2. Antes se llamaba Levi, poco sabemos de él. Era
publicano, es decir, recaudador de tributos, en
Cafarnaúm, hasta que un día Jesús lo llamó al
apostolado diciéndole simplemente:
“Sígueme” y Leví “Levantándose le siguió”
(Mto 9,9) Fue el primero en escribir la Buena
Nueva en forma de libro, entre los años 40 y 50
de la era cristiana. Lo escribió en lengua
aramea o Siriaca, para los judíos de Palestina
que usaban aquel idioma... Más tarde este
evangelio, cuyo texto arameo se ha perdido,
fue traducido al griego. El fin del autor era
demostrar que Jesús es el Mesías prometido,
porque en él se han cumplido los vaticinios de
los profetas. Para sus lectores inmediatos no
había mejor prueba que esta y también
nosotros experimentamos, al leer su evangelio,
la fuerza avasalladora de esa comprobación.
3. Antes se llamaba Juan, fue hijo de aquella
María en cuya casa se solían reunir los
discípulos del Señor. (Hechos 12,12) Es muy
probable que la misma casa sirviera de
escenario para otros acontecimientos
sagrados, como la última cena y la venida del
Espíritu Santo. El fin que se propone, es
demostrar que Jesucristo es Hijo de Dios y que
todas las cosas de la naturaleza y aun los
demonios le están sujetos. Por lo cual relata
principalmente los milagros y la expulsión de
los espíritus inmundos. Su evangelio es el más
breve de los cuatro. Presenta en forma
sintética, muchos pasajes de los sinópticos, no
obstante lo cual reviste singular interés,
porque narra algunos episodios que le son
excluidos y también por muchos matices
propios, que permiten comprender mejor los
demás evangelios.
4. Era un Sirio nacido en Antioquia, de familia pagana.
Tuvo la suerte de convertirse a la fe de Jesucristo y
encontrarse con Pablo, cuyo fiel compañero y
discípulo fue por muchos años, compartiendo con él
hasta la prisión en Roma. Según su propio testimonio
(1,3) Lucas se informó “de todo exactamente desde su
primer origen” y escribió para dejar grabada la
tradición oral (1, 4) No cabe duda que una de sus
principales fuentes de información fue el mismo Pablo
y es muy probable que recibiera informes también de
la madre de Jesus, especialmente sobre la infancia de
Jesus, que Lucas es el único en referirnos con cierto
detalle. Por sus noticias sobre el, niño y su madre, se
le llamó el evangelista de la virgen. De ahí que la
leyenda le atribuya haber pintado el primer retrato de
María. Lucas es llamado también el evangelista de la
misericordia, por ser el único que nos trae las
parábolas del hijo prodigo, de la dracma pérdida, del
buen samaritano, etc.
5. Natural de Betsaida de Galilea, fue hermano de Santiago
el Mayor, hijos ambos de Zebedeo y de Salome, hermana
de la virgen santísima. Siendo primeramente discípulo de
Juan el Bautista y buscando con todo corazón el Reino de
Dios, siguió después a Jesus y llego pronto a ser su
discípulo predilecto. Dese la cruz, el Señor le confió su
santísima Madre, de la cual juan en adelante, cuidó como
de la propia. Después de la resurrección de quedó Juan en
Jerusalén como una de “las columnas de la iglesia” Ga 2,9)
y más tarde se trasladó a Éfeso del Asia Menor. Desterrado
por el emperador Domiciano (8195) a la isla de Patmos,
escribió allí el Apocalipsis. A la muerte del tirano pudo
regresar a Éfeso, ignorándose la fecha y todo detalle de su
muerte. (juan 21,23 y nota) además del apocalipsis y tres
epístolas, este evangelio, que tiene por objeto robustecer
a la fe en la Mesianidad y divinidad de Jesucristo, a la par
que sirve para completar los evangelios anteriores,
principalmente desde el punto de vista espiritual, pues ha
sido llamado el evangelista del amor.
6. No pretende narrar lo que hizo cada uno de
los apóstoles, sino que toma, como lo
hicieron los evangelistas, los hechos
principales que el Espíritu santo ha sugerido
al autor para alimento de nuestra fe. Lc 1,4;
Jun 20, 31) Dios nos muestra aquí, lo que
fue la vida y el apostolado de la iglesia en
los primeros decenios (anos 30 a 63 del
nacimiento de cristo) y el papel que en ellos
desempeñaron los príncipes e los apóstoles,
San Pedro (cap. 1-12) y San Pablo (Cap. 13-
28). La parte más extensa se dedica, pues a
los viajes, trabajos y triunfos de este apóstol
de los gentiles, hasta su primer cautiverio
en Roma. Con esto se detiene el autor casi
inopinadamente, dando la impresión de
que pensaba escribir más adelante otro
tratado.