El documento discute el significado de "haz lo que quieras" y la libertad de elección. Aunque somos libres, también somos responsables de nuestras elecciones. Para vivir bien, debemos elegir cuidadosamente y considerar cómo nuestras acciones afectan a los demás. La "buena vida" implica relacionarse con los demás de manera ética. Debemos desarrollar conciencia para no ser "imbéciles" y aprovechar nuestra libertad para mejorar nuestras vidas y las de los demás.
TIPOLOGÍA TEXTUAL- EXPOSICIÓN Y ARGUMENTACIÓN.pptx
Date la Buena Vida
1. Capítulo Cuarto: Date la Buena Vida
¿Qué significa Haz lo que quieras? Significa plantearte todo desde ti mismo,
desde el fuero interno de tu voluntad; preguntártelo a ti mismo. Significa
interrogarse uno mismo sobre el uso de su libertad, la libertad misma.
Si alguien nos dice “Haz lo que quieras” se esta generando una contradicción, por
que nos están indicando que hacer, mas allá de que sea lo que uno quiera.
Igualmente hacer lo que uno quiere no se trata de pasar el tiempo, sino de vivirlo
bien. Esta contradicción nos indica el problema esencial de la libertad misma: que
no somos libres de no ser libres, o sea que no podemos elegir libremente no ser
libres; sino que no tenemos más remedio que serlo.
En otras palabras estamos condenados a ser libres, y a elegir. Ya sea elegir que
es lo que uno quiere, o como quiere o cuando lo quiere, uno siempre esta
eligiendo. Es entonces cuando aparece una responsabilidad creadora de elegir
nuestro camino, y querramos o no, tenemos que querer.
No hay que confundir el “Haz lo que quieras” con un capricho de turno, o lo que
primero nos de la gana. Uno puede tener caprichos o elegir lo primero que nos de
la gana por ejemplo a la hora de elegir un plato en un restaurante, como un
pantalón para ponernos.
El autor da un ejemplo contando una historia de dos hermanos de la Biblia, en el
que uno es el primogénito y el otro se dedicaba a hacer cosas varias, entre ellas
cocinar muy bien. Un día el primogénito llega con mucho hambre y le pide a su
hermano que le de un poco de lo que había cocinado que tenia un olor riquísimo.
El mismo le contesta que le dará un poco de lo que cocinó si renuncia a ser el
primogénito y por ende pasaba a manos de él. El primogénito después de pensar
“Algún día me voy a morir, y quizás me muera antes que el y realmente tengo
muchas ganas de comer lo que cocino mi hermano”, y así mismo aceptó el trato
del que después se arrepiente. Entonces pensamos en si es lo que realmente
quería o es lo que quería en ese momento.
2. A veces los hombres queremos cosas contradictorias que entran en conflicto unas
con otras. Es importante ser capaz de establecer prioridades y de imponer una
cierta jerarquía ente lo que de pronto queremos y lo que realmente, en el fondo y a
la larga queremos.
En ese momento el primogénito fue invadido por la certeza de la muerte, y lo que
hace que todo de igual es la muerte y no la vida. La vida esta hecha de tiempo,
recuerdos, esperanzas, y más que nada esta hecha de relaciones con los demás.
La muerte en este ejemplo estropeó el “querer” del primogénito.
Debemos a atrevernos a “darnos la buena vida”. La ética no es más que el intento
racional de averiguar como vivir mejor. Y cuando hablamos de darnos la buena
vida hablamos de la buena vida humana; por que ser humano consiste en tener
relaciones con otros seres humanos. Muchas veces queremos cosas a costas de
las relaciones con humanos, (quiero plata, y cago a mi mejor amigo en el negocio).
La buena vida humana es entre seres humanos, sino puede ser vida, pero no va a
ser ni buena ni humana. La humanidad depende de lo que unos hacemos con los
otros.
El hombre es una realidad cultural, una realidad cultural que heredamos y
aprendemos de otros hombres. La humanización es un proceso recíproco.
Entonces darse la buena vida es también dar la buena vida.
3. Capítulo Quinto: Despierta Baby!
No debemos basarnos en las cosas que tenemos, por que terminamos sin darnos
cuenta que las cosas que tenemos nos tienen a nosotros. Debemos darnos cuenta
de que como no somos puras cosas, sino humanos, necesitamos cosas que las
cosas mismas no tienen. No conseguiremos sin esto amistad, respeto, ni amor
entre otros. Por eso es que la complicidad y el trato son fundamentales.
Contaremos entonces con el respeto de una persona, aunque no sea más que
una: nosotros mismos, es decir; por lo menos defendemos nuestro derecho de no
ser cosas para los otros.
Ninguna buena vida puede prescindir de las cosas (sabemos que nos hacen falta
algunas, como un buen plato de comida) y no debe faltar el trato con las personas.
Si uno vive de las cosas y para las cosas carece de autenticidad, del autentico
amor, y de un amigo autentico.
En resumen, nos referimos a vivir humanamente, y vivir humanamente tiene una
condición ética que es la de no vivir de cualquier modo, y tener una moral. Vivir
humanamente es comprender el por qué, como va la vida que llevamos, y que es
lo que nos puede ayudar a hacerla buena. Nadie puede ser libre por nosotros.
Lo contrario de ser moralmente imbécil es tener conciencia. Para tener conciencia
hacen falta algunas cualidades innatas, ciertos requisitos sociales y económicos lo
cual depende del esfuerzo y atención de cada cual. La conciencia depende
fundamentalmente de los siguientes rasgos:
1. Saber que no todo da igual porque queremos realmente vivir y
además vivir bien, humanamente bien.
2. Estar dispuestos a evaluar si lo que hacemos es realmente lo que
queremos o no.
4. 3. Ir desarrollando un buen gusto moral, de forma que ciertas cosas
no nos repugnen espontáneamente hacer (como mentir, por ejemplo
en ves de mear algo que nos vamos a comer).
4. Renunciar a buscar coartadas que disimulen que somos libres y
por lo tanto razonablemente ser responsables de las consecuencias
de nuestros actos.
¿Por qué esta mal lo que llamamos “malo”? Es por que no le deja vivir a uno la
buena vida que quiere.
Deberíamos llamar egoísta al que sabe de verdad lo que le conviene para vivir
bien y se esfuerza por conseguirlo. El egoísta se ama a si mismo, y el que no es
un poco egoísta pasa a ser un imbécil que necesita conciencia para poder
aprender a amarse a si mismo.
El que no aprende lo anterior pasa a ser un enemigo de si mismo, a estropear su
verdadera posibilidad de ser amado y respetado por el resto de sus compañeros
humanos.
Si uno se hubiera amado de verdad a si mismo, debería haber intentado
exteriorizar por medio de su conducta ese interior limpio y recto, su verdadero Yo.
El remordimiento aparece cuando uno es conciente. Si no uno fuese consciente no
tendría por que sentir remordimientos de su conciencia. No hay peor castigo que
darse cuenta de que uno está boicoteando con sus actos lo que en realidad quiere
ser. Los remordimientos vienen de nuestra libertad. Si no fuésemos libres no
podríamos sentirnos culpables de nada y evitaríamos los remordimientos.
Siempre queremos ser libres para atribuirnos el mérito de lo que logramos, pero
preferimos confesarnos “esclavos de las circunstancias” cuanto nuestros actos no
son precisamente gloriosos.
5. Lo serio de la libertad es que tiene efectos indudables, cada acto libre que hago
limita mis posibilidades al elegir y realizar una de ellas. Entonces lo que llamamos
remordimiento no es más que el descontento que sentimos con nosotros mismos
cuando hemos empleado mal la libertad, es decir, cuando la hemos usado en
contradicción con lo que de veras queremos como seres humanos.
Ser responsable es saberse auténticamente libre, para bien y para mal. Todos los
que quieren dimitir de su responsabilidad creen en lo irresistible. Aquello que
avasalla sin remedio, sea propaganda, droga, apetito, soborno, amenaza, forma
de ser. En cuanto aparece lo irresistible deja uno de ser libre y se convierte en
marioneta a la que no se le deben pedir cuentas. Lo irresistible no es más que una
superstición inventada de los que le tienen miedo a la libertad. Por más que se nos
vigile en todo sentido, siempre vamos a poder obrar mal, si es que queremos.
El tipo responsable es consciente de lo real de su libertad y el empleo de lo real en
doble sentido de lo “autentico” o “verdadero” pero también de “propio de un rey”.
Responsabilidad es saber que cada uno de mis actos me va construyendo, me va
definiendo, me va inventando. Al elegir lo que quiero hacer voy transformándome
poco a poco.
6. Capítulo 6: Aparece Pepito Grillo
¿Sabes cuál es la única obligación que tenemos en esta vida? Pues no ser
imbéciles. La palabra «imbécil» es más sustanciosa de lo que parece, no te vayas
a creer. Viene del latín báculos que significa «bastón»: el imbécil es el que
necesita bastón para caminar. Tipos de imbéciles:
a) El que cree que no quiere nada, el que dice que todo le da igual, el que vive
en un perpetuo bostezo o en siesta permanente, aunque tenga los ojos
abiertos y no ronque.
b) El que cree que lo quiere todo, lo primero que se le presenta y lo contrario
de lo que se le presenta: marcharse y quedarse, bailar y estar sentado,
masticar ajos y dar besos sublimes, todo a la vez.
c) El que no sabe lo que quiere ni se molesta en averiguarlo. Imita los
quereres de sus vecinos o les lleva la contraria porque sí, todo lo que hace
está dictado por la opinión mayoritaria de los que le rodean: es conformista
sin reflexión o rebelde sin causa.
d) El que sabe que quiere y sabe lo que quiere y, más o menos, sabe por qué
lo quiere pero lo quiere flojito, con miedo o con poca fuerza. A fin de
cuentas, termina siempre haciendo lo que no quiere y dejando lo que quiere
para mañana, a ver si entonces se encuentra más entonado.
e) El que quiere con fuerza y ferocidad, en plan bárbaro, pero se ha engañado
a sí mismo sobre lo que es la realidad, se despista enormemente y termina
confundiendo la buena vida con aquello que va a hacerle polvo.
7. Lo contrario de ser moralmente imbécil es tener conciencia. Pero la conciencia no
es algo que le toque a uno en una tómbola ni que nos caiga del cielo. Por
supuesto, hay que reconocer que ciertas personas tienen desde pequeñas mejor
«oído» ético que otras y un «buen gusto» moral espontáneo, pero este, «oído» y
ese «buen gusto» pueden afirmarse y desarrollarse con la práctica. Lo contrario de
ser imbécil es tener conciencia, que no es algo que tengan solo unos pocos, si no
que se desarrolla si uno quiere. La conciencia consiste fundamentalmente en lo
siguiente:
a) Saber que no todo da igual.
b) Darnos cuenta de que lo que hacemos verdaderamente nos conviene.
c) Saber que como un acto reflejo debemos rechazar lo que sabemos que no nos
hace bien.
d) Que no escondamos los malos resultados de nuestros actos bajo los pretextos
de que estábamos coaccionados por alguien o por algo.
Lo que consideramos que es malo es lo que no nos deja darnos la buena vida y
para conseguirlo debemos ser egoístas y querer lo mejor para uno mismo.
Hay que saber lo que uno quiere y sentirse bien con sigo mismo. El remordimiento
lo tenemos cuando nos damos cuenta de que hemos hecho algo mal, pero cuando
nos damos cuenta nosotros, no si alguien nos dice que hemos obrado mal. Ese es
el verdadero castigo. "Egoísmo" a quien solo piensa en si mismo y no se preocupa
por los demás, hasta el punto de fastidiarles tranquilamente si con ello obtiene
algún beneficio.
Como somos libres podemos equivocarnos y por eso tenemos remordimientos,
porque nos damos cuenta de que hemos sido nosotros los que hemos hecho algo
en contra de lo que verdaderamente queríamos hacer.
."Remordimiento" no es mas que el descontento que sentimos con nosotros
mismos cuando hemos empleado mal la libertad, es decir, cuando la hemos
utilizado en contradicción con lo que de veras queremos como seres humanos.
8. Contra el remordimiento lo que debemos hacer es ser responsables, y si no
pensar antes lo que vamos a hacer y las consecuencias que nos puede traer, y lo
que es más importante saber aceptar las consecuencias. Hay que saber también
que las decisiones tomamos ahora van formando nuestro interior y nuestro futuro
día a día.