El artículo trata sobre la fiscalización gubernamental que debe existir sobre los Centros de Enseñanza Superior que en el caso de Nicaragua han proliferado sin control alguno que garantice la calidad de lo que se enseña y de quienes facilitan los procesos educativos.

1. CONTROL Y CERTIFICACIÓN DE INSTITUCIONES NO ACADÉMICAS
Zapatero a tu zapato, reza el refrán (frase atribuida a Apeles, artista y pintor griego)
Amigo lector, quizás Usted al igual que este servidor se ha dado cuenta de la cantidad de
“Expertos”, en cualquier campo de las ciencias, que existen en Nicaragua, tanto y quizás más como
hay los que se autodenominan doctores, analistas políticos y económicos. Al igual habrá
observado como invaden nuestras mentes los anuncios publicitarios sobre Cursos de Post Grado,
Especialización y Diplomados que imparten instituciones no académicas y que, aunque estén
constituidas legalmente para ejercer actividades lucrativas o no lucrativas, no están acreditadas
para difundir conocimientos por medio de la docencia y menos lo están para el otorgamiento de
Títulos académicos o Profesionales. Haciendo un paréntesis, esto me recuerda que también hay
Sociedades Anónimas ejerciendo actividades financieras sin estar reguladas por la
Superintendencia de Bancos y Otras Instituciones Financieras, hecho que es igual de falso, triste y
engañoso como la venta de educación profesional y otorgamiento de Títulos sin estar inscritas en
el Registro de Instituciones de Educación Superior y sin que sus programas académicos u ofertas
educativas hayan sido aprobadas por el Consejo Nacional de Evaluación y Acreditación del Sistema
Educativo Nacional (CNEA). Entonces, ¿Quien respalda la calidad de esos Programas Educativos y
el otorgamiento de esos Títulos? La respuesta podría ser que “nadie” excepto el prestigio que
acompaña a quien ofrece este servicio educativo y que se constituye en una falacia de apelación
inapropiada a la autoridad (argumento ad verecundiam) por cuanto aunque puedan gozar del
privilegio de una sana aceptación del gremio que representan y de un estado de opinión pública
favorable, no tienen autoridad legítima y legal para el otorgamiento de Títulos académicos.
Pregúntese, ¿Quién garantiza el contenido académico de la oferta educativa, el que los docentes
estén certificados para difundir ese conocimiento y que además, tengan el grado académico igual
o superior al del nivel de enseñanza en el cual se desenvuelven? Concurren en esta
responsabilidad dos actores más que son los incautos que toman estos Cursos de Especialización o
también llamados de forma impropia “Post Grados”, - véase Arto. 6, 13) de la ley 704 o Ley
Creadora del Sistema Nacional para el Aseguramiento de la Calidad…, sin pensar en el respaldo
que tiene el Título que le otorgará la entidad no educativa. Después tratará de entrar al mercado
laboral o si está dentro esperará que eso fortalezca su posición en él, sin embargo, el resultado
debería ser contrario a sus expectativas por cuanto el cartón que tiene en sus manos no es más
que eso, puro cartón, porque por parte del Estado de Nicaragua, que es quién decide quién es el
que vela por el aseguramiento de la calidad y el mejoramiento continuo de la educación, no le ha
dado a quien se lo otorgó el reconocimiento oficial como Institución educadora. El otro actor es el
Estado. Y la pregunta aquí es ¿Por qué no se está poniendo en cintura a estas Instituciones que
ofertan estos servicios educativos? ¿Por qué la indiferencia a controlar este nivel de la Educación
Superior? No obstante, que el Estado no se preocupe por este aspecto y si lo hace, no está siendo
eficaz, por cuanto se observa la proliferación de estas instancias no educativas, me permito darle
un consejo, si se va a especializar debe valorar muy bien la organización en donde Usted piensa
invertir su tiempo, su dinero y su futuro para que pueda lograr un conocimiento certificado y

2. validado científicamente y, además, pueda cargar bajo su brazo un Título que goce del
reconocimiento de la Sociedad y del Estado nicaragüense.
Ricardo Eliseo Illescas Hidalgo