El documento analiza el plan económico del gobierno de Cambiemos en Argentina. Señala que ha desmontado avances sociales de gobiernos anteriores a través de una devaluación, eliminación de retenciones y tarifazos. También ha reestructurado la deuda externa aceptando las demandas de los fondos buitre y reiniciando el ciclo de endeudamiento. Esto ha transferido ingresos a sectores financieros y permitido la fuga de capitales, en detrimento de la industria y los trabajadores. El autor
El retorno del capital financiero y la entrega de la soberanía argentina
1. El retorno del capital financiero
Jorge Molinero
En pocos meses el gobierno de Cambiemos ha desmontado gran parte de los avances logrados
por los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina en doce años. La brutal devaluación,
acompañada por la eliminación de las retenciones y una rebaja del 5 % a la de la soja (en un plan
plurianual para eliminarla totalmente) se tradujo en un salto inflacionario que erosiona los
salarios reales. Por otro lado ha iniciado un plan de reducción de personal en el Estado con claros
fines persecutorios y de disolución de organismos de control y promoción social, al tiempo que
da una señal al sector privado para que haga lo propio. El veto a la doble indemnización es una
luz verde para continuar con esa política. Ya hemos indicado en otras entregas que esto no es un
error de cálculo de Cambiemos sino que es la esencia de su plan para lograr – con una recesión
programada - que la desocupación baje la capacidad sindical para lograr aumentos
compensadores de la inflación, produciéndose así la transferencia de ingresos de los sectores
populares a los más concentrados, en especial a los sectores de las finanzas y las exportaciones
tradicionales. Un país pastoril, con pocas industrias y un ejército de desocupados que mantenga
deprimidos los salarios y subordinados a los trabajadores.
Esa parte del plan está en plena marcha y las consecuencias ya se hacen sentir plenamente, sobre
todo a partir del tarifazo de servicios de gas, agua, electricidad y transporte público. Pero
queremos destacar en este artículo la parte más retrógrada del plan del gobierno, y es la forma en
que han vuelto al mercado de capitales. Aceptaron todas las demandas de los fondos buitre,
superiores a lo que esos fondos demandaban al gobierno de Cristina. El infame acuerdo – que
les permitió realizar ganancias de hasta el 1600 % - hizo que el juez Griesa habilitara los
mecanismos que permitieron volver a colocar deuda en los mercados de capitales. Así nos
endeudamos por 16.500 millones de dólares, pagando al contado 9.500 millones a los buitres,
3.000 millones a pagos pendientes a acreedores reestructurados, y quedaron sólo 4.000 millones
para aumentar las reservas del Banco Central.
Por un lado la tasa de interés que se cobra el capital financiero por esa colocación de 16.500
millones es muy elevado, el 7,2 % anual. Por otro lado han pagado sin discutir a los fondos
buitre, por el monto es la concesión más importante que un Estado ha hecho a esa pandilla de
carroñeros. Con este antecedente ninguna reestructuración futura será posible ya que los
acreedores no querrán un acuerdo menor al que sacan los buitres, esperando que ellos hagan su
pedido para anotarse como “me too” (“yo también”), enganchando su demanda a la de éstos.
De esta forma hemos “vuelto al mundo” (de las finanzas internacionales) entregando porciones
importantes de nuestra soberanía y reiniciando un ciclo de endeudamiento. Ello ocurre tras años
de reducción de la deuda externa lograda por las renegociaciones de Néstor Kirchner en 2005 y
Cristina en 2010 que fueron aceptadas por el 93 % de los acreedores. Esa deuda externa pasó de
2. significar el 80 % del Producto Bruto en 2003 al 13 % al momento del fin del mandato de
Cristina en 2015. Las deudas reestructuradas fueron pagadas puntualmente hasta que el juez
Griesa – en connivencia con los buitres - congeló los fondos que nuestro país remitió para su
pago en 2014.
Si el re-endeudamiento se hiciese para invertir en las necesarias infraestructuras que permitiesen
aumentar la productividad general y alentar las exportaciones, el esfuerzo podría morigerar
parcialmente el exorbitante pago a los buitres. Pero ni siquiera es así, ya que los escasos 4.000
millones que entraron al Banco Central sólo engrosaron momentáneamente las reservas, mientras
la apertura indiscriminada de la cuenta de capital externa permite la fuga de divisas. Fuga que es
favorecida por la reciente autorización de compras hasta 5 millones de dólares por mes. Otra vez
el endeudamiento como vehículo de la fuga, que desde 1976 a la fecha se estima supera los
400.000 millones de dólares, cercano al valor de nuestro Producto Bruto.
Los fondos externos, en vez de utilizarse para inversiones productivas, se utilizan para las
colocaciones financieras en la compra de Lebac a tasas cercanas al 38 %. Esas son las famosas
“inversiones” que mencionaba el gobierno: las colocaciones a altas tasas de interés de la bicicleta
financiera. Los bancos, los “inversores” externos y aquellos que tienen excedente de dinero
compran las Lebac, a una tasa que ninguna inversión productiva puede competir. La emisión de
Lebac ya supera la masa monetaria del país y genera un costo de intereses al Estado superior al
tan meneado dólar futuro por el que Bonadío procesó a Cristina por la decisión de devaluar que
tomó Macri.
Mercado interno deprimido por la inflación, el tarifazo y los despidos, más la alta tasa de interés
para colocaciones productivas es la receta segura para que la inversión productiva caiga
fuertemente, y eso es lo que está ocurriendo. De ello no nos enteraremos por el gobierno dado
que Indec ha decretado el apagón estadístico. No informa nada importante hasta al menos la
segunda mitad del año, momento en que el gobierno promete que vendrán hasta los Reyes
Magos.
La “inversión” financiera (pura especulación) es la única variable dinámica del país al momento
actual, mientras se acumulan las obligaciones de la deuda externa sin dinamizarse las
exportaciones y la apertura de importaciones presiona a la industria instalada. Ello hará que
dentro de muy poco tiempo el gobierno apele a endeudamientos adicionales en el exterior, y allí
es donde comenzará a operar nuevamente la presión internacional del capital financiero.
Comenzará con el Fondo Monetario Internacional, representante de los intereses de las potencias
centrales, que volverá a imponer sus recetas recesivas. Seguirá buscando firmar acuerdos de libre
comercio sin salvaguardias con Estados Unidos, la Unión Europea y los países de Asia-Pacífico.
El gobierno no sólo ha claudicado en toda la línea frente a la fracción más odiosa del capital
financiero internacional, los fondos buitre, sino que quiere hacer pasar sus propios trapos sucios
como contribuciones a las famosas inversiones prometidas. Luego de declarar 18 millones de
3. pesos en el paraíso fiscal de Bahamas, antes que lo publiquen otras fuentes, el presidente Macri
ha hecho anunciar que los traerá al país para “invertirlos” aquí. No ha explicado lo inexplicable,
las razones para ser director en varias empresas creadas en Panamá (es para ocultar dinero
robado, narcotráfico o evasión impositiva, no hay otra), cuando ya se anota en el blanqueo de
capitales por fondos de los que nunca explicó su origen, en un intento de lavar su cara y la de
muchos de sus colaboradores. No creemos que sea casual que no haya jurado por la patria al
asumir como presidente. El ministro Prat Gay, el mismo que como apoderado de Amalia
Fortabat ayudó a fugar cerca de 80 millones de dólares a una sucursal Suiza del banco HCSB,
dio vergüenza ajena al pedir perdón a los capitalistas españoles por “haber sido tratados mal”
durante el kirchnerismo. Justamente él y justamente los capitalistas españoles, de los más rapaces
y corruptos, que vaciaron Aerolíneas Argentinas y desfinanciaron YPF cuando la tenía Repsol, y
podríamos llenar un rosario con historias semejantes.
Ese es el mundo al que nos quiere volver a integrar el gobierno de la derecha. El mundo que
desde los ochenta del siglo pasado ha vuelto a estar dominado por la fracción financiera del
capital, capital ficticio y especulativo en unión y control sobre las otras formas, en especial el
capital industrial. Una de las funciones clave del capital financiero es refinanciar las deudas de
los Estados reproduciendo las condiciones de la dependencia. En el plano político la
subordinación a los países centrales y alejamiento de potencias no alineadas. En el campo
económico una total apertura al capital financiero, libre remisión de utilidades, permiso para
invertir en cualquier actividad aunque el país la considere sensible, liberar totalmente las
restricciones del comercio exterior poniendo en peligro a las industrias instaladas, y por supuesto
la “flexibilidad laboral”, palabra en clave para la eliminación de todos los avances sociales que
los trabajadores consiguieron durante setenta años.
Estas cadenas de la dependencia son más gravosas que cualquier otra medida económica, lo que
no es poco decir dado el carácter fuertemente regresivo de todas ellas. El despliegue del nuevo
endeudamiento hace retroceder la soberanía obtenida en el campo financiero. En el futuro a un
gobierno popular le llevará muchos años de esfuerzo revertirlo. Es por ello importante que todas
las fuerzas políticas que se oponen a Cambiemos y su plan de entrega y sumisión se unan en
defensa del interés nacional, rechazando las condiciones del nuevo endeudamiento externo, ya
que sólo será el vehículo que permitirá una nueva oleada de fuga de capitales con su corolario de
estancamiento, desocupación, bajos salarios y más pobreza.