Tema 1. orígenes, difusión y definición de la bioética
Video 16 la peste negra
1. 0. LA PESTE NEGRA
Un monje, al redactar la crónica en la
época de la peste negra, dijo:
“Escribo esto por si queda alguien
de la raza de Adán para leerlo”
3. La peste negra
1348 . La peste negra no se llamó así en
su época. Ese nombre se le puso
después. En la época se conocía a la
pandemia mortal como EL MAL QUE
CORRE. También se le conocía como
LA GRAN MORTALIDAD
• La información sobre la
mortalidad varía ampliamente
entre las fuentes, pero se
estima que alrededor de dos
tercios de la población de
Europa murió desde el
comienzo del brote a mitad del
siglo XIV. Aproximadamente 25
millones de muertes tuvieron
lugar sólo en Europa.
• La Peste Negra fue llamada así
debido a su manifestación física y su
efecto sobre la sociedad. El número
total de muertes atribuidas a esta
pandemia devastadora fue de 75
millones de personas
4. Origen de la Peste
Ese mismo año, el mal debió de entrar en contacto con los europeos
en el puerto de Caffa –hoy Teodosia–, entonces colonia de Génova
en el Mar Negro, hacia donde acudían las numerosas caravanas
citadas. Poco después, la ciudad fue asediada por el khan tártaro
Djani Beck, quien se vio obligado a levantar el sitio cuando una
misteriosa plaga –la temible peste negra– comenzó a matar sin
miramientos a sus tropas. Al general se le ocurrió entonces la
brillante y terrible idea de lanzar al interior de la ciudad mediante
catapultas los cadáveres pestilentes de centenares de sus soldados,
treta mediante la cual pretendía “envenenar a los cristianos” y, como
si de una pionera guerra bacteriológica se tratara, logró que la muerte
negra penetrara en Caffa. Después, doce galeras ocupadas por
genoveses que habían contraído la enfermedad arribaron al puerto
de Mesina (Italia) en octubre de 1387 y propagaron la peste de forma
increíblemente rápida, mientras otros barcos, también infectados,
llegaban desde Oriente a Génova y Venecia. Cuando las autoridades
genovesas reaccionaron ya era demasiado tarde. Nada ni nadie
podía detener ya a la peste.
5. Expansión de la peste
Los marinos genoveses, al regresar desde Caffa a su país de origen, fueron propagando la
enfermedad por los distintos puertos del Mediterráneo donde atracaban. Uno de los
primeros lugares en recibirla fue Sicilia, en el otoño de 1347. Allí, de acuerdo con un
cronista italiano de la época: <<los genoveses transportaban consigo, impregnada en los
huesos, una enfermedad de tal naturaleza que todo el que hubiera hablado con alguno
de ellos era alcanzado por el mal. La enfermedad provocaba una muerte inmediata,
absolutamente imposible de evitar.>> En su curso hacia el norte llegó a la peste a las
islas de Cerdeña y Córcega. Desde allí paso al entorno de Génova y al sur de la península
Itálica, para luego alcanzar Francia y las zonas meridionales del Imperio Germánico.
Recogida
de
cadáver
es
7. El Triunfo de la Muerte, del pintor flamenco Pieter
Brueghel el Viejo
8. Expansión de la peste
Un año y medio después, en la primavera de
1348, el látigo golpeó las Baleares, y
poco después, la península Ibérica. Fue
tan espectacular su entrada que en un
capítulo de la Crónica de Alfonso XI, rey
de España, se anota el asombro que
produjo la ferocidad del mal: <<Esta fue
la primera et grande pestilencia que es
llamada mortandad grande>>. Por su
parte, la Crónica del rey de Aragón
Pedro IV el Ceremonioso que se hallaba
reunido en unas Cortes en los meses de
septiembre y octubre de 1348, señala que
<<estant en los tractaments de les dites
cortes comença la gran mortaldat>> En
1349 la peste negra dio un nuevo paso e
hizo su aparición en los países del norte
de Europa; al años siguiente llegó a
Rusia.
9. La enfermedad no adoptaba una única forma.
Podía presentarse como una afección
pulmonar
que
causaba
una
grave
insuficiencia respiratoria, y podía también
aparecer en una de sus maneras más terribles
y mortales, la septicémica (como infección
generalizada), con hemorragias cutáneas con
placas de color negro azulado; de ahí que se
la conociera como “peste negra”. Por último,
había una forma que se conocía como peste
bubónica, que era la más frecuente: se
caracterizaba por la aparición en el cuerpo
humano de unos bubones, que no eran sino
ganglios linfáticos abultados, en la ingle, en
las axilas o en el cuello.
10.
11. La Peste Negra Manifestaciones de la epidemia
•
La Peste Negra tenía tres manifestaciones -- la peste bubónica, la peste neumónica, y la peste
septicémica. La peste bubónica tenía un promedio de mortalidad de entre treinta y setenta y cinco
por ciento. Esta manifestación de la enfermedad era caracterizada por la hinchazón de los
nódulos linfáticos (bubos) a lo largo del cuello, axilas, e ingle. Estos síntomas estaban
acompañados de fiebre, temblores, dolores en las articulaciones y de cabeza, malestar y
náuseas.
La peste neumónica era la segunda forma más común de la enfermedad; esta manifestación era
transmitida de persona a persona, una infección transmitida en el aire. Los síntomas incluían
esputo con manchas de sangre, el cual se hacía cada vez más fluido a medida que la
enfermedad avanzaba. Esta forma de la enfermedad tenía un promedio de mortalidad de entre un
noventa a un noventa y cinco por ciento.
La Peste Negra tenía una tercera manifestación conocida como la peste septicémica. Esta forma
de la enfermedad tenía un promedio de mortalidad de casi un cien por ciento. La peste
septicémica estaba caracterizada por profundas decoloraciones púrpura de la piel y por fiebres
extremadamente altas. Esta forma de la enfermedad era bastante rara.
Los sobrevivientes de la enfermedad tenían historias de horror que contar acerca de la vida y el
ambiente durante los años de la peste. El aire estaba lleno del hedor horroroso de enfermos,
muertos y de cuerpos en descomposición. Cuarentenas fueron declaradas en tierras para
mantener a la gente infectada fuera de la ciudad. Cuarentena es una palabra derivada de la
palabra italiana para cuarenta; ya que cuarenta era el número de días que se pensaba necesario
para que una enfermedad virulenta llegara a su fin. Se crearon instalaciones para permitir a los
viajeros esperar hasta completar los cuarenta días, sin embargo, estos métodos no podían dejar
fuera a las ratas negras y a las pulgas, así que la enfermedad continuó propagándose.
12. El papa prohibió ir a Misa
para intentar frenar el
contagio
La crisis del 1348 se agravó
por las graves carestías
a causa de un clima
húmedo y lluvioso
•
En Florencia,
solamente un quinto de
sus pobladores
sobrevivió.
Se quemaban los
cadáveres infectados
en grandes piras
13. Los chivos expiatorios
¿Qué explicaciones se dieron en la Europa de mediados del siglo XIV sobre
el origen de la terrible epidemia y la mortandad?
Se buscó chivos expiatorios. Si bien en algunos lugares
se acusó a los leprosos de haber sido los agentes de la
difusión de la peste, fueron sobre todo los judíos
quienes cargaron con esa responsabilidad, lo que genero
un profundo antisemitismo en toda Europa, culminando
con el asalto a juderías y el asesinato de sus moradores.
Según un cirujano francés el origen de la mortal
epidemia había que buscarlo en la coincidencia de los
planetas Saturno, Júpiter y Marte en un determinado día
del año 1345. Otras personas opinaron que podría ser
un castigo divino motivado por los pecados del ser
humano. Clemente VI reaccionó publicando, en
1348, dos bulas en las que condenaba toda
violencia contra los judíos y, además, instó al clero
para que tomara las medidas necesarias para su
protección. El papa proclamó sobre la peste:
«Pestilencia con la que Dios está castigando a sus
gentes».
14. El Papa
Por órdenes médicas, Clemente VI pasó el
caluroso verano de 1348 sentado entre dos
fuegos que se atizaban permanentemente.
Aunque él no lo sabía, el calor
probablemente mantuvo a las pulgas a
distancia y el Papa sobrevivió.
La epidemia de peste produjo además en
Europa un rebrote de los flagelantes, grupos
de laicos que peregrinaban de ciudad en
ciudad azotándose. Clemente VI los acusó de
fanáticos y mediante la publicación, en 1349,
de una bula, los condenó como herejes.
Derrumbamiento del clero secular y regular.
15.
16. Más datos
Venecia perdió dos tercios de sus habitantes y en Pisa morían
quinientas personas al día.
Además, la primera aparición de la peste coincidió con un terrible
terremoto que asoló Italia desde Nápoles a Venecia, dejando un rastro
de destrucción que colaboró a aumentar la psicosis de fin del mundo.
En los sitios cerrados, tales como los monasterios o las prisiones, la
infección de una persona normalmente significaba la de todos, como
ocurrió en los conventos franciscanos de Carcasona y Marsella, en los
cuales toda la comunidad murió. De los 140 frailes dominicos que había
en Montpellier sólo sobrevivieron siete. El hermano de Petrarca,
Gerardo, miembro de un monasterio de cartujos, enterró a su prior y a
treinta y cuatro compañeros, uno por uno, hasta que se quedó solo con
su perro y huyó a buscar refugio en otra parte. En Kilkenny, Irlanda, el
hermano John Clyn de los frailes Menores también se encontró solo,
rodeado de compañeros muertos, pero escribió una crónica de lo que
había sucedido para que no ocurriera que «...las cosas que deben ser
recordadas parezcan con el tiempo y sean borradas del recuerdo de
quienes vendrán tras nosotros». Creía que el mundo entero estaba en
poder del demonio y, esperando morir a su vez, escribió: «Dejo
pergamino para continuar este trabajo, por si alguien sobrevive y
cualquiera de la raza de Adán escapa a la peste y continúa la labor que
yo he comenzado».
17.
En cuanto al clero, la mortandad varió según el rango.
La única excepción a esta regla fue la muerte de un
tercio de los cardenales, pero ello se debió más bien a
que se encontraban concentrados en la corte papal en
Avignon. Entre los obispos se calcula que murió uno de
cada veinte; en cambio los sacerdotes murieron más que
el pueblo llano, aunque en muchos lugares abandonaron
sus deberes y huyeron por miedo al contagio. Por una
extraña y siniestra coincidencia, en Inglaterra murieron
sucesivamente el arzobispo de Canterbury, en agosto de
1348, su sucesor en mayo de 1349, y el siguiente
candidato tres meses más tarde. Suponemos que pocos
estarían dispuestos a ocupar el más alto cargo
eclesiástico de Inglaterra después de esta cadena de
muertes.
18. Cobardía y heroísmo
El Papa Clemente VI se vio obligado a garantizar el perdón
de los pecados a los que morían de peste, dado que tantos
fueron desatendidos por los sacerdotes, «Y no doblaban las
campanas» cuenta un cronista de Siena, «y nadie lloraba,
no importa cuán grande su perdida, pues todos esperaban
la muerte». Guy de Chauliac, observador serio y meticuloso,
nos confirma la misma opinión: «El padre no visitaba al hijo,
ni el hijo al padre. La caridad había muerto».
Pero también hubo excepciones. En Paris, según Jean de
Venette, las monjas del Hotel Dieu, «no teniendo miedo a la
muerte, atendían a los enfermos con toda dulzura y
humildad». Las que morían eran sustituidas por otras, hasta
que la mayoría «descansaron en paz con Cristo».
19. Walking dead
Los campesinos caían muertos en los campos, en los
caminos o en sus casas, y los que sobrevivían se
hallaban presos de una apatía total, dejando el trigo
maduro sin segar y el ganado desatendido. Esto ponía
en peligro la economía del siglo, que dependía de la
cosecha de cada año para comer y para hacer la siembra
del año siguiente. La disminución alarmante de la mano
de obra bien pronto se hizo patente «Quedaron tan
pocos siervos y trabajadores que nadie sabía a quien
pedir ayuda». La idea de un futuro sin futuro -valga la
redundancia creó un sentimiento de demencia y
desesperación. Un cronista bávaro cuenta que «los
hombres y las mujeres deambulaban como si estuviesen
locos y dejaban que su ganado se perdiese porque ya
nadie quería preocuparse por el futuro».
20. Llos escoceses, gracias al invierno gozaban de una tregua frente a la
peste que provenía de Inglaterra. Encantados de saber que una
enfermedad misteriosa estaba diezmando a las gentes del sur,
reunieron un ejército para invadirles. Pero antes de que se pusiesen
en movimiento la peste cayó sobre ellos, matando a la mayoría
mientras que los supervivientes huían del pánico, diseminando la
enfermedad por toda Escocia.
En muchas ciudades se ordenaron estrictas. medidas de cuarentena
para evitar el contagio.. En Milán el arzobispo Giovanni Visconti
tomó medidas draconianas de acuerdo con el estilo de su familia;
ordenó que las tres primeras casas en las que apareció la peste
fueran tapiadas con sus ocupantes dentro, quedando sanos,
enfermos y muertos encerrados en una misma tumba común. No se
sabe si por la prontitud de sus medidas o por fortuna, Milán escapó
con pocas muertes a la plaga.
Por otra parte se tuvieron que tomar medidas para paliar en lo
posible la desmoralización de la gente, de manera que muchas
ciudades prohibieron que tocasen las campanas en señal de duelo o
que se pregonasen los fallecimientos como era costumbre. La
ciudad de Siena impuso multas a todo aquel que llevase luto, con la
única excepción de las viudas.
21. ¿Conversión?
La gente no mejoró a consecuencia de la epidemia. tal
como hubiese esperado Matteo Villani, quien decía que
la ira de Dios debía convertirles en «mejores hombres,
humildes, virtuosos y católicos». En lugar de ello
«olvidaron el pasado como si nunca hubiese existido y se
entregaron a una vida más desvergonzada y
desordenada que la que llevaban antes».
Debido a la abundancia de bienes y alimentos y a la
escasez de consumidores los precios se hundieron y los
supervivientes de la peste se entregaron a una orgía
salvaje de despilfarro. Los pobres se mudaron a casas
abandonadas, dormían en camas y comían en servicio de
plata; los campesinos se apoderaban de las tierras que
nadie reclamaba, así como del ganado, incluso de
lagares, forjas o molinos que habían quedado sin dueño
y de muchas otras cosas que nunca antes habían
poseído.
22.
Por aquel tiempo, el tema de la muerte estuvo como
nunca presente en la literatura, en el arte, en la vida
espiritual. Pisa levantó entonces el gran monumento a
los muertos, su maravilloso Campo Santo, cuyos muros
se cubrieron con los frescos de la “danza de la muerte”,
un tema que los artistas reproducirían mil veces y que
cantarían los poetas en todas las lenguas. La muerte de
la “danza” era una muerte despiadada, en la que se
pintó con tremendo realismo el espectáculo de miseria
que acompañaba a las grandes epidemias de la época
23. Y guerras
Las guerras fueron también causas de la crisis del
1300. Fue un estado continuo de violencia. Entre 1228
y 1462 en Europa hay no menos de 90 guerras.
Pero quizás el hecho más dramático fue la cerca de
Adrianopoli en 1357, porque significo la irrupción de
los turcos en Europa.
Destaca entre todas ellas la Guerra de los Cien años
(1337-1453), que no fue sólo el enfrentamiento entre
dos potencias, sino un conjunto de luchas en el
interior de los estados. En Francia fue un
enfrentamiento entre la casa de Orleans y la de
Borgoña, mientras en Inglaterra fue entre la casa de
York y la de Lancaster. En Bélgica fue la lucha entre el
obispo de Lieja y el conde de Lancaster.
24. • Como siempre las víctimas fueron los más
pobres, aunque de hecho no eran las
batallas las que hacían más daños. Peor
era cuando entraban los soldados por la
ciudades con los saqueos, incendios, etc.
Esto respondía a una consigna clara que
era despoblar los campos y quemar las
tierras.
25. STA. JUANA DE ARCO
La segunda parte de esta sangrienta guerra (1414-1453)
se vio marcada por una nueva invasión inglesa. El nuevo
rey inglés, Enrique V, se aprovechó de las divisiones
internas del reino de Francia, pues contó con el apoyo
de los borgoñones. Pero en 1429 el ejército francés,
alentado por Juana de Arco, logró romper el cerco y
ganar la batalla de Patay. La doncella de Orleáns,
exhortó al delfín, el futuro Carlos VII, a no ceder ante los
ingleses e, incluso consiguió que la pusiera al frente de
un gran ejército para continuar la lucha contra los
invasores. Fue canonizada en 1920. El dedo de Dios
estaba en Juana de Arco, quien desde los trece años
comenzó a recibir los primeros mensajes y a los
diecisiete, inició su fulgurante misión.
26. ¿Qué buscaban los jueces, que eran todos eclesiásticos, al sentenciar a
Juana a la muerte, y muerte de hoguera? ¿Estaban al servicio de la
justicia o de la política ocupacionista inglesa?
Todos están acordes en afirmar que fue un juicio inicuo,
porque Juana de Arco nunca fue ni bruja ni hereje, motivos
por los que la condenaran. En realidad, a quien buscaban
atacar y humillar era al rey Carlos VII, a quien Juana había
hecho consagrar en Reims. ¿Era, pues, un planteamiento
religioso o político? Era un pretexto religioso para sostener
una tesis política. Juana de Arco es la única persona en la
historia que sufrió tres procesos: proceso de condenación,
proceso de rehabilitación y proceso de canonización. Esos
procesos no sólo representan distintos momentos de la vida
de Juana, sino que son otros tantos símbolos de inmenso
valor para toda la humanidad. ¡Cuántas incomprensiones,
atropellos, calumnias, injusticias hay en el mundo! Es
necesario que llegue la hora de la verdad, cuando Dios dé a
cada uno lo suyo.