Renunciar a los apegos materiales y depender completamente de Dios es la clave para alcanzar la verdadera libertad y prosperidad, pues así ninguna cosa terrenal se convertirá en una fuente de esclavitud. Al perder la vida por causa de Jesús se la encontrará, y al vivir cada día abandonados en Él, nuestros trabajos y relaciones nos servirán en lugar de esclavizarnos.