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Anorexia
Las personas que padecen anorexia sienten un miedo real a engordar y tienen una imagen
distorsionada de las dimensiones y la forma de su cuerpo. Es por esto que no pueden
mantener un peso corporal normal. Muchos adolescentes con anorexia restringen la ingesta
de alimentos haciendo dieta, ayuno o ejercicio físico excesivo. Apenas comen, y lo poco que
ingieren se convierte en una obsesión.
Otras personas que padecen anorexia recurren a los atracones y las purgas: ingieren
grandes cantidades de alimentos y luego tratan de deshacerse de las calorías induciendo el
vómito, tomando laxantes, haciendo ejercicios físicos en exceso, o mediante una
combinación de estas.
Bulimia
La bulimia es similar a la anorexia. En el caso de la bulimia, quien la padece se da grandes
atracones de comida (come en exceso) y después trata de compensarlo con medidas
drásticas, como el vómito inducido o el ejercicio físico en exceso para evitar subir de peso.
Con el tiempo, esto puede resultar peligroso, tanto física como emocionalmente. También
puede conducir a comportamientos compulsivos (es decir, comportamientos que son difíciles
de evitar).
El diagnóstico de la bulimia se da cuando una persona recurre a los atracones y a la purga
de manera regular, al menos dos veces por semana, durante un par de meses. Estos
atracones no equivalen a situaciones como ir a una fiesta, comer cantidades excesivas de
pizza y al día siguiente decidir ir al gimnasio y comer más sano.
Las personas bulímicas comen grandes cantidades de comida de golpe (generalmente
comida chatarra) y suelen hacerlo a escondidas. Con frecuencia comen alimentos que no
están cocidos o que aún están congelados, o sacan comida de la basura. Suelen sentir que
no pueden dejar de comer y solo lo hacen cuando están demasiado llenos como para seguir
comiendo. La mayoría de las personas que padecen bulimia luego recurren a los vómitos, a
los laxantes o al ejercicio físico excesivo.
Si bien la anorexia y la bulimia son muy similares, las personas anoréxicas suelen ser muy
flacas y suelen tener un peso inferior al normal. Por el contrario, las personas bulímicas
pueden tener un peso normal o estar un poco excedidas de peso.
ste trastorno alimentario es similar a la anorexia y la bulimia en que la persona se da
atracones regulares (más de tres veces por semana). Pero, a diferencia de los otros
trastornos alimentarios, las personas con este trastorno no intentan "compensar" el exceso
con purgas.
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La anorexia, la bulimia y el trastorno por atracón implican patrones de alimentación no
saludables que comienzan de manera gradual y llegan al punto en que la persona no logra
controlarlos.
Los signos de la anorexia y la bulimia
En algunos casos, las personas con anorexia o bulimia comienzan simplemente a intentar
perder algo de peso o ponerse en forma. Pero la necesidad de comer menos, purgarse o
hacer ejercicio en exceso se vuelve "adictiva" y es muy difícil de controlar.
Los adolescentes que padecen anorexia o bulimia suelen sentir un miedo profundo a verse
gordos o creen que son gordos cuando no lo son. Las personas anoréxicas suelen pesar los
alimentos antes de comer o contar las calorías de todos los alimentos de manera compulsiva.
Las personas a las que esto les parece "normal" o "adecuado", o que desean que los dejen
en paz para poder hacer dieta y verse delgados, pueden tener un serio problema.
¿Cómo saber con certeza si una persona padece anorexia o bulimia? No puedes darte
cuenta simplemente por su aspecto: alguien que baja mucho de peso puede estar
padeciendo otro problema de salud o tal vez lo haga con una dieta sana y ejercicio.
Pero existen algunos signos que pueden indicar que una persona tiene anorexia o bulimia.
Las personas anoréxicas pueden:
adelgazar mucho, volverse frágiles o escuálidas
estar obsesionadas con la alimentación, los alimentos y el control del peso
pesarse de manera reiterada
llenarse con agua deliberadamente cuando visitan a un profesional para pesarse
contar o racionar los alimentos cuidadosamente
comer solo determinados alimentos y evitar los lácteos, la carne, el trigo, etc. (por
supuesto, muchas personas que son alérgicas a determinados alimentos o son
vegetarianas evitan algunos alimentos)
hacer ejercicio en exceso
sentirse gordas
aislarse socialmente, especialmente evitando las comidas o los festejos donde se sirve
comida
deprimirse, sentirse sin energía y sentir frío con frecuencia
Una persona bulímica puede:
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tener miedo a aumentar de peso
sentirse realmente insatisfecha con el tamaño, la forma y el peso corporal
inventar excusas para ir al baño inmediatamente después de comer
comer solo alimentos dietéticos o con bajo contenido en grasa (excepto en los atracones)
comprar laxantes, diuréticos o enemas con regularidad
pasar la mayor parte del tiempo haciendo ejercicio o intentando quemar calorías
aislarse socialmente, especialmente evitando las comidas o los festejos donde se sirve
comida
Cuáles son las causas de los trastornos alimentarios?
Si bien existen muchas teorías al respecto, nadie está totalmente seguro sobre las causas de
los trastornos alimentarios. La mayoría de las personas que sufren un trastorno alimentario
tienen entre 13 y 17 años. Este es un período de cambios físicos y emocionales, de
presiones académicas y de mayor presión de los pares.
Si bien durante la adolescencia se tiene un mayor sentido de la independencia, es probable
que los adolescentes sientan que no son capaces de controlar su libertad y, en algunos
casos, su cuerpo. Esto ocurre, en especial, durante la pubertad.
En el caso de las mujeres, si bien es completamente normal (y necesario) que se incremente
la grasa corporal durante la pubertad, algunas reaccionan al cambio con grandes temores
por su nuevo peso. Erróneamente, pueden sentirse obligadas a bajar de peso sin importar
cómo.
Cuando se combina la presión de ser como las celebridades con el hecho de que el cuerpo
crece y cambia durante la pubertad, es sencillo entender por qué algunos adolescentes
tienen una imagen negativa de sí mismos. Los adolescentes famosos y los atletas responden
al "ideal de Hollywood", es decir, las jóvenes son pequeñas y flacas, y los jóvenes son
atléticos y musculosos, y este tipo de cuerpo es popular no solo en Hollywood, sino también
en la escuela secundaria.
Muchas personas con trastornos alimentarios pueden presentar también un estado depresivo
y ansiedad, o padecer otros problemas de salud mental, como el trastorno obsesivo-
compulsivo (TOC). También existe evidencia de que los trastornos alimentarios son
hereditarios. Si bien parte de estos trastornos pueden ser genéticos, también se deben a que
aprendemos nuestros valores y comportamientos de nuestras familias.
El deporte y los trastornos alimentarios
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Los atletas y bailarines son particularmente propensos a los trastornos alimentarios durante
la pubertad, ya que es posible que deseen detener o reducir el crecimiento (tanto en altura
como en peso).
Los entrenadores, los familiares y otras personas pueden incentivar a los adolescentes que
practican ciertos deportes, como la gimnasia artística, el patinaje sobre hielo o el ballet, a
mantenerse lo más delgado posible. Se incentiva a algunos atletas y corredores a perder
peso o eliminar la grasa corporal en un momento biológico en que naturalmente deberían
incrementarla.
Los efectos de los trastornos alimentarios
Los trastornos alimentarios son una enfermedad grave. Suelen estar acompañados de otros
problemas como estrés, ansiedad, depresión y consumo de drogas. Los trastornos
alimentarios pueden generar problemas de salud graves como cardiopatías o insuficiencia
renal.
Una persona cuyo peso es, al menos, un 15% menor que el peso promedio correspondiente
a su altura, puede no contar con la grasa corporal suficiente para mantener los órganos y
otras partes del cuerpo sanos. En los casos más graves, los trastornos alimentarios pueden
provocar desnutrición grave o, incluso, la muerte.
En el caso de la anorexia, el cuerpo se encuentra en estado de inanición y esta falta de
alimentos puede afectarlo de muchas maneras:
disminución de la presión arterial, las pulsaciones y el ritmo de la respiración
pérdida del cabello y debilitamiento de las uñas
ausencia de la menstruación
lanugo, es decir, pelo suave que crece en toda la superficie de la piel
mareos e imposibilidad de concentrarse
anemia
inflamación de las articulaciones
fragilidad ósea
En el caso de la bulimia, los vómitos constantes y la falta de nutrientes pueden ocasionar los
siguientes problemas:
dolor estomacal constante
daño en el estómago y los riñones
deterioro de los dientes (debido a la exposición a los ácidos estomacales)
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agrandamiento permanente de las glándulas salivales de las mejillas debido a los vómitos
frecuentes
ausencia de la menstruación
pérdida de potasio (esto puede ocasionar problemas cardíacos e incluso la muerte)
Las personas que padecen el trastorno por atracón y que aumentan mucho de peso tienen
mayor riesgo de ser diabéticas, tener cardiopatías y algunas otras enfermedades
relacionadas con el sobrepeso.
El problema emocional que acarrea un trastorno alimentario también puede tener
consecuencias. Cuando una persona se obsesiona con el peso, es difícil que logre
concentrarse en otra cosa. Puede resultar agotador y abrumador controlar la ingesta de
alimentos y el ejercicio, y encontrarse en un estado de estrés constante en relación con la
comida y la apariencia física. Por lo tanto, es entendible que una persona con trastornos
alimentarios se retraiga y se vuelva menos sociable. Es difícil participar de reuniones o
comidas con amigos o familiares, o abandonar la ejercitación compulsiva para salir a
divertirse.
Las personas con trastornos alimentarios invierten mucha energía en planificar qué comer,
evitar alimentos o planear su próximo atracón, obtener dinero para comprar alimentos,
laxantes u otros medicamentos, inventar excusas para usar el baño o quedarse solas al
finalizar una comida.
El tratamiento para los trastornos alimentarios
Afortunadamente, los trastornos alimentarios pueden tratarse. Las personas que padecen
estos trastornos pueden mejorar y gradualmente aprender a comer normalmente. Los
trastornos alimentarios están relacionados tanto con la mente como con el cuerpo. Por lo
tanto, tanto los médicos clínicos como los profesionales de la salud mental y los nutricionistas
participan del tratamiento y la recuperación de una persona.
Las terapias o el asesoramiento son una parte crucial de la mejoría. En muchos casos, la
terapia familiar es un punto clave para volver a comer sano nuevamente. Los padres y otros
miembros de la familia cumplen un rol importante en apoyar a las personas que deben
recuperar peso y que tienen miedo de hacerlo, o que deben aprender a aceptar el cuerpo
que su cultura, los genes y el tipo de vida les permite tener.
Si deseas hablar con alguien sobre estos trastornos y no te sientes cómodo haciéndolo con
tus padres, intenta con un amigo, un maestro, una enfermera de la escuela, un consejero, un
entrenador, un vecino, un médico o cualquier otro adulto que te inspire confianza.
Recuerda que los trastornos alimentarios son muy comunes en los adolescentes. Las
opciones de tratamiento dependen de cada persona y de cada familia, pero hay muchos que
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incluyen publicaciones con información, charlas con terapeutas y trabajo con nutricionistas y
otros profesionales.
Aprender a sentirte cómodo con un peso saludable es un proceso. Requiere tiempo
deshacerse de algunos hábitos y volver a aprender otros. Sé paciente, puedes aprender a
aceptar tu cuerpo, a comprender tus conductas alimenticias y la relación entre lo emocional y
la alimentación, es decir, todas las herramientas que necesitas para sentirte bajo control y
para gustarte y aceptarte tal como eres.