1. El que tengas oídos que aprenda a oir. Recordad que no es
bueno tirar las perlas a los cerdos
Salomón
2.
3. Las elecciones
son momentos
cruciales en la
vida democrática
de los países
Múltiples partidos y
candidatos disputan unos
pocos espacios de poder. La
mayoría queda por el
camino, muchas veces
buscando explicaciones
para su derrota. Unos pocos
logran el objetivo.
Se debate con esmero acerca de
los resultados y de las variables que
inciden en el mismo: los aspectos
socio-económicos, el contexto
cultural, la personalidad de los
candidatos, los programas de
gobierno, el papel de los medios
de comunicación, etc.
Convencer,
persuadir,
entusiasmar,
motivar...
4. • Las campañas
electorales tienen una
duración variable.
• los últimos tres meses
previos al acto
electoral constituyen
la recta final, el tramo
decisivo que culmina
todo un proceso
político
• Todo es
comunicación,
porque lo que es
imposible es no
comunicarse. No hay
nada, ningún evento
ni conducta, que
pueda caracterizarse
como no-
comunicación.
• Lo que hay es buena
o mala
comunicación. Y lo
buena o mala que
sea la misma influye
poderosamente en la
decisión de voto del
elector.
5.
6. El instrumental básico proviene
de la psicología de la
comunicación, el psicoanálisis, la
psicología cognitiva, los estudios
de psicología de la percepción,
la psicología social.
La sociología, el marketing,
los desarrollos publicitarios,
los estudios de opinión
pública, la semiótica y la
antropología.
7. Durante mucho tiempo los partidos
políticos condujeron las campañas
electorales a fuerza de experiencia,
golpes de intuición y mucho olfato
político.
Ahora las campañas se profesionalizan al máximo,
aplicando el instrumental proveniente de las ciencias
sociales y convocando al trabajo de especialistas.
Si la revolución científico-técnica ha cambiado por
completo la vida cotidiana de la humanidad, ¿por
qué no iría a cambiar también las campañas
electorales?
Todavía quedan, por supuesto, algunos escollos: los
propios políticos.
Tal vez por deformación profesional, tal vez por
negación de la realidad, tal vez por un desborde
narcisista o simplemente por cierta embriaguez con el
poder...pero el hecho es que casi todos los políticos
creen ser buenos comunicadores.
8. La mayoría de políticos están férreamente
convencidos de sus dotes comunicacionales, de su
habilidad para convencer, de las conclusiones
inequívocas de su experiencia y del mandato férreo
de su intuición.
A medida que pasan los años se va produciendo un
doble fenómeno. Por un lado se suceden las
derrotas de los candidatos que se ubican en el
lugar del supuesto saber, de aquellos que imponen
contra viento y marea su sacrosanta experiencia y
su infalible intuición.
Y por otro lado van triunfando los candidatos
que reconocen sus limitaciones, que
organizan buenos equipos de especialistas y
que incorporan a sus campañas electorales
el saber acumulado en las ciencias sociales.
9.
“El mayor castigo para
quienes no se interesan
por la política es que
serán gobernados por
personas que sí se
interesan”.
Arnold J. Toynbee (1889-1975) Historiador inglés