Las reformas económicas incluyeron una revisión del sistema tributario y de recaudación de impuestos en Nueva España, con la creación de nuevos impuestos y la profesionalización de los recaudadores. También se liberalizó el comercio permitiendo el libre comercio con otros puertos y la navegación en embarcaciones propias, y se impulsó la minería a través de subsidios y la creación de instituciones como el Consulado y Tribunal de Minería.