El documento presenta un diálogo entre dos empleados sobre cursos de productividad sin estrés a los que han asistido. Uno de ellos describe las enseñanzas del curso sobre cómo nuestro cerebro a veces nos juega malas pasadas y la importancia de elegir cómo afrontar las cosas. El otro empleado bromea sobre cómo el curso le ha enseñado a expresarse de manera más diplomática en el trabajo. El documento luego discute cómo el cerebro a veces nos limita al afrontar peligros imaginarios y cómo los equipos exitosos se caracteriz
ACERTIJO DE LA BANDERA OLÍMPICA CON ECUACIONES DE LA CIRCUNFERENCIA. Por JAVI...
85 entropía. febrero 2014
1. EEnnttrrooppííaa
Nº 85 febrero 2014 http://confidenciasdeungerente.blogspot.com www.fvmartin.net
Efrén Martín, gerente de FV y profesor de Deusto Business School
Dos empleados se encuentran junto a la máquina de café y uno de ellos le comenta al otro:
-He hecho un curso de “productividad sin estrés” realmente interesante.
-Y ¿qué has aprendido?, responde el otro.
-Pues verás… He aprendido que nuestro cerebro nos ayuda a sobrevivir, pero que, a veces, nos juega malas pasadas cuando de vivir se trata. También he aprendido que elegir, tienes que elegir siempre y que lo importante es cómo decides afrontarlo. Que en el trabajo, el toro hay que cogerlo por los cuernos y que, mal que nos pese, cuando hablamos de personas no podemos tenerlo todo y tenemos que estar dispuestos a pagar el precio…
-¡Realmente interesante! ¿Sabes que yo también he hecho un curso de “productividad sin estrés”?, le informa su interlocutor.
-Ah, ¿sí? Y, ¿te ha resultado provechoso?
-Mucho… Verás yo es que soy algo bruto, y ahora gracias al curso, ya no digo hijos de p… ahora digo, jefes. Antes decía malditos cabr… y ahora digo, compañeros. Antes decía, lo que piensas me la suda, y ahora digo: “Desde tu punto de vista, tienes razón”.
Descartes no estaba equivocado, tenía una visión incompleta. No somos sólo racionales y el conocimiento es insuficiente. Pascal afirmó con mayor acierto: “Dos excesos: excluir la razón y no admitir más que la razón. A la verdad se llega no sólo por la razón, sino también por el corazón”.
El cerebro que nos ha facilitado subsistir ante peligros reales, cediendo su sangre a los músculos para atacar o huir; no nos permite vivir y disfrutar, porque se autosabotea al afrontar peligros imaginarios con esa falta de riego que limita gravemente su visión.
Hoy sabemos que los equipos de alto rendimiento se caracterizan por la escucha atenta y aceptación plena –aún sin estar de acuerdo- de las visiones de los demás, contribuyendo a crear un campo emocional positivo. Una interacción donde las personas nos vemos como personas y no como cosas, sentimos aprecio y no desprecio.
En la vida profesional y personal, la ley de la entropía es implacable: todo tiende a la ruina. Los sistemas físicos, económicos y sociales pierden orden y energía. Se enfrían. Pero si introducimos inteligencia y pasión, evitaremos el cero absoluto descrito por Groucho Marx: “partiendo de la nada hemos alcanzado…
…las más altas cotas de la miseria”
Nos ha impactado la visión de uno de los asistentes a nuestro más reciente curso. Ha descrito su participación de forma sencilla y elegante, como corresponde a un buen científico. Con el mérito de hacerlo desde dos puntos de vista opuestos.
Creemos que merece la pena compartirlo, porque necesitamos encontrar una salida más satisfactoria a los conflictos cotidianos. Empezando por cambiar el lenguaje.
¡Gracias, Fran!