El documento describe tres rutas hacia el éxito: 1) la fama, que es efímera y se basa más en la autopromoción que en el talento; 2) el prestigio, que requiere mucho trabajo duro pero poco reconocimiento; y 3) aprovechar la oportunidad en el momento justo, lo cual puede resultar en ganancias rápidas y permanentes sin efectos secundarios negativos. Atrapar al dios Kairos, que representa el momento oportuno, puede conducir a un giro sorprendente del destino.
1. KKaaiirrooss
La felicidad adopta una sola forma, pero
el éxito sigue rutas diferentes. Al menos 3:
1.- Fama. Popularidad efímera basada en
saber venderse más que en aportar una
creación excepcional. Basta con
representar en el teatro del mundo el papel
de un ídolo que las masas aplaudan y
necesiten adorar. El sonoro auge de
quienes siguen esta vía con frecuencia
termina en una sorda caída.
2.- Prestigio. Gloria duradera recogida
tras duro y admirable trabajo, por parte de
personas muy capacitadas y esforzadas
en alguna disciplina; pero poco dadas a
auto promocionarse. Muchas veces es
necesaria la intervención de un Mecenas
para que a estas almas abnegadas no les
llegue el reconocimiento a título póstumo.
Cada tipo de prosperidad tiene su
inconveniente. La primera por el breve
disfrute de un triunfo amargado con la
privación de privacidad; pues quienes
perseguían un público terminan huyendo
de él, pero asfixiados por su cohorte de
aduladores. El segundo exige tal entrega
que el premio supone hipotecar casi toda
la vida a un elevado interés.
3.- Oportunidad (Kairos). Hay otra suerte,
la del acierto en el “momento justo”, la
ocasión irrepetible. Cuando acontecen
tales momentos de fortuna la ganancia es
rápida, gratuita, permanente y sin efectos
colaterales (diferente al “pelotazo” que
puede dar con tus huesos en la cárcel).
Además, no es algo que se pueda crear
sino que sale a tu encuentro.
La ocasión la pintan calva –por detrás- y
no es cuestión de perseguirla ansiosos,
pues fluye impredecible y libre en un
mundo de abundantes “casualidades”.
Hemos de estar atentos y decididos a
actuar; centrados más en los sucesos que
nos rodean que preocupados por nuestras
preocupaciones.
Quien atrapa a Kairos por su mechón
encuentra la inefable experiencia de un
giro sorprendente del destino; cual
Edmundo Dantés convertido en Conde de
Montecristo tras la inesperada llegada a su
celda del Abate Faria.
Por difícil que sea la situación el hado
siempre puede aparecer “de cara”, así que
mantente alerta y…
Te salvarás por los pelos.
“-¿Y esa cabellera que desciende hasta tu frente?
-Es para ser cogida fácilmente por el primero que
me encuentre.
-Observo que no tienes un solo cabello en la parte
posterior de la cabeza.
-A fin de que ninguno de aquellos que me hayan
dejado pasar sin cogerme pueda luego hacerlo”.
(Kairos: pequeño y veloz dios alado de la mitología que representa la
importancia de aprovechar el “momento justo” y tener “la suerte de
cara”, pues no puede perseguirse).
Nº 63 Abril 2012 www.fvmartin.net http://confidenciasdeungerente.blogspot.com
Efrén Martín, gerente de FV y profesor de Deusto Business School