"Memorias" de Mario Bunge en el Heraldo de Aragón (12/03/2015)
1. 12 de marzo de 2015 ●
HERALDO DE ARAGÓN ●
Artes & Letras ●
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PINTURA SEGUNDA ENTREGA DE LA COLECCIÓN ‘CIRCA XX’ DE PILAR CITOLER EN EL IAACC
La alegría de vivir de los 80
L
a década de los 80 es una
época de entusiasmo y no
faltan motivos para califi-
carla como de alegría de vivir o
del entusiasmo porque se asien-
ta en España un tiempo de recu-
peración democrática a la que no
fue ajeno el mundo del arte y la
cultura. España experimenta que
tras un intento de golpe de esta-
do en 1981, gana las elecciones en
1982 un partido de izquierdas, se
moderniza el país y pronto la so-
ciedad entra a formar parte de los
organismos internacionales co-
mo la OTAN y la Unión Europea.
El arte, dice Dolores Durán, pa-
só a ser un indicador democráti-
co, un síntoma de la España de-
mocrática que ganaba a pasos agi-
gantados el retraso impuesto por
la dictadura. Varios son los sínto-
mas de este cambio que quizás
podría simbolizarse en el regre-
so del ‘Guernica’ en 1981 que fue
celebrado “como la llegada del úl-
timo exiliado, el fin de la transi-
ción política.
El arte también tiene sus pro-
pios símbolos en la transición: las
ideas de ‘Nueva generación’ de fi-
nales de los años 60 como el re-
chazo de la «rebelión», la tenden-
cia a la democratización, la auto-
disciplina; los Encuentros de
Pamplona de 1972, la Bienal de
Venecia de 1976, el curso de vera-
no de 1977 en la Universidad In-
ternacional Menéndez Pelayo y
las exposiciones que configura-
ron el arte de los 80 como la que
tuvo lugar en la Galería Juana
Mordó, Madrid DF de 1980 y
‘Nuevas Figuraciones’ de 1981 en
la Caixa de Pensiones de Madrid.
Si todos estos y otros aconteci-
mientos fueron importantes en el
arte no quiere decir que todos los
artistas fueran unánimes en los
planteamientos, pero sí podemos
decir que estos se fueron impo-
niendo.
Los focos artísticos fueron
Uno de los escasos cuadros de artistas aragoneses de la muestra: esta pieza de José Manuel Broto. J.M.MARCO
principalmente Madrid, Barcelo-
na, Valencia, Sevilla y una rela-
ción de artistas provenientes de
otras poblaciones como Zarago-
za. El entusiasmo se puede exten-
der al impulso de centros como
el Reina Sofía y el Thissen Bor-
nemisza de Madrid, otros centros
como el Museo del Prado se mo-
dernizaron y renovaron, se fue-
ron creando centros de arte en di-
versas comunidades, el IVAM de
Valencia, el Patio Herreriano de
Valladolid, el MACBA de Barce-
lona, el Pablo Serrano de Zarago-
za y tantos otros. A esa moderni-
dad se unió la Feria de ARCO.
En este mundo intensamente
resumido se ha llevado a cabo el
coleccionismo de arte contempo-
ráneo que, en este caso simboli-
za Pilar Citoler, que siendo una
profesional universitaria dedica-
da a la estomatología, adquirió su
primer cuadro en la Galería Jua-
na Mordó de Madrid en 1972.
Desde entonces Pilar Citoler ha
ido configurando una colección
de arte, reflejo de su tiempo tan-
to de artistas españoles como ex-
tranjeros. Esta colección, de 1400
obras, fue adquirida por el Go-
bierno de Aragón recientemente.
Esta exposición recorre las
obras de 44 artistas españoles
tación responden las obras de Pé-
rez Villalta, pero también las de
Carlos Franco, Chema Cobo, que
están representados en la mues-
tra con sus narraciones, sus rela-
tos, sus parábolas o sus mitos,
muchas veces en un ambiente de
cotidianidad. Alfonso Albacete,
Miguel Ángel Campano tienen
otra complejidad, quizás más
próximos a la luminosidad de Rá-
fols Casamada. Luis Gordillo qui-
zás sea uno de los más influyen-
tes en la narración figurativa ma-
drileña y su primera exposición
en la Galería Theo de 1981 quizás
sea premonitoria de su trayecto-
ria posterior con figuras defor-
mes, colores ácidos, con ironía en
los temas. Hallamos también a
componentes del grupo ‘Trama’
de Barcelona y ahí sobresale José
Manuel Broto, vinculado a la co-
rriente pintura-pintura y a estruc-
turas coloristas en las que el es-
pectador puede intuir figuracio-
nes dentro de la abstracción.
También vemos obra de García
Sevilla que mantiene rasgos de
sus primeras vivencias concep-
tuales, Frederic Amat y un largo
etcétera ayudan a comprender el
arte de una época de gran impul-
so artístico.
RICARDO GARCÍA PRATS
ENSAYO
MIGUEL ESCUDERO
¿Memorias
exactas?
Doctor en Física, Mario Bun-
ge (1919) es referencia inter-
nacional por su ‘Tratado de
filosofía’, en ocho volúme-
nes. Propugna una filosofía
exacta basada en el realismo
científico. Bunge se hizo un
espacio con sus denuncias
contra las pseudociencias,
entre las que incluye el psi-
coanálisis y el marxismo; él,
que fue militante socialista,
ha afirmado que «con Marx
se camina al desastre, pero
sin él no se llega a ninguna
parte». Casi toda su carrera
universitaria ha transcurrido
fuera de su Argentina natal;
«el país más imprevisible del
mundo», dice, y «más propi-
cio para la charlatanería que
para el rigor». Hay que decir
que acusa a Husserl y Hei-
degger de malabarismos ver-
bales, pero su estilo no es pa-
ra tirar cohetes. Bunge -pre-
mio Príncipe de Asturias
1982 de Comunicación y Hu-
manidades- ha escrito sus
memorias, ‘Entre dos mun-
dos’ (Gedisa, Barcelona, 2015.
398 páginas), que básicamen-
te son el listado de una in-
tensa y larga vida académica.
Declara haber tenido bastan-
te suerte, disfrutando de la
vida e intentando ayudar a
vivir. Cree que racionalidad
y religión son compatibles:
«Lo que compartimos ateos
y los religiosos de buena fe,
los que no usan su religión
con fines políticos o econó-
micos, es mucho más que lo
que nos separa». Recojo este
párrafo: «Los jóvenes del
mundo llamado occidental
suelen rendir culto a la com-
putación: ya no juegan a la
pelota, ni conversan cara a
cara con sus amigos, ni escri-
ben a lápiz, ni hacen cálculos
mentales, ni hablan consigo
mismos. Caminan con un in-
genio electrónico en mano y
la mente en blanco, pendien-
tes de mensajes casi siempre
banales: son electrozombis.
El abuso de la informática es
tan insano como el tabaquis-
mo y más disolvente que el
anarquismo».
Kristina Lugnl: «No hay nada tan fácil de explotar /
como la soledad de la gente. / Es eso lo que constituye
el pilar / de mi negocio tan floreciente» (Versión de Paco Uriz)
análisis de la genealogía vodevilesca de la
animación enlaza con el aprecio hacia ci-
neastas como Méliès o el checo Svankma-
jer, que tienen mucho de prestidigitado-
res, o con la devoción por Saul Bass y sus
títulos de crédito, «pura visualidad esque-
mática» y metafórica. Imágenes autóno-
mas e hiperactivas, en todo caso. Por otro
lado, la elección de la enfermedad como
hilo conductor conduce al problema del
tiempo y de la muerte, ya apuntado al ini-
cio como tema subterráneo del cine. «La
muerte es modelo insuperable del saber
ver», llega a decirnos Ruiz de Samaniego.
En el título del ensayo dedicado a Chris
Marker se alude a Orfeo. El personaje que
desciende a los infiernos para rescatar a
su amada. Anota Ruiz de Samaniego que
«el montaje es la redención. El re-citado,
lo resucitado». En el texto dedicado a Fe-
llini nos había adelantado otra clave de in-
terpretación: «Todo comienza –nos dice–
con una mínima tela blanca puesta, por así
decir, a arder entre las sombras, y todo aca-
ba, también (…) sobre ese mismo rectán-
gulo de paño blanco». La pantalla es, así,
«presagio de la mortaja».
Para Ruiz de Samaniego la Estética se
desborda necesariamente, hable de pintu-
ra, fotografía o cine. Y Ángel de la Histo-
ria benjaminiano se acomoda junto a él en
la sala de butacas. En este libro vuelve a
mostrarse como un prosista espléndido. El
estilo es para él un instrumento de cono-
cimiento donde exactitud y belleza van de
la mano, y la citada exactitud tiene que ver
con un necesario deambular de la razón y
la sensibilidad de la mano de la intuición,
que se materializa en una demora jugosa,
trufada de acotaciones. Propiciando así el
acierto interpretativo. Su análisis de Paso-
lini, por ejemplo, nos descubrirá qué fue
lo peculiar de su cine, explicitando ese ex-
traño no se qué que lo caracteriza. Este es
un libro lleno de revelaciones, que pode-
mos ilustrar con nuestra memoria, o dis-
trayéndonos de vez en cuando, y yendo al
ordenador en busca de fragmentos de pe-
lículas, con la ayuda de Youtube. Por otro
lado, si hablamos de convocar fantasmas,
Ruiz de Samaniego sabe convocarlos él
mismo con acierto poético. A propósito de
Tarkovski, reúne en la misma página a Le-
zama Lima, a Heráclito, a Guy Debord y
(de nuevo e inevitablemente) a Dante.
ALEJANDRO RATIA
COLECTIVA
La era del
entusiasmo
Los 80 en la Colección Pilar
Citoler. Comisaria, Dolores
Durán. IAACC Pablo Serrano.
Desde el 17 de febrero de 2015.
En Trama
sobresale Broto,
vinculado a la
corriente pintura-
pintura y a es-
tructuras de color
que destacaron o irrumpieron
con fuerza en el mundo del arte
hacia esa década referida pero
también se exhiben obras de
Georg Baselitz, de Enzo Cuchi y
Sandro Chia, en representación
de la trasvanguardia italiana. Una
crítica de una exposición colecti-
va, como es ésta, requiere un tra-
tamiento poco, a no detallado ser
que se quiera relatar el contenido
que aporta poco.
El arte de los 80 rompió con
tendencias radicales como el
conceptualismo y se centró y vol-
vió a la narratividad. A esta orien-