Presentamos una pequeña reseña del libro "La lengua y los hablantes" por el autor Raúl Ávila.
Integrantes del equipo:
Frineé Medina Laureán
Ana Paulina Leyva Valdez
Grecia Urbina Cota
2"B"
1. Raúl Ávila. Medina Laurean Frineé
Editorial Trillas Leyva Valdez Paulina
México, 1977 Urbina Cota Grecia
Introducción:
Durante mucho tiempo la lengua el hombre ha sido la característica mas
significativa en la vida del hombre, lo ha llevado a formar sociedades
complejas e incluso organizar otros sistemas de comunicación. En esta
reseña tenemos como fin mostrar como se relaciona la lengua, con nuestras
formas de aprender a hablar, además de como nos expresamos nuestras
distintas formar de pensar, nuestras emociones, actitudes. Son mínimas las
veces en las que nosotros como seres humanos valoramos y reflexionamos
sobre este medio de comunicación primordial en la vida diaria.
El libro tiene como propósito acercar al lector al fenómeno de la
comunicación lingüística, invitarlo a que valore el sistemas de comunicación
más complejo inventado por el hombre la lengua y darle un marco de
referencia que le permita ubicar el papel de los usuarios del sistema los
hablantes.
Este libro se ha redactado de una manera clara y sencilla, dirigido
precisamente a los hablantes, con el fin de que estos se acerquen al
conocimiento de la lengua, de su estructura, funcionamiento y modalidades.
Desarrollo:
El signo y los signos:
El lenguaje verbal, es el principal sistema de comunicación, que se concreta
en las diversas lenguas. Pero los seres humanos utilizamos muchos otros
lenguajes no verbales, algunos de los cuales pueden combinarse con el
lenguaje verbal, como los gestos, las señales de tráfico, etc. En todos ellos
podemos distinguir una forma (visible, audible, palpable, etc.) o
significante, un significado y un referente o realidad que designan
Es decir, que aunque en ellos no haya una intención comunicativa. Todos
estos sistemas comunicativos constan de signos o unidades mínimas,
dotadas de una forma perceptible por los sentidos y de un significado.
Cuando vemos en un objeto no su valor, sino algo que lo trasciende o, en
otras palabras, cuando tomamos un objeto mismo, estamos considerándolo
como signo. Un signo es, pues un hecho perceptible que nos da
información sobre algo distinto de si mismo. Los signos de los que hemos
hablado anteriormente no son, muy obvios; en cambio, es claro el valor del
signo cuando damos varios golpes a la puerta para indicar que estamos ahí
y que deseamos que la haya.
1.1 Signos primarios y secundarios:
En los primeros, la finalidad de comunicar algo mas allá del objeto mismo no
es la función primaria: el vestido sirve fundamentalmente para cubrirse el
cuerpo y el cacharro, para digamos cocinar con el. En ambos casos
podemos considerar la acción con valor del signo, pero en el primero su
significado, su interpretación, solo puede ser descifrado por el especialista:
el emisor produjo involuntariamente el signo y no pretendía establecer la
comunicación.
1.2. Semiológica y lingüística:
La semiológica se ocupa del estudio de los signos producidos por el
hombre, esta se enriquece a partir de su planteamiento amplio, pero a la vez
se vuelve metodológicamente imprecisa, por la imposibilidad de lograr una
sistematización de toda clase de signos. La lengua es, pues, un sistema de
signos y, como tal, constituye uno de los objetos de estudio de la
semiológica. Sin embargo, dada la complejidad y riqueza de la lengua y
dada sus características distintivas, hay una disciplina que, dentro de
semiología se ocupa de su estudio: la lingüística.
La lengua es eficaz porque, con los signos podemos transmitir un numero
infinito de mensajes, de acuerdo con la manera en que dedicamos
combinarlos y con la complejidad de los enunciados que utilicemos.
El signo lingüístico:
El lenguaje humano es el más potente y complejo de los sistemas de