Entre los datos de pobreza y los resultados de las pruebas APRENDER se concluye que un tercio de los niños son pobres y no acceden a educación básica de calidad. Esto los condena de por vida a la pobreza. Para cambiar esta realidad no alcanza con más gasto social. Se necesita un ordenamiento integral del Estado.
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Se condena a la pobreza de por vida a un tercio de la gente
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2 de Octubre de 2022 – Número 985
SE CONDENA A LA POBREZA DE POR
VIDA A UN TERCIO DE LA GENTE
Entre los datos de pobreza y los resultados de las pruebas APRENDER se concluye
que un tercio de los niños son pobres y no acceden a educación básica de calidad.
Esto los condena de por vida a la pobreza. Para cambiar esta realidad no alcanza
con más gasto social. Se necesita un ordenamiento integral del Estado.
El gasto público social tiene por principal objetivo la equidad y evitar la marginalidad social.
Destinando fondos públicos a educación y asistencia social, además de vivienda, agua,
cloacas y salud pública, tiene por principal objetivo evitar la pobreza y equilibrar la
distribución de oportunidades. A comienzos del Siglo XXI, el gasto público social
(excluyendo el gasto previsional y universidades) en Argentina era de 12% del PBI. En
la actualidad, se ubica en alrededor del 15% del PBI.
La Constitución nacional establece que la Nación sólo se encarga de funciones
taxativamente enumeradas y las que las provincias le hayan delegado expresamente. Como
las funciones sociales no fueron asignadas a la Nación, ni tampoco delegadas, las
provincias con sus municipios son los responsables de gestionar los servicios
sociales. Sin perjuicios de ello, la Nación concentra recursos impositivos y se
entromete en estas funciones que no le competen. A comienzos del Siglo XXI, la Nación
invertía un 3% del PBI en estas funciones y actualmente un 5% del PBI. Esto se materializa
a través de transferencias a las provincias y gastos administrados centralizadamente.
¿Qué resultados se alcanzaron con estas intervenciones de los tres niveles de
gobierno? Con información aportada por las pruebas APRENDER y del INDEC se puede
trazar el siguiente cuadro de situación:
● El 50% de los niños menores de 14 años forman parte de los hogares pobres.
● El 70% de los niños pobres tienen bajo desempeño en lengua y matemática.
● Esto implica que el 35% de los niños en Argentina son pobres con dificultades para
leer, escribir, sumar y restar.
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Estos datos muestran el rotundo fracaso de las intromisiones de la Nación en funciones
provinciales. Que 1 de cada 3 niños termine siendo pobre y le falte educación implica
que una tercera parte de la población ya está condenada de por vida a la pobreza.
Cuando estos niños sean adultos, sin educación, el daño social es irreversible. Por esto, no
es tremendismo afirmar que en Argentina la informalidad y el asistencialismo vinieron para
quedarse por muchas décadas más.
La solución no pasa por aumentar el gasto público social (que de hecho ocurrió) sino
en mejorar la gestión del gasto. Por eso resulta decisivo el ordenamiento del Estado.
Particularmente importante es replantear los roles entre jurisdicciones. La Nación debe
dejar de superponerse interfiriendo en el financiamiento y la gestión de funciones
provinciales y municipales. Esto no implica desentenderse del tema sino concentrar
esfuerzos en medir y hacer públicos los resultados de las provincias para que las dirigencias
locales sientan la presión de dar respuesta a los vecinos por mejorar la gestión. Esta es la
mejor contribución que la Nación puede hacer al desarrollo social.
Parece un cambio muy disruptivo. Pero es la forma en que operan los países federales
con excelentes resultados sociales, como Canadá y Australia. Canadá tiene uno de los
mejores sistemas de educación del mundo y no tiene ministerio de educación nacional. Cada
provincia gestiona su propio sistema de educación y rinde cuentas a su población por los
resultados. En el mundo, también es muy valorado el sistema de salud de Canadá. En este
caso, hay un ministerio de salud nacional, pero no se dedica a ayudar a las provincias en el
financiamiento y la gestión de los hospitales públicos provinciales, sino a coordinar
lineamientos de políticas, investigación, medición de resultados sanitarios e información a la
población. Tener ministerios nacionales que se entrometen en funciones locales es
una desviación del federalismo argentino que contribuye a la pésima gestión pública.
Con el recrudecimiento de la crisis económica aumentan las presiones sobre el gobierno
para un ajuste fiscal. El ajuste puede morigerar el descalabro macroeconómico en el corto
plazo, pero a costa de profundizar el mal funcionamiento del Estado. Para salir de la
decadencia se necesita un ordenamiento integral del Estado que lleve al equilibrio
fiscal junto con una sustancial mejora en la calidad de la gestión pública.
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