Inma sufre acoso laboral por parte de su compañera Berta en la oficina. José, otro compañero, se da cuenta de la situación y ha estado grabando los movimientos de Berta. Se examinará el ordenador de Berta delante de testigos para recoger pruebas en su contra. Inma agradece a José su ayuda para poner fin a la situación de acoso.

1. Relato Laboral de Inma Aparici Sancho
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TOLERANCIA CERO
Tolerancia Cero de Inma Aparici Sancho @InmaAparici página 1
(Con listado de preguntas para trabajar el contenido de “mobbing laboral”)
҉҉҉
Empezamos:
Como lo fácil sería solamente hablarlo, por ello he decido escribírtelo, para que
te quede constancia de todo lo sucedido y ser YO un poco más valiente. Casi
todos los días escucho algo parecido en los medios de comunicación y dichas
noticias siguen horrorizándome lo indecible. Nos repugnan a todos. A mí
también. Dichos pensamientos me persiguen, me atrapan y me conducen
irremediablemente a la imperiosa necesidad de redactarlos, y empiezo…
“València, a 1 de Marzo de 2016.
Estimado José:
Me he quedado unos segundos en blanco pero ya las tengo, y “Tolerancia
Cero” son las dos palabras que buscaba aplicar contra esas malas noticias
recién recordadas.
Por fin me siento aliviada y mientras enérgicamente las estoy escribiendo en
la carta, pienso que las podría adornar con letra negrita, mayúscula, cursiva
o subrayada, pero no hace falta. Los hechos siempre hablan por sí mismos,
estos también, y “Tolerancia Cero” es lo único que podemos hacer ante estas
situaciones injustas de violencia de género en donde una parte de la pareja
maltrata física y/o psicológicamente a la otra.
Exhalo lentamente un ahogadizo suspiro mío y vuelvo a pensar que
recientemente ese alguien había sido yo también. Yo y como víctima, pero en
distinto contexto al anterior. Y viéndome sufrir las fechorías de otro,

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mejor dicho de otra. Pero en distintos lugares y circunstancias. Lo que son
las cosas.
Juan no es el acosador. Con Juan las cosas me van muy bien. Lo quiero con
locura; a rabiar. Últimamente estamos disfrutando nuestra apasionada
relación con una envidiable complicidad. ¡Menos mal, pues servida he estado
con los marrones que he tenido que aguantar en la empresa, que no de la
empresa! ¡Qué tontería! ¿¡Verdad!?
Trabajar y sufrir. Esto es lo que he vivido últimamente la mayor parte de
los días laborales cuando no he estado con mi Juan. Parece mentira que en la
segunda quincena del siglo XXI en que estamos, aún sucedan este tipo de
vejaciones entre los trabajadores de una misma empresa. Con la de coaches
que hay dispuestos a enseñar cómo controlar nuestra inteligencia emocional
para sacarle mejor partido, pero claro quienes realmente necesitan
mejorarla en absoluto se preocupan por estos temas.
Al principio me costaba identificar correctamente las situaciones que
estaba viviendo y diagnosticar acertadamente que es lo que me estaba
pasando con Berta. Pero al comentarlo con Juan, los dos coincidimos
enseguida que aquello era un evidente caso de mobbing. O lo que es lo
mismo, se trataba de un claro caso de acoso en el ámbito laboral y de ella
contra mí. Y qué estupidez, entre iguales, que ya era el colmo.
El porqué de esta tan violenta hostilidad de ella en mi contra creo que nunca
lo sabré. Tengo un mar de suposiciones, pero de ellas nunca hallaré ninguna
certeza absoluta. Yo creo que es porque me tiene envidia. No por mi
categoría profesional que es la misma que la de ella, sino por otros oscuros
motivos de los que seguramente ella solo será conocedora.
Posiblemente será porque no puede hacerse a la idea de que yo viva con
Juan. No parece que Berta haya aceptado el hecho de que seamos felices
como pareja y posiblemente ella aún guarde la esperanza de que mi Juan
pueda llegar a fijarse algún día en ella. ¡Ni en las mejores de sus posibles
situaciones deseadas él la vería con buenos ojos! Y más después de conocer
lo que últimamente la muy, la muy bruja, me ha estado haciendo.
Recuerdo una de mis últimas conversaciones con Juan hablando de ella en
donde yo le comentaba;

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─ ¡Ay Juan serán todo suposiciones mías! Pero no. Berta me mira con una
cara de manzana agria que ni te imaginas. Y todo el día las dos juntas en la
oficina. Y para mayor inri estamos sentadas una enfrente de la otra. ¡Será
eso castigo! La última trastada que me ha hecho ha sido el apropiarse de mis
cálculos de costes de producción y mostrarlos como suyos al economista de
la empresa. ¡La muy desvergonzada! Cómo si no me tuviera que dar cuenta de
nada. Si estamos todo el día trabajando juntas. Y claro José enseguida
viene en su busca y le pregunta si los cálculos eran de las dos o solo eran de
ella. Y Berta muy ágil y sin pausa alguna, le contesta que son suyos. Pero
como José no tiene ni un pelo de tonto aprovecha el primer descuido de
Berta para mirarme con inusual complicidad. Y yo no reacciono.
─ Ángela no aguantes más esta situación que ya te está calando. Estás
somatizándolo todo. Si no ¿cuál crees que es el motivo de tu última migraña?
Anda espabila y no la compadezcas pensando que no tienes argumentos
justificados en su contra. Denuncia los hechos ante la empresa y sin
remordimientos. Si te quedas pasiva y dejas rodar la situación, esta por
inercia se irá agrandando más y más, y sin quererlo todo esto puede
descontrolarse y llevarse consigo a más de uno que no se lo haya buscado.
─ Juan por mucho que me esfuerce no me hago a la idea de que Berta me
esté haciendo esto. Es absurdo que estando las dos en plano de igualdad la
muy trepa y engreída con desmesurada prepotencia se empeñe erre que
erre en acosarme.
Lo tiene todo premeditado. Que si me hace desaparecer una factura, que si
me borra de mi ordenador el trabajo recién hecho por mí, que si me da
falsas informaciones, que si me insulta, que si habla mal de mí a todo el
mundo y otras cosas de las que no me habré dado ni cuenta. Y todo ello
gravemente vertido en mi contra y de forma sistemática. Si Berta utilizara
sus fuerzas para lo que realmente ha sido contratada sin dudarlo sería la
number one en el despacho. Pero se ve que la envidia la corroe por dentro, y
ella ya toda carcomida, últimamente me hace una fechoría a intervalos de
cada dos días. O lo que es peor, un día sí y otro también. ¡Y ya no puedo
más!
Hablaré con José a fin de que entre los dos pongamos en conocimiento de
nuestros superiores todo este sorprendente acoso que estoy sufriendo

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injustamente por parte de Berta. Como te he dicho, José sí que se ha dado
cuenta de todo. Lo sé. Y sin decirle yo nada. ¿Qué te parece?
─ Me parece que es lo correcto. Eso es lo que debes hacer. ¡Pero ya! Sin
tardar ni un minuto más.
Ni un minuto dijo Juan, de eso ya han pasado unas semanas y mi relación con
Berta, lejos de suavizarse un poco, ha ido de mal en peor. ¡Lástima! De
verdad que yo no hubiera querido llegar a este punto.
En mi interior, y sin rencor alguno, pensaba que si me esforzaba por
mostrarle simpatía incondicional ella me respondería con la misma moneda, y
nuestra tortuosa relación silenciada por las circunstancias que nos venían
impuestas, podría con el tiempo haberse convertido en un trato cordial de
compañeras. Entre ella y yo. Trato que debiéramos haber tenido las dos
desde el principio y que por alguna extraña razón aún anhelaba conseguir
milagrosamente con todas mis fuerzas.
Y una mañana en la oficina, estando así las cosas y no pudiendo aguantar más
la tensa situación con Berta, por no mencionar todo lo demás que tenía que
soportar de ella, fui a buscarte como recordaras, aprovechando que ella
había salido a Correos...
─ Buenos días José. ¿Se puede pasar?
─ Buenos días Ángela, adelante ¡Tú dirás!
─ Tengo serios problemas con Berta. De un tiempo atrás ella me está
haciendo la vida imposible. Constantemente me está acosando. Y la situación
se le ha escapado irremediablemente de las manos de forma tan escandalosa
que parece que esto ya es vox populis con el grave perjuicio que ello me está
ocasionando.
Necesito que no me dejes sola en esto y me ayudes a probar que es verdad
todo cuanto digo y que Berta en realidad siempre está actuando
maquiavélicamente contra mí en todo momento. Puedes revisar mis archivos
del ordenador, puedes buscar testigos que conozcan mi situación, lo que
necesites, pues ella ha llegado hasta el punto de merodear por mi puesto de
trabajo, y con mano larga llegar incluso a rebuscar en mis cajones y llevarse
como suyo lo que no le es propio.

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─ ¡Ya era hora Ángela, por fin lo ves! Mira que ya hace un tiempo que
tenemos constancia de todo lo que ocurre en el despacho. El día en que
Berta me dio en mano todos tus cálculos de costes de producción, sin duda
te darías cuenta de que yo ya intuía lo que te estaba sucediendo y desde
entonces la estamos controlando.
─ Bueno. Percibí que estabas sospechando algo de ella. Todavía por aquellas
fechas yo en mi interior y sin rencor alguno me repetía incesantemente que
si me esforzaba por mostrarle a Berta simpatía incondicional, ella a la
fuerza me respondería con la misma moneda, y al final y con el tiempo
nuestra tortuosa relación podría llegar a convertirse en un trato cordial de
compañeras.
─ Ángela has sido demasiado paciente y todo ha ido a peor.
Lamentablemente éste no ha sido, ni será desgraciadamente, el único caso
de acoso laboral que hemos tenido en nuestra empresa. Verlos de ellos, y a
lo largo de mi carrera profesional, he visto un montón y de cuántas maneras
te puedas imaginar. Entre iguales, como el tuyo. De un superior o encargado
a un subordinado o viceversa. Todos con casuísticas diversas pero de igual o
mayor gravedad.
Para tu desahogo decirte que nuestro departamento de Recursos Humanos
está llevando la implementación de un nuevo plan de diagnóstico y solución
rápida de cuantas incidencias de este tipo puedan detectarse. Todo ello
programado dentro de nuestra campaña de prevención de conflictos
laborales, motivación de personal, y actuando incluso si es necesario en las
fases más tempranas del supuesto acoso.
Y que sepas que en tu caso concreto, y para tu bien, hemos estado grabando,
con una cámara sin audio que tenemos instalada en la oficina para tales
menesteres, cada movimiento oscuro que Berta ha hecho en tu mesa de
trabajo. Lo sabemos todo de ella y material recogido en su contra lo hay
para empapelar las cuatro paredes de esta oficina y aún del mismo sobraría.
Te asombrarías si lo vieras todo.
Pero para bien ultimar estas diligencias y curarnos en salud, esta tarde
examinaremos el ordenador de Berta en su presencia y delante de dos
miembros del comité de esta empresa, para ver cuáles han sido sus últimos

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mensajes de correo electrónico enviados y recibidos, así como cualquier
otra prueba de cargo que en su contra pudiéramos recoger.
─ Muchísimas gracias José, debía de haber venido mucho antes a hablar
contigo pues estas situaciones aparte de perjudicarme personalmente a
nadie hacen ningún bien. Tampoco a la empresa. Pero cuando las cosas
suceden no siempre vemos nuestras percepciones nítidamente. Muchas
veces pensamos que todo son manías, obsesiones o suposiciones nuestras que
nos hacen ver fantasmas donde no los hay.
─ Nada, nada, quédate tranquila y ahora relájate, pues como así
desgraciadamente lo escuchamos cada día, en estos casos siempre debe
reinar la “Tolerancia Cero”, y por tanto, el actuar contra estas situaciones
debe ser de obligado cumplimiento para todo el mundo. Y eso mismo hemos
hecho, máxime sabiendo que con total ignorancia desempeñabas a la
perfección el papel de silenciosa víctima.
Y bien José...como habrás podido deducir con la lectura de los diálogos
acabados de reproducir en esta carta decirte finalmente que sí, que ESE
ALGUIEN DESGRACIADAMENTE HE SIDO YO TAMBIÉN, y así te lo he
redactado todo por escrito, para que teniendo constancia de cómo me ha
sucedido todo, lo guardes y archives en tu departamento, con mi más
humilde deseo de que, siéndote estas palabras de provecho para hoy, no
necesite nuestra empresa para nada más rebuscarlas en el futuro.
Eternamente agradecida,
Ángela”
FIN

7. Relato Laboral de Inma Aparici Sancho
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Cuestionario sobre el Relato “Tolerancia Cero”
1.-¿Qué es el acoso laboral o mobbing?
2.-¿Qué es un trepa?
3.-¿Cuáles pueden ser las funciones del Departamento de Recursos Humanos
(RRHH) de una empresa?
4.-¿Cuáles son los requisitos que se deben respetar en una empresa que
quiera realizar grabaciones de su centro con cámara?
Y finalmente,
5.- ¿Cómo se va a examinar el ordenador de Berta en el relato?
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