La gestión de cambio tiene como objetivo identificar riesgos que puedan dificultar un proyecto y planificar actividades para preparar a los usuarios finales. Los elementos clave son la interacción entre las personas, los procesos y la tecnología. Las metodologías ágiles gestionan los proyectos mediante iteraciones cortas que entregan valor rápidamente a través de "quick wins". Esto permite adaptarse al cambio y evolucionar el proyecto de forma ágil.