2. No todos los profetas nos han dejado sus
visiones en forma de escritos. De Elías y Eliseo,
por ejemplo, solo sabemos lo que narran los
libros históricos del AT, principalmente los
libros de los Reyes. Isaías es el primero de los
profetas del AT, desde luego por lo acabado de
su lenguaje, que representa el siglo de oro de
la literatura Hebrea, más sobre todo por la
importancia de los vaticinios que se refieren al
pueblo de Israel, los pueblos paganos y los
tiempos mesiánicos y escatológicos. Ningún
otro profeta vio con tanta claridad al futuro
Redentor y nadie como él, recibió tantas
ilustraciones acerca de la salud mesiánica, de
manera que San Jerónimo no vacila en llamarlo
“El evangelista entre los profetas”.
3. En cuanto a los datos biográficos, jeremías es el menos
ignorado entre los profetas del Israel. Hijo del Sacerdote
Helcías, nació en Anatot, a 4 Kms al norte de Jerusalén y fue
destinado por Dios desde el seno materno para el cargo de
profeta. Empezó a ejercer su misión durante más de 40 años,
bajo los reyes Josías, Joacaz, Joakim, Joaquín (Jeconias) y
Sedecías siguió amonestando y consolando a su pueblo, hasta
que la ciudad impenitente cayó en poder de los babilónicos
(587 a.c) Jeremías no compartió con su pueblo la suerte de ser
deportado a Babilonia, sino que tuvo la satisfacción de ser un
verdadero padre del pequeño y desamparado resto de los
judíos que había quedado en la tierra de sus padres. Jeremías
es un ejemplo de vida religiosa, austero y casi ermitaño, se
consumió en dolores y angustias (15,17s) por amor a su
pueblo obstinado. Para colmo se levantaron contra él falsos
profetas y consiguieron que, por mandato del rey, fuesen
quemadas sus profecías. El mismo fue encarcelado y sus días
habrían sido contados, si los babilonios, al tomar la ciudad, no
le hubiesen libertado.
4. En cuanto a los datos biográficos, jeremías es el menos
ignorado entre los profetas del Israel. Hijo del Sacerdote
Helcías, nació en Anatot, a 4 Kms al norte de Jerusalén y fue
destinado por Dios desde el seno materno para el cargo de
profeta. Empezó a ejercer su misión durante más de 40 años,
bajo los reyes Josías, Joacaz, Joakim, Joaquín (Jeconias) y
Sedecías siguió amonestando y consolando a su pueblo,
hasta que la ciudad impenitente cayó en poder de los
babilónicos (587 a.c) Jeremías no compartió con su pueblo la
suerte de ser deportado a Babilonia, sino que tuvo la
satisfacción de ser un verdadero padre del pequeño y
desamparado resto de los judíos que había quedado en la
tierra de sus padres. Jeremías es un ejemplo de vida
religiosa, austero y casi ermitaño, se consumió en dolores y
angustias (15,17s) por amor a su pueblo obstinado. Para
colmo se levantaron contra él falsos profetas y consiguieron
que, por mandato del rey, fuesen quemadas sus profecías. El
mismo fue encarcelado y sus días habrían sido contados, si
los babilonios, al tomar la ciudad, no le hubiesen libertado.
5. a quien la misma Biblia cita como prototipo
de Santidad (ez 14,14 y 20) y de sabiduría
(Ez 28,3) vivió como Ezequiel en Babilonia
durante el cautiverio, mas no fue
sacerdote que adoctrinase al pueblo como
aquel y como Jeremías en Jerusalén, sino
un alto personaje en la corte de un rey
pagano. Su libro reviste, sin embargo,
importancia extraordinaria debido al
carácter mesiánico y escatológico de sus
revelaciones, “como que él se contienen
admirables y especialísimos vaticinios del
estado político del mundo, y también del
de la iglesia, desde su tiempo hasta la
reencarnación del Verbo Eterno y después
hasta la consumación del siglo.
6. la tradición atribuye a Jeremías esta
colección. Llámense lamentaciones o
según el griego, Trenos, porque expresan
en forma más conmovedora el
amarguísimo dolor del profeta por la
triste suerte de su pueblo y la ruina del
templo y de la ciudad de Jerusalén.
Fueron compuestas bajo la impresión de
la tremenda catástrofe, inmediatamente
después de la caída de la ciudad (587 ac.)
Este pequeño libro pertenece al género
de la poesía lirico- elegiaco,
distinguiéndose, además, por el orden
alfabético de los versos en los capítulos
1-4. Su estilo es vivo y patético, pero a la
vez tierno y compasivo como la voz de
una madre que consuela a sus hijos
7. En el canon se agrega a las Lamentaciones el
libro de Baruc, en hebreo “Bendito” tras una
breve introducción histórica (1,1-14) trae esta
profecía la confesión de los pecados del pueblo
desterrado que implora la misericordia de
Dios. (1,15-3,18) y termina con
amonestaciones y palabras de consuelo (3,9-
5,9) añádase como capitulo sexto una carta del
profeta Jeremías (6,1-72) en que este condena
con notable elocuencia la idolatría y el
materialismo en el culto. Después de la caída
de Jerusalén Baruc acompaño a Jeremías a
Egipto (Jer 43) más tarde en el 582, lo
encontramos en babilonia entre los israelitas
cautivos, a los cuales en presencia del Rey
Jeconís leyó su libro (Bar 1,3). Regresó a
Jerusalén con una suma de dinero y vasos
destinados para el culto del templo.
8. u Osee, profeta de las diez tribus del norte,
como su contemporáneo Amos, vivió en el
siglo VIII AC, mientras Isaías y Miqueas
profetizaban en Judá, es decir, bajo el reinado
del rey Jeroboam II de Israel (783-743) y de los
reyes Ocías (Amasías) (789-738), Joatán (738-
736), Acaz (736721) y Ezequías (721-693),
reyes de Judá. Sus discursos proféticos se
dirigen casi exclusivamente a los reinos de
Israel (Efraín, Samaria), entonces poderosos y
depravados y sólo de paso a Judá. Son
profecías duras, cargadas de terribles
amenazas contra la idolatría, la desconfianza
en él y la corrupción de costumbres
alternadas, por otra parte, con esplendorosas
promesas (2, 14ss) y expresiones del más
inefable amor. (2, 23;11,8 etc.).
9. De este profeta de Judá, hijo de Fatuel, nada sabemos
fuera de los tres capítulos de profecías que llevan su
nombre. El tiempo de su actividad ha de ser calculado
después de separarse de la casa de David las diez tribus,
pero antes des destierro. El hecho de que solamente se
mencionen los sacerdotes y no los reyes, hace conjeturar
que Joel haya escrito en tiempos del rey Joás de Judá (836-
797) cuando el sumo sacerdote Joiadá en nombre del rey
niño manejaba las riendas del gobierno. En el primer
discurso profético, describe Joel una plaga terrible de
langostas, fenómeno conocido en Judea, como figura del
oprobio de Israel por parte de las naciones. Ello da ocasión
al profeta, en el segundo discurso (2,18-3,21) para
exhortar a Israel a la contrición y anunciar el “día del
Señor” y el juicio de las naciones o castigo de los enemigos
del pueblo santo, y el reino mesiánico, siendo
especialmente de notar la aplicación que Pedro hizo de
esta profecía (hch 2,28-31) el día de pentecostés, a los
carismas traídos por el Divino Espíritu.
10. Antes de su vocación, Amos fue pastor y
labrador que apacentaba ovejas y
cultivaba higos en Tecoa, localidad de la
montaña de Judá, situada a 20 kms al sur
de Jerusalén. A pesar de su pertenencia al
reino de Judá, Dios lo llamó al reino de
Israel (1,1;7,14ss) para que predicase
contra la corrupción moral y religiosa de
aquel país cismático que se había
separado de Judá y el Templo. Alguna vez
menciona también a Judá (2,4) y a todo el
pueblo escogido (9-11).
11. Los cuatro capítulos del libro no son
profecía propiamente dicha, sino más bien
relato. Probablemente escrito por el
mismo Jonás, Aunque habla en tercera
persona de un viaje del profeta a Nínive y
de las dramáticas aventuras que le
ocurrieron con motivo de aquella misión.
Sin embargo , tomados en conjunto ,
revisten carácter profético, como lo
atestigua el mismo Jesucristo en Mto
12,40, estableciendo al mismo tiempo la
historicidad de Jonás, que algunos han
querido mirar como simple parábola.
12. La Sagrada Escritura conoce dos profetas que
llevan el nombre de Miqueas o Micá; uno que
vivió en el reino de Israel (II Rey 22,8ss) en
tiempos del rey Acab (873-854) y otro que
profetizó en el reino de Judá (Jer 26,18),
reinando Joatam (738-736) y Ezequías (721-
693). Este segundo nos dejó el presente libro.
De su vida solamente sabemos que era
oriundo de Morasti (Moréset), pequeño lugar
ubicado al suroeste de Jerusalén. El marco
histórico en que se encuadra la actividad de
Miqueas es determinado por los tres reyes
mencionados en 1,1: apogeo de Judá bajo
Joatam; humillación e invasiones enemigas en
el reinado de Acaz y Ezequías; idolatría y vicios
que provocaron la restauración del culto por
este santo rey
13. Nahúm vivió en el siglo VII AC, según la
tradición judía, bajo el rey Manasés (693-
639) o quizá Josías (638-608) y profetizo
contra Nínive, capital del reino de los
Asirios. Fuera de este oráculo no
poseemos nada de su actividad profética,
la cual está colocada entre Isaías, de quien
cita varios pasajes y la de Jeremías que, a
la inversa cita a nuestro profeta.
14. El libro no da detalles sobre la vida del profeta.
Nada sabemos de su vida excepto salvo el
retrato psicológico que él mismo nos pinta en
los tres capítulos de su libro. Habacuc se
muestra dominado por ciertas dudas respecto
al porvenir de su pueblo y al reino de Dios,
mas su confianza y su fe son mayores aún.
Habacuc profetizo antes de la invasión de Judá
por los caldeos (605) puesto que tal calamidad
es objeto de su vaticinio, después de la cual
Habacuc predice la ruina de Babilonia, como
predijo Nahúm la de Nínive, ambos crueles
enemigos del pueblo y del reino de Dios.
15. Contemporáneo de Habacuc, descendiente
directo, según parece decirlo el mimo, del
santo rey Ezequías (1,1), profetizó durante el
reinado de Josías (638-608), probablemente o
en el curso de la reforma del culto que llevó a
cabo este otro santo rey. El profeta se dirige
contra la idolatría y la injusticia reinantes en
Judá, no obstante el aparente despertar de la
piedad traída por aquella reforma y anuncia
como Habacuc, la próxima desolación del país
por los enemigos. Luego vaticina contra los
pueblos paganos, en primer lugar los Filisteos y
Asirios y termina, como casi todos los profetas,
prediciendo la salud mesiánica con palabras
que denotan un asombroso amor de Dios por
Israel.
16. Con este profeta, en hebreo Haggai empieza el
periodo post-exilio de la profecía de Israel, en
el cual le acompañará Zacarías y le sucederá,
casi un siglo más tarde, Malaquías. Su nombre
como el de Zacarías se menciona en Esdras 5,1
y 6, 14 allí vemos, el ambiente decaído de los
“restos” de Israel vueltos de Babilonia (Tribus
de Benjamín y Judá) , que estos envidos de
Dios trataron de levantar en aquel periodo y
que tan lejos estaba de la restauración soñada
según los vaticinios de los profetas. En el orden
político Israel estaba sometido a la tiranía
extranjera; en el religioso y moral, reinaba la
horrible decadencia que Malaquías enrostra a
sacerdotes y pueblo, al que el mismo Ageo
condena por su impureza (2,10ss) y por su
indiferencia en construir el nuevo templo
(1,4ss)
17. El nombre de Zacarías , común a más de
veinte personajes del AT , tiene en hebreo el
significado de “Dios se acuerda” o “El
recordado de Dios” es decir, que su sola
enunciación significa un acto de fe en el Dios
vivo. Zacarías, hijo de Baraquías y nieto de
Iddó (Esdras 5,1 y 6, 14le llama hijo de éste en
sentido lato) comenzó a profetizar en el mismo
año que Ageo (520 AC ) la actividad profética
de Zacarías abarca dos años (520 518) según
otros algo más.
18. Malaquías significa “mensajero mío” o “ángel
del Señor”. Clemente Alejandrino, Orígenes y
otros santos padres lo tomaron como un ser
celestial. Mas tal opinión no se funda en
argumento real alguno; tampoco lo admiten
los exegetas modernos. La serie de los profetas
se cierra con Malaquías, que vivió en tiempo
de Esdras y Nehemías, casi un siglo después de
los profetas Ageo y Zacarías, cuando el templo
estaba ya reedificado y se había reanudado el
culto. Malaquías sólo será sucedido, cuatro
siglos más tarde, por el precursor, a quien el
mismo anuncia (como también la vuelta de
Elías: 3,1 y 4,5s) y a quien Jesús había de
caracterizar como el ultimo y mayor profeta
del antiguo Testamento, al decir: “La ley y los
profetas llegan hasta Juan” (Lc 16,16)