El documento describe las fuerzas que nos ayudan y nos atacan en nuestro crecimiento espiritual. Cristo nos defiende al habernos redimido del pecado a través de su sangre, liberándonos para servir a la justicia. Sin embargo, debemos luchar contra fuerzas espirituales malignas como principados y potestades. Aún así, Cristo nos da la victoria al haber derrotado a Satanás y sus ángeles en la cruz.
La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
Cómo crecer en Cristo venciendo las fuerzas que nos atacan
1. Lección 5
para el 3 de
www.recursos-adventistas.es.tl
noviembre
de 2012
2. La Biblia nos invita a crecer en Cristo “hasta que todos lleguemos a la unidad de
la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la
estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13)
Aunque este crecimiento implica una batalla interior entre la vieja naturaleza y
la nueva naturaleza del creyente, existen fuerzas externas a nosotros que nos
afectan en este proceso.
Reconocer las distintas fuerzas implicadas, y la forma en que éstas nos pueden
defender o atacar nos ayudará en nuestro crecimiento espiritual.
3. EL QUE NOS DEFIENDE:
Siendo pecadores, somos esclavos
del pecado; sentenciados a muerte;
imposibilitados para obtener la
libertad por nosotros mismos.
Al igual que Dios liberó al pueblo de
Israel esclavizado en Egipto,
necesitamos que Dios nos libere
del pecado.
Jesús compró nuestra libertad
redimiéndonos del pecado a través
de su sangre.
Él tomó nuestro lugar, se sacrificó en nuestro favor sufriendo
nuestra suerte a fin de que no tuviéramos que sufrirla nosotros.
4. “sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana
manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros
padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,
sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un
cordero sin mancha y sin contaminación” (1ª de Pedro 1:18-19)
“Aun cuando estábamos bajo el
dominio de un amo cruel, aun
cuando el príncipe de las tinieblas
gobernaba nuestro espíritu, el
Señor Jesucristo pagó por nosotros
el precio del rescate con su propia
sangre. Habéis sido comprados
por precio, la preciosa sangre de
Cristo; sois su propiedad, por lo
tanto, glorificad a Dios en vuestro
cuerpo y en vuestro espíritu que
son de Dios”
E.G.W. (A fin de conocerle, 22 de febrero)
5. “Porque cuando erais esclavos del pecado,
erais libres acerca de la justicia” (Romanos 6:20)
Sirviendo al pecado, somos libres para pecar;
libres para autodestruirnos; libres para morir.
“y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos
de la justicia” (Romanos 6:18)
La Sirviendo a la justicia, somos libres del pecado;
verdadera libres para crecer en Cristo; libres para vivir.
libertad no
consiste en “Jesús les respondió: De cierto, de
no tener cierto os digo, que todo aquel que
hace pecado, esclavo es del pecado.
amo, sino Y el esclavo no queda en la casa para
en elegir al siempre; el hijo sí queda para
amo siempre. Así que, si el Hijo os
libertare, seréis verdaderamente
correcto. libres” (Juan 8:34-36)
6. “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados,
contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo,
contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12)
La lucha no es contra hombres, sino contra espíritus y poderes muy
superiores a los hombres en inteligencia y en pervertida astucia: las
fuerzas satánicas que están preparadas en orden de batalla y en
rebelión abierta contra Dios y sus hijos (ver CBA, sobre Efesios 6:12)
PRINCIPADOS Y POTESTADES
Poderes sobrenaturales que tratan de ejercer un
dominio para mal sobre los hombres.
GOBERNADORES DE LAS TINIEBLAS DE ESTE SIGLO
Espíritus con individualidad propia, los cuales
ejercen cierto grado de autoridad sobre el mundo.
Demonios que actúan directamente sobre los
gobernadores terrenales (Daniel 10:13)
HUESTES ESPIRITUALES DE MALDAD EN LAS
REGIONES CELESTES
Los ángeles caídos. La frase “regiones celestes”
indica la morada de las potencias angélicas.
7. Otros “poderes” que nos pueden
impedir nuestra liberación y pleno
crecimiento en Cristo son, entre otros:
† Principios filosóficos equivocados.
† Sistemas religiosos erróneos.
† Presiones laborales, políticas o económicas.
† Temor al futuro.
† Las demandas de la vida.
† La sociedad.
† Las tradiciones.
“Mirad que nadie os engañe por medio de
filosofías y huecas sutilezas, según las
tradiciones de los hombres, conforme a los
rudimentos del mundo, y no según Cristo”
(Colosenses 2:8)
8. “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel
que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni
ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo
alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor
de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:37-39)
¿Cómo podemos estar tan seguros de la victoria sobre Satanás y sus ángeles?
“y despojando a los principados y a las
potestades, los exhibió públicamente,
triunfando sobre ellos en la cruz” (Colosenses 2:15)
1. Despojados. Según el griego, Jesús “quitó la
ropa” o “desarmó” al diablo y sus ángeles.
Ningún arma satánica es tan poderosa que
Jesús no pueda protegernos contra ella.
2. Exhibidos. En la cruz se manifestó el
verdadero carácter de Lucifer. Él es
“homicida desde el principio” (Juan 8:44)
3. Derrotados. Jesús ha triunfado sobre
Satanás y sus ángeles.
Su victoria es nuestra victoria.
9. “El poder y la malignidad de Satanás y de su hueste podrían alarmarnos
con razón, si no fuera por el apoyo y salvación que podemos encontrar en
el poder superior de nuestro Redentor. Proveemos cuidadosamente
nuestras casas con cerrojos y candados para proteger nuestros bienes y
nuestras vidas contra los malvados; pero rara vez pensamos en los ángeles
malos que tratan continuamente de llegar hasta nosotros, y contra cuyos
ataques no contamos en nuestras propias fuerzas con ningún medio eficaz
de defensa. Si se les dejara, nos trastornarían la razón, nos desquiciarían y
torturarían el cuerpo, destruirían nuestras propiedades y nuestras vidas.
Sólo se deleitan en el mal y en la destrucción. Terrible es la condición de los
que resisten a las exigencias de Dios y ceden a las tentaciones de Satanás,
hasta que Dios los abandona al poder de los espíritus malignos. Pero los
que siguen a Cristo están siempre seguros bajo su protección. Ángeles
de gran poder son enviados del cielo para ampararlos. El maligno no
puede forzar la guardia con que Dios tiene rodeado a su pueblo”
E.G.W. (El conflicto de los siglos, cp. 32, pg. 571)