Relación del derecho con las ciencias políticas.pptx
Inseguridad, Percepción y Realidad. Informe.
1.
Inseguridad
en
Medellín:
Percepción
y
Realidad.
Investigación,
análisis
e
informe
sobre
la
seguridad
de
la
ciudad
en
el
año
2013
–
Medellín
-‐
febrero
20
de
2014
-‐
1
2.
Inseguridad
en
Medellín:
Percepción
y
Realidad.
Investigación,
análisis
e
informe
sobre
la
seguridad
de
la
ciudad
en
el
año
2013
–
Medellín
Federico
Gutiérrez
Zuluaga1
Manuel
Villa
Mejía
Daniel
Felipe
Zapata
Hincapié
Melissa
Fernanda
Gómez
Meneses
Diego
Mauricio
Jiménez
Luis
Fernanda
Flórez
Jaramillo
1
Contacto:
311
67
32
–
314
618
67
66
-‐
www.federicogutierrez.com
-‐
federicogutierrez.com/blog/
2
3. Índice
INTRODUCCIÓN
......................................................................................................................................
4
PRESENTACIÓN
DEL
ANÁLISIS
..........................................................................................................
7
Capítulo
1
-‐
Sobre
los
homicidios..
................................................................................................................
8
Capítulo
2
-‐
Bajan
los
homicidios
pero
suben
otros
delitos.
............................................................
10
Capítulo
3
-‐
Sobre
los
hurtos.
........................................................................................................................
11
Capítulo
4
-‐
Sobre
las
desapariciones
forzadas.
....................................................................................
14
Capítulo
5
-‐
Sobre
el
desplazamiento
forzado
y
las
amenazas.
......................................................
17
Capítulo
6
-‐
Sobre
la
extorsión.
....................................................................................................................
19
Capítulo
7
-‐
Una
mirada
a
algunas
comunas.
.........................................................................................
19
Capítulo
8
-‐
Percepción
y
realidad.
.............................................................................................................
25
ALGUNAS
RECOMENDACIONES:
.....................................................................................................
28
3
4. INTRODUCCIÓN
Hace
aproximadamente
cuatro
años,
un
grupo
de
ciudadanos
interesados
por
Medellín
y
los
asuntos
públicos,
y
liderado
por
Federico
Gutiérrez
Zuluaga,
ha
venido
promocionando,
creando
y
desarrollando
programas
y
actividades
en
beneficio
de
la
ciudad.
Para
ello,
se
ha
dado
a
la
tarea
de
estructurar
y
conformar
varios
y
distintos
grupos
de
investigación
que
tienen
por
finalidad
el
estudio
y
respectivo
análisis
de
temas
de
ciudad.
Lo
anterior,
con
la
intención
de
colaborar
con
el
debate
serio,
responsable
y
consciente
sobre
estos
tópicos
de
ciudad
y
de
esta
manera
servirle
a
Medellín,
una
ciudad
a
la
que
ha
concebido
como
un
proyecto
común.
Es
así
entonces
como
uno
de
los
grupos
de
investigación
se
ha
concentrado
en
uno
de
los
asuntos
que
más
ha
preocupado
y
preocupa
actualmente
a
la
ciudadanía:
el
de
la
seguridad.
Pues
bien,
por
años
Medellín
se
ha
visto
aquejada
por
ser
uno
de
los
principales
escenarios
mundiales
del
crimen
organizado,
y
debido
a
ello
su
Administración
Pública
ha
tenido
la
necesidad
y
obligación
de,
año
tras
año,
intentar
contrarrestar
esa
realidad
y
buscar
sobreponerse
a
ella.
Sin
pretender
entrar
con
el
presente
informe
en
el
detalle
de
la
historia
y
el
crimen
organizado
que
tiene
vigencia
en
nuestra
localidad,
y
sin
dejar
de
advertir
la
importancia
que
dicho
conocimiento
tiene
y
debe
tener
para
la
ciudad,
sobre
todos
para
quienes
tienen
la
responsabilidad
de
dirigir
la
política
criminal
municipal,
se
pretende
entonces
mediante
este
informe
presentar
un
análisis
realizado
sobre
lo
que
ese
crimen
ha
representado
para
Medellín
durante
el
año
2013.
Lo
anterior,
con
miras
a
colaborar
activamente
con
la
discusión
ciudadana
sobre
qué
hacer
(y
cómo
hacerlo)
frente
a
la
inseguridad
que
hoy
vive
Medellín,
partiendo
del
esclarecimiento
y
entendimiento
de
lo
que
realmente
ha
venido
sucediendo
en
nuestra
ciudad.
Ello,
como
quiera
que
se
cree
que
para
poder
comprender
y
luego
modificar
una
realidad
para
mejorarla,
es
indispensable,
en
primer
lugar,
reconocerla,
o
lo
que
es
lo
mismo,
no
desconocerla.
Existe
una
fuerte
preocupación
en
el
ambiente
ciudadano
por
cuanto
no
hay
claridad
sobre
qué
esta
sucediendo
en
materia
de
(in)seguridad,
pues,
mientras
hay
quienes
dicen
que
las
cosas
están
mejorando
y
exponen
como
ejemplo
la
disminución
de
los
homicidios
que
ha
evidenciado
la
ciudad,
hay
quienes
no
entienden
por
qué
las
cosas,
no
obstante
dicha
disminución,
parecen
no
mejorar
y
la
gente,
por
el
contrario,
ha
pasado
a
sentirse
cada
vez
más
insegura
en
sus
calles.
Este
grupo
de
investigación
sobre
seguridad
ciudadana,
cree
entonces
que
es
conveniente
reflexionar
sobre
el
fondo
del
asunto,
sobre
lo
que
verdaderamente
hay
detrás
de
unas
cuantas
cifras,
y
presenta
a
continuación
su
estudio
en
materia
de
seguridad
sobre
lo
ocurrido
el
año
pasado,
buscando
repasar
con
mayor
detalle
lo
4
5. conocido
por
todos
pero,
también
y
de
manera
principal,
desvelar
lo
desconocido
por
muchos
u
ocultado
por
otros.
Se
pretende,
pues,
fortalecer
el
debate
ciudadano,
buscando
llamar
la
atención
de
sus
partícipes
sobre
lo
que
realmente
está
pasando
en
Medellín
e
invitándoseles
a
–se
insiste–,
en
principio,
reconocer
y
aceptar
la
realidad,
aún
crítica,
que
padece
la
ciudad.
Para
ello,
además
de
esta
breve
introducción,
el
informe
cuanta
con
la
presentación
del
análisis
y,
en
su
parte
final,
con
un
apartado
de
recomendaciones
que
se
cree
deben
ser
tenidas
en
cuenta,
no
solo
por
la
Administración
Pública
en
el
desarrollo
de
su
función,
sino
también
por
la
comunidad
en
general
en
su
labor
de
veeduría
y
corresponsabilidad
frente
a
los
asuntos
públicos,
como
lo
es
para
el
caso
el
de
la
seguridad.
Ahora,
dicho
análisis,
consta
tanto
de
una
parte
cuantitativa
como
de
otra
cualitativa:
En
lo
que
a
lo
cuantitativo
se
refiere,
se
pretendió,
en
primer
lugar,
partir
de
la
tasa
de
homicidios
que
a
la
ciudadanía
se
le
ha
presentado
como
sinónimo
de
mejoría
en
la
seguridad,
y
descifrarla
mediante
la
determinación
discriminada
por
comuna
de
los
diferentes
índices
de
homicidios
que
se
esconden
tras
una
única
y
consolidada
cifra
de
ciudad.
Y
en
segundo
lugar,
encontrar
en
cuanto
a
otros
fenómenos
delictuales
como
lo
son
las
desapariciones,
el
desplazamiento
forzado
y
el
hurto,
las
cifras
por
sectores
de
Medellín,
de
manera
tal
que
fuera
posible,
en
primera
instancia,
realizar
el
análisis
habitual
de
los
datos
consolidados
de
ciudad
y
verificar:
qué
sucede
con
esos
otros
delitos
cuando
los
homicidios
bajan,
y
que
no
es
cierto
que
porque
ello
ocurra,
es
decir,
que
los
homicidios
bajen,
necesariamente
el
resto
de
manifestaciones
criminales,
que
igualmente
generan
inseguridad,
también
lo
hagan;
y
en
segunda
instancia,
elaborar
un
inhabitual
contraste
de
cifras
pero
por
comunas
y
corregimientos
que
posibilite
una
mirada
más
amplia
y
detallada
del
asunto
de
seguridad
y
corroborar
con
ello
que
cada
zona
de
la
ciudad
tiene
su
propia
realidad
y
su
propia
dinámica,
realidades
y
dinámicas
que
no
necesariamente
se
ven
reflejadas
a
través
de
una
sola
tasa
o
cifra
y
que
no
pueden
ser
desconocidas
porque
aún
hoy
hacen
de
Medellín
una
ciudad
con
una
crítica
situación
de
violencia.
Para
la
elaboración
de
lo
anteriormente
referenciado,
fue
menester
recopilar
cifras
varias
de
seguridad
(actuales
e
históricas)
provenientes
de
diferentes
fuentes
públicas
y/u
oficiales
(periodísticas
y
de
algunas
entidades
como
Medellín
Cómo
Vamos
y
la
misma
Alcaldía,
Medicina
Legal,
Policía
Nacional,
Personería
de
Medellín
y
el
SISC
(sistema
de
información
para
la
seguridad
y
convivencia)),
hacer
las
respectivas
tabulaciones
y
el
posterior
contraste
de
las
mismas.
Todo,
en
atención
a
la
necesidad
y
el
querer
de
realizar
el
análisis
–recuérdese–
desde
una
visión
más
amplia
y
detallada
de
lo
tradicional.
En
cuanto
a
los
datos
de
homicidios,
fue
necesario,
para
poder
obtener
las
tasas
discriminadas
por
sectores
de
ciudad,
acudir
al
siguiente
procedimiento:
5
6. Para
cada
uno
de
los
años
analizados
(2012
y
2013
en
el
caso
del
presente
informe)
hubo
de
aplicarse
la
siguiente
fórmula:
100.000
por
el
número
de
homicidios
reportados
dentro
de
“X”
comuna
en
el
año
“Y”,
dividido
por
el
número
de
habitantes
de
dicha
comuna
“X”
durante
ese
mismo
año
“Y”.
El
producto
de
la
anterior
operación
es
entonces
el
número
de
homicidios
por
cada
100
mil
habitantes
dentro
de
cada
una
de
las
16
comunas
y
5
corregimientos
de
la
ciudad
durante
el
periodo
de
un
año.
Luego,
se
determinó
para
cada
uno
de
los
años
analizados,
cuánto
en
términos
porcentuales
significaba
la
población
de
cada
una
de
las
comunas
respecto
del
total
de
habitantes
de
Medellín.
Y
finalmente,
para
corroborar
exitosamente
que
los
datos
obtenidos
eran
correctos,
se
procedió
a
realizar
una
suma
producto
entre
el
índice
de
homicidios
por
comuna
y
el
porcentaje
de
contribución
poblacional
por
comuna,
para
de
esta
forma
obtener
el
índice
de
homicidios
por
cada
100
mil
habitantes
para
toda
la
ciudad
de
Medellín,
índice
que,
al
compararse
con
la
tasa
de
homicidios
de
la
ciudad
divulgada
por
las
autoridades,
resultó
ser
exactamente
el
mismo.
Y
en
lo
que
a
la
parte
cualitativa
del
informe
corresponde,
parte
que
necesariamente
ha
de
complementar
a
lo
cuantitativo,
el
texto
cuenta
con
descripciones
analíticas
de
lo
que
las
diferentes
cifras
utilizadas
y
encontradas
y
las
distintas
gráficas
construidas
demuestran;
es
decir,
expone
aquello
que
dicen
los
números
y
lo
que
detrás
de
ellos
hay
o
se
esconde.
Así
como
también
cuenta
con
ideas
y
conclusiones
identificadas
y/o
construidas
por
el
mismo
grupo
de
investigación
durante
la
elaboración
del
presente
trabajo.
6
7. PRESENTACIÓN
DEL
ANÁLISIS
La
Administración
Municipal
ha
dado
reiteradamente
un
parte
de
tranquilidad
a
la
ciudadanía
en
materia
de
seguridad
basándose,
exclusivamente,
en
una
reducción
de
homicidios
y
en
haber
pasado
a
ocupar
el
lugar
número
35
dentro
de
las
ciudades
más
violentas
del
mundo.
Es
un
grave
error
–y
no
se
puede
seguir
cometiendo–
medir
la
(in)seguridad
únicamente
con
el
indicador
del
homicidio.
El
crimen
es
plural,
tiene
muchas
y
muy
diversas
causas
y
manifestaciones;
y
todas
ellas,
no
sólo
una,
hacen
que
exista
inseguridad.
No
está
bien
entonces
que
se
juzgue
y
califique
el
nivel
de
seguridad
de
la
ciudad
con
respecto,
primero,
y
como
se
acaba
de
advertir,
a
una
sola
cifra,
y
segundo,
sin
atender
a
las
muy
diversas
realidades
sectoriales
que
existen
dentro
de
la
misma
ciudad.
Si
bien
se
trata
de
una
sola
localidad,
Medellín
tiene
la
particularidad
de
estar
conformada
por
muy
diversas
realidades,
y
todas
ellas
deben
ser
consideradas,
en
conjunto
pero
también
de
manera
aislada,
a
la
hora
de
evaluar
nuestra
situación
de
seguridad.
Como
bien
lo
señalan
los
expertos
en
la
materia
Fernando
Carrión
y
Johanna
Espín
en
la
introducción
a
la
publicación
“Un
lenguaje
colectivo
en
construcción:
el
diagnóstico
de
la
violencia”,
no
se
puede
reducir
la
violencia
a
una
sola
y
ésta
a
una
sola
variable,
pues
se
estaría
cayendo
en
un
“reduccionismo
atroz
donde
la
violencia
termina
siendo
un
símil
de
homicidio”.
Es
hora
“de
“recuperar
la
soberanía
del
delito”,
que
no
es
otra
cosa
que
perseguir
las
violencias
que
tienen
mayor
prevalencia
y
connotación
social
en
cada
uno
de
nuestros
países”,
y
no
permitir
que
la
medición
tradicional
e
internacional
del
delito
dicte
la
agenda
de
la
seguridad
de
la
ciudad
y
defina
los
delitos
que
más
se
deben
perseguir.
Miremos,
entonces,
la
realidad
que
hay
detrás
de
la
reducción
de
los
homicidios,
y
si
verdaderamente
ello
permite
confiarnos
de
que
las
cosas
van
por
buen
camino.
7
8. Capítulo
1.
SOBRE
LOS
HOMICIDIOS.
GRÁFICA
1.
(elaboración
propia.
Fuente:
datos
construidos
a
partir
de
cifras
oficiales)
Si
bien
la
ciudad
registró
en
el
2013
una
tasa
de
38.1
homicidios
por
cada
100
mil
habitantes,
hay
sectores
de
la
ciudad
que
por
sí
solos
duplican
esta
cifra.
Hay
comunas
de
la
ciudad
como
la
comuna
10
(La
Candelaria)
y
la
comuna
13
(San
Javier)
cuyas
tasas
de
homicidios
por
cada
100
mil
habitantes
en
el
2013
fueron
de
165
y
81
homicidios
por
cada
100
mil
habitantes
respectivamente,
tasas
solo
comparables
con
las
ciudades
más
peligrosas
del
mundo
como,
por
ejemplo,
San
Pedro
Sula,
Caracas,
y
Cali,
cuyas
tasas
en
el
2013
fueron,
respectivamente,
de
187.14,
134.36
y
83.20
homicidios
por
cada
100
mil
habitantes2.
Si
se
toman
en
el
2013
las
cinco
(5)
comunas
donde
más
se
presentaron
homicidios,
solo
entre
ellas
se
encuentra
el
47%
de
los
homicidios
de
la
ciudad;
estas,
en
orden
de
mayor
a
menor
contribución
porcentual,
fueron:
La
Candelaria,
San
Javier,
Robledo,
Villa
Hermosa
y
Aranjuez.
Si
contamos
solamente
estas
cinco
comunas,
la
tasa
de
homicidios
de
la
ciudad
sería
de
63
homicidios
por
cada
100
mil
habitantes,
una
cifra
similar
a
la
de
Barquisimeto,
ciudad
venezolana
que
ocupa
el
décimo
lugar
dentro
de
las
ciudades
más
violentas
del
mundo
y
cuya
tasa,
para
el
año
inmediatamente
anterior,
fue
de
64,72
homicidios
por
cada
100
mil
habitantes.
2
Dentro
del
ranking
de
las
ciudades
más
violentas
del
mundo
que
trae
la
ONG
Mexicana
“Seguridad,
justicia
y
paz”,
San
Pedro
Sula
ocupa
el
primer
lugar
como
la
ciudad
más
violenta
del
mundo,
seguida
por
Caracas,
la
cual
está
en
el
segundo
renglón
de
la
lista;
y
Cali,
por
su
parte,
se
encuentra
en
el
cuarto
lugar,
después
de
Acapulco,
que
para
el
año
2013
tuvo
una
tasa
de
112.80
homicidios
por
cada
100
mil
habitantes.
8
9. Pues
bien,
cada
zona,
se
repite,
tiene
su
propia
dinámica,
y
es
esta
la
realidad
que
no
se
puede
desconocer
queriendo
tan
solo
mostrar
una
cifra
reducida,
en
gran
medida,
por
tasas
de
homicidios
de
otros
sectores
de
la
ciudad
donde,
por
la
lógica
y
dinámica
misma
del
conflicto,
dichas
tasas
(y
solo
esas)
no
son
tan
elevadas:
tal
es
el
caso
de
comunas
como
El
Poblado,
cuya
tasa
en
el
2013
fue
de
5
homicidios
y
que
se
compara
con
urbes
como
Boston
y
Nueva
York.
En
el
centro,
por
ejemplo,
en
el
2013
hubo,
cada
2.58
días,
un
homicidio.
Y
en
toda
la
ciudad,
uno
cada
9
horas
y
media.
Ahora,
si
bien
el
año
2013
terminó
con
una
disminución
general
de
homicidios
del
26.5%
respecto
del
2012,
si
se
mira
lo
que
ha
ocurrido
en
los
últimos
meses,
específicamente
a
partir
de
octubre
de
2013
hasta
enero
de
2014,
donde
el
número
de
homicidios
ocurridos
fue
de
67,
se
puede
observar
que
los
homicidios
nuevamente
vienen
en
ascenso.
Incluso
puede
advertirse
cómo
solo
el
número
de
homicidios
de
enero
del
presente
año
sobrepasa
el
promedio
de
homicidios
del
segundo
y
último
semestre
del
2013,
que
tuvo
una
cifra
promedio
de
60.3
homicidios
mensuales
y
fue
el
semestre
precisamente
en
el
que
se
dio
realmente
la
disminución
de
homicidios
del
año
pasado.
No
puede
querer
entonces
ello
decir
que
la
situación
había
mejorado
y
que
ahora
nuevamente
está
empeorando;
la
situación
sigue
igual,
igual
de
crítica,
pero
lo
que
sucede
es
que
hay
que
entender
que
las
manifestaciones
del
crimen
y
sus
dinámicas
varían
de
tiempo
y
de
lugar.
Ejemplo
de
lo
anterior
es
lo
ocurrido
en
comunas
como
la
5
y
la
6,
Castilla
y
Doce
de
Octubre,
donde
con
7
casos
cada
una
en
enero
de
2014,
los
homicidios
aumentaron
considerablemente
(un
84.2%
y
un
75%
respectivamente)
respecto
del
promedio
de
homicidios
que
tuvieron
durante
el
2013,
los
cuales
fueron,
igualmente
de
manera
respectiva,
de
3.8
y
4
homicidios
por
mes.
Sin
duda
alguna,
el
homicidio
es
uno
de
los
delitos
que
más
impacto
tiene
y
el
que
más
ha
marcado
la
imagen
de
seguridad
de
la
ciudad
de
Medellín
en
los
últimos
20
años
debido
a
la
connotación
suya,
en
tanto
está
en
juego
la
vida
de
las
personas.
La
mayoría
de
homicidios
en
Medellín,
claro
está,
son
a
casusa
de
la
violencia
entre
grupos
delincuenciales
actores
del
crimen
organizado
que
padece
la
ciudad:
ya
sean
por
enfrentamientos,
por
sicariato
a
objetivos
específicos,
por
venganzas,
por
balas
pérdidas,
por
atravesar
alguna
“frontera
invisible”,
negarse
a
obedecer
toques
de
queda
ilegales,
no
pagar
extorsiones,
no
acatar
regulaciones
sociales,
no
ingresar
a
los
grupos
ilegales
o
negarse
a
cooperar
con
ellos,
por
desobedecer
una
amenaza,
denunciar
ante
las
autoridades
el
cobro
de
extorsiones
y
sus
actividades
ilícitas,
producto
de
la
justicia
ilegal
y
el
trámite
de
conflictos
personales,
intrafamiliares
e
intracomunitarios,
o,
entre
otras
cosas,
por
oponer
resistencia
en
un
hurto.
En
menor
medida
se
encuentran
los
homicidios
por
razones
personales
como
móviles
pasionales,
una
riña
entre
dos
personas,
la
intolerancia,
etc.
9
10. En
Medellín,
según
reportes
periodísticos,
el
servicio
de
sicariato
puede
costar
entre
15.000
y
50.000
pesos,
aunque
dependiendo
del
objetivo
puede
llegar
a
costar
mucho
más,
hasta
incluso
superar
los
200
millones
de
pesos.
Hay
un
fenómeno
curioso
a
anotar
y
es
que
se
ha
observado
que,
a
pesar
de
la
creciente
inversión
del
presupuesto
en
los
últimos
9
años
en
las
comunas
más
violentas
de
la
ciudad,
éstas
no
presentan
una
reducción
considerable
en
estos
índices
de
violencia.
Varias
razones
pueden
considerarse
como
causantes
de
antedicha
contradicción:
el
desempleo
juvenil
que
supera
el
40%;
jóvenes
que
ven
en
la
oferta
criminal
una
alternativa
real
de
trabajo,
debido
a
su
buena
rentabilidad
y
a
la
baja
probabilidad
de
ser
capturados
y
judicializados;
falta
de
coordinación
entre
las
instituciones
encargadas
de
combatir
este
tipo
de
problemas
o
la
comunicación
interinstitucional
que
a
veces
es
poco
eficiente;
una
inversión
social
del
municipio
que
no
ha
estado
enmarcada
dentro
de
una
verdadera
estrategia
de
seguridad
integral;
y
en
casos
por
la
estrategia
de
la
Administración
Municipal
estar
más
encaminada
a
la
contención,
se
ha
dejado
a
un
lado
la
prevención
y
la
erradicación
del
conflicto.
Ahora,
el
arma
de
fuego
sigue
siendo
el
principal
instrumento
para
la
realización
de
los
homicidios,
siendo
utilizada
aproximadamente
en
el
70%
de
los
casos.
En
segundo
lugar
está
la
utilización
de
arma
blanca,
y
de
esta
modalidad
llama
la
atención,
según
reportes
periodísticos,
su
creciente
uso
en
el
último
año,
mientras
que
entre
enero
y
agosto
del
2012
se
presentaron
99
homicidios
con
arma
blanca,
en
el
mismo
periodo
del
año
2013
se
presentaron
114,
un
aumento
del
15%.
Capítulo
2.
BAJAN
LOS
HOMICIDIOS
PERO
SUBEN
OTROS
DELITOS.
Ahora,
es
cierto:
los
ciudadanos,
tal
y
como
en
alguna
de
sus
notas
periodísticas
sobre
la
seguridad
de
Medellín
lo
afirmó
El
Colombiano,
“sí
han
notado
que
los
homicidios
han
bajado,
pero
–han
notado
también
que–
han
crecido
otras
modalidades
de
violencia,
por
ejemplo,
la
extorsión
y
las
amenazas…
La
extorsión
se
ha
vuelto
insoportable
en
los
últimos
meses,
y
–hasta–
los
negocios
más
grandes
de
la
comuna
pagan
"vacunas"
que
oscilan
entre
un
millón
y
tres
millones
de
pesos”.
Conviene
entonces
examinar
la
seguridad
de
la
ciudad
con
una
visión
ampliada
y
detallada,
ampliada
de
tal
manera
que
se
tengan
en
cuenta
otros
delitos
y
no
exclusivamente
el
homicidio,
y
detallada
de
manera
tal
que
permita
identificar
(y
por
ende
luego
atender)
las
diferentes
y
particulares
realidades
que
se
viven
en
cada
una
de
las
zonas
de
la
ciudad.
Solo
de
esta
manera
es
posible
tener
una
mayor
y
mejor
aproximación
a
lo
que
en
materia
de
crimen
y
violencia
está
viviendo
Medellín.
Una
visión
como
la
que
se
acaba
de
advertir
nos
permite
confirmar
lo
que
se
ha
venido
afirmando:
Medellín,
en
seguridad,
no
está
tan
bien
como
nos
lo
hacen
creer.
10
11. Así,
una
visión
ampliada,
nos
refleja
que,
mientras
que
los
homicidios
sí
disminuyeron
un
26.5%
frente
a
lo
ocurrido
en
el
2012
(en
el
2012
hubo
1251
homicidios
y
en
el
2013
920,
es
decir,
331
homicidios
menos),
los
hurtos,
por
ejemplo,
así
como
también
las
desapariciones,
aumentaron
(basándose
en
casos
denunciados,
y
sin
dejar
de
advertir
que
la
denuncia,
durante
el
año
pasado,
disminuyó
considerablemente).
GRÁFICA
2.
(elaboración
propia.
Fuente:
datos
oficiales)
Comparativo
de
delitos
-‐
Medellín
2012
-‐
2013
2012
2013
5629
3568
2546
1853
1251
920
Homicidios
521
654
Desapariciones
(reportados)
Desplazamientos
forzados
Hurto
a
personas
Capítulo
3.
SOBRE
LOS
HURTOS.
Frente
al
2012,
año
en
el
que
se
dieron
10,594
casos,
el
total
de
hurtos
reportados
sufrió
un
aumento
en
el
2013
de
14.6%,
con
el
reporte
de
12,139
casos.
Si
bien
la
modalidad
de
hurto
a
personas,
como
se
explicará
en
las
próximas
líneas,
aumentó,
es
de
reconocer
que
modalidades
como
el
hurto
de
motos
y
el
hurto
de
carros
sí
disminuyeron
en
el
2013
respecto
de
lo
ocurrido
en
el
2012.
Sin
dejar
de
llamar
la
atención
por
aún
seguirse
tratando
de
cifras
bastante
elevadas
y
significantes,
en
cuanto
al
hurto
de
motos,
se
pasó
del
2012
al
2013
de
5,080
a
4,871
casos;
y
en
cuanto
al
hurto
de
carros,
en
los
mismos
años
anteriormente
referenciados,
hubo
una
disminución
de
un
11.2%,
pasando
de
1845
casos
a
1639.
11
12.
GRÁFICA
3.
(elaboración
propia.
Fuente:
datos
oficiales)
Hurtos
14000
12000
10000
8000
Hurtos
6000
4000
2000
0
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
En
cuanto
a
la
modalidad
de
hurto
a
personas,
se
puede
observar
que,
entre
el
2012
y
2013
hubo
un
aumento
del
58%,
pasando
de
3568
casos
en
el
2012
a
5629
en
el
2013
(basándose
–se
repite–
en
casos
denunciados
y
sin
tener
el
cuanta
el
sub-‐registro),
lo
que
confirma
la
tendencia
ascendente
de
esta
modalidad
en
los
últimos
años.
Los
sectores
más
críticos
fueron
el
Centro
de
la
ciudad
y
las
comunas
de
El
Poblado
y
Laureles
–
Estadio,
donde
el
hurto
a
personas
aumentó
un
126%,
un
54%
y
un
95%
respectivamente.
Nuevamente,
tomando
el
Centro
de
la
ciudad
como
ejemplo,
durante
el
2013,
hubo
allí
un
robo
cada
4
horas
y
media.
Y
llama
la
atención
cómo
en
octubre
del
año
pasado,
mes
donde
menos
homicidios
hubo
(45)
y
lo
cual
fue
señalado
como
un
gran
motivo
de
tranquilidad
por
la
Administración,
fue
el
mes
en
el
que
más
hurtos
hubo:
1362.
12
13. GRÁFICA
4.
(elaboración
propia.
Fuente:
datos
construidos
a
partir
de
cifras
oficiales)
GRÁFICA
5.
(elaboración
propia.
Fuente:
datos
oficiales)
Nota:
La
gráfica
número
5,
compara
por
comunas
el
comportamiento
del
hurto
a
personas
del
2012
al
2013.
Mediante
las
flechas
azules
ascendentes,
se
señalan
las
comunas
en
las
que
el
hurto
a
personas
aumentó,
y
mediante
las
flechas
de
color
naranja
se
identifican,
dentro
de
esas
mismas
comunas
ya
señaladas,
cuál
fue
el
comportamiento
del
homicidio
del
2012
al
2013.
14
de
las
21
zonas
de
Medellín
referenciadas
en
la
gráfica
muestran
cómo
del
2012
al
2013
en
ellas,
mientras
los
homicidios
se
redujeron,
los
hurtos
a
personas
crecieron.
Por
su
parte,
la
comuna
siete
(7)
fue
la
única
que
evidenció
aumento
en
ambos
delitos
y
la
comuna
14,
no
obstante
no
presentó
variación
en
cuanto
al
homicidio,
sí
es
una
de
las
16
zonas
en
las
que
le
hurto
a
personas
aumentó.
13
14.
En
Medellín
ocurre
un
fenómeno
preocupante,
y
es
que
cada
vez
que
disminuyen
los
homicidios,
los
hurtos
aumentan
de
forma
casi
proporcional.
Tal
y
como
lo
muestran
las
gráficas,
a
menos
homicidios
más
hurtos,
y
viceversa.
Esto
demuestra
que
tanto
uno
como
el
otro
dependen
de
los
mismos
actores,
los
grupos
delincuenciales
organizados;
mientras
estos
no
están
luchando
entre
sí
y
generando
homicidios,
se
dedican
a
robar,
y
al
contrario,
mientras
más
roben
quiere
decir
que
menos
hombres
dedicados
a
luchar
entre
sí
necesitan.
De
hecho,
es
esto
lo
que
puede
evidenciarse
ha
ocurrido
en
el
segundo
semestre
del
año
pasado,
donde
los
homicidios
bajaron
y
los
hurtos
aumentaron,
tal
y
como
puede
comprobarse
en
la
gráfica
número
14.
Es
sin
duda
el
hurto
uno
de
los
principales
fenómenos
delictivos
que
ha
causado
que
la
sensación
de
seguridad
ciudadana
haya
desmejorado,
pues,
a
diferencia
del
homicidio,
es
un
delito
que
hace
potencialmente
víctima
a
un
mayor
número
de
ciudadanos.
Así,
es
más
común
que
las
personas
salgan
de
sus
casas
temiendo
ser
hurtadas
a
que
salgan
temiendo
ser
asesinadas;
no
obstante
existe
el
temor
de
que
en
algún
caso
termine
sucediendo
lo
que
ya
ha
ocurrido
en
varias
ocasiones,
que
por
realizar
un
hurto
los
delincuentes
terminen
quitándole
la
vida
a
su(s)
víctima(s).
Es
el
hurto,
también
sin
duda,
uno
de
aquellos
fenómenos
frente
a
los
cuales
el
ciudadano
demanda
por
parte
de
la
autoridad
acciones
contundentes,
tangibles
y
cuya
efectividad
pueda
ser
y
sea
verificable.
El
ciudadano
claro
que
quiere
que
si
es
atracado
pueda
denunciar
y
que
la
denuncia
no
sea
un
tormento
y
algo
costoso
(en
dinero
y
en
tiempo),
pero
el
ciudadano
también
quiere
que,
inicialmente,
no
se
tenga
que
ver
enfrentado
a
un
caso
de
robo,
y
que
si
lo
están
robando,
la
reacción
de
la
autoridad
no
sea
extemporánea;
el
ciudadano
quiere
confiar
en
la
ciudad
y
en
sus
autoridades,
pero
hoy,
dicha
confianza,
está
claramente
en
veremos.
No
son
en
vano
entonces,
por
ejemplo,
las
recientes
y
varias
reacciones
desesperadas
de
algunos
ciudadanos
queriendo
hacer
justicia
por
su
propia
mano.
Capítulo
4.
SOBRE
LAS
DESAPARICIONES.
Los
homicidios
bajan,
sí,
pero
como
puede
constatarse,
las
desapariciones
aumentan:
las
denuncias
por
desaparición
en
el
2012
fueron
521
y,
a
lo
largo
del
año
2013,
se
presentaron
654
reportes
de
personas
desaparecidas
(un
aumento
del
25.5%),
de
las
cuales
352
aparecieron
vivas,
32
aparecieron
muertas
y
270
aún
continúan
desaparecidasde.
El
sector
poblacional
más
afectado
con
esta
actuación
criminal
es
aquel
representado
por
el
grupo
de
edad
entre
los
10
y
17
años
con
210
casos,
seguido
por
el
grupo
de
edad
entre
los
18
y
25
años
con
140
casos.
14
15. GRÁFICA
6.
(elaboración
propia.
Fuente:
datos
oficiales)
La
desaparición
forzada
es
utilizada
por
los
grupos
delincuenciales
para
invisibilizar
su
accionar,
realizar
sus
actuaciones
sin
llamar
la
atención
de
las
autoridades,
ocultar
pruebas
y
posibles
testigos,
y
generar
un
ambiente
de
pánico
y
zozobra
en
la
población
que
les
facilite
el
control
territorial;
aunque
no
se
puede
dejar
de
decir
que
esta
práctica
es
también
utilizada
como
mecanismo
de
intimidación
colectiva.
Es
claro
que
en
las
comunas
donde
hay
mayor
índice
de
desapariciones
forzadas
es
porque
hay
un
férreo
control
territorial
y
social
mediante
este
tipo
de
actos
sobre
la
población,
que
evitan
también
la
llegada
de
grupos
delincuenciales
rivales
a
sus
territorios
y
por
lo
cual
no
se
presentan
enfrentamientos.
No
es
extraño
así,
como
puede
evidenciarse
en
las
gráficas
siguientes
(7
y
8),
que
en
lugares
donde
crece
la
desaparición,
se
reducen
los
homicidios.
15
16. Las
desapariciones
como
herramientas
criminales
son
bastante
utilizadas
en
ocasiones
de
pactos
ilegales,
como
puede
verificarse
con
lo
sucedido
a
finales
del
2013,
pues
una
de
las
órdenes
cuando
hay
pactos
es
que
no
debe
haber
homicidios,
y
entonces,
si
los
va
a
haber
o
los
hay
pues
deben
terminar
silenciándose
mediante
la
desaparición.
Con
todo,
además
de
resultar
una
manera
“cómoda”
de
actuar
para
los
delincuentes
en
tanto
en
el
asesinato,
el
cadáver
está
ahí,
por
lo
que
se
puede
identificar
a
la
víctima
y
al
victimario,
mientras
que
sin
cuerpo
las
autoridades
es
difícil
que
puedan
encontrar
las
pruebas,
y
no
obstante
lo
escalofriante
que
resulta
este
fenómeno
como
quiera
que
sus
métodos
resultan
ser
exageradamente
sanguinarios,
la
desaparición
se
ha
convertido
de
tiempo
atrás
en
una
práctica
permanente
de
los
grupos
delincuenciales,
y
su
ocurrencia
refleja
su
presencia
y
poder
en
la
zona.
La
desaparición
forzada
no
resulta
siendo
cosa
distinta,
entonces,
que
una
especie
de
homicidio
que
deja
amplios
márgenes
de
impunidad.
Incluso
muchas
desapariciones
terminan
en
supuestos
casos
de
suicidios
o
accidentes.
GRÁFICA
7.
(elaboración
propia.
Fuente:
datos
oficiales)
16
17. GRÁFICA
8.
(elaboración
propia.
Fuente:
datos
oficiales)
Nota:
Las
gráficas
número
7
y
8,
comparan
por
comunas
el
comportamiento
de
las
desapariciones
del
2012
al
2013
y,
a
la
vez,
el
comportamiento,
también
por
comunas
y
del
2012
al
2013,
del
homicidio.
Mediante
las
flechas
azules
ascendentes,
se
señalan
las
comunas
en
las
que
las
desapariciones
aumentaron,
y
mediante
las
flechas
de
color
naranja
se
identifican,
dentro
de
esas
mismas
comunas
ya
señaladas,
cuál
fue
el
comportamiento
del
homicidio
del
2012
al
2013.
En
10
de
las
21
zonas
referenciadas
mediante
las
gráficas,
queda
claro
cómo
en
ellas,
entre
el
2012
y
2013,
y
no
obstante
los
homicidios
verse
reducidos,
las
desapariciones,
por
el
contrario,
aumentaron.
En
una
de
las
comunas,
la
14,
también
las
desapariciones
aumentaron,
aunque
los
homicidios
se
mantuvieron
estables,
sin
representar
ni
aumento
ni
disminución.
En
Robledo,
comuna
7,
si
bien
las
desapariciones
disminuyeron,
los
homicidios,
contrario
a
lo
que
sucedió
en
la
mayoría
de
los
sectores,
aumentaron.
Y
Castilla,
por
su
parte,
fue
la
única
comuna
de
la
ciudad
que
presentó
aumento
tanto
en
homicidios
como
en
desapariciones.
Capítulo
5.
SOBRE
EL
DESPLAZAMIENTO
FORZADO
Y
LAS
AMENAZAS.
El
desplazamiento
forzado
sigue
siendo
una
realidad,
y
aunque
haya
disminuido
frente
a
lo
ocurrido
en
el
2012
(pasando
de
2546
casos
a
1853
en
el
2013),
sus
niveles
siguen
siendo
bastante
elevados
y
no
dejan
ni
pueden
dejar
de
preocuparnos,
así
como
tampoco
puede
dejar
de
preocuparnos
el
difícil
fenómeno
de
la
amenaza,
fenómeno
que,
para
el
2013,
afectó
a
6004
personas.
17
18. GRÁFICA
9.
(elaboración
propia.
Fuente:
datos
oficiales)
Nota:
La
gráfica
número
9,
compara
por
comunas
el
comportamiento
del
desplazamiento
forzado
producto
de
amenazas
directas
del
2012
al
2013.
Mediante
las
flechas
azules
ascendentes,
se
señalan
las
comunas
en
las
que
el
desplazamiento
aumentó,
y
mediante
las
flechas
de
color
naranja
se
identifican,
dentro
de
esas
mismas
comunas
ya
señaladas,
cuál
fue
el
comportamiento
del
homicidio
del
2012
al
2013.
En
7
de
las
21
zonas
referenciadas
en
la
gráfica,
queda
evidente
cómo
en
ellas,
si
bien
el
homicidio
se
redujo
en
el
2013
frente
a
lo
ocurrido
en
el
2012,
el
desplazamiento,
por
el
contrario,
creció.
El
fenómeno
del
desplazamiento
forzado
intra-‐urbano
es
una
consecuencia
del
accionar
de
los
grupos
delincuenciales
que
hacen
presencia
en
el
territorio.
Dentro
de
la
disputa
y
el
control
territorial
que
ejercen
estos
grupos
delincuenciales,
estas
organizaciones
criminales
tratan
de
ejercer
también
un
control
social
mediante
actos
como
las
amenazas
directas,
el
intento
de
reclutamiento
forzado
a
menores
de
edad,
las
agresiones
físicas,
las
agresiones
sexuales
contra
las
mujeres,
los
homicidios,
las
extorsiones
y
el
miedo
en
general
que
generan
las
“fronteras
invisibles”
y
las
disputas
entre
estas
organizaciones.
Esto,
todo,
es
lo
que
hace
que
las
personas
tengan
que
abandonar
sus
hogares
buscando
protección.
De
la
mano
del
desplazamiento
forzado,
así
como
también
de
la
mano
de
la
desaparición
forzada,
se
encuentra
otro
fenómeno
criminal,
cual
es
el
de
reclutamiento
de
menores,
menores
que
siempre
han
sido
y
serán
objetivos
de
las
estructuras
criminales
en
su
querer
de
engrosar
sus
filas.
Son
los
jóvenes
y
los
niños,
indefensos,
muchos
con
problemas
familiares,
sociales,
muchos
pobres,
los
que
se
convierten
en
“presas
fáciles”
para
el
coqueteo
de
quienes
delinquen,
quienes,
mediante
falsas
imágenes
prometedoras,
y
de
ser
necesario,
mediante
amenazas,
literalmente
reclutan
a
estas
personas
para
convertirlos,
de
manera
rápida
y
fácil
gracias
a
su
corta
edad
(que
significa
poca
experiencia,
falta
de
carácter,
facilidad
de
convencimiento,
inocencia),
en
criminales
profesionales.
18
19.
Capítulo
6.
SOBRE
LA
EXTORSIÓN.
No
se
puede
dejar
de
decir
frente
a
esta
manifestación
criminal
que,
al
igual
que
el
hurto
y
los
homicidios,
es
uno
de
los
delitos
que
mayor
sensación
de
inseguridad
y
zozobra
causa
en
la
ciudadanía,
toda
vez
que
la
persona
que
padece
el
cobro
de
este
impuesto
ilegal,
es
victima
permanente
(diaria
o
semanal)
y
la
posibilidad
de
incumplir
por
una
u
otra
razón
con
el
pago
pone
en
constante
peligro
su
integridad.
Es
así
la
extorsión,
como
se
advirtió
líneas
atrás,
una
de
las
causas
del
desplazamiento,
pues
quienes
no
acceden
a
pagar
o
no
pueden
pagar
la
suma
de
dinero
requerida
por
los
criminales,
se
ven
en
la
obligación
de
abandonar
sus
viviendas
o
trabajos.
En
salidas
de
campo
ha
podido
identificarse
una
situación
que
se
ha
convertido
en
la
regla
general
de
muchos
de
los
sectores
de
Medellín;
así
por
ejemplo,
pudo
evidenciarse
cómo
en
la
comuna
5,
Castilla,
y
específicamente
en
su
bulevard
de
la
calle
68,
hay
comerciantes
que,
de
acuerdo
a
la
magnitud
de
sus
negocios,
pagan
vacunas
semanales
que
pueden
oscilar
entra
10.000
y
20.000
pesos,
o
un
poco
más
incluso,
y
cómo
hay
personas
que
llevan
alrededor
de
siete
años
teniendo
que
pagar
estas
cantidades
de
dinero.
Según
estimaciones
periodísticas,
tal
y
como
nosotros
lo
hemos
constatado
y
como
cualquier
ciudadano
lo
puede
constatar
en
muchos
y
diversos
sitios
de
la
ciudad,
el
80%
de
las
actividades
que
se
desarrollan
en
el
espacio
público
y
de
la
vida
cotidiana
de
la
ciudad
poseen
algún
tipo
de
impuesto
o
cobro
ilegal,
por
lo
que
la
extorsión,
dentro
de
la
economía
criminal,
se
ha
terminado
por
consolidar
como
una
de
las
principales
y
más
importantes
fuentes
de
financiación.
Sin
embargo,
preocupa,
no
obstante
haber
la
extorsión
crecido
considerablemente
en
los
últimos
años
y
haberse
expandido
a
lo
largo
y
ancho
de
todo
el
territorio
municipal,
que
no
se
haya
logrado
todavía
tener
cifras
sólidas
sobre
este
fenómeno
y
que
la
denuncia
en
estos
casos
sean
tan
exageradamente
precaria,
lo
que
sin
duda
dificulta
el
análisis
(y
consecuente
tratamiento)
de
esta
parte
de
la
realidad
que
tanta
atención
merece.
Capítulo
7.
Adicional
entonces
a
la
visión
ampliada
que
se
acaba
de
desarrollar,
y
tal
y
como
se
advirtió
en
el
capítulo
2,
es
necesaria
también
una
visión
detallada,
la
cual,
por
su
parte,
nos
demuestra
que
existen
sectores
o
comunas
de
la
ciudad
que
–recuérdese–
tienen
su
propia
dinámica
y
viven
una
crítica
situación
de
seguridad,
situación
o
situaciones
que
no
se
ven
claramente
reflejadas
cuando
se
hecha
mano,
19
20. exclusivamente,
de
un
solo
indicador
para
aludir
o
evaluar
el
tema
de
seguridad
en
la
ciudad.
Basta
mirar
las
cifras
de
algunas
comunas
para
darse
cuenta
de
que
lo
que
se
acaba
de
afirmar
es
realmente
cierto.
Veamos:
Nota:
las
comunas
a
las
que
se
hará
alusión
a
continuación
fueron
escogidas,
luego
de
compararse
por
comunas
sus
distintos
indicadores
de
seguridad,
como
claros
ejemplos
de
aquellas
zonas
de
la
ciudad
en
las
que
existe
una
dinámica
propia
y,
no
obstante
existir
unas
cifras
de
ciudad
consolidadas,
sus
respectivas
realidades
no
se
ven
en
ellas
reflejadas.
En
otras
palabras,
son
casos
que
confirman
la
necesidad
de
esa
visión
detallada
antes
aludida.
Dentro
de
las
gráficas
en
las
que
se
alude
a
la
situación
de
dichas
comunas,
y
mediante
las
flechas
rojas
ascendentes,
se
señalan
las
cifras
que
en
cada
una
de
dichas
comunas
aumentaron
del
2012
al
2013;
con
la
flecha
de
color
naranja,
se
resalta
el
particular
comportamiento
de
los
homicidios;
y
con
la
estrella
roja
se
llama
la
atención
sobre
aquellas
cifras
que,
no
obstante
haber
disminuido
en
el
2013,
siguen
presentando
índices
altos
y
alarmantes.
COMUNA
10.
GRÁFICA
10.
(elaboración
propia.
Fuente:
datos
oficiales)
En
el
caso
de
la
comuna
10,
La
Candelaria,
por
ejemplo,
los
homicidios
se
redujeron
en
apenas
unos
5
casos
(mientras
los
homicidios
en
la
ciudad
rebajaron
un
26.5%
del
2012
al
2013),
una
disminución
mínima
que
no
permite
concluir
de
ninguna
manera
que
frente
al
asunto
de
los
homicidios
se
haya
mejorado
y
que
mantiene
al
centro
de
la
ciudad
como
uno
de
los
sectores
más
difíciles
y
violentos
de
Medellín,
con
una
tasa
20
21. bastante
elevada
de
homicidios
que,
como
se
dijo
inicialmente,
tan
solo
es
comparable
con
las
tasas
de
aquellas
ciudades
más
peligrosas
del
mundo.
Pero
no
son
solo
los
homicidios,
el
desplazamiento
forzado
en
esta
comuna
y
el
hurto
a
personas
tuvieron
un
aumento
del
2012
al
2013.
El
desplazamiento
por
su
parte
y
dentro
de
esta
comuna
aumentó
un
15.8%,
mientras
que
el
hurto
a
personas
aumentó
un
126.4%,
pasando
de
864
casos
en
el
2012
a
1956
en
el
2013.
Incluso
fenómenos
como
el
del
hurto
a
carros
y
hurto
a
motos,
y
no
obstante
haber
presentado
una
disminución
en
el
2013
frente
a
lo
ocurrido
en
el
año
respectivamente
anterior,
siguen
reflejando
cifras
bastante
altas:
1001
motos
robadas
y
243
carros
robados
en
La
Candelaria
durante
el
2013.
COMUNA
14.
GRÁFICA
11.
(elaboración
propia.
Fuente:
datos
oficiales)
En
la
comuna
14,
El
Poblado,
aquel
sector
de
la
ciudad
que
históricamente
ha
presentado
una
de
las
tasas
de
homicidios
más
bajas
de
Medellín
y
que
contrasta
con
la
gran
mayoría
del
resto
de
indicadores
de
homicidios
de
la
ciudad,
no
presentó
en
el
2013
variación
alguna
en
cuanto
a
los
homicidios
y
frente
al
2012.
Además,
presentó
fuertes
aumentos
en
lo
que
a
las
desapariciones
y
el
hurto
a
personas
respecta.
De
3
desaparecidos
reportados
en
el
2012
se
pasó
a
7
en
el
2013,
y
de
407
casos
de
hurto
a
personas
a
lo
largo
del
2012,
se
pasó
a
635
casos
en
el
2013.
21
22. COMUNA
5.
GRÁFICA
12.
(elaboración
propia.
Fuente:
datos
oficiales)
Castilla,
es
decir,
la
comuna
5,
si
bien
representó
disminución
en
cuatro
de
los
cinco
fenómenos
delictivos
a
los
que
se
alude
en
las
gráficas
que
se
comentan,
sigue
presenciando
un
altísimo
número
de
hurto
a
motos
y
de
hurto
a
personas,
con
420
y
311
casos
respectivamente
para
el
periodo
anual
del
2013.
En
cuanto
al
hurto
de
motos,
es
Castilla
la
cuarta
comuna
de
la
ciudad
más
afectada
por
esta
práctica
criminal,
representando
en
su
caso
dicha
modalidad
el
45%
del
total
de
hurtos.
Adicional
a
lo
anterior,
como
ocurrió
en
12
de
las
21
comunas
(16
comunas
y
5
corregimientos)
de
la
ciudad
de
Medellín,
las
desapariciones
en
la
comuna
5
aumentaron
un
20%
pasando
de
25
a
30
casos
del
2012
al
2013.
Y
ha
de
advertirse,
finalmente,
que
fue
Castilla
una
de
las
únicas
dos
comunas
(junto
con
Robledo,
comuna
7)
en
las
que
el
homicidio,
en
el
2013
y
frente
al
2012,
en
vez
de
disminuir,
aumentó.
En
su
caso
lo
hizo
un
9.5%.
22
23. COMUNAS
13
Y
8.
GRÁFICA
13.
(elaboración
propia.
Fuente:
datos
oficiales)
GRÁFICA
14.
(elaboración
propia.
Fuente:
datos
oficiales)
Tanto
San
Javier
como
Villa
Hermosa
(comunas
13
y
8)
han
sido
y
son
sectores
bastante
aporreados
por
la
dinámica
criminal
que
por
años
ha
castigado
a
la
ciudad.
Si
bien
en
ambas
comunas
se
evidenció
una
disminución
de
los
homicidios
del
2012
al
2013,
en
ellas,
por
la
lógica
misma
del
conflicto
y
del
crimen
organizado
(que
independientemente
de
las
variaciones
de
los
diferentes
indicadores
de
seguridad
que
haya
podido
haber
y
que
pueda
llegar
a
haber,
es
una
realidad
que
se
ha
afianzado
en
Medellín
y
sus
sectores
aledaños
–y
ello
no
se
puede
olvidar,
pues
es
precisamente
ese
23
24. crimen
al
que
se
debe
combatir
y
contra
el
cual
se
debe
luchar,
no
a
los
indicadores,
no
contra
las
cifras
(por
más
útiles
que
ellas
puedan
ser
no
pueden
dejar
de
ser
vistas
como
un
instrumento
para
pasar
a
ser
entendidas
como
objetivos)–)
hubo
aumento
de
otras
formas
delictuales.
Así
por
ejemplo,
en
San
Javier
el
hurto
a
motos
aumentó,
como
también
así
lo
hicieron
las
desapariciones,
pasando
de
22
personas
reportadas
como
desaparecidas
en
el
2012
a,
en
el
2013,
50.
Un
aumento
de
un
127.3%.
Y
si
bien
los
homicidios
y
los
desplazamientos
forzados
rebajaron
en
el
2013,
las
cifras
siguen
siendo
muy
preocupantes:
112
homicidios
y
466
casos
de
desplazamiento
forzado
en
el
2013.
Es,
indiscutiblemente,
el
sector
de
Medellín
más
afectado
por
el
desplazamiento
forzado
intra-‐urbano,
representando
el
25.1%
de
todos
los
casos
que
ocurren
la
ciudad.
En
Villa
Hermosa,
por
su
parte,
fenómenos
como
el
de
hurto
a
motos
y
el
desplazamiento
forzado
disminuyeron,
pero
sus
cifras
no
dejan
de
ser
altas
y
preocupantes:
212
motos
robadas
en
el
2013
y
314
casos
de
desplazamiento,
siendo
así
la
segunda
comuna
más
afectada
de
la
ciudad
por
el
desplazamiento
forzado
y
representando
el
16.9%
de
todos
los
casos
que
ocurren
en
la
ciudad.
Y
manifestaciones
delictivas
como
las
desapariciones,
el
hurto
a
carros
y
el
hurto
a
personas,
por
el
contrario,
aumentaron
un
10.3%,
un
10.8%
y
un
80.9%
respectivamente.
CORREGIMIENTO
DE
SAN
CRISTÓBAL.
GRÁFICA
15.
(elaboración
propia.
Fuente:
datos
oficiales)
Finalmente,
es
el
corregimiento
de
San
Cristóbal
un
ejemplo
más,
de
varios,
en
los
que
se
puede
evidenciar
que
cada
zona
de
la
ciudad
enfrenta
realidades
particulares
y
dinámicas
criminales
distintas,
y
que
si
bien
uno
o
algunos
indicadores
pueden
disminuir,
como
en
su
caso
lo
hizo,
por
ejemplo,
el
número
de
homicidios,
otros
24
25. indicadores
pueden
aumentar,
demostrando
que
la
inseguridad
y
el
crimen
son
plurales.
Durante
el
2013,
y
tal
y
como
se
constata
en
la
gráfica
anterior,
aumentaron
en
San
Cristóbal
las
desapariciones
(en
un
100%),
el
hurto
a
motos
(pasando
de
23
en
el
2012
a
40
robos
de
motos
en
el
2013)
y
el
hurto
a
personas
(en
un
123.1%).
Capítulo
8.
Ahora
bien,
es
claro
que
se
debe
valorar
el
esfuerzo
de
la
institucionalidad
por
combatir
las
causas
que
generan
inseguridad.
Pero
no
se
puede
dejar
de
reconocer
la
realidad,
no
se
puede
ahora
desconocer
que
hay
otros
factores
(indeseados
pero
ciertos)
que
influyen
también
en
el
comportamiento
de
los
indicadores
de
criminalidad.
Existen
fuertes
indicios
sobre
la
existencia
en
la
ciudad
de
un
pacto
criminal
desde
mediados
del
año
pasado.
Y
al
analizar
algunas
cifras,
estas
nos
deben
poner
a
pensar:
en
los
dos
primeros
meses
de
2013
los
homicidios
aumentaron
un
21.2%
con
respecto
a
los
dos
primeros
meses
de
2012,
y
en
los
6
primeros
meses
de
2013
hubo
una
reducción
de
homicidios
de
tan
sólo
un
2%
en
comparación
con
el
mismo
periodo
del
año
inmediatamente
anterior.
La
disminución
de
la
que
se
habla
en
cuanto
a
los
homicidios
ocurrió,
entonces,
a
partir
de
mitad
de
año,
fecha
en
la
que
se
presume
fue
realizado
el
pacto.
GRÁFICA
16.
(elaboración
propia.
Fuente:
datos
oficiales)
Seguridad
en
Medellín
-‐
2013
100
80
60
10000
109
100
91
800
88
109
153
214
92
82
298
150
810
325
59
362
69
1362
547
63
59
1000
418
63
100
45
40
10
20
0
Casos
de
hurtos
Casos
de
homicidios
120
1
Homicidios
Hurtos
(a
personas)
25
26.
GRÁFICA
17.
(elaboración
propia.
Fuente:
datos
periodísticos
–
El
Colombiano)
Desapariciones
antes
y
después
de
los
pactos
de
2013
Enero
1
a
30
de
junio
Julio
1
a
23
de
octubre
294
reportados
desaparecidos
273
reportadas
desaparecidas
176
desaparecidas
210
desaparecidas
Es
claro,
como
puede
evidenciarse,
que
no
solo
los
homicidios
bajaron
y
subieron
otras
modalidades
delincuenciales,
sino
que,
y
no
es
simple
coincidencia,
dicha
disminución
de
homicidios
coincide
con
el
aumento
de
esas
otras
manifestaciones
criminales.
Es
así
como,
por
ejemplo,
la
cifra
de
reportes
de
desaparecidos
del
primer
semestre
de
2013
casi
fue
igualada
por
la
cifra
obtenida
en
los
siguientes
tan
solo
4
meses:
del
1ro
de
enero
al
30
de
junio
hubo
294
casos
reportados,
y
del
1ro
de
julio
al
23
de
octubre
fueron
273
los
casos
reportados.
No
se
trata
entonces,
de
ninguna
manera,
de
aceptar
o
validar
el
pacto;
pero
sí
se
requiere
reconocer
que
ha
habido
un
acuerdo
entre
“La
Oficina”
y
“Los
Urabeños”,
quienes,
ante
el
anuncio
de
entrada
de
estos
últimos
al
territorio
metropolitano,
decidieron
abstenerse
de
entrar
en
guerra
por
el
control
de
las
zonas
y
“repartirse”
el
territorio
para
que
de
esta
manera
cada
uno
de
esos
bandos
pudiera
dedicarse
al
negocio
del
crimen
sin
tener
que
desgastarse
afrontando
una
lucha
armada.
Es
por
ello
que,
consecuencialmente,
aumentan
otros
fenómenos
delictivos
en
la
ciudad,
tal
y
como
quedó
anteriormente
demostrado.
Testimonios
muestran
que
ha
empezado
a
haber
fraccionamientos
del
pacto
en
algunos
sectores,
lo
que
podría
ser
una
de
las
causas
por
lo
que
en
sectores
como
la
comuna
5
y
la
comuna
6
los
homicidios
han
estado
aumentando.
Existe
entonces
ahora
la
posibilidad
de
que
dicho
pacto
se
rompa,
como
tarde
que
temprano
termina
por
suceder
con
ese
tipo
de
acuerdos
ilegales:
o
se
rompe
o
una
de
las
partes
absorbe
a
la
otra
y
consolida
y
fortalece
su
poder.
Una
u
otra
consecuencia
son
bastantes
perjudiciales
para
la
ciudad
y
pueden
acarrear
consecuencias
indeseables.
Adicional
a
ello,
hay
que
valorar
testimonios
que
ya
hablan
de
la
entrada
a
la
ciudad
de
otros
actores
o
grupos
del
crimen
y
saber
entonces
sortear
la
situación
activamente
y
no
tan
solo,
luego,
de
manera
reactiva.
Ahora,
aquí
el
único
pacto
que
debe
existir
es
el
de
la
institucionalidad
y
la
ciudadanía.
Pero
sí
se
requiere
aceptar
la
realidad,
y
no
permitir
que
ésta
se
vea
distorsionada.
No
se
puede
permitir
que
la
agenda
de
la
seguridad
y
los
indicadores
de
seguridad
26
27. obedezcan
y
dependan
de
la
voluntad
y
de
la
agenda
criminal.
La
agenda
de
la
seguridad
debe
depender
única
y
exclusivamente
de
la
autoridad
estatal,
autoridad
que
se
debe
imponer
a
lo
largo
y
ancho
de
todo
el
territorio
de
la
ciudad.
No
se
puede
entonces
decir
que
estamos
muy
bien
y
que
necesariamente
las
cosas
están
mejorando.
De
hecho,
alta,
grave
y
preocupante
es
la
percepción
ciudadana
de
inseguridad
que
aún
se
vie
en
Medellín:
en
la
última
encuesta
Medellín
Cómo
Vamos,
se
observa
que
el
porcentaje
de
personas
que
se
sienten
seguras
en
la
ciudad
pasó
de
un
54%
a
un
44%,
y
el
porcentaje
de
personas
que
se
sienten
muy
inseguras
en
la
ciudad
de
un
14%
a
un
19%.
Se
debe
recordar
que
la
seguridad
es
tanto
objetiva
como
subjetiva;
son
hechos
pero
también
percepción.
GRÁFICA
18.
(elaboración
propia.
Fuente:
datos
Medellín
Cómo
Vamos)
Con
todo,
es
evidente
que
la
seguridad
en
Medellín
no
solo
es
percepción,
también
es
realidad.
Sin
embargo,
sí
es
posible
que
las
cosas
mejoren
realmente.
Y
es
del
interés
de
todos
que
ello
suceda.
Por
lo
mismo,
se
procede
a
continuación
a
realizar
algunas
recomendaciones.
27
28. ALGUNAS
RECOMENDACIONES:
Debe
empezarse
por
reconocer
la
crítica
situación
de
inseguridad
que
se
vive
y
convocar
a
toda
la
ciudadanía
para
que
juntos
se
le
enfrente.
La
Alcaldía
debe
liderar
la
estructuración
e
implementación
de
un
modelo
de
seguridad
integral
para
la
ciudad,
en
el
que
se
incluya,
no
sólo
la
represión
del
crimen,
sino
también,
fuertemente,
el
fomento
de
la
ciudadanía
(la
corresponsabilidad
social,
el
civismo,
la
legalidad
y
la
autoridad)
y
la
prevención
del
delito,
de
la
mano
siempre,
por
su
puesto,
de
una
bien
elaborada
inversión
social.
No
sólo
se
debe
decir,
por
ejemplo,
que
se
va
a
fomentar
la
corresponsabilidad
de
la
ciudadanía
en
asuntos
públicos,
se
debe
saber
específicamente
cómo
ello
se
va
a
lograr.
En
cuanto
a
la
falta
de
denuncia,
no
se
puede
seguir
lamentándose
y
solicitándole
simplemente
a
las
personas
que
denuncien;
se
requiere
de
estrategias
verificables
que
provoquen
e
impulsen
la
denuncia
ciudadana.
Hoy
denunciar
para
el
ciudadano
se
ha
convertido
en
un
martirio,
tanto
por
el
trámite
burocrático
como
por
el
temor
a
las
represalias
a
las
que
se
puede
someter
quien
denuncia
puesto
que
en
algunos
casos
la
información
no
se
termina
manejando
con
confidencialidad.
Es
claro
entonces
que
además
de
una
estrategia
en
pro
de
la
denuncia
y
la
protección
del
denunciante,
se
requiere
de
una
intervención
que
desde
las
bases
de
la
atención
eficiente
al
ciudadano
permita
disminuir
el
tiempo
de
trámite
y
mejore
el
sistema
de
gestión
de
información
y
respuesta.
Las
herramientas
tecnológicas
son
imprescindibles
en
este
aspecto.
Para
esto
se
requiere
el
trabajo
coordinado
de
la
Fiscalía
y
la
Administración
Municipal.
Una
de
las
tareas
urgentes
es
reorientar
las
funciones
de
la
reciente
Secretaría
de
Seguridad,
ya
que
en
la
actualidad
se
limita
a
ser
la
ordenadora
del
gasto
de
los
organismos
de
seguridad,
(eso
lo
hacía
anteriormente
la
Secretaría
de
Gobierno)
desvirtuando
su
función
principal
que
consiste
en
ser
el
organismo
encargado
de
coordinar
y
planear
con
la
participación
de
los
demás
organismos
(Policía,
Ejercito,
Fiscalía,
entre
otros)
todo
el
manejo
de
la
seguridad
en
la
ciudad.
Mas allá de quien ocupe el cargo, se debe revisar la pertinencia de haber creado la
Vicealcaldía de Seguridad y Gobernabilidad (al igual que las otras Vicealcaldías). La
burocratización de la Seguridad no es conveniente, ya que se diluyen las responsabilidades.
La seguridad y Medellín requieren de menos burocracia y de más acciones.
Muy
válida
la
determinación
de
aumentar
el
presupuesto
de
seguridad
para
este
2014.
La
seguridad
no
puede
ser
vista
como
un
gasto
sino
como
una
inversión,
y
son
muchos
los
frentes
en
los
que,
para
la
seguridad
de
la
ciudad,
se
requieren
inversiones,
que
obedezcan,
claro
está,
a
planes
estratégicos
de
inversión
y
no
a
simples
situaciones
coyunturales.
En
tecnología
e
inteligencia
(técnica
y
humana)
es
posible
avanzar
bastante,
no
solo
para
el
tema
de
investigaciones
judiciales,
sino
también,
para
controlar
el
delito
y
vigilar
la
ciudad
(más
cámaras
y
a
la
vez
mayor
y
mejor
capacidad
para
operarlas,
equipamientos
de
policía
de
avanzada,
nuevas
tecnologías,
entre
28
29. otros).
No
obstante,
es
importante
que
se
vigile
muy
bien
la
ejecución
de
los
recursos
y
la
disposición
final
que
se
hace
de
herramientas
técnicas
y
tecnológicas,
así
como
del
parque
automotor,
la
ciudad
no
se
puede
permitir
una
gestión
ineficiente
o
poco
asertiva
de
estos
incrementos.
Por
ejemplo,
las
cámaras
utilizadas
para
las
foto-‐multas
deberían
servir
también
como
cámaras
de
seguridad.
La
ciudad
necesita
urgente
un
libro
blanco
de
la
seguridad
en
la
actualidad.
Para
ello
es
necesario
la
participación
mancomunada
del
sector
privado,
de
organismos
privados
y
de
instituciones
educativas,
a
los
y
a
las
cuales
se
les
extiende
la
invitación
para
hacer
parte
de
la
materialización
de
esta
propuesta.
Igualmente,
es
importante
que
se
de
el
debate
sobre
la
diferencia
existente
entre
seguridad
nacional
y
seguridad
ciudadana.
Tradicionalmente,
desde
un
punto
de
vista
formal,
se
ha
asimilado
la
seguridad
nacional
a
lo
rural
y
al
ejército
y
la
seguridad
ciudadana
a
lo
urbano
y
a
la
Policía.
Sin
embargo,
la
realidad
del
crimen
organizado
se
ha
encargado
de
demostrar
que
esa
visión
puede
ser
insuficiente
y
que,
por
lo
tanto,
se
requiere
es
de
una
visión
material.
De
esta
última
manera,
entendiendo
que
la
seguridad
nacional
es
la
seguridad
del
Estado
y
la
seguridad
ciudadana
la
de
las
ciudades,
y
analizando
las
condiciones
y
realidades
actuales,
es
posible
y
necesario
concluir
que
el
Estado
hoy
no
se
ve
amenazado
solamente
en
el
campo
o
en
las
zonas
alejadas
y
olvidadas,
sino
que
dentro
de
las
mismas
ciudades
como
Medellín,
es
posible
encontrar
sectores
donde
el
Estado
no
llega
y
lo
que
hay
allí
son
Estados
paralelos.
No
se
trata
pues
de
la
militarización
de
una
ciudad,
sino
la
obligación
constitucional
que
tiene
el
Estado
de
recuperar
su
territorio,
para
lo
cual
en
casos
es
indispensable
el
apoyo
y
el
actuar
del
Ejército.
Entre
muchas
otras,
son
necesarias
también
medidas
(en
todo
caso
lideradas
por
la
principal
autoridad
del
municipio
quien
debe
personificar
la
figura
del
gobernante
líder)
como
por
ejemplo:
-‐
-‐
Realizar
consejos
de
seguridad
diarios,
así
como
consejos
de
seguridad
barriales
cada
semana
y
consejos
de
seguridad
metropolitana
cada
mes.
Mediante
inteligencia
y
la
operación
de
diferentes
grupos
de
fuerzas
estatales
especializados
atacar
y
desarticular
las
estructuras
criminales,
así
como
también
sus
economías
ilegales
y
los
diferentes
tipos
de
delitos.
Ahora
bien,
el
enfoque
no
puede
ser
única
y
exclusivamente
buscar
las
cabezas
u
objetivos
de
alto
valor,
pues
en
este
tipo
de
estructuras
con
funcionamiento
en
red,
está
demostrado
que
las
cabezas,
al
caer,
son
fácilmente
reemplazables.
El
objetivo
debe
ser
también
de
manera
principal
atacar
el
flujo
de
caja,
las
rentas
legales,
informales
e
ilegales
que
permiten
mantener
a
flote
la
estructura
criminal.
Por
esta
misma
razón,
además
de
un
grupo
de
objetivos
de
alto
valor,
son
necesarios
pues
grupos
elites
(conformados
por
miembros
de
la
fuerza
del
Estado
altamente
especializados,
así
como
también
por
personas
de
la
Justicia
y
la
Fiscalía)
para
cada
uno
de
los
delitos
más
significativos,
cuya
operatividad
29
30. -‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
debe
ser
manejada
de
tal
manera
que
se
eviten
fenómenos
como
el
de
la
corrupción
y
la
inefectividad
(por
ejemplo:
podrían
tenerse
en
cuenta
medidas
como,
entre
otras
varias,
operativos
sorpresa
y
rotaciones
estratégicas
de
personal,
tiempo
y
lugar).
Fortalecer
las
demás
instituciones
que
deben
actuar
frente
a
la
inseguridad,
como
por
ejemplo
la
justicia
(jueces
y
Fiscalía)
y
la
Policía,
apoyándola
no
solo
con
dinero
sino
con
trabajo
conjunto
(ideas,
logística,
exigencias,
infraestructura,
operaciones
conjuntas,
etc.).
Reforzar
la
relación
existente
entre
la
Policía
y
el
ciudadano,
exigiéndole
a
aquella
un
mejor
desempeño
(depurándola
en
los
casos
que
ello
sea
necesario
y
adelantando
y
comunicando
las
labores
de
control
interno
de
cara
a
acabar
con
la
corrupción
institucional)
pero
fortaleciendo
la
colaboración
de
éste,
el
ciudadano.
Es
de
vital
importancia
que
exista
una
verdadera
confianza
entre
los
ciudadanos
y
la
Policía.
Así
como
ha
de
exigírsele
a
la
Policía,
también
se
debe
dignificar
su
labor.
No
puede
suceder
que
hoy
los
policías,
por
ejemplo,
están
agotados
y
desmotivados
por
jornadas
fuertemente
extenuantes
de
trabajo
sin
que
ello
se
vea
reflejado
en
sus
retribuciones.
Esta
institución,
y
en
general
todas
las
fuerzas
del
Estado,
deben
contar
con
el
respaldo
y
la
defensa
por
parte
de
la
Administración
Pública.
En
cuanto
a
la
situación
carcelaria
precaria
y
de
hacinamiento
que
vive
el
Valle
de
Aburrá,
es
necesario
que
se
convoque
al
Ministerio
de
Justicia
para
que,
conjuntamente,
se
le
de
salida
pronta
a
esta
problemática.
Es
un
asunto
que
no
solo
preocupa
al
Área
Metropolitana,
sino
a
todo
el
país.
Medellín
puede
y
debe
entonces
ser
partícipe
activamente
del
debate
nacional
sobre
el
asunto
de
la
crisis
carcelaria.
Además
del
Plan
Cuadrantes,
el
cual
no
solo
debe
reforzarse
con
equipamientos
sino
también
con
el
fortalecimiento
de
la
capacidad
del
policía
de
construir
lazos
de
confianza
con
la
comunidad,
de
reflejar
autoridad
y
de
significar
eficiencia
y
efectividad
en
su
labor
de
vigilancia
(enseñándosele
y
exigiéndosele,
por
ejemplo,
que
no
es
suficiente
un
patrullaje
con
unas
luces
encendidas
y
unas
paradas
cada
cierto
tiempo,
sino
que
mientras
se
está
patrullando
ir
realizando
constantemente
y
aleatoriamente
labores
de
control
y
vigilancia,
como
retenes,
detención
de
vehículos
en
movimiento,
requisas,
etc.),
debe
haber
otras
manifestaciones
más
puntuales
de
la
intervención
de
la
fuerza
del
Estado
que
permita
adelantar
la
lucha
contra
el
crimen.
Para
esto
es
necesario,
como
ya
se
advirtió,
la
inteligencia,
la
tecnología
y
la
actuación
y
confluencia
de
grupos
elites
y
especializados.
Continuar
y
reforzar
las
intervenciones
sociales
integrales
(en
educación,
en
deporte,
en
cultura
y
en
empleo
y
oportunidades
(especialmente
para
los
30