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UNLP - FBA
HISTORIA DEL ARTE III - EDAD MEDIA
Material de circulación interna de la Cátedra
Traducción de Lucía Gentile - 2010


                                              Northumbría y el Libro de Kells

                                                             T. J. BROWN

                                                 Con apéndice de C. D. VEREY


         Ha transcurrido un siglo desde que el Libro de Kells se reconoció como la obra suprema de
la caligrafía y el arte irlandés de la cristiandad temprana, y un cuarto de siglo desde que François
Masai contradijo esta valoración, argumentando que el Libro fue hecho en Northumbría,
aparentemente en Lindisfarne, o al menos en algún centro influenciado por Lindisfarne y
Wearmouth–Jarrow - definición que, según el autor, se ajusta a Iona. En el texto Essai sur les
Origines de la Miniature dite irlandaise,1 completado en Bruselas en 1944, Masai no pretende
basarse en investigaciones de primera mano; su texto es una crítica a las creencias tradicionales
sobre los orígenes de las miniaturas hiberno-sajonas, refiriéndose particularmente a los trabajos
de la sra. Françoise Henry y la sra. Geneviève Marsh-Micheli. 2 Como tal, su crítica me parece
brillante, aunque algunas de sus conclusiones son falsas y otras no están tan bien argumentadas
como podrían haber estado si Massai hubiese revisado sus escritos del período de guerra sobre la
base de un examen de posguerra de los propios manuscritos. Fue como seguidor de Masai (el
primer libro que leí sobre arte hiberno-sajón es de su autoría) que convencí al dr. E. A. Lowe de
considerar, antes de su muerte en agosto de 1969, las atribuciones del Libro de Kells que
aparecen en la segunda edición de Codices Latini Antiquiores, parte II;3 y ya que Lowe me cita
como `un experto en este campo´, me encuentro en la obligación de publicar los argumentos que
anticipé en 1968 y 1969, en cartas y reportes que él recibía de sus asistentes el dr. Braxton Ross
y la dra. Virginia Brown. Mi exposición se centra en una reconsideración de un grupo de
manuscritos, descriptos en CLA, en cuya historia Wearmouth-Jarrow tiene un rol importante. La
devoción de Lowe hacia el Venerable Beda y los manuscritos producidos en Wearmouth-Jarrow
es bien conocida,4 y me gustaría que mi lectura sirviera no sólo como tributo a la memoria de
Beda, sino también a la de los paleógrafos cuyo trabajo posibilitó el conocimiento de la historia
intelectual del monasterio del Venerable.5
         Si el Libro de Kells6 es una de las obras maestras del arte hiberno-sajón, y éste fue común
en Irlanda, Escocia y el norte de Inglaterra en los siglos VII, VIII y IX, ¿es su origen un asunto de
importancia histórica? Sí; desconocer el origen de Kells –una galería completa del arte hiberno-
sajón- es desconocer la paleografía insular y la arqueología hiberno-sajona en general. Debo
comenzar explicando la apreciación tradicional según la cual el Libro de Kells es irlandés, y la de
1
  Publications de Scriptorium I (Bruselas y Amberes, 1947).
2
   Françoise Henry, La Sculpture irlandaise pendant les douze premiers Siècles de L’Ère Chrétienne, 2 vols. (París, 1933);
Geneviève L. Micheli, L’Enluminure du Haut Moyen Âge et les Influences irlandaises (Bruselas, 1939); pero no Françoise Henry,
Irish Art (Londres, 1940).
3
  Codices Latini Antiquiores: a Palaeographical Guide to Latin Manuscripts Prior to the Ninth Century, 12 pts (Oxford, 1934-71). La
segunda edición de la pt. II aparece en 1972.
4
  ‘A key to Bede’s Scriptorium’, Scriptorium 12 (1958), 182-90; English Uncial (Oxford, 1960).
5
  Este escrito es una versión revisada de la Jarrow Lecture presentada en la iglesia de San Paul en Jarrow en el Día de la Asunción
de 1971. Partes del Libro de Kells, de los Evangelios Durham y de los Evangelios Lindisfarne estás reproducidos por amable
permiso de, respectivamente, el Board of Trinity Collage, Dublín, el Dean and Chapter of Durham Cathedral y los Trustees of the
British Museum. De los muchos amigos que me ayudaron de varias maneras, algunos leyendo parte del texto, estoy en mayor
deuda con Gerald Bonner, Virginia Brown, Rosemary Cramp, Ian Doyle, Isabel Henderson, Kathleen Hughes, Braxton Ross, Robert
Stevenson, Christopher Verey (especialmente por el Apéndice) y David Wilson. Mi esposa ha sido generosa con su indispensable
consejo y estímulo tras muchos años. El siguiente escrito me llegó demasiado tarde para mencionarlo en los puntos apropiados: R.
B. K. Stevenson, ‘Sculpture in Scotland in the Sixth-Ninth Centuries A.D.’, Kolloquium über spätantike und frühmittelalterliche
Skulptur II (Maguncia, 1971), 65-74. Ver también las notas adicionales, debajo, pp.
6
  CLA II, no. 274; Evangeliorum Quattuor Codex Cenannensis, ed. E. H. Alton y Peter Meyer, 3 vols. (Berna 1950-1).
                                                                                                                                 1
Masai, según la cual el Libro se creó en Northumbría. Luego expongo mi propia teoría sobre el
origen y datación del manuscrito, cuyas evidencias encuentro en el diseño, la escritura y la
decoración, hasta el nivel de sus iniciales menores, aspectos que están en el terreno de la
paleografía. Finalmente, para enfatizar que una solución definitiva al problema del Libro de Kells
es asunto de la arqueología, aporto sugerencias arqueológicas e históricas como ejemplos del tipo
de aproximación que es posible al distanciarse del antiguo dogma paleográfico.


                                                                  I

        El Libro de Kells (desde ahora lo llamaré K) fue entregado al Trinity Collage de Dublín
entre 1661 y 1681. Había pertenecido al monasterio de Kells, condado de Meths, en 1007,
cuando, según los anales irlandeses, fue robado y luego hallado sin su preciosa encuadernación.
El monasterio de Kells fue cerrado en 1539, y en 1568 K estaba en Dublín. En 1621 regresó a
Kells, donde el arzobispo Ussher lo reordenó, y dejó asentado que había pertenecido a San
Columba (m. 597).7
        Los contemporáneos de Usscher, el inglés Camden y el irlandés Ware, conocían al
Venerable Beda, y sabían que el irlandés había enseñado a escribir a la mayoría de los ingleses;
pero en 1681 el fundador de la paleografía latina agrupó a toda la escritura insular que él
reconociera como tal, ya – fuera irlandesa o inglesa - bajo el nombre de scriptura saxonica,
tomado de las publicaciones de textos en anglo-sajón del arzobispo Parker. La saxonica de Jean
Mabillon era minúscula insular; él no reconoció la correspondiente mayúscula, o media uncial,
como insular, y la clasificó con su scriptura Romana secundae aetatis.8 En 1703 Humfrey Wanley,
rechazando la idea de que los ingleses habían aprendido de los irlandeses, afirmó que toda la
mayúscula insular era anglo-sajona, y no tomó en cuenta que la mayúscula de los Evangelios
Rushworth9 en el Bodleian fue hecha por un escriba de nombre irlandés: Macregol. 10 Los
malentendidos de Mabillon y Wanley se continuaron por los dos benedictinos y por Astle.11
        Fue Charles O´Connor, historiador irlandés, quien en 1814 aclaró el panorama publicando
una lista de doce manuscritos irlandeses tempranos, incluyendo al minúsculo Antifonario de
Bangor,12 de 680-91, y al mayúsculo Evangelio de Macregol.13 Al encontrar la muerte de Macregol,
como abad de Birr, en los Anales de Tigernach, s.a. 822, O´Connor refutó lo dicho por Wanley
argumentando que al probarse que los Evangelios de Macregol son irlandeses, también lo son
todos los manuscritos en mayúscula insular, incluyendo los Evangelios de Lindisfarne:14 la
mayúscula insular era exclusiva de la escritura irlandesa. Cuando O´Connor elaboró la lista, el
Libro de Durrow15 y K estaban extraviados, pero Durrow reapareció justo a tiempo para ser
descrito en un apéndice, creyendo erróneamente que se trataba de K.16 El verdadero K fue
redescubierto demasiado tarde como para que O´Connor pudiera comentarlo; pero los primeros
estudios sobre K, pertenecientes a J. O. Westwood,17 se basan en su versión de la paleografía
insular. K se atribuye a Irlanda en parte porque ha estado allí desde 1007, y en parte porque su
escritura mayúscula fue específicamente irlandesa. Se cree que data del S. VI por la tradición
reafirmada por Ussher de que perteneció a San Columba, que coincidía con la tradición acerca de

7
   Aubrey Gwynn, 'Sorne Notes on the History of the Book of Kells', Irisb Historical Studies 9
(1954-5), 131-61; William O'Sullivan, 'The Donor of the Book ofKells', ibid. II (1958-9), 5-7.
8
  De Re Diplomatica Libri VI (París, 1681), pp. 45-53 y 350-9.
9
  CLA II, no. 231.
10
   Librorum Vett. Septentrionalium... Catalogus (Oxford, 1705), sigo cv-c2r, pp. 81-2.
11
    [Tassin and Toustain], Nouveau Traité de Diplomatique, 6 vols. (París, 1750-65); Thomas Astle, The Origin and Progress of
Writing (Londres, 1784 and 1803).
12
   CLA III, no. 311.
13
   Rerum Hibernicarum Scriptores Veteres (Buckingham y Londres, 1814) I, cxxix—ccxxxvii.
14
    CLA II, no. 187; Evangeliorum Quattuor Codex Lindisfarnensis, ed. T. D. Kendrick, T. J. Brown,
R. L. S. Bruce-Mitford, Heinz Roosen-Runge, A. S. C. Ross, E. G. Stanley and A. E. A. Werner,
2 vols. (Olten y Lausana, 1956-60). Vol. II, bk I citado de aquí en más como Cod. Lind.
15
    CLA n, no. 273; Evangeliorum Quattuor Codex Durmachensis, ed. A. A. Luce, G. O. Simms, Peter
Meyer and Ludwig Bieler, 2 vols. (Olten y Lausana, 1960).
16
   Rerum Hibernicarum Scriptores, pp. ccxxxvii--ccxli.
17
   Palæographia Sacra Pictoria (Londres, 1843-5), imágenes 16-17.
                                                                                                                           2
Durrow, también sostenida por Ussher y basada en la alteración de las palabras del colofón, y con
la tradición sobre el salterio llamado Cathach de San Columba. 18 Hace sesenta años, los
paleógrafos seguían tratando de datar a K anterior a los Evangelios de Lindisfarne,19 y el problema
de distinguir los manuscritos irlandeses de los anglo-sajones de los S. VII y VIII seguía siendo
crítico. Fue Ludwig Traube quien abrió el camino hacia una solución al adoptar el término ‘insular’
para designar a las escrituras irlandesa y anglo-sajona y distinguirlas de la escritura continental
contemporánea; su descubrimiento le permitió diagnosticar por primera vez las confusiones de
Mabillon y de O´Connor.20 Entre 1910 y 1915 W. M. Lindsay inauguró el período moderno de la
paleografía insular temprana,21 que culminó con las descripciones de Lowe de los manuscritos en
CLA.
         Fueron los arqueólogos quienes comenzaron a bajar las dataciones de K. Margaret
Stokes,22 cruzándolas con el Libro de Armagh23 y los Evangelios de Macdurnan,24 lo ubicó en el S.
IX. Bernhard Salin ubicó a Durrow, Lindisfarne y K en el orden correcto, en intervalos largos:
Durrow h. 600, Lindisfarne h. 700, K h. 800.25 E. H. Zimmermann derivó los tres manuscritos de
una generación más temprana de manuscritos irlandeses, ninguno de los cuales sobrevivió:
Durrow fue irlandés, h. 700; Lindisfarne fue inglés, K irlandés, ambos h. 800. Mientras que Durrow
no tuvo descendientes en Irlanda, K fue aparentemente ancestro de todos los manuscritos
irlandeses posteriores.26 Habiendo removido a Durrow y a K de su rol tradicional de patriarcas de
las miniaturas irlandesas del S. VI, Zimmermann completó el espacio vacío con una generación
imaginaria de manuscritos del S. VII: una idea precaria para la prioridad artística de Irlanda, que
fue rápidamente dejada de lado.
         A. W. Clapham, en 1934, fue el primero en sugerir que los principales componentes del
estilo hiberno-sajón no eran de origen irlandés, y habían sido reunidos –tal vez sí por irlandeses-
en Northumbría, desde donde se había transmitido a Irlanda y al continente.27 Lindisfarne, que
Clapham data h. 710, fue el mejor representante del estilo, y Durrow –un poco posterior y
probablemente de Iona- marca una etapa en la transmisión del estilo a Irlanda. En 1935 F.C.
Burkitt28 revisó los textos de los tres manuscritos, junto con los de los Evangelios Echternach.29
Siguiendo a Wordsworth, White y Clapham, afirmó que Lindisfarne (Y) tiene un texto denominado
‘ítalo-northumbriano’, que es ‘casi idéntico’ al texto de los evangelios del Códice Amiatinus (A), 30 y
que mientras las anotaciones marginales y la ortografía de Echternach eran `irlandesas´, la
primera mano del manuscrito generalmente sostenía a A y Y. Durrow, afirmó, tiene varias lecturas
en común con AY y presenta `un texto a medio camino entre el northumbriano puro de AY y
aquella forma mucho más característicamente irlandesa de Q [i.e. Kells]’. Burkitt concluyó que
Durrow tomó sus lecturas no irlandesas del sur de Italia, al igual que AY, y por lo tanto se lo asocia
con Northumbría. Incluso si Durrow y Echternach no están directamente conectados con A e Y,
sus textos tienen más en común con el tipo de evangelio italiano conocido en Inglaterra en los S.
VII y VIII31 que con el texto normalmente hallado en los manuscritos atribuidos a Irlanda. Sobre
Kells (Q), Burkitt afirma que si bien el texto es predominantemente irlandés, muestra trazos de


18
   CLA II, no. 266.
19
    Franz Steffens, Lateinische Paläographie, 2da ed. (Tréveris, 1909), nos. 30 y 31; E. M. Thompson,
An Introduction to Greek and Latin Palaeography (Oxford, 1912), pp. 374 and 385.
20
    Vorlesungen und Abhandlungen III (Munich, 1920), 95-100 (de 'Perrona Scottorum', primera publicación en 1900).
21
    Ear/y Irish Minuscule Script (Oxford, 1910); Early Welsh Script (Oxford, 1912); Notae Latinae
(Cambridge, 1915).
22
    George Petrie, Christian Inscriptions in the Irish Language, ed. Margaret Stokes II (Dublín, 1878),
168-9.
23
   CLA II, no. 270.
24
    E. G. Millar, in Bulletin de la Société française de Reproductions de Manuscrits à Peinture, 8e année
(1924), 7-15; Françoise Henry, Irish Art During the Viking Invasions (Londres, 1967), pp. 102-5.
25
   Die altgermanische Thierornamentik (Estocolmo, 1904), pp. 341-7.
26
   Vorkarolingische Miniaturen (Berlín, 1916), pp. 21-37 and 231-310.
27
   'Notes on the Origins of Hibemo-Saxon Art', Antiquity 8 (1934), 43-57.
28
   'Kells, Durrow and Lindisfarne', Antiquity 9 (1935), 33-7.
29
   CLA v, no. 578.
30
   CLA III, no. 299.
31
   CLA II, núms. 126 (X) y 230 (O).
                                                                                                                     3
influencia northumbriana, lo que se explica con la hipótesis de que fue escrito en Iona. En 1932 32
Burkitt ya había dicho sobre Durrow que ‘la presencia del texto casi puramente northumbiano con
su decoración céltica en Irlanda presenta un problema que requiere una solución’: ésta es la
referencia que Lowe toma en 1935, cuando dice sobre Durrow: ‘confieso que el Libro de Durrow
siempre me pareció ajeno al grupo de los manuscritos irlandeses tempranos que están ahora en
Dublín, y esta sospecha me hizo pensar que tal vez la mano de obra inglesa es la razón de la
prolijidad de su escritura y el balance y sobriedad de su ornamentación.´ 33 Avalado por la visión de
Burkitt, y por la observación de Zimmermann de que sin haber tenido descendientes en Irlanda
influenció al evangelio inglés Echternach, Lowe concluyó que Durrow fue ‘escrito en Northumbría
por una mano entrenada a la manera irlandesa’. Lo dató ‘saec.34 VIII’, y explicó el colofón, en el
cual se le atribuye a San Columba, como copiado del ejemplar. Para K, por otro lado, Lowe siguió
aceptando el origen irlandés, probablemente en el mismo Kells, y la datación de ‘saec. VIII-IX’.35
         El radical ataque de Massai a la lógica de la mirada irlandesa tradicional de las miniaturas
hiberno-sajonas se basa en Clapham, Burkitt y Lowe. Primero, argumenta con datos históricos
que la Inglaterra anglo-sajona era un origen más posible de las miniaturas hiberno-sajonas que
Irlanda. Luego revisa los colofones de los manuscritos irlandeses tempranos y demuestra que uno
que atribuye Durrow a San Columba fue manipulado para ser utilizado como evidencia del origen
irlandés; y descarta la idea de que Irlanda tuviera una gran tradición de miniaturas anterior al S.
VIII. Al igual que Clapham, cree que el repertorio de ornamentación “irlandesa” es en realidad
inglés, agregando que Inglaterra fue el verdadero centro de la mayoría de la influencia llamada
‘irlandesa’ que llegó al continente. Aceptando la idea de Lowe de que Durrow proviene de
Northumbría, Massai coincide en que, como es claro desde el principio de las series de los
evangelios hiberno-sajones, y ya que los diseños de sus páginas de monogramas muestran que la
serie tiene un origen común, todas las series deben derivar de Northumbría.36 Dentro de las
series, Massai reconoce una diferencia significativa entre los manuscritos cuya decoración es
extremadamente precisa – ‘metálica’, como él la llama- y aquellos de dibujo débil e imitativo.
Durrow, Lindisfarne y K están en el grupo ‘metálico’; los evangelios Macregol en el otro. 37 Agrega
que Lindisfarne y K son muy similares en su escritura;38 que Burkitt detectó un elemento
northumbriano en el texto de K; y que T. K. Abbott encontró que los prefacios en Durrow y en K
son tan similares que parecen manipulados por la misma mano.39 Para Zimmermann, sólo el
artista de Lindisfarne comprendió la paleta de K; para Masai, sólo el artista de K comprendió la
paleta de Lindisfarne.40 Iona, a fines del S. VIII, pudo haber estado lo suficientemente influida por
Northumbría como para producir K; pero su conclusión final es que Durrow, Echternach,
Lindisfarne, los Evangelios Durham (Durham, Catedral Library, A. II. 17, parte I)41 y K fueron
hechos en el scriptorium de Lindisfarne. Ubica a K a fines del S. VIII.42
         Dos de las conclusiones de Massai provocaron reacciones especialmente fuertes: que la
mayúscula insular fue inventada por los anglo-sajones; y que la decoración de libros era
desconocida por los irlandeses antes de Durrow, que dató h. 700.43 Los escritos del Dr. Carl
Nordenfalk y de la Sra. Henry trajeron el asunto nuevamente al S. VII; 44 pero la atribución de por
Massai de K a Lindisfarne fue dejada de lado más que refutada.45 Espero persuadirlos de que las
detalladas comparaciones paleográficas –que Masai no pudo realizar entre 1939 y 1944- indican
32
   "'Como también nosotros perdonamos" (Mateo VI. 12)', ]TS 33 (1931-2), 253-5.
33
   CLA II, xiv-xv.
34
   N. del T.: del latín saeculum, siglo.
35
   CLA II, núms. 273 y 274.
36
   Essai, pp. 29-110.
37
   Ibíd. pp. 120-3.
38
   Ibíd. p. 210; Steffens, Lateinische Paläographie, núm. 31.
39
    Evangeliorum Versio Antehieronymiana (Dublín, 1884) I, xxvi, ampliamente aprobado por Luce, CodexDurmachensis, pp. 32-7.
Cf. Bieler, ibíd. pp. 94-5.
40
   Vorkarolingische Miniaturen, p. 35; Essai, p. 124.
41
   CLA II, núm. 149.
42
   Essai, pp. 126-7 y 128-34.
43
   Essai, pp. 137-9 y 101-10.
44
    Carl Nordenfalk, 'Before the Book of Durrow', Acta Archaeologica 18 (1947), 141-74; Françoise Henry, 'Les Débuts de la Miniature
irlandaise', Gazette des Beaux-Arts 6ta entr. 37 (1950), 5-34. Revisiones de Françoise Henry y S. P. Ó Riordáin en Studies 37
(1948), 267-82; de Ludwig Bieler in Speculum 23 (1948), 495-502; y de Meyer Schapiro en Gazette des Beaux-Arts 6ta entr. 37
(1950), 134-8.
                                                                                                                                  4
una cercana relación entre K y un grupo de cuatro manuscritos que Masai también atribuyó a
Lindisfarne: el Libro de Durrow, y en particular Lindisfarne, Echternach y los Evangelios Durham,
que a partir de ahora llamaré Durrow, L, E y D, respectivamente.




45
   Aunque adscribe K a Iona, el sr. Walter Oakeshott, The Sequence of English Medieval Art (Londres, 1950), pp. 32-41, está en
completo acuerdo con Masai cuando concluye (p. 37) que 'en cuestiones de arte... la corriente principal va... de Monkwearmouth y
Lindisfame a Kells'.
                                                                                                                              5
VIIa Cabaña por debajo del nivel del terreno reconstruida en el Museo al Aire Libre Weald
and Downland, Singleton, Sussex. La reconstrucción se basa principalmente en la cabaña sajona
excavada en Old Erringham, Sussex Fotografía J. R. Armstrong




       VIIb Restos de un molino del S. VIII en Tamworth, Staffordshire. La madera pudo
conservarse gracias a la permanente condición de anegamiento, y muestra varios detalles
constructivos que normalmente sólo se adivinan en las excavaciones Fotografía P. A. Rahtz




                                                                                             6
VIII Chalton, Hampshire
       a- Marcas de casas sajonas tempranas en la superficie de la piedra caliza antes de la
excavación Fotografía T. Hurst
       b- Hoyos de postes y zanjas de casas y cabañas sajonas tempranas tras la excavación
Fotografía D. Leigh




                                                                                               7
I Leiden, Bibl. der Rijksuniversiteit, Vossius Lat. 4° 106, 25v, mitad inferior




                                                                                  8
IIa D, 39v




b D, 8r, detalle
                                c K, 10r, detalle



                                                    9
IIIa K, 19r




                                  c K, 90v, detalle
b L, 95r, detalle



                                                      10
IVa D, 4v




                               c K, 93v, detalle
b D, 7r, detalle




                                                   11
Va K, 295v




b D, 14v, detalle                c K, 338r, detalle




                                                      12
b L, 236ra7
VIa L, 135vb14




  c D, 21ri6                                    d D,75v8




                 e D, 67r, margen inferior




                                                           13
II

         Ya que CLA contiene la mayoría de lo que se sabe de los manuscritos insulares
tempranos, empezaremos nuestro detallado examen de Durrow, L, E, D y K citando los estudios
de Lowe al respecto.
         Durrow (CLA II, núm. 273). ‘La escritura es una mayúscula caligráfica experta… Escrito en
Northumbría por una mano entrenada a la manera irlandesa, y copiado de un ejemplar del mismo
San Columba… a juzgar por las dos suscripciones de fol. 12v: “Rogo beatitudinem tuam…” …El
texto del Evangelio es de la familia northumbriana (A e Y). Paleográficamente hay un parentesco
con el Códice Epternacensis…’ En 1935 Lowe lo data hacia ‘saec. VIII’; pero en 1953 (CLA VI, X)
lo cambia a ‘saec. VII’.
         Lindisfarne (CLA II, núm. 187). ‘La escritura es una mayúscula anglo-sajona bella y
graciosa - uno de los más nobles ejemplos de caligrafía insular de pluma inglesa, a pesar de
desigualdades en la ejecución… Original de Lindisfarne, acorde al colofón del S. X… escrito por
Eadfrith, obispo de Lindisfarne (698-721)… Paleográficamente esta tradición es perfectamente
aceptable. El texto coincide bastante con Amiatinus, incluso en errores. Listas de fiestas
napolitanas se encuentran antes de Mark y Luke…’ La datación de Lowe en la descripción es
‘saec. VIII in.’; en la p. XIII lo coloca a ‘fines del S. VII’ ‘si este absorbente trabajo fue logrado,
como se puede suponer, antes de que [Eadfrith] fuese obispo’; en CLA II, 2da ed., lo ubica en
‘saec. VII-VIII’.
         Echternach (CLA V, núm. 578). ‘La escritura es un magnífico ejemplo de la caligrafía
anglo-sajona. El Prólogo de Jerome (fol.46 I) está en una mayúscula meticulosa… Escrito en
Northumbría, o posiblemente en un centro continental con fuertes conexiones anglo-sajonas, tal
como Echternach, donde el ejemplar fue conservado por siglos. La suscripción al final del fol.
222V dice: “+ proemendaui ut potui…”’ Datación: ‘saec. VII-VIII’. En CLA II, X, E y L se adscriben a
Lindisfarne.
         Durham (CLA II, núm. 149). ‘La escritura es una mayúscula insular, muy experta y clara…
Escrito probablemente en Northumbría, en un gran centro de caligrafía en línea directa con la
tradición irlandesa, o con la misma Irlanda. Su texto no es northumbriano, es irlandés. Fue en
Chester-le-Street en el S. X.’ Datación: ‘saec. VII-VIII’; en CLA II, 2da ed., ‘saec. VIII’.
         Kells (CLA II, no. 274). ‘La escritura es una clara, experta mayúscula irlandesa - una
verdadera obra maestra de la caligrafía. Escrito en un gran centro irlandés, probablemente en el
monasterio de Cenannus o Kells en el condado de Meths: estuvo en Kells durante toda la edad
media…’ Datación: ‘saec. VIII-IX’.
         Estas evaluaciones deben ser consideradas bajo la luz de lo expuesto por Lowe sobre
paleografía insular en CLA II, X-XVI, y de las siete ‘Hipótesis’ metodológicas que establece en
CLA IV, XII-XIV. Atribuye Durrow a Northumbría por su texto supuestamente northumbriano, su
influencia en Echternach y ‘la prolijidad de su escritura y el balance y sobriedad de su
ornamentación’ - que se explica por la ‘mano de obra inglesa’.47 Lowe enfatiza las conexiones
litúrgicas y textuales de L y E con Naples y, a través del Códice Amiatinus y de los Evangelios
Burchard,48 con Wearmouth-Jarrow. En cada caso le da importancia a la proveniencia medieval,
en concordancia con la primera de sus Hipótesis. Con el Martirologio de San Willibrord, su
Kalendar y el Moore Bede,49 L y E son para Lowe ‘ejemplos de auténtico desempeño inglés’ y
‘criterios de caligrafía northumbriana’. Sobre D, como Cambridge, Corpus Christi Collage 197, 50
explica en el prefacio que es un ejemplo de la fuerza de la influencia irlandesa en Inglaterra que
hace difícil decir si un manuscrito insular de fines del S. VII o de principios del S. VIII fue escrito
por un inglés o por un escriba irlandés, ‘ya que hasta ese período los ingleses eran aún
imitadores, siguiendo muy de cerca los métodos de sus maestros irlandeses’. Al atribuir D a
Northumbría y no a Irlanda, Lowe le otorga más importancia a la proveniencia que al texto. En el
prefacio continúa diciendo que ‘con la partida de los irlandeses de Northumbría, su influencia
disminuye; los alumnos ingleses empiezan a abrirse camino y el genio inglés para la sobriedad y
prolijidad se afirma. Se hace posible distinguir un manuscrito inglés de uno irlandés.’ El ‘capricho y
46
   N. del T.: folio.
47
   Ver arriba pág. 6.
48
   CLA III, núm. 299 y IX, núm. 1423a y b.
49
   CLA V, núms. 605 and 606a and II, núm. 139.
50
   CLA II, núm. 125.
                                                                                                    14
fantasía’ de los escribas irlandeses contrasta con el ‘balance’ y ‘disciplina’ ingleses. ‘Sólo se
necesita colocar el Libro de Kells junto al Evangelio Lindisfarne, o el Libro de Mulling51 junto al
Moore Bede, para notar la fuerza de esta observación.’ El contraste se extiende a la calidad de la
membrana y a la manera en que se hace en manos de papel, a la regularidad de rulado, al uso de
marcas críticas y abreviaturas. ‘Es prestando atención a las diferencias de temperamento entre las
dos naciones, que ya entonces existían’, que podemos adscribir a San Paul del Trinity Collage
Cambridge52 a una mano irlandesa y Durrow a una inglesa.53
        Al adscribir K a Irlanda, Lowe estuvo sin duda movido por su proveniencia irlandesa, y tal
vez también por ‘lo irlandés’ de su texto. Que K y L realmente ejemplifican el contraste explicado
por Lowe entre los temperamentos irlandés e inglés puede ser puesto en duda. En primer lugar,
la calidad de la producción de K es mucho mayor que el triste nivel citado como sintomático del
origen irlandés, y aunque la escritura es exuberante a menudo, nunca resulta débil o descuidada:
de hecho, ‘verdadera obra maestra de la caligrafía’ es una gran alabanza de Lowe para cualquier
manuscrito irlandés. En segundo lugar, usando uno de los criterios de Masai, la decoración de K
es en su totalidad una ‘metálica’ quebradiza. En tercer lugar, la más notable diferencia ente K y L
es la disposición y decoración de las páginas-texto: K está en una columna, con un generoso
empleo de iniciales decorativas; L está en dos columnas, con puntuación per cola et commata, y la
decoración de sus iniciales está muy limitada. L está diagramado como un evangelio italiano del S.
VI, y K está diagramado como Durrow; pero el mismo Lowe consideró que Durrow es
northumbriano. L es itálico y K no lo es;54 pero K encaja por su calidad técnica en los ‘criterios de
caligrafía northumbriana’ de Lowe. Comparadas a las asombrosamente fieles imitaciones de
evangelios italianos hechos en Wearmouth-Jarrow durante y luego del período de Ceolfrith (689-
716) – libros en los cuales las unciales remplazaron a la escritura insular, e incluso la más simple
decoración insular se evitó cuidadosamente - podemos decir que incluso L resulta muy ‘irlandés’
gracias a su escritura y decoración. Al estudiar a K en 1935, Lowe aparentemente se inclinó por la
tradición, a pesar de su propio criterio; y si no hubiese estado seguro de que K era irlandés, tal
vez no habría visto tan fuerte influencia irlandesa en los dos libros northumbrianos que más se le
parecen, D y CCCC 197.
        En el curso de nuestro trabajo sobre L, publicado en 1960, el dr. Rupert Bruce-Mitford y yo
concluimos que el hombre – a quien llamamos el ‘Calígrafo Durham-Echternach’- que escribió,
decoró e ilustró E también escribió, decoró e ilustró D.55 Sus varias escrituras me sugirieron que
los dos libros estaban hechos por la misma mano, y Bruce-Mitford llegó a la misma conclusión
respecto a su decoración. Estoy convencido de que estábamos en lo correcto. Como L y K, E y D
difieren en varios puntos. E es itálico – dos columnas, puntuación per cola et commata, como L; D
no lo es - una columna, como Durrow y K. E está escrito en dos tipos de rápida pero experta
minúscula, exceptuando la primera página mayúscula; D está todo en mayúscula, exceptuando las
últimas líneas de algunas páginas. Pero la minúscula decorativa, la mayúscula, el despliegue del
texto, el dibujo decorativo y el tratamiento de la figura en E y D muestran un grado de similitud que
se explica más fácilmente por estar hecho por la misma mano que por ser el fruto de una misma
comunidad de trabajo.
        La mayúscula de E y D es muy similar en estilo y calidad a la de L, y los tres libros
comparten una serie de trucos diseñados para mejorar la justificación al final de las líneas – entre
ellos una versión reducida de t en monogramas, también presente en Durrow pero no en K.56 Los
trazos de influencia uncial o media-uncial detectable en estos recursos confirman la sospecha de
que la mayor majestuosidad de la mayúscula, comparada con la de Durrow y la de los
manuscritos irlandeses tempranos, se debe a la influencia de modelos italianos escritos en uncial
o media-uncial.57 Más allá de los temperamentos de cada uno, los escribas ingleses del 700
tuvieron mejores modelos a seguir que los escribas irlandeses del mismo período. Viajeros como
51
   CLA II, núm. 276.
52
   CLA II, núm. 133.
53
   'La pura caligrafía irlandesa' se encuentra en CLA II, núm. 266; III, núm. 311, VII, núm. 998 y II, núms. 275 y 276; y II, núms. 286
y 270.
54
   Para evangelios italianos e insulares, Patrick McGurk, Latin Gospel Books from A.D. 400 to A.D. 800, Publications de Scriptorium
5 (Bruselas y Amberes, 1961), 7-15.
55
   Cod. Lind., pp. 100-2 y 246-50.
56
   CLA Il, núms. 149 y 187; Cod. Lind., pp. 70 y 98, imagen 3 (E, Ir).
57
   Cod. Lind., p. 94.
                                                                                                                                   15
Benedict Biscop, Ceolfrith y Wilfrid proveyeron gran cantidad de ejemplares italianos a las
bibliotecas northumbrianas; Benedict, por ejemplo, había pasado el tiempo suficiente en el
extranjero como para aprender todo lo que las scriptoria de la Galia e Italia tenían por enseñar; y
Juan, un erudito romano cantor principal de San Pedro, llegó a Wearmouth-Jarrow como profesor
visitante.58 A pesar de la existencia de Bobbio, Iona y los monasterios irlandeses no tenían ese
contacto personal entre alumnos y maestros que unía a la iglesia inglesa de fines del S. VII y
principios del S. VIII con Italia, especialmente con Roma.
        En el curso de su trabajo sobre la historia textual de los evangelios en la Northumbría
temprana, el sr. C. D. Verey reconoció – por razones que amablemente expone en el apéndice
aquí presente - que el corrector principal de Durrow también hizo correcciones en L.
Evidentemente era contemporáneo a Eadfrith y al Calígrafo Durham-Echternach; y en
concordancia con la cuarta hipótesis de Lowe,59 podemos considerar su contribución en D como
evidencia de que D fue escrito en Lindisfarne, donde sabemos que fue escrito L. El importante
descubrimiento de Verey confirma lo que Bruce-Mitford y yo creíamos en aspectos más generales:
que alrededor del 698, cuando el ascenso de San Cuthbert exigía un mayor esfuerzo artístico en
Lindisfarne, el scriptorium produjo L, E y D.60
        Algunas palabras sobre las fechas de L, E y D. Hemos visto que Lowe ubicó a los tres en
‘saec. VII-VIII’. Bruce-Mitford y yo no tuvimos problemas en mantenernos dentro de esos límites:
ubicamos a L h. 696-698 debido a su vínculo con objetos hechos para celebrar la elevación de
698; a E h. 690-700, ya que el texto y la disposición lo asocian con L, pero su decoración parece
ser anterior; colocamos a D h. 710, ya que algunas de sus ornamentaciones son más
evolucionadas que las de L, pero la escritura y especialmente la disposición resultan más
primitivas.61 Como grupo, prefiero ubicar a L, E y D h. 698. El aire primitivo de E puede no ser más
que un aspecto de la deliberada simplicidad de la decoración que, como la particular escritura
rápida del texto principal, me llevó a pensar que este libro extraño e inconcluso fue hecho con
gran velocidad; y si fue creado como un regalo por la fundación del nuevo monasterio Willibrord en
Echternach, no puede ser anterior a 697 y difícilmente sea posterior a 706. E influyó en varias de
las primeras producciones del scriptorium de Echternach.62 Si algunos motivos decorativos de D
son más avanzados que cualquiera de los de L, el diseño sin enmarcar de su única página de
monograma que sobrevivió (2r) se queda a medio camino entre el diseño de la primera página
monograma en L, sin enmarcar, y el de las otras cinco, que están enmarcadas.63 Así podemos ver
que D se conecta con L por la mano del corrector de Verey.
        En 1960 noté ciertos ‘síntomas northumbrianos’ en K que me llevaron a pensar que ‘Kells,
donde sea que fue escrito, debe más al trabajo del Calígrafo Durham-Echternach y de Eadfrith
que lo que ellos mismos deben a los manuscritos irlandeses tempranos, tales como Cathach de
San Columba y el Milan Orosius’. 64 Debí haber mencionado a Durrow junto con L, E y D, ya que
tiene suficientes conexiones con ellos –ya sean textuales, paleográficas o arqueológicas- como
para generar la fuerte sospecha de que también es un manuscrito de Lindisfarne. 65 ¿Cuáles son
esos síntomas northumbrianos en K?
        La fuerte semejanza entre los prefacios de Durrow y los de K ya ha sido mencionada; 66 y
aunque los prefacios de E tienen una mejor realización, algunos de ellos son textualmente muy
cercanos a Durrow y a K.67 Del grupo fragmentario de tablas canónicas en BM Royal 7 C. xii, el dr.
Patrick McGurk ha demostrado que sus arcadas terminan en el mismo punto que las de K,68 y
Bruce-Mitford que hay conexiones artísticas entre el diseño de la arcada restante (que sobrevive
sólo como impresión) y las tablas canónicas de L y de K. 69 El fragmento Royal es aparentemente

58
   Lowe, Englisb Uncial, pp. 5-13.
59
   CLA IV, xiii.
60
   Cod. Lind., pp. 5-16, 104-6, 246-50 y 288-9.
61
   Cod. Lind., pp. xxiii-xxiv, 11-16, 102-6, 245-9 y 256.
62
   Cod. Lind., pp. 96-7, 103-4 y 283.
63
   Cod. Lind., pp. 104-6 y 246-50.
64
   Cod. Lind., pp. 105, n. 3 y 283. El Orosius está en CLA III, núm. 328.
65
   Cf. Bruce-Mitford, Cod. Lind., pp. 255-7.
66
   Ver arriba, p. 7; McGurk, Latin Gospel Books, núms. 86 y 87.
67
   Cod. Lind., pp. 95-6.
68
   Patrick McGurk, 'Two Notes on the Book of Kells and its Relation to Other Insular Gospel Books', Scriptorium 9 (1955), 105-6.
69
   Cod. Lind., pp. 190-2.
                                                                                                                                   16
northumbriano, del S. VII u VIII.70 McGurk concluye correctamente que las tablas canónicas de K
derivan de un ejemplar que existía en Northumbría h. 700. El evangelio en K comparte ‘algunas
lecturas peculiares’ con el texto de D;71 y Verey estableció que el texto de D no es ‘irlandés’, pero
es básicamente similar a la familia OX de textos italianos común en el sur de Inglaterra en nuestro
período.72
        La membrana insular usada en Durrow, D y K es de calidad similar; y en los tres
manuscritos las manos de papel son de diez hojas. 73 E también tiene manos de papel de diez,
pero la membrana no está preparada a la manera insular. L tiene manos de papel de ocho, y la
membrana insular es de mejor calidad. Como la mano de papel de Moore Bede también está en
diez, la de K no contradice el origen northumbriano. Eadfrith es la excepción: en L adopta la moda
italiana de los ochos, que era común en Wearmouth-Jarrow desde el Códice Amiatinus en
adelante, y se convirtió en la regla general en Inglaterra en el curso del S. VIII.
        El análisis de Bruce-Mitford sobre la meticulosamente acertada construcción geométrica
que subyace el ornamento de L74 hace difícil de creer que el igualmente preciso e incluso más
intrincado ornamento ‘metálico’ de K derive de una tradición independiente; y si Eadfrith inventó el
estilo de decoración75 ‘en paneles’ es en K donde el estilo alcanza su apogeo, aún más que en el
indudablemente northumbriano Cassiodorus in Psalmos en Durham.76 A las observaciones de
Zimmermann y de Masai sobre la cercana relación de los pigmentos de L y K, podemos agregar
una apreciación científica de los doctores Heinz Roosen-Runge y A. E. A. Werner.77 Encontraron
que ‘el rango y la naturaleza de los pigmentos [de K] son casi idénticos a los [de L]’, pero los dos
libros difieren en la utilización de tales pigmentos. L, al igual que Durrow, usa una ‘técnica de una
capa’, mientras que K generalmente usa ‘una técnica bastante elaborada y sofisticada de doble
capa, en la que una capa se superpone a la otra’. La capa superior a menudo está descascarada,
y ‘hay otros defectos técnicos en [K] que indican que el iluminador no estaba tan capacitado en la
preparación del color como el iluminador de [L]’. Tanto en gusto como en técnica, el pintor(es) de
K aparentemente buscó superar lo que se había alcanzado en L; pero a pesar de algunos
accidentes técnicos y artísticos, la conexión entre los fines estilísticos y los medios técnicos es tan
íntima en K como en L. K no es una mera imitación de L; es una extensión de la tradición que L
estableció. Hubo, sin dudas, algún tipo de contacto personal entre el scriptorium de Lindisfarne y
el scriptorium que hizo K.
        En disposición, escritura, ornamentos e iniciales menores, D, y en menor medida E,
establece el paralelo más cercano con K. D y K disponen sus textos en una columna en una
página grande: D tiene veintidós líneas y un espacio escrito de 257 x 195 mm (ver IIa y IVa); como
regla, K tiene diecisiete líneas en los evangelios (ver Va) y diecinueve en los prefacios (ver IIIa), y
un espacio escrito de 250 x 170 mm. K distingue los prefacios de los evangelios no sólo por la
cantidad de líneas por página. Los evangelios están en su mayoría en una mayúscula grande y
algo exuberante, pero 29v-31v y 292v-339v están en una mayúscula más sencilla y ligeramente
más pequeña (ver Va). Más sencilla y más pequeña se mantiene la mayúscula de la primera
página de los prefacios (8v-20v; ver IIIa y IIb), mientras que el resto están en una escritura
altamente decorativa, mejor llamada minúscula (20v-26v) – se emplea la a mayúscula, pero el
ángulo de la pluma es inclinado, no recto. La misma escritura se repite en los evangelios en 127v-
129v. En L los prefacios están en una mayúscula comprimida, y en E en una pequeña minúscula
decorativa, bastante distinta a la minúscula de los evangelios.78 McGurk demostró que distinguir
los prefacios por una escritura menos importante era característico de los evangelios italianos

70
   CLA II, 2da ed., núm. 217.
71
   R. A. B. Mynors, Durham Cathedral Manuscripts (Oxford, 1939), p. 16. Verey lo confirma.
72
   C. D. Verey, 'Un cotejo con el testo de evangelio contenido en la Catedral de Durham MSS. A.II.10, A.II.16 y A.II.17 y algunas
conclusiones provisionales que siguen el modelo de Vulgata empleado en Northumbría en el S. VIII junto con una clara descripción
de cada MS.’ (unpubl. M.A. thesis, Durham, 1969), pp. 276-80.
73
   Roger Powell, 'The Book of Kells, the Book of Durrow: Comments on the VeIlum, the MakeUp and other Aspects', Scriptorium 10
(1956), 3-21. Para D, Mynors, Durham Cathedral Manuscripts, p. 16 y McGurk, Latin Gospel Books, p. 29. Para las pocas hojas no
insulares en Dque se parecen a la membrana de E, Cod. Lind., p. 102.
74
   Cod. Lind., pp. 221-31.
75
   Cod. Lind., pp. 250 y 255.
76
   CLA II, núm. 152; Mynors, Durham Cathedral Manuscripts, pp. 21-2 e imágenes 8-10.
77
   Cod. Lind., pp. 273-4; ver arriba, p. 7.
78
   Cod. Lind., pp. 73-4 y 96.
                                                                                                                             17
tempranos;79 y los manuscritos unciales de Wearmouth-Jarrow usan la llamada uncial ‘capitular’
para listas de capítulos, la misma escritura o una de menor tamaño de ‘texto’ uncial para prefacios
y un mayor tamaño de ‘texto’ uncial para los textos bíblicos. 80 En sus prefacios, K sigue tanto a L
como a E, dentro de un marco general de influencia italiana. En 1935 Lowe atribuyó K a ‘varios
escribas’, pero las diferencias obvias en la escritura, que son totalmente comparables a las
diferencias en la pluma del Calígrafo Durham-Echternach, se dan sobre un fondo de asombrosa
consistencia de detalles menores, de los cuales lo siguiente, que se da al final de las líneas, es un
pequeño ejemplo: las muchas y variadas formas de la a diseñadas para ahorrar espacio; la alta y
angosta forma de la d uncial; la curva al final del trazo de la m; la apretada forma de la r y la s
unciales; el florido final del trazo de la a, la e, la media-uncial r y s, y la t; las variadas formas
verticales de la m y la n; letras supraíndice (especialmente la u) y letras subíndice (especialmente
la i); el trazo en forma de s en la m final; y la ligadura mo (ver IIc).
          En la gran mayúscula usada en los evangelios de K, los trazos delgados generalmente
tienen serifs elaborados (como en la parte superior de la a mayúscula) y todos los trazos más
anchos tienden a estar más abiertos al final (ver m, n y p para trazos rectos y c y s para trazos
curvos; IIIc). Esta llamativa escritura se encuentra desplegada en L (19r, 27r, 29r, 90r, 95r y 139r;
ver III b) y a lo largo de L y de D como iniciales menores. En K se usa para los evangelios casi de
la misma forma que el ‘dispositivo’ uncial – usado sólo para la dedicatoria en el Códice Amiatinus
(Iv), y para los títulos de página de los fragmentarios Evangelios Utrecht (IOIV) - se usa para el
texto principal en Durham A. II. 17, parte II, otro evangelio fragmentario de Wearmouth-Jarrow. 81 Al
comparar elementos similares – la mayúscula del prefacio (8v-20r) y algunas de las mayúsculas
del texto (292r-339v) en K con la mayúscula del texto en L y D- el parentesco entre los tres
manuscritos es evidente (ver IIb y c y V).
          Nuevamente, el grupo de trucos que los escribas practicaban libremente en los finales de
las líneas en L, E y D incluye algunos hallados en Durrow, otros en K, y otros encontrados en
ambos (ver IIb y c).82 En otros evangelios de una sola columna son notablemente raros,
principalmente en los manuscritos de Lichfield, Rawlinson y Macregol.83 D y K emplean una
escritura decorativa, principalmente minúscula, para las últimas líneas de algunas páginas (ver
IIa), y varias de las formas de sus letras decorativas son iguales. 84 Una modificación de esta
escritura se usa en E para los prefacios, y también aparece en dos líneas del sobriamente itálico
L.85 Todos los otros ejemplos de la escritura, incluyendo el más antiguo (Durham, Cathedral
Library, A. II. Io, 3v),86 son aparentemente northumbrianos. La línea de escritura ‘rota’ de K (iiv) se
puede emparentar con algunas palabras escritas de la misma manera en L (205r), E (ior) y D
(47v).87 El despliegue del texto de K, cuando no está tapado y transformado por el ornamento, es
muy similar al de E y D.88
          En 1935 Lowe notó ‘arabescos al margen’ (ver IIIa) en los siguientes: L, D, K, CCCC 197 y
en parte de Durham A. II, 16.89 El motivo aparece una vez en E (IIOV); y en L, D y K resulta más
elaborado.90 Bruce-Mitford sugiere que es de origen italiano,91 basándose en una forma
rudimentaria encontrada en el Códice Amiatinus (972v); esto se confirma por un ejemplo en el
Códice Valeriani, un evangelio de principios del S. VII probablemente del norte de Italia,92 que ya
es más avanzado que aquel en el Amiatinus. Espirales rojos que llenan espacios son otra
79
   Latin Gospel Books, pp. 10 y 14-15.
80
   Lowe, English Uncial, imágenes vii-xiv; D. H. Wright, 'Sorne Notes on EngIish Uncial', Traditio 17 (1961), 441-56, esp. 453--6.
81
   CLA IlI, núm. 299; x, núm. 1587; y II, núm. 150. Lowe, English Unciol, imágenes viii, xi y xiii.
82
   Bieler, Codex Durmachensis, p. 89; Brown, Cod. Lind., pp. 72-3 y 97-101. En K, las notas al pie y subíndices, las varias formas
de a, m y n escritas verticalmente y la ligadura de las anteriores con la u elevada, ligaduras, letras agrandadas, m uncial y los
monogramas de u con r uncial o n y s media-uncial.
83
   CLA n, nos. 159,256 and 231,
84
   K, 12V and 20r; for D, Codo Lind., pp. 100-1 and pis. 4 and 11.
85
   Para E, Cod. Lind., pp. 96-7 y imagen 5 y 12-13; L, 133r y v.
86
   CLA II, núm. 147.
87
   Cod. Lind., imégenes 10 y 12.
88
   Ej. K, 8r-18r passim y 188v. Para E y D, Cod. Lind., pp. 99-100 y imágenes 6-7 y 9-14.
89
   CLA II, núms. 125, 148b, 149, 187 y 274. Durham A.II.16, fols. 24-33 y 87-101 es CLA II, núm. 148b.
90
   Cod. Lind., pp. 99, 218, 260 y 287 y fig. 50.
91
   Ibíd. pp. 260 y 287; 'The Art of the Codex Amiatinus: Jarrow Lecrure 1967', ]BAA 32 (1969), 21y fig. 3 (incluyendo ejemplos de K).
92
   CLA IX, núm. 1249; Carl Nordenfalk, Die spätantiken Zierbuchstaben (Estocolmo, 1970), p. 175 e imagen 49c.
                                                                                                                                  18
característica de K que se remonta, en un estadio más simple, a manuscritos northumbrianos del
700, e incluso anteriores a Durrow.93
         Las iniciales menores en los evangelios D y K mantienen la misma relación entre sí que las
escrituras. En D, como en L, las secciones de Ammonius empiezan con iniciales ligeramente
aumentadas, rellenadas con uno o dos colores y modestamente decoradas con, por ejemplo,
patrones internos de trompeta y/o externos de espiral.94 L, con su moderación propia de la
Antigüedad tardía, es el más sobrio de los dos: no va más allá, excepto en su despliegue del texto
(e.g. 3r, 27r, 95r y 211r) y en las iniciales a prefacios menores. 95 De todas formas, en D, cuando la
importancia litúrgica del pasaje lo amerita, se colocan iniciales más grandes y más elaboradas en
los evangelios (ver IVa);96 y McGurk mostró que en K algunos de estos los pasajes tienen
ilustraciones o toda una página de decoración.97 En partes de K cada sección de Ammonius tiene
una inicial de la misma escala que las iniciales ‘litúrgicas’ de D;98 y en estos pasajes K difiere
bastante de D. Pero en las partes de los evangelios de K que están decorados más
modestamente (29v-31v y 292r-339v), como también en los prefacios (bv-19v), el contraste es
mucho menos notorio (ver IIa, IIIa, IVa y Va). De hecho, las iniciales más simples de K no suelen
ser más elaboradas que las de D; y al igual que en L, en K la disminución del tamaño de la letra
inicial a la letra del texto (o del despliegue del texto) es generalmente abrupta, no gradual como en
los antiguos manuscritos irlandeses de Durham A. II. 10 y de Durrow. Varias de las iniciales
‘litúrgicas’ de D son no menos irlandesas que cualquiera de K (ver IVa).99 Las ‘borlas’ internas tan
comunes en las iniciales de K son tan antiguas, y tan irlandesas, como el Cathach; pero la
diferenciación del motivo derivado en dos formas presentes en K ya se había dado en D (ver IVb y
c).100 El profesor D. H. Wright mostró que las iniciales más simples de Durrow revelan más
claramente su ancestro irlandés.101 Las iniciales más simples de K revelan no sólo una distancia
con Irlanda, sino también una cercana ascendencia northumbriana. Las iniciales de K ligeramente
más elaboradas, que sostienen las cabezas de pájaro, animales y hombres, también pueden
hallarse en D, y en el despliegue del texto, etc. de L (ver Vb y c).102 D y K parecen muy similares;
pero los diseños que son comunes en D pueden ser raros en K, y vice versa, y en K en ocasiones
se desarrolla un diseño más avanzado que en D. Algunos ejemplos bastarán. La línea vertical de
la h, que suele rematar en una cabeza, se inclina hacia la izquierda – elemento común con
algunos manuscritos irlandeses tempranos y con Durham A. II. Io: L, 137r; D, e.g. 14r, 25V, 74r y
92r; y K, 120v. La misma h contiene una O de forma romboidal: D, 92r y K, 90v (h es un animal).
La misma h contiene una a, en ocasiones en un monograma o una ligadura: D, 9r y 65r y K, e.g.
121r, 335v y 338r (ver Vc). En la ligadura &, la cabeza de la e y la línea horizontal de la t entran en
la curva inferior de la e: D, 4v, 3or, 38*v, 40r, 54r y 66r; y K, e.g. 163r-167r passim (ver IVa y Va).
Las S e I serpentinadas de K, 274v, se comparan con D, e.g. 31v y 79v. 103 K va mucho más allá
que L y D en la construcción de iniciales a partir de cuerpos torneados de una o más criaturas
vivientes (ver Va).104
         Podría decirse mucho más, pero hasta que el facsímile de D, lanzado por Manuscritos
Ingleses Tempranos en Facsímile, aparezca, con esto bastará. Concluyo que en disposición,
escritura, ornamentos de escritura e iniciales menores, K desciende de L, E y particularmente de
D. En ocasiones K va mucho más allá de estos, no sólo en los aspectos más llamativos de su

93
    Oakeshott, Sequence, pp. 35-6 en espacios llenados con espirales, y relleno de las iniciales, en Durrow, E, D y K. Un llenado con
espiral aparece en L, 57V.
94
   Cod. Lind., pp. 77-8.
95
   Ibíd. imágenes 42-3.
96
   D, 4v, 38v, 66r, 69r, 70v, 72r, 72v, 73v y 102v; cf. iniciales de prefacios, 39r y 40r.
97
   'Two Notes', pp. 106-7.
98
   Ej. K, 253v-84v (Luke xvi. 13-xxiii. 56).
99
    D, 4v, 38v, 66r, 69r, 70v, 72v, 73v y 102v. Para iniciales más pequeñas que se achican, ej. D, 17r, 34v, 35v, 52r y 69r. Cf.
Nordenfalk, 'Before the Book of Durrow', pp. 156-7.
100
     Varias borlas aparecen en Cathach, IIr y 43r (ibíd. figs. 8e y 15b); en D, 7r y 28r; y en K, ej. 93v, Borlas individuales, más
grandes, aparecen en D, 21r y 36r; y en K, ej. 94f. Las borlas individuales en K se han simplificado a triángulos
101
     Das irische Palimpsestsakramentar im CLM I4429, ed. Alban Dold y Leo Eizenhöfer, with D. H. Wright, Texte und Arbeiten 53-4
(Beuron, 1964), 37-38 e imagen viii.
102
    D, 14r, 24v, 38r y 71v; para L, ver arriba, p. 26.
103
    Cf. Isabel Henderson, The Picts (Londres, 1967), figs. 26 y 29k.
104
    Ej. Meyer, Codex Cenannensis, imagen vi.
                                                                                                                                 19
decoración, sino también en los más simples; en estos elementos K es único, y no se puede
explicar a partir de ningún otro manuscrito hiberno-sajón. El Libro de Kells de la paleografía puede
ser menos espectacular que el Libro de Kells de la arqueología, pero es el mismo libro; y en la
filogenética los huesos vienen antes que las plumas. Cuando el dr. Lowe me envió, en mayo de
1969, una copia de las revisiones que deseaba hacer en la segunda edición de CLA II, había
cambiado la datación de K de ‘saec. VIII-IX’ a ‘saec. VIII’ y había propuesto la siguiente atribución:
‘Escrito en un gran centro celta [por irlandés], posiblemente [por probablemente] en el monasterio
de Kells..., o, como algunas autoridades prefieren, en Iona antes de las invasiones nórdicas de
principios del S. IX’. Luego cambió su definción del escrito de ‘irlandés’ a ‘insular’ y adoptó la
siguiente atribución: ‘El origen de este magnífico MS sigue en discusión. El profesor T. J. Brown,
un experto en la materia, dice: “Escrito en un gran centro insular, aún no identificado, pero sujeto a
la influencia northumbriana, en escritura y decoración. Las posibilidades incluyen la misma
Northumbría, Escocia del este, y la comunidad columbana de Iona, para la cual una nueva sede
fue construida en Kells en A.D. 807-814. En vista de la supuesta fecha del manuscrito, Kells
resulta improbable en términos históricos.”’ Kells, en el condado de Meath, fue aparentemente
insignificante como un centro eclesiástico antes de que fuera absorbido por Iona.105 Ni Lowe ni yo
deseamos excluir la posibilidad de que ‘el gran centro insular’ fuera algún otro lugar de Irlanda.
         Si h. 698 es la fecha correcta para L, E y D como grupo, 106 entonces ‘saec.VIII’ me resulta
un tanto tardío para K desde un aspecto puramente paloegráfico. Incluso la elaborada mayúscula
de K ya estaba a mano en L y D, en iniciales menores y en el despliegue del texto (ver IIIb y c). En
decoración, la diferencia entre el trío de Lindisfarne y K es evidentemente grande; pero K sigue
pareciendo hijo de una edad más temprana, más meticulosa, menos ecléctica que manuscritos
como el Códice Áureo de Estocolmo, los Evangelios Leningrad o los Evangelios Garberini, que
pertenecen a la segunda mitad del S. VIII.107 En relación a Durrow, la datación ‘saec. VIII med.’ me
resulta posible para K en cualquier aspecto; pero razones arqueológicas para ubicarlo más
tardíamente pueden ser descubiertas en el futuro. La creencia de A. M. Friend de que las tablas
canónicas y los retratos de K derivan de un manuscrito hecho en la Escuela Palatina de
Carlomagno h. 800 fue desacreditada por Albert Boeckler;108 y su posterior afirmación de que las
tablas canónicas fueron abandonadas sin terminar cuando la comunidad de Iona se mudó a Kells
fue refutada por lo que McGurk y Bruce-Mitford notaron sobre las tablas inconclusas en Royal 7 C.
xii.109 El segundo juego de tablas del Evangelio Maaseik sugiere que la idea de ‘bestiarios’ era
conocida en círculos northumbrianos del continente, o incluso en la misma Northumbría, en la
primera mitad del S. VIII.110 Dos comparaciones esbozadas por el profesor Meyer Schapiro111
resultan de gran importancia para la datación y el origen de K. Algunos de los ornamentos de
follaje de K son muy similares a los ornamentos de follaje en el Leningrad Bede, un manuscrito de
Wearmouth-Jarrow escrito en 746 o un poco después, y en los evangelios Leningrad, un
manuscrito de la segunda mitad del S. VIII que es – pace Lowe - northumbriano.112 Las bandas
diagonales empleadas para rellenar iniciales en K (ver IIIa) se usa tanto de relleno como de fondo
de las iniciales en el Leningrad Bede y su sucesor ligeramente posterior, BM Cotton Tiberius A.
xiv.113 De hecho, K no sólo tiene vínculos con Lindisfarne, sino también con Wearmouth-Jarrow.
Schapiro coloca a K después de Leningrad Bede, porque contiene versiones más elaboradas de
patrones de follaje y de bandas; pero mientras que K es codex ad pompam descriptus,114 los dos


105
     The Life Of St Columba by Adamnan, ed. William Reeves (Dublín, 1857), pp. 278 y 388; Aubrey Gwynn and R. N. Hadcock,
Medieval Religious Houses: Ireland (Londres, 1970), pp. 82 y 388.
106
    Ver arriba, p. 21.
107
    CLA XI, núms. 1642 y 1605 y 1, núm. 63.
108
     A. M. Friend, 'The Canon Tables of the Book of Kells', Medieval Studies in Memory of A. Kingsley Porter, ed. W. R. W. Koehler
(Cambridge, Mass., 1939) II, 611-66. Albert Boeckler, 'Die Evangelistenbilder der Adagruppe', Miinchener Jahrbuch der bi/denden
Kunst 3rd ser. 3-4 (195z-3), 121-44; 'Die Kanonbogen der Adagruppe und ihre Vorlagen', ibíd. 5 (1954), 7-22.
109
    Ver arriba. 22.
110
    CLA x, núms. 1558 y 1559; Bruce-Mitford, Cod. Lind., pp. 193-4.
111
    'The Decoration of the Leningrad Manuscript of Bede', Scriptorium 12 (1958), 191-207.
112
    CLA XI, núm. 1621 y 1605.
113
     CLA S., núm. 1703; R. A. B. Mynors en Bede's Ecclesiastical History of the English People, ed. Bertram Colgrave and Mynors
(Oxford, 1969), pp. xliv y xlvi-xlvii.
114
    Término usado de otros libros de Mabillon, De Re Diplomatica, p. 46.
                                                                                                                              20
Bede son libros de biblioteca ordinarios, y la discrepancia puede deberse menos a la diferencia en
las fechas que a la diferencia de intención.

                                                                     III

        Aceptar en lo paleográfico un ancestro northumbriano para K es aceptar que la búsqueda
de su origen debe partir de Lindisfarne e ir de este a oeste. ¿Cómo encaja esta conclusión
paleográfica en el contexto histórico y arqueológico de la cultura hiberno-sajona del 700 al 850?
Tres casos de este período exigen cautela. El Códice Amiatinus, hecho en Wearmouth-Jarrow
después de 698, es una imitación tan excelente de un libro italiano que sólo recientemente un
grupo de paleógrafos aceptaron la correcta visión, sostenida por Lowe, de que fue escrito por
escribas ingleses, y no por italianos.115 Algunos manuscritos hechos en Salzburgo bajo el obispo
Arno después de 785 son prácticamente indistinguibles de los manuscritos hechos en San Amand,
donde Arno había sido abad desde 782: trasladó escribas de su antigua a su nueva sede.116
Ӕthelwulf nos dice que en su monasterio, descendiente de Lindisfarne, un sacerdote llamado
Ultan – Scottorum gente: un escocés que puede ser tanto de Irlanda como de Escocia Dál Riada -
escribió y decoró libros mejor que cualquier otro scriptor modernus.117 ¿Ultan llegó a Northumbría
como maestro o como alumno? El tenor de los dichos de Ӕthelwulf sugiere lo primero. El escriba
de K pudo haber sido un brillante imitador, que nunca puso un pie en Northumbría ni se cruzó con
un maestro northumbriano; pero mi convicción es que fue correctamente, incluso
apasionadamente, entrenado por un maestro de maestros que trabaja, o había trabajado, en el
scriptorium de Lindisfarne. Si fue northumbriano de nacimiento, pudo haberse quedado en su
tierra natal o emigrado. Si no fue northumbriano, pudo haber visitado Northumbría para aprender y
luego vuelto a su hogar (o puede no haber vuelto); o incluso pudo haber sido entrenado en su
propia tierra por un visitante de Lindisfarne.
        En K tenemos que contar no sólo con un gran escriba sino con más de un gran
iluminador:118 lo cual parece descartar a todos salvo a algunos scriptoria mayores. La solución
más fácil sería seguir a Masai y adscribir a K a Lindisfarne. La profesora Dorothy Withelock
demostró que en la segunda mitad del S. VIII, algunos aspectos de la cultura northumbriana
estaban lejos de desaparecer.119 Dos características arqueológicas de K lo asocian con
Northumbría. Es único entre los manuscritos insulares por el número y la excelencia de sus
patrones de follaje, y especialmente de sus sarmientos;120 y Northumbría es el hogar del sarmiento
par excellence. De nuevo, su imagen de la Virgen con el Niño fue mostrada por el profesor Ernst
Kitzinger como muy parecida a la que aparece en la tumba de San Cuthbert.121 E incluso hay otros
aspectos arqueológicos de K que no lo vinculan con Northumbría.
        Para los paleógrafos, la única parada en el camino entre Northumbría e Irlanda siempre
fue Iona. Aidan, Adamnan, la sumisión de Iona a Roma en 716 – todos fueron parte de la historia
northumbriana. La evidencia de contacto posterior es escasa, pero el abad Sléibíne de Iona visitó
Ripon entre 752 y 767.122 La simple pero bella copia de la Vita Columbae de Adamnan, escrita por
el abad Dorbbene de Iona (m. 713)123 es muy diferente a K – escritura minúscula y sin decoración;
pero ya que uno es un evangelio y el otro sólo un Vita, la comparación no es de igual a igual. La
Virgen con el Niño aparece en las cruces de piedra de Iona,124 pero no aparece en la propia
Irlanda. El sr. R. B. K. Stevenson afirma que el ornamento de la cruz de San John en Iona, es el
115
    English Uncial, pp. 10-13.
116
    CLA X, viii-xviii.
117
    Alistair Campbel1, Ӕthelwulf de Abbatibus (Oxford, 1967), lineas 206-15 .
118
    Henry, Irish Art during the Viking Invasions, pp. 73-7.
119
    The Audience of Beowulf (Oxford, 1951), pp. 99-104·
120
    Esp. K, 19v, 114r, 202r y 285r; Meyer, Codex Cenannensis, p. 36; Bruee-Mitford, Cod. Lind., p. 254 y fig. 63, comparando los
sarmientos enK y en el cuenco Ormside.
121
    'The Coffin-Reliquary', The Relics of St Cuthbert, ed. C. F. Battiscombe (Oxford, 1956), pp. 248-64 e imágenes iv, fig. 4a, y x.
122
    Kathleen Hughes, 'Evidence for Contacts between the Churches of the lrish and English from the Synod of Whitby to the Viking
Age', England Before the Conquest: Studies in Primary Sources presented to Dorothy Whitelock, ed. Peter Clemoes y Kathleen
Hughes (Cambridge, 1971), p. 55.
123
    CLA VII, núm. 998.
124
    J. Romilly AlIen, con ]oseph Anderson, The Early Christian Monuments of Scotland (Edinburgo, 1903) III, 381-2 y 389; también
391-3 (cruz en at Kildalton, Islay), 249-50 y 363-4 (cruces en el este de Escocia).
                                                                                                                                21
paralelo escultórico más cercano al ornamento de Kells, y considera que Northumbría es una de
las dos fuentes de las cuales derivan las formas de las cruces de Iona. 125 Otra simple solución
sería adscribir a K a una fase de la vida de Iona en que el personal del scriptorium incluía escribas
northumbrianos, o escribas escoceses de formación northumbriana. La evidencia arqueológica y
paloegráfica indicaría entonces vínculos personales cercanos entre Iona y Lindisfarne, tal vez
durante el medio siglo anterior al comienzo de los vikingos. Lindisfarne e Iona fueron saqueados; y
si los cruces dependían de Northumbría, parece más fácil imaginar los contactos necesarios en el
período en que Britania del norte como un todo aún no había sido atacada.
         Incluso en tiempos de paz, el viaje de Northumbría a Iona debe haber sido difícil: incluía un
largo trayecto por tierra y un muy largo paso por mar. El viaje de Northumbría al país de los pictos
no era mucho más que el cruce del Forth en bote, como lo hicieron San Cuthbert y sus dos
compañeros cuando fueron desde Melrose ‘ad terram Pictorum, ubidicitur Niuduera regio’. 126 La
evidencia histórica de contactos entre Northumbría y los pictos tras los primeros años del S. VIII,
es más abundante que la evidencia de contactos con los escoceses. En la lectura de Jarrow de
1970127 la dr. Kathleen Hughes argumenta que, aunque San Columba suele ser considerado como
el apóstol de los pictos del norte, la evidencia sugiere que la cristiandad tuvo un muy lento
comienzo en esa región. Antes de 710 la evidencia de aprendizaje del latín en tierras de los pictos
es sorprendentemente negativa. El único texto picto temprano existente en manuscritos
posteriores es un listado de reyes pictos. La cultura eclesiástica latina parece haber prosperado
allí sólo después de que el rey Nehton hiciera contacto con Wearmouth-Jarrow alrededor de 710,
cuando buscó el consejo de Ceolfrith en la discusión sobre las Pascuas, y solicitó arquitectos para
construir una iglesia de piedra ‘iuxta morem Romanorum’.128 Bede dice que los ingleses y los
pictos estaban en paz en 731;129 y de los tres reyes pictos que figuran en el Liber vitae130 de
Lindisfarne, el primero, Oengus (m. 761), fue un aliado de Eadberth de Northumbría contra
Strathclyde en 756.131 Los anales northumbrianos también dan cuenta de que en 774 y 796 dos
líderes northumbrianos depuestos se refugiaron con el rey de los pictos: Alhred fue vía Bamburgh;
Osbald ‘ad insulam Lindisfarnensem cum paucis secessit, et inde ad regem Pictorum cum
quibusdam e fratribus navigio pervenit’.132 Antes de considerar relaciones arqueológicas entre
Northumbría y los pictos, podemos notar que la hostilidad entre Northumbria y Strathclyde antes
mencionada y la ausencia total de piezas antiguas anteriores al S. X en esa área, parecen excluir
a los britones como posibles hacedores de K.
         Los primeros arqueólogos que estudiaron las ‘piedras esculpidas de Escocia’ compararon
uno u otro aspecto de su decoración con manuscritos ‘irlandeses’, y principalmente con Durrow,
Lindisfarne y Kells: evidencia, según creen, de influencia irlandesa en Iona y entre los pictos.
Hablo de John Stuart,133 Joseph Anderson y Romilly Allen134 – algunos de los primeros y mayores
nombres de la arqueología hiberno-sajona. Por otro lado, sus sucesores contemporáneos – hablo
de sra. Cecil L. Mowbray Curle, 135 el sr. Stevenson,136 la dra. Isabel Henderson137 y el profesor D.
M. Wilson138- enfatizaron el elemento northumbriano en la escultura y metalurgia picta. La sra.


125
     'The Chronology and Relationships of sorne Irish and Scottish Crosses', Jnl of the R. Soc. of Ant. of Ireland 86 (1956), 84-96,
esp. 86.
126
     Two Lives of St Cuthbert, ed. Bertrarn Colgrave (Carnbridge, 1940), p. 82 (Vita Anonyma II. iv); también p. 192 (Bedae Vita xi).
127
    Early Chrisrtianity in Pictland (Jarrow, n.d.), esp. pp. 12-16.
128
    Bede, Historia Ecclesiastica, ed. Colgrave and Mynors, p. 532.
129
    Ibíd. p. 560.
130
     BM Cotton Domitian vii, 15r y v, publicado en Catalogue of Ancient Manuscripts in the British Museum, pt II, Latin (Londres,
1884), p. 81. Los otros dos reyes era Constantine (789-820) y Eoganan (fallecido en 839).
131
     Dorothy White1ock, English Historical Documents, c. 500-1042 (Londres, 1955), p. 241; Symeonis Monachi Opera Omnia, ed.
Thomas Arnold, Rolls Series (1882-5), II, 40-1.
132
    White1ock, EHD, pp. 243-4 y 248; ed. Arnold, pp. 45 y 57.
133
    Sculptured Stones of Scotland, 2 vols., Spalding Club (Aberdeen, 1856-67), esp. II, 14-15.
134
    Ver arriba, p. 32.
135
     Cecil L. Mowbray, 'Eastern Influence on Carvings at St Andrews and Nigg, Scotland', Antiquity 10 (1936), 428-40; Cecil L. Curle,
'Tbe Chronology of the Early Christian Monuments of Scotland', Proc. Of the Soc. of Ant. of Scotland 74 (1939-40), 60-116.
136
     R. B. K. Stevenson, 'Pictish Art', The Problem of the Picts, ed. F. T. Wainwright (Edinburgo, 1955), pp. 97-128.
137
    The Picts (Londres, 1967), pp. 104-60.
138
    Reflections on the St Ninian's Isle Treasure, Jarrow Lecture 1969 (Jarrow, 1970).
                                                                                                                                 22
Curle lo reconoce en la cruz de piedra tallada de clase II; 139 Stevenson y el sr. Henderson también
lo reconocen en los símbolos y animales en piedra de clase I.140 Recordamos que durante algún
tiempo entre 658 y la catastrófica derrota de Eadfrith en 685, las tierras pictas del sur estaban en
parte ocupadas por los northumbrianos; que poco después de 669 Wilfrid puede ser llamado
obispo de los pictos; y que en 681 se fundó en Abercorn, al sur del Forth, para la zona ocupada,
un obispado bajo el obispo Trumwine.141 Wilson, en su lectura de Jarrow sobre el tesoro de la Isla
de San Ninian, una parte del pequeño pero impresionante corpus de la metalurgia picta, conecta
los animales con pintas de los cuencos con animales similares de L, y los animales ‘extendidos’ en
los ‘fondos’ con animales similares de K.142 La escultura picta muestra algunos excelentes
sarmientos,143 que están a la altura de los estándares northumbrianos y son mucho mejores que
los irlandeses.144 El David del santuario de San Andrews es tan notable como cualquiera de las
figuras de K;145 y la sra. Henderson ve un vínculo particular entre el estilo de las figuras de K y el
de la cruz de piedra tallada de Nigg.146 Tres importantes elementos en el arte de K que no
aparecen en Northumbría se hallan en la escultura picta: animales naturalistas y figuras
humanas;147 figuras humanas entrelazadas;148 y los que la sra. Henderson llama ‘animales
fantásticos’ – criaturas cuya conformación y comportamiento en ocasiones recuerdan a la más
sofisticada pero no menos fantástica fauna de las iniciales de K.149 La sra. Henderson dice que los
monumentos que más claramente se vinculan con K son el grupo de la península de Tarbat en
Ross del Este, y especialmente la famosa cruz de piedra tallada de Nigg.150
         En la ingeniosa y convincente explicación de Stevenson sobre la forma de las cruces de
Iona, el papel que juegan las cruces northumbrianas es mucho menor que el de las cruces de
piedra tallada pictas.151 ¿Podemos ver a K como el trabajo de un originario de Iona fuertemente
influido por la cultura tanto picta como northumbriana? ¿O debemos verlo como el trabajo de un
centro picto desde el cual parte o la totalidad de esa influencia pasó a Iona? La geografía, la
historia y la arqueología indican que si los pictos tuvieron un scriptorium capaz de hacer K, debe
haber producido manuscritos a la manera northumbriana. De cualquier libro tan magnífico como K
(que entre los manuscritos insulares sólo es equiparable al Códice Amiatinus, los Evangelios
Lindisfarne y el Códice Áureo de Estocolmo) y que pueda compararse a los manuscritos
iluminados para los emperadores carolingios y otomanos, es tan necesario preguntarse cuál o
cuáles reyes subsidiaron el trabajo, como qué grupo de clérigos lo realizó. La sra. Henderson
afirma que en el siglo entre 741, cuando el picto Oengus venció a Dál Riada, y 849, cuando el
escocés Kenneth puso fin a la independencia picta, los pictos eran el poder dominante al norte de
Forth y Clyde.152 En escultura se ejercía durante este período un patrocinio costoso y en
ocasiones discriminador: en San Andrews; en Meigle y Aberlemno, en Strathmore, y cerca de San


139
     ‘Eastern Influences', pp. 433-4; 'Chronology', pp. 80-2, 89-90 y 97-104. También Stevenson, 'Pictish Art', pp. 112-23; Henderson,
The Picts, pp. 127-34. Los manuscritos más citados son L y K.
140
    'Pictish Art', pp. 106-10; The Picts, pp. 115-27.
141
    Ibíd. pp. 51-9 y 81-2.
142
    Reflections, pp. 5-12.
143
     En particular la cruz de piedra tallada de Hilton de Cadboll (AlIen, ECMS, pp. 61-3) y un fragmento de Tarbat, aparentemente de
la misma mano, ahora en Edinburgo (ibíd. pp. 73-5).
144
      Henry, Sculpture irlandaise, pp. 109-11 e imágenes 54.4 (Tower Cross, Kells), 54.5 (Muiredach's Cross, Monasterboice) y 56
(Cross of the Scriptures, Clonmacnoise). El ejemplo de Kells recuerda al de Hilton of Cadboll; pero la sra. Henry deriva los
sarmientos irlandeses, que ubica en el S. IX, de modelos carolingios.
145
    Allen, ECMS, pp. 351 -3.
146
    Ibíd. pp. 75-83; Henderson, The Picts, pp. 147-9 y 154-7.
147
     K, 124v y 174v (águila), 71r y 188v (pez), 76v (lobo) y 89r (caballo y jinete). Cf. Henderson, The Picts, pp. 117-27.
148
     Meyer, Codex Cenannensis, imágenes xi-xii. Cf. Allen, ECMS, pp. 303-5 (Meigle, núm. 26). Para escenas de caza y de guerra y
para hombres entrelazados en las cruces irlandesas, Henry, Sculpture irlandaise, pp. 117-27 y 82-7.
149
    The Picts, pp. 137-40.
150
      Carta del 14 de octubre de 1971; y ver arriba, la sra. Henderson también cita a Romilly Allen, Proc. of the Soc. of Ant. of
Scotland 25 (1890-1), 426: 'en el arreglo del diseño [Nigg] se acerca a las páginas ornamentales de los libros irlandeses más que
ninguna otra [escultura].
151
     'Chronology and Relationships', pp. 86-91, sugiere que el anillo en las cruces de Iona y de Irlanda deriva de las cruces de piedra
tallada pictas.
152
    The Picts, pp. 62-6 y 91-103.
                                                                                                                                   23
Vigeans; y en Ross del Este, especialmente en la península Tarbat.153 De dónde provienen los
objetos portables de San Ninian no lo sabemos; pero son trabajos de primera clase.
        Si el rey Nehton pidió arquitectos de Wearmouth-Jarrow, y si quienes pagaban por las
esculturas y los trabajos de metalurgia aprobaban los patrones northumbrianos tan a menudo
empleados por sus artesanos, algunos reyes pictos pueden haber solicitado ayuda en la
producción de libros al obispo Ӕthelwald, quien encuadernó los Evangelios Lindisfarne y dirigió el
monasterio hasta su muerte en 740,154 o a alguno de sus sucesores. Un maestro de maestros
northumbriano puede haber sido enviado en una misión, temporaria o permanente, a la corte
picta; o incluso uno o más escribas pictos pueden haber sido aprendices en el scriptorium de
Lindisfarne. Los libros estaban, sin dudas, entre los objetos que llevaban el arte northumbriano por
la costa este de Escocia155 (los sitios antes mencionados están sobre o cerca del mar); 156 y no
debemos dudar que, entre el viaje de Cuthbert y el de los fratres que fueron con Osbald, otros
clérigos northumbrianos navegaron hacia el norte. Si no eran grandes expertos, tampoco los
pictos eran iletrados.157 El estancamiento intelectual no es incompatible con la producción de libros
bellos – para San Jerome, los libros bellos indicaban puntualmente esta condición: ‘onera magis
exarata quam codices’.158 La intención de embellecer evangelios, salterios y demás, puede
sobrevivir a la intención de copiar textos para la biblioteca. El sr. T. A. M. Bishop detecta en la
Inglaterra del S. XI el ‘formalismo’ que E. K. Rand detectó en Tours a mediados del S. IX. 159 Las
dos inscripciones en los lados opuestos de las vainas de las espadas de la Isla de San Ninian me
convencen de que tanto la minúscula como la mayúscula insular era conocida entre los pictos: los
nombres del lado ‘minúsculo’ son pictos.160 La piedra de San Vigeans que lleva el nombre picto de
Drosten está tallada en una escritura muy respetable en la cual la forma angular de la r ‘media-
uncial’ sugiere que el modelo fue una minúscula formalizada.161 La bella inscripción latina en letras
aumentadas que aparece en un fragmento de piedra de Tarbat, Ross del Este162 – un área que ya
captó nuestra atención por cuestiones arqueológicas -prueba una familiaridad con el solemne
despliegue de la escritura insular de tipo capital que aparece por primera vez en L, E y D, y se
repite en K.163 Las inscripciones, de hecho, testimonian no sólo la alfabetización sino también el
conocimiento del mismo rango que los escritos insulares que hallamos en Inglaterra. Por más
libros que le faltaran a la iglesia picta, ésta no pudo haber existido sin los evangelios y el
salterio.164 Entre los pictos debe haber existido uno o más monasterios o iglesias de la corte; y
aunque no podamos afirmar dónde estaban, los grupos de piedras de San Andrews, Meigle,
Aberlemno, San Vigeans y el área de Tarbat-Nigg, con el tesoro de la Isla de San Ninian, nos
muestran qué clase de trabajo eran capaces de hacer. Las cruces de piedra tallada pictas son un
fondo monumental tan bueno para un manuscrito de la calidad de K, como las cruces de
Northumbría o Iona. De hecho, no hay por qué sorprenderse de la afirmación de que el único

153
    Allen, ECMS, pp. 351-63, 373-4 y 511-13 (San Andrews); 296-305 y 329-40 (Meigle); 209-15 (Aberlemno); 234-42, 267-80 y 281
(San Vigeans); y 61-83 (Ross del Este).
154
    Cod. Lind., pp. 18-19.
155
    Ver arriba, p. 238, n. 12. Henderson, The Picts, pp. 124-6 e imágenes 37-8, deriva al águila de San John en CCCC 197, p. 245,
de tallas pictas tales como el símbolo en piedra de Knowe de Burrian, Birsay, Orkney; pero yo creo que los libros inspiraron el gran
naturalismo de las tallas que de otra forma se habrían desarrollado ex nihilo.
156
     Ordnance Survey Map of Britain in the Dark Ages, ed. C. W. Phillips, 2da ed. (Southampton, 1966), muestra que los sitios
northumbrianos, y especialmente los pictos son básicamente costeros, con extensiones de tierra que se remontan río arriba.
157
    Hughes, Early Christianity in Pictland, p. 8.
158
    Donatien de Bruyne, Les Préfaces de la Bible latine (Namur, 1920), p. 39.
159
     Bishop, English Caroline Minuscule (Oxford, 1971), p. xviii; Rand, A Survey of the Manuscripts of Tours (Cambridge, Mass.,
1929), p. 63.
160
     T. J. Brown en 'The St Ninian's Isle Silver Hoard', Antiquity 33 (1959), 250-2; A. C. O'Dell y Alexander Cain, St Ninian's Isle
Treasure, Aberdeen University Studies 141 (Edinburgo, 1960), 46; Kenneth Jackson, 'The St Ninian's Isle Inscription: a Re-
appraisal', Antiquity 34 (1960), 38-42.
161
    Allen, ECMS, pp. 235-9; cf. CLA 11, núms. 121, 129, 157 y 214, ninguno de los cuales parece ser anterior al S. VIII.
162
    Allen, ECMS, pp. 94-5; cf. la piedra de Lethnott, Forfarshire, ibíd. pp. 262-3.
163
    Ver arriba, p. 26.
164
     John Stuart, The Book of Deer, Spalding Club (Edinburgo, 1869), pp. xxi-xxiv, establece evidencia para la supervivencia de
antiguos manuscritos en el área picta. El propio libro de Deer (Cambridge, University Library, Ii.6.32) contiene arabescos al margen
(ibíd. imágenes Xxi-xxii); pero la escritura parece irlandesa, y los arabescos aparecen aparecen en Irlanda junto con el libro de
Armagh (h. 807).
                                                                                                                                24
manuscrito sobreviviente del apogeo político y artístico de los pictos sea un evangelio iluminado
de conspicua originalidad y magnificencia. Las posibilidades de supervivencia de esos libros son,
de todas formas, comparativamente altas.
        Vayamos hacia el este, de Escocia a Irlanda. Si K fue hecho antes de 807-14, entonces el
monasterio de Kells difícilmente sea su hogar: el lugar no tenía ninguna importancia antes de la
llegada de la comunidad de Iona.165 Contra la posibilidad de que K fuera hecho en alguna otra
parte de Irlanda está la afirmación de que K está más vinculado a L, E y D, y al Leningrad Bede
que a ciertos manuscritos probadamente irlandeses del período anterior a 750 – el Cathach, los
manuscritos de Bobbio,166 el palimpsesto sacramental en Munich,167 el Antifonario Bangor (680-
91), el Schaffhausen Adamnan (anterior a 713) y los Evangelios Cadmug (anteriores a 754).168
Este último, con sus pequeños y simples retratos de evangelistas, es el único de estos
manuscritos que intenta algo más ambicioso que las simples iniciales, o la rudimentaria página-
alfombra del Milan Orosius.169 Si Durrow fuera irlandés, sería otro tema; pero incluso si lo fuera,
aún sería difícil negar que la línea de descendencia de él a K pasó a través del scriptorium de
Lindisfarne. Si compartimos la afirmación de la sra. Henry de que ‘todo lo que tradicionalmente se
ha atribuido a Irlanda, de hecho le pertenece’, también debemos compartir su creencia de que ‘se
puede decir que el problema de la metalurgia está resuelto’- resuelto, dice, porque científicamente
excavaciones de los últimos años han llevado, en casi todos los casos, al descubrimiento de
objetos similares a aquellos ya conocidos, de talleres y de objetos terminados sólo a medias.170 Ya
sea que los manuscritos irlandeses anteriores a 750 forman un fondo coherente para K, hay
mucho para decir sobre la sentencia de Zimmermann de que todos los manuscritos irlandeses que
son posteriores a K dependen de él.171 Para Zimmermann, K aparece a principios del S. VIII, lo
cual permite a sus ‘descendientes’ irlandeses conectarse con, e incluir, los Evangelios Cadmug,
que seguramente fueron escritos antes de la muerte de San Bonifacio en 754. Si K pertenece a la
segunda mitad del S. VIII, como Lowe finalmente creyó, puede seguir siendo el antecesor de los
únicos miembros del grupo de 750-850, a cuyas fechas se puede unir: el Misal Stowe (792-811 o
812), el Libro de Armagh (h. 807) y los Evangelios de Macregol (anteriores a 822). Que K
desciende de los manuscritos northumbrianos es claramente visible, y al buscar los orígenes de
algo o alguien, usualmente prestamos más atención a los ancestros que a los sucesores, cuando
la información está disponible sobre ambos. Stevenson considera las cruces de Iona una
transición necesaria entre las cruces northumbrianas y las cruces de piedra tallada pictas por un
lado, y las cruces altas irlandesas por otro. Yo considero que Kells es el vínculo que une los
manuscritos de Lindisfarne cercanos al 700, y el arte de las cruces de piedra tallada pictas, con
los manuscritos irlandeses de nuestro período posterior. El dr. Hughes recientemente reunió
evidencias de contactos directos entre Inglaterra e Irlanda durante el S. VIII. 172 Son relevantes,
pero no explican los elementos en K que parecen ser más pictos que puramente northumbrianos.
Que el mismo K, y no otro u otros libros del mismo centro, es responsable de las imágenes de los
manuscritos irlandeses posteriores no puede ser probado, según creo. Dado que K fue llevado a
Irlanda por la comunidad Iona-Kells, esto puede haber sucedido durante mediados de siglo y
posteriormente, después de 807-814, tiempo en el que la comunidad reocupó Iona temporalmente
y aparentemente, alrededor de 850-65, fue asociada por el victorioso Kenneth mac Alpin con el
monasterio de Dunkeld, fundado por el rey picto Constantine entre 789 y 820. 173 El clero
columbano puede haber adquirido K al sur de Escocia, y no haberlo hecho ellos mismos. Además,
si K llegó a Irlanda desde Escocia, es posible que algunos de los manuscritos ‘irlandeses’ que se
le parecen vinieran del mismo lugar; y esto puede ser ten cierto para manuscritos preservados en
el continente como para los preservados en la misma Irlanda.
        El Libro de Kells es la mejor y más compleja obra del arte hiberno-sajón. Si se ubica entre
el año 746, del Leningrad Bede, y el 822, de los Evangelios Macregol, entonces Northumbría, las

165
    Ver arriba, p. 29.
166
    CLA IV, xxiii.
167
    CLA IX, núm. 1298; y ver arriba, p. 28.
168
    CLA VIII, núm. 1198.
169
    CLA III, núm. 328; Cod. Lind., imagen 20a.
170
    Early Christian Irish Art (Dublín, 1954), pp. 14-15.
171
    Vorkarolingische Miniaturen, pp. 22-3.
172
    Ver arriba, p. 32.
173
    Henderson, The Picts, pp. 88-9.
                                                                                                25
tierras de los pictos, Iona e Irlanda son todos posibles sitios de su nacimiento. Depende de la
arqueología definir esta cuestión; la paleografía no puede hacer mucho más que decirle dónde y
cuándo empezar a buscar: en Lindisfarne, a mediados del S. VIII. Podemos aplicar a K las
afirmaciones de la sra. Henderson sobre la escultura picta: ‘fue... la creación de artistas que
libremente participaron en la evolución del estilo [hiberno-sajón] y le aportaron algunos de sus más
audaces y magníficos monumentos.’174 Mi propia respuesta arqueológica a la pregunta del origen
es la siguiente: ‘un gran centro insular... sujeto a influencia northumbriana... en el este de Escocia’.
No puedo creer fácilmente que K o las antigüedades de la tierra de los pictos fueran hechas
después del S. VIII, debido al vigor y frescura de los elementos de Lindisfarne que ellos incluyen.
Si K fuera del S. IX, debería preguntarme cómo el estilo y la técnica del scriptorium de Eadfrith en
Lindisfarne pudo ser revivido tan brillantemente tras un intervalo de un siglo.




174
      Ibíd. p. 157.
                                                                                                     26
APÉNDICE

                               Los Evangelios Lindisfarne y la Catedral de Durham A. II. 17

                                                                C. D. VEREY

        La mayoría de las correcciones del texto de los Evangelios Lindisfarne fueron hechas por
el mismo escriba o el rubricante o, posteriormente, por el glosador.175 También hay un pequeño
número de correcciones contemporáneas hechas por otra mano (que de aquí en adelante llamaré
corr. L): éstas se encuentran en 135vb14, ponit seruorum accipientinum (ver VIa) y 236ra7,
prendere (ver VIb) – estas dos claramente conectadas por el carácter de la p - y en 255r, las dos
notas marginales in exodo y in zacharia - obviamente por la misma mano y unida a prendere en
236ra7 por la d de exodo. La variante en 22or, bethesda, parece estar hecha por la misma mano
que las notas de 255r; y otras correcciones menores, de una letra, e.g. la adición frecuente de t a
cotidiana en las listas de la Lección Napolitana y la r en scibtione (sic) en 136ra13, pueden
probablemente ser atribuidas a corr. L.176 Si tomamos las correcciones de 135vb14 y 236ra7 como
base para la comparación, hay ciertas características de corr. L que lo distinguen tanto del autor
(L) como del rubricante (R): corr. L escribió con una pluma más delgada y sus letras están hechas
con una pluma oblicua, que les da una apariencia más esbelta en contraste con las letras más
cuadradas, de pluma recta de L y R; el arco de la p surge de debajo de la parte superior de la
descendente (en L y R surge de la parte superior), y los arcos de la p y la t terminan en un ‘serif’177
cuadrado generado al extender un tercer trazo recto por debajo de la curva, mientras que en L y
en R el tercer trazo cierra la curva prolijamente.
        Una comparación entre corr. L y la mano del corrector principal de los Evangelios Durham
(que de aquí en adelante llamaré corr. D; ver VIc, d y e) muestra muchas similitudes entre ambos,
las suficientes como para considerar que ambas correcciones fueron hechas por el mismo escriba.
El ángulo de la pluma es el mismo, y las características de la p y la t antes mencionadas son
idénticas en ambas. En la p, la descendiente se inclina en la parte superior hacia la izquierda, y el
arco surge de la base del serif; el arco se forma por la fina línea trazada hacia arriba por la pluma
que se va inclinando, y un ‘serif’ cuadrado atravesado a la línea del arco que lo completa. La t no
tiene serif en la barra, que es ligeramente sinuosa y se vuelve hacia arriba a la derecha, mientras
el arco termina en un ‘serif’ cuadrado atravesado, como en la p. La d uncial y media-uncial se
encuentra en corr. D pero sólo la uncial se halla en corr. L: una comparación entre las imágenes
VIb y d muestra que en ambos ejemplos el segundo trazo de la d uncial empieza mucho más
arriba que el arco de la letra y es sinuoso, comenzando con un ligero descenso antes de girar a la
derecha en un ángulo de unos 45° (en L y R y la mano principal de Durham el segundo trazo de la
d uncial empieza con una fina línea horizontal, que usualmente es bastante corta). No hay serif en
la d uncial, ni tampoco en corr. D ni en corr. L. La forma de la u es un poco errática, pero una
comparación entre los serifs de la segunda u de nudus (ver VIe) y los de la primera de seruorum
(ver pl. VIa) confirma la similitud. Si a lo anterior agregamos una comparación de las otras letras
(que tienen menos características distintivas), es razonable concluir que ambas correcciones
están hechas por la misma mano.
        Afirmar que es la misma mano la correctora de los Evangelios Durham y los Evangelios
Lindisfarne no prueba fehacientemente que ambos manuscritos fueran originalmente escritos en
el mismo sriptorium. De todas formas, fuertes vínculos artísticos y paleográficos entre ellos ya han
llevado al profesor Brown y al dr. Bruce-Mitford a tal conclusión;178 por lo tanto, la interpretación
natural de la evidencia antes mencionada debe ser la confirmación de la idea de que fueron
producidos en el scriptorium de Lindisfarne en el mismo período.
        Un segundo punto de conexión entre los Evangelios Durham y los Evangelios Lindisfarne
es que corr. D casi siempre sigue el formato de evangelio ítalo-northumbriano hallado en los
Evangelios Lindisfarne.179 Entre las varias instancias donde corr. D sigue lecturas ítalo-
northumbrianas están: Mark XIV. 44, la orden caute ducite; Luke IV. 7, la adición de procedens
175
    Cod. Lind., pp. 81-3.
176
    La unidad de este grupo es discutida por Brown, Cod. Lind., p. 82, pero allí él los conecta con los trabajos del rubricante.
177
    El término ‘serif’ aparece entre comas porque no se refiere a un serif propiamente dicho, tal como se explica en el texto.
178
    Cod. Lind., pp. 89-100 y 246-50.
                                                                                                                                   27
después de tu ergo (ver Vid); Lucas V. 3, la adición de autem después de rogauit; y Luke XIII. 28,
la adición de introire después de prophetas. Si aceptamos, sobre la base de la evidencia citada
más arriba, que corr. D estaba trabajando en Lindisfarne, el texto usado como fuente debe haber
sido el ejemplar de los Evanglios Lindisfarne u otra copia del ejemplar, actualmente inexistente.
(Es bastante improbable que un códice tan suntuoso como los Evangelios Lindisfarne, que fue
posiblemente hecho para el traslado del cuerpo de San Cuthbert en 698, fuera usado como un
ejemplar en el scriptorium de Lindisfarne.)




179
    En el texto ítalo-northumbriano ver Novum Testamentum Latine - pars prior, Quattuor Evangelia
ed. J. Wordsworth y H. J. White (Oxford, 1889-98), pp. 780-1.
                                                                                                    28

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Northumbría y el libro de kells

  • 1. UNLP - FBA HISTORIA DEL ARTE III - EDAD MEDIA Material de circulación interna de la Cátedra Traducción de Lucía Gentile - 2010 Northumbría y el Libro de Kells T. J. BROWN Con apéndice de C. D. VEREY Ha transcurrido un siglo desde que el Libro de Kells se reconoció como la obra suprema de la caligrafía y el arte irlandés de la cristiandad temprana, y un cuarto de siglo desde que François Masai contradijo esta valoración, argumentando que el Libro fue hecho en Northumbría, aparentemente en Lindisfarne, o al menos en algún centro influenciado por Lindisfarne y Wearmouth–Jarrow - definición que, según el autor, se ajusta a Iona. En el texto Essai sur les Origines de la Miniature dite irlandaise,1 completado en Bruselas en 1944, Masai no pretende basarse en investigaciones de primera mano; su texto es una crítica a las creencias tradicionales sobre los orígenes de las miniaturas hiberno-sajonas, refiriéndose particularmente a los trabajos de la sra. Françoise Henry y la sra. Geneviève Marsh-Micheli. 2 Como tal, su crítica me parece brillante, aunque algunas de sus conclusiones son falsas y otras no están tan bien argumentadas como podrían haber estado si Massai hubiese revisado sus escritos del período de guerra sobre la base de un examen de posguerra de los propios manuscritos. Fue como seguidor de Masai (el primer libro que leí sobre arte hiberno-sajón es de su autoría) que convencí al dr. E. A. Lowe de considerar, antes de su muerte en agosto de 1969, las atribuciones del Libro de Kells que aparecen en la segunda edición de Codices Latini Antiquiores, parte II;3 y ya que Lowe me cita como `un experto en este campo´, me encuentro en la obligación de publicar los argumentos que anticipé en 1968 y 1969, en cartas y reportes que él recibía de sus asistentes el dr. Braxton Ross y la dra. Virginia Brown. Mi exposición se centra en una reconsideración de un grupo de manuscritos, descriptos en CLA, en cuya historia Wearmouth-Jarrow tiene un rol importante. La devoción de Lowe hacia el Venerable Beda y los manuscritos producidos en Wearmouth-Jarrow es bien conocida,4 y me gustaría que mi lectura sirviera no sólo como tributo a la memoria de Beda, sino también a la de los paleógrafos cuyo trabajo posibilitó el conocimiento de la historia intelectual del monasterio del Venerable.5 Si el Libro de Kells6 es una de las obras maestras del arte hiberno-sajón, y éste fue común en Irlanda, Escocia y el norte de Inglaterra en los siglos VII, VIII y IX, ¿es su origen un asunto de importancia histórica? Sí; desconocer el origen de Kells –una galería completa del arte hiberno- sajón- es desconocer la paleografía insular y la arqueología hiberno-sajona en general. Debo comenzar explicando la apreciación tradicional según la cual el Libro de Kells es irlandés, y la de 1 Publications de Scriptorium I (Bruselas y Amberes, 1947). 2 Françoise Henry, La Sculpture irlandaise pendant les douze premiers Siècles de L’Ère Chrétienne, 2 vols. (París, 1933); Geneviève L. Micheli, L’Enluminure du Haut Moyen Âge et les Influences irlandaises (Bruselas, 1939); pero no Françoise Henry, Irish Art (Londres, 1940). 3 Codices Latini Antiquiores: a Palaeographical Guide to Latin Manuscripts Prior to the Ninth Century, 12 pts (Oxford, 1934-71). La segunda edición de la pt. II aparece en 1972. 4 ‘A key to Bede’s Scriptorium’, Scriptorium 12 (1958), 182-90; English Uncial (Oxford, 1960). 5 Este escrito es una versión revisada de la Jarrow Lecture presentada en la iglesia de San Paul en Jarrow en el Día de la Asunción de 1971. Partes del Libro de Kells, de los Evangelios Durham y de los Evangelios Lindisfarne estás reproducidos por amable permiso de, respectivamente, el Board of Trinity Collage, Dublín, el Dean and Chapter of Durham Cathedral y los Trustees of the British Museum. De los muchos amigos que me ayudaron de varias maneras, algunos leyendo parte del texto, estoy en mayor deuda con Gerald Bonner, Virginia Brown, Rosemary Cramp, Ian Doyle, Isabel Henderson, Kathleen Hughes, Braxton Ross, Robert Stevenson, Christopher Verey (especialmente por el Apéndice) y David Wilson. Mi esposa ha sido generosa con su indispensable consejo y estímulo tras muchos años. El siguiente escrito me llegó demasiado tarde para mencionarlo en los puntos apropiados: R. B. K. Stevenson, ‘Sculpture in Scotland in the Sixth-Ninth Centuries A.D.’, Kolloquium über spätantike und frühmittelalterliche Skulptur II (Maguncia, 1971), 65-74. Ver también las notas adicionales, debajo, pp. 6 CLA II, no. 274; Evangeliorum Quattuor Codex Cenannensis, ed. E. H. Alton y Peter Meyer, 3 vols. (Berna 1950-1). 1
  • 2. Masai, según la cual el Libro se creó en Northumbría. Luego expongo mi propia teoría sobre el origen y datación del manuscrito, cuyas evidencias encuentro en el diseño, la escritura y la decoración, hasta el nivel de sus iniciales menores, aspectos que están en el terreno de la paleografía. Finalmente, para enfatizar que una solución definitiva al problema del Libro de Kells es asunto de la arqueología, aporto sugerencias arqueológicas e históricas como ejemplos del tipo de aproximación que es posible al distanciarse del antiguo dogma paleográfico. I El Libro de Kells (desde ahora lo llamaré K) fue entregado al Trinity Collage de Dublín entre 1661 y 1681. Había pertenecido al monasterio de Kells, condado de Meths, en 1007, cuando, según los anales irlandeses, fue robado y luego hallado sin su preciosa encuadernación. El monasterio de Kells fue cerrado en 1539, y en 1568 K estaba en Dublín. En 1621 regresó a Kells, donde el arzobispo Ussher lo reordenó, y dejó asentado que había pertenecido a San Columba (m. 597).7 Los contemporáneos de Usscher, el inglés Camden y el irlandés Ware, conocían al Venerable Beda, y sabían que el irlandés había enseñado a escribir a la mayoría de los ingleses; pero en 1681 el fundador de la paleografía latina agrupó a toda la escritura insular que él reconociera como tal, ya – fuera irlandesa o inglesa - bajo el nombre de scriptura saxonica, tomado de las publicaciones de textos en anglo-sajón del arzobispo Parker. La saxonica de Jean Mabillon era minúscula insular; él no reconoció la correspondiente mayúscula, o media uncial, como insular, y la clasificó con su scriptura Romana secundae aetatis.8 En 1703 Humfrey Wanley, rechazando la idea de que los ingleses habían aprendido de los irlandeses, afirmó que toda la mayúscula insular era anglo-sajona, y no tomó en cuenta que la mayúscula de los Evangelios Rushworth9 en el Bodleian fue hecha por un escriba de nombre irlandés: Macregol. 10 Los malentendidos de Mabillon y Wanley se continuaron por los dos benedictinos y por Astle.11 Fue Charles O´Connor, historiador irlandés, quien en 1814 aclaró el panorama publicando una lista de doce manuscritos irlandeses tempranos, incluyendo al minúsculo Antifonario de Bangor,12 de 680-91, y al mayúsculo Evangelio de Macregol.13 Al encontrar la muerte de Macregol, como abad de Birr, en los Anales de Tigernach, s.a. 822, O´Connor refutó lo dicho por Wanley argumentando que al probarse que los Evangelios de Macregol son irlandeses, también lo son todos los manuscritos en mayúscula insular, incluyendo los Evangelios de Lindisfarne:14 la mayúscula insular era exclusiva de la escritura irlandesa. Cuando O´Connor elaboró la lista, el Libro de Durrow15 y K estaban extraviados, pero Durrow reapareció justo a tiempo para ser descrito en un apéndice, creyendo erróneamente que se trataba de K.16 El verdadero K fue redescubierto demasiado tarde como para que O´Connor pudiera comentarlo; pero los primeros estudios sobre K, pertenecientes a J. O. Westwood,17 se basan en su versión de la paleografía insular. K se atribuye a Irlanda en parte porque ha estado allí desde 1007, y en parte porque su escritura mayúscula fue específicamente irlandesa. Se cree que data del S. VI por la tradición reafirmada por Ussher de que perteneció a San Columba, que coincidía con la tradición acerca de 7 Aubrey Gwynn, 'Sorne Notes on the History of the Book of Kells', Irisb Historical Studies 9 (1954-5), 131-61; William O'Sullivan, 'The Donor of the Book ofKells', ibid. II (1958-9), 5-7. 8 De Re Diplomatica Libri VI (París, 1681), pp. 45-53 y 350-9. 9 CLA II, no. 231. 10 Librorum Vett. Septentrionalium... Catalogus (Oxford, 1705), sigo cv-c2r, pp. 81-2. 11 [Tassin and Toustain], Nouveau Traité de Diplomatique, 6 vols. (París, 1750-65); Thomas Astle, The Origin and Progress of Writing (Londres, 1784 and 1803). 12 CLA III, no. 311. 13 Rerum Hibernicarum Scriptores Veteres (Buckingham y Londres, 1814) I, cxxix—ccxxxvii. 14 CLA II, no. 187; Evangeliorum Quattuor Codex Lindisfarnensis, ed. T. D. Kendrick, T. J. Brown, R. L. S. Bruce-Mitford, Heinz Roosen-Runge, A. S. C. Ross, E. G. Stanley and A. E. A. Werner, 2 vols. (Olten y Lausana, 1956-60). Vol. II, bk I citado de aquí en más como Cod. Lind. 15 CLA n, no. 273; Evangeliorum Quattuor Codex Durmachensis, ed. A. A. Luce, G. O. Simms, Peter Meyer and Ludwig Bieler, 2 vols. (Olten y Lausana, 1960). 16 Rerum Hibernicarum Scriptores, pp. ccxxxvii--ccxli. 17 Palæographia Sacra Pictoria (Londres, 1843-5), imágenes 16-17. 2
  • 3. Durrow, también sostenida por Ussher y basada en la alteración de las palabras del colofón, y con la tradición sobre el salterio llamado Cathach de San Columba. 18 Hace sesenta años, los paleógrafos seguían tratando de datar a K anterior a los Evangelios de Lindisfarne,19 y el problema de distinguir los manuscritos irlandeses de los anglo-sajones de los S. VII y VIII seguía siendo crítico. Fue Ludwig Traube quien abrió el camino hacia una solución al adoptar el término ‘insular’ para designar a las escrituras irlandesa y anglo-sajona y distinguirlas de la escritura continental contemporánea; su descubrimiento le permitió diagnosticar por primera vez las confusiones de Mabillon y de O´Connor.20 Entre 1910 y 1915 W. M. Lindsay inauguró el período moderno de la paleografía insular temprana,21 que culminó con las descripciones de Lowe de los manuscritos en CLA. Fueron los arqueólogos quienes comenzaron a bajar las dataciones de K. Margaret Stokes,22 cruzándolas con el Libro de Armagh23 y los Evangelios de Macdurnan,24 lo ubicó en el S. IX. Bernhard Salin ubicó a Durrow, Lindisfarne y K en el orden correcto, en intervalos largos: Durrow h. 600, Lindisfarne h. 700, K h. 800.25 E. H. Zimmermann derivó los tres manuscritos de una generación más temprana de manuscritos irlandeses, ninguno de los cuales sobrevivió: Durrow fue irlandés, h. 700; Lindisfarne fue inglés, K irlandés, ambos h. 800. Mientras que Durrow no tuvo descendientes en Irlanda, K fue aparentemente ancestro de todos los manuscritos irlandeses posteriores.26 Habiendo removido a Durrow y a K de su rol tradicional de patriarcas de las miniaturas irlandesas del S. VI, Zimmermann completó el espacio vacío con una generación imaginaria de manuscritos del S. VII: una idea precaria para la prioridad artística de Irlanda, que fue rápidamente dejada de lado. A. W. Clapham, en 1934, fue el primero en sugerir que los principales componentes del estilo hiberno-sajón no eran de origen irlandés, y habían sido reunidos –tal vez sí por irlandeses- en Northumbría, desde donde se había transmitido a Irlanda y al continente.27 Lindisfarne, que Clapham data h. 710, fue el mejor representante del estilo, y Durrow –un poco posterior y probablemente de Iona- marca una etapa en la transmisión del estilo a Irlanda. En 1935 F.C. Burkitt28 revisó los textos de los tres manuscritos, junto con los de los Evangelios Echternach.29 Siguiendo a Wordsworth, White y Clapham, afirmó que Lindisfarne (Y) tiene un texto denominado ‘ítalo-northumbriano’, que es ‘casi idéntico’ al texto de los evangelios del Códice Amiatinus (A), 30 y que mientras las anotaciones marginales y la ortografía de Echternach eran `irlandesas´, la primera mano del manuscrito generalmente sostenía a A y Y. Durrow, afirmó, tiene varias lecturas en común con AY y presenta `un texto a medio camino entre el northumbriano puro de AY y aquella forma mucho más característicamente irlandesa de Q [i.e. Kells]’. Burkitt concluyó que Durrow tomó sus lecturas no irlandesas del sur de Italia, al igual que AY, y por lo tanto se lo asocia con Northumbría. Incluso si Durrow y Echternach no están directamente conectados con A e Y, sus textos tienen más en común con el tipo de evangelio italiano conocido en Inglaterra en los S. VII y VIII31 que con el texto normalmente hallado en los manuscritos atribuidos a Irlanda. Sobre Kells (Q), Burkitt afirma que si bien el texto es predominantemente irlandés, muestra trazos de 18 CLA II, no. 266. 19 Franz Steffens, Lateinische Paläographie, 2da ed. (Tréveris, 1909), nos. 30 y 31; E. M. Thompson, An Introduction to Greek and Latin Palaeography (Oxford, 1912), pp. 374 and 385. 20 Vorlesungen und Abhandlungen III (Munich, 1920), 95-100 (de 'Perrona Scottorum', primera publicación en 1900). 21 Ear/y Irish Minuscule Script (Oxford, 1910); Early Welsh Script (Oxford, 1912); Notae Latinae (Cambridge, 1915). 22 George Petrie, Christian Inscriptions in the Irish Language, ed. Margaret Stokes II (Dublín, 1878), 168-9. 23 CLA II, no. 270. 24 E. G. Millar, in Bulletin de la Société française de Reproductions de Manuscrits à Peinture, 8e année (1924), 7-15; Françoise Henry, Irish Art During the Viking Invasions (Londres, 1967), pp. 102-5. 25 Die altgermanische Thierornamentik (Estocolmo, 1904), pp. 341-7. 26 Vorkarolingische Miniaturen (Berlín, 1916), pp. 21-37 and 231-310. 27 'Notes on the Origins of Hibemo-Saxon Art', Antiquity 8 (1934), 43-57. 28 'Kells, Durrow and Lindisfarne', Antiquity 9 (1935), 33-7. 29 CLA v, no. 578. 30 CLA III, no. 299. 31 CLA II, núms. 126 (X) y 230 (O). 3
  • 4. influencia northumbriana, lo que se explica con la hipótesis de que fue escrito en Iona. En 1932 32 Burkitt ya había dicho sobre Durrow que ‘la presencia del texto casi puramente northumbiano con su decoración céltica en Irlanda presenta un problema que requiere una solución’: ésta es la referencia que Lowe toma en 1935, cuando dice sobre Durrow: ‘confieso que el Libro de Durrow siempre me pareció ajeno al grupo de los manuscritos irlandeses tempranos que están ahora en Dublín, y esta sospecha me hizo pensar que tal vez la mano de obra inglesa es la razón de la prolijidad de su escritura y el balance y sobriedad de su ornamentación.´ 33 Avalado por la visión de Burkitt, y por la observación de Zimmermann de que sin haber tenido descendientes en Irlanda influenció al evangelio inglés Echternach, Lowe concluyó que Durrow fue ‘escrito en Northumbría por una mano entrenada a la manera irlandesa’. Lo dató ‘saec.34 VIII’, y explicó el colofón, en el cual se le atribuye a San Columba, como copiado del ejemplar. Para K, por otro lado, Lowe siguió aceptando el origen irlandés, probablemente en el mismo Kells, y la datación de ‘saec. VIII-IX’.35 El radical ataque de Massai a la lógica de la mirada irlandesa tradicional de las miniaturas hiberno-sajonas se basa en Clapham, Burkitt y Lowe. Primero, argumenta con datos históricos que la Inglaterra anglo-sajona era un origen más posible de las miniaturas hiberno-sajonas que Irlanda. Luego revisa los colofones de los manuscritos irlandeses tempranos y demuestra que uno que atribuye Durrow a San Columba fue manipulado para ser utilizado como evidencia del origen irlandés; y descarta la idea de que Irlanda tuviera una gran tradición de miniaturas anterior al S. VIII. Al igual que Clapham, cree que el repertorio de ornamentación “irlandesa” es en realidad inglés, agregando que Inglaterra fue el verdadero centro de la mayoría de la influencia llamada ‘irlandesa’ que llegó al continente. Aceptando la idea de Lowe de que Durrow proviene de Northumbría, Massai coincide en que, como es claro desde el principio de las series de los evangelios hiberno-sajones, y ya que los diseños de sus páginas de monogramas muestran que la serie tiene un origen común, todas las series deben derivar de Northumbría.36 Dentro de las series, Massai reconoce una diferencia significativa entre los manuscritos cuya decoración es extremadamente precisa – ‘metálica’, como él la llama- y aquellos de dibujo débil e imitativo. Durrow, Lindisfarne y K están en el grupo ‘metálico’; los evangelios Macregol en el otro. 37 Agrega que Lindisfarne y K son muy similares en su escritura;38 que Burkitt detectó un elemento northumbriano en el texto de K; y que T. K. Abbott encontró que los prefacios en Durrow y en K son tan similares que parecen manipulados por la misma mano.39 Para Zimmermann, sólo el artista de Lindisfarne comprendió la paleta de K; para Masai, sólo el artista de K comprendió la paleta de Lindisfarne.40 Iona, a fines del S. VIII, pudo haber estado lo suficientemente influida por Northumbría como para producir K; pero su conclusión final es que Durrow, Echternach, Lindisfarne, los Evangelios Durham (Durham, Catedral Library, A. II. 17, parte I)41 y K fueron hechos en el scriptorium de Lindisfarne. Ubica a K a fines del S. VIII.42 Dos de las conclusiones de Massai provocaron reacciones especialmente fuertes: que la mayúscula insular fue inventada por los anglo-sajones; y que la decoración de libros era desconocida por los irlandeses antes de Durrow, que dató h. 700.43 Los escritos del Dr. Carl Nordenfalk y de la Sra. Henry trajeron el asunto nuevamente al S. VII; 44 pero la atribución de por Massai de K a Lindisfarne fue dejada de lado más que refutada.45 Espero persuadirlos de que las detalladas comparaciones paleográficas –que Masai no pudo realizar entre 1939 y 1944- indican 32 "'Como también nosotros perdonamos" (Mateo VI. 12)', ]TS 33 (1931-2), 253-5. 33 CLA II, xiv-xv. 34 N. del T.: del latín saeculum, siglo. 35 CLA II, núms. 273 y 274. 36 Essai, pp. 29-110. 37 Ibíd. pp. 120-3. 38 Ibíd. p. 210; Steffens, Lateinische Paläographie, núm. 31. 39 Evangeliorum Versio Antehieronymiana (Dublín, 1884) I, xxvi, ampliamente aprobado por Luce, CodexDurmachensis, pp. 32-7. Cf. Bieler, ibíd. pp. 94-5. 40 Vorkarolingische Miniaturen, p. 35; Essai, p. 124. 41 CLA II, núm. 149. 42 Essai, pp. 126-7 y 128-34. 43 Essai, pp. 137-9 y 101-10. 44 Carl Nordenfalk, 'Before the Book of Durrow', Acta Archaeologica 18 (1947), 141-74; Françoise Henry, 'Les Débuts de la Miniature irlandaise', Gazette des Beaux-Arts 6ta entr. 37 (1950), 5-34. Revisiones de Françoise Henry y S. P. Ó Riordáin en Studies 37 (1948), 267-82; de Ludwig Bieler in Speculum 23 (1948), 495-502; y de Meyer Schapiro en Gazette des Beaux-Arts 6ta entr. 37 (1950), 134-8. 4
  • 5. una cercana relación entre K y un grupo de cuatro manuscritos que Masai también atribuyó a Lindisfarne: el Libro de Durrow, y en particular Lindisfarne, Echternach y los Evangelios Durham, que a partir de ahora llamaré Durrow, L, E y D, respectivamente. 45 Aunque adscribe K a Iona, el sr. Walter Oakeshott, The Sequence of English Medieval Art (Londres, 1950), pp. 32-41, está en completo acuerdo con Masai cuando concluye (p. 37) que 'en cuestiones de arte... la corriente principal va... de Monkwearmouth y Lindisfame a Kells'. 5
  • 6. VIIa Cabaña por debajo del nivel del terreno reconstruida en el Museo al Aire Libre Weald and Downland, Singleton, Sussex. La reconstrucción se basa principalmente en la cabaña sajona excavada en Old Erringham, Sussex Fotografía J. R. Armstrong VIIb Restos de un molino del S. VIII en Tamworth, Staffordshire. La madera pudo conservarse gracias a la permanente condición de anegamiento, y muestra varios detalles constructivos que normalmente sólo se adivinan en las excavaciones Fotografía P. A. Rahtz 6
  • 7. VIII Chalton, Hampshire a- Marcas de casas sajonas tempranas en la superficie de la piedra caliza antes de la excavación Fotografía T. Hurst b- Hoyos de postes y zanjas de casas y cabañas sajonas tempranas tras la excavación Fotografía D. Leigh 7
  • 8. I Leiden, Bibl. der Rijksuniversiteit, Vossius Lat. 4° 106, 25v, mitad inferior 8
  • 9. IIa D, 39v b D, 8r, detalle c K, 10r, detalle 9
  • 10. IIIa K, 19r c K, 90v, detalle b L, 95r, detalle 10
  • 11. IVa D, 4v c K, 93v, detalle b D, 7r, detalle 11
  • 12. Va K, 295v b D, 14v, detalle c K, 338r, detalle 12
  • 13. b L, 236ra7 VIa L, 135vb14 c D, 21ri6 d D,75v8 e D, 67r, margen inferior 13
  • 14. II Ya que CLA contiene la mayoría de lo que se sabe de los manuscritos insulares tempranos, empezaremos nuestro detallado examen de Durrow, L, E, D y K citando los estudios de Lowe al respecto. Durrow (CLA II, núm. 273). ‘La escritura es una mayúscula caligráfica experta… Escrito en Northumbría por una mano entrenada a la manera irlandesa, y copiado de un ejemplar del mismo San Columba… a juzgar por las dos suscripciones de fol. 12v: “Rogo beatitudinem tuam…” …El texto del Evangelio es de la familia northumbriana (A e Y). Paleográficamente hay un parentesco con el Códice Epternacensis…’ En 1935 Lowe lo data hacia ‘saec. VIII’; pero en 1953 (CLA VI, X) lo cambia a ‘saec. VII’. Lindisfarne (CLA II, núm. 187). ‘La escritura es una mayúscula anglo-sajona bella y graciosa - uno de los más nobles ejemplos de caligrafía insular de pluma inglesa, a pesar de desigualdades en la ejecución… Original de Lindisfarne, acorde al colofón del S. X… escrito por Eadfrith, obispo de Lindisfarne (698-721)… Paleográficamente esta tradición es perfectamente aceptable. El texto coincide bastante con Amiatinus, incluso en errores. Listas de fiestas napolitanas se encuentran antes de Mark y Luke…’ La datación de Lowe en la descripción es ‘saec. VIII in.’; en la p. XIII lo coloca a ‘fines del S. VII’ ‘si este absorbente trabajo fue logrado, como se puede suponer, antes de que [Eadfrith] fuese obispo’; en CLA II, 2da ed., lo ubica en ‘saec. VII-VIII’. Echternach (CLA V, núm. 578). ‘La escritura es un magnífico ejemplo de la caligrafía anglo-sajona. El Prólogo de Jerome (fol.46 I) está en una mayúscula meticulosa… Escrito en Northumbría, o posiblemente en un centro continental con fuertes conexiones anglo-sajonas, tal como Echternach, donde el ejemplar fue conservado por siglos. La suscripción al final del fol. 222V dice: “+ proemendaui ut potui…”’ Datación: ‘saec. VII-VIII’. En CLA II, X, E y L se adscriben a Lindisfarne. Durham (CLA II, núm. 149). ‘La escritura es una mayúscula insular, muy experta y clara… Escrito probablemente en Northumbría, en un gran centro de caligrafía en línea directa con la tradición irlandesa, o con la misma Irlanda. Su texto no es northumbriano, es irlandés. Fue en Chester-le-Street en el S. X.’ Datación: ‘saec. VII-VIII’; en CLA II, 2da ed., ‘saec. VIII’. Kells (CLA II, no. 274). ‘La escritura es una clara, experta mayúscula irlandesa - una verdadera obra maestra de la caligrafía. Escrito en un gran centro irlandés, probablemente en el monasterio de Cenannus o Kells en el condado de Meths: estuvo en Kells durante toda la edad media…’ Datación: ‘saec. VIII-IX’. Estas evaluaciones deben ser consideradas bajo la luz de lo expuesto por Lowe sobre paleografía insular en CLA II, X-XVI, y de las siete ‘Hipótesis’ metodológicas que establece en CLA IV, XII-XIV. Atribuye Durrow a Northumbría por su texto supuestamente northumbriano, su influencia en Echternach y ‘la prolijidad de su escritura y el balance y sobriedad de su ornamentación’ - que se explica por la ‘mano de obra inglesa’.47 Lowe enfatiza las conexiones litúrgicas y textuales de L y E con Naples y, a través del Códice Amiatinus y de los Evangelios Burchard,48 con Wearmouth-Jarrow. En cada caso le da importancia a la proveniencia medieval, en concordancia con la primera de sus Hipótesis. Con el Martirologio de San Willibrord, su Kalendar y el Moore Bede,49 L y E son para Lowe ‘ejemplos de auténtico desempeño inglés’ y ‘criterios de caligrafía northumbriana’. Sobre D, como Cambridge, Corpus Christi Collage 197, 50 explica en el prefacio que es un ejemplo de la fuerza de la influencia irlandesa en Inglaterra que hace difícil decir si un manuscrito insular de fines del S. VII o de principios del S. VIII fue escrito por un inglés o por un escriba irlandés, ‘ya que hasta ese período los ingleses eran aún imitadores, siguiendo muy de cerca los métodos de sus maestros irlandeses’. Al atribuir D a Northumbría y no a Irlanda, Lowe le otorga más importancia a la proveniencia que al texto. En el prefacio continúa diciendo que ‘con la partida de los irlandeses de Northumbría, su influencia disminuye; los alumnos ingleses empiezan a abrirse camino y el genio inglés para la sobriedad y prolijidad se afirma. Se hace posible distinguir un manuscrito inglés de uno irlandés.’ El ‘capricho y 46 N. del T.: folio. 47 Ver arriba pág. 6. 48 CLA III, núm. 299 y IX, núm. 1423a y b. 49 CLA V, núms. 605 and 606a and II, núm. 139. 50 CLA II, núm. 125. 14
  • 15. fantasía’ de los escribas irlandeses contrasta con el ‘balance’ y ‘disciplina’ ingleses. ‘Sólo se necesita colocar el Libro de Kells junto al Evangelio Lindisfarne, o el Libro de Mulling51 junto al Moore Bede, para notar la fuerza de esta observación.’ El contraste se extiende a la calidad de la membrana y a la manera en que se hace en manos de papel, a la regularidad de rulado, al uso de marcas críticas y abreviaturas. ‘Es prestando atención a las diferencias de temperamento entre las dos naciones, que ya entonces existían’, que podemos adscribir a San Paul del Trinity Collage Cambridge52 a una mano irlandesa y Durrow a una inglesa.53 Al adscribir K a Irlanda, Lowe estuvo sin duda movido por su proveniencia irlandesa, y tal vez también por ‘lo irlandés’ de su texto. Que K y L realmente ejemplifican el contraste explicado por Lowe entre los temperamentos irlandés e inglés puede ser puesto en duda. En primer lugar, la calidad de la producción de K es mucho mayor que el triste nivel citado como sintomático del origen irlandés, y aunque la escritura es exuberante a menudo, nunca resulta débil o descuidada: de hecho, ‘verdadera obra maestra de la caligrafía’ es una gran alabanza de Lowe para cualquier manuscrito irlandés. En segundo lugar, usando uno de los criterios de Masai, la decoración de K es en su totalidad una ‘metálica’ quebradiza. En tercer lugar, la más notable diferencia ente K y L es la disposición y decoración de las páginas-texto: K está en una columna, con un generoso empleo de iniciales decorativas; L está en dos columnas, con puntuación per cola et commata, y la decoración de sus iniciales está muy limitada. L está diagramado como un evangelio italiano del S. VI, y K está diagramado como Durrow; pero el mismo Lowe consideró que Durrow es northumbriano. L es itálico y K no lo es;54 pero K encaja por su calidad técnica en los ‘criterios de caligrafía northumbriana’ de Lowe. Comparadas a las asombrosamente fieles imitaciones de evangelios italianos hechos en Wearmouth-Jarrow durante y luego del período de Ceolfrith (689- 716) – libros en los cuales las unciales remplazaron a la escritura insular, e incluso la más simple decoración insular se evitó cuidadosamente - podemos decir que incluso L resulta muy ‘irlandés’ gracias a su escritura y decoración. Al estudiar a K en 1935, Lowe aparentemente se inclinó por la tradición, a pesar de su propio criterio; y si no hubiese estado seguro de que K era irlandés, tal vez no habría visto tan fuerte influencia irlandesa en los dos libros northumbrianos que más se le parecen, D y CCCC 197. En el curso de nuestro trabajo sobre L, publicado en 1960, el dr. Rupert Bruce-Mitford y yo concluimos que el hombre – a quien llamamos el ‘Calígrafo Durham-Echternach’- que escribió, decoró e ilustró E también escribió, decoró e ilustró D.55 Sus varias escrituras me sugirieron que los dos libros estaban hechos por la misma mano, y Bruce-Mitford llegó a la misma conclusión respecto a su decoración. Estoy convencido de que estábamos en lo correcto. Como L y K, E y D difieren en varios puntos. E es itálico – dos columnas, puntuación per cola et commata, como L; D no lo es - una columna, como Durrow y K. E está escrito en dos tipos de rápida pero experta minúscula, exceptuando la primera página mayúscula; D está todo en mayúscula, exceptuando las últimas líneas de algunas páginas. Pero la minúscula decorativa, la mayúscula, el despliegue del texto, el dibujo decorativo y el tratamiento de la figura en E y D muestran un grado de similitud que se explica más fácilmente por estar hecho por la misma mano que por ser el fruto de una misma comunidad de trabajo. La mayúscula de E y D es muy similar en estilo y calidad a la de L, y los tres libros comparten una serie de trucos diseñados para mejorar la justificación al final de las líneas – entre ellos una versión reducida de t en monogramas, también presente en Durrow pero no en K.56 Los trazos de influencia uncial o media-uncial detectable en estos recursos confirman la sospecha de que la mayor majestuosidad de la mayúscula, comparada con la de Durrow y la de los manuscritos irlandeses tempranos, se debe a la influencia de modelos italianos escritos en uncial o media-uncial.57 Más allá de los temperamentos de cada uno, los escribas ingleses del 700 tuvieron mejores modelos a seguir que los escribas irlandeses del mismo período. Viajeros como 51 CLA II, núm. 276. 52 CLA II, núm. 133. 53 'La pura caligrafía irlandesa' se encuentra en CLA II, núm. 266; III, núm. 311, VII, núm. 998 y II, núms. 275 y 276; y II, núms. 286 y 270. 54 Para evangelios italianos e insulares, Patrick McGurk, Latin Gospel Books from A.D. 400 to A.D. 800, Publications de Scriptorium 5 (Bruselas y Amberes, 1961), 7-15. 55 Cod. Lind., pp. 100-2 y 246-50. 56 CLA Il, núms. 149 y 187; Cod. Lind., pp. 70 y 98, imagen 3 (E, Ir). 57 Cod. Lind., p. 94. 15
  • 16. Benedict Biscop, Ceolfrith y Wilfrid proveyeron gran cantidad de ejemplares italianos a las bibliotecas northumbrianas; Benedict, por ejemplo, había pasado el tiempo suficiente en el extranjero como para aprender todo lo que las scriptoria de la Galia e Italia tenían por enseñar; y Juan, un erudito romano cantor principal de San Pedro, llegó a Wearmouth-Jarrow como profesor visitante.58 A pesar de la existencia de Bobbio, Iona y los monasterios irlandeses no tenían ese contacto personal entre alumnos y maestros que unía a la iglesia inglesa de fines del S. VII y principios del S. VIII con Italia, especialmente con Roma. En el curso de su trabajo sobre la historia textual de los evangelios en la Northumbría temprana, el sr. C. D. Verey reconoció – por razones que amablemente expone en el apéndice aquí presente - que el corrector principal de Durrow también hizo correcciones en L. Evidentemente era contemporáneo a Eadfrith y al Calígrafo Durham-Echternach; y en concordancia con la cuarta hipótesis de Lowe,59 podemos considerar su contribución en D como evidencia de que D fue escrito en Lindisfarne, donde sabemos que fue escrito L. El importante descubrimiento de Verey confirma lo que Bruce-Mitford y yo creíamos en aspectos más generales: que alrededor del 698, cuando el ascenso de San Cuthbert exigía un mayor esfuerzo artístico en Lindisfarne, el scriptorium produjo L, E y D.60 Algunas palabras sobre las fechas de L, E y D. Hemos visto que Lowe ubicó a los tres en ‘saec. VII-VIII’. Bruce-Mitford y yo no tuvimos problemas en mantenernos dentro de esos límites: ubicamos a L h. 696-698 debido a su vínculo con objetos hechos para celebrar la elevación de 698; a E h. 690-700, ya que el texto y la disposición lo asocian con L, pero su decoración parece ser anterior; colocamos a D h. 710, ya que algunas de sus ornamentaciones son más evolucionadas que las de L, pero la escritura y especialmente la disposición resultan más primitivas.61 Como grupo, prefiero ubicar a L, E y D h. 698. El aire primitivo de E puede no ser más que un aspecto de la deliberada simplicidad de la decoración que, como la particular escritura rápida del texto principal, me llevó a pensar que este libro extraño e inconcluso fue hecho con gran velocidad; y si fue creado como un regalo por la fundación del nuevo monasterio Willibrord en Echternach, no puede ser anterior a 697 y difícilmente sea posterior a 706. E influyó en varias de las primeras producciones del scriptorium de Echternach.62 Si algunos motivos decorativos de D son más avanzados que cualquiera de los de L, el diseño sin enmarcar de su única página de monograma que sobrevivió (2r) se queda a medio camino entre el diseño de la primera página monograma en L, sin enmarcar, y el de las otras cinco, que están enmarcadas.63 Así podemos ver que D se conecta con L por la mano del corrector de Verey. En 1960 noté ciertos ‘síntomas northumbrianos’ en K que me llevaron a pensar que ‘Kells, donde sea que fue escrito, debe más al trabajo del Calígrafo Durham-Echternach y de Eadfrith que lo que ellos mismos deben a los manuscritos irlandeses tempranos, tales como Cathach de San Columba y el Milan Orosius’. 64 Debí haber mencionado a Durrow junto con L, E y D, ya que tiene suficientes conexiones con ellos –ya sean textuales, paleográficas o arqueológicas- como para generar la fuerte sospecha de que también es un manuscrito de Lindisfarne. 65 ¿Cuáles son esos síntomas northumbrianos en K? La fuerte semejanza entre los prefacios de Durrow y los de K ya ha sido mencionada; 66 y aunque los prefacios de E tienen una mejor realización, algunos de ellos son textualmente muy cercanos a Durrow y a K.67 Del grupo fragmentario de tablas canónicas en BM Royal 7 C. xii, el dr. Patrick McGurk ha demostrado que sus arcadas terminan en el mismo punto que las de K,68 y Bruce-Mitford que hay conexiones artísticas entre el diseño de la arcada restante (que sobrevive sólo como impresión) y las tablas canónicas de L y de K. 69 El fragmento Royal es aparentemente 58 Lowe, Englisb Uncial, pp. 5-13. 59 CLA IV, xiii. 60 Cod. Lind., pp. 5-16, 104-6, 246-50 y 288-9. 61 Cod. Lind., pp. xxiii-xxiv, 11-16, 102-6, 245-9 y 256. 62 Cod. Lind., pp. 96-7, 103-4 y 283. 63 Cod. Lind., pp. 104-6 y 246-50. 64 Cod. Lind., pp. 105, n. 3 y 283. El Orosius está en CLA III, núm. 328. 65 Cf. Bruce-Mitford, Cod. Lind., pp. 255-7. 66 Ver arriba, p. 7; McGurk, Latin Gospel Books, núms. 86 y 87. 67 Cod. Lind., pp. 95-6. 68 Patrick McGurk, 'Two Notes on the Book of Kells and its Relation to Other Insular Gospel Books', Scriptorium 9 (1955), 105-6. 69 Cod. Lind., pp. 190-2. 16
  • 17. northumbriano, del S. VII u VIII.70 McGurk concluye correctamente que las tablas canónicas de K derivan de un ejemplar que existía en Northumbría h. 700. El evangelio en K comparte ‘algunas lecturas peculiares’ con el texto de D;71 y Verey estableció que el texto de D no es ‘irlandés’, pero es básicamente similar a la familia OX de textos italianos común en el sur de Inglaterra en nuestro período.72 La membrana insular usada en Durrow, D y K es de calidad similar; y en los tres manuscritos las manos de papel son de diez hojas. 73 E también tiene manos de papel de diez, pero la membrana no está preparada a la manera insular. L tiene manos de papel de ocho, y la membrana insular es de mejor calidad. Como la mano de papel de Moore Bede también está en diez, la de K no contradice el origen northumbriano. Eadfrith es la excepción: en L adopta la moda italiana de los ochos, que era común en Wearmouth-Jarrow desde el Códice Amiatinus en adelante, y se convirtió en la regla general en Inglaterra en el curso del S. VIII. El análisis de Bruce-Mitford sobre la meticulosamente acertada construcción geométrica que subyace el ornamento de L74 hace difícil de creer que el igualmente preciso e incluso más intrincado ornamento ‘metálico’ de K derive de una tradición independiente; y si Eadfrith inventó el estilo de decoración75 ‘en paneles’ es en K donde el estilo alcanza su apogeo, aún más que en el indudablemente northumbriano Cassiodorus in Psalmos en Durham.76 A las observaciones de Zimmermann y de Masai sobre la cercana relación de los pigmentos de L y K, podemos agregar una apreciación científica de los doctores Heinz Roosen-Runge y A. E. A. Werner.77 Encontraron que ‘el rango y la naturaleza de los pigmentos [de K] son casi idénticos a los [de L]’, pero los dos libros difieren en la utilización de tales pigmentos. L, al igual que Durrow, usa una ‘técnica de una capa’, mientras que K generalmente usa ‘una técnica bastante elaborada y sofisticada de doble capa, en la que una capa se superpone a la otra’. La capa superior a menudo está descascarada, y ‘hay otros defectos técnicos en [K] que indican que el iluminador no estaba tan capacitado en la preparación del color como el iluminador de [L]’. Tanto en gusto como en técnica, el pintor(es) de K aparentemente buscó superar lo que se había alcanzado en L; pero a pesar de algunos accidentes técnicos y artísticos, la conexión entre los fines estilísticos y los medios técnicos es tan íntima en K como en L. K no es una mera imitación de L; es una extensión de la tradición que L estableció. Hubo, sin dudas, algún tipo de contacto personal entre el scriptorium de Lindisfarne y el scriptorium que hizo K. En disposición, escritura, ornamentos e iniciales menores, D, y en menor medida E, establece el paralelo más cercano con K. D y K disponen sus textos en una columna en una página grande: D tiene veintidós líneas y un espacio escrito de 257 x 195 mm (ver IIa y IVa); como regla, K tiene diecisiete líneas en los evangelios (ver Va) y diecinueve en los prefacios (ver IIIa), y un espacio escrito de 250 x 170 mm. K distingue los prefacios de los evangelios no sólo por la cantidad de líneas por página. Los evangelios están en su mayoría en una mayúscula grande y algo exuberante, pero 29v-31v y 292v-339v están en una mayúscula más sencilla y ligeramente más pequeña (ver Va). Más sencilla y más pequeña se mantiene la mayúscula de la primera página de los prefacios (8v-20v; ver IIIa y IIb), mientras que el resto están en una escritura altamente decorativa, mejor llamada minúscula (20v-26v) – se emplea la a mayúscula, pero el ángulo de la pluma es inclinado, no recto. La misma escritura se repite en los evangelios en 127v- 129v. En L los prefacios están en una mayúscula comprimida, y en E en una pequeña minúscula decorativa, bastante distinta a la minúscula de los evangelios.78 McGurk demostró que distinguir los prefacios por una escritura menos importante era característico de los evangelios italianos 70 CLA II, 2da ed., núm. 217. 71 R. A. B. Mynors, Durham Cathedral Manuscripts (Oxford, 1939), p. 16. Verey lo confirma. 72 C. D. Verey, 'Un cotejo con el testo de evangelio contenido en la Catedral de Durham MSS. A.II.10, A.II.16 y A.II.17 y algunas conclusiones provisionales que siguen el modelo de Vulgata empleado en Northumbría en el S. VIII junto con una clara descripción de cada MS.’ (unpubl. M.A. thesis, Durham, 1969), pp. 276-80. 73 Roger Powell, 'The Book of Kells, the Book of Durrow: Comments on the VeIlum, the MakeUp and other Aspects', Scriptorium 10 (1956), 3-21. Para D, Mynors, Durham Cathedral Manuscripts, p. 16 y McGurk, Latin Gospel Books, p. 29. Para las pocas hojas no insulares en Dque se parecen a la membrana de E, Cod. Lind., p. 102. 74 Cod. Lind., pp. 221-31. 75 Cod. Lind., pp. 250 y 255. 76 CLA II, núm. 152; Mynors, Durham Cathedral Manuscripts, pp. 21-2 e imágenes 8-10. 77 Cod. Lind., pp. 273-4; ver arriba, p. 7. 78 Cod. Lind., pp. 73-4 y 96. 17
  • 18. tempranos;79 y los manuscritos unciales de Wearmouth-Jarrow usan la llamada uncial ‘capitular’ para listas de capítulos, la misma escritura o una de menor tamaño de ‘texto’ uncial para prefacios y un mayor tamaño de ‘texto’ uncial para los textos bíblicos. 80 En sus prefacios, K sigue tanto a L como a E, dentro de un marco general de influencia italiana. En 1935 Lowe atribuyó K a ‘varios escribas’, pero las diferencias obvias en la escritura, que son totalmente comparables a las diferencias en la pluma del Calígrafo Durham-Echternach, se dan sobre un fondo de asombrosa consistencia de detalles menores, de los cuales lo siguiente, que se da al final de las líneas, es un pequeño ejemplo: las muchas y variadas formas de la a diseñadas para ahorrar espacio; la alta y angosta forma de la d uncial; la curva al final del trazo de la m; la apretada forma de la r y la s unciales; el florido final del trazo de la a, la e, la media-uncial r y s, y la t; las variadas formas verticales de la m y la n; letras supraíndice (especialmente la u) y letras subíndice (especialmente la i); el trazo en forma de s en la m final; y la ligadura mo (ver IIc). En la gran mayúscula usada en los evangelios de K, los trazos delgados generalmente tienen serifs elaborados (como en la parte superior de la a mayúscula) y todos los trazos más anchos tienden a estar más abiertos al final (ver m, n y p para trazos rectos y c y s para trazos curvos; IIIc). Esta llamativa escritura se encuentra desplegada en L (19r, 27r, 29r, 90r, 95r y 139r; ver III b) y a lo largo de L y de D como iniciales menores. En K se usa para los evangelios casi de la misma forma que el ‘dispositivo’ uncial – usado sólo para la dedicatoria en el Códice Amiatinus (Iv), y para los títulos de página de los fragmentarios Evangelios Utrecht (IOIV) - se usa para el texto principal en Durham A. II. 17, parte II, otro evangelio fragmentario de Wearmouth-Jarrow. 81 Al comparar elementos similares – la mayúscula del prefacio (8v-20r) y algunas de las mayúsculas del texto (292r-339v) en K con la mayúscula del texto en L y D- el parentesco entre los tres manuscritos es evidente (ver IIb y c y V). Nuevamente, el grupo de trucos que los escribas practicaban libremente en los finales de las líneas en L, E y D incluye algunos hallados en Durrow, otros en K, y otros encontrados en ambos (ver IIb y c).82 En otros evangelios de una sola columna son notablemente raros, principalmente en los manuscritos de Lichfield, Rawlinson y Macregol.83 D y K emplean una escritura decorativa, principalmente minúscula, para las últimas líneas de algunas páginas (ver IIa), y varias de las formas de sus letras decorativas son iguales. 84 Una modificación de esta escritura se usa en E para los prefacios, y también aparece en dos líneas del sobriamente itálico L.85 Todos los otros ejemplos de la escritura, incluyendo el más antiguo (Durham, Cathedral Library, A. II. Io, 3v),86 son aparentemente northumbrianos. La línea de escritura ‘rota’ de K (iiv) se puede emparentar con algunas palabras escritas de la misma manera en L (205r), E (ior) y D (47v).87 El despliegue del texto de K, cuando no está tapado y transformado por el ornamento, es muy similar al de E y D.88 En 1935 Lowe notó ‘arabescos al margen’ (ver IIIa) en los siguientes: L, D, K, CCCC 197 y en parte de Durham A. II, 16.89 El motivo aparece una vez en E (IIOV); y en L, D y K resulta más elaborado.90 Bruce-Mitford sugiere que es de origen italiano,91 basándose en una forma rudimentaria encontrada en el Códice Amiatinus (972v); esto se confirma por un ejemplo en el Códice Valeriani, un evangelio de principios del S. VII probablemente del norte de Italia,92 que ya es más avanzado que aquel en el Amiatinus. Espirales rojos que llenan espacios son otra 79 Latin Gospel Books, pp. 10 y 14-15. 80 Lowe, English Uncial, imágenes vii-xiv; D. H. Wright, 'Sorne Notes on EngIish Uncial', Traditio 17 (1961), 441-56, esp. 453--6. 81 CLA IlI, núm. 299; x, núm. 1587; y II, núm. 150. Lowe, English Unciol, imágenes viii, xi y xiii. 82 Bieler, Codex Durmachensis, p. 89; Brown, Cod. Lind., pp. 72-3 y 97-101. En K, las notas al pie y subíndices, las varias formas de a, m y n escritas verticalmente y la ligadura de las anteriores con la u elevada, ligaduras, letras agrandadas, m uncial y los monogramas de u con r uncial o n y s media-uncial. 83 CLA n, nos. 159,256 and 231, 84 K, 12V and 20r; for D, Codo Lind., pp. 100-1 and pis. 4 and 11. 85 Para E, Cod. Lind., pp. 96-7 y imagen 5 y 12-13; L, 133r y v. 86 CLA II, núm. 147. 87 Cod. Lind., imégenes 10 y 12. 88 Ej. K, 8r-18r passim y 188v. Para E y D, Cod. Lind., pp. 99-100 y imágenes 6-7 y 9-14. 89 CLA II, núms. 125, 148b, 149, 187 y 274. Durham A.II.16, fols. 24-33 y 87-101 es CLA II, núm. 148b. 90 Cod. Lind., pp. 99, 218, 260 y 287 y fig. 50. 91 Ibíd. pp. 260 y 287; 'The Art of the Codex Amiatinus: Jarrow Lecrure 1967', ]BAA 32 (1969), 21y fig. 3 (incluyendo ejemplos de K). 92 CLA IX, núm. 1249; Carl Nordenfalk, Die spätantiken Zierbuchstaben (Estocolmo, 1970), p. 175 e imagen 49c. 18
  • 19. característica de K que se remonta, en un estadio más simple, a manuscritos northumbrianos del 700, e incluso anteriores a Durrow.93 Las iniciales menores en los evangelios D y K mantienen la misma relación entre sí que las escrituras. En D, como en L, las secciones de Ammonius empiezan con iniciales ligeramente aumentadas, rellenadas con uno o dos colores y modestamente decoradas con, por ejemplo, patrones internos de trompeta y/o externos de espiral.94 L, con su moderación propia de la Antigüedad tardía, es el más sobrio de los dos: no va más allá, excepto en su despliegue del texto (e.g. 3r, 27r, 95r y 211r) y en las iniciales a prefacios menores. 95 De todas formas, en D, cuando la importancia litúrgica del pasaje lo amerita, se colocan iniciales más grandes y más elaboradas en los evangelios (ver IVa);96 y McGurk mostró que en K algunos de estos los pasajes tienen ilustraciones o toda una página de decoración.97 En partes de K cada sección de Ammonius tiene una inicial de la misma escala que las iniciales ‘litúrgicas’ de D;98 y en estos pasajes K difiere bastante de D. Pero en las partes de los evangelios de K que están decorados más modestamente (29v-31v y 292r-339v), como también en los prefacios (bv-19v), el contraste es mucho menos notorio (ver IIa, IIIa, IVa y Va). De hecho, las iniciales más simples de K no suelen ser más elaboradas que las de D; y al igual que en L, en K la disminución del tamaño de la letra inicial a la letra del texto (o del despliegue del texto) es generalmente abrupta, no gradual como en los antiguos manuscritos irlandeses de Durham A. II. 10 y de Durrow. Varias de las iniciales ‘litúrgicas’ de D son no menos irlandesas que cualquiera de K (ver IVa).99 Las ‘borlas’ internas tan comunes en las iniciales de K son tan antiguas, y tan irlandesas, como el Cathach; pero la diferenciación del motivo derivado en dos formas presentes en K ya se había dado en D (ver IVb y c).100 El profesor D. H. Wright mostró que las iniciales más simples de Durrow revelan más claramente su ancestro irlandés.101 Las iniciales más simples de K revelan no sólo una distancia con Irlanda, sino también una cercana ascendencia northumbriana. Las iniciales de K ligeramente más elaboradas, que sostienen las cabezas de pájaro, animales y hombres, también pueden hallarse en D, y en el despliegue del texto, etc. de L (ver Vb y c).102 D y K parecen muy similares; pero los diseños que son comunes en D pueden ser raros en K, y vice versa, y en K en ocasiones se desarrolla un diseño más avanzado que en D. Algunos ejemplos bastarán. La línea vertical de la h, que suele rematar en una cabeza, se inclina hacia la izquierda – elemento común con algunos manuscritos irlandeses tempranos y con Durham A. II. Io: L, 137r; D, e.g. 14r, 25V, 74r y 92r; y K, 120v. La misma h contiene una O de forma romboidal: D, 92r y K, 90v (h es un animal). La misma h contiene una a, en ocasiones en un monograma o una ligadura: D, 9r y 65r y K, e.g. 121r, 335v y 338r (ver Vc). En la ligadura &, la cabeza de la e y la línea horizontal de la t entran en la curva inferior de la e: D, 4v, 3or, 38*v, 40r, 54r y 66r; y K, e.g. 163r-167r passim (ver IVa y Va). Las S e I serpentinadas de K, 274v, se comparan con D, e.g. 31v y 79v. 103 K va mucho más allá que L y D en la construcción de iniciales a partir de cuerpos torneados de una o más criaturas vivientes (ver Va).104 Podría decirse mucho más, pero hasta que el facsímile de D, lanzado por Manuscritos Ingleses Tempranos en Facsímile, aparezca, con esto bastará. Concluyo que en disposición, escritura, ornamentos de escritura e iniciales menores, K desciende de L, E y particularmente de D. En ocasiones K va mucho más allá de estos, no sólo en los aspectos más llamativos de su 93 Oakeshott, Sequence, pp. 35-6 en espacios llenados con espirales, y relleno de las iniciales, en Durrow, E, D y K. Un llenado con espiral aparece en L, 57V. 94 Cod. Lind., pp. 77-8. 95 Ibíd. imágenes 42-3. 96 D, 4v, 38v, 66r, 69r, 70v, 72r, 72v, 73v y 102v; cf. iniciales de prefacios, 39r y 40r. 97 'Two Notes', pp. 106-7. 98 Ej. K, 253v-84v (Luke xvi. 13-xxiii. 56). 99 D, 4v, 38v, 66r, 69r, 70v, 72v, 73v y 102v. Para iniciales más pequeñas que se achican, ej. D, 17r, 34v, 35v, 52r y 69r. Cf. Nordenfalk, 'Before the Book of Durrow', pp. 156-7. 100 Varias borlas aparecen en Cathach, IIr y 43r (ibíd. figs. 8e y 15b); en D, 7r y 28r; y en K, ej. 93v, Borlas individuales, más grandes, aparecen en D, 21r y 36r; y en K, ej. 94f. Las borlas individuales en K se han simplificado a triángulos 101 Das irische Palimpsestsakramentar im CLM I4429, ed. Alban Dold y Leo Eizenhöfer, with D. H. Wright, Texte und Arbeiten 53-4 (Beuron, 1964), 37-38 e imagen viii. 102 D, 14r, 24v, 38r y 71v; para L, ver arriba, p. 26. 103 Cf. Isabel Henderson, The Picts (Londres, 1967), figs. 26 y 29k. 104 Ej. Meyer, Codex Cenannensis, imagen vi. 19
  • 20. decoración, sino también en los más simples; en estos elementos K es único, y no se puede explicar a partir de ningún otro manuscrito hiberno-sajón. El Libro de Kells de la paleografía puede ser menos espectacular que el Libro de Kells de la arqueología, pero es el mismo libro; y en la filogenética los huesos vienen antes que las plumas. Cuando el dr. Lowe me envió, en mayo de 1969, una copia de las revisiones que deseaba hacer en la segunda edición de CLA II, había cambiado la datación de K de ‘saec. VIII-IX’ a ‘saec. VIII’ y había propuesto la siguiente atribución: ‘Escrito en un gran centro celta [por irlandés], posiblemente [por probablemente] en el monasterio de Kells..., o, como algunas autoridades prefieren, en Iona antes de las invasiones nórdicas de principios del S. IX’. Luego cambió su definción del escrito de ‘irlandés’ a ‘insular’ y adoptó la siguiente atribución: ‘El origen de este magnífico MS sigue en discusión. El profesor T. J. Brown, un experto en la materia, dice: “Escrito en un gran centro insular, aún no identificado, pero sujeto a la influencia northumbriana, en escritura y decoración. Las posibilidades incluyen la misma Northumbría, Escocia del este, y la comunidad columbana de Iona, para la cual una nueva sede fue construida en Kells en A.D. 807-814. En vista de la supuesta fecha del manuscrito, Kells resulta improbable en términos históricos.”’ Kells, en el condado de Meath, fue aparentemente insignificante como un centro eclesiástico antes de que fuera absorbido por Iona.105 Ni Lowe ni yo deseamos excluir la posibilidad de que ‘el gran centro insular’ fuera algún otro lugar de Irlanda. Si h. 698 es la fecha correcta para L, E y D como grupo, 106 entonces ‘saec.VIII’ me resulta un tanto tardío para K desde un aspecto puramente paloegráfico. Incluso la elaborada mayúscula de K ya estaba a mano en L y D, en iniciales menores y en el despliegue del texto (ver IIIb y c). En decoración, la diferencia entre el trío de Lindisfarne y K es evidentemente grande; pero K sigue pareciendo hijo de una edad más temprana, más meticulosa, menos ecléctica que manuscritos como el Códice Áureo de Estocolmo, los Evangelios Leningrad o los Evangelios Garberini, que pertenecen a la segunda mitad del S. VIII.107 En relación a Durrow, la datación ‘saec. VIII med.’ me resulta posible para K en cualquier aspecto; pero razones arqueológicas para ubicarlo más tardíamente pueden ser descubiertas en el futuro. La creencia de A. M. Friend de que las tablas canónicas y los retratos de K derivan de un manuscrito hecho en la Escuela Palatina de Carlomagno h. 800 fue desacreditada por Albert Boeckler;108 y su posterior afirmación de que las tablas canónicas fueron abandonadas sin terminar cuando la comunidad de Iona se mudó a Kells fue refutada por lo que McGurk y Bruce-Mitford notaron sobre las tablas inconclusas en Royal 7 C. xii.109 El segundo juego de tablas del Evangelio Maaseik sugiere que la idea de ‘bestiarios’ era conocida en círculos northumbrianos del continente, o incluso en la misma Northumbría, en la primera mitad del S. VIII.110 Dos comparaciones esbozadas por el profesor Meyer Schapiro111 resultan de gran importancia para la datación y el origen de K. Algunos de los ornamentos de follaje de K son muy similares a los ornamentos de follaje en el Leningrad Bede, un manuscrito de Wearmouth-Jarrow escrito en 746 o un poco después, y en los evangelios Leningrad, un manuscrito de la segunda mitad del S. VIII que es – pace Lowe - northumbriano.112 Las bandas diagonales empleadas para rellenar iniciales en K (ver IIIa) se usa tanto de relleno como de fondo de las iniciales en el Leningrad Bede y su sucesor ligeramente posterior, BM Cotton Tiberius A. xiv.113 De hecho, K no sólo tiene vínculos con Lindisfarne, sino también con Wearmouth-Jarrow. Schapiro coloca a K después de Leningrad Bede, porque contiene versiones más elaboradas de patrones de follaje y de bandas; pero mientras que K es codex ad pompam descriptus,114 los dos 105 The Life Of St Columba by Adamnan, ed. William Reeves (Dublín, 1857), pp. 278 y 388; Aubrey Gwynn and R. N. Hadcock, Medieval Religious Houses: Ireland (Londres, 1970), pp. 82 y 388. 106 Ver arriba, p. 21. 107 CLA XI, núms. 1642 y 1605 y 1, núm. 63. 108 A. M. Friend, 'The Canon Tables of the Book of Kells', Medieval Studies in Memory of A. Kingsley Porter, ed. W. R. W. Koehler (Cambridge, Mass., 1939) II, 611-66. Albert Boeckler, 'Die Evangelistenbilder der Adagruppe', Miinchener Jahrbuch der bi/denden Kunst 3rd ser. 3-4 (195z-3), 121-44; 'Die Kanonbogen der Adagruppe und ihre Vorlagen', ibíd. 5 (1954), 7-22. 109 Ver arriba. 22. 110 CLA x, núms. 1558 y 1559; Bruce-Mitford, Cod. Lind., pp. 193-4. 111 'The Decoration of the Leningrad Manuscript of Bede', Scriptorium 12 (1958), 191-207. 112 CLA XI, núm. 1621 y 1605. 113 CLA S., núm. 1703; R. A. B. Mynors en Bede's Ecclesiastical History of the English People, ed. Bertram Colgrave and Mynors (Oxford, 1969), pp. xliv y xlvi-xlvii. 114 Término usado de otros libros de Mabillon, De Re Diplomatica, p. 46. 20
  • 21. Bede son libros de biblioteca ordinarios, y la discrepancia puede deberse menos a la diferencia en las fechas que a la diferencia de intención. III Aceptar en lo paleográfico un ancestro northumbriano para K es aceptar que la búsqueda de su origen debe partir de Lindisfarne e ir de este a oeste. ¿Cómo encaja esta conclusión paleográfica en el contexto histórico y arqueológico de la cultura hiberno-sajona del 700 al 850? Tres casos de este período exigen cautela. El Códice Amiatinus, hecho en Wearmouth-Jarrow después de 698, es una imitación tan excelente de un libro italiano que sólo recientemente un grupo de paleógrafos aceptaron la correcta visión, sostenida por Lowe, de que fue escrito por escribas ingleses, y no por italianos.115 Algunos manuscritos hechos en Salzburgo bajo el obispo Arno después de 785 son prácticamente indistinguibles de los manuscritos hechos en San Amand, donde Arno había sido abad desde 782: trasladó escribas de su antigua a su nueva sede.116 Ӕthelwulf nos dice que en su monasterio, descendiente de Lindisfarne, un sacerdote llamado Ultan – Scottorum gente: un escocés que puede ser tanto de Irlanda como de Escocia Dál Riada - escribió y decoró libros mejor que cualquier otro scriptor modernus.117 ¿Ultan llegó a Northumbría como maestro o como alumno? El tenor de los dichos de Ӕthelwulf sugiere lo primero. El escriba de K pudo haber sido un brillante imitador, que nunca puso un pie en Northumbría ni se cruzó con un maestro northumbriano; pero mi convicción es que fue correctamente, incluso apasionadamente, entrenado por un maestro de maestros que trabaja, o había trabajado, en el scriptorium de Lindisfarne. Si fue northumbriano de nacimiento, pudo haberse quedado en su tierra natal o emigrado. Si no fue northumbriano, pudo haber visitado Northumbría para aprender y luego vuelto a su hogar (o puede no haber vuelto); o incluso pudo haber sido entrenado en su propia tierra por un visitante de Lindisfarne. En K tenemos que contar no sólo con un gran escriba sino con más de un gran iluminador:118 lo cual parece descartar a todos salvo a algunos scriptoria mayores. La solución más fácil sería seguir a Masai y adscribir a K a Lindisfarne. La profesora Dorothy Withelock demostró que en la segunda mitad del S. VIII, algunos aspectos de la cultura northumbriana estaban lejos de desaparecer.119 Dos características arqueológicas de K lo asocian con Northumbría. Es único entre los manuscritos insulares por el número y la excelencia de sus patrones de follaje, y especialmente de sus sarmientos;120 y Northumbría es el hogar del sarmiento par excellence. De nuevo, su imagen de la Virgen con el Niño fue mostrada por el profesor Ernst Kitzinger como muy parecida a la que aparece en la tumba de San Cuthbert.121 E incluso hay otros aspectos arqueológicos de K que no lo vinculan con Northumbría. Para los paleógrafos, la única parada en el camino entre Northumbría e Irlanda siempre fue Iona. Aidan, Adamnan, la sumisión de Iona a Roma en 716 – todos fueron parte de la historia northumbriana. La evidencia de contacto posterior es escasa, pero el abad Sléibíne de Iona visitó Ripon entre 752 y 767.122 La simple pero bella copia de la Vita Columbae de Adamnan, escrita por el abad Dorbbene de Iona (m. 713)123 es muy diferente a K – escritura minúscula y sin decoración; pero ya que uno es un evangelio y el otro sólo un Vita, la comparación no es de igual a igual. La Virgen con el Niño aparece en las cruces de piedra de Iona,124 pero no aparece en la propia Irlanda. El sr. R. B. K. Stevenson afirma que el ornamento de la cruz de San John en Iona, es el 115 English Uncial, pp. 10-13. 116 CLA X, viii-xviii. 117 Alistair Campbel1, Ӕthelwulf de Abbatibus (Oxford, 1967), lineas 206-15 . 118 Henry, Irish Art during the Viking Invasions, pp. 73-7. 119 The Audience of Beowulf (Oxford, 1951), pp. 99-104· 120 Esp. K, 19v, 114r, 202r y 285r; Meyer, Codex Cenannensis, p. 36; Bruee-Mitford, Cod. Lind., p. 254 y fig. 63, comparando los sarmientos enK y en el cuenco Ormside. 121 'The Coffin-Reliquary', The Relics of St Cuthbert, ed. C. F. Battiscombe (Oxford, 1956), pp. 248-64 e imágenes iv, fig. 4a, y x. 122 Kathleen Hughes, 'Evidence for Contacts between the Churches of the lrish and English from the Synod of Whitby to the Viking Age', England Before the Conquest: Studies in Primary Sources presented to Dorothy Whitelock, ed. Peter Clemoes y Kathleen Hughes (Cambridge, 1971), p. 55. 123 CLA VII, núm. 998. 124 J. Romilly AlIen, con ]oseph Anderson, The Early Christian Monuments of Scotland (Edinburgo, 1903) III, 381-2 y 389; también 391-3 (cruz en at Kildalton, Islay), 249-50 y 363-4 (cruces en el este de Escocia). 21
  • 22. paralelo escultórico más cercano al ornamento de Kells, y considera que Northumbría es una de las dos fuentes de las cuales derivan las formas de las cruces de Iona. 125 Otra simple solución sería adscribir a K a una fase de la vida de Iona en que el personal del scriptorium incluía escribas northumbrianos, o escribas escoceses de formación northumbriana. La evidencia arqueológica y paloegráfica indicaría entonces vínculos personales cercanos entre Iona y Lindisfarne, tal vez durante el medio siglo anterior al comienzo de los vikingos. Lindisfarne e Iona fueron saqueados; y si los cruces dependían de Northumbría, parece más fácil imaginar los contactos necesarios en el período en que Britania del norte como un todo aún no había sido atacada. Incluso en tiempos de paz, el viaje de Northumbría a Iona debe haber sido difícil: incluía un largo trayecto por tierra y un muy largo paso por mar. El viaje de Northumbría al país de los pictos no era mucho más que el cruce del Forth en bote, como lo hicieron San Cuthbert y sus dos compañeros cuando fueron desde Melrose ‘ad terram Pictorum, ubidicitur Niuduera regio’. 126 La evidencia histórica de contactos entre Northumbría y los pictos tras los primeros años del S. VIII, es más abundante que la evidencia de contactos con los escoceses. En la lectura de Jarrow de 1970127 la dr. Kathleen Hughes argumenta que, aunque San Columba suele ser considerado como el apóstol de los pictos del norte, la evidencia sugiere que la cristiandad tuvo un muy lento comienzo en esa región. Antes de 710 la evidencia de aprendizaje del latín en tierras de los pictos es sorprendentemente negativa. El único texto picto temprano existente en manuscritos posteriores es un listado de reyes pictos. La cultura eclesiástica latina parece haber prosperado allí sólo después de que el rey Nehton hiciera contacto con Wearmouth-Jarrow alrededor de 710, cuando buscó el consejo de Ceolfrith en la discusión sobre las Pascuas, y solicitó arquitectos para construir una iglesia de piedra ‘iuxta morem Romanorum’.128 Bede dice que los ingleses y los pictos estaban en paz en 731;129 y de los tres reyes pictos que figuran en el Liber vitae130 de Lindisfarne, el primero, Oengus (m. 761), fue un aliado de Eadberth de Northumbría contra Strathclyde en 756.131 Los anales northumbrianos también dan cuenta de que en 774 y 796 dos líderes northumbrianos depuestos se refugiaron con el rey de los pictos: Alhred fue vía Bamburgh; Osbald ‘ad insulam Lindisfarnensem cum paucis secessit, et inde ad regem Pictorum cum quibusdam e fratribus navigio pervenit’.132 Antes de considerar relaciones arqueológicas entre Northumbría y los pictos, podemos notar que la hostilidad entre Northumbria y Strathclyde antes mencionada y la ausencia total de piezas antiguas anteriores al S. X en esa área, parecen excluir a los britones como posibles hacedores de K. Los primeros arqueólogos que estudiaron las ‘piedras esculpidas de Escocia’ compararon uno u otro aspecto de su decoración con manuscritos ‘irlandeses’, y principalmente con Durrow, Lindisfarne y Kells: evidencia, según creen, de influencia irlandesa en Iona y entre los pictos. Hablo de John Stuart,133 Joseph Anderson y Romilly Allen134 – algunos de los primeros y mayores nombres de la arqueología hiberno-sajona. Por otro lado, sus sucesores contemporáneos – hablo de sra. Cecil L. Mowbray Curle, 135 el sr. Stevenson,136 la dra. Isabel Henderson137 y el profesor D. M. Wilson138- enfatizaron el elemento northumbriano en la escultura y metalurgia picta. La sra. 125 'The Chronology and Relationships of sorne Irish and Scottish Crosses', Jnl of the R. Soc. of Ant. of Ireland 86 (1956), 84-96, esp. 86. 126 Two Lives of St Cuthbert, ed. Bertrarn Colgrave (Carnbridge, 1940), p. 82 (Vita Anonyma II. iv); también p. 192 (Bedae Vita xi). 127 Early Chrisrtianity in Pictland (Jarrow, n.d.), esp. pp. 12-16. 128 Bede, Historia Ecclesiastica, ed. Colgrave and Mynors, p. 532. 129 Ibíd. p. 560. 130 BM Cotton Domitian vii, 15r y v, publicado en Catalogue of Ancient Manuscripts in the British Museum, pt II, Latin (Londres, 1884), p. 81. Los otros dos reyes era Constantine (789-820) y Eoganan (fallecido en 839). 131 Dorothy White1ock, English Historical Documents, c. 500-1042 (Londres, 1955), p. 241; Symeonis Monachi Opera Omnia, ed. Thomas Arnold, Rolls Series (1882-5), II, 40-1. 132 White1ock, EHD, pp. 243-4 y 248; ed. Arnold, pp. 45 y 57. 133 Sculptured Stones of Scotland, 2 vols., Spalding Club (Aberdeen, 1856-67), esp. II, 14-15. 134 Ver arriba, p. 32. 135 Cecil L. Mowbray, 'Eastern Influence on Carvings at St Andrews and Nigg, Scotland', Antiquity 10 (1936), 428-40; Cecil L. Curle, 'Tbe Chronology of the Early Christian Monuments of Scotland', Proc. Of the Soc. of Ant. of Scotland 74 (1939-40), 60-116. 136 R. B. K. Stevenson, 'Pictish Art', The Problem of the Picts, ed. F. T. Wainwright (Edinburgo, 1955), pp. 97-128. 137 The Picts (Londres, 1967), pp. 104-60. 138 Reflections on the St Ninian's Isle Treasure, Jarrow Lecture 1969 (Jarrow, 1970). 22
  • 23. Curle lo reconoce en la cruz de piedra tallada de clase II; 139 Stevenson y el sr. Henderson también lo reconocen en los símbolos y animales en piedra de clase I.140 Recordamos que durante algún tiempo entre 658 y la catastrófica derrota de Eadfrith en 685, las tierras pictas del sur estaban en parte ocupadas por los northumbrianos; que poco después de 669 Wilfrid puede ser llamado obispo de los pictos; y que en 681 se fundó en Abercorn, al sur del Forth, para la zona ocupada, un obispado bajo el obispo Trumwine.141 Wilson, en su lectura de Jarrow sobre el tesoro de la Isla de San Ninian, una parte del pequeño pero impresionante corpus de la metalurgia picta, conecta los animales con pintas de los cuencos con animales similares de L, y los animales ‘extendidos’ en los ‘fondos’ con animales similares de K.142 La escultura picta muestra algunos excelentes sarmientos,143 que están a la altura de los estándares northumbrianos y son mucho mejores que los irlandeses.144 El David del santuario de San Andrews es tan notable como cualquiera de las figuras de K;145 y la sra. Henderson ve un vínculo particular entre el estilo de las figuras de K y el de la cruz de piedra tallada de Nigg.146 Tres importantes elementos en el arte de K que no aparecen en Northumbría se hallan en la escultura picta: animales naturalistas y figuras humanas;147 figuras humanas entrelazadas;148 y los que la sra. Henderson llama ‘animales fantásticos’ – criaturas cuya conformación y comportamiento en ocasiones recuerdan a la más sofisticada pero no menos fantástica fauna de las iniciales de K.149 La sra. Henderson dice que los monumentos que más claramente se vinculan con K son el grupo de la península de Tarbat en Ross del Este, y especialmente la famosa cruz de piedra tallada de Nigg.150 En la ingeniosa y convincente explicación de Stevenson sobre la forma de las cruces de Iona, el papel que juegan las cruces northumbrianas es mucho menor que el de las cruces de piedra tallada pictas.151 ¿Podemos ver a K como el trabajo de un originario de Iona fuertemente influido por la cultura tanto picta como northumbriana? ¿O debemos verlo como el trabajo de un centro picto desde el cual parte o la totalidad de esa influencia pasó a Iona? La geografía, la historia y la arqueología indican que si los pictos tuvieron un scriptorium capaz de hacer K, debe haber producido manuscritos a la manera northumbriana. De cualquier libro tan magnífico como K (que entre los manuscritos insulares sólo es equiparable al Códice Amiatinus, los Evangelios Lindisfarne y el Códice Áureo de Estocolmo) y que pueda compararse a los manuscritos iluminados para los emperadores carolingios y otomanos, es tan necesario preguntarse cuál o cuáles reyes subsidiaron el trabajo, como qué grupo de clérigos lo realizó. La sra. Henderson afirma que en el siglo entre 741, cuando el picto Oengus venció a Dál Riada, y 849, cuando el escocés Kenneth puso fin a la independencia picta, los pictos eran el poder dominante al norte de Forth y Clyde.152 En escultura se ejercía durante este período un patrocinio costoso y en ocasiones discriminador: en San Andrews; en Meigle y Aberlemno, en Strathmore, y cerca de San 139 ‘Eastern Influences', pp. 433-4; 'Chronology', pp. 80-2, 89-90 y 97-104. También Stevenson, 'Pictish Art', pp. 112-23; Henderson, The Picts, pp. 127-34. Los manuscritos más citados son L y K. 140 'Pictish Art', pp. 106-10; The Picts, pp. 115-27. 141 Ibíd. pp. 51-9 y 81-2. 142 Reflections, pp. 5-12. 143 En particular la cruz de piedra tallada de Hilton de Cadboll (AlIen, ECMS, pp. 61-3) y un fragmento de Tarbat, aparentemente de la misma mano, ahora en Edinburgo (ibíd. pp. 73-5). 144 Henry, Sculpture irlandaise, pp. 109-11 e imágenes 54.4 (Tower Cross, Kells), 54.5 (Muiredach's Cross, Monasterboice) y 56 (Cross of the Scriptures, Clonmacnoise). El ejemplo de Kells recuerda al de Hilton of Cadboll; pero la sra. Henry deriva los sarmientos irlandeses, que ubica en el S. IX, de modelos carolingios. 145 Allen, ECMS, pp. 351 -3. 146 Ibíd. pp. 75-83; Henderson, The Picts, pp. 147-9 y 154-7. 147 K, 124v y 174v (águila), 71r y 188v (pez), 76v (lobo) y 89r (caballo y jinete). Cf. Henderson, The Picts, pp. 117-27. 148 Meyer, Codex Cenannensis, imágenes xi-xii. Cf. Allen, ECMS, pp. 303-5 (Meigle, núm. 26). Para escenas de caza y de guerra y para hombres entrelazados en las cruces irlandesas, Henry, Sculpture irlandaise, pp. 117-27 y 82-7. 149 The Picts, pp. 137-40. 150 Carta del 14 de octubre de 1971; y ver arriba, la sra. Henderson también cita a Romilly Allen, Proc. of the Soc. of Ant. of Scotland 25 (1890-1), 426: 'en el arreglo del diseño [Nigg] se acerca a las páginas ornamentales de los libros irlandeses más que ninguna otra [escultura]. 151 'Chronology and Relationships', pp. 86-91, sugiere que el anillo en las cruces de Iona y de Irlanda deriva de las cruces de piedra tallada pictas. 152 The Picts, pp. 62-6 y 91-103. 23
  • 24. Vigeans; y en Ross del Este, especialmente en la península Tarbat.153 De dónde provienen los objetos portables de San Ninian no lo sabemos; pero son trabajos de primera clase. Si el rey Nehton pidió arquitectos de Wearmouth-Jarrow, y si quienes pagaban por las esculturas y los trabajos de metalurgia aprobaban los patrones northumbrianos tan a menudo empleados por sus artesanos, algunos reyes pictos pueden haber solicitado ayuda en la producción de libros al obispo Ӕthelwald, quien encuadernó los Evangelios Lindisfarne y dirigió el monasterio hasta su muerte en 740,154 o a alguno de sus sucesores. Un maestro de maestros northumbriano puede haber sido enviado en una misión, temporaria o permanente, a la corte picta; o incluso uno o más escribas pictos pueden haber sido aprendices en el scriptorium de Lindisfarne. Los libros estaban, sin dudas, entre los objetos que llevaban el arte northumbriano por la costa este de Escocia155 (los sitios antes mencionados están sobre o cerca del mar); 156 y no debemos dudar que, entre el viaje de Cuthbert y el de los fratres que fueron con Osbald, otros clérigos northumbrianos navegaron hacia el norte. Si no eran grandes expertos, tampoco los pictos eran iletrados.157 El estancamiento intelectual no es incompatible con la producción de libros bellos – para San Jerome, los libros bellos indicaban puntualmente esta condición: ‘onera magis exarata quam codices’.158 La intención de embellecer evangelios, salterios y demás, puede sobrevivir a la intención de copiar textos para la biblioteca. El sr. T. A. M. Bishop detecta en la Inglaterra del S. XI el ‘formalismo’ que E. K. Rand detectó en Tours a mediados del S. IX. 159 Las dos inscripciones en los lados opuestos de las vainas de las espadas de la Isla de San Ninian me convencen de que tanto la minúscula como la mayúscula insular era conocida entre los pictos: los nombres del lado ‘minúsculo’ son pictos.160 La piedra de San Vigeans que lleva el nombre picto de Drosten está tallada en una escritura muy respetable en la cual la forma angular de la r ‘media- uncial’ sugiere que el modelo fue una minúscula formalizada.161 La bella inscripción latina en letras aumentadas que aparece en un fragmento de piedra de Tarbat, Ross del Este162 – un área que ya captó nuestra atención por cuestiones arqueológicas -prueba una familiaridad con el solemne despliegue de la escritura insular de tipo capital que aparece por primera vez en L, E y D, y se repite en K.163 Las inscripciones, de hecho, testimonian no sólo la alfabetización sino también el conocimiento del mismo rango que los escritos insulares que hallamos en Inglaterra. Por más libros que le faltaran a la iglesia picta, ésta no pudo haber existido sin los evangelios y el salterio.164 Entre los pictos debe haber existido uno o más monasterios o iglesias de la corte; y aunque no podamos afirmar dónde estaban, los grupos de piedras de San Andrews, Meigle, Aberlemno, San Vigeans y el área de Tarbat-Nigg, con el tesoro de la Isla de San Ninian, nos muestran qué clase de trabajo eran capaces de hacer. Las cruces de piedra tallada pictas son un fondo monumental tan bueno para un manuscrito de la calidad de K, como las cruces de Northumbría o Iona. De hecho, no hay por qué sorprenderse de la afirmación de que el único 153 Allen, ECMS, pp. 351-63, 373-4 y 511-13 (San Andrews); 296-305 y 329-40 (Meigle); 209-15 (Aberlemno); 234-42, 267-80 y 281 (San Vigeans); y 61-83 (Ross del Este). 154 Cod. Lind., pp. 18-19. 155 Ver arriba, p. 238, n. 12. Henderson, The Picts, pp. 124-6 e imágenes 37-8, deriva al águila de San John en CCCC 197, p. 245, de tallas pictas tales como el símbolo en piedra de Knowe de Burrian, Birsay, Orkney; pero yo creo que los libros inspiraron el gran naturalismo de las tallas que de otra forma se habrían desarrollado ex nihilo. 156 Ordnance Survey Map of Britain in the Dark Ages, ed. C. W. Phillips, 2da ed. (Southampton, 1966), muestra que los sitios northumbrianos, y especialmente los pictos son básicamente costeros, con extensiones de tierra que se remontan río arriba. 157 Hughes, Early Christianity in Pictland, p. 8. 158 Donatien de Bruyne, Les Préfaces de la Bible latine (Namur, 1920), p. 39. 159 Bishop, English Caroline Minuscule (Oxford, 1971), p. xviii; Rand, A Survey of the Manuscripts of Tours (Cambridge, Mass., 1929), p. 63. 160 T. J. Brown en 'The St Ninian's Isle Silver Hoard', Antiquity 33 (1959), 250-2; A. C. O'Dell y Alexander Cain, St Ninian's Isle Treasure, Aberdeen University Studies 141 (Edinburgo, 1960), 46; Kenneth Jackson, 'The St Ninian's Isle Inscription: a Re- appraisal', Antiquity 34 (1960), 38-42. 161 Allen, ECMS, pp. 235-9; cf. CLA 11, núms. 121, 129, 157 y 214, ninguno de los cuales parece ser anterior al S. VIII. 162 Allen, ECMS, pp. 94-5; cf. la piedra de Lethnott, Forfarshire, ibíd. pp. 262-3. 163 Ver arriba, p. 26. 164 John Stuart, The Book of Deer, Spalding Club (Edinburgo, 1869), pp. xxi-xxiv, establece evidencia para la supervivencia de antiguos manuscritos en el área picta. El propio libro de Deer (Cambridge, University Library, Ii.6.32) contiene arabescos al margen (ibíd. imágenes Xxi-xxii); pero la escritura parece irlandesa, y los arabescos aparecen aparecen en Irlanda junto con el libro de Armagh (h. 807). 24
  • 25. manuscrito sobreviviente del apogeo político y artístico de los pictos sea un evangelio iluminado de conspicua originalidad y magnificencia. Las posibilidades de supervivencia de esos libros son, de todas formas, comparativamente altas. Vayamos hacia el este, de Escocia a Irlanda. Si K fue hecho antes de 807-14, entonces el monasterio de Kells difícilmente sea su hogar: el lugar no tenía ninguna importancia antes de la llegada de la comunidad de Iona.165 Contra la posibilidad de que K fuera hecho en alguna otra parte de Irlanda está la afirmación de que K está más vinculado a L, E y D, y al Leningrad Bede que a ciertos manuscritos probadamente irlandeses del período anterior a 750 – el Cathach, los manuscritos de Bobbio,166 el palimpsesto sacramental en Munich,167 el Antifonario Bangor (680- 91), el Schaffhausen Adamnan (anterior a 713) y los Evangelios Cadmug (anteriores a 754).168 Este último, con sus pequeños y simples retratos de evangelistas, es el único de estos manuscritos que intenta algo más ambicioso que las simples iniciales, o la rudimentaria página- alfombra del Milan Orosius.169 Si Durrow fuera irlandés, sería otro tema; pero incluso si lo fuera, aún sería difícil negar que la línea de descendencia de él a K pasó a través del scriptorium de Lindisfarne. Si compartimos la afirmación de la sra. Henry de que ‘todo lo que tradicionalmente se ha atribuido a Irlanda, de hecho le pertenece’, también debemos compartir su creencia de que ‘se puede decir que el problema de la metalurgia está resuelto’- resuelto, dice, porque científicamente excavaciones de los últimos años han llevado, en casi todos los casos, al descubrimiento de objetos similares a aquellos ya conocidos, de talleres y de objetos terminados sólo a medias.170 Ya sea que los manuscritos irlandeses anteriores a 750 forman un fondo coherente para K, hay mucho para decir sobre la sentencia de Zimmermann de que todos los manuscritos irlandeses que son posteriores a K dependen de él.171 Para Zimmermann, K aparece a principios del S. VIII, lo cual permite a sus ‘descendientes’ irlandeses conectarse con, e incluir, los Evangelios Cadmug, que seguramente fueron escritos antes de la muerte de San Bonifacio en 754. Si K pertenece a la segunda mitad del S. VIII, como Lowe finalmente creyó, puede seguir siendo el antecesor de los únicos miembros del grupo de 750-850, a cuyas fechas se puede unir: el Misal Stowe (792-811 o 812), el Libro de Armagh (h. 807) y los Evangelios de Macregol (anteriores a 822). Que K desciende de los manuscritos northumbrianos es claramente visible, y al buscar los orígenes de algo o alguien, usualmente prestamos más atención a los ancestros que a los sucesores, cuando la información está disponible sobre ambos. Stevenson considera las cruces de Iona una transición necesaria entre las cruces northumbrianas y las cruces de piedra tallada pictas por un lado, y las cruces altas irlandesas por otro. Yo considero que Kells es el vínculo que une los manuscritos de Lindisfarne cercanos al 700, y el arte de las cruces de piedra tallada pictas, con los manuscritos irlandeses de nuestro período posterior. El dr. Hughes recientemente reunió evidencias de contactos directos entre Inglaterra e Irlanda durante el S. VIII. 172 Son relevantes, pero no explican los elementos en K que parecen ser más pictos que puramente northumbrianos. Que el mismo K, y no otro u otros libros del mismo centro, es responsable de las imágenes de los manuscritos irlandeses posteriores no puede ser probado, según creo. Dado que K fue llevado a Irlanda por la comunidad Iona-Kells, esto puede haber sucedido durante mediados de siglo y posteriormente, después de 807-814, tiempo en el que la comunidad reocupó Iona temporalmente y aparentemente, alrededor de 850-65, fue asociada por el victorioso Kenneth mac Alpin con el monasterio de Dunkeld, fundado por el rey picto Constantine entre 789 y 820. 173 El clero columbano puede haber adquirido K al sur de Escocia, y no haberlo hecho ellos mismos. Además, si K llegó a Irlanda desde Escocia, es posible que algunos de los manuscritos ‘irlandeses’ que se le parecen vinieran del mismo lugar; y esto puede ser ten cierto para manuscritos preservados en el continente como para los preservados en la misma Irlanda. El Libro de Kells es la mejor y más compleja obra del arte hiberno-sajón. Si se ubica entre el año 746, del Leningrad Bede, y el 822, de los Evangelios Macregol, entonces Northumbría, las 165 Ver arriba, p. 29. 166 CLA IV, xxiii. 167 CLA IX, núm. 1298; y ver arriba, p. 28. 168 CLA VIII, núm. 1198. 169 CLA III, núm. 328; Cod. Lind., imagen 20a. 170 Early Christian Irish Art (Dublín, 1954), pp. 14-15. 171 Vorkarolingische Miniaturen, pp. 22-3. 172 Ver arriba, p. 32. 173 Henderson, The Picts, pp. 88-9. 25
  • 26. tierras de los pictos, Iona e Irlanda son todos posibles sitios de su nacimiento. Depende de la arqueología definir esta cuestión; la paleografía no puede hacer mucho más que decirle dónde y cuándo empezar a buscar: en Lindisfarne, a mediados del S. VIII. Podemos aplicar a K las afirmaciones de la sra. Henderson sobre la escultura picta: ‘fue... la creación de artistas que libremente participaron en la evolución del estilo [hiberno-sajón] y le aportaron algunos de sus más audaces y magníficos monumentos.’174 Mi propia respuesta arqueológica a la pregunta del origen es la siguiente: ‘un gran centro insular... sujeto a influencia northumbriana... en el este de Escocia’. No puedo creer fácilmente que K o las antigüedades de la tierra de los pictos fueran hechas después del S. VIII, debido al vigor y frescura de los elementos de Lindisfarne que ellos incluyen. Si K fuera del S. IX, debería preguntarme cómo el estilo y la técnica del scriptorium de Eadfrith en Lindisfarne pudo ser revivido tan brillantemente tras un intervalo de un siglo. 174 Ibíd. p. 157. 26
  • 27. APÉNDICE Los Evangelios Lindisfarne y la Catedral de Durham A. II. 17 C. D. VEREY La mayoría de las correcciones del texto de los Evangelios Lindisfarne fueron hechas por el mismo escriba o el rubricante o, posteriormente, por el glosador.175 También hay un pequeño número de correcciones contemporáneas hechas por otra mano (que de aquí en adelante llamaré corr. L): éstas se encuentran en 135vb14, ponit seruorum accipientinum (ver VIa) y 236ra7, prendere (ver VIb) – estas dos claramente conectadas por el carácter de la p - y en 255r, las dos notas marginales in exodo y in zacharia - obviamente por la misma mano y unida a prendere en 236ra7 por la d de exodo. La variante en 22or, bethesda, parece estar hecha por la misma mano que las notas de 255r; y otras correcciones menores, de una letra, e.g. la adición frecuente de t a cotidiana en las listas de la Lección Napolitana y la r en scibtione (sic) en 136ra13, pueden probablemente ser atribuidas a corr. L.176 Si tomamos las correcciones de 135vb14 y 236ra7 como base para la comparación, hay ciertas características de corr. L que lo distinguen tanto del autor (L) como del rubricante (R): corr. L escribió con una pluma más delgada y sus letras están hechas con una pluma oblicua, que les da una apariencia más esbelta en contraste con las letras más cuadradas, de pluma recta de L y R; el arco de la p surge de debajo de la parte superior de la descendente (en L y R surge de la parte superior), y los arcos de la p y la t terminan en un ‘serif’177 cuadrado generado al extender un tercer trazo recto por debajo de la curva, mientras que en L y en R el tercer trazo cierra la curva prolijamente. Una comparación entre corr. L y la mano del corrector principal de los Evangelios Durham (que de aquí en adelante llamaré corr. D; ver VIc, d y e) muestra muchas similitudes entre ambos, las suficientes como para considerar que ambas correcciones fueron hechas por el mismo escriba. El ángulo de la pluma es el mismo, y las características de la p y la t antes mencionadas son idénticas en ambas. En la p, la descendiente se inclina en la parte superior hacia la izquierda, y el arco surge de la base del serif; el arco se forma por la fina línea trazada hacia arriba por la pluma que se va inclinando, y un ‘serif’ cuadrado atravesado a la línea del arco que lo completa. La t no tiene serif en la barra, que es ligeramente sinuosa y se vuelve hacia arriba a la derecha, mientras el arco termina en un ‘serif’ cuadrado atravesado, como en la p. La d uncial y media-uncial se encuentra en corr. D pero sólo la uncial se halla en corr. L: una comparación entre las imágenes VIb y d muestra que en ambos ejemplos el segundo trazo de la d uncial empieza mucho más arriba que el arco de la letra y es sinuoso, comenzando con un ligero descenso antes de girar a la derecha en un ángulo de unos 45° (en L y R y la mano principal de Durham el segundo trazo de la d uncial empieza con una fina línea horizontal, que usualmente es bastante corta). No hay serif en la d uncial, ni tampoco en corr. D ni en corr. L. La forma de la u es un poco errática, pero una comparación entre los serifs de la segunda u de nudus (ver VIe) y los de la primera de seruorum (ver pl. VIa) confirma la similitud. Si a lo anterior agregamos una comparación de las otras letras (que tienen menos características distintivas), es razonable concluir que ambas correcciones están hechas por la misma mano. Afirmar que es la misma mano la correctora de los Evangelios Durham y los Evangelios Lindisfarne no prueba fehacientemente que ambos manuscritos fueran originalmente escritos en el mismo sriptorium. De todas formas, fuertes vínculos artísticos y paleográficos entre ellos ya han llevado al profesor Brown y al dr. Bruce-Mitford a tal conclusión;178 por lo tanto, la interpretación natural de la evidencia antes mencionada debe ser la confirmación de la idea de que fueron producidos en el scriptorium de Lindisfarne en el mismo período. Un segundo punto de conexión entre los Evangelios Durham y los Evangelios Lindisfarne es que corr. D casi siempre sigue el formato de evangelio ítalo-northumbriano hallado en los Evangelios Lindisfarne.179 Entre las varias instancias donde corr. D sigue lecturas ítalo- northumbrianas están: Mark XIV. 44, la orden caute ducite; Luke IV. 7, la adición de procedens 175 Cod. Lind., pp. 81-3. 176 La unidad de este grupo es discutida por Brown, Cod. Lind., p. 82, pero allí él los conecta con los trabajos del rubricante. 177 El término ‘serif’ aparece entre comas porque no se refiere a un serif propiamente dicho, tal como se explica en el texto. 178 Cod. Lind., pp. 89-100 y 246-50. 27
  • 28. después de tu ergo (ver Vid); Lucas V. 3, la adición de autem después de rogauit; y Luke XIII. 28, la adición de introire después de prophetas. Si aceptamos, sobre la base de la evidencia citada más arriba, que corr. D estaba trabajando en Lindisfarne, el texto usado como fuente debe haber sido el ejemplar de los Evanglios Lindisfarne u otra copia del ejemplar, actualmente inexistente. (Es bastante improbable que un códice tan suntuoso como los Evangelios Lindisfarne, que fue posiblemente hecho para el traslado del cuerpo de San Cuthbert en 698, fuera usado como un ejemplar en el scriptorium de Lindisfarne.) 179 En el texto ítalo-northumbriano ver Novum Testamentum Latine - pars prior, Quattuor Evangelia ed. J. Wordsworth y H. J. White (Oxford, 1889-98), pp. 780-1. 28