La responsabilidad social empresarial (RSE) es un
concepto enmarcado en distintas perspectivas:
sociales, morales, éticas, religiosas, ambientales, y
sin embargo es planteado por muchos
especialistas como un proceso voluntario. Pero
definitivamente cada día se hace más necesario e
indispensable en el proceso de la construcción
permanente de valor de la empresa en su deseo
de ser más competitivos y debido a la necesidad
de conciliar el crecimiento, el desarrollo
empresarial con sus efectos económicos,
ambientales y sociales.
1. FUNDACION CIDCA
SINOPSIS DEL ESTUDIO PRELIMINAR
Primer paso
PARA LLEGAR
A UN MODELO
EFICIENTE
DE RESPONSABILIDAD
SOCIAL
UNIVERSITARIA
Gustavo Báez Tr.
Docente Facultad CEAS
La responsabilidad social empresarial (RSE) es un
concepto enmarcado en distintas perspectivas:
sociales, morales, éticas, religiosas, ambientales, y
sin embargo es planteado por muchos
especialistas como un proceso voluntario. Pero
definitivamente cada día se hace más necesario e
indispensable en el proceso de la construcción
permanente de valor de la empresa en su deseo
de ser más competitivos y debido a la necesidad
de conciliar el crecimiento, el desarrollo
empresarial con sus efectos económicos,
ambientales y sociales.
La RSE es un proceso de gestión que ayuda a
fortalecer la cadena de valor y a dar bases sólidas
en el desarrollo de la planeación estratégica de
la compañía. De ahí su relación con los demás
sistemas Integrados de Gestión: gestión de la
calidad total, gestión medio ambiental y gestión
de la prevención. Transformándose en el mejor
camino para permanecer en la mente y en los
corazones de los consumidores en ésta y en las
próximas décadas.
Los objetivos empresariales deben ser
compatibles con el desarrollo sostenible del
medio en el que la empresa actúa. Para lograr así
gestionar y solucionar las contradicciones entre la
lógica de mercado y la lógica de la ética. La
responsabilidad social empresarial mira al futuro
y va más allá de ver a las empresas cumplir una
función únicamente económica, está orientada a
complementarse también con otras dimensiones
como los aspectos sociales y la esfera de lo
ambiental que cada día se hace más compleja.
La responsabilidad social se ha identificado como
un factor importante y necesario del progreso
democrático y del desarrollo social y económico.
Martínez R. Decía hace ya más de 14 años, que
“el Estado se ve cada vez más inhabilitado para
satisfacer necesidades colectivas, las instituciones
no muestran una capacidad de respuesta
suficiente para adecuarse al nuevo escenario y las
estructuras de representación confrontan desafíos
cuya complejidad las supera, poniendo en
evidencia en muchos casos su rigidez”1
Partiendo de este paradigma la Responsabilidad
Social Universitaria (RSU) aparece en las
instituciones educativas como una evolución a lo
que otrora eran las acciones obligatorias, medidas
y planificadas para el cumplimiento de las
legislaciones estatales que exigían a la
instituciones educativas llevar programas de
extensión a la comunidad. Por ello Guerra Sotill,
decía de manera muy acertada: “Existe el riesgo
de banalizar lo social y convertirlo en mera
etiqueta limpiadora de conciencias, simple disfraz
de una motivación básica y primariamente
económica. En todo caso, lo social se incorpora,
cada vez con más fuerza, como dimensión que
complementa a lo económico financiero, como
criterio de gestión y evaluación de resultados, en
un equilibrio difícil y esquivo, pero necesario”2
.
La RSU surge actualmente como la exigencia de la
Instituciones educativas de desarrollar su
verdadera función como entes educadores,
transformadores de nuestra realidad social y
gestores del conocimiento; cuyo objetivo
principal da inicio en la búsqueda del cambio de
mentalidad y los hábitos de sus estudiantes,
haciendo que la universidad y sus estudiantes
sirvan como modelo de ética, de valores
democráticos y de desarrollo sostenible para el
resto de la sociedad. Dando un aporte real a la
construcción de un país que trata de desarrollarse
en medio de tanta problemática social,
discriminación, diferencias sociales, pérdida de
valores, entre otras grandes enfermedades.
De la Vega afirmó de manera contundente: "La
universidad, como organización, es un escenario
privilegiado para la potenciación de recursos
humanos y sociales y para la promoción de
1
MARTÍNEZ, R. (1995), “Redes sociales. Más allá del
individualismo y del comunitarismo”, en Dabas, E., y Najama-novich
D. (comp), Redes. El lenguaje de los vínculos: Hacia la
reconstrucción y el fortalecimiento de la sociedad civil, Buenos Aires:
Paidós, 338.
2
GUERRASOTILLO A. (2005), “Sobre responsabilidad social
empresarial”, en <www.analitica.com/va/sociedad/artí-
culo/5900497.asp>, tomado el 17 de agosto de 2009.
3. intensiones similares, hasta llegar a una
propuesta que integre todos los sistemas,
permitiendo reflejarse en un nivel más avanzado
a la par de las universidades que se proyectan a la
segunda década del presente siglo.
El inicio a la RSU lo da el manual de Vallaeys
donde expone en su parte práctica un proceso
basado en cuatro pasos: El paso inicial y básico el
compromiso, seguido del autodiagnóstico, el
tercer paso: el cumplimiento y cuarto paso: la
rendición de cuentas. En este camino inicial al
trabajo de la responsabilidad social universitaria,
parte de considerar los impactos que la
Institución causa en su entorno. Estos son:
Impactos organizacionales. Como cualquier
organización laboral, impacta en la vida de su
personal. La universidad debe llevar a cabo el
seguimiento de su huella social y ambiental. -
Impactos educativos. La universidad influye en la
formación de los jóvenes y profesionales, su
escala de valores, su manera de interpretar el
mundo y de comportarse en él. Impactos
cognitivos. La universidad orienta la producción
del conocimiento, influye en lo que se llama
socialmente verdad, ciencia, racionalidad,
legitimidad, utilidad, enseñanza, etc. Y por último
los Impactos sociales. La universidad tiene un
peso social al hacer accesible el conocimiento a
todos.
La identificación de estos impactos nos sirven
para definir inicialmente los cuatro ejes de
responsabilidad social en la universidad. Un
punto de partida que sólo será determinante al
final de los estudios y fases preliminares a llevarse
a cabo en esta cruzada. Estos ejes son:
1. Campus responsable: implica la primera
instancia la gestión socialmente responsable de la
organización y sus procedimientos institucionales.
Clima laboral, manejo de los recursos humanos,
procesos democráticos internos, el cuidado del
medio ambiente interno, entre otros.
2. Formación profesional y ciudadana: hace
referencia a la gestión socialmente responsable
de la formación académica (Temática,
organización curricular, metodología y propuesta
didáctica).
3. Gestión social del conocimiento: aplica a la
gestión socialmente responsable de la producción
y difusión del saber, la investigación y los modelos
epistemológicos promovidos desde el aula.
4. Participación social: es la gestión socialmente
responsable de la participación de la universidad
en la comunidad. El objetivo apunta a la
realización de proyectos y macroproyectos
conjuntos con otros actores de tal modo que se
constituyan vínculos (capital o social) para el
aprendizaje mutuo y el desarrollo social.
Convenios, conformación fe redes, colaboración
interinstitucional, etc.
La UNESCO (1998) plantea, en la Declaración
Mundial sobre la Educación Superior para el siglo
XXI, en unos de los puntos relacionados con la
responsabilidad social universitaria (artículo 6 de
la declaración, letra b: "La educación superior
debe reforzar su servicio a la sociedad y en
especial sus actividades para eliminar la
pobreza, la intolerancia, la violencia, el
analfabetismo, el hambre, la degradación
ambiental y la enfermedad, utilizando
principalmente enfoques transdisciplinarios e
interdisciplinarios en el análisis de los temas y los
problemas”.
La Declaración de Talloires, elaborada en 2005
por las 27 universidades firmantes de diversos
continentes y países, recoge con claridad la forma
de entender la responsabilidad social en una serie
de compromisos, de los que se pueden destacar:
Expandir programas de compromiso cívico y
responsabilidad social fundamentados en
principios éticos y a través de la enseñanza, la
investigación y el servicio público, Asumir la
responsabilidad pública mediante el ejemplo
personal y las políticas y mejores prácticas de
nuestras instituciones de educación superior,
Construir un marco institucional para motivar,
premiar y reconocer las buenas prácticas en el
servicio social realizado por estudiantes,
docentes, personal administrativo y en las
comunidades aliadas a programas de compromiso
social de nuestras universidades, Asegurar que los
parámetros de excelencia, el debate crítico, la
investigación y el juicio crítico sean aplicados al
compromiso comunitario, con la misma
rigurosidad que se tiene en otras formas de la
actividad universitaria. Elevar el interés en las
agencias gubernamentales, las empresas, las
organizaciones comunitarias y los organismos
internacionales en relación a la contribución de la
educación superior al avance social y el bienestar
colectivo. Entre otros.
Estas últimas referencias no sólo deben ser una
guía de trabajo, deben ser inspiradoras en la labor
a emprender, desde el momento en que las
directivas tomen el compromiso de iniciar la
gestación de un sistema integrado de gestión
cimentado en el necesario proceso de la
responsabilidad social universitaria.
Un arduo y permanente proceso que sólo puede
dar resultados desde la misma adopción de la
filosofía antes expuesta, la tutela de las directivas,
la colaboración activa de los decanos, la
coordinación de las diferentes áreas operativas de
la institución, un dedicado equipo
interdisciplinario y el apoyo del área de
investigación como soporte permanente del
proceso.