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La mitad de los jóvenes vive en contextos educativos adversos
1. 1 de Marzo de 2015 – Número 589
LA MITAD DE LOS JOVENES VIVE EN
CONTEXTOS EDUCATIVOS ADVERSOS
La igualdad económica es una aspiración muy deseada en Argentina,
pero está lejos de dejar de ser una mera declamación. La experiencia
internacional muestra que igualdad y crecimiento económico no se
contradicen sino que se potencian en la medida que se adopten
estrategias correctas. Además de redistribuir ingresos en favor de los
más pobres son imprescindibles políticas que promuevan la educación, el
trabajo productivo y la participación laboral de las mujeres de bajos
ingresos.
Un tema de gran interés en la actualidad es el de la desigualdad. Los análisis más conocidos
son los del economista francés Thomas Piketty quien señala que la muy alta y creciente
concentración de riqueza en una ínfima porción de la población genera una economía
patrimonialista que sofoca la igualdad de oportunidades y el progreso basado en el talento y
la innovación. Su recomendación es crear un impuesto global a las grandes riquezas.
Otro estudio publicado recientemente por la OECD analiza la relación entre desigualdad y
desarrollo de capacidades de las personas. El principal hallazgo es que en los países con
alta desigualdad los hijos de padres con bajos niveles de educación desarrollan
menos capacidades laborales y sociales que en los países más igualitarios. En otras
palabras, en países con alta desigualdad la educación de los padres tiene una incidencia
decisiva en la formación y el futuro laboral de los hijos, limitando la igualdad de
oportunidades. De aquí que la recomendación sea poner el foco en las familias con padres
de bajos niveles de educación buscando promover la participación laboral femenina y el
desarrollo de centros de cuidados infantiles.
En función de estos antecedentes resulta pertinente analizar los niveles de educación de los
padres en los hogares de la Argentina. Según datos oficiales del INDEC, entre los jóvenes
menores de 18 años de edad de la población urbana se observa que:
El 27% tiene al menos uno de los padres con educación superior a secundaria.
Otro 25% tiene al menos uno de los padres con educación secundaria completa.
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2. El 48% restante tiene ambos progenitores con educación inferior a secundaria.
Estos datos muestran que en la Argentina la mitad de los jóvenes tienen padres con
escasos niveles de educación. Dentro de las categorías que utiliza la OECD, estos
jóvenes serían considerados individuos que se crían en contextos educativos adversos. Esta
situación, junto al hecho de que la Argentina presenta mayores niveles de desigualdad que
los países desarrollados, permite predecir que mucha de esta gente en el futuro presentará
déficits de formación y, por lo tanto, limitadas posibilidades de aportar al desarrollo
económico del país.
En economía, tradicionalmente se consideró que tender a redistribuir progresivamente
ingresos podía atentar contra el crecimiento. El argumento parte de considerar que los
segmentos de mayor nivel de ingresos tienen mayores tasas de ahorro, lo cual contribuye a
financiar las inversiones necesarias para expandir la producción. Bajo esta lógica, redistribuir
ingresos a favor de los grupos sociales más postergados aumentaría el consumo pero
reduciría el ahorro y la inversión, hipotecando el futuro. Esta visión está cuestionada cuando
la igualdad contribuye a la generación de capacidades productivas y participación
social en toda la población aumentando la potencialidad de desarrollo.
Para lograr que la mayor igualdad sea fuente de crecimiento económico no alcanza con
aplicar impuestos progresivos y redistribuirlos en favor de los más pobres. Importancia
decisiva tienen las políticas educativas, laborales y de asistencia social. Factores claves son
escuelas de alta retención y calidad de los aprendizajes, un mercado laboral fluido que
facilite la incorporación de los jóvenes y las mujeres, y planes asistenciales que promuevan
la planificación familiar para que la maternidad no interrumpa ni el desarrollo escolar ni los
primeros pasos en el mundo laboral de las mujeres. Por el contrario, si la política se limita
a mejorar los ingresos de los segmentos más postergados sin promover mejores
desempeños educativos ni mayor actividad laboral el resultado será el estancamiento.
Esto debido a la falta de competencias laborales y a la dependencia del asistencialismo que
contamina la dinámica política con prácticas clientelares.
La Argentina tiene una alta vocación por construir una sociedad integrada e igualitaria, pero
para concretar este anhelo no alcanza con redistribuir ingresos en favor de los más
pobres. Para ingresar a una senda de progreso con inclusión social es imprescindible
fomentar de manera sostenida y homogénea entre toda la población la cultura de la
educación, el esfuerzo y el trabajo productivo.
Jóvenes menores de 18 en hogares según contexto educativo del hogar
Total población urbana de la Argentina
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