Lo has prescrito por procrastinar

Relato Corto de Inma Aparici Sancho
@InmaAparici
LO HAS PRESCRITO POR PROCRASTINAR
Lo has prescrito por procrastinar @InmaAparici página 1
(Con listado de preguntas para trabajar los verbos “prescribir y procrastinar”)
҉҉҉
Empezamos:
Pedro estaba preocupado últimamente por el comportamiento que su empleado
Juan estaba adoptando en su despacho. Pensaba que siendo su trabajo de
gestión importante y de plazos temporales a respetar, no podía permitir que su
trabajador se viciara con esos hábitos.
Los clientes de Pedro eran importantes abogados de Valencia y no podía
consentir ningún error. Pero que digo, Pedro era procurador y como procurador
de Juzgados, como en todas las profesiones, no podía permitirse el lujo de
trabajar con retrasos temporales. Sería absurdo que siendo una de sus tareas
principales el notificar escritos judiciales o presentar documentos en los
juzgados, estas gestiones fueran realizadas constantemente con innecesaria
dilación. Mala propaganda se haría Pedro, o mejor dicho, mala propaganda
Juan le haría, y parecía que algo de ello últimamente estaba pasando.
Juan no era licenciado en Derecho, pero tenía concedida la habilitación en este
oficio de procurador, por estar trabajando con Pedro desde hacía muchos años.

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Y siempre había sido un excelente trabajador, eso nadie lo había puesto nunca
en duda. Pero ahora…Ahora algo le debía estar ocurriendo a Juan, porque
últimamente Pedro le había encontrado pequeños retrasos en las
presentaciones, al juzgado, de los escritos de demanda, y las cosas nunca
habían funcionado así, al menos hasta el momento.
Si Pedro le dice; -¡Juan esto para mañana! ─ ¡Leche es para mañana y no hay
más!
Pedro estaba disgustado con él e iba a darle un toque, no quería que Juan se
acomodara en esta situación. Si algún día algún cliente de Pedro perdiera un
juicio por defecto formal, concretamente por presentar al juzgado el escrito
fuera de plazo, y el despacho de Pedro fuera el culpable, ello sería la ruina de
la firma. Y deberían necesariamente cerrar el negocio y despedir a Juan.
Con todo lo que parecía que estaba pasando, Pedro había colgado en la pared
de la sala de espera de su despacho una infografía en donde, visualmente, y
entre otras cosas, en letras grandes centradas a su encabezamiento se decía,
“Si no procrastinas las cosas van mejor, ni pasas ansiedad ni aparece la
prescripción”. Y de poesía nada, sino todo un buen consejo a no perder de
vista, y concretamente, el que le urgía saber a Juan. Ahora solo quedaba
avisarle de esto con un poco de tacto bien medido.
Y ese lunes por la mañana al entrar Juan…
─ Buenos días Pedro, ¿cartel nuevo a colgar? Esto está bien. Renovar o morir.
Esta es la máxima de todo buen negocio que se precie.
─ Buenos días Juan. Cartel, cartel, no es. Mira esto es una infografía que ha
llegado a mis manos y que encaja con la misión de la cultura de nuestro
despacho. Si la observas habla de un instituto jurídico muy importante de
nuestra profesión; la prescripción.
─ Que palabras utilizáis en vuestro registro los de Derecho, o son rebuscadas o
se siguen utilizando las del latín. Pero me gusta este poster. Voy a verlo con
más detenimiento. Los colores de los dibujos son muy vistosos. Uf! Veo a un
empresario, a un trabajador, a un propietario de una finca y a un labrador de
tierras. Esto da frescura a la estancia, pero Pedro, no me apetece leerlo ahora

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¿Vamos al curro? Mejor será que leamos los expedientes que nos están
guardando sobre la mesa. ¿No?...
─ Espera unos minutos. ¡Qué curioso! Esta historia me hace recordar a la
Facultad de Derecho y concretamente a aquellas magistrales clases de
Derecho Civil de segundo curso de carrera que tanto me gustaban por su
originalidad, pues en ellas, mi profesor, para explicar a sus alumnos/as la
unidad didáctica pensaba en voz alta los contenidos a trabajar mientras
paseaba, como Biblia en mano, el código civil por clase.
─ Y lo hacía como solo él lo sabía hacer, zambulléndose en sus divagaciones
legales y arrastrándonos a todos/as con sus inéditos casos prácticos, al tiempo
que sin parar de merodear por el aula, acariciaba las páginas de dicho texto
legal.
─ Era tanta la pasión que rebozaba mientras trabajaba, que sin proponérselo
nos contagiaba a todos/as los que le estábamos escuchando en el aula, y
atónitos, le seguíamos sin quitarle el ojo de encima al tiempo que razonábamos
con él.
─ Y sí, la casualidad en los acontecimientos de ahora me ha hecho relacionar
parte de lo que mi profesor reflexionó sobre estos dos curiosos verbos; el
procrastinar y el prescribir. Y no se puede negar que solo con escucharlos ya
los vemos con una cierta rareza. Y la verdad es que parecen ser dos claros
candidatos para ser desmenuzados legalmente. ¿No? ¿Qué opinas tú?
─ Desde luego de pronunciación fácil no son ─ Le contestó Juan con media
sonrisa en sus labios, sintiéndose forzosamente enganchado a la historia que
le estaba contando su jefe.
─ Y efectivamente así recuerdo que hizo mi profesor con ambos vocablos,
provocando gráficamente en su explicación, una gran batalla campal dentro del
precepto jurídico del Código Civil que regula la prescripción.
─ Cuanto revuelto hacíais en clase, ¿Y en dicha lucha quién fue el vencedor?
¿Por qué alguno habría? Digo yo… ─ preguntó Juan un poco incrédulo.
─ La identificación del vencedor y el vencido lo dejo para el final, le dijo Pedro.
Y así, si iniciando la reflexión yo me preguntara qué relación tiene el prescribir

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con el procrastinar, me contestaría sin dudarlo “toda”, sin saber por qué pero
“toda”.
Es verdad que similitudes tienen, dado que en la dos vemos p-r al inicio de las
palabras, y las consonantes c-r hacia la mitad de las mismas, pero ello no nos
debe confundir. En realidad la relación de ambas no es de sinonimia ni mucho
menos de antonimia, sino que entre ambas prima una simple relación de
causalidad.
─ ¿Y cuál va antes? ─ preguntó Juan a Pedro.
─ De las dos palabras la que representa ser el verbo de la primera conjugación
PROCRASTINAR es la que primero aparece por ser la causa. Mientras que la
segunda palabra, es decir el verbo de la tercera conjugación PRESCRIBIR, si
se dan las circunstancia para que aparezca, lo hace en segundo lugar siendo
siempre el EFECTO de la palabra anterior, gracias al principio de causalidad.
─ Principio de causalidad, mira que cosas dices… ¿Cómo funciona? ─
preguntó nuevamente su compañero Juan.
─ Esto viene a ser un complicado juego de palabras, y así “todo el que
procrastina no obtiene siempre prescripción”, pero por el contrario, “si se
obtiene prescripción es porque necesariamente alguien ha procrastinado”.
¡Tiene lo suyo! ¿Verdad?
─ En otras palabras si procrastino, como “no dejo para hoy lo que puedo hacer
mañana”, hoy dilato, demoro, postergo, pospongo y con ello,
consecuentemente hago otras actividades más irrelevantes o agradables que
me pueden ser más cómodas. Y todo ello aunque me cree un poco de
ansiedad por tener sobre mí una tarea pendiente de concluir a un futuro sine
die, o de forma más grave me provoque negativamente una serie de perjuicios
legales derivados de la prescripción, como luego veremos. Y no nos
engañemos que quién procrastina, si con ello ve que aparece la prescripción,
esta le castiga a él por demorarse excesivamente en su actuar.
─ ¿Qué sería lo contrario de procrastinar?─ Le preguntó nuevamente Juan.
─ Lo contrario de procrastinar seria realizar, adelantar, preceder, en definitiva,
“no dejar para mañana lo que pueda hacer hoy”─ le contestó Pedro. ─ Y de ello

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claramente se deduce que si lo realizamos hoy, y no procrastinamos, con ello
evitamos la ansiedad y en su caso la prescripción.
─ ¡Entiendo! De ello deduzco que el enemigo de quien procrastina, aparte de
posiblemente somatizar ansiedad, sin duda puede ser la prescripción. ¿Y qué
significa prescribir? ─ Prosiguió Juan.
─ Es cuando con el transcurso del tiempo, procrastinando alguien diría yo, se
produce alguno de los dos efectos de prescripción que existen, en donde en
cada uno de ellos, para la parte que se retrasa en su actuar siempre son de
connotaciones negativas porque le perjudican, mientras que para la otra parte
siempre serán de connotaciones positivas porque le benefician.
─ ¿Y cuáles son los dos efectos diferentes que existen en la prescripción? ─
preguntó Juan, viendo que el tema se complicaba.
─ La prescripción extintiva y adquisitiva, en donde en la primera se termina
algo y en la segunda algo se adquiere. Vamos a verlo con más detenimiento.
─ La PRESCRIPCIÓN EXTINTIVA se da cuando ya no podemos ir en contra
de una persona con nuestra actuación porque nosotros hemos procrastinado, y
con ello, hemos dejado que termine el plazo de interposición de dicha acción.
─ ¿Me podrías poner un ejemplo real más pragmático? ─ Le pidió Juan.
─ A ver, el ejemplo podría ser cuando el empresario procrastina para castigar a
su trabajador con una sanción por su mal comportamiento, y el trabajador
aunque en realidad ha cometido esa infracción laboral que es tipificada como
falta laboral, queda liberado de pagar por ello, por la excesiva demora que ha
tenido su jefe en la imposición del castigo.
En este caso el Jefe que procrastina se perjudica no pudiendo castigar. Y con
ello la otra parte trabajadora se beneficia quedando totalmente liberada de la
sanción.
─ ¿Y cuál es el segundo efecto de prescripción que puede tener legalmente el
procrastinar? ─ Pidió impacientemente Juan, pensando que a Pedro se le
habría podido olvidar y se quedaría en blanco. Pero nada de eso pasó.

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─ El segundo efecto legal seria la PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA O
USUCAPIÓN, es decir, el adquirir la propiedad de una cosa por inercia del
auténtico propietario del bien, que la pierde, por dejarla injustamente en manos
de un poseedor sin oponerse a ello dentro del tiempo que establece la ley.
─ Te lo traduzco de forma más sencilla y funcional. Por ejemplo una finca
rústica que la está explotando muchísimos años impropiamente una persona
que no es propietaria, y el titular de dicho inmueble lo consiente. Aquí el
propietario que procrastina, y no reclama a la otra parte que deje de poseer sin
permiso su finca, puede llegar a perder la propiedad del inmueble en beneficio
o en favor del otro. Bastaría con que el propietario procrastinará en dicho
requerimiento a la otra parte los años que regula el código civil en estas
situaciones, para que el poseedor adquiera también la propiedad.
─ En esta situación el propietario de la finca que procrastina pierde la misma en
beneficio del otro que injustamente la está explotando.
─ A ver, que me lio un poco, para concluir Pedro, ¿Podrías identificar quién es
el vencedor y el vencido en esta supuesta batalla campal que ahora termina?,
¡Calla no digas nada! Continuó Juan. El vencido será indudablemente el que se
retrasa en su actuar, es decir el que procrastina en su actuación, y
evidentemente el vencedor la otra parte ─ Comentó Juan, al tiempo que
cambiaba su semblante expresando satisfacción al suponer que con esto le
había dado a entender a Pedro que en su época era uno de los alumnos
aventajados de su clase.
─ Fíjate, Juan, que toda esta reflexión es interesantísima, y el ser más o menos
activo en nuestros quehaceres, crucial, dado que según sea nuestro rol vital
adoptado, ello incuestionablemente condicionará que en el futuro, con nuestro
esfuerzo, cosechemos frutos en mayor o menor medida. ¿Me sigues?
─ Ay Pedro; al cien por cien, y justo ahora me viene a la cabeza que tengo
pendiente de terminar unas gestiones. Nos vemos en breve. Lo primero es lo
primero. Mira que no quiero salir perjudicado en nada. Por tanto voy a dejar de
procrastinar y terminar ya lo que hace tiempo estaba tontamente demorando.
─Contestó Juan al tiempo que sentía lástima por el empresario que no pudo
castigar a su trabajador, al tiempo que sentía lástima por el propietario de la

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finca que por su pasividad perdió la titularidad de la misma, y por qué no
decirlo, al tiempo que también sentía lástima por sí mismo.
─ ¿Alguna cosa pendiente Juan? ¡No me asustes! ¿No será verdad que llevas
somatizando ansiedad por cosas que estás retrasando?, por cierto ¿No serán
asuntos de despacho? ─ Le dijo Pedro a su empleado frunciendo el ceño ─
Pero Juan ya no estaba. Juan ya se había retirado de dicha sala y se había
adentrado en el despacho disponiéndose a iniciar, sin dilación alguna, su
jornada laboral.
Julio 2015
FIN
Cuestionario sobre el Relato “Lo has prescrito por Procrastinar”
1.- ¿Qué es procrastinar?
2.- ¿Qué es la prescripción?
3.- ¿Qué es la misión en la cultura empresarial? ¿Qué elementos componen la
cultura empresarial?
4.- ¿Qué es el Código Civil?
5.- ¿Qué es un abogado y un procurador?
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