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Epistolas paulinas
1.
2. Se escribió desde Corintio a principios del año 58, con
el ánimo de preparar su viaje a Roma. Acreditando sus
títulos ante esos fieles, que no conocían aun. Muchos
la consideran posterior a la Epístola a los Gálatas pero
sin duda anterior a la carta a los efesios y demás
epístolas que fueron escritas al final del tiempo de los
Hechos, durante la primera prisión del apóstol en
Roma. (años 61 y 63), es decir, después de su paso
definitivo a los gentiles. El apóstol explica en la primera
parte (Cap1-11) como lo hace también a los gentiles de
Galicia, el misterio de la justificación mediante la fe
que Jesucristo nos mereció gratuitamente, igualando
en ella a judíos y gentiles y revela el misterio de la
conversión final de Israel según los anuncios del
antiguo Testamento., confirmados por Jesus en el
evangelio. En la segunda parte trata otras cuestiones
de vida espiritual y añade, en la doxología final, una
referencia al “misterio oculto desde tiempos eternos”
que expondrá especialmente en las cartas a los efesios
y los colosenses.
3. El apóstol escribió esta epístola durante su
tercer viaje apostólico, en Éfeso, a principios
del año 57. Entre los cristianos de corintio se
habían producido disensiones y partidos que
se combatían mutuamente: uno de Apolo,
otros de Pedro y Pablo y hasta uno que se
proclamaba partido de Cristo. Además,
cundían entre ellos grandes abusos y
escándalos, procesos y pleitos, desordenes
en los ágapes, ciertas libertades de las
mujeres en la iglesia y otras cuestiones que
llamaban la atención de San Pablo. Ningún
otro documento pintará clásicamente las
dificultades de la iglesia en medio del
mundo pagano.
4. Se escribió a finales del año 57 en
Macedonia durante el viaje del apóstol de
Éfeso a Corintio. Tito, colaborador de San
Pablo, le trajó buenas noticias de Corintio,
donde la primera carta había producido
excelentes resultados. La mayoría acataba
las amonestaciones de su padre espiritual.
No obstante, existían todavía intrigas que
procedían de judíos y judeocristianos.
Para deshacerlas les escribió el apóstol
por segunda vez ante de llegarse
personalmente a ellos.
5. Los habitantes de Galicia, provincia de Asia
Menor, fueron ganados al Evangelio por Pablo
en su segundo y tercer viaje apostólico. Poco
después llegaron Judíos o Judeocristianos que
se les enseñaban “otro evangelio” es decir, un
Jesucristo deformado y estéril, exigiendo que
se circundases y cumpliesen la ley mosaica. Y
pretendiendo que el hombre es capaz de
salvarse por sus obras, sin la gracia de Cristo.
Además sembraron desconfianza contra el
apóstol, diciendo que él no había sido
autorizado por los primeros apóstoles y que su
doctrina no estaba en armonía con la fe de
aquellos. Para combatir la confusión causada
por esos doctores judaizantes, Pablo; escribió
esta carta probablemente desde Éfeso, según
suele creerse, entre los años 49 y 55. Su
doctrina principal es: El cristiano se salva por la
fe en Jesucristo y no por la Ley mosaica
6. Toda esta epístola es un insondable abismo de
misterios divinos que hemos de conocer
porque nos revelan el plan de Dios sobre
nuestro destino e influyen de un modo
decisivo en nuestra vida espiritual situándonos
en la verdadera posición, infinitamente feliz,
que nos corresponde gracias a la Redención de
Cristo. La carta, escrita en Roma en el primer
cautiverio (61 -63) se dirige tal vez no sólo a los
Efesios sino también a las demás iglesias, lo
que se deduce por la ausencia de noticias
personales y por la falta de las palabras “en
Éfeso” en los manuscritos antiguos.
7. La cristiandad de Filipos, ciudad principal
de Macedonia y primicias de la predicación
de San Pablo en Europa, había enviado una
pequeña subvención para aliviar la vida del
apóstol durante su prisión en Roma.
Conmovido por el gran cariño de sus hijos
en Cristo, El apóstol, desde lo que él llama
sus cadenas por el evangelio, les manda
una carta de agradecimiento, que es, a la
vez, un modelo y un testimonio de la
ternura con que abrazaba a cada una de las
iglesias por él fundadas. La epístola fue
escrita en Roma hacia el año 63.
8. Se escribió desde Roma donde estaba
preso hacia el año 62, con el fin de
explayarles, como a los efesios, aspectos
siempre suevos del misterio de Cristo y de
paso desenmascarar a los herejes que se
habían introducido en la floreciente
comunidad cristiana, “Con apariencia de
Piedad inquietándola con doctrina falsa
tomada del judaísmo y paganismo.
9. Hoy Salónica, capital de Macedonia, recibió la
luz del evangelio en el segundo viaje apostólico
de san pablo. NO pudiendo detenerse allí a
causa de la sedición de los judíos, el apóstol se
dirige a ellos mediante esta carta, escrita en
Corinto hacia el año 52, es decir que es la
primera de todas las epístolas, para
confirmarles en los fundamentos de la fe y la
vocación de la santidad y consolarlos acerca de
los muertos con los admirables anuncios que
les revela sobre la resurrección y la segunda
venida de Cristo.
10. también escrita en Corintio, poco después de
la anterior, como lo acredita la permanencia de
Silvano y Timoteo, para tranquilizar a los
tesalonicenses que, por lo que se ve, eran
engañados por algunos sobre el alcance de
aquella carta, cuyo contenido, lejos de
rectificarlo, confirma el apóstol en 2,15 porque
no faltaban quienes descuidaban sus deberes
cotidianos, creyendo que el día de Cristo había
pasado ya y que por consiguiente, el trabajo no
tenía valor. (tes. 4,16) o que las persecuciones
que sufrían pudiesen ser la las del #día grande
y terrible del Señor” sin que ellos hubiesen
sido librados por el advenimiento de Cristo y la
reunión con el (2,1) San Pablo confirma en su
esperanza (V 5-12 y les da aclaraciones
necesarias refiriéndose en forma sucinta a lo
que largamente les había conversado en su
visita.
11. Timoteo, hijo de padre pagano y madre Judía,
era el discípulo más querido de San pablo,
socio en su segundo viaje apostólico y
compañero durante el primer cautiverio en
Roma. Después de ser puesto en libertad,
Pablo le llevó de Asia menor, donde le confió la
dirección de la iglesia de Éfeso. Esta primera
carta, escrita hacia el año 65 quiere alentar al
obispo Timoteo en su lucha contra las falsas
doctrinas y darle instrucciones referentes al
culto y a las cualidades de los ministros de la
iglesia, por lo cual constituye una lección
permanente de espíritu pastoral, dada por el
mismo espíritu Santo, junto con la segunda a
Timoteo, que es un doloroso cuadro de la
apostasía y la de Tito, análoga a la presente y
que contempla más el ordenamiento particular
de cada iglesia, que hoy llamaríamos diócesis.
12. El entrañable amor de San Pablo a su “Hijo
carísimo” es el móvil ocasional de esta
segunda carta, escrita en Roma en el año 66 o
67, que contiene, podemos decir, el
testamento espiritual de Pablo como apóstol y
mártir. Estaba de nuevo en cadenas, esta vez
en la cárcel y sentía la proximidad del martirio,
por lo cual pide a Timoteo que vaya a Roma
tan pronto como le sea posible y con tal
motivo exhorta a sus discípulos a la constancia
en la fe, les anuncia la apostasía y los previene
contra las deformaciones de la doctrina y la
defección de muchos pretendidos apóstoles.
13. La presente carta, contemporánea de la
primera a Timoteo, fue dirigida, hacia el año 65
a Tito, compañero apostólico de San Pablo en
varios viajes y más tarde obispo de la Isla de
Creta. Tito, nacido de padres paganos, era
“hijo querido según la fe”, lo que quería decir
que el apóstol mismo lo había ganado para
Cristo. La situación religiosa en la isla era muy
triste: Los cretenses se entregaban a muchos
vicios, eran mentirosos, perezosos, inmorales;
sin hablar de los herejes que allí se habían
infiltrado. Por lo cual pablo escribe aquí otra
de sus epístolas llamadas pastorales para
consolar a su hijo en la fe, dándole a la vez
instrucciones para el ejercicio del ministerio
episcopal.
14. Una mera carta privada, pero sin embargo una
joya de la sagrada Escritura. Tal es esta
epístola, escrita por San Pablo en Roma, por el
año 63. Su objetivo es interceder por el esclavo
Onésimo que había huido de la casa de su amo
Filemón de Colosas. La huida contribuyo a
salvar el alma del fugitivo que se hizo esclavo
de Jesucristo y entonces volvió
voluntariamente a su dueño, sin preocuparse
de la servidumbre material pues ya era libre en
el alma. Según lo que Pablo enseña en Icor
7,20-24. la carta es un documento clásico para
demostrar la posición de la iglesia primitiva
respecto de los esclavos.