
“Somos, pues, artistas de nuestras vidas, tanto si lo sabemos como si no, si queremos como si no y
si nos gusta como si no. Ser artista significa dar forma a lo que de otro modo no la tendría.
Manipular probabilidades. Imponer un ‘orden’ en lo que de otro modo sería ‘caos’: ‘organizar’ una
colección de cosas y acontecimientos que de otro modo sería caótica –aleatoria, irregular y, por
tanto, impredecible- propiciando que determinados acontecimientos tengan más posibilidades de
producirse que otros”
BAUMAN, Zygmunt: “El arte de la vida. De la vida como obra de arte”. 151

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2.
LA AVENTURA HACIA DENTRO: EL CONOCIMIENTO DE UNO MISMO.
“A lo mejor todavía quedan paisajes sublimes, pero sospecho que la mayoría son interiores”
RODRÍGUEZ RIVERO, Manuel: “Metamorfosis de lo sublime”
en BABELIA-EL PAIS, 12 de marzo de 2011
“Otro me espera y a él voy. Y se puso de nuevo en marcha. ¿Quién os espera? – pregunto Henri
Maximilien, estupefacto- …Zenon dio la vuelta. Hic Zeno -dijo-. Yo mismo”
YOURCENAR, Marguerite: “Opus Nigrum”, 23
“No corras, ve despacio, que adonde tienes que ir es a ti solo”
JIMÉNEZ , Juan Ramón
“’Éste, amigo mío, ha de ser el centro del universo’. ¡¿Cuál?’ ‘Éste camino en el preciso instante
en que nos encontramos’ Y al decirlo, daba con la bota en el suelo”
“Dubin, obsesionado, había despertado a la conciencia de la continuidad del ser en la naturaleza, el
súmmum del conocimiento de sí mismo. Experimentó lo que enriquece al yo: todo aquel que
observa la belleza la contiene. Uno se siente traspasado por el milagro de la creación e inmerso en
la totalidad.”
“Estoy dispuesto. Me espero a mí mismo. Parto en mi busca”
DUHAMEL, Georges: “Diario de un aspirante a santo”, 14

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- “Mi preguntó:
- ¿Qué esperamos?
- ¿Qué? –yo me reí amargamente- A mí.”
FRISCH, Max: “Mi o el viaje a Pekín”, 92
“-¿De verdad crees que ahora ya te conoces?
- Pues claro –respondió y su mirada tras los cristales de las gafas era tan intensa y honesta que me
arrepentí de haber hecho la pregunta- Yo soy un artista, pero no he encontrado mi forma de arte
(…)
MÁRAI, S.: “La mujer justa”, 14
“No me conozco. Mi catálogo editorial parece haber ocultado ya para siempre a la persona que
está detrás de los libros que fui publicando. Mi biografía es mi catálogo. Pero falta el hombre que
estaba ahí antes de que me decidiera a ser editor. Falto yo en definitiva (…) podía pasar a ser un
enclave mental donde pudieran cobijarse y convivir varias personalidades, y lograr así, quizá sin
tan siquiera demasiado esfuerzo, configurar una voz estrictamente individual, soporte ambiguo de
un perfil heterónimo y nómada
VILA-MATAS, Enrique: “Dublinesca”, 35 y 44-5
“Se acuerda de que alguien dejó dicho que el camino verdaderamente misterioso siempre va hacia
el interior (…) Considera que la espera es la condición esencial del ser humano y a veces actúa en
consonancia con esto (…) Esperará a conciencia. No duda de que sabrá prepararse para el viaje”.
“Hace ya años que lleva una vida de catálogo. Y de hecho le resulta ya muy difícil: saber quién
realmente pudo ser. ¿Quién era el que estaba ahí antes de que empezara a editar?”
VILA-MATAS, Enrique: “Dublinesca”, 115
“- ¿No os dais cuenta? –prosigue Riba- No me queda nada por hacer, salvo… (…)
- ¿Salvo qué, Riba? ¿Salvo qué? Por Dios, explícate. ¿Qué te queda por hacer?
Le gustaría decirlo, pero no lo hará; salvo reencontrar el genio, a la primera persona que hubo en él
y que se esfumó tan pronto. Pero no lo dirá, no”
“Preferiría entenderme bien a mí mismo antes que entender a Cicerón. Harto tendría con mi propia
experiencia para hacerme sabio, si fuera buen estudiante. Quien conserva en su memoria los
excesos de su pasada cólera y hasta dónde le llevó esa fiebre ve la fealdad de esa pasión mejor que
leyendo a Aristóteles, y alimenta odio más justo contra ella (…) No es la vida de César más
ejemplar que la nuestra, para nosotros; y por emperadora o popular que sea, siempre será una vida
expuesta a todos los acontecimientos humanos”

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MONTAIGNE, Michel de : “Ensayos completos”, 1.020
“Le explicó que nadie tiene que pensar que está solo, porque en cada uno de nosotros vive la
sangre de quienes lo engendraron, y es algo que se remonta hacia atrás, hasta la noche de los
tiempos. De manera que sólo somos la curva de un río que viene desde lejos y que no se detendrá
después de nosotros (…) Y por primera vez, aunque de una manera confusa, intuyó que todo
movimiento tiende a la inmovilidad y que sólo es hermoso el caminar que lleva hasta uno mismo
(…) Pero tal vez es cierto eso que él dice, y que todo camino es circular, y que no lleva a ninguna
parte, sino al interior de uno mismo, porque es muy densa la niebla de nuestro miedo e ilusorias las
calles que parecen llevar a otro lugar”.
BARICCO, Alessandro: “Esta historia”, 65-6 y 179
“y, de repente, como en una súbita iluminación, toda su vida le pareció dominada por ese
incomprensible e incesante perjurio, con el cual uno se desprende de sí mismo a cada instante,
mientras sigue siendo el mismo para todos los demás, sin saber por qué, y, no obstante, intuyendo
allí una última ternura, nunca gastada, alejada de la conciencia, mediante la cual uno se liga más
profundamente consigo mismo que por medio de lo demás que haga”.
MUSIL, Robert: “Uniones”, 45-6
“Espíritus inquietos, pero no aventureros. Espíritus angustiados, incapaces de vivir en el presente.
Cobardes vergonzosos, todos ellos, incluido yo. Pues sólo existe una gran aventura y es hacia
dentro, hacia uno mismo, y para ésa ni el tiempo ni el espacio, ni los actos siquiera, importan….
MILLER, Henry: “Trópico de Capricornio”, 15
“Hubiera vivido lejos. Hubiera sido feliz, de eso estoy segura, y nunca hubiera tenido hijos (…)
Ese era el sueño que tenía. Pero si estos años me han enseñado algo es esto: nunca se puede
escapar. Jamás. La única salida está por dentro”
URIBE, Álvaro: “Expediente del atentado”, 1096
“Conocer a los demás, es sabiduría; pero conocerse a sí mismo es sabiduría superior (…) imponer
su voluntad a los demás, es fuerza; pero imponérsela a sí mismo, es fuerza superior. Bastarse (…)
es la verdadera riqueza; dominarse (…) es el verdadero carácter”.
LAO-TZU: “Tao-te-king “, XXXIII

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“Lo que hace la fuerza del soldado no es la energía que emplea en intimidar a su adversario
enviándole un montón de señales, sino la fuerza que es capaz de concentrar en sí mismo,
centrándose en sí, sin salir de sí mismo”
BARBERY, Muriel: “La elegancia del erizo”, 234-
“Lo que busca el hombre superior se halla en él mismo, lo que busca el hombre vulgar se
encuentra en los demás”
CONFUCIO
CONFUCIO-MENCIO:”Los cuatro libros”, 111
“Desde afuera será fácil derrumbar el muro con una teoría y precipitarse inmediatamente en la
misma fosa, pero sólo desde dentro se podrá conservar el mundo y a sí mismo en silencio y verdad
(…) Conócete a ti mismo no significa: Obsérvate. Obsérvate es la palabra de la serpiente.
Significa: Conviértete en amo de tus actos. Pero ya lo eres, eres amo de tus actos. Esta frase, por lo
tanto, significa: ¡Ignórate! ¿Destrúyete! Algo malo entonces. Y sólo quien se inclina
profundamente oye también el mensaje bueno que dice: ‘Para hacer de ti mismo lo que eres’ “
KAFKA, Franz: “Cuadernos en octava” en “Obras completas”, tomo IV, 1421-2
“Estoy perdida en el ser de mi ser. Esto es lo que tenía que haber sido: una poetisa de la
interioridad, una exploradora de la interioridad de las piedras, las emociones de las hormigas, la
conciencia de las partes pensantes del cerebro. Parece ser la única actividad, si se exceptúa la
muerte, para la cual me ha adaptado la vida en el desierto (…) Al actuar sobre sí misma transformo
el mundo. ¿Dónde termina este poder? Quizá sea eso lo que trato de averiguar”.
COETZEE, J.M.: “En medio de ninguna parte”, 52-3
“Cree en ti, pero no tanto; duda de ti, pero no tanto. Cuando sientas duda, cree; cuando creas,
duda. En esto estriba la única verdadera sabiduría”
MONTERROSO, Augusto: “Decálogo del escritor”
“Saber responder sin amedrentarse ante la desproporción entre el poder de la sociedad y el poder
del individuo –sin mentir, sin engañarse-, es un gran arte”
KLUGE, Alexander en DREYMÜLLER, Cecilia: “Lossereshumanoscreamosdiablos”

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2.1.- ¿Qué, quién soy?
“Cuando le preguntaron quién era, Rip se quedó pensativo, “¿Quién sabe?, dijo: “ayer todavía
creía saberlo, pero hoy, que estoy despierto, ¿cómo lo puedo saber?”
FRISCH, Max: “No soy Stiller”, 82
“Incapaz de comunicar consigo mismo, incapaz de hacer que estalle su soledad, condenado a
representarse a sí mismo, sustituto de su propio ser, el ser humano solo ha podido aprender del ser
humano –y seguirá aprendiéndolo- un símbolo, el símbolo de un Yo inabarcable que no va más
allá del valor de un símbolo; y todo cuanto pueda decirse se convierte en símbolo de un símbolo”
BROCH, Hermann: “Huguenau o el realismo”, 221-2
“Para expresar que hay una actividad consciente, por ejemplo pensamiento consciente, se usa una
forma verbal personal: yo pienso. Pero quizá fuese más prudente decir algo así como: se piensa, o
se está pensando. El atribuir ese pensamiento a un sujeto y el delimitar de algún modo ese sujeto es
algo posterior y más sometido a dudas y debates (…) por yo puedo entender no mi conciencia sino
el organismo que soy, el sistema organizado de células en que consisto y que unas veces tiene
actividad consciente y otras veces carece de ella. En ese caso sí parece haber algo permanente y
subyacente a mis diversos estados conscientes e inconscientes; a saber, el organismo. De todos
modos, la actividad consciente no es una función difusa del organismo entero, sino una función
específica del sistema nervioso y, en particular, del cerebro”.
MOSTERIN, Jesús: “La naturaleza humana”, 186-8
“…la mente no es una cosa, sino un proceso: el proceso mismo de la vida. En otras palabras, la
actividad organizadora de los sistemas vivos, a todos los niveles de vida, es una actividad mental.
Las interacciones de un organismo vivo –planta, animal o humano- con su entorno son
interacciones cognitivas, mentales. Así, vida y cognición quedan inseparablemente vinculadas. La
mente –o más precisamente, el proceso mentales inmanente en la materia a todos los niveles de
vida (…) El nuevo concepto de cognición es pues mucho más amplio que el de pensamiento.
Incluye percepción, emoción y acción: todo el proceso vital. En el reino humano, la cognición
incluye también lenguaje, pensamiento conceptual y todos los demás atributos de la consciencia
humana. El concepto general, no obstante, es mucho más amplio y no incluye necesariamente al
pensamiento (…) La mente no es ya una cosa, sino un proceso: el proceso de cognición, que se
identifica con el proceso de la vida. El cerebro es una estructura específica a través de la cual este
proceso opera. La relación entre mente y cerebro es pues una relación entre proceso y estructura.
El cerebro no es, por supuesto, la única estructura a través de la cual opera el proceso de
cognición. La entera estructura disipativa del organismo participa en dicho proceso, con
independencia de que el organismo tenga o no un cerebro y un sistema nervioso superior. Más aún,
investigaciones recientes indican firmemente que en el organismo humano, el sistema nervioso, el
sistema inmunológico y el sistema endocrino –que tradicionalmente eran vistos como sistemas
separados- forman en realidad una única red cognitiva”
CAPRA, Fritjof: “La trama de la vida. Una nueva perspectiva de los sistemas vivos”, 185-6 y 188-9

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“¿Quién soy yo? Un mamífero de sangre caliente, terrestre, bípedo, macho, omnívoro, con una
corteza cerebral bastante compleja para el volumen de mi cráneo (…) En resumen, soy un animal
acorralado, triste, enfermo. Un animal que, pese a los infinitos progresos de la ciencia –esos
progresos a los que Eva contribuía-, no logra comprenderse a sí mismo (…) nos dicen que la
conciencia carece de límites precisos, que es sólo una rutina informática compleja, el producto de
un algoritmo ejecutado en el cerebro. Yo jamás de conformé con esa hipótesis. Es más, durante
meses no hice sino oponerme a ella. Yo no soy una máquina (…) Yo estaba convencido de que el
espíritu no era producto de las conexiones nerviosas; emanaba de otra parte, acaso no de Dios,
pero sí de una fuerza cósmica que especificaba la esencia de lo humano. La mente no podía ser
explicada, según yo, por el mero concurso de la biología y la química”.
VOLPI, Jorge: “No será la tierra”, 41-2
“Arrastrarse, andar a cuatro patas, el bípedo en cuclillas, el ser consciente, el ser consciente de sí
mismo. La materia bruta se trueca en pensamiento humano analítico. La hermosa complejidad de
la mente (..) El Padre Teilhard lo sabía, el punto omega. Un salto al exterior de nuestra biología.
Plantéate esta pregunta ¿Tenemos que ser humanos para siente? La consciencia está agotada. Toca
ahora regresar a la materia inorgánica. Eso es lo que queremos. Queremos ser piedras del campo”
DELILLO, Don: “Punto Omega”, 69, 71-2
“¿Hay alguna inviolable relación, acaso, entre mi cuerpo y mi alma? Siempre me pareció
portentoso que alguien pueda creer, tener ilusiones, sufrir desastres, ir a la guerra, deteriorarse
espiritualmente, cambiar sus ideas, transformar sus sentimientos y sin embargo seguir recibiendo
el mismo nombre: Fernando Vidal. ¿Tiene algún sentido? ¿O es verdad que, a pesar de todo, existe
algún hilo, infinitamente estirable pero milagrosamente unitario, que a través de esos cambios y
catástrofes mantenga la identidad del yo?
SABATO, Ernesto: “Sobre héroes y tumbas”, 263
La Oruga y Alicia se miraron durante un rato en silencio: por último, la Oruga se quitó el narguile
de la boca, y le habló con voz lánguida y soñolienta.
- ¿Quién eres Tú? –dijo la Oruga.
No era ésta una forma alentadora de iniciar una conversación. Alicia replicó con cierta timidez:
‘Pues… pues creo que en este momento no lo sé, señora… sí sé quién quiera era cuando me
levanté esta mañana; pero he debido de cambiar varias veces desde entonces.
- ¿Qué quieres decir?-dijo la Oruga con severidad-. ¡Explícate!.
- Me temo que no me puedo explicar, señora –dijo Alicia-; porque como ve, no soy la misma.
- Pues no lo veo –dijo la Oruga.
- Me temo que no se lo puedo explicar con más claridad –replicó Alicia muy cortésmente-; porque
para empezar, yo misma no consigo entenderlo; y el cambiar de tamaño varias veces en un día es
muy desconcertante.
- No lo es –dijo la Oruga.
- Bueno, quizá no lo encuentre usted desconcertante –dijo Alicia-; pero cuando se convierta en
crisálida, como le ocurrirá algún día, y después en mariposa, creo que le parecerá un poquito raro,
¿no?
- De ninguna manera –dijo la Oruga.
- Bueno, tal vez sus sensaciones sean diferentes –dijo Alicia-; lo que sí puedo decirle es que yo me
sentiría muy rara.

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- ¡Tú! –dijo la Oruga con desprecio-, ¿Quién eres tú?
Lo que les devolvió al principio de la conversación. Alicia se sintió un poco irritada ante los
comentarios tan secos de la Oruga; así que se acercó y dijo muy seria;
- Creo que debería decirme quién es usted, primero.
- ¿Por qué? –dijo la Oruga.
Esta es otra pregunta desconcertante; y como a Alicia no se le ocurrió una buena razón, y la Oruga
parecía estar de muy mal talante, dio media vuelta.
- ¡Vuelve aquí! –Llamó la Oruga- ¡Tengo algo importante que decir!
Esto parecía prometedor, desde luego. Alicia dio media vuelta y regresó.
- Domina tu mal genio –dijo la Oruga.
- ¿Eso es todo? –dijo Alicia, tragándose su enfado lo mejor que pudo.
- No –dijo la Oruga.
Alicia decidió esperar, ya que no tenía otra cosa que hacer; a lo mejor le decía algo que valiese la
pena escuchar. Durante unos minutos, estuvo la Oruga soltando bocanadas de humo sin hablar;
finalmente, desplegó los brazos, volvió a quitarse el narguile de la boca y dijo: ‘Con que crees que
has cambiado, ¿eh?’
- Me temo que sí, señora –dijo Alicia-. No recuerdo las cosas como solía … ¡y no conservo el
mismo tamaño diez minutos seguidos¡.
- ¿No puedes recordar el qué? –dijo la Oruga.
- Pues, he intentado recitar ‘Cómo la hacendosa abejita’, ¡pero me salía todo distinto!
- Recítame ‘Sois viejo, padre William’, dijo la Oruga.
- Alicia entrelazó la manos, y empezó”
CARROLL, Lewis: “Alicia anotada”, 65-7
“A los que buscan originalidad habría que decirles que buscarla es una manera poco sutil de
lograrla, ya que para conseguirla les bastaría con ser ellos mismos”
VILA-MATAS, Enrique: “El viajero más lento. El arte de no terminar nada”, 60
“Tenemos que ser lo que somos. Eso es una necesidad. ¿Y qué somos?...Y Herzog se fundió
momentáneamente en el mundo objetivo al mirarse a sí mismo por dentro. También él podía
sonreírle a Herzog y despreciarlo. Pero había un hecho inconmovible: Yo soy Herzog. Yo tengo
que ser ese hombre. Ningún otro puede representar mi papel. Se sonrió y vio por dentro todo lo
que le afectaba…”
BELLOV, Saul: “Hertzog”, 94
“Somos lo que comemos”
FEUERBACH, Ludwig
“Dime lo que comes y te diré quién eres”
BRILLAT-SAVARIN, Anthelme.

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“Somos lo que leemos”
-leído en la revista LETRAS LIBRES-.
“Somos lo que nos falta, lo que no tenemos
BELLI, Carlos Germán (escritor peruano)
“Nosotros somos lo que andamos buscando. Sólo hemos de detenernos, respirar y conectar de
nuevo con nuestro corazón, donde se encuentra toda la energía que necesitamos. Llevar una vida
psíquica sana y sostenible es posible. El mejor momento para empezar a construirla es ahora”.
VILLASECA, Borja: “El Arte de no hacer nada”, p. 30
“Nos transformamos en nuestros propios sueños (…) En la realidad, en su substancia, no hacemos
más que reflejar los cuadros de la imaginación (…) Estar semidespierto en un mundo de
sonámbulos es aterrador al principio. ¡Luego uno aprende a disimular!
DURRELL, Lawrence: “Clea”, 66-7
“Un hombre se define por sus errores. Observa éstos y lo conocerás”
CONFUCIO: “Aforismos”, 65
“Mi vida tiene contornos menos definidos. Como suele suceder, lo que no fui es quizá lo que más
ajustadamente la define.”
YOURCENAR, M: “Memorias de Adriano”, 25
“No somos lo que somos, sino lo que recordamos”
VALLE INCLÁN, Ramón María del

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“Todos somos las historias que somos capaces de contar y de encarnar”
FRANZEN, Jonathan
“Nuestras mentiras revelan tanto de nosotros como nuestras verdades”
COETZEE, J.M.: “El hombre lento”, 199
“(…) nunca somos la misma persona para diferentes interlocutores, amigos o amantes; del mismo
modo que esos resonadores complejos de las clases de física que responde con alguna cuerda para
cada sonido que los estimula, mientras las otras permanecen silenciosas y como ensimismadas,
ajenas, reservadas para llamados que quizá algún día requieran su respuesta; llamado que a veces
no llega nunca, en cuyo caso aquellas apagadas cuerdas terminan sus días olvidadas por el mundo,
extrañas y solitarias, mientras, casi entusiasmado, tanta era su furia irónica”
SABATO, Ernesto: “Sobre héroes y tumbas”, 146-7
“Es imposible no terminar siendo como los otros creen que uno es”
GARCIA MARQUEZ, Gabriel: “Memorias de mis putas tristes”, 93
Por otra parte, creo que tengo derecho a poder verme de forma diferente de cómo me ven los
demás, verme como me da la gana verme y que no me obliguen a ser esa persona que los otros han
decidido que soy. Somos como los demás nos ven, de acuerdo. Pero yo me resisto a aceptar
tamaña injusticia. Llevo años intentando ser lo más misterioso, impredecible y reservado posible.
Llevo años intentando ser un enigma para todos.”
VILA-MATAS, Enrique: “París no se acaba nunca”, 17
“Ser (…) es un largo trabajo interpretativo, y también lo contrario de lo que normalmente se
considera ser uno mismo. De hecho, quienes más dan la impresión de ser ellos mismos se me
antojan personas que interpretan el papel de quienes les gustaría ser, o creen que deberían ser, o
quieren hacer creer que son a los encargados de establecer los criterios de valoración. Lo hacen tan
en serio, que ni siquiera se dan cuenta de que hacerlo en serio es interpretar. A ciertas personas
conscientes de sí mismas, esto, sin embargo, no les resulta posible: imaginarse siendo ellos
mismos, viviendo su propia vida real, auténtica o verdadera, tiene para ellos todas las
características de una alucinación. (…) Pero no faltan aquellos para quienes la cordura procede de
la separación consciente de ambas cosas. El ser natural –el yo irreductible-, suponiendo que exista,
será más bien pequeño, creo yo, y puede incluso que en él esté el origen de toda imitación: el ser
natural puede hallarse en el talento, en la capacidad innata para imitar. Me refiero al hecho de
comprender que eres, en lo fundamental, un interprete, un actor, en vez de dar por válido el disfraz
y creerte que no estás interpretando, que eres tú mismo.
No hay tú (…) como tampoco hay yo. Hay sólo un modo que hemos llegado a establecer, entre tú
y yo, a lo largo de los meses, interpretando juntos nuestros respectivos papeles; y ese modo no es

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congruente con ‘nosotros’, sino con las funciones que llevamos representadas: somos, en lo más
hondo del corazón, antiguas relaciones que representamos una y otra ve, por rutina, por los viejos,
muy viejos, números (…) Todo es imitación: a falta de yo, imitamos yoes, y el que mejor acaba
saliéndonos es el que mejor nos funciona en la vida (…) Lo único que puedo decirte con toda
certeza es que yo, por mi parte, no tengo yo, y que no puedo o no quiero gastarme la broma de
tenerlo. Porque eso es lo que me parece: una broma sobre mi propio yo. Lo que sí tengo es toda
una variedad de imitaciones, y no sólo de mi yo, también de un auténtico tropel de intérpretes
interiorizados, una compañía estable de actores a los que puedo recurrir cada vez que necesito un
yo, una cambiante reserva de obras y papeles que integran mi reportero. (…) Soy un teatro y nada
más que un teatro”
ROTH, Philip: “La contravida”, 407-9
¿Qué es la identidad? ¿Tiene sentido aplicar este mismo término al modo de ser de una farola, al
héroe de una leyenda y a un ser humano que existe en la trama de la historia? Ricoeur propone
distinguir entre el tipo de identidad regida por el concepto ídem, la identidad de los términos de
una ecuación matemática, por ejemplo, la de la dotación genética o la de las propiedades físicas, y
aquella otra que depende del ipse, la propiedad de ser “sí mismo”. Esta última tiene una forma
necesariamente narrativa: no se trata de algo previamente constituido como tal y que luego se
desarrolla a lo largo de una historia, se trata de un tipo de identidad que sólo puede construirse a lo
largo de un relato, reconfigurando el pasado de acuerdo con las expectativas del porvenir, e
imaginando ese mismo porvenir de acuerdo con los recuerdos del pasado. No tiene, pues, la forma
de la repetición o del mantenimiento de unas características invariables, sino que está
indisolublemente ligada a la trama de un argumento y sólo existe al modo de una promesa. Incluso
aunque nunca pueda contestarse del todo, la pregunta, ¿quién soy?, con todas sus resonancias,
nunca deja de tener sentido.
PARDO, José Luis: “En la muerte de Paul Ricoeur. La identidad narrativa”
“Los seres humanos tienen que hacer presente con palabras, frente a esa inevitable caducidad, el
perfil de un individuo que rompe, con la historia de su vida, la indiferente monotonía de la muerte
(…) Conocerse a sí mismo es, sobre todo, reconocerse: poder encontrar en el complejo buceo de la
intimidad, elementos que indiquen el sustrato coherente que articula cada personalidad, por muy
deshilachada que aún esté. Y eso es resultado de la memoria (…) Conocer es, también, interpretar
(…) los signos que recogen la mezcla de azar y necesidad que nos ha forjado. Pero interpretar es
anudar, en un esquema inteligible, la libertad de la que se alimenta la cultura. Libertad que no es,
esencialmente, otra cosa sino el horizonte de posibilidad (…) Porque son los hombres quienes
hacen posible lo posible y es el cerebro humano el inventor y constructor de la posibilidad.(…) La
mismidad adquiere un rostro concreto en el que converge la mirada de los otros y el conocimiento
desde la alteridad, de nuestra ya abierta singularidad (…) Pero este ‘quienes somos’ refleja su
visibilidad en ‘proyectos de vida’ que en el lenguaje articula en el horizonte de la sociedad (…)
Conocerse a sí mismo es, en definitiva, un deseo que siempre podemos asumir como un imperativo
moral que, individualmente, reclama lucidez y claridad en el motor que origina nuestras
decisiones. Pero, junto a este impulso personal en la moralidad de nuestro saber, se implica todo
un saber del pasado. En ello adivinamos una mirada que, al posarse en la tradición literaria y
escuchar su voz, recobra la memoria ofreciéndonos una compañía constante, donde aprender a
orientar nuestro quehacer”

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LLEDÓ, Emilio: “Elogio de la infelicidad”, 44-71
“Estamos hechos de tiempo. Esa es la fuerza que nos revela quiénes somos. Cierra los ojos y
siéntelo. Es el tiempo lo que define nuestra existencia (…) El pasado, el presente y el futuro no son
formalidades del lenguaje. El tiempo se desdobla de entre las costuras del ser. Pasa a través de ti,
fabricándote y modelándote (…) Tal vez el truco consiste en tener una concepción distinta del
tiempo –dice al cabo de un rato-. En detener el tiempo o estirarlo, o abrirlo. En inventar una
naturaleza muerta viva, en lugar de pintada. Cuando el tiempo se detiene, nos detenemos también
nosotros. No nos detenemos, pero nos sentimos desnudos, perdemos aplomo. No sé. Como cuando
soñamos o tenemos fiebre alta o estamos drogados o deprimidos. ¿Acaso el tiempo no se ralentiza
o parece detenerse? ¿Qué queda? ¿Quién queda? (…) Este es el drama de los hombres y las
mujeres ante la muerte”
DELILLO, Don: “Body art”, 103-4, 111, 121-2
“Sé que es un sabor de la infancia, o de la adolescencia, un manjar original y maravilloso, anterior
a toda vocación crítica, anterior a todo deseo y a toda pretensión de expresar mi placer de comer.
Un sabor olvidado, anidado en lo más profundo de mí mismo y que se revela, en el crepúsculo de
mi vida, como la única verdad que se haya dicho o hecho. Busco y no encuentro”
(…)
“Un plato…¿Qué crees, viejo loco, qué crees? ¿Qué con un sabor recobrado vas a borrar tantos
años de malentendidos y encontrarte de pronto frente a un a verdad que paliará la aridez de tu
corazón de piedra?”
BARBERY, Muriel: “Una golosina”, 12 y 171
“- De lo que se trata es de la condición mortal, ¿verdad?
- Ser humano –dijo Lianne.
- Ser humano, ser mortal (…)
- Miro la foto del pasaporte. Y ¿Quién es esa mujer?
- Y yo mismo cuando levanto la cabeza del lavabo –dijo Martin.
- ¿Quién es ese hombre? Crees que te estás viendo en el espejo. Pero no eres tú. Ése no es
tu aspecto. No es la cara literal, si tal cosa existe, nunca lo es. Es la cara compuesta. Es la cara en
transición.
- No me digas eso.
- Lo que ves no es lo que ves. Lo que ves se distrae con la memoria, siendo quien eres,
todo ese tiempo, durante todos estos años.
- No quiero oír eso –dijo él.
- Lo que vemos es la viva realidad. El espejo suaviza el efecto sumergiendo el rostro real.
Tu rostro es tu vida. Pero tu rostro también está sumergido en tu vida. Por eso no lo ves.
Solamente los demás lo ven. Y la cámara, claro.”
DELILLO, Don: “El hombre del salto”, 130 y 134

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“Incluso ahora (si puede decirse que ‘ahora’ todavía significa algo), más allá de la existencia
corpórea, vivo como estoy aquí (si ‘aquí’ o ‘yo’ significan algo) tan solo como memoria (si
‘memoria’, en rigor, es el medio que todo lo abarca y en el que me mantengo como ‘yo mismo’),
sigo dándole vueltas a las acciones de Olivia. ¿Será este el fin de la eternidad, rumiar una y otra
vez sobre las nimiedades de toda una vida? ¿Quién podría haber imaginado que uno tendría que
recordar constantemente cada momento de la vida hasta en su más minúsculo componente? ¿O
acaso este más allá sea tan solo el mío y, de la misma manera que cada vida es única, así también
lo es la otra vida, cada una de ellas una huella dactilar imperecedera de un más allá distinto al de
cualquier otro? No tengo manera de saberlo. Como en la vida, sólo sé lo que es, y en la muerte lo
que es resulta ser lo que fue. No solo estás encadenado a tu vida mientras vives, sino que sigues
atado a ella cuando te has ido. O, una vez más, tal vez eso solo me ocurra a mí. ¿Quién podría
habérmelo dicho? ¿Y habría sido la muerte menos aterradora si hubiera comprendido que no es
una interminable nada, sino que consiste en memoria que medita durante eones sobre sí misma?
Aunque quizá esta perpetua rememoración no sea más que la antesala del olvido (…) No es la
memoria lo borrado aquí: es el tiempo. No hay interrupción: la otra vida también carece de sueño.
A menos que sea todo sueño, uy el sueño de un pasado desaparecido permanezca para siempre con
el difunto (…) Pero en la medida en que no tengo ni idea de dónde estoy, qué soy ni cuánto tiempo
he de permanecer en este estado, la incertidumbre se revela en duración (…) De lo que no cabe
duda es de que aquí no puedes avanzar. No hay ninguna puerta. No hay días. La dirección (¿de
momento?) es solo hacia atrás. Y el juicio es interminable.”
ROTH, Philip: “Indignación”, 50-1
“No me gusta la palabra competir, ni competición. Lo más importante es aprender y poder
sobrevivir cada día. Participé de joven en algunos concursos, y aprendí cosas relevantes: conocí
partituras nuevas y lo que es estar en un auditorio lleno de público. Pero eso se acabó. Ahora voy
descubriendo la música y disfrutando al enseñársela a la gente. Tengo mis retos: conocerme a mí
misma, encontrarme bien, y sobrevivir cuando no estoy bien. Y detenerme y disfrutar con las cosas
hermosas de la vida”.
SARA OTT, Alice: en COCA, Cesar:“Lo más importante es la relación con el público” (entrevista a Alice Sara
Ott, pianista), en Suplemento Territorios, pp. 1-3, de El Correo Español-El Pueblo Vasco, 08-1011.
2.2.- Identidad, personalidad
“La mente es la precursora de todos los estados. La mente es su fundamento y todos ellos son
creados por la mente. Si uno habla o actúa con una mente impura, entonces el sufrimiento le sigue
del mismo modo que la rueda sigue la pezuña del buey”
DHAMMPADA,: “La enseñanza de Buda”, 15
“El mundo está en el alma como el aire está contenido en un recipiente, y eres el continuo
prisionero de ese mundo mental imaginario que es el tuyo… El medio de desembarazarte de esta
ilusión del alma es fijar tu atención en el momento presente y evitar que tus pensamientos se
dirijan hacia hechos pasados o futuros”
VALMIKI:”El mundo está en el alma”, 27
“Como formes tu imaginación en repetidas veces, tal será tu inteligencia, pues el alma es teñida
por sus imaginaciones”.

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MARCO AURELIO Meditaciones, 105
“La verdadera vida no es reducible a palabras habladas ni escritas, por nadie, nunca. La verdadera
vida ocurre cuando estamos solos, pensando, sintiendo, perdidos en el recuerdo, soñadoramente
conscientes de nosotros mismos, los momentos submicroscópicos”
DELILLO, Don: “Punto Omega”, 27
“Los trastornos del intelecto –respondió Imlac- suceden mucho más a menudo de lo que un
observador superficial pudiera creer. Si hablamos con rigurosa exactitud, tal vez no haya ser
humano en sus cabales. No hay hombre cuya imaginación no predomine a veces sobre su razón,
cuyas ideas vayan y vengan a sus órdenes, y que pueda controlar su atención totalmente por medio
de la voluntad. No se hallará nadie en cuya mente no sean a veces tiranas ideas huecas, y lo
obliguen a esperar o temer más de lo que permiten los límites de la sensata probabilidad. Todo
poder de la imaginación sobre la razón es un grado de insania, pero mientras este poder sea tal que
lo podamos controlar y reprimir, no es visible a los demás ni se lo considera una perversión de las
facultades mentales; no se le declara locura sino cuando se hace ingobernable y afecta
ostensiblemente al habla o la acción”
JOHNSON, Samuel: “La historia de Rásselas”, 163
“…no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
Ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
Y el temor de haber sido y un futuro terror…
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
Y sufrir por la vida, y por la sombra
y por lo que no conocemos y apenas sospechamos…”
DARIO, R: “Lo fatal” en Antología de la poesía española, 14
“En última instancia, todo tiene arreglo, menos la dificultad de ser, que no lo tiene (…) Nunca se
vio hombre alguno rodeado de tanta incomprensión, de tanto amor, de tantos odios, pues si el
personaje que creen que soy irrita a quienes me juzgan desde lejos, quienes se aproximan son
como la Bella, cuando teme a un monstruo y se encuentra con un bondadoso animal que no quiere
sino llegarle al corazón (…) ‘Noto una dificultad de ser’. Eso es lo que contesta el señor
Fontenelle, ya centenario, cuando está a punto de morir y le pregunta a su médico: ‘¿Qué nopta,
señor Fontenelle?’ Sólo que la suya es de última hora. La mía es de toda la vida (…) A veces me
encuentro con éste o con aquél y me llaman de tú y no consigo reconocerlos hasta que un recio
drama en que esa persona interpretaba un papel, en donde yo interpretaba el mío, y que se me
había olvidado por completo”.
COCTEAU, Jean: “La dificultad de ser”, 10 y 113-4
“Tómate las cosas con más calma. No caviles tanto sobre si esto o lo otro será bueno para ti. No

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interrogues tanto a tu conciencia; se puede desafinar, como un piano aporreado. Resérvala para las
grandes ocasiones. No te preocupes tanto por la formación de tu carácter: es como si quisieras
abrir a la fuerza un capullo de rosa tierno y apretado. Vive como mejor te parezca, y tu carácter se
cuidará sólo. Casi todo es bueno para ti, con muy pocas excepciones, y una renta desahogada no es
una de ellas. –Ralph hizo una pausa sonriendo; Isabel le escuchaba sin pestañear.- Tienes
demasiada capacidad de pensamiento…, demasiada conciencia, sobre todo –añadió Ralph-.”
JAMES, Henry: “El retrato de una dama”, 217
“Como quiera que perteneciese…a esa raza de seres que no logran mantener sus sentimientos
separados uno de otro, sino que dejan que las alegrías y penas del porvenir proyecten su sombra
sobre el presente, y como para esta clase de gente, desde la más tierna infancia, cualquier quiebro
en la rueda de las sensaciones tiene el poder de cristalizar y transfigurar el instante sobre el que
descansa su huella sombría o luminosa…”
WOLF, Virginia:”Al faro”, 5
“Un mecanismo interior… llamado ‘identificación’, que es uno de los principales modos como la
personalidad crea y sostiene su realidad… Con el tiempo nuestra identificación se fija con un
cierto número de cualidades…y se establece el sentido del yo característico de nuestro
tipo…cuanto más nos identificamos… más nos encerramos en él y más olvidamos… otras
opciones y otras modalidades del ser. Comenzamos a creer que somos ese hábito o pauta”
RISO y HUDSON, “La sabiduría del eneagrama”, Ed. Urano, 53-4
“La personalidad se convierte en la fuente de identidad en vez de ser el contacto con nuestro ser.
Nuestro sentido de nosotros mismos se basa cada vez más en imágenes internas, recuerdos y
comportamientos aprendidos y no en la expresión espontánea de nuestra naturaleza. Esta
desconexión con nuestra esencia nos produce una profunda ansiedad, que se manifiesta en forma
de una de las nueve pasiones. Una vez instaladas estas pasiones, que normalmente son
inconscientes e invisibles para nosotros, comienzan a dirigir la personalidad. Comprender nuestro
tipo de personalidad y su dinámica, por lo tanto, es una forma potente de acceder al inconsciente,
a nuestras heridas y mecanismos de compensación y, en último término, a nuestra curación y
transformación”
RISO y HUDSON, “La sabiduría del eneagrama”, Ed. Urano, 38-39
“Comenzar es ser libre y después de Freud nunca estamos libres de Freud. Su tema concreto era el
sobredeterminismo psíquico, o la servidumbre del inconsciente o, de nuevo, la incapacidad de
volver a comenzar y no repetirse. Enseñó que Eros nunca es libre, sino siempre una repetición,
siempre una transferencia de autoridad de pasado a presente”.
BLOOM, Harold: “¿Dónde se encuentra la sabiduría?, 207.

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“…tengo que leer todos mis libros para no seguir patinando dentro de ellos. Entonces, los he
estado leyendo en el orden en que los escribí; primero tengo que decir con toda honestidad y toda
la vanidad del mundo que me gustan mucho, pero que ahora no son los libros que tendría que
escribir. Entonces estoy aprendiendo a escribir otra vez. Estoy escribiendo mis memorias, mis
memorias de cómo escribí esos libros, para tratar de desembrujarme de mí mismo, pero voy a
salir”.
GARCIA MÁRQUEZ, Gabriel en
ENTREVISTA de BILLÓN, Ivés y MARTÍNEZ-CARVAD, Mauricio
recogida en “La escritura embrujada. Textos anexos a Gabriel García Márquez”, 54-5
“Me construí (…) una fábrica de gas conceptual cuya virtud principal consiste en ayudar a quien
quiera (empezando, claro está, por mí) en ayudar a conjurar esta doble obsesión de no ser nada y
de ser sólo uno mismo, de no tener sitio en el mundo y de tener un lugar, pero que te inspira un
fastidio y una vergüenza aún más grande”
LÉVY, Bernard-Henry
en HOULLEBECQ, Michel y LÉVY, Bernard-Henry: “Enemigos públicos”, 134
“No tenía deseos de ocuparme de nada, ni de leer nada. Estar allí sentado y ser lo que era ¿Qué
mejor entrenamiento que ése? Mi alma se mecía suave y soñadora…lo que me colmaba de
felicidad era sobre todo, el cambio y la renovación de mi yo, ya usado y gastado, el hecho de que
hubiera podido desnudarlo y darle nueva vestimenta. Y aquél cambio de existencia no sólo
entrañaba una deliciosa renovación, sino además cierto vaciamiento de mi ser interior, puesto que
tenía que expulsar de mi alma todos los recuerdos referentes a mi pasado, ahora no válido…Y
sentado en mi lujoso departamento experimenté una singular sensación de debilitamiento de la
memoria, es más aún, como si la memoria se me hubiera vaciado de recuerdos. Me di cuenta de
que no sabía nada de mí mismo…”
MANN, Thomas: “Confesiones del estafador Félix Krull”, 305
- “Tengo algo anónimo que agradecerle. Mirándola esta noche, he evitado ser yo.
- ¿Le pesa ser usted? –preguntó Isabel Gonzalo.
- Es la única cosa que me pesa en la vida –dijo Sala”
- Entonces tiene todo que aprender de mí –dijo Isabel, devolviendo su sonrisa-.
Porque lo único que puedo enseñar es cómo no ser nadie.”
AGUILAR CAMIN, Héctor: “La guerra de Galio”, 332
“Es una vida que el pobre demente ve horrible y criminal, pavorosamente escasa y de una
escalofriante tristeza y grisura (…) se percibe la evidencia de que la inutilidad de cualquier intento

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de construir racionalmente el mundo exterior implica necesariamente la incapacidad de crear una
identidad propia (…)
VILA-MATAS, Enrique: “Dublinesca”, 41 y 43
“No saber de sí es vivir. Saber mal de sí es pensar. Saber de sí, de repente, como en un momento
lustral, es tener súbitamente la noción de la mónada íntima, de la palabra mágica del alma”
PESSOA, Fernando: “Libro del desasosiego”, 95
“Borges piensa que (…) podría inventarse un cuento: (…) una persona reconoce de pronto que no
corresponde al conjunto de virtudes y de pretensiones que ha sido hasta entonces su personalidad,
y decide que en adelante se dedicará a representar simplemente a ese otro ser misterioso que él
realmente es”
BIOY CASARES, Adolfo: “De jardines ajenos”, 272
“Descubrí que, incluso cuando actuaba, yo no era más que simulación. ¿Adónde había ido a parar?
¿Dónde estaba mi yo? ¿Dónde estaba mi ojo?
DURRELL, Lawrence: “Sebastián”, 27
“Soy el falso personaje que sigue los pasos del nombre”
DELILLO, Don: “Ruido de fondo”
“La extrañeza -faltaría más- es sujeto de mi literatura, pero yo soy un tipo sencillo, dejé de imitar
al extraño que antes era.”
“VILA-MATAS, Enrique: “Entrevista digital” en El Pais Digital, 30 de mayo de 2011
“Yo soy para mi arquetipo una traición permanente”
BARBERY, Muriel: “La elegancia del erizo”, 29

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“Saber que tengo, o tuve, en mí mismo elementos suficientes como para encaramarme a otra
posibilidad, saber que soy superior, no demasiado, a mi agotada profesión, a mis pocas
diversiones, a mi ritmo de diálogo: saber todo eso no ayuda por cierto a mi tranquilidad, más bien
me hace sentirme más frustrado, más inepto para sobreponerme a las circunstancias (…) Porque si
ahora mismo me decidiera a asegurarme, en una especie de tardío juramento,: ‘Voy a ser
exactamente lo que quise ser’, resultaría que todo sería inútil. Primero, porque me siento con
escasas fuerzas como para jugarlas a un cambio de vida, y luego, porque ¿qué validez tiene ahora
para mí aquello que quise ser? Sería algo así como arrojarme conscientemente a una prematura
senilidad”.
BENEDETTI, Mario: “La tregua”, 52-3
“Hay gentes que lo poseen todo y no consiguen mostrarlo, ricos tan pobres y nobles tan vulgares,
que la incredulidad que inspiran acaba por volverlos tímidos y les confiere una actitud sospechosa.
En ciertas mujeres las perlas más bellas se tornan falsas. En cambio, en otras, las perlas falsas
parecen verdaderas. De igual modo, existen hombres que inspiran una confianza ciega y disfrutan
de privilegios a los que no podrían aspirar. Guillaurne Thomas pertenecía a esa raza de
bienaventurados (…) Andaba estrechamente ligado a su fábula. Cuanto más vivía su papel, más se
confundía con él, más fuero le aportaba y esa franqueza que convence”.
COCTEAU, Jean: “Thomas el impostor”, 84-5
“Nadie hubo en él; detrás de su rostro (…) y de sus palabras, que eran copiosas, fantásticas y
agitadas, no había más que un poco de frío, un sueño no soñado por alguien (..) Instintivamente, ya
se había adiestrado en el hábito de simular que era alguien, para que no se descubriera su
condición de nadie; en Londres encontró la profesión a la que estaba predestinado, la de actor, que
en un escenario, juega a ser otro (…) Nadie fue tantos hombres como aquel hombre (…) La
identidad fundamental de existir, soñar y representar le inspiró pasajes famosos. Veinte años
persistió en esa alucinación dirigida, pero una mañana lo sobrecogieron el hastío y el horror de ser
tantos (…) Aquél mismo día resolvió la venta de su teatro (…) Tenía que ser alguien (…) La
historia agrega que, antes o después de morir, se supo de frente a Dios y le dijo: ‘Yo, que tantos
hombres he sido en vano, quiero ser uno y yo’ La voz de Dios le contestó desde un torbellino: ‘Yo
tampoco soy; yo soñé el mundo como tú soñaste tu obra, mi Shakespeare, y entre las formas de mi
sueño estabas tú, que como yo eres muchos y nadie”
BORGES, J.L.:”Everything and nothing”en “Obras completas”, Tomo II, 181-2
“Así mi vida es una fuga y todo lo pierdo y todo es olvido, o del otro”.
BORGES, Jorge Luis: “Borges y yo” en “Obras completas”, Tomo II, p. 186
Pude haber sido yo misma, pero sin que me sorprendiera,
Lo que habría significado

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Ser alguien totalmente diferente.
SZYMBORSKA, Wislawa: “Instante”, 27
“De joven huía. Descubrí las Canarias en la mili y huí de Valencia. Me fui a Tenerife. Y de allí huí
a El Hierro. Hace veinte años. Con el tiempo he comprendido que la huida es algo personal,
interior, de algo que no te gusta de ti mismo. Pero yo creo que El Hierro es mi isla y de aquí ya no
me marcho”
BELLVESER, Juan Antonio en RUIZ, Rafael: “La paz de El Hierro”,
“Usted me comprenderá, señor Mintouchian, si le digo que siempre he tratado de convertirme en
lo que soy. Pero eso atemoriza, porque ¿qué ocurriría si lo que por naturaleza soy no es
suficiente?...Mejor es morir siendo uno lo que es, que vivir como un extranjero ante sí mismo para
siempre”
BELLOV, Saul: “Las aventuras de Augie March”, 644
“Si alguna vez hubo alguien detrás de la máscara lo extirpé mediante la cirugía… si me pidieran
que me interpretara a mí mismo no sabría qué hacer. No sé quién soy… ¿Peter Sellers? No existe
tal persona…’
SELLERS, Peter (actor británico)
Entrevista de TORRES, Maruja: “El enigmático Peter Sellers”
“Afuera, el paisaje invernal de Barcelona reflejaba, en su transparente tristeza, la gélida alma de
una ciudad de fugaces transeúntes que vagaban como almas en pena por las heladas calles
avanzando en dirección contraria a la de sus sueños y a ese deseo que en aquellos días era tan
común como inconfesado, el de la huida radical de aquella sordidez que había acumulado tanto
silencio colectivo y tanto paso fugaz de gente congelada que atravesaba como fantasmas las calles
de una ciudad inhóspita en la que ni tan siquiera el invierno parecía real. Eran días y años en los
que nadie quería ser lo que era y ser, a cualquier precio, otros, aunque para ello fuera preciso
vender el alma al diablo”
VILA-MATAS, Enrique: “Impostura”, 54
“Quería interpretar ‘a nobody who ustit somebody nobody really now’, según cita su biógrafo
Sikov. La frase pierde traducida del inglés: ‘Un nadie que se convierte en alguien a quien nadie

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